Capitulo X: Simulado.
El tiempo en Hogwarts pasaba pesadamente, como si todo en el castillo no quisiera continuar escuchando las atrocidades que llegaban a este gracias a la radio mágica o a los periódicos.
Los ataques no había crecido en numero, más bien habían empezado a ser demasiado selectivos. Muchos políticos y hombres de negocios estaban muriendo. Todo el que molestara al Señor Oscuro.
Se había instalado en la escuela, la calma que viene justo antes de la tormenta. Y los conflictos se hacían cada día más numerosos entre alumnos, en especial entre alumnos de diferentes casas.
Harry en los talleres había demostrado ser mucho más poderoso de lo la mayoría imaginaba pese a que tampoco se había esforzado al máximo. Sus tardes pasaban entre sus amigos y la numerosa lista de conquistas que hacía últimamente.
Zaira por su parte observaba como su amor se liaba con una y con otra, sabiéndose culpable de ello. Su relación con Draco había mejorado y había logrado que éste dejase algunas de sus estúpidas costumbres, convirtiéndolo así en una persona sino más razonable, más agradable.
- No, no creo que sea lo más conveniente, yo no pinto nada en tu casa.
- Claro que si, eres mi amiga Zaira, me gustaría que pasases las pascuas conmigo y mi madre, ahora que mi padre ya no está.
- Dejemos algo claro antes que nada, somos amigos Draco, solo, única y exclusivamente amigos.
- Eso ya lo sé.- respondió Draco con una mirada glacial.
- Bien, dicho esto, y siendo tu amiga, no creo que a tu madre le haga gracia que pase las pascuas con vosotros.
- Pero que tonterías dices. Está más que encantada.- repuso el chico con una sonrisa encantadora, de las pocas que hacía.
- ¿Se lo has preguntado?- preguntó la amazona a su vez.
- ¡Claro! Mi madre es sagrada, sin su consentimiento yo no muevo ni el dedo meñique del pie...- contestó Draco con un muy ligero rubor en las mejillas.
- No conocía esa faceta de ti.
- Pues ahora ya la conoces.
La chica miro de lado al Slytherin, antes de sonreír y beber un trago de su zumo de calabaza.
- Entonces, ¿vienes?
Sofper hizo una mueca graciosa y asintió con la cabeza.
- ¡Genial!- respondió el príncipe de las serpientes levantándose.- Me tengo que ir. Hasta luego.
- Hasta luego, Draco.
El rubio dejo a la princesa sola a la salida del Gran Comedor.
- Veo que ya has encontrado a una nueva victima.- susurró con demasiado veneno en su oreja una voz muy familiar.
- ¿Qué dices, Harry? ¿Victima?- preguntó ella sin querer mostrarle que la indirecta había calado fondo en ella.
- Creía que eso de destrozar vidas era tu pasión.- respondió Harry pasando de largo con una sonrisa entre satisfecha y afectada.
La morena le miro con los ojos abiertos, era la primera vez en más de un mes que él le dirigía la palabra. Y no que fuesen precisamente palabras de cariño.
A lo lejos vio como una de esas "agradables compañeras" de Harry se acercaba peligrosamente de su cuello para depositar un suave beso. Guardándose sus sentimientos de impotencia y rabia, se giró y salió a los terrenos, en los cuales cada vez había más gente: el buen tiempo llegaba.
- ¡Granger!
Hermione se sobresaltó al oír a su profesor de pociones decir su nombre detrás suyo.
- ¿Si, profesor?- preguntó ella tras recuperar el aliento.
- Me gustaría hablar con usted, la espero a las 8 en mi despacho. Sea puntual.
Cuando terminó de decir aquello, la campana sonó y los alumnos empezaron a recoger todo el material, para salir de aquella clase.
- Chicos os estaba buscando.- dijo con tranquilidad la profesora de Defensa.
Harry, Pavarti, Ron, Hermione, Ginny, Seamus y Luna le miraron atentamente.
- Harry, me preguntaba si no te importaría acompañarme. Hay unas cuantas personas que quieren hablar contigo, en el despacho del director.- dijo la mujer con una sonrisa cómplice.
