Disclaimer: Ningún personaje es mío, son propiedad de J.K. Rowling.

Disclaimer 2: Los únicos personajes que realmente son míos son: Alyssa Potter, Rogue Turner, Cole McKey, Katherine Malfoy (la hermana pequeña de Draco) y Michael Ridley (bueno, este último es de mi hermana: Joy Evans).

Disclaimer 3: El personaje de Samantha Flathery es de Dikana, quien es la autora de Respuestas supongo que algunos ya lo han leído (Si no, se los recomiendo! ) así que espero no estropear mucho a la pobre de Sammy.

Lo sé, soy una desconsiderada, una mal agradecida, una fea escritora y una pésima amiga... lo siento, he tardado demasiado en subir este capítulo y ya no pienso decir que es culpa de la escuela, la vdd es que inspiración no he tenido mucha y pues momentos de creatividad tampoco tengo muchos. Pero bueno, aquí les dejo ya por fin el capítulo 12 de esta historia que se me ha embrollado toda... espero q lo disfruten.

Un saludo para Mark, John, Daniel, Lily, Rain, Aio, Dark, etc., etc. Los quiero a todos... y ahora ¡¡a disfrutar!

Capítulo 12: The Game

Hufflepuff vs. Gryffindor

- Todo ha salido como lo hemos planeado, padre –decía la misma voz de aquella tormentosa noche de baile.

- Bien hecho, hijo mío –la voz de Voldemort sonaba gélida y áspera-. Sin embargo –giró su cetrino rostro hacia el de su 'hijo' quien yacía de pie con la cara cubierta, cosa que los demás mortífagos admiraban de éste nuevo personaje, ya que no le temía a su 'padre'-, eres un descuidado. Debiste traerme a Potter esa noche y no lo hiciste... no querrás que te... mate, ¿verdad?

- No podrías –desafió el enmascarado-. Sabes que soy tu mejor arma contra ese chico Potter... no hay nadie más cerca de él que yo –espetó la voz distorsionada.

- ¡Tú no me das advertencias, estúpido! –gritó el Lord Oscuro-. No eres más que una de mis creaciones. ¡¡Y así como te cree puedo deshacerme de ti!

- ... –el joven enmascarado no dijo nada, se limitó a dar un gruñido.

- Así es, mi joven aprendiz. Debes comportarte si no quieres sufrir las consecuencias –le dijo.

El Señor Tenebroso hizo aparecer una pequeña esferita de color morado oscuro, la cual brillaba con intensidad. Entonces, el gran Lord Voldemort tomó entre sus manos aquella esfera y la apretó con fuerza. El joven frente a él dio un alarido de dolor, el pecho le dolía profundamente, su mente se comenzaba a nublar y sus piernas perdieron fuerzas haciéndolo caer de rodillas y con una mano en su pecho. Jadeaba, era como si el órgano vital que llevaba por dentro no fuera otra cosa más que un trapo sucio que se mangoneaba.

- Lo ves... puedo hacerte desaparecer en cuestión de segundos –su voz sonaba apacible-, jamás vuelvas a retarme, 'hijo'. Y por última vez ¡quiero a ese heredero de Gryffindor en mi poder! –el joven se levantó cansinamente.

- Muy bien... 'padre' –la voz distorsionada sonó con asco al pronunciar aquella palabra.

Cómo podía considerar a ese ser su 'padre' si lo único que a él le importaba era hacerse del heredero de Gryffindor para completar su oleada de terror en ambos mundos. Salió de aquella habitación sintiendo un terrible odio hacia Harry Potter, ese chico le estaba quitando la atención que su 'padre' le tenía justamente cuando lo había creado. Era sólo un juguete más del Lord Oscuro, pero si quería seguir con vida necesitaba continuar con lo que había empezado. Y lo siguiente sería: separar a Harry de sus amigos, pero ahora, para siempre.

