Ohayo! n.n este... sí, otra vez io u.u

Pero en fin, nunca se me había ocurrido algo así, y como ya el sábado publico el capi final de 'Quiero estar contigo' n.n

Bueno, lo de siempre, KuramaxHiei, algo complicadito, separación, luego la hija de Kurama... en fin u.u

Espero les guste!

Summary: El zorro llegó, malherido y sangrando, con un bulto en brazos. 'Cuídala y críala como si fuera tu hija, Hiei. Regresaré tan pronto como me sea posible'. El youkai cumplió con ésto 16 años. Kurama regresó. Hidori no aceptará ser hija de un ningen. REVIEWS PLZ!

Dedicado a mi one-san Rika-chan, mi sensei Rurouni-Andrea y a mi querida amigui Aome-RL

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Cadenas de Inocencia

1 cap. En medio de la tormenta

Lo había notado. El zorro actuaba cada vez con más nerviosismo y casi no atendía a lo que le decían. El individuo que respondía al nombre de Shuiichi Minamino contaba ahora con 24 años de edad. Estaba apunto de casarse y arruinar la vida de cierto youkai de fuego, el cual, primero besaría a Kuwabara antes de decirle la verdad al zorro. Así que se mantenía callado y atento a todo lo que dijera su amigo.

Pese a que habían sido amantes, el mismo Hiei decidió romper aquella rutina. Dijo que poco a poco destruiría lo único que valía la pena en su vida: Una amistad forjada en años, y ésto le costó tragarse el orgullo.

Y ahora... Ahora el zorro se casaba. Iniciaría una nueva vida con una ningen... O al menos eso creían todos.

-... Pero iré... Bueno, zorro¿es que me estás escuchando o no-se quejó Hiei cuando Kurama desvió la mirada hacia la ventana.

¿eh?... Oh, lo siento mucho, Hiei -dijo Kurama sonriendo para disculparse -. Es que... tengo tantas cosas en la cabeza.

- Ya veo -dijo Hiei poniéndose de pie y parándose en el marco de la ventana.

¿qué estás haciendo-preguntó Kurama yendo hacia él.

- Procuraré volver cuando hayas resueltos 'esas cosas que tienes en la cabeza' -dijo Hiei encogiéndose de hombros. Kurama lo detuvo cogiendo de su muñeca.

- Lo siento, Hiei. Sé que no estás contento con todo ésto... -dijo Kurama bajando la mirada ante la atónita reacción del youkai -.. y créeme que si tuviera forma de evitarlo... lo haría.

¿el qué-preguntó Hiei indiferentemente.

- Pues el compromiso -dijo Kurama con voz seca.

Pasaron unos minutos en silencio, en los cuales Hiei se sentó en el marco de la ventana, sin observar a su amigo. Soltó una breve risa irónica.

- Fuiste tú el que decidió comprometerse, Kurama -dijo saltando hacia la habitación -. Tú propusiste matrimonio a esa onna.

- Precisamente -dijo Kurama sentádnose en la cama, abatido -. Ese fue un gran error...

- No me digas...

Kurama suspiró y se acercó a Hiei.

- Las cosas entre Amaki y yo no están bien -dijo -. Se está saliendo de control... Si hubiese sabido antes que ella era...

¿Era qué-preguntó Hiei.

¿eh-Oh... no... creo que me he desviado -dijo Kurama sonriendo nerviosamente -. ¿Quieres comer algo? Puedo cocinarlo ahora, mi madre no está.

Hiei lo miró fijamente. El zorro escondía algo. Algo que no quería decirle. No debía ser bueno. Nada bueno.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Finalmente, el día del matrimonio llegó. La novia, Amaki, estaba reluciente en aquel hermoso vestido blanco perla. Era en realidad hermosa: El cabello, ondulado y color negro azulado caía sobre sus hombros, los ojos castaños muy claros y la piel blanca, muy blanca. Y ese día resplandecía. Se notaba feliz. Muy feliz. El vestido moldeaba perfectamente su figura, y tenía buen porte. Parecía una princesa.

Pero no para Kurama.

Sus sonrisas falsas y su extraño nerviosismo era lo que más extrañaba al youkai. Se había casado, por qué demonios el zorro tendría que dar sonrisas falsas si se supone que era el momento más feliz de su vida... Luego sonrió melancólicamente. Realmente los mejores momentos de su vida sólo los había pasado a su lado. Casi todos conllevaban al sexo, pero en fin. Eso era algo que Kurama no podría negar jamás.