- Claro.- respondió él.
Entonces el chico-que-vivió y la profesora Black-Tonks, se dirigieron hacia el despacho de Dumbledor.
- ¡Harry!- chilló la señora Weasley antes de atraparle en un abrazo de osos.
- Señora Weasley, no creo que la enfermera quiera atenderme porque se me han partido las costillas.- dijo Harry intentando respirar.
- Si, cariño, si.- la madre Weasley le dejo pero comenzó a mirar críticamente su cuerpo.
Harry saludo con una tranquilidad increíble para los que todavía no le habían visto a los miembros de la Orden.
- Sam.- saludo discretamente Harry, a su mentor, una vez se sentaron al lado en una mesa redonda.
- Harry.
- ¿Sabes porque estoy aquí?
Al hombre no le dio tiempo a continuar dado que el director comenzó a hablar.
- Empezamos una nueva reunión de la Orden. Bien, empecemos por lo fundamental, todos habéis reconocido a Harry, aun que haya cambiado considerablemente.- La expresión seria y hasta cierto punto menospreciante de Harry no cambio.- Y al hombre que está al lado, espero del mismo modo que lo hayáis reconocido, al menos los antiguos integrantes. Es Caradoc Dearborn.
Todos le miraron incrédulos.
- Pero tu estabas muerto.- dijo Molly incrédula.
- Desaparecido, Molly, Desaparecido.
- ¿Cómo sabemos que no es un impostor?- preguntó Elphias Doge.
- Primero por que no se pueden usar los pelos de los muertos para la poción multijugos, segundo por que un hechizo de suplantación no sería rival frente al ojo mágico de Alastor- y para finalizar y esta prueba es irrefutable.- el Guardián de Nizeo sacó una cadenita de entre su ropa y enseño a todos un colgante pequeño pero del que no se podían separar los ojos.- el colgante de la Orden. ¿Satisfechos
Nadie objetó nada más.
- Bien, digamos que hechas las presentaciones... Lo que nos trae hoy aquí, es unir a Harry a la Orden. Claro está, si él acepta.
Los ojos esmeraldas se encontraron con los celestes del anciano, en una pelea de fuerzas mentales. Todos los presentes sentían la corriente mágica circular entre los dos.
Finalmente y tras unos segundos que para la mayoría parecieron horas, Harry giro la vista hacía su mentor y sonrió de una manera muy peculiar.
- Acepto.- respondió Harry cerrando los ojos.
- ¿Alguien tiene algo en contra?
Todos se habían esperado que Snape dijese algo, pero increíblemente no estaba presente.
- Bien.- prosiguió el anciano.- Harry, por favor levántate.
Dumbledor había hecho lo mismo y se había colocado con el fénix delante.
- Harry, dame la mano.
Las jóvenes manos del chico se vieron rodeadas por las llenas de arrugas del adulto.
- ¿Sabes invocar un hechizo de fidelidad y unirlo a mi, y yo haré que lo unas a los demás conmigo de intermediario?
- Si.
Dumbledor le miro sorprendido, pero no comento nada.
- Mientras yo y Fawkes creamos el lazo de unión a los participantes de la Orden, tu tienes que invocar el hechizo de fidelidad a la Orden.
- Bien.
Harry cerro los ojos verdes, mientras oía como Dumbledor recitaba una especie de cántico en alguna lengua olvidada.
Pocos minutos después, Harry había terminado con la concentración interna necesaria, y pronto fue como si se hubiera convertido en una fuente de magia andante, de toda la magia que había logrado concentrar. Era un antiguo hechizo de fidelidad que era una variante del Fidelio. Tenía las mismas bases, pero variaba en muchos aspectos. No podría decir nada sobre la Orden bajo ninguna circunstancia, si no era su expreso deseo, pero aun así, no tendría que tener una completa obediencia a Dumbledor si él no lo consideraba correcto.
- Muy bien Harry, Bienvenido a la Orden del Fénix.-dijo Dumbledor mientras un colgante parecido al de Caradoc aparecía en el cuello del ultimo Potter.