$&$&$&$&$&$

Habían pasado ya varios días desde lo que sucedió en el baile. Todos estaban sumamente conmocionados por lo que había pasado y en los pasillos se podía ver a muchos caminar rápidamente y/ o en grupos de gran tamaño. Normalmente le pedían a chicos de cursos mayores que los acompañaran si por las tardes tenían que ir a la biblioteca o a cualquier lugar lejano de sus respectivas salas comunes. A Harry ya le había tocado acompañar a unas chicas de primero por petición de Ariadne, la niña de aquella noche de baile.

Por si fuera poco el director se había ausentado, según el profesor Snape por disposición del ministerio, "cosas que tenía que atender", pero a los chicos no los tenía del todo convencidos. Sin embargo, se mantenían a raya del asunto puesto que tenían que entrenar para el juego próximo: Gryffindor contra Hufflepuff, cosa que los tenía bastante ocupados.

Una tarde, Harry y su equipo entrenaban, la verdad era que eran muy buenos. Había logrado que los del equipo suplente crearan tal vínculo entre ellos que hasta la selección actual tenían de que temer. Aunque Harry seguía preocupado no podía detenerse a pensar un poco ya que el partido estaba a solo dos días de ser llevado a cabo.

- ¡Colin, Dennis... muevan esos bates!... ¡Ronald..., el aro izquierdo! –su voz resonaba en todo el campo, de verdad que le estaba poniendo fuerza a aquella práctica-. ¡Ginny..., Hermione está libre! –el ojiverde había organizado un pequeño encuentro entre los suplentes y el equipo oficial.

Dio algunas instrucciones más y luego se dejó caer en picada..., la snitch acababa de pasar frente a sus ojos y se dirigía a toda velocidad hacia ella. Viró bruscamente 90 grados y alargó su mano..., sintió la pequeña pelota fría tratando de escaparse de sus dedos y la sujetó aún más fuerte. Alguien dio un fuerte silbatazo y él detuvo su escoba.

- ¡Bien hecho, Potter! –Harry sonrió a su amigo y luego instó a que los demás bajaran al suelo.

- Gracias, Cole, por arbitrar el juego –le dijo recibiendo el silbato de las manos de su amigo Slytherin.

- No hay problema... –dijo el castaño.

- Muy bien Gryffindor..., ¡todos aquí! –los chicos, entre suplentes y oficiales, se acercaron al capitán-. Escuchen, me ha gustado el encuentro, los dos equipos han estado excelente y no me queda más que felicitarlos. Equipo oficial, nos veremos en dos días en el campo, dedíquense a descansar y disfrutar de dos preciosos días libres..., pueden irse.

Uno a uno se fueron retirando a las duchas para relajarse, entre Harry y Ron guardaron las pelotas de entrenamiento y luego también fueron a bañarse. Las chicas ya los esperaban luego de 20 minutos de arreglo; se dirigieron al castillo de nuevo junto a Cole y Rogue, quienes se hallaban viendo el partido. Entraron a la sala de los herederos y se tiraron sobre los sillones.

- ¿Dónde está Draco? –preguntó Ginny extrañada-. Nunca se pierde un entrenamiento nuestro.

- Creo que está en el despacho de Severus –dijo Rogue-, dijo que debía hablar con Kathy y con Sam...

- Oh, es verdad, la niña ha estado algo desanimada –dijo la pelirroja.

- ¿Y eso por qué? –preguntó Cole.

- Sam dijo en su última carta que comenzaba a preguntar por su madre –comentó Harry.

- Es normal en una niña, es muy pequeña aún –razonó Hermione.

- Pero ella..., ella vio... –comenzó Ginny.

- No, ella no vio morir a su madre –respondió Harry al instante y sintió que un nudo se formaba en su garganta-, solamente supo que su madre no estaría ahí... el profesor Snape fue quien la protegió.

El silencio fue lo único que le siguió a aquella confesión. Ninguno sabía que Katherine Malfoy no había visto a su madre antes de morir, y que decir de los días que le siguieron a la velación del cuerpo y al entierro. Ninguno sabía eso porque no habían estado con él, no habían sufrido con Draco Malfoy ni con Harry Potter. El Gryffindor era el único que conocía ese dolor dentro de su amigo, porque él pudo sentirlo de igual manera; se llevó una mano al pecho y sujetó la camiseta como con dolor.

