Convivencias Conflictivas

Hola. Este es mi primer fic de Harry Potter, espero que os guste. Ya sabéis: Harry Potter no es mío y no hago esto con fines lucrativos.

Capítulo 1: Ooops...

A pesar de que en el Gran Comedor había apenas unas 20 personas, Harry sentía como si miles de pares de ojos se estuvieran clavando en su persona. Y es que la razón principal de la próxima celebración no era precisamente que fuera 24 de Diciembre, sino que Harry Potter, "El-niño-que-vivió", había derrotado definitivamente a Lord Voldemort. Nadie sabía cómo, pero lo había hecho.

En ese mes de Noviembre la tensión ante la inminente batalla era tal que todos se sobresaltaban ante el más mínimo ruido. Ante la ola de descontrol y de gamberrismo que estaba a punto de desatarse como vía de escape a aquella envarada tensión, Dumbledore había decidido organizar una serie de actividades para que los alumnos se entretuvieran. Y, entonces, el 20 de Noviembre, mientras todo el mundo observaba como Harry se batía con una de Slytherin en el Club de Duelo, éste se esfumó.

Un manto de inquietud e incertidumbre había cubierto al alumnado y al claustro de profesores. Nadie sabía cómo o por qué se había desvanecido el Sr. Potter, pero una creciente sensación de miedo se iba apoderando de ellos ya que esta desaparición era una señal de que la guerra había estallado abiertamente. Y es que todos apuntaban con un dedo acusador a un mismo individuo: "El-que-no-debe-ser-nombrado".

Albus Dumbledore había canalizado sus fuerzas hacia dos objetivos: mantener la calma entre el alumnado y organizar a su Orden del Fénix. Todos sus miembros trabajaban arduamente pero ni siquiera Severus Snape tenía noticias del chico. La verdad es que no había sido llamado por Él, así que habían llegado a la conclusión de que su papel como espía había sido descubierto y de esa manera era prácticamente imposible hacer nada.

Aquella mañana del 24 de Noviembre reinaba un sepulcral silencio en el Gran Comedor. Tanto alumnos como profesores desayunaban inquietamente, ajenos de los que estaban a su alrededor, sumidos en sus pensamientos. Y, entonces, Harry Potter se materializó en el pasillo central del Gran Comedor, cubierto de sangre y con una varita que no era suya. Tras él yacía un cuerpo cubierto de ropajes negros del que no se veía nada, pero de cuya identidad nadie dudaba. Todo el comedor había quedado estático observando cómo el héroe del mundo mágico permanecía inmóvil, pálido y con la mirada vacía, perdida.

No fue hasta que se desplomó en el suelo con un ruido sordo que profesores y alumnos reaccionaron. Dumbledore controló con celeridad el caos que reinaba en el Gran Comedor con órdenes rápidas y precisas. En menos de cinco minutos el lugar fue desalojado y Harry fue llevado a la enfermería. En cuanto al cuerpo... éste fue llevado a un cuarto secreto para prepararlo para llevarlo al Ministerio tan pronto como Harry fuera atendido.

Despertó dos días después ante la mirada preocupada los miembros de la Orden y cuando Dumbledore le preguntó dijo simplemente, con voz firme, que no recordaba nada. Era mentira. Él lo sabía y Dumbledore también. Todos lo sabían y, sin embargo, nadie le presionó ni insistió.

Fingió como nunca había fingido. Se puso una máscara sonriente en la cara para tranquilizarlos. Y no era que no se sintiera feliz ahora que Él no estaba para atormentarlo, era que el horror de los últimos días estaría grabado en su piel a hierro candente para el resto de su existencia. Y consiguió engañarlos a casi todos. Snape jamás se dejaría engañar por algo así. No en vano él era experto en máscaras, su vida había dependido de que su máscara fuera perfecta y Potter era un principiante. Sin embargo, calló. Y la vida siguió su curso.

No había contado a nadie lo ocurrido en esos tres días, a nadie. Y no pensaba hacerlo jamás. Iba a actuar como si nada ocurriera, iba a guardar esos recuerdos en lo más profundo y recóndito de su alma, bajo llave, con esperanza de que algún día desaparecieran.

''Harry¿has terminado los deberes de Pociones? -preguntó Hermione interrumpiendo sus pensamientos.

''Uff, Herm –interrumpió fastidiado Ron-, déjalo en paz.

''Ni hablar, luego lo dejáis para el último minuto y os ponen malísimas notas. Los TIMOS...

