No es justo T.T, con lo bien que me estaba quedando esta historia que incluso tenía lectores fijos se me ha borrado .... no es justo tenía muchas esperanzas en esta historia (incluso yo estoy depre T.T ya me había hecho ilusiones de que está terminara alguna cosa que empezara pero veo que no va a poder ser por que tendrá que escribir el capítulo dos y tres que se le han borrado). Y ahora he tenido que esperar tres días para subir el capítulo, claro que primero lo he mejorado poniendo más cosas y cambiando partes que a los lectores no le gustaron mucho u.u pero espero que ahora si y llegue a tener el mismo éxito que la primera vez n.n aunque no estoy muy segura de que les haya gustado (Eli por primera vez en mi existencia cuantas con mi apoyo n.n) gracias, no sabes lo que significa para mi el apoyo de mis lectoras y amigas, sois las mejores y os deseo lo mejor, y ya de paso si os da una picadita leed mi fics n.n.

Este capítulo que he tenido que rescribir por que el maldito Fanfiction ha borrado el mío va dedicado a, Antonitta que aunque no me dejes review me pongo contenta de saber que me lees, a mi Aneue que me ha apoyado a seguir escribiendo y que la quiero mucho, a mi prima Ana por que me dio ánimos para seguir escribiendo, a mi cuñis Nora que me dejas los mejores y más lindos review del mundo, a Sofía que aunque esta para que la lleven al manicomio me lee y me apoya, a Sayo – Yukishiro ya que fue la primera que me dejo review y una persona a la que admiro mucho, a Inu cat que tiene uno de los mejores fics que he leído, a Mónica que es una de las mejores personas que conozco, a Jannet mi súper compañera de batallas que me ha apoyado desde el principio , a Mitzuky que me paso los capítulos de Inuyasha que me faltaban n.n y a todas mis queridas lectoras que seguisteis mi historia desde el principio y si ahora estáis leyendo esto os diré que si me sigo esforzando puede que este fics llegue a su fics algún día n.n.

Os quiero mucho chicas espero que os guste este capítulo renovado y que me sigáis leyendo por mucho tiempo!!!!!

Disclainer: Antes de empezar os advierto que Inuyasha y Cía. No son míos, son de la gran maestra Rumiko Takahashi -.- (más quisiera ser Takahashi) pero la historia de el fics es completa y exclusivamente mía, así que no se os ocurra robarme la idea que os las tendréis que ver con mi súper bufete de abogados, pero si me la pedís prestada puede que os la deje n.n yo en verdad soy muy buena, pero no me enfadéis que si no puedo llegar a ser muy mala ò.ó.

- Hablando

"Pensando"

(cosas de la autora)

'''''''' cambio de escena

Ya nunca más

Inuyasha, Kagome, Shippo, Miroku y Sango estaban regresando a la aldea de la anciana Kaede después de ocho días de búsqueda de los fragmentos y que al final Inuyasha había matado al monstruo que poseía dos fragmentos de la perla. Estaban muy cerca de la aldea, pero la noche se les estaba echando encima y decidieron acampar en el bosque de Inuyasha, pese a las quejas que este tenía respecto a esa idea, aunque la verdad todos deseaban más descansar que llegar a la aldea. Lo más raro es que Naraku no había dado señales de vida, y eso no era muy buena señal que digamos.

Inuyasha percibió un ruido del bosque como de algo cayéndose y se preparo para atacar, los demás al verlo decidieron hacer lo mismo preparándose para cualquier cosa, el ruido se oía cada vez más cerca, Shippo estaba escondido detrás de la cabeza de Miroku con sus ojitos cerrados, pero lo que vieron, no era nada de lo que se habían esperado, era un joven de unos diecisiete años pelo negro azabache y ojos verde esmeralda, que tenía una herida en el costado que parecía infectada, se levanto lentamente presionando su herida y levantando la cabeza. Mientras murmuraba algo casi ineludible.

- Aunque esa sacerdotisa me salvó, el demonio me hirió bastante – mientras tosía y un pequeño hilo de sangre corría por su boca.

Inuyasha con sus sensibles orejas percibió el murmullo y se quedó pensando "una sacerdotisa a estas horas no suele haber ... a no ser que sea ..." los ojos de Inuyasha se abrieron ante la sorpresa "... Kykio".

- Kykio ... – murmuro él tan bajo que nadie pareció escucharlo, pero la joven que estaba al lado de él si se entero y bajo la mirada.

Kagome sabía que Inuyasha había murmurado el nombre de Kykio, y seguramente estaba cerca de ahí, siempre ella era la que estaba en los pensamientos del hanyou, siempre, pero despejando esas cosas de su cabeza se adelanto hasta el joven.

- ¿Estas bien? – pregunto mirando la herida – parece que tu herida se ha infectado ... – murmuró más para ella que para el joven.

El chico pareció sorprendido, parecía a verse dado cuenta de que había personas que le observaban y de que esa joven se le había acercado, se parecía tanto a la sacerdotisa de antes.

- ¿Usted no estaba antes luchando contra el demonio que me ataco? – dijo el muchacho de repente – y si no es usted se parece muchísimo señorita – tímidamente.

Inuyasha abrió sus ojos mucho, ahora ese joven acababa de despejar sus dudas, si Kagome había estado con ellos todo el tiempo la persona que tenía que haber luchado contra ese demonio podía ser otra que Kykio.

- ¿Dónde dices que había una sacerdotisa? – pregunto Inuyasha sorprendiendo a los demás menos a Kagome que sabía que ella estaba cerca, y además él había sido el único en escuchar lo que murmuro ese chico antes.

El muchacho parecía sorprendido antes la pregunta y mirada inquisidora del joven hanyou, creía que nadie le había escuchado pero parecía que se había equivocado, lentamente señalo al interior del bosque.

- Por allí, cerca de un río en un claro, en lo profundo del bosque – dijo lentamente.

Inuyasha se fue corriendo hacia donde había señalado el joven bajo la mirada atenta de todos, pero sobre todo de una joven de largos cabellos negros como la noche y de hermosos ojos chocolates, que ahora se tornaban tristes y melancólicos, mientras miraba donde hacía un momento había estado el joven hanyou de ojos ámbar. Pero luego se volteo a mirar la herida del muchacho aunque todos motaron la tristeza en sus ojos.

