.Así que todo fue por Kikyo... - Se dijo Aome caminando por las profundidades del bosque. – Pero... Inuyasha¿porqué¿Porqué no me lo dijiste? Claro, siempre protegiéndola. – Se dijo con rabia. Luego miró a su alrededor. Ni siquiera sabía como encontrar a la sacerdotisa. Podía estar en cualquier lugar. Después de varias horas se dio cuenta que el encontrarla le resultaría un trabajo bastante difícil. Oh! Si lo hubiera pensado mejor, pero no, siempre impulsiva. Pero... qué otra cosa podía hacer. Necesitaba arreglar las cosas con ella. Kikyo no podría desear su muerte. Aunque claro, una vez intentó matarla... pero ya había pasado tanto tiempo y nunca le hizo daño ¿porqué ahora?. Pronto oscureció y Aome comenzó a preocuparse. Arggg, porqué no pensaba bien las cosas antes de actuar... por último hubiera traído la bicicleta y su mochila. Se sentó sobre una roca para descansar pero pronto se levantó al ver unas luces brillantes en el cielo que ella conocía muy bien. Eran las serpientes caza almas de Kikyo. Aome caminó lentamente hacia el lugar de donde se concentraban las serpientes. No le causaba temor, por alguna extraña razón no sentía miedo, a pesar de las precauciones que había tomado Inuyasha.


Corrió velozmente con toda la fuerza que lo caracterizaba en dirección a la aldea. Hacía pocos segundos el viento le trajo directo a sus narices el delicioso y dulce aroma de su Aome. Su corazón comenzó a latir con violencia al imaginar que la chica había vuelto al Sengoku.

.¿Aome!- preguntó el hanyou cuando entró precipitadamente a la cabaña de Kaede y todos lo quedaron mirando sorprendidos. - Esta aquí?- Insistió el chico, mirando la cara de cada uno de sus amigos, pero las expresiones de estos eran de confusión. Fue Sango quien habló primero.

.Pe... pero... ¿No estaba contigo?

.¿Conmigo?... no... ¿donde esta?- Preguntó nuevamente ansioso.

.Pero si no esta con Inuyasha... ¿con quien fue entonces a hablar?- Preguntó Shippo inocentemente, mirando a Kaede.

.¿Hablar¿y de qué¿Porqué?- El pobre hanyou estaba ya impacientándose porque sabía que Aome estaba en algún lugar, pero no sabía dónde. Miró a Kaede, de la cual pensaba sería la única persona que podría darle una respuesta satisfactoria.

.Inuyasha...-

.La señorita Aome fue con Kikyo!.- Dijo Miroku asustado. Inuyasha lo miró aterrado.

Que!- Gritó, mientras se acercaba al grupo.

.Inuyasha...- trató de calmarlo Kaede.- Aome dijo que debía hablar, aclarar las cosas, todos creímos que iría contigo, pero si no lo hizo, entonces eso significa que fue con mi hermana Kikyo.

.Pe... pero... ¿qué cosas tiene que hablar con ella¿Esta loca!- Preguntó él al borde de la desesperación.

.Pues... sobre la amenaza.- Dijo Kaede.

.Creo que todo fue nuestra culpa...- Se lamentó Miroku mirando a Sango. Ella hizo un gesto con la cabeza afirmando aquella aseveración. Lo sabían, por culpa de sus conjeturas, las cosas podían terminar peor.

.Arggggg! Que alguien me diga que esta pasando!- Les gritó Inuyasha desesperado.

.Lo siento, Inuyasha..- Dijo Kaede, apenada. - Me contaron que probablemente Kikyo era la responsable de que Aome no volviera a nuestra época, que yo se lo conté a ella.

.Arggg, Miroku, voy a matarte!- Gritó Inuyasha llevándose la mano a la funda del colmillo de acero con claras intenciones de usarlo contra su amigo. Pero no contaba con la intervención de Sango, que se puso delante de él protegiéndolo.

.Alto! Todo esto fue un terrible error, pero ahora no hay tiempo de pelear, busquemos a Aome.- Inuyasha la miró y entendió. Bien sabía que no podía perder el tiempo con ellos cuando Aome podría estar en serio peligro.


.¿Tu? - Fue la pregunta que le hizo la sacerdotisa a la chica. Estaba bastante sorprendida de verla porque creía que sus amenazas le habían quedado bastante claras a Inuyasha.

