Capitulo 11

Dejando inhibiciones

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Soyomi se sorprendió de ver a Rin sentada en el suelo con la mirada perdida frente a ella. Cuando al llamarla por su nombre dos veces, no respondió, la youkai le tocó el hombro para sacarla de su trance. Rin se volvió con los ojos muy abiertos y expresión desorientada.

"Estas bien?"

"Estaba pensando en muchas cosas…Omi como supiste que Rua quería estar contigo?"

En el acto, Soyomi comprendió porque Rin lucía tan desanimada y sintió un nudo en el estómago. Dispuesta a ayudarla, se sentó junto a ella, hablándole con cariño.

"Cuando dices estar conmigo te refieres a…?"

"Si, estar juntos como pareja, como supiste, fue algo que él hizo o dijo? Dime por favor!"

"Bueno fue una combinación de ambas! Te preocupa el Príncipe?"

Rin dio un gran suspiro y entre dientes le dijo que si, luego le confesó que las cosas seguían igual entre ellos, por lo que creía que Sesshoumaru estaba arrepentido y era cuestión de tiempo para que volviera a despreciarla.

"Ósea que…aún no te besa, es eso?"

"Si… yo pensaba, o más bien contaba con que él hiciera algo, tu sabes para estar segura, yo tengo muchas ganas pero…Soyomi no creo poder soportar otro desprecio…!"

"Eso no va suceder, si no hace nada haz algo tu!"

"Yo, estas loca?"

"Porque? tu lo amas y estoy segura que él a su manera siente lo mismo. Por favor! Ustedes duermen juntos, cuando estés acurrucada en su pecho, solo bésalo y ya! No solo se trata de recibir caricias, besos o palabras amables, también tienes que hacer tu parte, se cariñosa, tu eres buena para eso"

Rin no pudo contener la imagen mental de aquellas palabras y se echó a reír, sonaba tan fácil y sin embargo, de solo pensarlo le daban nauseas. La pasividad youkai le provocaba miedo e inseguridad y aunque dormían en la misma habitación, las cosas no parecían avanzar. Consumiéndose en su desesperación, se quedó viendo al vació en completo silencio. Angustiada, Soyomi le dijo que si estaba muy nerviosa, quizás podían conversar para aclarar las cosas. Rin levantó la vista con una sonrisa asomando entre sus labios.

"Cuando dices conversar, te refieres a que le pregunte que le pasa verdad?"

"Exacto! Tu eres su pareja, reclámale!! No se como aguantas a ese sujeto, nunca dice nada! Yo jamás podría tolerar una situación así"

Rin sonrió resignada porque aunque se lo propusiera, no podía dejar de amarlo. En ese momento llegó Rua que venía por su esposa para desayunar juntos. Después que se fueron, se quedó largo rato contemplando el piso bajo sus pies, dándole vuelta a las palabras de la youkai. En el fondo sabía que tenía razón y dado que Sesshoumaru era el príncipe del mutismo, si quería lograr algo, le tocaba a ella actuar. El resto de la mañana se la pasó escondiéndose de todos, sentada a los pies de A-UN, repasando una y mil veces, la forma de encararlo.

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A la hora de la cena cuando Sesshoumaru esperó en vano por ella, supo que algo le preocupaba, no supo porque, pero rechazó el ofrecimiento de Jaken de ir a buscarla, era como si intuyera que debía dejar que las cosas siguieran su curso. Desganado por la ausencia de Rin, disfrutó del té y al terminar decidió que era hora de buscarla. Cuando Sesshoumaru entró a la habitación y encontró a Rin haciendo su rutina de acicalamiento nocturno, se puso feliz de poder contemplarla sin esconderse. Ella no notó su presencia hasta que lo tuvo muy cerca y al verlo, una mezcla de nerviosismo y rabia se reflejaron en su mirada.

"No lo escuché llegar!"