- Señorita Kagome ... – dijo el monje mirando la mirada de la chica.

Kagome no le echo cuenta y siguió revisando la herida del muchacho y pregunto.

- Y dígame ¿cómo se llama? – con un tono de voz tranquilizador.

- Sokichiro – haciendo una mueca de dolor por que Kagome le había tocado la herida – me llamo Sokichiro Miya – débilmente.

- Muy bien Sokichiro – mostrándole una sonrisa tranquilizadora aunque parecía triste – no te preocupes por la herida no es muy profunda aunque esta un poco infectada, con las hiervas adecuadas mañana estarás mucho mejor - dijo mientras buscaba su botiquín, y dejaba su mochila en el suelo y cogiendo su arco – Sango ¿podrías ir limpiándole la herida mientras voy a buscar las hierbas? – esta asintió – vuelvo enseguida – mientras desaparecía por la espesura del bosque.

Todos miraban por donde se había marchaba, y Sango empezó a limpiar la herida del muchacho mientras este fruncía el ceño por el dolor. Entonces Sango dijo.

- ¿Por qué Inuyasha siempre hace lo mismo cuando Kagome esta presente? – mientras seguía limpiando la herida.

- ¿Es qué no ve que ha Kagome le duele esa actitud? – más que una pregunta era una afirmación de el pequeño Shippo que acababa de bajarse del hombre de Miroku.

- Pues por lo que se ve no - dijo pensativamente pero luego levanto la cabeza y suspiro – que le vamos a hacer el es así – pero estaba pensando "si le hiciera más daño a la señorita Kagome ... ¿que haría ella entonces?"

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Inuyasha estaba corriendo lo más rápido que podía para llegar lo más rápido posible donde se encontraba Kykio, quería comprobar que no estaba herida, por que no quería que su "querida" Kykio estuviera mal, por que no sabría que hacer entonces. Cuando llegó al claro del bosque que había dicho se encontró con los restos que parecían de un Oni, y una mujer de piel clara, pelo largo azabache y mirada fría estaba recostada sobre un árbol mirando a ningún punto fijo.

- Kykio ... ¿estas bien? – pregunto el hanyou esperando una respuesta de parte de la sacerdotisa.

Kykio miró a Inuyasha fijamente con la cara inexpresiva y los ojos tan fríos como el acero.

- ¿Qué haces aquí Inuyasha? – pregunto de manera cortante.

Kykio lo seguía mirando muy fijamente mientras se levanta y se acercaba al hanyou.

- ¿Por qué estabas preocupado por mi, Inuyasha? – dijo suspicazmente ella mirando por encima del hombro a Inuyasha.

Inuyasha en un rápido movimiento le agarró el brazo y la abrazo fuertemente intentando que no se escapara. Ella hacia fuerzas pare separarse pero al final cedió y le devolvió el abrazo.

- Por que te quiero – mientras seguía abrazado a ella.

- Yo también te quiero – mientras buscaba sus labios para besarlos, pero el beso no tenía ninguna emoción, ni amor, ni pasión, ni nada.

Él se sorprendió un poco, pero enseguida correspondió al beso, los labios de Kykio eran fríos, como besar a un témpano de hielo, sin ninguna emoción. Inuyasha estaba deseando volver a besar esos labios cálidos que tenía ella antes, como los que ahora tenía la otra joven que ocupaba un espacio en el corazón del hanyou. Poco a poco se fueron separando y en un impulso Inuyasha dijo algo de lo que luego se arrepentiría.

- No hay nadie más importante que tú en este mundo ni en ningún otro para mi – aunque lo dijo con lo que parecía convencimiento, pero en realidad no lo estaba en absoluto, por que también estaba Kagome que era muy importante para él, ella era alguien que lo entendía, que lo había aceptado siendo hanyou y que lo quería mucho. (no te quiere ella te ama idiota ¬¬)

Entonces Kykio volvió a besar a Inuyasha apasionadamente, pero no por que quisiera besar a Inuyasha, sino por que acababa de ver a una persona detrás de un árbol mirando la escena de la pareja, que al parecer Inuyasha no se había dado cuenta de la presencia de la joven ... aún, con pequeñas lágrimas silenciosas corrían por el rostro de la joven. La joven, era nada mas y nada menos que Kagome que estaba mirando la escena desde hacia mucho tiempo, pero parecía que la pareja estaba demasiada entretenida para darse cuenta de su presencia ... o por lo menos eso creyó.

Mientras estaba buscando una planta llamada athelas que era muy buena para cicatrizar la herida y desinfectarlas, cuando un ruido llamo su atención y fue a ver que era. Y se encontró a Kykio y a Inuyasha mientras se abrazaban aunque al principio parecía que Kykio le iba a rechazar pero luego cedió y luego para su desgracia se besaron, en sus ojos se empezaban a cristalizar pequeñas lágrimas que no hacían ruido pero que estaban cargadas de dolor, pero, cuando Inuyasha dijo "No hay nadie más importante que tú en este mundo ni en ningún otro para mi" la joven sintió como algo dentro de ella se encogía y su corazón estuviera a punto de romperse y cuando se volvieron a besar, su corazón pareció que de pronto se volviera de cristal y empezara a partirse lentamente, sin pensarlo dos veces salió corriendo hacia algún lugar indefinido, ya había visto suficiente. No sabía hacia donde se dirigía pero la única idea que se le pasaba por la cabeza era alejarse lo máximo de aquel lugar, corrió como diez minutos hasta que se paró en un pequeño monte en el que se veía el cielo despejado y tan tranquilo , desde ese sitio se veía la pequeña aldea de la anciana Kaede y el Árbol sagrado, se paró en una roca y empezó a llorar amargamente necesitaba desahogarse antes de llegar con los demás, no quería que la vieran triste. Kagome estaba aún llorando cuando se le ocurrió una cosa, cogió un papel y un lápiz de su bolsillo y empezó a escribir silenciosamente una carta en la que se despediría para siempre de él no sabría decir si para siempre pero, por algún tiempo así sería. Después de un rato Kagome se tranquilizo y miró la carta tristemente.