''¡Deja los TIMOS!- se metió Dean en la conversación- Están todavía lejos. Además, bastante tenemos con los deberes de Snape.

''Se ha pasado este año –dijo Seamus- ¡Y además son dificilísimos!

''�¿Y habéis visto lo que les ha mandado a las serpientes! –interrumpió exaltado Ron- No es ni la mitad de lo que nos ha mandado a nosotros. ¡No es justo!

''Snape y la palabra justo nunca irán juntos en una misma frase-dijo Fred.

''NUNCA –exclamó George.

Harry sonrió. Los Weasley se habían tenido que quedar en Hogwarts porque su padre estaba en San Mungo. No estaba grave pero necesitaba tranquilidad. Y eso precisamente era lo único que no tenía cuando los gemelos estaban cerca. Y, claro, si se quedaban los gemelos... pues también se quedaban Ginny y Ron. Dean, Seamus y Hermione habían convencido a los suyos para que les dejaran quedarse.

La conversación sobre las injusticias de Snape proseguía pero había ido bajando de volumen, lo que le hizo prestar atención.

''Sí -estaba diciendo Fred con una sonrisa malévola-, entonces eso es lo que haremos.

''¡Yeah! -exclamó George- Esto va a ser divertido.

Un escalofrío de advertencia le recorrió la espina dorsal a Harry y volvió la cabeza bruscamente hacia Hermione para ver si ésta tenía cara de aprobación o no (sabía bien que la chica no aprobaría una travesura salvo en circunstancias extremas). No estaba prestando atención. Oh, Dios. Sea lo que fuere que estaban tramando, no tenía pinta de ser muy bueno para la salud colectiva a juzgar por las expresiones de Dean, Seamus, Ron, Fred y George. Sálvese quien pueda.

Hermione volvió la cabeza de nuevo para mirar a los chicos.

''¿Qué decíais? Es que no estaba escuchando.

''No, nada...

''Nada importante, Herm.

Si había algo que le diera más miedo a Harry que un dementor... eso era una expresión de inocencia en la cara de los gemelos Weasley. Eso sí que lo hacía temblar, y más ahora que lo único que deseaba era paz y tranquilidad. No tenía ganas de andar con travesuras o deambulando por los pasillos por la noche, y menos sabiendo que eso conllevaría detención con Snape. Para nada.

Hermione se volvió a él buscando una respuesta y Harry simplemente se encogió de hombros dando a entender que él tampoco estaba prestando atención. La chica frunció el ceño y observo suspicazmente a los chicos (incluyéndolo a él, por desgracia) haciendo nota mental de vigilarlos estrechamente para que no cometieran una locura. Antes de que la cosa fuera a mayores y la muchacha empezara a interrogarlo, Harry recogió sus cosas y cogió su mochila.

''Bueno –dijo levantándose de la mesa-, me voy a la biblioteca.

Si antes del 20 de Noviembre hubiera dicho algo así, Hermione y cía. le hubieran puesto una mano en la frente en busca de signos de fiebre o de cualquier otra enfermedad. Sin embargo, ya se habían acostumbrado porque desde que volvió de su "viaje" había pasado mucho tiempo allí, concentrado en los estudios como un medio de evasión a sus recuerdos.

Su partida fue observada con cierto desinterés (cosa que agradecía) ya que todos los chicos se habían concentrado en cómo llevar a cabo su broma, y Hermione y Ginny en tratar de enterarse de qué estaban tramando. Hermione apenas le dirigió una mirada de aprobación (¡los TIMOS están cerca!) antes de concentrase de nuevo en los chicos.

Llegó a las grandes puertas de madera de la biblioteca y entró rápidamente.

''Buenos días, señora Pince –saludó cortésmente.

''Buenos días, señor Potter. Los libros que me pidió se los he dejado en su mesa –dijo haciendo un ademán hacia la mesa que se había acostumbrado a ocupar.

''¿También el de "Pociones de siglo XV"? –preguntó asombrado. Aquel libro era un ejemplar muy difícil de conseguir ya que apenas había media docena en todo el mundo mágico.

''Sí –dijo la señora Pince guiñándole un ojo pícaramente- No es de la biblioteca así que devuélvamelo nada más terminar, señor Potter.

''Muchas gracias –le sonrió- . Así lo haré.

