CAPITULO 8: LA LUNA LLENA

Los soldados entraron a la habitación. Selene sintió un horrible escalofrío recorrer su cuerpo cuando dos de ellos la tomaron de los brazos.

-Una cosa más antes de que te vayas, Selene- dijo Marcel Vincent, haciendo sonar sus dedos de nuevo. Tres soldados entraron, uno de ellos llevaba a una chica por los hombros, y los otros dos a un hombre. La chica tenía largos cabellos castaños y llevaba un vestido gitano rojo. El hombre era de ojos y cabellos castaños, vestía como gitano también.

-Ion...Waldo...- murmuró Selene en voz baja.

Ion tenía la mirada baja, y no oponía la menor resistencia. Waldo, por su parte, no paraba de forcejear con los dos soldados que lo retenían, aunque ya tenía bastantes golpes en su rostro.

-Fascinante, ¿no lo crees?- dijo Marcel con una sonrisa- Carena les escribió a Hungría, diciéndoles que estabas en peligro, y los dos tontos volvieron a Atenas, a su propia muerte, para tratar de ayudarte...-

-No te atrevas a...- le dijo Selene, y Marcel se echó a reír.

-No tengo intenciones de hacerles daño...aún- dijo Marcel- por lo pronto, solo presenciarán tu propia muerte, después, ya veremos...-

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El solitario Bois de Bologne estaba totalmente desierto, cuando aparecieron cuatro hombres vistiendo armaduras doradas.

-¿Ya llegamos?- dijo Milo, mirando a su alrededor. Habían aparecido en un bosque a las afueras de París, muy cerca de un lago.

-Así es- dijo Mu, quien los había teletransportado- estamos en el bosque de Boloña, a las afueras de París-

Milo asintió, mirando el reflejo de la luna llena en las tranquilas aguas del lago.

-Ahora, tenemos que movernos- dijo Camus fríamente- la Place de Gréve está cerca de Notre Dame, en el cuarto cuadro de la ciudad... –

-¿Cuadro?- preguntó Aioria.

-La ciudad es muy grande, por eso se divide en veinte cuadros, del centro hacia afuera- explicó Camus- tenemos que entrar a la ciudad y seguir el río Sena, pasar la torre Eiffel, les Champs Hélices y el edificio del Louvre hasta llegar a la plaza que se encuentra frente a la catedral...-

-Suena muy lejos- dijo Milo.

-No nos queda mucho tiempo- dijo Mu- para esta hora ya deberán haber encontrado un juez...-

-Andando, pues- dijo Aioria- tenemos que darnos prisa...-

Milo pasó su mirada del reflejo de la luna en el lago a la luna misma. Vio como el astro nocturno brillaba en su máximo esplendor. En ese momento recordó la quinta carta que Selene le había mostrado el día que se conocieron. La luna llena: una victoria.

-Ganaremos- dijo Milo en voz baja, solo para sí mismo, mientras corría tras de sus compañeros, quienes ya habían entrado corriendo a la ciudad- ganaremos, Selene. No sé como lo haces, pero ahora creo que puedes predecir el futuro...-

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En la Place de Gréve, los más de veinte soldados rodearon a Selene, quien tenía las manos encadenadas hacia delante. Marcel y Fabián Vincent estaban de pie, junto a Carena y Marie, quienes estaban vistiendo ropas no gitanas mientras la miraban y se reían de ella. Unos pasos detrás de ella, encadenados de la misma manera y vigilados por otro grupo de soldados, estaban Ion y Waldo.

Un juez leía una hoja de papel con las acusaciones de Selene, mientras varios funcionarios del gobierno y algunos curiosos lo escuchaban.

-La gitana Selene ha sido traída a La Place de Gréve acusada del crimen de brujería- dijo el juez- ¿quienes son los testigos?-

-Nosotros- dijo Carena- yo misma vi a esa bruja haciendo hechizos dentro de su tienda. También la vi embrujando a un hombre para obligarlo a darle dinero...-

-¡No es verdad!- gritó Waldo al escuchar esto.