- Empecemos entonces esta reunión.
- ¿Profesor Snape?
- Pase Señorita Granger, instálese, en unos minutos estoy con usted.- la voz lúgubre del profesor de pociones sonó por todo el despacho y eso que no había rastro de él por ninguna parte.
Hermione examinó con tranquilidad todos y cada uno de los botes de cristal que había delante suyo. Pasó casi un cuarto de hora, hasta que el hombre se digno a aparecer por una puerta que apareció tan inesperadamente como él a su despacho.
- Buenas noches, señorita Granger. ¿Té?
Hermione frunció el ceño mientras educadamente lo rechazaba. ¿Severus Snape estaba haciendo intentos de ser amable con ella, o es que el hombre se había olvidado tomar la medicación de todos los días?
- Bien, en ese caso.- el hombre se giró con una tranquilidad inesperada.
Se dirigió hasta un armario de madera que había por ahí, lo abrió y saco una botella de un licor de color dorado, del que se sirvió una copa, antes de sentarse en su sitio. Fue entonces cuando Hermione se fijo en la ropa de su profesor. Había cambiado su normal ropa por una túnica más formal y de corte mucho más elegante con algunos detalles en oro, así como un escudo grabado en el pecho.
- Señorita Granger, señorita Granger, señorita Granger.
Hubo un silencio incomodo.
- Puedo conseguir que tenga los mejores resultados de pociones del año y que pase sus EXTASIS con mención.
- ¿Y que es lo que quiere a cambio?- preguntó Hermione incrédula.
- Vera Señorita Granger...
Los ojos de Hermione se abrieron como platos ante el medio segundo de silencio que tuvo el profesor y se levantó de un bote.
- No, señor, me parece que se está usted equivocando de persona. Yo no soy de esa clase de personas, si quiere ese tipo de favores, pídaselos a...
Una carcajada interrumpió el increíble discurso de la chica. Hermione miró al profesor para asegurarse que era de él de donde salía el sonido y se sorprendió al ver al oscuro profesor con una de sus largas blancas manos delante de su boca.
- Señorita Granger, me parece que se está usted equivocando, siéntese, por favor.- dijo él segundos después.
La chica ejecutó lo que el profesor le había mandado.
- Señorita Granger, no me refería a ningún tipo de esos favores, créame, si alguna vez lo necesitara, sabría donde encontrarlos, antes que recurrir a los alumnos. Aun que no lo crea, los profesores también tenemos ciertas reglas que seguir.- Hermione sin poder evitarlo se sonrojó.- Pero no estamos aquí para hablar de eso. Lo que quería pedirle, es ayuda con un proyecto que estoy haciendo ahora mismo. Es una mezcla de hechicería y pociones. Sin duda es usted la más capacitada en estos momentos para ayudarme.
- Pero...
- Piénselo. Supongo que no es uno de sus sueños pasar más horas conmigo, pero... si acepta lo entenderá... Ahora señorita Granger, el toque de queda está cerca...
La chica entendió la indirecta y se levantó con un "Buenas noches, profesor Snape". El hombre salió poco después que ella, y le adelantó en uno de los pasillos que llevaban al Hall. Hermione solo tuvo el tiempo justo de ver, como, acompañado de otra figura, salían por el camino que lleva a Hogsmeade.
- ¿Entonces que vas a hacer?- preguntó Ginny aun sin creérselo.
- Chisstt. No hables tan alto que no quiero que estos dos brutos se enteren.
- ¿Nos enteremos de que?- preguntó Ron girándose.
- Nada que te importe, Ronald.- respondió Hermione con cara sería mientras enviaba miradas de muerte a Ginny.
- ¿Pero vas a aceptar o no?
- Creo que si.- dijo Hermione intentando que la emoción no se filtrara en sus palabras: no todos los días el profesor que te ha odiado por años te daba la oportunidad de sacar notas inmejorables en su materia, además de participar en un proyecto con uno de los mejores maestros en pociones del momento.
- ¿Si?- preguntó Ginny medio incrédula.
- Si.
- Me alegro mucho Hermione.- respondió la pelirroja, antes de que Ron interrumpiera otra vez.
