Lobo de Luna
Advertencia: Sexo, Violencia, Homicidios, Sangre, Suicidio, Drogas, Lenguaje.
Capítulo 9: Funcional.
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Domingo 7:29 a.m. (G.M.T. +3). Moscú, Rusia. Abadía Vólkov.
Tala está de pie frente al enorme armario. Mira fijamente las puertas. Escucha como sus compañeros terminan, uno de revisar el baño y el otro los cajones de las mesitas de noche de la habitación. Levanta la mano sin muchos deseos de abrir ahí. Humedece sus labios, y aprovechando la distracción de los demás, abre lentamente. Lo recorre primero con la mirada, revisando que nada comprometedor se encuentre ahí dentro.
Una vez seguro de que sólo hay ropa a la vista, abre por completo la puerta y con excesiva cautela comienza a meter los brazos entre cada prenda utilizando sus dedos para localizar algo sospechoso.
—Probablemente ni está aquí —comienza a quejarse Bryan, suspirando fuertemente— seguro la esconde en otro lugar. — Gira para mirar a Ivanov, quien yace sentado en el piso con una computadora portátil blanca sobre sus piernas cruzadas. La iluminación de la pantalla se refleja en su blanco rostro mientras el sistema operativo inicia — ¿Desde cuándo la encontró? —pregunta el halcón a Kai, quien con una mueca hace señal de no saber—. ¡O sea que llevo tiempo buscando a lo idiota! —se molesta de inmediato. Cierra y aprieta sus puños, en un parpadeo se coloca junto al lobo, y al ver que la máquina pedía contraseña tuerce una sonrisa burlona — Tus estupideces son por nada — recrimina.
Yuri lo mira a los ojos. Y sin dudar, teclea rápidamente sin dar oportunidad a que vieran lo que escribe. La máquina acepta la contraseña como correcta y, en un parpadeo, tienen acceso a los archivos que Ivanov buscaba.
—Asegúrense de que nadie venga —ordena Tala, buscando entre varias carpetas cualquier cosa que pueda contener información sobre él.
—Debemos apresurarnos —Kai yace recargado en la puerta, atento a los sonidos de afuera—, la misa conventual no tarda en iniciar y notarán nuestra ausencia. —Cierra tranquilamente los ojos y cruza los brazos.
—Sólo necesito... —Ivanov no aparta la vista. Abre archivo tras archivo. Kai se acerca y toma asiento a su lado.
—¿No era más fácil que Ian revisara la base de datos de Primer Relámpago? —cuestiona el halcón. Se aburre de todo ello y toma asiento en la cama como si nada. Su acción no pasa desapercibida por Kai ni Tala, quienes inconscientemente tuercen muecas. Tala entrecierra los ojos con algo de desprecio. Kai desvía la mirada a la máquina y frunce el ceño.
Esquizofrenia Funcional– Distorsión en los pensamientos y en la percepción. Los pensamientos parecieran estar mezclados o cambian bruscamente de un tema a otro. La percepción puede distorsionarse más allá de la realidad, haciendo que oiga o vea cosas que no están allí.
Síntomas avanzados:
Comportamiento peculiar, habla de cosas sin sentido y tiene percepciones inusuales.
Creencias inusuales no basadas en la realidad.
Alucinaciones, distorsionando los sentidos.
Alucinaciones auditivas, hacen que escuche sonidos inexistentes.
Alucinaciones visuales, hacen que vea cosas que no están allí.
Alucinaciones táctiles, sensaciones sin causa, como sentir comezón o que le quema la piel.
Alucinaciones olfatorias, percibir aromas inexistentes.
Preocupaciones que, en la mente del individuo, son más importantes de lo normal. El mismo pensamiento se repite a menudo y puede convertirse en irreal.
Ivanov regresa su atención a la pantalla, de un vistazo analiza el escrito y cierra rápidamente el archivo, siendo ya consciente de esa información. Mira a Hiwatari intentando descifrar qué tanto ha leído y entendido. Al no verlo con ninguna expresión en específico que no siga siendo la de alteración por la habitación, continúa con su búsqueda.