- Ya no puedo más – mirando fijamente a las estrellas – hoy mismo me iré a mi casa y no volveré, seguro que Inuyasha estará mejor sin mi, solo soy un estorbo, un rastreador de fragmentos ... – bajando la mirada – ni una amiga. – intentando que las lágrimas no escaparan de sus ojos – No quiero seguir sufriendo por alguien que no me va amar ... se que prometí estar a su lado ... pero ... – bajando mas la mirada – ya no puedo más ... es solo la quiere a ella ... a ... – pequeñas lágrimas que parecían cristal empezaron a derramar sus ojos – Kykio – rompiendo a llorar silenciosamente como antes.

Después de cinco minutos Kagome estaba ya más calmada e intentó parecer normal para ir a buscar la planta, cuando echo un vistazo a la aldea y al Árbol sagrado, y un poco más allá el claro donde estaba el pozo, y pensó "el pozo" donde volvía a su mundo y donde llegaba a este, donde conoció a tantas personas y amigos, y sobre todo donde conoció el amor, su único amor a ... Inuyasha. Kagome cambio de pensamiento rápidamente por que lo ultimo que quería era volver a pensar en él. Cuando encontró la planta se fue corriendo directamente al campamento, ya había tardado demasiado tiempo, cuando llegó al campamento se dio cuenta de que Inuyasha tampoco había y pensó "mejor así".

- Sokichiro ¿te podrías levantar un momento para que te pueda poner esto y vendar la herida? – pronuncio dulcemente.

- Creo que si – no muy seguro.

Kagome puso la planta sobre la herida, por lo menos ya estaba desinfectaba y sanaría mejor, fue vendando cuidadosamente la herida para que cicatrizara mejor, el joven intento incorporar y lo consiguió, Kagome se alegro por eso, no era una herida muy profunda gracias a Dios.

- Creo que así no sangrará más y se te cicatrizara pronto – pronuncio caladamente.

Kagome se acerco a su mochila y fue guardando el botiquín y las otras cosas que había sacado, Kagome recordó por un instante cuantas veces había curado a Inuyasha con esas cosas y sus ojos se ensombrecieron por un momento, cosa que Shippo notó.

- Kagome ¿te pasa algo? – pregunto el pequeño mirándola con inocencia.

Kagome pareció sorprendida ¿desde cuando Shippo era tan silencioso y tan observador?, pero decidió mostrar una sonrisa en su lugar.

- No me pasa nada – dijo en un tono muy convincente – solo que cuando estaba buscando la planta he visto la aldea muy cerca y quiero volver a mi época que hace mucho tiempo que no voy y seguro deben estar preocupados por mi – dijo tristemente- y de paso dejar a Sokichiro con la anciana Kaede que seguro lo puede cuidar mejor que yo – dijo distraídamente mientras se llevaba la mochila a su espalda.

Kagome se fue sacando del cuello los fragmentos que había recolectado hasta ahora quedándose ella con uno solo.

- Miroku, puedes guardarme esto – entregándole los fragmentos – yo con uno me basto – dijo son una sonrisa triste.

- ¿Cuánto tardara en regresar señorita Kagome – pregunto el monje.

Kagome se quedo pensando en la respuesta un rato, hasta que al final sonrió y dijo.

- No se, creo que me iré un par de semanas para recuperar el tiempo perdido en el colegio – esperando que se lo creyeran.

- Pero ... ¿volverás, no? – con cara de pena –es que siempre que te vas te echo mucho de menos – dijo bajando la cabeza.

Kagome miro a Shippo durante unos segundo y al final sonrió, bajo la mochila y empezó a buscar una pequeña caja de música de color granate con pintas doradas, y con un fénix grabado en la tapadera, tenía una melodía que siempre le tranquilizaba y que a Shippo le gustaba mucho. (Para quienes no sepan cual es se llama Inuyasha and Kagome Theme´s )

- Toma – entregándole la caja – para que no me eches tanto de menos, si escuchas esta música me recordaras siempre - dijo dulcemente.

- Muchas gracias – sonriendo – te la devolveré cuando vuelvas.

- No ... – tristemente – es para ti, tómalo como un regalo ¿vale? – sonriendo tiernamente.

- Y ... no te vas a despedir de Inuyasha , ¿Kagome? – pronuncio Sango que se había mantenido al margen de la conversación todo el tiempo.

Kagome se sorprendió de que Sango dijera eso, normalmente se lo esperaría de Miroku, pero de Sango no, eso lo sorprendió bastante mientras pensaba como excusarse para que se tuviera que ir sin decírselo a Inuyasha, así que pronuncio lo primero que se le paso por la cabeza.

- No, por que si espero a Inuyasha, primero tardare mas y segundo seguro que no me deja irme – dijo en tono divertido.

- La señorita Kagome tiene razón, Inuyasha no la dejaría irse aunque le fuera la vida en ello – siguiéndole la broma a Kagome haciendo que esta sonriera.

- Miroku ... – bajando la cabeza – le puedes dar esto a Inuyasha, por lo menos me despediré por carta – sonriendo tristemente - pero no se te ocurra leerla, te dejo al cuidado de Sango – viendo la cara que se le había quedado al monje.

- No te preocupes, si intenta leerla yo sabré que hacer – mirando fijamente al monje – hace mucho que no luchamos contra un monstruo y sería bueno practicar con mi boomerang, ¿no cree así monje? – con una cara angelical pero una sonrisa diabólica.

Miroku puso una cara de haber visto un fantasma.

- Pero que dices Sango yo no seria capaz de algo así – pronuncio en un intento de disimular su nerviosismo.

- Ya ... – mirándolo con detenimiento - y usted cree que yo me fió de lo que usted diga ¿verdad? – dijo con ironía.

- Juro que no la leeré – y se la metió en el traje bajo la atenta mirada de todos – lo juro, y no me miren así que no la leeré – sentándose debajo de un árbol cercano.