- ¿Se puede saber de qué habláis?
- De nada que te importe, Ron.- contestó con el ceño fruncido Ginny.- ¡Y deja ya de jugar a los espías
- No es mi culpa si habláis demasiado alto...
Por aquel comentario, el ultimo varón de los Weasley recibió dos golpes bastante fuertes, y como no Harry rió con ganas.
- ¿Y tú que clase de amigo eres?- preguntó el pelirrojo al ver que Harry reía.
Aquel comentario no hizo más que, que la risa aumentara.
- ¡Esto es imposible! No encuentro nada por ninguna parte...
-¿Qué pasa?- preguntó Harry a Hermione.
- Estoy haciendo un ensayo sobre las maldiciones antiguas que hemos visto está tarde en Defensa, pero es imposible... No existe ni una maldita palabra, a parte de este mini-párrafo sobre ellas.
- Es lógico que no encuentres ninguna en esos libros.- dijo Harry mientras miraba con aire critico los lomos de los libros.
- ¿Y de donde quieres que lo saque?
- Supongo que habrá algo en la Sección Prohibida, pero llevaría años encontrar algo allí... Así que, si esperas dos segundos a que termine con mi redacción de Pociones, y me acompañas a las habitaciones de Remus y Caradoc, quizás pueda prestarte algún libro... Él los tiene todos, por cuestión de seguridad...
- ¿Tienes algo sobre esto?
- Claro. Dame un segundo y vamos.
No pasaron ni dos minutos, cuando Harry cerraba el tintero y releía la redacción de metro y medio lo que Snape había pedido era un metro sobre una poción venenosa y su correspondiente antídoto. Hizo un hechizo para quitar los manchones de tinta, otro para que el trabajo se conservase y lo metió en la mochila.
- ¿Vamos?
- Si, pero me tienes que decir de donde has sacado esos libros.. Hogwarts tiene una de las bibliotecas más completas de Inglaterra, normalmente debería encontrar algo...
- Las maldiciones que hemos estado estudiando, no son lo que se dice muy bien vistas en el Mundo Mágico, Hermione, además son demasiado antiguas como para que aparezcan en cualquier libro... Y de donde he sacado el libro, algún día intentare llevarte allí, sé que disfrutarías... "Nizeo"
El cuadro de la entrada de la habitación de los dos hombres se movió dejándoles paso a los dos.
- Harry. ¿qué haces por aquí?- preguntó Remus despegando sus ojos del libro que estaba leyendo.
- Buscaba a Sam.
- Hola Hermione, no te había visto.- se disculpó el hombre-lobo.- Está arriba, creo que acaba de terminar con la ducha, bajara dentro de unos momentos. Podéis sentaros a esperarle y de paso me contáis que tal os va. Hace mucho tiempo que no hablamos.
- A mi las cosas me van bien.- dijo Harry simplemente, acomodándose en uno de los sillones.
- ¿Y tú qué tal Hermione?
- Yo, bien como siempre.
Eso quiere decir que estás estudiando ya para los exámenes. ¿Me equivoco
Granger se sonrojó, superando los sonrojos de Ron.
- No es para tanto.-se disculpó ella.
- Me recuerdas tanto a Lily.- dijo él con una sonrisa triste.
Harry no pudo evitar que su expresión se ensombreciera.
- ¿Hay un funeral y yo me lo he perdido?- preguntó Samuel con una sonrisa, al ver que un silencio sepulcral reinaba en la habitación.
- No hay ningún funeral, pero habría uno si la escuela tuviese que pagar todo el agua que usas. Estoy seguro de que Dumbledor te colgaría.- indicó Harry con una sonrisa muy Slytherin.
- Un poco de respeto, niño.-dijo el adulto, antes de posicionarse frente a Harry.- ¿Qué es lo que te trae por aquí?
- Me preguntaba si puedes prestar a Hermione el libro de las maldiciones Celtas del Siglo III AC, Maldiciones que hicieron Furor y el tomo 5 de la Enciclopedia de la Defensa Contra las Artes Oscuras.