Avanzó lentamente a la mesa que se encontraba más cercana a la sección prohibida, oculta a las demás pero bien iluminada por la luz que se colaba a través de un amplio ventanal que había en la pared frente a su cabecera. Fue pasando la mano por la superficie de las mesas, los libros de las estanterías, amando la sensación de tranquilidad que le transmitía su tacto. En la mesa la señora Pince le había dejado ordenadamente varios libros de Transfiguración y Pociones.

''Muy bien -murmuró-. Pociones primero...

Había terminado todo el trabajo de navidades excepto el de Pociones a pesar de que llevaban una semana escasa de vacaciones Los libros de Transfiguración los tenía para completar un trabajo que McGonagall les había mandado sobre los animagos y por propia curiosidad. Sacó pergamino, tinta y plumas de su mochila, los depositó sobre la mesa y colocó frente a él el pergamino en el que había estado desarrollando su trabajo de pociones sobre la poción Multijugos. Ron, Hermione y él tenían ventaja ya que esa poción no les era desconocida y eso les facilitaba bastante su labor, aunque no mucho ya que no sólo tenían que presentar un trabajo escrito (de 120 centímetros de longitud de pergamino), sino que también tenían que elaborar la poción (que él había empezado a prepara en un aula vacía cercana a la de Transformaciones porque ésta necesitaba un mes cocción). Observó detenidamente el pergamino frente a él:

"… y, por lo tanto, para que la poción sea efectiva es necesario un objeto, que puede ser tanto orgánico como inorgánico (aunque preferentemente orgánico), del sujeto en el que uno se quiere transfigurar. No obstante, bajo ningún concepto debe utilizarse una sustancia animal, ya que tendrá diversas repercusiones, tales como un aumento de periodo de tiempo de transformación…"

Estaba tan concentrado en la tarea que no se percató de que alguien más había entrado en la biblioteca, avanzado por el pasillo con un murmullo susurrante de ropajes por el pasillo principal y se había situado detrás de él. Continuó tomando notas en sucio en uno de los pergaminos, pasando cuidadosamente las hojas del libro "Pociones del siglo XV". Cuando terminó de anotar los últimos datos que necesitaba cogió el pergamino en sucio y lo releyó, ordenando las notas que había estado tomando durante más de una hora para poder redactarlas apropiadamente.

Severus observaba al chico mientras trabajaba, levemente molesto de que éste ni siquiera sintiera su presencia cuando estaba a escasos centímetros de él. ''Es arrogante e irrespetuoso incluso sin darse cuenta'' pensaba el profesor de pociones a la vez que echaba un vistazo al pergamino que Harry estaba leyendo''. Sólo espero que no me entregue esa chapucería o le pondré la detención mas larga de su vida. O mejor ''se retractó sonriendo con desdén'', que lo haga, necesito que alguien limpie el aula de pociones y¿quién mejor que alguien que tiene amplia experiencia en ese campo?''

Observó cómo Harry comenzaba a redactar cuidadosamente las sucias y desordenadas notas en otro pergamino y sonrió malvadamente. A diferencia de a los Slytherin, a quienes había mandado un trabajo sobre el Veritaserum (algo bastante fácil dado que tanto su composición como sus efectos eran muy conocidos, aunque hubiera que prepararla muy cuidadosamente), a los Gryffindor les había ordenado tres trabajos sobre la poción Multijugos, el Estrafactum y el Mensapertum (que no sólo eran poco conocidas, por lo que buscar información sobre ellas sería difícil, sino que eran también complicadas de preparar).

''Espero por su bien, Potter, que me entregue todos los trabajos en la fecha fijada. Aunque, por lo que veo –comentó con un matiz burlón en la voz-, todavía va por el primer trabajo.

Harry se volvió bruscamente casi volcando la tinta, totalmente sobresaltado para satisfacción de Severus. Consiguió atrapar el frasco de tinta a tiempo antes de que estropeara todo el trabajo de Transformaciones y lo colocó bien en la mesa con manos temblorosas.

''Disculpe pero no oí lo que me dijo –dijo con un hilillo de voz. ¿Cuándo demonios había entrado?

''Que espero que entregue puntualmente sus tareas, Sr. Potter. Aunque como veo que va usted por la primera lo dudo mucho. Se ve que la fama no lo es todo¿verdad? Parece que tenemos aquí a la versión en miniatura –recalcó el "en miniatura"- de Gilderoy Lockhart.

''Ya he terminado las otras dos –contestó enrojeciendo furiosamente.