Inconscientemente y aprovechando la cercanía, Sesshoumaru extendió la mano y acarició la suave melena. Dominada por los nervios, Rin dejó caer el peine. Con suavidad, el príncipe recogió el diminuto utensilio y se lo entregó con algo cercano a una sonrisa que a Rin la hizo enfurecer y le arrebató el peine prácticamente gruñendo. Sesshoumaru levantó una ceja al ver la actitud huraña y comprendió que estaba molesta por algo. Dándole la espalda y poniendo un poco más de espacio entre ellos, Rin terminó de peinarse.

"Estas bien?"

"Aja!"

"No fuiste a comer, porque?"

"No me dio la gana!"

"Ya veo!"

Rin tragó grueso sintiendo un hueco en el estómago, los consejos de Soyomi formaban remolinos en su mente enrollando su lengua. Su enojo era solo para enmascarar el miedo y la ansiedad de pensar que la volvería a rechazar. Se suponía que la amaba pero el concepto de aquel demonio de amar no la satisfacía y era claro que había desperdiciado su vida junto a él. Por un instante, pensó en encararlo pero no quería darle el gusto de rechazarla otra vez, así que guardó su peine y se puso de pie. Con los ojos muy abiertos, Sesshoumaru la observó y al ver que recogía sus cosas le preguntó que estaba pasando.

"Porque recoges tus cosas?!"

"Voy a dormir en mi habitación, en el ala sur!"

"Esta es tu habitación!"

"No, es la suya…buenas noches mi Lord!"

Sesshoumaru resopló calladamente confundido por tan ácida actitud, la verdad era que estaba estimulado porque si estaba molesta probablemente pelearían y ella lo mandaría al infierno antes de confesarle lo que sucedía. Poniéndose de pie para cerrarle el paso le exigió una explicación pero ella reaccionó como toda una fiera.

"A un lado!"

"No me hables golpeado, y porque me dices mi lord? Te pedí que me llamaras por mi nombre!"

"Le hablo como me de la gana!"

Sesshoumaru contuvo la sonrisa al escucharla y cuando con un gruñido le pidió que dejara de atravesarse, se apartó. Cuando lo hizo, Rin sintió que la sangre se le iba a los pies porque dejarla ir significaba que no le importaba y era un rechazo silencioso. Apretando los ojos para no ceder al impulso de llorar, Rin siguió caminando lo más rápido que pudo, estaba a mitad de las escaleras cuando Sesshoumaru le dijo que esa noche habría tormenta.

"Magnífico, ojalá me caiga un rayo para dejar de sentir!"

Sesshoumaru frunció el ceño al escucharla y después de unos minutos la siguió, pero al llegar a la habitación no entró, se sentó en el piso y escuchó en silencio. Sentada en un rincón, Rin hablaba para sí misma mientras se limpiaba las lágrimas.

"Soy una tonta, si no besa es porque no le parezco atractiva…en todo este tiempo no me ha dicho que quiere estar conmigo yo solo asumí..."

Rin enmudeció de repente, como si descubriera algo aterrador, luego soltó una risa amarga y su risa pronto fue un mar de lágrimas. Afuera, Sesshoumaru cerró los ojos comprendiendo que nuevamente era su culpa que ella sufriera, todo por esperar demasiado. Estaba a punto de levantarse y entrar pero se detuvo al escuchar que se ponía de pie. Rin se deshizo del kimono y se cubrió con la yukata, luego se acostó tratando de dormir.

Sesshoumaru se incorporó sin hacer ruido y entró a la habitación, Rin tenía los ojos cerrados pero los abrió al sentir la brisa de afuera. Al verlo de pie frente a ella, se sentó sobre el futón y le preguntó que estaba haciendo, cuando el príncipe no le contestó ella trago saliva nerviosa, porque había algo en sus ojos maravilloso y estimulante. El youkai se arrodilló desnudándola con la mirada, quedándose muy cerca, tanto que solo tenía que estirar la mano y podría acariciarle el pálido rostro.

"Dime porque estas tan molesta?"