- ¿Sucede algo malo, Harry? –Alyssa era la única que había notado cómo Harry estrujaba su pecho. Su hermano fijó sus ojos verde en los de ella y sonrió.

- Nada, Alyssa, estoy bien –respondió.

- Pero... –la joven vio la determinación en los ojos de su hermano y mejor calló, de inmediato entró Draco.

- Hola chicos –saludó.

- Qué hay, Falcon –respondió Ron por todos.

El rubio Slytherin se acercó al sillón donde estaba su novia pelirroja y se dejó caer a un lado de ella, ¿qué acaso no podía tener una tarde tranquila? "Draco, ¿dónde está mamá?", había preguntado su pequeña hermana al otro lado de la chimenea y él le había explicado con el mayor decoro posible que mamá no volvería, que ella estaba... muerta. Cerró los ojos y apretó el puño..., toda la culpa la tenía ese que se decía su padre...: Lucius Malfoy.

- Tranquilízate –la voz de Harry lo sacó de sus pensamientos. Abrió los ojos y se encontró con que el chico se encontraba frente a él, sentado en la mesa de centro-, estás lleno de rencor y no debe ser así –Draco le sonrió con algo de nostalgia en sus ojos gris.

- A veces creo que no podré más –murmuró lentamente y soltó un suspiro.

- Oh, cielo, no digas eso –el rubio pensó que nadie lo había escuchado, pero todos estaban al pendiente de él y la voz de Ginny lo sorprendió-, unidos lograremos derrotar a Voldemort.

- Sí, Draco, no puedes flaquear ahora –Cole se colocó a su espalda sosteniendo un bote con agua-, el mundo mágico está comenzando a unirse..., no caeremos..., no en sus manos.

El joven Slytherin agradeció en silencio las palabras de sus amigos, su interior pareció descansar después de aquellas muestras de fortaleza y sobre todo de templanza. Todavía no comprendía como era posible que él estuviera ahí, en medio de tantos leones, riendo y jactándose de lo que antes era. ¡Bah! No era momento de recordar esas cosas, ya el año pasado había tenido un encuentro con su personalidad Malfoy y ya estaba harto de pensar siempre en las mismas cosas.

Por su parte Harry estaba más absorto en lo que vendría en un par de días: el juego. Los demás se encontraban conversando o en su defecto leyendo algún libro en especial (N/A: cof, cofHermionecof, cof). Unas horas más tarde apareció por la pared de la cámara su querido profesor Remus Lupin, quien se le veía mucho más animado desde que regresaron al colegio.

- Hola chicos –saludó de inmediato.

- Hola Remus –corearon todos.

- ¿Listo para el partido? –preguntó al hijo de su mejor amigo y le sonrió, sentándose a su lado.

- Yo siempre estoy listo –dijo con arrogancia, recibiendo de parte de Lupin una mirada fulminadora.

- Hasta en eso te pareces a Sirius –ambos rieron.

- Por cierto, ¿cómo están?... ¿Belle se ha vuelto "hogareña"...? –Harry sonrió divertido ante aquello.

- Nah, ya sabes que Belle y el hogar no se llevan bien –el licántropo contestó con simpleza.

- ¿Y Sam? –ante la sola mención de su nombre Remus bajó la vista y sonrió apenas.

- Bien –respondió tranquilo y bajó la voz para que sólo él lo escuchara-, he hablado con ella un par de veces..., me ha sorprendido de vez en cuando en la chimenea de mi oficina.

- Vaya... –comentó Harry-, está bien eso, ¿no? –preguntó y el licántropo solamente asintió contento-. Me da gusto saber que las cosas comienzan a cambiar.

- Sí, yo también –dijo Remus en un suspiro-. Cambiando de tema, ¿has visto a Michael Ridley estos días? Dijiste que tendrías cuidado con él.

- Lo sé, pero estoy seguro que el partido no se lo perderá –dijo Harry y se giró buscando con la mirada al rubio Slytherin-, Falcon, estarás al pendiente del juego, ¿no es así?

- Por supuesto –sentenció el chico y se acercó a ellos-, no podría dejarlos sin vigilancia, no después de lo del baile.

