DT: Seguimos sin ser las propietarias de los personajes aquí presentes... por desgracia nuestra, sigh...
HK¡SYAORAN ES MÍOOOOoooooo...!
DT: Más quisieras... Bueno, con todos ustedes...

.·Stripped Soul·.

Chapter 04: Raptándote...

El agua de la cascada lo llenaba todo de un denso vaho que apenas le permitía ver lo que tenía delante. Caminó un poco y entró chapoteando en el lago, deleitándose con el agradable agua antes de zambullirse y empezar a nadar. Dio unas cuantas brazadas y acabó por detenerse para simplemente quedarse flotando, a merced de la pequeña corriente que provocaba la cascada.

Cerró los ojos y se dejó llevar, hasta que un presentimiento se los hizo abrir de nuevo de golpe.

Dos pupilas esmeraldas se clavaban en sus propios ojos, intimidándolo, escudriñándole de tal manera que casi notaba como lo atravesaban. Un verde esmeralda tan profundo que le hizo perderse en ellos hasta el punto de marearse.

Y entonces, al intentar alcanzarlos…

Se incorporó bruscamente y algo cayó al suelo sobresaltándole, le bastó una mirada para ver que era su espada la que se había caído, de la cama. Parpadeó un par de veces¿de la cama¿Cómo había llegado hasta ahí? Él estaba en la cascada y entonces…

-¿Ya te has despertado?- Una voz fría y monótona le sobresaltó de nuevo, percatándose de que no estaba sólo.- Todos te esperan fuera.

Syaoran se quedó mirando el sitio por donde Yue acababa de salir y volvió a tumbarse en la cama.

-¿Un… sueño?

Cerró los ojos un momento y pudo ver de nuevo claramente ese par de pupilas esmeraldas clavándose en su ser. Demasiado reales para ser un simple sueño.

Se incorporó de golpe por segunda vez, ahora se acordaba, no había sido un sueño. ¡Realmente había encontrado mujeres en la selva! Y que mujeres… Pero entonces ¿por qué no recordaba como había vuelto al campamento? Es más, ahora que se miraba, ni siquiera se había cambiado ni quitado las botas para echarse a dormir.

Demasiado adormecido aún como para pensar en algo tan confuso, decidió dejar el tema por el momento y salió fuera de la tienda.

Los rayos del sol le deslumbraron un momento e hizo una mueca tapándose los ojos con la mano.

-¿Syaoran, estás bien?

La calmada y harmoniosa voz de su padre le hizo volver a la realidad. Se acercó al grupo de hombres, cogió una taza y el termo lleno de café y se sentó sobre un tronco. Fujitaka lo miraba preocupado, con un libro en su regazo, Eriol y Yamazaki lo miraban también de manera curiosa y Yue y Touya… Syaoran no se sorprendió de que ninguno de los dos le prestase la más mínima atención.

-Sí bueno, no he dormido muy bien.

-Ayer llegaste bastante tarde, nos despertaste a Eriol y a mí, pero no nos contestaste cuando te preguntamos.

-Ah… ¿Sí? –Syaoran tuvo que disimular la cara de sorpresa.- Estaba muy cansado.

Empezó a beberse el café para evitar mirar a su padre, no se acordaba muy bien de anoche y sabía que él lo estaba analizando con preocupación pues seguro se había dado cuenta de que algo iba mal. Se quedó mirando la taza en sus manos, poco a poco empezando a recordar lo que ocurrió en la noche anterior, en esa cascada, esas mujeres, esos ojos…

Cerró los propios y no le costó demasiado imaginarse de nuevo esos iris verdes, de hecho parecía que estuvieran grabados con fuego en lo más profundo de su mente, de su alma.

-¿En serio que estás bien?

Syaoran salió, entonces, de su letargo al darse cuenta de que era a él a quién estaban preguntando.

-¿Eh¿Qué?

-Tsk, mocoso…

-Te preguntaba si estás bien- el moreno de gafas miraba con suspicacia a su compañero.

-Ya te he dicho que sí.

-Cualquiera lo diría con esa cara de idiota que tienes desde que te has levantado…

-En realidad desde ayer- Eriol plasmó una de sus típicas sonrisas misteriosas, dirigiendo la mirada al castaño, que resopló, hastiado.

¿Qué debía contarles¿Qué había descubierto que una tribu de, al parecer, sólo mujeres, habitaba en la selva cazando hombres para hacer… lo que fuera que hiciesen? Ni hablar. Lo primero que pensarían sería en que se había dado un golpe en la cabeza o había comido algún fruto alucinógeno. ¿Cómo iba a decirles eso?

Negándose mentalmente a soltar prenda, le dio otro trago a su café, levantándose del tronco después y empezando a caminar hacia la tienda de nuevo.

-¿Syaoran?- fue Yamazaki el que le llamó al cruzarse con él y no decir nada. Le observó llegar a lo que pretendía ser su "habitación" y dirigió la mirada al resto-. ¿Y a este qué demonios le pasa?

La preocupación de Fujitaka con ceño fruncido y la mueca temerosa de su cara no pasó desapercibidos por ninguno de los presentes que se quedaron en silencio sin saber muy bien que decir.

