Capítulo 15: ¿Final?

Los días pasaban y luego las semanas. Y muy pronto los meses que se tornaron años. El tiempo veloz, se cernía sobre aquellos que trataban de aprisionarlo, sin resultado.

La vida continuaba y nada la detenía. Ni los llantos, ni las tristezas, ni el dolor. Nada la detiene. Ni siquiera la propia muerte.

Y Ginny lo sabía muy bien.

El pequeño William crecía a pasos agigantados. Tras una pequeña lucha personal en su casa, Ginny logró que Draco le pusiera un pañal al niño... y luego que le diera de comer... y más tarde que se convirtiera en su padre.

La chica... o mejor dicho, la mujer, sonreía al ver a su antiguo enemigo de escuela cargando a un bebé... a su bebe...

¿Quién hubiera pensado que alguna vez el Gran Draco Malfoy sería el culpable de que el pequeño William dejara el chupete? Su padre, Lucius, seguro que no...

Pero la realidad era esa. De alguna extraña manera, Draco había conseguido que el niño abandonara su primer vicio.

Una noche en la que ella regresaba de su casa algo más tarde que de costumbre, descubrió algo que le paralizó el corazón. Un hombre y su pequeño descansaban uno sobre el otro en el sillón de la sala de estar.

Ginny no pudo evitar que una lagrima furtiva se le escapara y rodara por su mejilla. Los recuerdos comenzaron a embargarla y un torrente de emociones avanzó sobre ella como una gran tormenta. En ese instante, él se movió y la vió allí parada llorando en silencio. Con un sentimiento de angustia, ella se le acercó y se dejó abrazar por él. Draco la rodeaba con sus brazos dándole calor y protección. El niño, que ya contaba con los dos años de edad se movió y ellos se dieron cuenta de su presencia.

Lo llevaré a acostar... – Susurró él para no despertarlo. Ella asintió quitándose una lagrima con la mano. ¿Por qué llorar? Se preguntó al mismo tiempo que oía los pasos de su novio bajando las escaleras. Pese a que ellos se querían, habían decidido esperar un tiempo para formalizar las cosas.

La madre de Ginny estaba deseosa porque se casaran, pero ellos la hacían esperar. Sabían perfectamente que algún día llegaría el momento de hacerlo, y querían que fuera antes de que el niño pudiera preguntar el porque de la tardanza... pero no se sentían seguros con la idea del matrimonio. Draco tenía apenas 21 años y ella uno menos. Eran demasiado jóvenes...

La chica sintió como un escalofrío le recorría todo el cuerpo al sentir que él se sentaba junto a ella. Hacía un año y medio que ambos se habían mudado juntos. Los primeros días, habían sido hermosos... pero la convivencia hizo lo suyo. Discusiones, llantos y hasta puertas que se cerraban con furia. Pero todo volvía a la normalidad cuando el enojo se calmaba y las diferencias se hacían mínimas. Día a día se conocían más y más.

Y el amor todo lo perdonaba.

¿En que piensas? – La voz tierna de Draco la sobresaltó. La pregunta se quedó vagando en su mente hasta que su cerebro supo elaborar una respuesta.

En lo mucho que puede cambiar una vida en tan solo un instante – Él le sonrió solo como un Malfoy sabía hacerlo. Ginny acomodó su cabeza en el pecho del rubio y cerró los ojos. Estaba cansada. Exhaló un suspiro muy profundo y se sintió mejor. -¿Y tú en que piensas?– Preguntó a su vez ella abriendo los ojos un momento.

En lo mucho que cambió mi vida cuando te conocí – Ginny se levantó y lo miró directo a los ojos. Sus miradas llenas de ternura, de amor... de sentimiento se intercambiaron y se fundieron en un beso.

Ambos se quedaron allí sentados, juntos un largo tiempo.

Mucho tiempo...

FLASHBACK

Ginny quería quitarse todo el dolor de su cuerpo. De su piel. Quería hacer el amor con él para sacarse la amargura y reponerse por completo. Y Draco la ayudó.

Ambos propusieron una fecha, un lugar. Y allí, todo comenzó... y allí, algo terminó.

Se fueron quitando la ropa, hasta que la desnudez de sus cuerpos los cubrió. La calidez del lugar contrastaba con el calor corporal que los invadía. Lentamente, se fueron acercando.

Draco la besaba con ternura... con pasión... con amor... y eso era lo que le hacía sentirse segura.

Era la primera vez desde que la habían violado que estaba con un hombre... en realidad, quería hacer de cuenta de que esa era su primera vez. Porque además de todo lo que la habían lastimado en ese entonces, le habían robado su virginidad... su inocencia... su niñez. Y eso era algo que jamás podría recuperar...