- Pero si podrías haberle dado la información tú, Potter.- se quejó Dearborn con mala cara.
- Si, pero sé que Hermione prefiere hacer el trabajo por ella misma.
- ¿Harry, has hecho el trabajo?
- Antes del de Pociones.
- Creía que era el de encantamientos. ¡Si eso medía más de metro y medio, y la profesora nos había pedido veinte centímetros!
- Metro sesenta y cinco, para ser exactos...- dijo Harry ligeramente incomodo.
- Pero... ¡Yo no he encontrado información en ningún sitio!
- Ya tienes los libros que te van a ayudar... Yo ya los conozco de memoria...- respondió simplemente el buscador.
De repente varios libros entraron volando por la escalera.
- Hay los tienes.- dijo el hombre que se ocupaba del Taller de Encantamientos avanzados.
- Muchas gracias.- agradeció la chica con una sonrisa de oreja a oreja.
Cerca de la entrada a la Sala Común, Harry y Hermione, se encontraron con Pansy Parkinson, apoyada en la intersección de dos pasillos...
- Potter te estaba buscando.- la sonrisa satisfecha de la Slytherin sorprendió a Harry.- ¿Tendrías un momento para mi?
La miembro de la antigua Brigada Inquisitorial había empleado un tono seductor y casual que había hecho gracia a Harry que sonrío.
- Harry vamos... – dijo Hermione tirando de las mangas de Potter al ver que contrariamente a ella Harry se había quedado mirando a Pansy de arriba abajo.
- Hermione, vete tú delante... Parece ser que hay una damisela en apuros que me necesita.- El Gryffindor guiño un ojo picadamente a la Slytherin.
Se acaba de dar cuenta de que la chica, pese a quizás tener un rostro algo duro, tenía un cuerpo bien formado, con unas curvas apeteciblemente sinuosas... De todas formas, no sabía lo que quería la chica, pero no iba a peder nada por enterarse.
Granger negó fuertemente con la cabeza, antes de seguir para adelante.
- ¿En qué puedo ayudarte?
- Yo diría que...- los tacones resonaron por el desértico pasillo, hasta que la distancia entre los dos fue de apenas unos cuantos centímetros.
- ¿Y Harry?- preguntó Ron al ver llegar a la chica sola.
Sin quererlo, Zaira dejo de apuntar lo que estaba escribiendo en su trabajo de encantamientos para prestar atención.
- Está por ahí.
- ¿Pero no ibais a ir a las habitaciones del profesor Sofper?
- Claro que hemos ido, pero mientras volvíamos, nos hemos encontrado con alguien... Y Harry se ha quedado allí.
- ¿Con quién? Espera deja que adivine... ¿Elisa, la de Ravenclaw? Últimamente le miraba muy descaradamente, y además es la nueva presidenta de su club de fans... Pero no creo que sea ella, mañana hay examen de transformaciones, no habrá salido de la biblioteca... ¿Gwen, de Hufflepuff? No, sigue deprimida por lo de su ex... – Ron continuó enumerando unas cuantas chicas más, mientras la insistente mirada de Hermione le advertía que parase, ya que ella si que había reparado en la presencia de la princesa.- Así no estoy llegando a ningún sitio... ¡Hermione, dímelo!
- ¡Pansy Parkinson! pero cállate de una maldita vez, Ron
- ¿Pansy Parkinson?- gritó el pelirrojo sorprendido haciendo que todos los presentes en la Sala Común mirasen entre molestos y curiosos.- Harry está desmadrándose mucho, una cosa es que se ligue a cualquier cosa que tenga dos piernas y otra muy distinta es ligar con Parkinson.
La voz de Weasley se había vuelto apenas un susurro.