- Eso espero – mientras cogía a Kirara y se acercaba a Shippo que aún tenía la caja de música entre sus manos.

Kagome en mientras, miraba divertida la escena.

- Bueno, me voy antes de que sea más tarde – dijo cogiendo de nuevo su mochila y ayudando a Sokichiro a levantarse.

- Gracias – susurro tan bajo para que solo ella lo escuchara.

- De nada – sonrió ella a su vez mientras se adentraban en el bosque - la aldea no está muy lejos, en uno diez minutos llegaremos y podrán ayudarte más que yo – dijo poniendo una sonrisa que parecía triste.

Al cabo de unos minutos, ya habían llegado a la aldea de la anciana Kaede, cuando estaban cogiendo por el camino hacia la aldea, Kagome soltó a Sokichiro para que siguiera solo y le señalo cual era la cabaña a la que debía ir. Ella se marchó corriendo hacia el pozo, pero antes de llegar se paro enfrente de Árbol sagrado y puso una mando en el sitio que Inuyasha había estado sellado durante 50 años, dormido hasta que ella llego y lo libero, recordaba ese día como si fuera ayer, cuando la había confundido con Kykio ... y se enfado por ello, cuando la salvó del demonio ciempiés, cuando intento matarla para conseguir la perla, cuando la anciana Kaede le puso el collar que cuando ella decía "abajo" se caía contra el suelo, sonrió al recodar la última parte. Kagome se había puesto espaldas al árbol apoyándose en el.

- Aquí fue donde todo empezó ... – apenas en un susurro – donde conocí a todos, donde me encontré por primera vez con Inuyasha, aunque estaba dormido y se veía muy mono – dijo sonriendo tristemente – y a partir de hay comenzó mi aventura, encontrando nuevos amigos por el camino a su vez – su ojos se empezaron a cristalizar – el encuentro con las personas que quiero – bajando la vista – el encuentro con la persona que más quiero – pequeñas lágrimas parecidas a cristal empezaban a recorrer su rostro – pero el no me quiere a mi – separándose del árbol – mejor será que me vaya – dijo con aún lágrimas recorriéndole el rostro.

Se dirigió hacia el pozo lentamente limpiándose las lágrimas mientras miraba el cielo estrellado del Sengoku, con una luna creciente al fondo haciendo que el paisaje se iluminase misteriosamente y respirando profundamente ese aire tan limpio de la atmósfera que tantos recuerdos le traía.

- Ojala tenga el valor de volver – mirando aún a las estrellas - aunque, no se si podré verle de nuevo – suspirando tristemente.

Se apoyo en un lado del pozo mirando por última vez a su alrededor, se dio la vuelta y miró el fondo del pozo que no se admiraba estaba demasiado oscuro, y como si de un cuerpo sin vida se tratase, Kagome fue cayendo en las profundidades de la oscuridad, para a lo mejor jamás volver a ver ese mundo que tanto quería.

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Inuyasha aún estaba abrazado a Kykio, aunque el estaba pensando en cuanto tiempo se habría llevado así, pero, no sabiendo por que sentía un vacío como si algo le faltara, se separo un poco de Kykio. Entonces una pequeña brisa empezó a soplar, cosa que Inuyasha no le dio importancia, hasta que un aroma familiar capto su atención, pero no lo llegó a reconocer por que estaba mezclado con un olor salino parecido al del mar.

- Este aroma – separándose del todo – se parece – susurró – al de ... ¡¡¡Kagome!!! – grito al final de todo.

Kykio no pareció sorprendida, por que como había visto antes a su reencarnación, no le dio ni la más mínima importancia.

- Que pasa con esa niña –distraídamente - ¿ocurre algo? – sonrió con malicia.

Inuyasha estaba estupefacto, como no se había dado cuenta de la presencia de Kagome antes, ¿cómo?, si conocía a la perfección ese dulce aroma a jazmines que desprendía y lo podía reconocer a kilómetros, entonces recordó lo que le había dicho a Kykio anteriormente.

- Kagome estuvo aquí – abriendo mucho los ojos – y ... nos vio – parecía que le hubieran dado una patada en el estómago. (bien merecido te lo tenias ¬¬)

- Si, lo se, yo la vi hace un rato atrás tuya, perecía muy triste – sonriendo cínicamente – creo que estaba llorando, aunque no se veía muy bien, tenia la cabeza muy agachada y no se oían sollozaos – su sonrisa iba aumentando poco – salió corriendo después de que me dijeses que no había nadie más importante para ti que yo - la sonrisa seguía creciendo – si no estoy muy equivocada, y no creo que lo este ... se le partió el corazón – la sonrisa ya no podía ser mayor.

Inuyasha no se podía creer lo que estaba diciendo Kykio con tanta sangre fría y con esa sonrisa cínica surcándole el rostro.

- No, Kagome ... – salió corriendo muy rápido hacia donde se perdía el aroma de Kagome .

Kykio se quedo allí plantada con una sonrisa en la cual se podía leer triunfo encima, había echo que Inuyasha perdiera a su estúpida reencarnación en cinco minutos, entonces llamo a sus serpientes de luz y se fue volando por el cielo.

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Mientras tanto Inuyasha estaba siguiendo el rastro de Kagome que lo condujo hasta un pequeño monte donde había una hermosa vista de la aldea y de la luna, despejo esa idea de su cabeza, y siguió buscándola hasta que el rastro lo llevó hasta donde estaba los demás que habían montado un pequeño campamento provisional y habían encendido una fogata, todos estaban comiendo, pero ni el joven ni Kagome estaban, entonces pronuncio lo mas calmadamente que pudo.

- ¿Dónde esta Kagome? – pronuncio calmadamente.

Miroku fue quien contesto.

- Ha ido a llevar al joven a la aldea, que al parecer esta bastante cerca de aquí, y nosotros nos hemos quedado a esperarte – dijo muy tranquilo.

- Y nadie la ha acompañado, seguro que no sabrá volver – enfadándose un poco.

- Kagome no va a volver durante un tiempo – pronuncio el pequeño ante la mirada de confusión del hanyou – dijo que volvería a su tiempo, y como ninguno de nosotros tres puede ir a su tiempo, solo tú, preferimos dejarla que se fuera – mientras se comía una bolsa de patatas gritas.