-¡Carena, eres una mentirosa!- dijo Ion a su vez- debería darte vergüenza...-

-Yo la vi maldiciendo niños y lanzándoles horribles hechizos con un fajo de cartas que siempre lleva consigo...- dijo Fabián Vincent. Varios de los guardias y los curiosos que se habían acercado dejaron escapar una exclamación de sorpresa y horror. Selene escuchaba esto con la vista en el suelo, sin hacer ningún intento de defenderse.

-Esa es una acusación muy seria- dijo el juez-¿qué respondes a ello, niña?-

Selene no respondió ni hizo el menor movimiento. El juez apretó los dientes y repitió la pregunta de mal humor.

-Yo... nada de eso es cierto- dijo Selene en voz baja, como si no quisiera que la escucharan, y sin levantar la mirada- todo eso es mentira-

El resto de la gente hizo una exclamación de incredulidad.

-¿Cómo te atreves a negarlo?- gritó Marie- ¡eres una maldita bruja!-

-¡No es verdad!- gritó Waldo a su vez - ¡están mintiendo!-

-Cállate, Waldo- dijo Marcel Vincent entre dientes, acercándose a él y tomándolo de la solapa de su camisa- te lo advierto: cierra la boca o la siguiente en ser ahorcada será Ion...-

Waldo frunció el entrecejo, pero no siguió.

-¿Así que no admites tu delito?- dijo el juez, ignorando a Waldo, y luego se volvió a Fabián- ¿qué prueba tiene de lo que declara?-

Como respuesta, Fabián Vincent le entregó el fajo de cartas que la joven gitana llevaba en la bolsita amarrada a su cinturón, mientras la chica seguía con la vista clavada en el suelo.

-Brujería asquerosa- dijo el juez enfadado, dejando caer las cartas al suelo y pisándolas con desprecio. Fabián, Marcel, Carena y Marie sonrieron maléficamente.

-La gitana Selene ha sido encontrada culpable del crimen de brujería- dijo el juez en voz alta- señores del jurado, ¿qué sentencia le imponen?-

-¡Muerte!- gritaron todos los funcionarios.

-Bien- dijo el juez- la sentencia se llevará a cabo inmediatamente... ¡soldados!-

Dos hombres tomaron a Selene por los brazos y la forzaron a subir la fría escalera de roca gris hacia la horca, mientras ella dejaba correr sus lágrimas en libertad.

"Esta vez moriré" pensó para sí misma mientras era llevada casi arrastrando hacia la parte más alta de la estructura de piedra "al menos así seré libre por fin... pero me hubiera gustado ver a Milo de nuevo... por última vez..."

-Muere y vete al infierno, donde perteneces...- dijo Marcel Vincent desde abajo, apuntándola con su índice mientras miraba complacido como llevaban a la chica a su muerte.

-Yo no lo creo- dijo una voz. Selene levantó la vista.

-¡Milo!- exclamó ella, levantando la voz por primera vez.

-¿Pero que...?- comenzó el juez-¿quién demonios son ustedes?-

-¡Son intrusos!- dijo Marcel Vincent, quitándole la espada a un guardia y preparándose a pelear- quieren evitar que se cumpla la ley...-

-¡Ustedes dos, no se detengan!- gritó Fabián Vincent a los dos guardias que llevaban a Selene- los demás, ¡acaben con ellos!-

Los guardias obedecieron y se lanzaron contra los caballeros. Milo, Mu y Aioria sonrieron, y Camus hizo una mueca. Sería muy fácil derrotarlos, esos tontos soldados no tenían ningún entrenamiento de caballero. Los cuatro se dispersaron para pelear mejor.

-Debiste quedarte en Grecia, Camus- dijo Marcel Vincent, quien peleaba contra el caballero de Acuario con la espada que había arrebatado a un soldado- no tienes nada que hacer aquí en Francia-

-Al contrario- dijo Camus, esquivando los ataques de Marcel con su mirada fría- el que no debería estar aquí eres tú... ya me imagino lo que dirá el juez cuando sepa tu nombre...-

-No lo sabrá, porque tú morirás antes de que puedas pronunciarlo...- dijo Marcel, tratando de atravesarlo con su espada.