Severus arqueó una ceja y extendió una mano indicándole que se los entregara. Harry sacó dos pergaminos y se los dio, totalmente incómodo. Ese sitio era algo así como su santuario y no se sentía a gusto si había alguien aparte de la señora Pince. Y más si ese alguien era Severus Snape. La verdad de por qué no había dado contestación a sus provocaciones era que quería estar tranquilo y que no tenía ganas de pelea.

Mientras tanto, Snape había conseguido lo que había venido a buscar: confirmar que Potter no había salido de su estado apático y que se había volcado en los estudios para no pensar. Simplemente le devolvió los pergaminos con una fría mirada de superioridad y se volvió para dirigirse a una de las estanterías de la sección prohibida.

Harry parpadeó confuso. ¿Es que no le iba a decir nada? Aunque él con esa mirada tenía más que suficiente. Recogió todos sus útiles y los libros tras buscar rápidamente los pocos detalles que le faltaban y se los devolvió a la señora Pince.

''Gracias –murmuró y salió a paso ligero, casi corriendo, de la biblioteca.

Cuando el chico salió, Severus fue hasta donde se encontraba la bibliotecaria, recuperó su libro "Pociones del siglo XV" y salió majestuosamente de la sala.

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Aquella noche habían organizado una pequeña fiesta en la Torre de Gryffindor y, curiosamente, Hermione no había puesto objeciones, es más, se estaba divirtiendo como el que más. Habían alcoholizado varias bebidas y ya estaban todos bastante contentos. Harry, totalmente acalorado, se separó un poco del grupo que bailaba alocadamente en el centro de la Sala Común, yendo hacia una mesa en la que había un vaso de bebida. Le sonaba que era suyo, pero¿qué más daba si no lo era? Lo cogió y lo bebió entero de un trago tirando después el vaso a la basura.

Diez minutos más tarde salía atropelladamente de la Torre ante la mirada sorprendida de la Señora Gorda y se perdía por los oscuros pasillos. Gimió desesperado, abrazándose a sí mismo, cosa que hizo empeorar la situación ya que un escalofrío placentero le recorrió todo el cuerpo. Se dirigió con pasos torpes y vacilantes, intentando sostenerse apoyándose contra las paredes, hacia la Torre de Astronomía, deseando tan sólo tumbarse sobre el frío suelo para aliviar el ardor de su cuerpo.

Los profesores también habían montado una pequeña fiesta en una habitación cercana al despacho de Dumbledore. Severus observaba incrédulo lo que el estado de ebriedad provocaba en sus compañeros de trabajo. Él era el único que estaba sobrio en aquella sala, cosa que no era de extrañar ya que tenía especial resistencia a los efectos de las pociones y la bebidas alcohólicas eran, al fin y al cabo, una poción. Hacía un rato había conseguido impedir que Minerva hiciera un strip tease y que la señora Hooch se tirara por la ventana intentando demostrar que podía volar sin escoba. Con eso ya había tenido más que suficiente, así que hechizó las ventanas (no fuera que Hooch intentara tirarse de nuevo) y salió de allí antes de que le obligaran a jugar al Strip Twister.

Por culpa de esos borrachos tenía que hacer la guardia él solo (Filch también estaba en la fiesta y en no muy buenas condiciones que digamos). Maldiciendo a los estúpidos y a sus estupideces, recorrió los pasillos en penumbras iluminándolos con la luz de su varita, dirigiéndose a la Torre de Adivinación. Pobre del que se encontrara con él esa noche porque iba a comprender por qué en un tiempo había sido la mano derecha de Voldemort.

Comprobó rápida y metódicamente que no había nadie y se dirigió a la Torre de Astronomía dejando tras de sí únicamente el eco de los susurros de su ropa. Comenzó a subir las angostas escaleras que llevaban al aula de Astronomía cuando con su fino oído captó una serie de ruidos, apenas murmullos, que provenían de allí. Sonrió con deleite. Oh, sí. Se iba a librar de toda la tensión que le provocaban sus frustraciones (eso y la incompetencia de algunos) de un plumazo.

Harry ya no sabía qué hacer. Su cuerpo ardía y ese ardor era tal que no notaba la frialdad del suelo. Su piel estaba perlada por el sudor y su cuerpo estaba tenso como la cuerda de un arco. No hubiera podido hablar aunque su vida dependiera de ello, lo único que podía hacer era respirar dificultosamente y en sonoros jadeos. Trataba de menguar el dolor del placer removiéndose inquieto en el suelo pero no servía de nada. Había aflojado su túnica y su camisa en un intento de aliviar la opresión que sentía en el cuerpo pero había sido inútil.