- Al menos no ha desaparecido.

El intento de animar al hombre, hecho con la fría y monótona voz de Yue, no logró su cometido pero si que todos lo mirasen.

- Vamos, no me digas que te creíste a la vieja esa del pueblo.- Comentó Touya, burlón.- ¿En serio crees que esa selva está maldita?

- Tiene algo extraño.- Sentenció mientras se recogía el pelo plateado.- Y bien es cierto que Syaoran está... diferente.

- Pero ese mocoso...

- ¿Señor Li, le pasa algo? –La voz calmada de Eriol regresó la atención del grupo al jefe de la expedición.- ¿Está preocupado por Syaoran o hay algo más que lo turba?

Fujitaka miró a los presentes con un inusual gesto de seriedad, manteniéndose en silencio como sopesando si hablar o no. Finalmente cogió aire y habló.

- Lo que dijo la mujer es completamente cierto.- Declaró.- Durante años todos los excursionistas, cazadores, arqueólogos, biólogos o simples curiosos que se han internado en esa selva han... desaparecido. Y se dejaron de enviar patrullas de búsqueda al ver que estos tampoco regresaban.

El silencio del ambiente se volvió algo tenso tras esas palabras que, dada la seriedad del siempre sonriente hombre, nadie se atrevió a cuestionar pues seguramente serían bien ciertas. Los chicos intercambiaron miradas entre preocupadas, curiosas e incrédulas.

- ¿Por eso nos dijo que no nos adentrásemos?

- Sólo os pido...- Siguió él, después de asentir a la pregunta.- que tengáis cuidado vosotros ya que a Syaoran por mucho que se lo diga...

- Vamos padre.- Todos voltearon de golpe para encontrarse al recién nombrado, volviendo de la tienda con una sonrisa medio burlona pero con un brillo extraño en los ojos que aun preocupó más a su padre.- Me sorprende que te creas esas cosas, yo he ido y vuelto varías veces y aquí estoy ¿o no?

De nuevo ese silencio extraño se hizo presente mientras todos miraban fijamente a Syaoran, pensando en lo que acababa de decir, en la historia de Fujitaka y en el comentario de Yue... y es que mirando al chico se le notaba diferente, extraño... casi como si le hubiese ocurrido algo que le hubiese marcado de alguna forma que nadie lograba entender.

Lo vieron ir hasta un cubo con agua y lavarse la cara, mojándose el pelo para refrescarse un poco ante esa calurosa mañana. Sacudiéndose con la mano el pelo mojado se acercó de nuevo donde estaban todos y cogió su taza para beber lo poco que le quedaba de café.

Fujitaka Li frunció de nuevo el ceño.

- ¿Dónde vas?

- A la selva.

El ceño de Fujitaka se acentuó mientras los demás miraban al chico con una ceja alzada ¿Es qué no había oído lo que acababa de contar su padre?

- Syaoran...

- Ayer perdí las cantimploras.- Se explicó el chico.- Me atacó una... pantera y aunque logré despistarla me dejé las cantimploras en el río. Necesitamos agua, así que voy a buscarlas.

No dejó tiempo a que nadie le dijese nada o intentasen detenerle. Necesitaba volver a esa selva. Le llamaba, le susurraba y le atraía. Era como si alguien le guiase y le empujase en todos sus actos, sin pensar en nada más que en poder ir, adentrarse en la espesura y cruzarse con una fiera salvaje en concreto.

Todos se quedaron callados ante la rápida y extraña huída del castaño. ¿Qué había sido eso? Syaoran se comportaba de una manera extraña desde la noche anterior y más extraño se les hacía que él mismo quisiera volver cuando siempre decía que odiaba tener que ir a explorar el terreno sólo por dársele bien la orientación.

Eriol miró al hombre castaño de gafas. Tenía una expresión preocupada, con la mandíbula tensada. Seguramente se estaría preguntando qué era lo que empujaba a su hijo hasta la selva, aún sabiendo que todo lo que le habían contado era cierto. Apretó los labios un momento, antes de terminarse el café que tenía en la mano de un trago y levantarse.

-Vamos, Yamazaki.

-¿Eh¿A dónde quieres ir ahora?- contestó el aludido, sirviéndose un escaso desayuno.

-Vamos a seguirle- sentenció, tajante, no dando oportunidad al otro chico de queja alguna. Miró instantáneamente al jefe de excavación y asintió levemente antes de irse tirando de Yamazaki del brazo.

Fujitaka les observó hasta que dejó de verles. Su hijo le preocupaba en sobremanera. Que quisiera ir a esa selva con ese afán y con ese anhelo en los ojos no era normal. Syaoran normalmente se comportaba de un modo calmado, responsable e incluso a veces frío. Sin embargo, el modo de hablar y de actuar le daba a entender que no ocurría nada bueno, y se le hacía… raro.

Y familiar. Extrañamente familiar.

()-()-()

Sakura miró la selva que se veía desde esa altura, subida en la rama de un enorme árbol en el que trepó en cuanto acabó la reunión de esa mañana. Otra pesada y aburrida reunión en la que le habían dicho lo mismo que llevaba escuchando cada mañana durante el último mes.

Que no había hombres.