Inuyasha se quedo mirando a Shippo con la boca abierta, ¿desde cuando ese pequeño podía hablar tan diplomáticamente y que tuviera una buena explicación para lo que decía? . Y además tenía sentido, si ellos no podían cruzar el pozo, para que molestarse es ir con ella.

- Os a dicho cuanto tiempo tardará en volver – dijo frunciendo el ceño.

- Un par de semanas ha dicho, para aprovechar el tiempo perdido nos ha dicho – mientras acariciaba a Kirara. (no es linda n.n)

Inuyasha juraba que acababa de oír mal un par de semanas ... ¡¡¡Un par de semanas!!! Eso era muchísimo tiempo, no muchísimo tiempo era una eternidad dos semanas en ese tiempo Naraku podría tener la perla completa.

- Y se ha ido sin avisarme – enfadándose.

- Bueno, no te ha avisado primero por que no estabas y segundo por que si te hubiera dicho no lo habrías dejado marcharse – recordando las palabras de Kagome.

- Peor dos semanas es demasiado – aún enfadado.

- Kagome si se despidió de ti – el hanyou miró al pequeño con la cara "no se de que me hablas" – te dejo una carta, la tiene Miroku – mientras volvía coger la caja de música y sonaba una hermosa melodía.

Inuyasha miró a Miroku con cara de "como la hayas leído te mato".

- No la habrá abierto verdad monje – preparando su boomerang.

Miroku miro a Sango con cara de haber visto al mismo demonio enfrente suya diciéndole que lo enviaba al infierno. (me he pasado un poco lo se u.u)

- Claro que no la he abierto – intentando mantener la compostura – le dije a la señorita Kagome que no la abriría y yo cumplo mis promesas.

- Claro, claro ... - mirándolo con desconfianza.

Miroku se levanto y saco la carta de su vestido para entregársela a hanyou, él miro la carta, luego se alejo un poco del grupo y se subió en un árbol y empezó a leer la carta lentamente, aunque Kagome tenia muy buena caligrafía, Inuyasha no sabía muy bien leer aunque su madre le hubiera enseñado de pequeño y Kagome después aún no se acordaba muy bien de las palabras, pero aun así podía leer. Mientras los demás, empezó a leer la carta que decía.

Querido Inuyasha:

Se que debería tener el valor para despedirme de ti como con los demás pero no puedo, contigo todo es muy diferente que con los demás cuando te portas bien conmigo mi corazón se acelera, pero, cuando estas como antes mi corazón se destroza al verte en brazos de ella, se que prometí estar siempre a tu lado pero ... no puedo más no quiero sufrir, por favor, no vayas por mi, a mi casa, cuando pasé algún tiempo a lo mejor volveré pero ... si no vuelvo en un mes, como mucho, intenta olvidarte de mi, y dile a los demás que el pozo esta sellado y no puedes ir a mi mundo a buscarme como siempre has hecho, pero antes de que selle el pozo de verdad, pasado el mes ven a buscarme para darte el último fragmento de la perla que queda, los demás se los he dejado a Miroku, se que no me echaras de menos, solo para buscar los fragmentos, pero intenta entenderme, el dolor que siento ya es demasiado grande que lo único que puede curar es el tiempo, puede que pase, y vuelva a ser la misma de antes, y que no me tenga que marchar de tu tiempo, solo dame tiempo para pensar y olvidar ...

Inuyasha entonces notó que algunas palabras estaban borrosas y entonces pensó "lágrimas". Era verdad, muchas de las palabras estaban borrosas por culpa de las pequeñas gotas salinas que desprendieron los ojos de la joven que la escribió.

Si no vuelvo lo único que quiero es que te acuerdes de mi como tu amiga que nunca te olvidará. Se feliz con Kykio, hazlo por mi, se feliz por lo que yo no he podido serlo, solo deseo tu felicidad.

De tu amiga Kagome, que siempre te ha querido y siempre te querrá.

Adiós Inuyasha.

Inuyasha releyó la carta una y otra vez mirando cada letra, cada signo, toda la carta. Decía que tenia que pensar si volver, o no, esperaba que volviera, pero se quedo pensando que por "su" culpa exclusivamente, Kagome se había marchado, también le había pedido que no fuera buscaras, y además se notaba que había estado llorando mientras escribía tanto como las palabras difuminadas, que como por el olor a sal que emanaba la carta. Como odiaba que las mujeres lloraran, sobretodo Kagome, y además por su culpa. Por que siempre lo tenia que ver mientras estaba con Kykio, aunque en verdad, el sabía que era su culpa, no debería haber ido a ver a Kykio, por lo menos no enfrente de Kagome, pero era como si una fuerza anormal lo atrajera. Leyó la última parte de la carta de nuevo, decía que fuera feliz con Kykio, y se pegunto, "¿en verdad soy feliz con Kykio?, ¿es esa mi felicidad?"Kagome decía que siempre le quería y que nunca se olvidaría de él, eso hizo que su estomago diera un vuelco, seguro que era la falta de sueño, así que se propuso dormir, pero en sus pensamientos seguía dándole vueltas a lo que decía la carta y recordando el tierno rostro de una joven de cabellos negros como la noche, hermosos ojos de color chocolate y tez blanquecina tirando a morena, y susurro en un suspiro casi ineludible para el oído humano "Kagome".

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Kagome aún estaba dentro del pozo pensando en lo que acababa de hacer, irse del Sengoku para a lo mejor no volver nunca más, pequeñas lágrimas corrían desde sus ojos hasta el final de su rostro, quería despertar de esta pesadilla, que todo fuera mentira, que no se hubiera ido del Sengoku, que Inuyasha no hubiera estado con Kykio, que no lo hubiera visto. Pero no era una pesadilla ni un mal sueño, toso eso había sido real, y se había ido dejando a sus amigos en el Sengoku y también a Inuyasha, la joven empezó a llorar con más fuerza que antes, no quería salir de allí, no quería que su familia la viera tan frágil, tan desesperada, era lo que menos quería, ver sufrir a las personas que quería por su culpa. Cuando consiguió tranquilizarse se limpio el rastro de lágrimas secas que aún quedaban en su rostro, subió por las escaleras del templo hasta salir del el, miró al cielo, era igual que el del Sengoku, pero tan diferente a la vez, no tenia el fresco olor a pino que tanto le gustaba, ni tampoco el cielo tan despejado como el de allí. Entró en su cada lentamente y sin hacer ruido, no quería despertar a nadie, ya era muy tarde, fue a la cocina para beber un vaso de agua fría, cuando llegó hasta el refrigerador, había una nota que decía lo siguiente.