No era consciente de lo que tenía alrededor así que su mente no registró el hecho de que Severus entraba en el aula una sonrisa diabólicamente triunfante. Su mente tampoco registró que le estaba llamando con voz venenosamente fría, sólo estaba concentrado en llevar aire a sus pulmones y en abrazarse a sí mismo hecho un ovillo en el helado suelo. Sin embargo, sí que sintió como algo fresco se le posaba en la frente e instintivamente trató de acercarse más y más a ello.

Eso era lo último que Snape esperaba encontrarse.

''Potter –le llamó-. ¡Potter¡Respóndame ahora mismo!

Lo único que consiguió como respuesta fue un coro de jadeos y gemidos así que, definitivamente, algo iba mal. Posó su mano en la frente del menor buscando signos de fiebre, pero el chico estaba frío, tremendamente frío. Harry se acercó a él gimiendo y cuando Snape trató de apartar la mano, el gryffindor la agarró sin permitírselo, apretándola contra sí mismo.

De repente, en su mente se dispararon mil señales de alarma cuando sintió como algo mágico lo envolvía, reconociendo instantáneamente la poción por la que Harry estaba así, pero ya fue incapaz de hacer nada al respecto. Todo se volvió difuso para ambos, una neblina los envolvió y ya no fueron conscientes de nada salvo de sus deseos.

En un incomprensible arrebato de lujuria, atrapó los labios de Harry entre los suyos golosamente. Mordisqueó el labio inferior y lo lamió obteniendo un gemido apasionado del chico entre sus brazos. Harry entreabrió la boca, deseoso de más, pero sin saber realmente que era ese "más" y Severus no esperó mayor invitación e invadió aquella dulce cavidad expertamente, entrelazando su lengua con la de un inexperto Harry que trataba de imitarle. Recorrió el delgado cuerpo del menor comenzando a desabrochar su camisa y a pasar sus manos por los pectorales del muchacho. Harry gimió y se arqueó entre sus brazos, cosa que aprovechó Severus para mordisquear su cuello encendido de pasión.

Fue bajando lentamente hasta los pezones y empezó a succionarlos y mordisquearlos hasta que se endurecieron. Harry se arqueó nuevamente, retorciéndose, jadeando extasiado y apretando la túnica del mayor entre sus temblorosas manos, tironeando de ella. Severus lo observaba fascinado, saboreando la deliciosa sensación de tener al chico así para él, viéndolo derretirse bajo sus caricias, completamente sonrojado.

Jugueteó con el ombligo al tiempo que bajaba la cremallera y abría el cierre del pantalón. Harry se estremeció cuando sintió ese leve toque sobre su entrepierna y gimió de nuevo impaciente, bajando las manos para enterrarlas en el cabello azabache del hombre instándolo a que lo tocara otra vez ahí, abriendo instintivamente las piernas para facilitarle el acceso al mayor.

Severus sonrió sabiendo que el chico era totalmente inocente y que realmente no sabía qué quería que él le hiciera. Una vocecilla en su cabeza gritaba una y otra vez que no debería estar haciéndole eso a Potter y que el chico no sabía quién era el que le prodigaba las caricias. Pero no podía oírla, los efectos de la poción se lo impedían y estaba centrado únicamente en dar placer al joven.

Retiró los pantalones y los boxers y lamió juguetonamente la punta del miembro del excitado muchacho. Harry hundió más los dedos en el cabello del hombre, jadeante, deseoso de más. Lamió la extensión del sexo, jugueteando con los testículos notando como Harry se retorcía de placer debajo de él. Por fin lo tomó enteramente en su boca comenzando a moverse sobre él lentamente, aumentando el ritmo paulatinamente. Poco después Harry se arqueaba abriendo la boca en un ahogado grito, liberándose en la boca del mayor.

Severus lo besó con pasión y mientras tanto, impaciente, con un movimiento de varita hizo que sus propias ropas desaparecieran. El miembro le pulsaba dolorosamente por la excitación pero se obligó a sí mismo a esperar un poco más. Trazó un nuevo recorrido de besos por aquella selva virgen que era el cuerpo de Harry, llegando hasta el miembro, que besó y lamió tratando de hacerlo despertar de nuevo. Harry gimió a través de su respiración entrecortada y se revolvió inquieto, con el cuerpo todavía laxo tras la reciente eyaculación.