Y como siempre Sakura se tuvo que aguantar los comentarios sarcásticos, porque, que no había hombres era algo que ella misma ya sabía, de hecho cualquiera lo sabría, estando como estaban de salidas las demás mujeres de la tribu. Si es que realmente eran perras en celo.

Suspiró y miró hacia el pie del árbol. Como se imaginaba ahí estaban sus dos guardianas, apoyadas en el tronco del árbol, la una leyendo algo y la otra tallando alguna figurita en un trozo de madera. A veces se preguntaba como podían tenerle tanta paciencia, porque, seamos sinceros, siempre acababa pagando el mal humor con ellas dos y en cambio seguían a su lado... Le gustaba pensar que porque eran amigas suyas, pero a veces también dudaba de si no lo harían únicamente por ser sus guardianas, por deber. Aunque mejor no pensar en eso. Sonrió maliciosamente y se dejó caer justo frente ellas.

-¡Joder! Sakura, odio que hagas eso.

-Tendrías que estar acostumbrada Mei Ling, siempre hace lo mismo.

-Y siempre se asusta- rió la castaña-. En cambio tú eres una aburrida, Tomoyo, ya podrías asustarte un poquito.

La aludida se encogió de hombros y pasó página, su hermana suspiró y siguió dándole forma a lo que quisiera que estuviera tallando. Sakura las miró un momento y acabó sentándose a su lado.

-No les habéis dicho nada sobre el hombre de ayer...– dijo al cabo de un rato-. ¿Por qué?

Por un momento ninguna dijo nada, quizá sopesando que decir, quizá esperando que las demás hablasen o, simplemente, disfrutando de la tranquilidad del momento.

-Porque parecías querer ocultarlo.

La voz de Mei Ling sobresaltó un poco a Sakura, que ya pensaba que no contestarían. A su lado, Tomoyo pasó otra página.

-Incluso de nosotras...

-De hecho sí- los ojos de sus dos guardianas fueron a parar a ella, interrogantes, y tuvo que apartar la mirada-. Quiero decir... me avergüenza que un Hitoku se haya resistido a mi y encima se escapara...

-Claro, si se enterase Kaho aun te interrogaría para ver si has perdido la virginidad... ¡Oye!

Lo que se suponía era la cabeza de la figurita de Mei Ling voló por los aires hasta el suelo, después de que ésta se la cortase como consecuencia del codazo que le dio su hermana.

-Bueno, al menos si es listo, no lo volveremos a ver.

-Sí...

Mei Ling soltó un bufido y tiró su intento frustrado de figurita, Tomoyo también cerró el libro y las tres se quedaron mirando el poco cielo que se dejaba ver entre las frondosas hojas de esos enormes árboles. El silencio las envolvió de nuevo y Sakura cerró los ojos dejando su mente recordar lo que ocurrió el día anterior.

Ese chico...

Tenía tantas preguntas rondándole la cabeza. Para empezar¿cómo se atrevía a ir por la selva completamente solo y como si no le importase ser devorado por alguna fiera? Y se movía con tanta tranquilidad, como si caminar por en medio de la selva fuese lo más normal del mundo, y de manera tan ágil...

Pero sin duda eso pasaba a un segundo plano, lo que verdaderamente le intrigaba era que no se hubiese hipnotizado.

De hecho más bien era ella quien no podía olvidar esos hermosos ojos ámbares que aun podía imaginar claramente en su mente, mirándola fijamente, tan profundos y de un color tan extraño... Marrón ambarino con un brillo único, tan apetecibles... casi como si fuesen de caramelo y chocolate.

Sakura frunció el ceño. Había mirado a muchos hombres a los ojos y recordaba vagamente a algunos, más por el color curioso que tenían que por que le resultasen hermosos. Y sin embargo los ojos de aquel chico le parecían incluso... ¿apetecibles? Ni que se los quisiera comer. Tuvo que negar con la cabeza ligeramente al pensar que más que querer comerse sus ojos lo que quería eracomérselo aél.

Mei Ling miró a Tomoyo con una ceja alzada y esta se encogió de hombros. Desde luego no era normal ver a Sakura con los ojos cerrados y el ceño fruncido, pero que negase con la cabeza de esa forma y que incluso se sonrojase un poco, era algo preocupante. La morena de ojos rojos fue a decirle algo a su protegida pero Tomoyo la mandó callar. Quería ver su reacción. Tenía un presentimiento, una ligera idea de que era lo que le pasaba por la cabeza a Sakura, o más bien quien, pero quería ver si ella decía algo por si misma.

La castaña abrió los ojos de golpe, en su mirada se reflejó por un momento un atisbo de terror, miró a las chicas un segundo y se puso de pie casi tropezando en el intento.

-¿¡Sakura!?

-¡Quedaos ahí!– dijo esta, corriendo sin girarse-. ¡He de comprobar una cosa, no tardaré!

Las gemelas se miraron con sorpresa pero luego su expresión pasó a una de preocupación. La cosa podía ponerse muy fea si seguía así...