—¿Qué buscamos? —cuestiona finalmente Kai.
—Mi futuro —replica Yuri. Le quitan la máquina de entre las manos.
—No hay tiempo —explica el Milano.
—No lo entiendes, han invertido años y millones de libras en mí, y ahora ni siquiera formo parte de un equipo.
—Vólkov no planea deshacerse de ti. Sí, quizás tenga planes, pero no tirará años de investigaciones a la basura.
—Ése es el problema —susurra Yuri.
—Esta vez vine a comprarte.
Bryan se deja caer sobre el colchón de su padre adoptivo, lanza los brazos hacia atrás, estirándolos a los lados de su cabeza, puede ver que sus compañeros susurran cosas que él no alcanza a escuchar. Siente su interior removerse de una forma que no entiende. Sus dedos rozan la mesa lateral y sus yemas comienzan a juguetear con los bordes del mueble.
Kai busca conectarse a las cámaras que los han grabado entrar a ese territorio prohibido y, sin dudarlo, elimina todo lo sucedido desde las siete de la mañana a la hora actual, dejando un gran espacio en blanco que jamás nadie sabrá quién lo provocó.
Los dedos de Kuznetzov descubren un pequeño orificio oculto en la mesa de noche con la que juguetea. Se levanta curioso y se coloca cerca del agujero, viendo papeles ahí metidos que no se distinguen a menos de que el colchón se baje un poco por esa zona.
Saca un par de papeles y sus ojos se abren enormes por la impresión. Mira a Kai y Tala quienes ni atención le están prestando y de prisa toma un par de papeles más que oculta en su pantalón. Fotos.
Dos personas: un hombre de edad avanzada, desnudo, sentado en el piso sobre sus piernas, con un joven pelirrojo, sentado en su regazo, también desnudo. El adulto tenía ambas piernas del joven a sus costados; el pelirrojo, las manos esposadas a su espalda, impidiendo cualquier tipo de resistencia.
El hombre tenía su rostro hundido en el pecho del menor y sus manos rodeaban la pequeña cintura, manteniéndolo en su lugar.
El menor tenía una humillante correa negra en su cuello, como lo tendría un perro, la cual es jalada por el hombre hacia atrás causando que el pelirrojo arqueara su espalda en algún tipo de intento para no ahogarse con el degradante pedazo de cuero.
Los ojos del pelirrojo cubiertos por una tela negra, impidiendo ver lo que le podían estar haciendo a su ya abusado cuerpo. Su cabeza la había lanzado hacia atrás y su boca estaba abierta, dejando ver claramente que gritaba en el momento que la foto fue tomada. La foto había sido tomada desde el ángulo de una de las cámaras de vigilancia.
El halcón no se da cuenta del importante hallazgo de sus compañeros en el ordenador portátil, al cual regresa su atención; la máquina se está apagando. Nota el nerviosismo en el Milano y el Lobo. Le resta importancia.
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Domingo 7:43 a.m. (G.M.T. +3). Moscú, Rusia. Abadía Vólkov.
El abad saca las llaves de entre sus ropas para abrir su oficina. Introduce la llave y el seguro se abre para dejarle pasar. Entra molesto y escucha el sonido de algo metálico en el piso que accidentalmente ha pateado.
Baja la mirada, ve un pequeño alambre, delgado y largo rodar por el suelo hasta desaparecer bajo su escritorio. Entrecierra los ojos, analizando la habitación en búsqueda de algo fuera de lo común.
Inenta agudizar el oído, esperando escuchar el sonido de visitas. Se agacha frente al escritorio, estirando la mano y sacando el pequeño alambre. Lo conoce, sabe que es para forzar puertas, él mismo ha entrenado a sus chicos para tener esa habilidad.
—Malditos mocosos.
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