"Ya se arrepintió verdad?"

"Arrepentirme de que?"

"De estar conmigo…porque no me besa?"

El youkai dejó caer la quijada y sus ojos brillaron presa del desconcierto, mientras Rin lo atravesaba con la mirada luchando contra las ganas de llorar. En un intento por aplacar la tormenta que había en sus ojos, el príncipe la acarició la mejilla y el aroma femenino cambió de miedo y tristeza a excitación, alborotando su sangre. Sin imaginar todo lo que su cuerpo silenciosamente le gritaba al youkai, Rin le pidió que no jugara con ella. El príncipe detuvo la lágrima que le bajaba por la mejilla y le delineó los labios muy lentamente, luego en un arrebato de emoción se inclinó sobre ella sintiendo que no podía estar un segundo mas sin besarla, cuando sus bocas se encontraron, Sesshoumaru se abrió paso entre los labios femeninos usando su lengua de una forma tan alucinante que Rin sintió un delicioso ardor que le subió desde la unión de sus piernas hasta su boca, arrancándole un gemido.

Percibiendo el gemido en su propia boca, Sesshoumaru sintió una descarga de placer por todo el cuerpo, más cuando ella estiró ambas manos escurriéndolas por los pliegues del kimono, como cuando niña. La diferencia que ahora era una mujer y se sentía tan delicioso que no pudo evitar gruñir de placer; cuando el gruñido llegó a oídos femeninos, ella se estremeció y su aroma se hizo aún más irresistible. Aferrándose a ella por la cintura, Sesshoumaru desvió sus besos hacia el cuello saboreando su piel con pequeños mordiscos que dejaban la marca de sus colmillos, dominada por la excitación, Rin repitió su nombre en un quejido y Sesshoumaru pensó que le había hecho daño.

"Te hice daño, te duele algo?"

"No, porque te detuviste?"

Sesshoumaru entrecerró los ojos sintiendo que la emoción le retorcía las entrañas, cerrando la mano sobre su cintura la atrajo hacia su pecho y se la quedó viendo con una sonrisa. Los ojos verdes se abrieron a todo lo que daban y aunque quiso decir algo no pudo, su sonrisa y que la estrujaba como si quisiera fundirse con ella, simplemente era demasiado y las palabras correctas escapan su conciencia.

"Eres muy hermosa, en serio estas bien?!"

Su respuesta fue ecuánime, Rin primero le dio un beso y luego tiró del kimono para quitárselo y así deslizar sus manos sobre él totalmente absorta. El príncipe no dijo nada solo la miraba a la expectativa. Inclinándose para volverla a besar, le pidió en un susurro que se quitara todo para ver lo bella que era. Ante semejantes palabras, Rin sonrió emocionada y sin titubear, se deshizo de sus ropas, dejando al descubierto su jugoso cuerpo, la erizaba sentir las garras sobre su espalda, y cuando el youkai hizo fuerza para que se acostara, ella no puso resistencia.

Pegándose a ella para sentir la tersura de su piel, Sesshoumaru empezó un camino de besos en el ombligo, subiendo lentamente hasta su pecho. Siguiendo la curva de sus senos con la lengua, cubrió sus pezones con suaves mordiscos que la hicieron jadear extasiada, moviendo sus manos por la anatomía youkai como toda una experta. Juntando sus labios nuevamente, el príncipe bajó la mano hasta sus muslos y con suavidad los separó, todo su cuerpo reaccionó estremeciéndose, ella estaba tibia, calentándolo, mezclando sus aromas en una nube de amor y lujuria. Moviendo sus dedos con suavidad, se dio cuenta que estaba húmeda, como invitándolo a probar su esencia, el aroma era tan irresistible que con suavidad se separó de ella y se perdió entre sus muslos, deslizando la lengua entre sus pliegues, deseoso de dejar una marca invisible en su cuerpo para que ella no quisiera estar con nadie más.