Sakura sin embargo corría ajena a la preocupación de sus guardianas, una preocupación mayor se había apoderado de ella. Tenía un presentimiento, un terrible presentimiento y esperaba que no fuese verdad. Después de pensar un rato en el misterioso chico de ayer había llegado a una inquietante conclusión. Quería verle. Quería ver sus ojos de nuevo, quería ver su pelo alborotado, sus músculos marcándose bajo la camiseta negra... su sonrisa... Quería verle. Y si ella quería verlo a él... Sakura no quería ni pensar en que ocurriría si él quería verla.

Quizá cualquier otro hombre hubiese hecho caso a su orden de no acercarse más a esa selva pero ella ya se había dado cuenta que él no tenía miedo de eso y que no se dejaría asustar por una simple amenaza... Aun peor si su hipnotismo había surgido un poco de efecto, tal como estaba segura que habría pasado, porque era imposible que ningún hombre se resistiese a su magia.

Y si volvía de nuevo y esta vez no era ella quien lo encontraba... no quería ni pensar en todo lo que ocurriría.

()-()-()

Estaba cerca. Lo sabía. Lo presentía. Su buena orientación le decía que la dirección en que iba era la correcta y que no tardaría en encontrarla.

No entendía de dónde había salido ese afán por volver a verla. Apenas recordaba su nombre… ¿Sakura? Sí, eso era.

Sakura. Una florecilla con apariencia inocente pero adictiva si te acercabas demasiado.

No lo había pensado con claridad antes, pero era cierto que se comportaba de una manera diferente. De la noche a la mañana parecía que todo le daba igual; los avisos de su padre y compañeros sobre aquella selva no servían de nada. A pesar de su carácter sensato y precavido, había actuado sin pensar, de manera irracional e incluso peligrosa, en ese caso.

Una pregunta le aparecía constantemente en la mente¿por qué¿Por qué tenía tantas ganas de verla¿Por qué tenía sus ojos verde intenso clavados como dagas en la mente? Había cruzado con ella un par de palabras. Se había preocupado por esa criatura al herirla sin querer, pensando que era una muchacha inocente perdida en el abismo que era la selva.

Y al final no resultó ser nada como pensaba. Era entonces cuando podía poner en práctica el refrán "Las apariencias engañan".

Sacó la daga de la bota. Por donde iba caminando la vegetación se hacía más espesa. Recordaba que el día anterior había tenido que hacer prácticamente lo mismo. A parte de… bueno, otros peligros.

El instinto avisó a Syaoran, entonces, de que debía mantenerse alerta. Algo le decía que no estaba solo y que un peligro le acechaba.

Sin embargo antes de que pudiese reaccionar ya se había visto atacado por lo que al principio le pareció un gran animal salvaje y que lo empujó contra el grueso tronco de un árbol sin muchos miramientos, acorralándole de manera agresiva.

-¿Qué haces aquí?– el chico parpadeó enfocando la vista en su atacante, que reconoció como la chica castaña del día anterior-. Dime ¿Qué diablos haces aquí?

-Yo…– tosió y Sakura dejó de ejercer tanta fuerza en su cuello para que pudiese hablar-. Yo sólo quería… pasear.

Ambos se miraron fijamente, los dos con el ceño fruncido. Ella finalmente soltó el cuello del muchacho y se separó de él unos pasos.

-¿No te dije que no te acercases más por aquí?– preguntó fríamente, mirando a su alrededor.

-Pero…

-¿¡Te lo dije o no te lo dije!?

El ceño de Syaoran se frunció aun más ante el grito de ella, quien había vuelto a fijar sus ojos verdes en él, pese a que no tardó mucho más en volver a mirar a los lados.

-No suelo obedecer a nadie a menos que me den una razón lógica.

-¿Quieres una razón lógica?– se burló ella, cogiéndolo esta vez del cuello de la camiseta-. ¿Qué te parece el conservar tu vida¿Es esa suficiente razón?

-Si lo dices por las bestias salvajes sé...

-¡No lo digo por las malditas bestias!– ella se obligó a bajar la voz y miró de nuevo entre los árboles-. Lo digo por las mujeres de mi tribu. Estás demasiado cerca de la zona de vigilancia por aquí suelen haber varias weliu y si te encuentran ten por seguro que no te librarás de ellas tan fácilmente como se de una serpiente o un simple tigre se tratasen.

Él arqueó una ceja. ¿Weliu¿Qué demonios significaba weliu¿Y qué tan peligrosas podrían llegar a ser una panda de mujeres, por muy salvajes que fuesen? Sonrió con algo de arrogancia y llevando las manos a las de la chica la obligó a soltarle la camiseta.

-Venga, vamos, no creo que sea para…

No pudo acabar la frase por culpa de un fuerte dolor en el estómago que le obligo a soltar un quejido y a doblarse por el dolor, cayendo de rodillas mientras se sujetaba la zona donde la chica acababa de propinarle un fuerte puñetazo de buenas a primeras. Miró a Sakura con el ceño fruncido y con el odio brillando en sus ojos pero ella no lo vio porque mantenía su vista fija en un punto entre la maleza, pareciendo ver más allá de los árboles.