Remus desapareció luego de varias horas de conversación y recreo, y fue reemplazado por Snape, quien no aguantó mucho estar en la cámara. A pesar de llevarse mejor con los Gryffindors, el profesor debía seguir con su semblante imperturbable. Se excusó diciendo que tenía cosas por hacer y también salió de la cámara.

El amanecer del día del partido fue... seco y frío; el aire que venteaba les ponía la carne de gallina. Sin embargo, el humor de los alumnos era de lo mejor, los Gryffindor estaban más que entusiasmados con llevarse la copa de nuevo, qué decir de los Hufflepuff quienes querían alcanzar la copa este año. Las otras dos casas estaban sumamente divididas, los Slytherin estaban partidos: unos indiferentes, unos apoyando a Gryffindor (de hecho una porción muy diminuta), y los demás apoyando a Hufflepuff porque no les quedaba de otra.

Los integrantes de cada equipo se dirigían a sus respectivos vestidores. El capitán de Hufflepuff, Louie Tarantino, dirigió una mirada a su equipo y tranquilamente entraron a sus lugares de vestimenta. Mientras tanto, Harry y compañía se dirigía a sus vestidores, los hermanos Creevey, la joven Mitchell, el más chico de los Weasley, la señorita Granger y los hermanos Potter caminaban de lo más impávidos posible. Entraron a sus cuartos, se colocaron el uniforme escarlata con dorado y todo el equipo que necesitaban en completo silencio. Desde que había amanecido ninguno parecía querer hablar, parecía como un voto de silencio que todos estaban respetando; las únicas respuestas habían sido asentimientos, negaciones, miradas o muecas.

Cuando todos estuvieron preparados Harry se levantó de su lugar y los demás crearon un pequeño círculo, miró a cada uno a los ojos como si les inyectara energía de esa forma. Todos respiraron profundamente y dejaron salir el aire en forma pausada.

- Creo que no existen más palabras por decirles –dijo el capitán en un tono sereno-. Vamos...

Salieron los siete al campo, el sonido ensordecedor de los alumnos resonaba en casi todos los terrenos del Colegio. Sonidos de trompetas, de tambores, de gritos y aullidos, todo eso era por una sola cosa: el deporte que los unía y al mismo tiempo los separaba de todo aquello que temían. Harry observó el campo en su totalidad desde el suelo y sonrió alegre por el día que se avecinaba, aunque frío y seco, el día sería bueno.

La Señora Hooch, apareció con el cofre de las pelotas y cada equipo se situó frente a frente; Louie Tarantino, el capitán de Hufflepuff, se acercó al centro del campo y Harry hizo lo propio. Se miraron unos segundos y sonrieron, estrecharon sus manos fuertemente y se desearon suerte. Cada jugador pasó su pierna derecha sobre el mango de la escoba y a la orden de cada capitán se elevaron entre las nubes. La profesora Hooch, dio las indicaciones de siempre: Jugar limpio. Sacó las pelotas del cofre y al silbatazo la algarabía aumentó de inmediato.

- Y SE ELEVAN LOS CATORCE JUGADORES DANDO COMIENZO AL PARTIDO ENTRE LA ESCUADRA DE HUFFLEPUFF Y LA DE GRYFFINDOR. ABBOTT Y GATEWAY SE LANZAN EN CONTRA DE LOS GRYFFINDOR CON LA QUAFFLE EN MANOS. POTTER HACE UN QUIEBRE Y HA ROBADO LA BOLA... Y ALLÁ VAN –el sonido de la potente voz de Dean Thomas resonaba en el campo que de por sí estaba a reventar de voces-. POTTER HA LANZADO A LA PORTERÍA, PERO ESTÁ DEMASIADO LE... –Dean no terminó la frase puesto que de inmediato la quaffle hizo una voltereta extraña y Hermione Granger quien pasaba por ahí la tomó al vuelo-, ¡VAYA! ESTAS CHICAS SÍ QUE SON IMPREDECIBLES –vociferó Thomas mientras que las chicas de Gryffindor se acercaban peligrosamente a los aros de Hufflepuff. Cuando todos juraban ver a Hermione tirar a gol, la maniobra cambió de nuevo confundiendo a los cazadores de Hufflepuff-. ¡¡¡GOOOOOL... GOOOOOOOOOL DE GRYFFINDOR POR COLIN CREEVEY! EL EQUIPO DE GRYFFINDOR SE PONE A LA CABEZA.