Hija, si lees esto cuando vuelvas, nosotros no estaremos. Tu abuelo se apunto a un concurso de fábulas, ¿y a que no sabes que? Gano en primer premio.

- No me extraña que ganara – sonrió débilmente – con los cuento que se inventa para que no vaya a clase, de algo le debía beneficiar – terminó sonriendo.

Nos hemos ido dos semanas de vacaciones a Hokaido, es una pena que no hayas podido venir.

Te quiere, mama.

- Es mejor así – susurro con tristeza.

Kagome subió rápidamente por las escaleras hasta llegar a su habitación y se tumbo bocabajo en su cama, como queriendo dormir por siglos, estaba muy cansada, no tenia ganas de nada ahora mismo. Cuando encontró una posturacómoda se durmió rápidamente, pero no antes de que una rebelde lágrimas surcara su cara sin que se diera cuenta y murmuro "Inuyasha".

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Ya habían pasado cinco días desde que Kagome se había ido a su tiempo, todos estaban esperando su regreso impacientemente, sobre todo cierto hanyou de miraba ámbar. Pero, por más extraño que parecía, todo estaba extrañamente tranquilo, Naraku no había aparecido, y ningún demonio había atacado la aldea, cosa que los aldeanos agradecían bastante. Miroku estaba, como siempre, haciendo de las suyas, pidiéndoles a las jóvenes aldeanas por enésima vez si querían tener un hijo con él, Pero Sango que estaba dando una vuelta por la aldea lo vio y le pego por intentar abusar de las aldeanas. Mientras que Shippo estaba, según Inuyasha, molestándolo.

- Inuyasha ¿por qué no vas a buscar a Kagome? – dijo enfuruñado por la actitud que había tenido estos últimos días el hanyou.

- Por que me dijo que no fuera por ella, y por que no quiero ir a buscar a esa niña tonta, será mejor esperara a que vuelva – enfadado por que el pequeño hacía todo los días lo mismo y le empezaba a crispar de los nervios.

- Seguro que se ha ido por tu culpa – elevando el tono de su voz – siempre es por tu culpa ... ¡¡¡seguro que le hiciste algo y por eso no quiere volver!!! – gritándolo a los cuatro vientos.

Inuyasha ya estaba harto de esa actitud del pequeño y le pego en la cabeza esperando que así se callara, y dejara de molestarle de una vez.

- Cuando vuelva Kagome se lo voy a decir – sobándose el golpe y saliendo corriendo hacia la aldea de la anciana Kaede.

- Haz lo que quieras - suspiro por fin libre de la presencia del pequeño.

El pequeño iba de camino a la aldea, el quería que Kagome volviera pronto, cinco días había sido muchísimo tiempo, y además Inuyasha también estaba muy raro, siempre que Kagome se iba a su época y no volvían en menos de tres días iba a buscarla y a traerla a rastras si era posible. Pero había algo raro esta vez, Inuyasha parecía que no le importara lo más mínimo lo que le pasara a Kagome, eso era muy extraño. Seguro que tendría que ver con la carta que le dio Miroku a Inuyasha, aunque fuera muy pequeño el también había detectado el aroma a sal de la carta, pobre Kagome, tenía que aguantar a Inuyasha y sufría mucho por su culpa, como de cabezotas llegan a ser los adultos a veces, es que Inuyasha era tan idiota que no se daba cuenta que Kagome lo quería, hasta el siendo un niño se había dado cuenta, suspiro resignado y pensó "los adultos se complican mucho la vida". Entonces llego a la aldea y se fue corriendo hacia la cabaña a buscar su tesoro más preciado hasta el momento. (después de los dulces y golosinas del futuro claro xD)

- Pero querida Sango, ¿por que no me deja hacer lo que quiero? – pregunto el monje como un niño pequeño que le acababan de quitar su juguete favorito.

- Primero monje, no soy su querida y segundo no voy a dejar que intentes molestar y abusar a las aldeanas con sus tonterías – pronuncio seriamente y haciéndose la ofendida.

- Pero si sabes que eres la única para mi – mirándola fijamente y sonriéndole de una forma picarona.

Sango se sonrojo mucho pero desvió la mirada del monje, cosa que a él le extrañó, por lo casual Sango no era así, era muy tímida y nunca se ponía tan seria con el, cierto que se enfadaba y con toda la razón, pero no se comportaba tan arisca. Miroku iba a decir algo, pero en ese momento Shippo entró corriendo echo una furia.

- ¡¡¡Inuyasha siempre tiene la culpa que Kagome se vaya!!! – gritó – y ni siquiera la echa de menos, es un tonto – bajando el tono de voz.

Sango entonces cambiando radicalmente su actitud sonrió dulcemente y se fue hacia donde estaba Shippo.

- El también la echa de menos, pero a su manera – acariciándole la cabeza – tienes que entenderle, es muy orgulloso – separándose un poco del pequeño.

- Claro ... – pronuncio irónicamente – si la echara de menos, por lo menos se preocuparía de ella e iría a buscarla – mientras se dirigía a la esquina de la cabaña, al parecer buscaba algo.

- ¿Qué buscas Shippo? – dijo el monje con curiosidad.

- Esto – señalándole la preciosa caja de música que Kagome le había regalado días antes – es que si la oigo me quedo tranquilo, hace que recuerde ha Kagome – murmuro muy bajito mientras empezaba a sonar un melodía triste y lenta – es como mi tesoro – termino de decir sonriendo.