Syaoran intentó hablar pero sólo logró soltar un gemido bastante patético por culpa del dolor punzante que seguía sintiendo en la boca del estomago y el mareo que provocaba que todo le diese vueltas, así como esas casi inevitables ganas de vomitar hasta su primera papilla. ¡Pues sí que pegaba fuerte la maldita salvaje esa!

-Calla- dijo ella.

-¿¡Porqué… mierda me has… pegado!?- logró decir, exasperado, entre jadeos.

-¡He dicho que te calles!

La mirada severa de esos ojos verdes que la miraban desde arriba no le permitía siquiera la más mínima queja.

-¿Sakura?

Ambos miraron al lugar que antes observaba la chica y por donde se acababa de escuchar la voz de una mujer. La nombrada miró al hombre en el suelo ordenándole con sus ojos que se quedase bien quietecito y avanzó para salir al encuentro de quien fuera que la llamase.

-Anda, hola Rika.

-Me pareció escuchar tu voz. ¿Hablabas con alguien?

-Ah, un maldito pajarraco que se ha puesto a gritar demasiado cerca mío, ya sabes, no me gusta mucho el canto de esos loros enormes, es horrible…

Syaoran se medio arrastró por el suelo sin hacer ruido hasta poder ver a las mujeres, escondido tras un grueso arbusto que le recordó demasiado a la situación vivida no hacía tanto.

-Sí, bueno, también es cierto que no tienes mucha paciencia.

-Eh, eso es mentira- protestó la castaña en un falso enfado-. Pero bueno¿qué hacéis por aquí?

-Vigilamos, como siempre. ¡Pero hoy tenemos premio, mira!

La mujer castaña y de pelo corto tiró de la cuerda que tenía en la mano y obligó a su presa a adelantarse, haciendo que trastabillase y acabase en el suelo. El chico escondido vio con horror como esa presa era nada más y nada menos que uno de sus mejores amigos. Yamazaki seguía en el suelo, amordazado y completamente inmovilizado, con la ropa medio rota y lo que parecía un labio partido.

-¡Un hitoku!– exclamó Sakura, y por un momento no pudo evitar mirar atrás, donde él estaba escondido-. ¡Qué bien!

-¡¡¡Sí!!!– dijeron las otras dos.

-Aunque también cazamos a otro pero se nos escapó…

-¡Y qué lástima porque estaba bien bueno¿A qué sí?

-¡Ya ves, como un tren! Era morenito y tenía unos ojazos azules que… uff.

-Pero quizá vuelva a por su amigo…

-No creo. ¡Hablamos de un hitoku!- se rió la que mantenía a Yamazaki sujeto-. Pero sería bueno.

-Ya, claro- Sakura se quedó mirando al chico que seguía a sus pies y luego carraspeó-. Supongo que tendré que encargarme de este luego. Volver al poblado, yo iré de aquí un rato¿vale? Iré a mirar si encuentro al morenazo que decís pero no se lo digáis a Kaho o removerá cielo y tierra y sólo conseguirá espantarlo. ¿Entendido?

-Supongo que tienes razón, no se lo diremos.

-¡Pero espero que lo encuentres!

Syaoran intentó incorporarse pero el dolor en su estómago aun lo tenía mareado. Desde el suelo vio como obligaban a su amigo a ponerse de pie y prácticamente se lo llevaban arrastras perdiéndose de nuevo por entre los árboles.

Mierda. ¿A dónde se llevaban a Yamazaki?

Cerró los ojos sintiéndose impotente y escuchó unos suaves pasos acercándose a él.

-¿Ves porque te decía que no te acercases?– gruñó la chica-. ¡Y no sólo tú, encima has tenido que traerte a tus estúpidos amigos!

Se agachó a su lado y le apartó las manos del abdomen para examinarlo, cosa que provocó una protesta por parte de él.

-¿Dónde se lo llevan?

-Al poblado… Parece que no te he roto nada- dijo después de palparle un momento, alejando los pensamientos de que tenía unos bonitos abdominales-. En cuanto se te pase el mareo vete de aquí cagando leches. Y no vuelvas.

-Tengo que ir a buscarlo…- Sakura hizo más presión de la recesaría sobre el estómago del chico-. ¿Podrías parar de intentar matarme?

-Encima que te salvo la vida no voy a permitir que te suicides y vayas a buscarlo. Él no es más que un hombre más en mi poblado, tú no eres más que un hombre más, unhitoku más, uno de los miles que podemos encontrar, cazar, hipnotizar y someter a nuestra voluntad, a ti también te podríamos manipular como un mero títere, y es lo que pasará si te ven, así que huye.

-¡Pero no puedo, es mi amigo!

-¡Déjate de chorradas, no puedes hacer nada por él! Ya lo han cazado y se lo están llevando al poblado, en cuanto yo vuelva tendré que hipnotizarlo y para cuando acabe tu amigo no será más que uno más de nuestros esclavos.

-¡Pues no lo hagas!

-¡Arh, cállate!– gruñó ella, poniéndose de pie para no volver a darle otro puñetazo-. No tengo otra opción. ¿No lo entiendes…¿Para que pregunto? Es obvio que no lo entiendes

-¡Tampoco me dejas saber nada!– se quejó él-. ¿Y qué no entiendo, que tengas que hipnotizar para despojarlo de su voluntad? Permíteme decirte que tampoco quiero entenderlo.