- No lo sé, Ron, Harry ha cambiado mucho, sé que con nosotros es igual que antes, bueno no exactamente igual, pero él no es como era antes, han pasado muchas cosas en las que nosotros no hemos participado. Solo hay que ver como se tratan Samuel y él, parecen un padre y un hijo... Y luego la relación con Trelawney, ayer por tercera vez en menos de dos semanas le he pillado hablando con ella tranquilamente sentados en uno de los patios más apartados, con tazas de té... –Hermione hablaba serenamente.- No sé en lo que se ha convertido Harry, solo sé que esos cambios le han venido bien, también sé que si no llega a ser por el apoyo que ha recibido de Sam, no hubiese superado lo de Sirius... Y por si fuera poco, ahora se le ve determinado. ¿Sabes lo importante que es eso? Ahora estoy segura de que ninguno de nosotros nos estamos equivocando de bando, sé que él lo logrará, confió en que lo haga...
Ron no respondió, le sonrió cálidamente a la chica y se giró a seguir con sus deberes.
- Bien, hemos acabado por hoy, recojan las colchonetas. Neville, hazme el favor de quedarte un rato más.
La petición del profesor del Taller de Encantamientos sorprendió al chico, que aun así no se movió de donde estaba más que para llevar la colchoneta que Luna y él habían estado usando todo aquella clase.
- ¿Necesita algo de mi?
- Necesitaría que estés dispuesto a colaborar.
- ¿En?- preguntó el Gryffindor confuso.
- Sé que sueles tener algunos problemas con la memorización y con alguna clase de hechizos que alguien como tú no debería ni siquiera parpadear al hacerlos.
- ¿Alguien como yo?
- Si.
- Me gustaría hacerte un examen a nivel aura y magia en general. Pero para eso necesito tu consentimiento, no me parece una buena idea colarme en la mente de la gente sin su consentimiento.
Neville le miró extrañamente, pero sin duda no se negó. Asintió lentamente con la cabeza.
- Bien, entonces, siéntate y relájate.
- ¿Estás listo o voy a tener que arrastrarte hasta allí?
- Estoy listo, ya voy, ya voy...- se oyó decir a Samuel por las escaleras.
- Creí que no bajarías nunca... De verdad, no conozco a una persona que tarde tanto en vestirse.
La mirada asesina que le envió el adulto hizo suficiente efecto como para que Harry riera un segundo.
- Bien... Harry, recuerda, el más absoluto silencio. Ni siquiera Dumbledor tiene que saber de esto. El que tengamos la costumbre de dar vueltas por el castillo ayuda. Supongo que no se preguntará nada de nada.
- Entendido.
- Entonces vamos.
Anduvieron en silencio varios minutos, hasta que dieron con la bruja de la joroba, con cuidado y algo de dificultad la abertura seguía igual que antes, pero ellos eran bastante más grandes, se introdujeron en la abertura y anduvieron con rapidez hasta alcanzar la salida del túnel.
- ¿Supongo que serás capaz de aparecerte en San Mungo sin problemas, no Potter?
Samuel sonrió al notar la magia que su alumno había dejado presente al aparecerse, antes de hacer el mismo lo mismo.
- Bien, es tarde, ten cuidado, que yo recuerde, menos en los pisos de las investigaciones y los casos de urgencia no hay mucha más seguridad. – comentó Sofper mientras se adelantaba por un pasillo a oscuras, sin hacer ruido.
Pronto, llegaron al ala del hospital que querían visitar. Harry oyó pasos y pegando con una mano a la pared a su mentor, se escondieron entre las sombras.
La cara desquiciada de Ludo Bagman no tardo en aparecer por la puerta. Al notar que no había nadie, salió tranquilamente, silbando ligeramente una melodía, al tiempo que murmuraba cosas sin sentido alguno.
- No creo que tarde mucho en volver con una enfermera... Tendremos que darnos prisa.- interpretó el Gryffindor pasando primero.
Anduvieron en la oscuridad analizando las presencias de la habitación. Había más gente de la que Harry recordaba, tres personas más... Harry se preguntó que es lo que padecerían.
La sala está adornada por pertenencias de cada uno. Al final, había unas cortinas estampadas que tapan dos camas. Los dos se acercaron con respeto, para encontrarse con las caras dormidas de Frank y Alice Longbottom. Harry sintió como algo hacia clic en el interior de su acompañante, el aura del guardián de Nizeo había cambiado ligeramente, y su cara, demasiado inexpresiva, mostraba su determinación.