Por su lado, Harry observaba el juego desde las alturas, veía como era que los entrenamientos estaban dando sus frutos. Buscó entre la multitud a quien esperaba ver ahí encontrándolo en las gradas de Slytherin concentrado principalmente en él. Observó sus ojos carmín resplandecientes y la sonrisa que se dibujaba en su rostro, a Harry se le heló la sangre tan solo de recordar esos ojos que desde hacía 17 años le perseguían. Alejó su mirada del chico Slytherin y sacudió la cabeza intentando sacárselo de su mente.

- Falcon, Ridley se encuentra entre nosotros, vigílalo –le dijo mentalmente a su amigo.

- Despreocúpate, lo estoy observando –escuchó resonar en su cabeza.

El rubio Slytherin, junto a Rogue Turner y Cole McKey se encontraban en las gradas de su casa esperando por cualquier cosa extraña que pasara durante el juego. Harry vio como Draco dirigió su mirada hacia Michael Ridley, quien pareció no darse cuenta de que estaba siendo observado.

- EL GUARDIAN DE GRYFFINDOR HA HECHO UN GRAN TRABAJO EN SU PORTERÍA –gritó Thomas-, PERO HUFFLEPUFF POR FIN HA LOGRADO UN TANTO EN SU MARCADOR –Harry de inmediato volteó a ver a sus bateadores.

- ¡¡Kim, Dennis... protejan la portería! –vociferó. Ambos chicos asintieron con la cabeza y se colocaron cerca de Ron, desviando como locos las bludgers. Hermione y Alyssa notaron que Harry comenzaba a ponerse tenso y fue entonces cuando les llegó su voz: - ¡¡Chicas, ya saben que hacer...! –al igual que los bateadores, ambas asintieron y se miraron cómplices. Colin Creevey acababa de robarle la bola a Gateway y se dirigía de nuevo a los aros.

- CREEVEY VA CON LA QUAFFLE EN BRAZOS, HA BURLADO A UNO DE LOS BATEADORES... POR POCO LE DA EN LA CABEZA. POTTER Y GRANGER VAN A SU LADO, PARECE QUE ESTÁN SIENDO SU GUARDIA –y eso era precisamente lo que Hermione y Alyssa hacían, eran los guardianes de que esa quaffle llegara a su destino, y ese era la portería de Hufflepuff. No tardaron mucho cuando Colin lanzó la bola evitando que el guardián de Hufflepuff la detuviera-. OTRO TANTO PARA GRYFFINDOR, Y VUELVEN A ESTAR A LA CABEZA DE ESTE PARTIDO... 30 A 10.

El partido siguió sin mucho que comentar, Harry de repente se lanzaba a buscar algo que no era más que el reflejo de algún reloj, normalmente una jugarreta muy sucia de parte de los Slytherin que no estaban de su parte. Finalmente, Harry se había detenido sobre las gradas de Slytherin para no verse envuelto en sus juegos, muy por encima de sus cabezas. Podía escuchar las risotadas de sus compañeros burlándose de él, pero él se limitaba a observar a su alrededor, intentando recuperar la snitch que tantos problemas le estaba dando.

El marcador estaba muy parejo, siempre uno arriba del otro siendo Hufflepuff un rival bastante digno. Harry miró hacia las gradas de Ravenclaw, donde la diminuta pelota alada le hacía burla de su juego, la siguió a toda prisa olvidándose de lo demás, escuchaba el sonido ensordecedor de su casa apoyándolo, la pelota voló de regreso hacia las gradas de la casa verde, quienes abuchearon al joven buscador de Gryffindor y en un descuido el buscador de Hufflepuff también se encontraba cerca de él. Harry aceleró el paso de su Saeta de Fuego haciéndole la competencia a su contrincante, estiró la mano y justamente cuando alcanzo la snitch, sintió que algo lo golpeaba.