-¡Tú no sabes nada!– gritó ella pegando una patada al árbol donde antes había acorralado a Syaoran-. ¡No sabes nada de mí, ni de mi poblado, ni de lo que me harían si me niego a hipnotizar a los hombres!

-Supongo que no puede ser peor que lo que les hacéis a ellos...

Syaoran se incorporó un poco, aun con la mano en el estómago, con el ceño fruncido y un brillo relampagueando en sus ojos ambarinos. Sakura lo encaró con el ceño también fruncido y sus ojos verdes brillando con luz propia. Y una sonrisa se dibujo en su cara, una sonrisa burlona.

-Oh, créeme que si fuesen conscientes de ello, sí que les gustaría... y mucho.

()-()-()

Al aprendiz de arqueólogo aún le latía el corazón con fuerza mientras caminaba por los senderos ya no tan espesos de la selva. No sabía como lo había logrado pero lo había conseguido. Siempre había tenido buena memoria para recordar caminos, pero aquella vez su cuerpo se había movido por inercia, pues su mente estaba, por demás, en otro lugar.

Había actuado sin pensar, igual que el día anterior, a pesar de su carácter sensato y precavido. Cada vez que recordaba a la joven de ojos verdes parecía que se le embotaban los sentidos y actuaba como si algo le llevara, como si… ¡como si le hubiesen hipnotizado!

Tal vez era su apariencia exótica, tal vez su mirada verde, su voz, o su manera de hablar, pero todo le llevaba a ella. No había podido resistirse, aunque tampoco lo había intentado. Se había dejado llevar por la hipnosis de sus ojos verde esmeralda.

Dio un machazo a la rama de un arbusto que se interponía entre él y el desierto, rompiéndola y caminando hacia delante. Tuvo que entrecerrar los ojos y poner una mano al frente para tapar los rayos de un sol que le cegaba tras salir de la oscura espesura. A lo lejos pudo divisar pequeños montículos diferentes que formaban el provisional campamento en el que estaban y a medida que se iba acercando hacia allí, Syaoran podía darse cuenta de que algo no iba bien.

-¿¡Qué mierda querías que hiciera!?- un Eriol extrañamente alterado llamó la atención del aprendiz-. ¡¡Nos rodearon!! Creímos que podíamos con ellas, al fin y al cabo eran todas mujeres…

-Ese es el primer fallo que tuviste, Hiiragizawa- Touya Kinomoto sonaba terriblemente sereno, y Syaoran supo que esa no era una buena señal-.Nunca debes prejuzgar a alguien sólo por su aspecto o al verla. Llevas mucho tiempo con nosotros, deberías saberlo con todo lo que hemos visto.

-¡¡Pero eran chicas!! De tu edad, de la mía ¡e incluso más jóvenes! Lo que piensas no es que te van a atacar sin poder defenderte a la primera de cambio- el moreno se revolvió el pelo, claramente exasperado.

Syaoran se detuvo a pocos metros de ellos observando la escena. Eriol estaba completamente fuera de si, algo sorprendentemente anormal en él, que parecía mantener la calma las veinticuatro horas del día. Su ropa estaba sucia, arrugada e incluso rota en algunas partes. Frunció el ceño, extrañado. ¿Qué le había sucedido?

-¡Syaoran!- fue el mismo moreno el que se le echó prácticamente encima, agarrándole por los hombros-. ¿¡Qué hacías con esas… salvajes¡¡Estabas hablando con una!!

En menos de dos décimas de segundo tenía todas las miradas clavadas en su persona. En buen momento se le había ocurrido abrir la boca a ese maldito inglés.

-Pero yo…

-Basta- la potente voz de Touya hizo callar al resto.

Syaoran seguía desconcertado. ¿Qué había pasado? Es decir… en la selva se había encontrado con la salvaje de nuevo pero… ¿Qué tenía que ver con Eriol y Yamazaki¿Cómo lo sabía Eriol¿Y dónde estaba el trolero de Yamazaki, entonces?

-Si esas mujeres, como dices, han secuestrado al mentiroso, tendremos que ir a buscarlo- su explicación fue firme, por lo que nadie dijo nada, asintiendo en silencio-. Ir todos a por vuestras armas. Las llevaremos por si acaso, así que no las usaremos a menos que sea estrictamente necesario.

Todos obedecieron sin rechistar. Se notaba que Touya estaba enfadado, pues su expresión seria y la mandíbula más tensa de lo habitual mantenía a todos alerta de no contradecirlo. Aunque nadie lo haría, ya que Yamazaki era compañero suyo y por nada iban a dejarle tirado.

Pero Syaoran seguía desconcertado, recordando todo lo que había hecho en la selva.

Había visto a Sakura, de nuevo, y había hablado con ella. Sakura. Sakura. Sakura. No recordaba más que eso. A pesar de que ella le había amenazado. A pesar de que le había obligado a largarse de allí. Y a pesar, también, de que le había ocultado –y en su defecto, protegido- cuando otras chicas vestidas de forma parecida a ella habían aparecido con…

El castaño abrió los ojos con sorpresa y horror.

…habían aparecido con Yamazaki atado y amordazado.