A la vez que excitaba la virilidad del muchacho, Severus bajó lentamente, acariciando, la mano hacia su entrada. Harry al notarlo se tensó pero el mayor le besó tranquilizándolo poco a poco. Le hizo lamer sus dedos al menor mientras él mordisqueaba su cuello. Harry, completamente excitado otra vez, lamió apasionadamente los dedos que el otro le ofrecía, pasando su lengua con dedicación por esos dedos, uno por uno, casi haciéndole perder la cabeza al mayor.

Severus no iba a aguantar mucho más y menos ante la erótica visión que Harry le estaba ofrendando. Retiró su mano de la dulce boca del chico y las bajó nuevamente a su entrada. Le besó con pasión entrelazando su lengua con la del joven al tiempo que introducía un dedo lentamente en su interior. Harry se tensó de nuevo y clavó sus uñas en la espalda del hombre. Severus esperó a que se relajara para mover el dedo lentamente en el interior de aquella estrecha cavidad. Cuando sintió que el joven se acostumbraba a tenerlo dentro metió un segundo dedo y más tarde, un tercero.

Harry se retorcía jadeante entre sus brazos, incapaz de calmarse ante aquella desconocida sensación de placer que le embargaba haciéndole sentir un nudo de tensión en el estómago. Severus gimió, aquello ya era su límite. Se afirmó entre las piernas del menor, levantando levemente sus caderas para poder penetrarlo mejor y que le doliera menos. El gryffindor gimió frustrado al sentir cómo el otro retiraba de su entrada los dedos. Severus comenzó a entrar en él lentamente y Harry abrió desmesuradamente los ojos, que se llenaron de lágrimas ante el punzante dolor que sentía.

Cuando estuvo completamente en él se inclinó a lamer tiernamente las lágrimas del menor, quedándose, aunque era una tortura para él, quieto, sin moverse, tan sólo besando suavemente las mejillas y los labios del chico. Masajeó su miembro hasta que sintió que el placer embargaba de nuevo al menor, que gemía suavemente entre sus labios y comenzaba a arquearse con movimientos torpes, sin saber cómo hacerlo pero buscando la misma sensación que había sentido cuando había tenido los dedos del hombre en su interior.

Empezó a moverse lentamente en su interior y Harry se abrazó a él con las piernas enredadas en su cintura, besándolo con pasión. Eso le hizo perder el escaso control de sí mismo que le restaba y hundió la cabeza el cuello del menor, embistiendo en aquella cálida estrechez que lo llevaba a la locura, oyendo vagamente los jadeos y los gemidos de placer del otro y apenas notando las uñas clavadas en su espalda. Cuando sintió que estaba cerca tomó el sexo del menor con una mano como pudo, masajeándolo al mismo ritmo de sus envites hasta que ambos alcanzaron el clímax con gritos de placer.

Con la respiración entrecortada se dejó caer sobre Harry, sintiendo la ardiente respiración del chico en su cuello y los leves espasmos de placer que recorrían su pequeño cuerpo. Harry, sudoroso y jadeante, trataba de normalizar su respiración y de controlar su estremecido cuerpo sin mucho éxito, ya que lo único de lo que era capaz era de abrazar el cuerpo del que estaba sobre él. Lentamente, Harry se dejó caer satisfecho en los brazos de Morfeo.

Severus sintió como el joven se relajaba y salió de su cuerpo con delicadeza, arrancando un suave gemido del dormido Harry. Con un hechizo limpiador los aseó a ambos y preparó, todavía bajo los efectos de la poción que había ingerido Harry y por lo tanto, nada consciente de lo que hacía, una improvisada cama con sus túnicas para pasar la noche. Atrajo al joven hacía sí consiguiendo que éste suspirara suavemente y se abrazara a él.

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''¡FRED! –gritó George llamándolo.

''¿Qué pasa?

''¿Dónde est�?

''¿Cuál?

''La poción.

''¿Qué poción?

''"ESA" poción.

Al oír aquello, Dean, Ron, Seamus, Fred y George se miraron espantados mientras Hermione les miraba con el entrecejo fruncido sin entender nada.

''Ooops –exclamaron todos los chicos al unísono.

Continuará…

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¿Qué os ha parecido? Por favor, decidme. Es mi primera historia (y primer lemmon... no veáis lo que me costó escribirlo TT.TT). Dejad reviews, pleaseeeeeeeeee.

Calais Alcarin

Miembro de la orden Severusiana