¿Cómo no haberlo pensado antes? Seguramente Samuel había servido a la Orden del Fénix a la vez que Frank y Alice, sin duda... Así que era viejos conocidos... Y Harry supuso, y no estaba lejos de la realidad, que su instructor era muy allegado a los dos aurores.
- ¿Preparado Primero haremos la prueba con Frank, sé que él es más fuerte. Yo recitare el encantamiento a la vez que tu le haces beber el contenido del frasco. Luego te tocará a ti recuperar a Alice.
El hombre sacó dos pequeños tarros de cristal de color rosa fluorescente y le dio uno de ellos.
Tras varios minutos de esfuerzos desmesurados, y con la mandíbula apretada, Samuel termino la encantación.
- ¿Y bien ¿Qué tal ha ido?- preguntó Harry.
- Bien, no creo que tarde muchos días en recordar todo otra vez y estar en forma. Ahora te toca a ti.
Repitieron el proceso, Harry estaba muy tenso, tenía que recitar aquel embrujamiento, mientras se metía en la cabeza de la mujer e iba deshaciendo los diferentes bloqueos que le provocaban la "locura".
Igual de cansado que su compañero y al oír el ruido de los tacones que provenía de las escaleras, Potter y Sofper se pusieron de acuerdo y desaparecieron del lugar antes de cerciorarse de dejar todo como estaba antes de su llegada.
- Nos vemos mañana.- dijo Harry una vez llegados al pasillo de Hogwarts.
- Que duermas bien.
- No puede ser... – la enfermera miro perpleja a la pareja antes de convocar una pequeña bola azul que indicaba al sanador de la planta que llegase enseguida, pero que aun así no era una situación critica.
- ¿Nos podría responder, por favor?- preguntó la mujer con la tranquilidad que siempre le había caracterizado.
- Tendrán que esperar a que el sanador llegue...
Y dicho eso dejó el instrumental que había llevado hasta allí, para comprobar como seguían los Longbottom.
- ¿Pasa algo, Cat?- preguntó con tranquilidad el Doctor Wilson mientras levantaba la vista del expediente que estaba leyendo.
Otro que casi se muere de la impresión. Delante suyo se encontraban un Frank y una Alice Longbottom muy diferentes de lo que él los recordaba hacía unos días. Catherine, el nombre de la auxiliar, ya le había comentado que el matrimonio parecía haber cambiado físicamente, la piel había cogido algo de color, y el cabello de los dos estaba retomando el tono que habían tenido al entrar a San Mungo. Varias de la arrugas de los dos habían desaparecido.
- ¿Es usted el sanador de la cuarta planta?- interrogó el Auror
- Si señor.
- Bien, la enfermera que nos ha atendido a mi mujer y a mi nos ha dicho que llevamos algo así como 15 años aquí... ¿Me podría explicar eso
El rostro de Frank siempre había sido de fracciones cuadradas, bastante marcadas, y muy masculinas. Su frente estaba arrugada por que no entendía como podía haber pasado aquello, recordaba que los mortifagos les habían atrapado, recordaba como habían luchado, pero... después de una tanda de Crucios, ya no recordaba nada de nada. Absolutamente nada. Suponía que tanta exposición a la maldición los había dejado inconscientes una buena temporada. ¿Pero quince años?
- Verá, señor Longbottom, antes de poder decirles nada, preferimos que pasen por todas las pruebas tanto físicas como psicológicas para saber el estado en el que se encuentran.
Dumbledor había convocado una reunión de ultima hora, parecía que había recibido una muy buena noticia, sus ojos azules brillaban de manera excesiva.
- Buenas noches a todos. Bienvenidos una vez más a está reunión de la Orden del Fénix. Espero que no hayan tenido demasiados problemas estos últimos días. Lo que me hace convocar está reunión es un hecho que sé que va a alegrar a más de uno de los presentes hoy aquí. – De entre uno de sus numerosos bolsillos, sacó un periódico.- Esto que tengo entre mis manos es el primer diario "El Profeta"que se ha impreso. Saldrán mañana a la mañana. Quizás alguno de ustedes guste leer este articulo para todos nosotros.