Siempre apático y sin querer relacionarse con aquellos ningen estúpidos, Hiei estaba en el jardín de la recepción, mirando todo desde un árbol a una altura bastante prudente.

Tenía en la mano una copa de champagne (como rayos se escriba ¬.¬) y miraba con aprehensión a las personas que estaban disfrutando de la fiesta. Divisó entre las personas a los otros miembros del Urameshi Team, cada uno con sus respectivas esposas. Vio a Yuusuke con Keiko y a Kuwabara (un gruñido salió de su boca) con su hermana Yukina. Junto a ellos acababan de llegar Botán y Koenma.

Podía escuchar a la perfección lo que escuchaban y la verdad, lo tenía sin cuidado: Que sí, que ya era hora, qué hermosa es la novia, qué afortunado, bla bla bla...

Hasta que escuchó su nombre.

¿dónde está-preguntó Yuusuke a Kurama.

Kurama sonrió con amargura y y miró de reojo exactamente hacia donde estaba el youkai.

- Debe estar por ahí... -dijo Kurama sonriendo -. Le pedí que viniera, le hice prometérmelo. Pero ya saben lo antisocial que es.

- Es un tonto -dijo Kuwabara -. Un enano estúpido, je je. Yukina¿Quieres bailar esta pieza?

Poco a poco las tres parejas de dispersaron y comenzaron a moverse estúpidamente en medio del salón junto a otros ningen estúpidos que se movían de la misma manera.

Pensó que era el momento preciso para largarse. De todas formas ya había cumplido, no tenái nada más qué hacer ahí. Sin embargo...

- Hiei.

El youkai bajó la mirada y dio con el rostro sonriente de Kurama. La única sonrisa verdadera que Hiei había visto hasta el momento.

- Hn -Hiei bajó del árbol y miró a otro lado, llevándose la copa de champagne a los labios, sientiendo el amargo sabor del alcohol.

- Me alegra tanto que hayas venido...

- No tendrías que preocuparte -repuso Hiei, aún sin dirigirle la mirada -. 'No me lo perdería por nada'.

Kurama sonrió más abiertamente.

- Realmente me hace feliz verte aquí, Hiei.

¿Cuál es la diferencia-objetó Hiei mirándolo con sorna -. Me ves todos los días en tu habitación. ¿Por qué te hace 'más feliz' verme aquí que en otro lugar?

- Sabes a lo que me refiero -dijo Kurama apoyándose contra el árbol -. Yo no quería casarme.

- Oh, a buena hora lo dices, zorro -replicó Hiei -. Tuviste toda la ceremonia para decir 'no' . ¿Por qué ahora?

- No tuve elección -dijo Kurama en voz baja.

¿qué quieres decir?

¿decir...? Oh, no... Hiei... ¿no quieres algo de pastel?

- No. Quiero que me digas de qué se trata todo ésto -exigió Hiei dejando la copa a un lado.

A Kurama le tembló ligeramente el labio inferior.

- No puedo.

¿qué?

- No puedo -repitió Kurama evitando mirarlo a los ojos.

¡Ah, claro que no-rugió Hiei -. ¡No, no puedes decirme¡Sin embargo yo sí que puedo decirte todo lo que acontece en esta mierda llamada vida¡¿A qué crees que juego, Kurama!

- No es así -dijo Kurama tranquilamente -. No creo que lo entiendas. Realmente, yo tampoco lo entiendo, Hiei...

- Vete al carajo -le espetó Hiei y subió al árbol, dispuesto a marcharse (N.A: Sí, yo siempre he dicho que los árboles son mi medio de transporte favoritos n.nU).

- Hiei, espera... -Kurama tragó en seco y miró a Hiei a los ojos - Yo... yo aún te amo, Hiei...

El youkai cerró los ojos y sonrió sarcásticamente.

¿ah sí? Tienes una curiosa manera de demostrarlo -le dijo en tono de reproche y secamente. Dio media vuelta y desapareció.

¡Hiei...!

Escuchó pasos tras él y se apresuró a cambiar el semblante.

- Mi amor¿qué haces aquí¿A quién gritabas-preguntó Amaki cogiéndolo del brazo -. Ven... bailemos.