.Kikyo... este... hola...- Fue la respuesta nerviosa de Aome. Ella no tenía miedo, estaba nerviosa, es cierto, pero miedo... no, confiaba plenamente en la sacerdotisa, al fin y al cabo, ella era su reencarnación, era una sacerdotisa y era una persona buena..

.Creí que todo había quedado bastante claro...- Dijo la sacerdotisa mientras se le acercaba. Un escalofrío recorrió a Aome. Entonces ¿Era verdad?

.Kikyo..- dijo Aome cuando esta se puso frente a ella. Tan cerca, vio su palidez extrema, su mirada oscura y su aura llena de odio. De pronto Kikyo miró a su alrededor, como si hubiera detectado algo o alguien. Aome no tuvo tiempo para darse cuenta quien era, porque de pronto se vio fuertemente sujetada por el cuello por un fuerte y frío brazo. Cuando quiso moverse, sintió algo muy filudo contra su garganta.

.No te muevas!- Fue la dura respuesta de ella. Unos segundos después, Aome pudo ver la silueta del Hanyou frente a ella, mirándola con cara de confusión.

.Kikyo!- Gritó Inuyasha con rabia. Intentó acercarse, pero se detuvo cuando vio la pequeña daga contra el cuello de Aome.

.No te acerques!- Le gritó ella. – Si lo haces, ella lo pagará- En ese momento la sacerdotisa apretó más la daga contra el cuello de la chica, que esta pegó un pequeño grito. Era obvio, la punta de la hoja había atravesado un poco, saliendo un pequeño chorro de sangre.

.Aome! No!- Gritó él, sintiéndose más impotente al no poder hacer nada. Ahí estaba ante él la mujer que había amado tanto en el pasado, convertida en un ser lleno de maldad... y ahí estaba ella, Aome, quien a pesar de todo siempre permanecía a su lado. Por primera vez vio la personalidad tan extrema de una con la otra. Por primera vez pudo ver la verdad en aquellas dos mujeres.

.Inuyasha... me gusta verte así... - sonrió la sacerdotisa, al ver la cara de desesperación del pobre hanyou.

.Kikyo¿Porqué hacer esto¿Porqué?- Gritó él, apretando los puños de tanta rabia.

.¿Porqué¿Me preguntas por qué?- Le dijo ella con tono burlón.- ¿No lo sabes?...claro, siempre has sido un tonto... un ingenuo...

.Kikyo, por favor, suéltame... yo sé que tú eres buena, suéltame por favor...- Suplicó Aome, llevando su mano contra la daga, pero nuevamente sintió todo el peso contra su piel, y un dolor agudo la invadió nuevamente.

.No hables!... Todo es por tu culpa...

.Kikyo, suéltala... ella no tiene nada que ver en esto... tú me quieres a mí, deseas mi muerte, no la de ella!- Gritó el chico tratando de convencerla. Estaba ya al borde de la desesperación al ver tanta sangre en el cuello de Aome.

.Te dije que ella moriría si volvía... te lo advertí!

.Pero¿porqué¿porqué haces esto?

.La culpa la tienes tú... antes eras sólo mío, tu amor me pertenecía a mí y a nadie más... y ahora... esta chica ha robado mi lugar...

.Ki...kyo...- susurró Aome, al límite de sus fuerzas.

...Siempre te he estado observando, y desde hace algún tiempo me di cuenta de tus verdaderos sentimientos... ella es un estorbo en nosotros dos... te lo dije... te dije que tú eras sólo mío! - Hubo unos segundos en que nadie habló. Las palabras de la sacerdotisa le habían abiertos los ojos definitivamente. Es verdad, en su mente sólo estaba Aome y era ya la dueña de su corazón. ¿Porqué no lo vio antes? Porque siempre estuvo obsesionado con Kikyo, que ni siquiera se había dado cuenta el cambio de su afecto. Y al final... todo el sufrimiento de Aome, era por su culpa, por su indecisión...

.Pero... - volvió a hablar la sacerdotisa - ... esta chica ya no nos molestará. Tú una vez dijiste que yo era tuya... y así será... y ya no habrá nadie entre nosotros...- Con horror Inuyasha vio como Aome comenzaba a cerrar los ojos lentamente, hasta que al final sus piernas se doblaron y cayó al suelo. Inuyasha trató de correr pero vio cómo la sacerdotisa levantaba la daga al aire, impulsándola para darle de lleno sobre el pecho de su reencarnación. No lo pensó dos veces, Inuyasha desenvainó su colmillo de acero y con todas sus fuerzas aplicó su potentisímo bakuriujá.