Como si nada, pasó el articulo a Lupin, que se puso a leerlo en voz alta para todos los presentes.
¡Milagro en San Mungo!
Queridos lectores, ustedes recordarán que hace más o menos quince año, un día tal y como hoy, anunciamos la trágica hospitalización de dos de los mejores aurores que combatieron al Que-no-debe-de-ser-nombrado, Frank y Alice Longbottom.
Como ustedes sabrán, Frank y Alice Longbottom, fueron puestos bajo la maldición Cruciatus, hasta que aquello les repercutió de forma, que hasta ahora todos creían irreversible.
Los renombrados aurores, despertaron hace una semana, tal y como habían llegado al hospital. Con un aspecto joven y activo, y con todos sus conocimientos y habilidades recuperadas.
Todavía nadie a encontrado una explicación convincente... Extra oficialmente, los sanadores barajan la posibilidad de que la magia de los dos aurores se haya estado reestableciendo y reestableciendo sus condiciones físicas y psíquicas por su cuenta durante todo este tiempo,... Aun que esa sea una teoría sin confirmar, y que no se puede demostrar.
Para más detalles refiéranse a las paginas 4. 5 y 6.
Att: Rebecca Teasirh
El silencio que se estableció durante unos minutos, era la prueba de que se habían quedado absolutamente sin palabras al oír aquello.
- ¿Eso quiere decir que Frank y Alice están recuperados?- preguntó el mayor de los Weasley, sin creérselo.
- Exactamente Arthur.- respondió Albus con una sonrisa.- Ahora mismo están conociendo a su hijo... Supongo que es una muy buena noticia para Neville. Aun que eso cambiará su vida completamente.
- Iré a hablar con ellos mañana.-completó Dumbledor.- Necesito poder ofrecerles un sitio donde ir mientras que reacomodan su casa. Sé que Augusta querrá estar con ellos, pero no creo que sea algo bueno. Voldemort, no se va a tomar bien está buena noticia, y es posible que intente hacer algo contra ellos.
- Mi casa está disponible.- manifestó enseguida Molly.
- Sinceramente Molly, no creo que sea lo mejor. Necesitas descanso.- completó Caradoc sin animo de ofender.- En la mía estarán todos bien.
- Bien, pues que así sea...
- ¿Qué tal van sus misiones?
Durante la siguiente hora y media, todos y cada uno de ellos fue comentando como llevaban sus correspondientes tareas.
- Bien, eso es todo por hoy. Recuerden no verse envueltos en demasiados problemas señores.Caradoc por favor, te agradecería que te quedases un momento.
Todos los demás abandonaron la sala.
- ¿Has sido tú?
- No sé de que me hablas, Albus.- contestó Sofper.
- Claro que lo sabes. La única manera de que estén de vuelta es con la poción que el Lord creo, basándose en antiguas pociones,... Sé reconocer los efectos no intentes engañarme... El único que podía haber tenido acceso a ella sin llamar la atención eres tú. Así que, que ni siquiera se te pase por la cabeza el negarlo...
- No pienso negarlo... No diré nada...
- Sabes que él que calla otorga. ¿No
HoLa,
¡Ya, ya lo sé, no me matéis ¡K bastante mal día llevo yo ya Mirar que no soy supersticiosa, pero este martes y 13 a sido simplemente faltalllllll De mal en peor... Aun que por fin algo positivo Después de años actualizo
En fin, lo siento por haber tardado tanto...
Para encontrar las respuestas a vuestros reviews deberéis ir a
www (punto) livejournal (punto) com (barra) users (barra) mirug (barra)...
Nosé si os enterareis deladirecciónde todos modosla voy a poner en mi bio blog personal, empezaré a contestar a los reviews allí. Tengo cosas personales, que puede o no importaros, tengo mis paranoias y mis estados de animo puestos ahí... Por favor, lo único que os pido es que lo respetéis.
¡Ah y ¡Perdonadme! ¡Por favor!
Gracias por vuestros animos,
BeSoS,
MiRuG
Gracias a GaRrY por decirme esos deslices que he tenido (K)