Mientras peleaban, Milo se acercó a la escalera que iba hacia la horca, donde los dos guardias aún seguían arrastrando a la joven gitana hacia arriba. Selene luchaba por soltarse, pero los dos hombres eran demasiado fuertes para ella.

-¡Suéltenla!- les gritó un enfurecido Milo desde abajo- ¡suéltenla o lo lamentarán!-

-¡Sigan adelante!- gritó a su vez Fabián Vincent, quien subía a toda prisa detrás de ellos. Los guardias obedecieron a Fabián Vincent, y siguieron subiendo a Selene, arrastrándola literalmente. Milo encendió su cosmo.

-¡AGUJA ESCARLATA!- gritó Milo un par de veces, hiriendo a los dos soldados en distintas partes de sus cuerpos, quienes soltaron a Selene de inmediato al sentir el agudo dolor del ataque. Ella cayó al suelo hacia delante. Trató de levantarse y alejarse de ahí, pero Fabián la alcanzó primero y la obligó a levantarse y a seguir subiendo.

-¡Suéltame!- dijo ella, forcejeando.

-¡Dijiste que preferías morir, y morirás!- gritó Fabián hecho una furia- si no serás mía no serás de nadie más...-

-¡Suéltame!- volvió a gritar ella, dándole una fuerte bofetada con ambas manos juntas y las cadenas que las sujetaban. Fabián Vincent se enfureció aún más y le devolvió el golpe. La chica cayó al suelo, pero el hombre la forzó a levantarse nuevamente.

-¡AGUJA ESCARLATA!- lo atacó Milo de nuevo. El hombre recibió el ataque en un muslo, sin embargo, siguió jalando a Selene hacia arriba.

Ya habían llegado a lo alto de la estructura, y Fabián no dejaba ir a Selene. Milo los alcanzó y golpeó a Fabián en el abdomen.

-¡Griego desgraciado!- bramó Fabián- te daré una lección por entrometido-

El francés soltó a Selene y devolvió el golpe al caballero. Milo le asestó otro fuerte puñetazo en la cara, que lo dejó tirado en el suelo.

Enfurecido, Milo tomó a Fabián por el cuello y lo levantó contra la tabla vertical de la horca con una mano, y tomó la cuerda con la otra.

-Creo que el ahorcado esta noche va a ser otro, maldito francés- dijo Milo con todo el odio posible- eres una vergüenza para tu país. Ahora mismo acabaré contigo por ponerle las manos encima a Selene...-

-No lo hagas, Milo- dijo Aioria, temeroso de que Milo fuera a asesinar al hombre.

Milo ignoró a Aioria y siguió apretando el cuello de Fabián Vincent cuando sintió una pequeña mano en su hombro.

-Por favor, Milo- le dijo Selene en voz baja- no vale la pena que manches tus manos con su sangre...-

-Tienes razón- dijo Milo, y se volvió a Fabián- tienes suerte... pero si vuelves a acercarte a ella te juro que no quedará nada de ti cuando termine contigo...-

Milo soltó a Fabián, quien cayó al suelo pesadamente, y se volvió hacia Selene-¿estás bien?-

-Sí, eso creo- dijo ella, encogiéndose de hombros. Milo abrió las cadenas con sus manos y las dejó caer al suelo.

-Me alegro- dijo Milo, tratando de sonreír- tenía miedo de que...-

Pero se interrumpió porque ella le echó los brazos al cuello y se echó a llorar.

-¡Me salvaste!- dijo entre sollozos- perdóname, Milo, no debí...-

-Ya, no llores- dijo a su vez el caballero, tratando torpemente de consolarla - no pasó nada...-

Abajo, los caballeros ya habían terminado su trabajo: Camus había dejado inconsciente a Marcel Vincent de un golpe en la cabeza y había hecho una barrera de hielo alrededor de Marie y Carena para evitar que escaparan. Aioria los alejaba de la escalera con sus ataques, y Mu los rodeó con una Pared de Cristal para evitar que los ataquen.