"¡¡…Mierda!!" se reprochó mentalmente. ¿Cómo había podido olvidar ese dato? Era uno de sus mejores amigos. ¡No podía dejarle tirado!

En ese momento fue cuando Syaoran, aún parado en su sitio mientras el resto iban a sus tiendas, se dio cuenta del poder que ejercía Sakura en él. Con tan sólo haberla visto dos veces. Y la segunda había servido para confirmarlo, pues la primera ya había hecho de él, un chico dependiente de sus ojos verdes.

-Eh, tú, mocoso- la grave voz de Touya le sacó de cavilaciones. Alzó su desconcertada mirada hasta encontrarse con la oscura de él-. No creas que no vas a dar explicaciones. No te librarás de mí tan fácilmente. Estás advertido.

Syaoran le miró fijamente. Sabía que no bromeaba en absoluto. Desde que se conocían, Touya Kinomoto pareció haberla tomado con él y no soportarle. El castaño no sabía a qué se debía todo esto, pero no se había dejado insultar por él sin contestar. Desde entonces, Touya y él habían tenido que lidiar el uno con el otro, y las peleas verbales no habían pasado de eso, básicamente porque Fujitaka se encargaba de que frenasen a tiempo.

Apretó los puños y frunció más el ceño, enfadado consigo mismo por haber llevado a sus amigos a una trampa, por haberse olvidado de Yamazaki y por provocar que probablemente éste y Eriol fuesen heridos por ese grupo de salvajes. Pasó una mano por el pelo, alborotándoselo aún más, con rabia. Esperaría al resto de sus compañeros.

Si no recordaba mal, sus dagas aún continuaban en el interior de sus botas.

()-()-()

Con un machazo tras otro, Yue Tsukishiro se encargaba de abrir paso entre la espesa maleza. Eriol le guiaba a falta de poder hacerlo Syaoran, el cual estaba aún aturdido y no hubiera podido hacerlo ni aunque lo intentase.

Él era el guía del grupo y en ese momento no era capaz de llevar al lugar donde se había encontrado con la castaña y había visto a Yamazaki por última vez. ¿Tanto le había calado la castaña¿Tanto le había… hipnotizado?

Por otro lado, Fujitaka había sido el único en quedarse en el campamento. Era el jefe de la investigación y había preferido ser él mismo el que se quedarse a vigilar. Mas, en ese momento, a Syaoran se le hizo de lo más extraño ese hecho. Él siempre había sido el primero en ayudar cuando había habido cualquier tipo de incidente. Ahora había desaparecido uno de sus hombres… y prefería quedarse en el campamento en vez de ser él el que encabezara el grupo.

Tenía que hablar con él. Algo no andaba bien.

-Fue ahí- Eriol habló, mirando a todas partes como asegurándose de que estaban solos.

Touya se adelantó unos pasos e inspeccionó la zona: había señales de lucha, ya que varios arbustos y plantas estaban maltrechos.

-Esto es un trozo de su camisa- Syaoran intervino al ver el pedazo de tela colgando de una de las ramas, también manchada de sangre. Touya fue a cogerlo pero a la mitad del camino se detuvo, agachándose al instante. Todos se desconcertaron unas décimas de segundo antes de ver aparecer una flecha y clavarse en el tronco donde, segundos antes, estaba el moreno de pie.

-¡Estad alerta!- habló Kinomoto, pero antes de que pudiera acabar la frase, unas veinte chicas aparecieron, armadas con flechas, lanzas y dagas. Les rodearon en cuestión de segundos.

Syaoran movió la cabeza alrededor y abrió los ojos casi imperceptiblemente

Sakura.

-Vaya, vaya… ¿os habéis perdido, ricos?- una chica con una espada en la espalda, pelo castaño recogido en un par de trenzas adelantó unos pasos y caminó alrededor de ellos-. Chicas, agarradlos, no vayan a escaparse.

Unas cuantas se adelantaron, obedeciendo las órdenes de la que parecía ser la jefa. Syaoran vio caminar esbeltamente a Sakura hacia él. A su lado, Eriol miró a Touya.

-¿Dónde está Yue?- le susurró.

El moreno no contestó, se limitó a mirar hacia la espesura, con elocuencia.

-Bueno… una cara conocida- la que antes había hablado miró a otra joven, también castaña y de pelo corto. Ambas rieron, complacidas-. Ésta vez no te nos escapas, ricura.

Eriol forcejeó un instante, pero se rindió segundos después. No podía entender que fuerza sobrehumana podían tener esas mujeres para poder aguantarle a él¡e incluso a Touya! Por otra parte, Syaoran parecía que no oponía resistencia ninguna.

Esa mujer…

-Te advertí que os largaseis de aquí- Sakura susurraba al oído del castaño, al retenía con una llave en la espalda y le agarraba el pelo con la otra mano-. Te lo dije y no me hiciste caso. Ahora pagarás las consecuencias.

-Vamos a ver que tienen por aquí…- la chica de pelo corto se acercó y empezó a cachearles, riéndose cada vez que encontraba un arma.