- Ya veo – levantándose lentamente – será mejor que vaya a buscar a la anciana Kaede para ayudarla ha hacer la comida – murmuro para si mientras se disponía a salir, pero notó que el monje la iba a seguir - y usted ni se me acerque – dirigiéndole una mirada de "si me tocas te mueres"

Miroku se quedó frío al ver los ojos tan fríos que había puesto Sango, ¿qué había echo el ahora?, pero mejor decidió sentarse y disimular lo mejor posible.

- Ni se me había pasado por la cabeza- mientras miraba hacia ningún lugar en particular.

- Claro monje ... a usted nunca se le ocurre nada – mientras salía de la cabaña en busca de la anciana.

Entonces Miroku bajo la cabeza aún no entendiendo la actitud de la exterminadora, entonces Shippo se le acerco y le susurro muy bajito para que nadie más se enterara.

- No te preocupes Miroku ... – mientras el monje levantaba la cabeza - solo está un poco celosa, pronto se le pasara no te preocupes – entonces salió de la cabaña como antes había echo Sango.

Miroku se quedó sorprendido por la actitud de pequeño kitsune, ¿desde cuando ese niño sabia lo que pasaba por la mente de las chicas?, la verdad es que pasaba mucho tiempo con ellas y se enteraba de sus secretos, sonrió pícaramente, tendría que preguntarle más tarde. Aunque tenía que darle otro punto de vista ¿cómo sabía lo que le pasaba a él?, ¿tanto se notaba que le gustada Sango o que estaba triste por su culpa? , ese enano aprendía muy rápido. Mientras se ponía en pie y se dirigía a fuera de la cabaña aún pensando en lo que le había dicho, luego miró al cielo mientras empezaba a atardecer "estos días han sido muy largos"

Mientras la noche había caído en el Sengoku y todos ya dormían excepto un joven hanyou, que aún no había podido dormir bien en estos últimos días, desde que Kagome se fue para su tiempo. Estaba pensando en que si estaría bien que si no le habría pasado nada malo a lo mejor necesitaba su ayuda, pero entonces recordó lo que podía en la carta "no puedo ir a buscarla, no quiere que vaya ... pero, si no se entera todo estaría bien" sonrió ante este último pensamiento, además, sería una visita rápida, solo quería ver si estaba bien y volverse, para ver si seguía siendo la misma de siempre o le pasaba algo. Así que en un rápido movimiento se bajo del árbol en el cual se encontraba tumbado, se acerco al pozo y se tiró a través de el para poder ver una vez más a la joven que le había quitado el sueño estos últimos días.

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Kagome se había quedado dormida abrazando la almohada, estos últimos cinco días habían sido agotadores, le habían mandado un montón de deberes extra por faltar tanto a la escuela y estaba agotada tanto como por el trabajo físico como por el emocional, aún no superaba haber dejado el Sengoku, ella quería volver a verlos a todos, pero no quería sufrir más por culpa de Inuyasha, y con ese pensamiento se fue sumiendo en el mundo de los sueños.

Inuyasha salió del pozo para dirigirse hacia el árbol que estaba al lado de la habitación de Kagome, cuando se subió al árbol y observó que la ventana estaba abierta, no le extraño por que con el calor de las noches de verano era mejor ventilarse para no estar sofocada de calor, en la habitación de Kagome, se podía sentir un aroma salino, no muy fuerte, seguro por que el tiempo había pasado. Entró por la ventana, como siempre lo solía hacer sigilosamente, para no despertar a la persona que estaba profundamente dormida enfrente de él, en el rostro de la joven se podía apreciar muchas cosas, entre ellas cansancio, pero a la vez paz, una paz que le hacía resaltar su belleza, y también tristeza. Inuyasha pensó entonces que la tristeza se la causaba él, mientras la veía uno de los mechones de la joven cayeron sobre su rostro haciendo que quedara justo junto a su mejilla. Acto reflejo Inuyasha acaricio lentamente la mejilla de la joven y colocó los mechones de la joven en su sitio.

Inuyasha parecía como hipnotizado con Kagome, la luna se asomaba por la ventana de la chica haciendo que iluminara el rostro de la joven angelicalmente, entonces el joven se pregunto ¿por qué no se había dado cuenta antes de que Kagome era tan hermosa?, bajo la cabeza como echándose las culpa, para luego volverla a levantar y verla hay dormida, con ese rostro lleno de paz. Con esa expresión de paz en su rostro ... con ese dulce semblante de tranquilidad que contrastaba con los brillos de la luna que llegaban a acariciar su rostro haciéndolo lucir más radiante.

- Eres tan hermosa ... - mientras acariciaba el dulce rostro de la joven intentando no despertarla, su piel era tan suave como la seda, sus cabellos negro como la noche tan libre y sedosos, sus labios cual carmín que la luz de la luna se resaltaban más, y esos ojos de color chocolate que emanaba dulzura sin parar cuando estaban abiertos, era una mirada tan especial, tan infantil, que a Inuyasha le encantaba – si ... muy hermosa – murmuro como si de un sueño se tratase, pero entonces reacciono y se separo de Kagome al darse cuenta de lo que estaba diciendo – ¿pero que estoy haciendo?, esta niña no es hermosa, no señor, es tonta, gruñona, habladora, pesada, gentil, cariñosa, amable, valiente , buena ... – entonces Inuyasha pareció darse cuenta de las cosas que estaba diciendo, era todo lo contrario que había querido decir antes, pero como si las palabras brotaran susurro - que siempre se preocupa de los demás antes de que si misma – suspiro resignado, por que no decía lo que pensaba, total, ella no se iba a enterar - ¿por qué cuando te veo me siento como si estuviera más vivo que nunca y nadie me pudiera vencer? – sonrió levemente – pero, cuando te vas siento un enorme vacío en mi interior, como si me hubieran quitado una parte de mi. – tristemente – Es como si fueras una parte de mi – mirándola dulcemente – no puedo estar mucho tiempo lejos de ti – murmuro muy bajito – te echo demasiado de menos Kagome – agachándose para verla mejor – tienes que volver, de acuerdo, todos estamos preocupados por ti – sonrió – sobre todo ese enano que se pasa todo el día preguntándome cuanto vas a tardar en volver y por que no voy por ti – agacho la cabeza – se que no debería haber venido, pero ... quería volver a verte, aunque no se muy bien por que – acabo pronunciando en un susurro, pero aunque el no lo pudo escuchar una parte de el murmuro muy bajito "por que la quieres".