-¡Pero que demonios ha sucedido aquí!- bramó el juez, quien miraba la escena incrédulo- C'est imposible! ¿Porqué atacan a los soldados?-

-Porque querían ahorcar a una mujer inocente- dijo Camus, cruzando los brazos con su usual aire frío, mientras Aioria rompía las cadenas de Ion y de Waldo.

-¡Pero si ella es una gitana y una bruja!- exclamó el juez.

-Lo siento, señor, pero se equivoca en ambas cosas- dijo Camus.

-¿Cómo que me equivoco?- dijo el juez- ¿van a negarlo ustedes también?-

-Nunca fue una bruja, todo fue un invento de los hermanos Vincent- dijo Camus, señalando al inconsciente Marcel y al asustado Fabián que aún estaba en lo alto de la estructura de piedra.

-Aún así, es una gitana fuera de la ley- continuó el juez.

-Ya no es gitana- respondió Camus, sacando un papel y mostrándoselo al juez- el primer ministro le ha concedido la libertad, aquí y en Grecia-

El juez lo tomó y lo leyó.

-Quoi?- exclamó el juez- ¿una chica inocente? Jamais, en todos mis años de...-

-Y eso no es todo- dijo Camus, levantando a un noqueado Marcel Vincent- éste hombre es Marcel Vincent, quien ha desobedecido su orden de exilio...-

-Y su hermano Fabián Vincent mintió sobre los cargos- dijo Waldo- Selene jamás ha hecho nada malo...-

El juez miró alternadamente a los hermanos Vincent y a las dos gitanas, y se aclaró la garganta.

-Señores Vincent, quedan arrestados por secuestro e intento de asesinato...- dijo el juez- y las dos señoritas serán procesadas por perjurio...-

Fabián quiso huir al escuchar esto, pero Milo no se lo permitió.

-Ah, no, no lo harás- dijo el caballero de Escorpión- ¡AGUJA ESCARLATA!-

Fabián Vincent cayó al suelo, adolorido, mientras Mu hacía desaparecer su Pared de Cristal para que el resto de los soldados lo alcanzara y arrestara.

-Merci beaucoup, creo- dijo el juez confundido, rascándose la cabeza- aunque no sé de donde vinieron...-

-Mejor no pregunte- dijo Aioria.

-Bueno, hora de regresar a casa- dijo Mu, encendiendo su cosmo- acérquense todos...-

Todos obedecieron. Mientras desaparecían, Milo abrazó a Selene por la cintura, como si temiera perderla de nuevo.

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Todos volvieron al Santuario. Fieles a su promesa, o mejor dicho amenaza, Marín y Shaina seguían esperando a Milo en la entrada del Templo de Aries, para asesinarlo sin duda. Las amazonas se sorprendieron al ver que Selene volvía abrazada de Milo con los caballeros que habían partido.

-¿Se...Selene?- dijo Marín- ¿ustedes que...?¿cómo...?-

-Estoy cansado- dijo Camus antes de que Marín acabara de hablar- he viajado ida y vuelta a Francia dos veces el mismo día. Hasta mañana- añadió antes de subir las escaleras hacia su templo.

-Yo digo lo mismo- dijo Mu, introduciéndose en su propio Templo- dulces sueños...-

Milo hizo el ademán de irse con Selene, pero Marín y Shaina lo detuvieron.

-¡Ah, no!- dijo Shaina- tú tienes un asunto pendiente con nosotras...-

Al ver la cara de miedo de Milo, Selene rió por lo bajo. Vaya que tenía un par de amigas muy tenebrosas cuando se enojaban. Aioria también sonrió y abrazó a su novia.

-Ven, amor, vamos a pasear un rato- dijo el caballero de Leo.

-Pero...-

-Pero nada- dijo Aioria- es problema de ellos dos. Además, tenemos una luna muy bonita esta noche...-

-Bien- dijo Marín, rindiéndose y caminando junto a Aioria. Shaina solo resopló. Al fin y al cabo Aioria tenía razón, era asunto de Milo y Selene, así que ella se retiró al Recinto de las Amazonas.

Milo y Selene, por su parte, volvieron a la casa de Escorpión en silencio.