-Déjame adivinar, Rika- la de las trenzas intervino de nuevo, risueña. Cerró los ojos antes de enumerar-. Dagas en las botas, navajas en los bolsillos y pistola en la entrepierna- abrió los ojos-. ¿Algún fallo?

-Ni uno, Chiharu. En el blanco, como siempre. Y nunca mejor dicho- añadió, cogiendo la pistola y apuntando al vacío con ella.

Todas las chicas se rieron. Touya rechinó los dientes, frustrado. Había tenido un plan… desde el principio.

Pero ahora ya no creía que ese plan fuera tan bueno.

"Mierda, estamos en un problema"

¿Cuan peligrosas podían ser un grupo de mujeres?

To be continued…

NOTAS DE LAS AUTORAS:

HK: (limpiándose el sudor de la frente)... se fini -o como se escriba-

DT: Te ha costado terminar, pero por fin el cap 4 ve la luz finalizado, enhorabuena -clap clap clan- (aplausos que no vienen a cuento xD)

HK: Sí bueno, ya se sabe. Desde que actualizamos he empezado las clases, ha pasado el salón del manga -ergo: estaba haciendo cosplays!!- he pasado una gripe y la sigo arrastrando y... HA SALIDO LA 1ª OVA DE TSUBASA!!!! (Hikari se pone a dar vueltas por toda la habitación)

DT: ya ya, no te sulfures...U A mi también me ha pasado todo eso... pero bueno, el caso es que el cap está acabado y nosotras podríamos decir mucho sobre él... pero quien ha de criticar el cap son los lectores, nee?

HK: no puedo evitar sulfurarme. ¡Ya verás cuando me llegue el paquete con el 1r DVD!!! (corazones en los ojos) eem... bueno, sí, hablemos del cap. ¿Qué os ha parecido? A mi, especialmente, me encanta la parte en que Sakura vuelve a amenazar a Syaoran... kukukukuku

DT: a mi personalmente me encanta cuando lo estampa contra el árbol... si es que se huele la tensión sexual, señores!

HK: o eso, o es que eres una egocéntrica, porque eso lo escribiste tú (se hace la loca, silbando)

DT: ah si? lo escribí hace tanto que no me acordaba -mirada significativa a hikari- eh? pero bueno, también me ha gustado el empanamiento de Syao... ¡chaval que acaban de capturar a uno de tus amigos, desempánate! XD

HK: Es un tío¿qué esperabas? Le pones un bellezón de ojazos verdes para más inri y que encima es una friki del hipnotismo... pa no empanarse XD

DT: ...pues yo prefiero a la morena de ojos azuleslilasraros -se empana con Tomoyo- digo.. ¿qué decía? ...bueno, que por lo que parece (porque creo que ni nosotras lo sabemos del todo aun xD) la cosa se pone interesante a partir de ahora... nee?

HK: Va a ser que sí. Nos tendremos que poner las pilas para satisfacer a todo el público... kukuku -insert evil laught here-

DT: Pues sí, que ahora que tenemos a tantos hombres (o hitokus debería decir? XD) atados e indefensos... debemos aprovechar la situación XP

HK: hoohohohoho! Eso suena a proposición de escribir cosas indecentes... ¡Vale! (feliz XD). Veamos qué va a pasar ahora. Por lo que se ve, Touya tenía un plan, peeero... parece que no es como él esperaba. ¿Quien va a esperarse que unas chicas en apuros les salten a la yugular como tigresas?... a parte de Syaoran, claro está. Aunque él está sólo con su empanamiento. Me imagino lo que pasa por su cabeza "Oh.. Sakura me está agarrando del pelo... que sexy..."

DT: y tú que pervertida depravada...U -ejem- el caso es que algo tendrán que hacer estas mujeres con ellos... pero eso se verá en el próooooximo capitulo... que no se sabe cuando colguemos, pero... creo que hay una pequeña relación proporcional entre los reviews recibidos y el tiempo de actualización... algo así como 'cuantos más reviews menos tiempo' o algo por el estilo ¿nee, hi-ka-ri? XD

HK: ñ.ñU Sí... bueno... se intentará... (evade la pregunta)

DT: que sepáis que el que no actualicemos más seguido es siempre por su culpa uu -siriusly?- y bueno, no nos alargaremos más, nee? ala, despídete por las dos que yo me voy a pelearme con fanfiction para colgar esto... grrr

HK: Pues... eso xD Espero que nos pongáis más reviews que la vez pasada (TxT) y deis opiniones por todo, cualquier fallo, duda, sugerencia, un Syaoran (para mí)... ¡Todo es bienvenido!! XD Así que vamos¿qué os cuesta darle al botoncito Go y ponernos cuatro líneas sobre la opinión¡Un favorcete, onegai!!

DT: Eh, si vas a pedir ya puestos pide la cena, no te jode... y un Dark, una Asuka, otro Syaoran (este para mí XD), una Chikane...

HK: Abusona, no pidas tanto!!! Con Dark, Asuka y Chikane te aguantas, que yo me pediría a Dark pero me muerdes, así que yo me pido a Syao pa mi, o te muerdo ¬¬

DT: pero si hay dos... ;3; dolenta! En fin...

Hasta la próxima!

-Dark Tsubasa & Hikari Katsuragi-