Draco observó como Harry tomaba la pelotita y de inmediato perdía el conocimiento, el rubio, quien era su guardián y protector no alcanzó a reaccionar cuando una marabunta de chicos de Slytherin trataban de bajar las escaleras de la torre de gradas. El Slytherin se vio envuelto entre la gente y alcanzó a gritar muy fuerte para que alguien lo escuchara.

- ¡¡HARRY! –su voz se unió a la de Hermione, quien también observaba como el chico que tanto amaba caía inesperadamente de la escoba. Alyssa también se había unido al grito, pero nadie más se movió.

- EL JOVEN POTTER, ACABA DE SER DERRIBADO DE SU ESCOBA, Y PARECE INCONSCIENTE –fue entonces que Ron, Ginny, Rogue y Cole se percataron de lo que sucedía. Ninguno estaba lo suficientemente cerca para ayudar a su amigo.

Todos veían atónitos lo que pasaba, esperando a que Harry reaccionara de alguna forma. Alyssa volvió a gritarle, llamándolo por su nombre, dirigiéndose rápidamente en su escoba hacia el lugar, pero Harry tomaba mayor y mayor velocidad. Sería imposible alcanzarlo, se dijo Draco con terror. Fue entonces que alguien lo sujetó del cuello del uniforme, desde las gradas de Slytherin, era alguien que ninguno de los amigos de Harry esperó que lo salvara. El chico se aferró a la orilla de las gradas, y jaló a Harry del uniforme, el peso del Gryffindor hizo que el uniforme se desgarrara.

- ¡No! –Alyssa, quien había detenido su vuelo, continuó andando hacia él-. ¡Ridley, no lo sueltes! ¡¡DRACO! –le gritó al Slytherin, quien reaccionó de inmediato corriendo hacia el joven Michael.

Draco se acercó hacia su compañero de casa y sujetó a Harry por debajo de los brazos, Cole también se había acercado a sus compañeros y sujetaba a Harry del otro brazo. Entre los tres subieron a su desmayado amigo y lo dejaron sobre las gradas. Alyssa había volado hacia ellos y se bajaba de su escoba, dirigiéndose rápidamente hacia su hermano, le sujetó la cabeza dejándola sobre su regazo. Hermione, Ron y Ginny no tardaron mucho en hacer aparición cerca de los demás chicos.

- ¡Quién diablos lo atacó! –gritó Ron, mirando a todo Slytherin que estuviera cerca.

Rogue acababa de reponerse de todo el tumulto que se había formado. Todos los demás alumnos, comenzaban a bajar de sus gradas, Ravenclaws, Hufflepuffs y Gryffindors en general, empezaban a movilizarse y a buscar la manera de subir a las gradas de Slytherin, para comprobar si el buscador estrella de la casa de los leones se encontraba bien.

- Él respira –dijo la voz cansada de Michael por el esfuerzo, mirando a Ron de soslayo-. No hagas más problema, Weasley y llévenselo a la enfermería –Ron lo miró de forma acusadora, como si de alguna manera Michael Ridley hubiese sido el culpable de la caída de su amigo.

- Ron, por favor..., será mejor hacer caso –Alyssa le jaló del uniforme-, Harry está herido de la cabeza, -la joven le mostró sus manos ensangrentadas-, lo que lo haya golpeado después lo averiguaremos –el pelirrojo asintió y entre él y el joven Malfoy cargaron a Potter.

- Ginny, -llamó el pelirrojo Weasley-, avisa a Dean Thomas que Harry va hacia la enfermería, -luego miró a Hermione, quien estaba más que dispuesta a acompañarlos-, Mione, ven con nosotros –y la chica le esbozó una sonrisa preocupada.

Cole y Rogue quitaron a cualquier Slytherin que estorbara en el camino. Alyssa se había retirado a los vestidores a cambiarse de ropa, se veía consternada por la sangre que veía en sus manos; Kim Mitchell, la otra jugadora de Gryffindor, la acompañó hasta las regaderas. Luego de varios minutos la joven Potter se dirigía a la enfermería ya con ropa limpia, pero preocupada.