.No te atrevas!- Gritó con rabia y rencor. Unos segundos más tarde, una nube de polvo se levantó impidiendo ver bien que había pasado. Desesperado, corrió hacia el lugar y a tientas encontró a Aome tirada en la tierra.

.Aome...- Susurró, mientras la tomaba entre sus brazos.

.Casi me... matas... Inuyasha... - sonrió ella.- Él le sonrió. No era cierto, ella estaba en suelo cuando aplicó el bakuriujá sobre Kikyo, había dominado tanto la técnica que no permitiría que alguien que no tuviera nada que ver saliera lastimado.

.Y... Kikyo... - Susurró ella.

No lo sé. – Dijo él escuetamente.- pero no te preocupes por ella. Te llevaré con Kaede, para que te cure esa herida.

.No es nada... - Le sonrió.

.Si lo es, estas muy débil... vamos, te llevaré.- La cargó entre sus brazos y la llevó directo a la aldea. Ella se apretó fuertemente al cuello del hanyou. Sí, era cierto, estaba débil, pero no podía dejar pensar en lo sucedido. Por primera vez sintió la maldad extrema de la sacerdotisa.

Una vez vendado su cuello, Aome se recostó sobre una pequeña cama improvisada y pensó en lo imprudente y confiada que había sido. Su corazón no le permitía ver la maldad a la que podían llegar las personas, y eso, casi le había costado la vida.

Afuera, Inuyasha conversaba con Sango y Miroku.

.Lo que pasa, es que la señorita Aome nunca creyó capaz que la sacerdotisa Kikyo pudiera hacerle daño... y en cierta parte, fue lo que nosotros creímos, porque llevamos mucho tiempo y nunca había intentado nada contra ella...

.No, no es cierto... - Dijo Inuyasha, para asombro de los otros dos- sí... ella lo intentó una vez... cuando le arrebató los fragmentos...

.No lo puedo creer... - Se dijo Sango.

.Y entonces... ¿ella esta definitivamente muerta?- Preguntó Miroku.

.Supongo que sí, apliqué mi bakuriujá sin pensarlo dos veces.

.¿Lo... lamentas?- Preguntó Miroku nuevamente.

.No... no lo lamento... era la vida de ella o de Aome... no había elección- Dijo firmemente el hanyou. Sango y Miroku se miraron.


.¿Cómo te encuentras?- Le preguntó el chico tiernamente al tiempo que se arrodillaba a su lado. Ella se incorporó y se acercó a su pecho.

.Mejor... - sonrió.- Por que tú estas conmigo. – Se quedaron así unos segundos, ella casi podía sentir los violentos latidos del corazón del hanyou. Inuyasha acarició su pelo, mientras ella se incorporaba nuevamente hacia él, quedando frente a frente.

.Gracias por salvarme.

.Yo...- Aquellos momentos de tanta ternura lo confundían, nunca había pasado por situaciones así.

.Y ahora... lo entiendo todo... lo hiciste por mí... para salvarme... - Inuyasha no respondió. Qué iba a decir, todo había sido su culpa. Aome había sido lastimada una y otra vez por culpa de Kikyo y su tonta indecisión.

.Ella me abrió los ojos...

.¿Porqué?- Le preguntó ella susurrando contra su cara.

.Inuyasha tomó su cara con ambas manos, para mirarla directamente a los ojos. Quería ver la expresión de su rostro cuando le dijera su verdad. que a quien quiero... es a ti.

Aome abrió los ojos con sorpresa.

.Me costó mucho darme cuenta, porque soy un tonto, un testarudo...

.No... no digas eso.. - ella se abrazó a él- Es porque cuando amas, lo das todo.

.No, yo no sabía que era amar,... hasta que te conocí. – Él enterró la cabeza en su cuello y respiró profundamente. Aome no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. Nadie le había dicho palabras tan bonitas, tan llenas de amor... y ahora ella sabía también lo que era amar.


.Yo ya estoy muerta... y ni él ni nadie me impedirá vengarme de aquellos que provocaron mi injusta muerte... Inuyasha... y esa chica... sobre todo esa chica... le arrebataré mis almas... porque en este mundo no pueden haber dos... y es ella o soy yo...

Fin...