Las manos expertas de Draco le acariciaban la piel con maestría. Y ella intentaba olvidar lo malos momentos y dejarse llevar. Mientras Draco le besaba el cuello suavemente ella cerraba los ojos. Las imágenes del pasado aparecieron como sombras aterradoras pero ella supo seguir adelante con ellas. Poco a poco fue perdiendo el miedo, y su mente se blanqueó.

Una sonrisa se dibujó en su rostro. Por fín lograba despejarse por completo... y ser felíz...

Un susurro en su oído la estremeció.

-¿Segura de que quieres hacerlo? – Draco tenía miedo de lastimarla más y aunque deseaba hacerla suya quería tener su aprobación.

Tras un breve silencio que los incomodó unos instantes, contestó muy segura:

-Sí –

Y la pasión hizo lo demás...

FIN FLASHBACK

Ginny se despertó por el sonido de los pasos en el primer piso. Tomó su almohada y la enterró en su rostro intentando no escuchar, pero la estridente voz de su madre se lo impidió. Sonrió al pensar el porque de la visita tan temprana. Su casamiento. Habían esperado cinco largos años, pero al fín se habían decidido.

¡Pero señora Weasley, aún no se levanta, no puede impedirme que la vea! – Gritaba Draco desesperado. Aún no se acostumbraba a llamar a su suegra Molly... y muchos temían que no lo hiciera nunca...

¿Ah no¿Quieres ver como lo impido? – Continuaba gritando la mujer que ahora estaba conjurando a la escalera para que solo les permitiera la entrada a las mujeres.

Ginny se sentó en la cama. Si alguien hubiera visto el estado de su cabeza en ese momento se hubiera tirado por la ventana del espanto. Se puso una bata y decidió poner a su madre más loca de lo que estaba. Se asomó por la escalera dispuesta a bajar cuando Molly puso el grito en el cielo.

¡PERO QUE CREES QUE HACES? – Inquirió al mismo tiempo que lanzaba a Draco lejos para que no viera a Ginny. El pobre hombre se dio la cabeza contra la pared y la meneó un tanto atontado. La chica miró preocupada a su futuro marido y hubiera ido a verlo de no ser porque un niño de cinco años se le acercó medio dormido y le tiró de la manga.

Mamáaaaa... no se podque todos gdritan y gditan... – Explicó malhumorado. Si no fuera por los genes, diría que es hijo de Draco... Pensó ella divertida. Y luego puso una mano en su vientre. Pensó en la razón de su matrimonio y sonrió.

La boda fue sencilla a pesar de que Draco planificó una luna de miel en Venecia, Italia en un hotel de lujo. Por primera vez desde que se conocían, Ginny pudo hablar con su suegra.

Narcisa Malfoy apareció en la boda, sorprendiendo hasta al mismísimo Draco que aunque la había invitado suponía que jamás vendría.

Pero al fin y al cabo es una madre, y pudo sobreponerse al disgusto que le provocó la noticia. Durante todos esos años había esperado que su hijo volviera a ella y le dijera que todo había sido producto de un filtro de amor que le habían dado los Weasleys. Pero Draco no regresó y la mujer decidió hacer lo correcto... o lo que Lucius en vida jamás le habría dejado hacer...

Los novios viajaron de inmediato a Italia junto con el pequeño William que estaba encantado con la idea. Meses después, nacía Anne la hija de ambos.

Cuando Draco tomó entre sus brazos a su hija, el cuerpo entero tembló de la emoción. Y Ginny se dio cuenta de que las cosas no ocurren porque sí.

Aunque a veces pensemos que el dolor solo nos hace sufrir y nos genera sentimientos de odio, también nos hace fuertes. Y nos ayuda a seguir adelante.

Y como Ginny aprendió al nacer su primer hijo:

"Aún en la mas negra oscuridad, siempre hay una luz..."

Fin

NOTA DE LA AUTORA:

GRACIAS. Este fic fue uno de los mas importantes que escribí y que más me han marcado. Quizás por situaciones que vivi, escribirlo fue una catarsis. Como nota final quisiera decir que sobre el embarazo producto de una violación, y sobre la decisión de tenerlo: es muy difícil a los 15 años (edad en la que escribí ésta historia) saber o siquiera imaginar lo que es transitar por un embarazo no deseado. En la historia escribí lo que yo creo que hubiera sentido (la verdad es que es imposible de saber), pero bajo ningún punto puedo dar un consejo, opinar sobre la decisión de quien elige no continuar con su embarazo o culpar a una mujer que elige no continuar un embarazo o dar en adopción. Quisiera dejar eso en claro y abrazar a toda persona que haya sufrido por una situación así. No estás solx. Que siempre encuentren una luz en la oscuridad. Saludos!