Inuyasha estaba sentado a un lado de la cama observando atentamente a la joven que allí dormía, estaba maravillado por la hermosura de la joven, mientras la luna le iluminaba la cara, parecía un ángel durmiendo ... si, un ángel que se había escapado del cielo y que lo había encontrado a él haciéndolo más humano, sanándole el corazón, cosa que la joven había conseguido poco a poco, pero que el hanyou aún no se daba cuanta. En el corazón de Inuyasha había una gran confrontación en la que su mente dominaba, pero su corazón, ahora mismo, estaba ganando la batalla, sobre que hacía ahí y por que la estaba mirando, según él, nunca se había fijado en esa niña, pero ... según su corazón, esa joven que tenía enfrente suya era una persona muy importante para el, na de a la cual quería y que no podría estar muy lejos de ella, el joven estaba concentrado sumamente en el rostro de la joven, sobretodo en sus labios, sus preciosos labios cual carmín que brillaban más a la luz de la luna, y que estaba anhelando desde tanto tiempo atrás, aunque no lo reconocería ni en cien años.

En un impulso en el que el corazón no hacía caso a la razón, Inuyasha se fue acercando lentamente como queriendo poder guardar ese momento en su memoria para toda su vida, poco a poco hasta que sus labios rozaron los de la chica, ese roce hizo estremecer al joven, que cerro sus ojos instantáneamente, nunca había sentido nada igual al intentar besar a una persona, era como si el no se pudiera mover ni pensar coherentemente y su cuerpo se moviera por si solo, como que el deseo de fundir sus labios con los de Kagome fuera tan grande que hasta el no se diera cuenta de lo que hacía. Sintió esa sensación hasta que por fin posó sus labios sobre los de Kagome, era una sensación tan cálida y especial era como estar en el cielo, una sensación de bienestar, tan tranquila. Nunca había sentido algo así al besar a nadie, ni siquiera con Kykio, la sensación que le hacía sentir Kagome era cálida, le hacia estar bien y seguro, muy diferente era ese beso a los de Kykio, los de ella eran fríos y sin sentimiento alguno, no como los labios que ahora mismo besaba, le hacía sentir ... no sabría como explicarlo ... acaso se encontraba ¿feliz?. Por unos instantes deseó que Kagome se despertara y le respondiera al beso, aunque era demasiado pedir, pero, por unos instantes, aunque no sabía si había sido real, sintió como Kagome le respondía al beso. Poco a poco se fue separando de los labios de Kagome, como despertando de un hermosos sueño, pero que ahora, llegaba a su fin.

Lentamente se fue alejando se la cama de Kagome dirigiéndose a la ventana, mirando a la luna llena con ojos llenos de melancolía para luego voltearse y ver a la joven que le había quitado el sueño tantas veces en los últimos días, Inuyasha se apoyó en la ventana listo para salir, pero entonces oyó y susurro casi ineludible de la joven "Inuyasha", entonces se volteo temiendo que la joven le hubiera descubierto, pero, no era así, la joven aún dormida acababa de decir su nombre en sueños, el joven se acerco rápidamente para observarla, encone vio como en el dulce rostro infantil de la chica corría una pequeña y traviesa lágrima que se perdía por la mejilla de la joven, Inuyasha paso su mano por su rostro y se la seco, se agacho y le susurro muy suavemente "yo siempre estaré cuando me necesites, siempre te protegeré" , entonces le besó levemente la frente en un acto paternal. Silenciosamente salió como había entrado, no si antes volver a mirar a aquel ángel caída que brillaba como las estrellas, con un movimiento saltó sigilosamente de la ventana al suelo y miró de nuevo la luna.

- Ojala vuelva con nosotros – susurró antes de dirigirse al pozo para volver al Sengoku, donde a lo mejor nunca más volvería ver a Kagome .

Continuara ....

Por fin n.n!!!! termine mi historia renovada, como ha quedado ó.ò mejor o peor, sed sinceros por favor, a mi me parece que ha quedado por lo menos aceptable no creéis n.n, he añadido escenas nuevas, exteriorizado más los sentimientos de los personajes, ponerle más argumento a la historia (te has superado debo reconocerlo u.u) gracias!!! n.n tres días escribiendo han servido de algo ¿no creéis?. Bueno espero que todos los que me han estado leyendo desde el principio vuelvan a leérselo otra vez y pueda conseguir la misma cantidad de review que conseguí con la parte no mejorada ósea 80, n.n en siete capítulos no esta mal ¿no?. Espero con ansias vuestro review ok? Y si no os ha gustado alguna parte sed francas, si os gustaba más el anterior capítulo 1 no hay problema yo soy muy conformista u.u.

Quiero agradecer a todas estas personas que me han leído y me han dejado un review:

Sayo-Yukishiro, Mitzuky–san, negrita-san, la miko de hielo ahome, Kaomi. The Wolf Girl, KagomeKinomoto11, Inu cat, Shashira, klaudia, Lamister, K–gome, Kmlta, Kaori Asamiya, Antonietta, Arlet, Cinty Potter de Azakura, Black Berries Fairy, Akeru Fujimi, Kagome-chan122, Ana , Roshio Haneko Higurashi, Jorleen, Amy Black, Sasami–chan, Kathleen Hawkins, Natsumi–san, Sanguito–14 y Monik.

Bueno mis queridas lectoras, ya no me enrollo más y os dejo seguir leyendo historias tranquilamente pero eso si.

ME TENEIS QUE DEJAR VUESTRO REVIEW!!!!!! ME CONOCEIS Y SIN REVIEW YO AQUÍ NO SUBO MÁS, SOY MUY PESIMISTA Y VUESTROS REVIEW ME DAN ÁNIMOS.

Se despide ASUMI – CHAN ))autora del fics(( y Elís (que soy yo n.n).