Al sentir los labios se estremeció y cerró los ojos con fuerza abrumada por todo lo que sentía, pero con el pasar de los minutos su cuerpo se relajó y pudo disfrutar de las caricias, Sesshoumaru percibió eso y decidió estimularla con sus garras, como preparándola para lo que venía. Sin dejar de mover sus dedos, buscó su boca y la besó tomándose el tiempo para disfrutarlo. Entre besos le preguntó si estaba bien o quería que se detuviera; para su deleite ella le pidió que siguiera. Seguro que estaba bien lubricada, Sesshoumaru terminó de quitarse el kimono y se acomodó sobre ella, en cuanto sintió el peso del príncipe, Rin abrió las piernas en un sensual recibimiento y eso lo dejó perplejo, pero no se atrevió a decir nada para no robarle la inspiración.

Con el afán de no lastimarla, Sesshoumaru dejó que la punta de su miembro se acomodara entre sus piernas y se movió muy despacio, susurrándole palabras amables que lograban calmar los nervios que sentía. Con una sonrisa, Rin apretó los ojos y cuando la penetró completamente no pudo contener un quejido y el ardor que la sacudió se esparció por su cuerpo como una ola de dolor, pero a medida que Sesshoumaru se movía fue transformándose en maravilloso placer. Aferrada a él le dijo que lo amaba y el youkai se sintió conmovido hasta lo más profundo de su alma.

Con el pasar de los minutos, Rin estuvo cada vez más cómoda y aunque le dolía lograron encontrar el ritmo entre sus cuerpos. Sesshoumaru se escuchó jadear excitado, dejando que todas sus emociones y sentimientos quedaran al descubierto. La pequeña y frágil humara era su dueña, la única que había amado como para entregarle alma y corazón Aferrado a ella, continuó moviéndose y llegó al clímax sintiéndose amado y completo. Rin lo siguió pero no supo que era aquella sensación tan alucinante hasta que notó que el príncipe permanecía inmóvil sobre ella besándola.

"Estas bien?"

"Si!"

"Mucho dolor?"

"Algo…no siempre será así verdad?"

"Te lo prometo!"

Con una sonrisa, Rin se acurrucó a su costado, al instante el sonido de su estómago vacío inundó la estancia y se ruborizó hasta las orejas. Acariciándole la cabeza Sesshoumaru le preguntó cuanta hambre tenía.

"No te preocupes, estoy bien mejor busco unos hongos de mi huerto"

Rin quiso levantarse pero estaba adolorida y haciéndose un puñito en el futón se quedó inmóvil. Acomodándose detrás de ella, el príncipe le dio un beso en la nuca con ternura diciéndole que esperara ahí. Al ver que se levantaba, Rin se aferró a su brazo pidiéndole que no la dejara sola.

"No te preocupes, traje tu cena porque supuse que tendrías hambre mas tarde!"

Rin dejo escapar un suspiro cuando él se levantó dejando ver su figura completamente desnuda, cuando se volteó y sus ojos se toparon con su anatomía de frente, Rin apartó la mirada y se puso tan roja que sentía la cara a punto de estallar. El príncipe torció la boca en una sonrisa y se acomodó frente a ella ofreciéndole el recipiente con comida. Hipnotizada por la imagen completamente desnuda del youkai, Rin no reaccionó de inmediato dándole a Sesshoumaru la excusa perfecta para besarla otra vez. Se sentía como un niño que acaba de descubrir un placer maravilloso y no puede saciarse. Quitándole el recipiente de la mano, la envolvió en un beso apasionado hasta que el estómago de Rin resonó por toda la estancia y abrazada a él dijo que se moría del hambre, cautivado por su sinceridad Sesshoumaru soltó una carcajada y Rin dejó escapar un sonoro suspiro, era tan extraño verlo reír, como si aquel sonido fuera de otro mundo y ella tuviera la rara oportunidad de presenciar un milagro.

"Te ríes de mi, porque tengo hambre?"