Sacó la rosa del cajón. Últimamente pasaba mucho tiempo en el castillo de Mukuro. Y ella no se quejaba, incluso le había dado una habitación. Había puesto a su plena disposición todo el castillo.

Habían pasado casi cinco años y la rosa aún seguía intacta. Hiei sonrió amargamente y volvió a guardarla.

Necesito que vengas. Es urgente

Urgente... ¿Pero qué podría pasarle al zorro para que le mandara un mensaje a medianoche? Hiei se levantó y salió del castillo.

Era una noche muy fría y oscura. La luna, las estrellas... No había nada. Sólo nubes. Una figura negra iba a toda velocidad a través de árboles, hasta detenerse en uno singularmente grande. Se detuvo y esperó. Escudriñó en la oscuridad para buscar algún rastro del zorro.

- Qué tontería -murmuró y se retiró la cinta que cubría su jagan. Se acercaba... Al parecer estaba muy débil... Y tenía algo en brazos.

Hiei decidió adelantarse, pero en su mente, las palabras de Kurama resonaron Quédate donde estás.

Hiei resopló con frustración y pateó el suelo. Una figura cubierta de blanco se acercó a toda prisa.

Era el zorro, malherido y sangrando. Estaba susmamente débil y al parecer le costaba un esfuerzo sobrehumano dar cada paso. Hiei abrió desmesuradamente los ojos y se acercó a su amigo.

- Kurama... Kurama¿qué?

- No tengo... tiempo para... explicarte... lo que pasó... -decía Kurama jadeando, mientras le entregaba a Hiei el bulto. Hiei lo tomó, extrañado y dio con la sorpresa que el bulto era un bebé.

¿quién...?

- Es... es mi hija... -dijo Kurama, poniéndose de rodillas y tratando de regular su respiración.

Hiei se quedó con la boca abierta.

¿qué?

- Es... mi hija... -repitió Kurama -. Necesito que cuides de ella.

¿¡QUE!

-

por favor, Hiei... Ella... corre peligro... No puedo llevarla conmigo... Hiei... por favor...

- Estás loco -declaró Hiei estirando los brazos para devolverle a la niña -. Kurama, puedes decirme ¿En qué demonios estás pensando¡¡No puedo cuidar de un... de un... ¡¡de un bebé ningen¡Ni siquiera es mi hija!

- Te lo ruego, Hiei... -dijo Kurama, aún de rodillas -. Cuida de ella. Críala como si fuera tu hija.

- De ninguna manera, Kurama. Tú...

Un rayo escarlata pasó rozando la oreja derecha del jaganshi, así que se agachó y abrazó contra él a Kurama y a la niña.

- Vienen por mí... -murmuró Kurama -. Debo irme.

- Pero Kurama...

- Cuídala y críala como si fuera tu hija, Hiei. Regresaré tan pronto como me sea posible -dijo Kurama poniéndose de pie.

- Kurama... Podrías al menos... ¿decirme cómo se llama?

- Hidori -respondió Kurama. Se quedó mirando a la niña unos segundos, que permanecía profundamente dormida en brazos del jaganshi. Nuevos rayos escarlatas brillaron en la oscuridad -. Tengo que irme. Por favor, Hiei. Prométeme que la cuidarás.

- Yo... -Hiei miró a Kurmaa a los ojos. Le estaba suplicando con la mirada. Hiei sacudió la cabeza abatido -. Te lo prometo, Kurama.

Kurama esbozó una sonrisa apenas perceptible.

- Gracias, Hiei... -susurró Kurama acercándose a Hiei -. regresaré.

Hiei suspiró aturdido y bajó la mirada. Kurama pasó una mano por la mejilla de Hiei.

- Hasta luego, Hiei.

Nuevos rayos aparecían y Kurama salió corriendo más allá del bosque.

Hiei miró desconcertado a la niña, que dormía en paz, sin imaginarse todo lo que pasaría el resto de su vida. Hiei miró con aprehensión al único pedacito que le quedaba de Kurama. La abrazó y se dirigió rápidamente al castillo de Mukuro.

Holas! n.n Espero que les haya gustado el primer capi n.n

wee! La verdad es que me gustó, me sorprendí a mí misma -.o

Ya veré cómo le hago para que Hiei pueda criar a 'su hija'. Y también me las arreglaré para ver cuándo regresa Kurama n.n

Wenu, ya nos veremos, y no olviden dejar REVIEWS,POR FAVOR!

Nos vemos n.nU