-Marín y Shaina- comentó Milo, una vez que llegaron ahí- como se ponen...-

-Sí- dijo Selene, mirando el suelo. Milo dejó escapar un hondo suspiro.

-Selene, hay algo que tengo que decirte... sobre lo que ocurrió esta tarde- dijo Milo, tomándola de las manos- no quiero justificarme, solo quiero que sepas que no fue a propósito lo que sucedió...-

-Lo sé- dijo ella sin levantar la vista- debí imaginarme que Carena y Marie aún trabajaban para los Vincent... ellos me lo dijeron-

-Perdóname- dijo Milo con toda la sinceridad del mundo.

-No, perdóname tú a mí- dijo Selene- fue todo una trampa, y yo me enfadé contigo... después de todo lo que hiciste por mí...-

Milo la tomó del mentón y suavemente la hizo levantar la mirada. Se impresionó al ver que sus ojos eran del mismo color azul-gris de la luna.

-Gracias por salvarme, dos veces- dijo ella en voz baja- no quería morirme sin decirte eso, y...y yo...-

Milo no había soltado su mentón, y poco a poco fue acercándose a ella hasta que los labios de ambos hicieron contacto. Ella pasó sus brazos por el cuello de él, y Milo la abrazó por la cintura.

Ambos se besaron unos minutos. Aunque ninguno había estado dispuesto a aceptarlo, era lo que los dos querían hacer desde hacía mucho tiempo. Cuando se separaron, Milo acarició el rostro de Selene y juntó su frente con la de él.

-Yo también- dijo el caballero en voz baja, adivinando lo que ella había estado a punto de decir. Selene le sonrió.

Los dos se sentaron en el primer escalón del Templo. Ella apoyó su cabeza en el hombro de él, mientras Milo la rodeaba con un tierno abrazo.

-¿Sabes?- dijo Milo- cuando Aioria me contó que estaba enamorado de Marín, yo no podía imaginarme lo que era amar así a una sola mujer... pero hoy mismo me di cuenta que hay mujeres por las que vale la pena renunciar a todo, aún al estilo de vida que tenía antes... Selene-

Ella sonrió, y Milo la atrajo hacia sí mismo.

-Est-ce que tu m'aimeras un jour, mon amour ?-preguntó ella en voz baja.

-Non, je t'aimerai toujours, mon amour- dijo Milo, por primera vez agradeciendo que su amigo le haya enseñado francés. Ella acentuó su sonrisa. Por fin, su sueño se había hecho realidad.

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FIN

Misaokamiya: lo siento, pero no puedo ponerlo, no me gustaría cambiar la clasificación del fic... ¡gracias por tu review!

Misao CG: No llores! Y lo del documento, ahí está. Claro que a Milo le hubiera gustado dejar al par de idiotas como colador, pero es un caballero y tiene que controlar su ira. ¡gracias por tu review!

Atalanta: Merci beaucoup! Jajaja oye, mi PC está loca y no me dejó dejarte un review. Bueno, aprovecho para decirte que me encantó tu nuevo chapter, ¡eres genial! Eres mala, me dejaste en total y completo suspenso... Bueno, espero que te haya gustado este fic, y muchas gracias por tu apoyo.

Nox de Escorpio: ¡gracias por tu review, amigo!

Elena: ahora sé que no es seguro hacerte enojar... ¡gracias por tu review!

Zen: yupi! Voy mejorando... ¡gracias por tu review! Espero que el final haya sido de tu agrado...

Fenixgirl: bueno, aún tengo bastantes ideas para las historias que siguen. ¡Gracias por tu review!

Giselle: Jajaja tienes razón. No te preocupes, el siguiente fic es el de Saga. ¡Gracias por tu review!

Ryu Mari: sí, soy cruel... ejem... Bueno, ya no puedo comer chocolates porque soy prediabética, así que tendré que encontrar algo mejor en que emplear mi corazón y mis sentimientos... ¡gracias por tu review!

A los demás: ¡Gracias por seguir leyendo, y por mandar sus reviews!

Los espero en la próxima historia, es la de Saga (y un poquito Kanon)

Abby L. / Nona