"Sino hubieras sido tan rebelde, habrías ido a comer"

"Si me hubieras besado antes…!"

"Eres una insolente!"

Rin separó los labios para decir algo pero él la silenció dándole un poco de comida directamente de sus labios. Ella masticó sin apartar sus ojos de él, buscando el calor de su pecho, luego tomó los alimentos y comió disfrutando de los besos que Sesshoumaru le daba en el cuello, mientras sus garras la acariciaban la piel de sus caderas. Cuando terminó de comer se acostaron entrelazando las piernas y buscando un poco de descanso, ella estaba sucumbiendo al sueño cuando Sesshoumaru le rozó los labios para que abriera los ojos.

"Sucede algo?"

"Tu eres la única, siempre lo has sido, lo que siento no logro describirlo con palabras!"

Con los ojos aguados, Rin le dijo que ahora tenía claro que si le importaba, cautivado, Sesshoumaru dejó escapar una risa, diciéndole que era la más sentimental de las humanas y sus palabras pretendían darle alegría y no tristeza. Rin sonrió y se dedicó a llenarlo de besos. Afuera, la tormenta arreciaba por lo que se acurrucaron bajo la manta y Rin se quedó dormida sin mucho esfuerzo, durante la noche la contempló mientras dormía, preguntándose cuanto daño y sufrimiento le había causado su soberbia.

"Te lo recompensaré pequeña!"

………………………

A la mañana siguiente…

Sesshoumaru abrió los ojos a medias para ver la cara de Rin sonriéndole, se apoyaba en él acariciándole el pecho con las puntas de los dedos, estaba desnuda y el roce de sus senos al compás de su respiración pausada se sentía delicioso.

"Buenos días!"

"Hace cuanto estas despierta?"

"Un rato, estaba viéndote dormir, dormiste bien?!"

"Aja!"

Rin se inclinó para besarlo dejando que él explorara el interior de su boca con la lengua acariciando la suya y cuando sus garras acariciaron su piel gimió calladamente. Dejándose llevar por su deseo de experimentar todo con él, Rin retiró la manta que lo cubría y se regocijó con la visión de Sesshoumaru completamente erecto y sintió que no podía mas por lo que se inclinó para cubrirlo de besos, aquel gesto tomó a Sesshoumaru desprevenido por lo que dejó escapar un quejido pero de satisfacción, creyendo que lo estaba haciendo mal, Rin se separó apenada.

"No te gusta, lo estoy haciendo mal?"

"No al contrario pero ten cuidado con los dientes pequeña!"

Rin se puso tan roja que Sesshoumaru soltó una risa y poniéndole la mano en la cabeza le pidió que siguiera porque se sentía delicioso. Cerrando los ojos, volvió a inclinarse sobre el príncipe, el aliento tibio contra su piel era alucinante y la alentó llamándola por su nombre visiblemente excitado. Aunque quería alargar el placer de aquel delicioso despertar, los labios de Rin se movían de una manera que al príncipe le fue imposible contener su clímax por más tiempo y a punto de estallar le pidió que se retirara, así lo hizo pero se quedó muy cerca y pudo ver como el líquido tibio y cremoso resbalaba por la piel, con los ojos cerrados, Sesshoumaru no la vio inclinarse sobre él para llenarse los labios con su esencia, se acercó con una sonrisa y recogiéndolo con la lengua llevo aquel sabor extraño a sus labios, en el acto, Sesshoumaru abrió los ojos y la miró desconcertado, esperando pacientemente que ella levantara la cara, cuando lo hizo le dijo que era un sabor inusual e inocentemente le pregunto si le había gustado lo que le hizo.

"Mucho, puedes hacerlo todas las veces que quieras! Ven aquí"

Rin se carcajeó acurrucándose en su pecho, no pasó mucho tiempo para que las caricias los llevaran a desvestirse y con el sol colándose por las rendijas, hicieran el amor sintiéndose completamente a gusto de estar así con él.

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