- Cada año, los partidos se vuelven peores –murmuraba la enfermera-, y este chico siempre es víctima de abusos –decía mientras que iba y venía con pociones y vendas.

- ¿Qué les dijo Madame Pomfrey sobre su estado? –Alyssa preguntó recién llegó junto a su chico.

- Se la ha pasado hablando con ella misma –Ron rodó los ojos-, estoy casi seguro que algún Slytherin lo hizo.

- No podemos asegurar nada, Ron –Ginny se levantó de la banca en donde reposaba y se cruzó de brazos, fijando su mirada en el cielo que comenzaba a oscurecerse-. Pero Madame Pomfrey tiene razón, los juegos se han vuelto un peligro para Harry, desde que entró al equipo de Quidditch ha tenido caída tras caída.

- Pero no lo va dejar –musitó Draco con los ojos cerrados-, Harry sabe a lo que se enfrenta jugando Quidditch, pero es lo único que lo mantiene liberado del estrés. Ser heredero de Gryffindor es pesado –el Slytherin se apoyó en la fría pared y miró a los demás.

- Señorita Granger... señorita Granger –Madame Pomfrey se acercó a los jóvenes presentes y buscó a Hermione, quien de inmediato levantó la cara-. ¡Ah! Ahí está..., el señor Potter la llama –le dijo.

Entró a la enfermería detrás de Madame Pomfrey, quien de inmediato comenzó a hablar sola, diciendo lo peligroso que eran los juegos, y murmurando que "el señor Potter siempre salía lastimado". Luego de dejar a Hermione frente a la cama de Harry, la mujer se quedó observándolos un momento.

- Deberá guardar reposo, como si no lo supiera ya –dijo reprobatoriamente-, ya lo sabe señor Potter, nada de esfuerzos, su cabeza no se encuentra en buen estado y tendrá dolor los siguientes días –la mujer se giró a ver a Hermione quien le miró atenta-: Aunque no le guste deberá tomar esa poción durante una semana, para que el dolor lo deje trabajar. Bien. Con su permiso.

- Propio –dijo Hermione y vio como la enfermera se adentraba en su oficina. Luego volteó a ver a Harry y éste le dio una mueca bastante similar a una sonrisa-: Luces pésimo –la joven heredera de Ravenclaw le sonrió divertida-, ¿cómo te sientes?

- Como si una bludger me acabara de golpear –masculló Harry y tomó una de las manos de la chica. La cabeza del heredero Gryffindor se encontraba vendada y éste se hallaba recostado de lado, puesto que la herida estaba detrás de la cabeza-. ¿Supieron qué pasó?

- Nadie vio nada, de hecho, Ron, Ginny, Cole y Rogue no se habían dado cuenta de lo que sucedía hasta que Alyssa y yo gritamos –la castaña se sentó a su lado y acarició su mejilla-. ¿Qué es lo último que recuerdas?

- Haber obtenido la snitch y sentir un fuerte golpe en la cabeza, después de eso todo es negrura –respondió el chico-. ¿Dónde están los demás?

- Fuera, no nos hemos movido, Ginny tiene poco de haber vuelto, avisó a Dean que ya te encontrabas en la enfermería y Alyssa acaba de regresar –le dijo la chica-. Los partidos cada vez se ponen más peligrosos para ti...

- Si quieres que lo deje, no me vas a convencer –la voz de Harry sonó molesta.

- No, Harry, yo no te pediría eso –Hermione besó su frente-, solamente es que es extrañamente familiar el verte aquí, herido y tendido sobre la cama –la joven sonaba divertida y a la vez preocupada, no era nada nuevo tener a Harry en la enfermería-. ¿Quieres que llame a los otros?

- ¿Me harías el favor?

- El dar está en pedir, Harry –la chica se levantó y luego de darle un tierno beso en los labios salió a buscar a los demás.

Mientras tanto, el joven Gryffindor se puso a recordar todo lo anterior al golpe, ver el reflejo de la snitch en Ravenclaw, luego la vio virar y regresar a Slytherin, donde finalmente la tomó y sintió el golpe; ¿por qué la snitch regresó a las gradas de la casa de las serpientes?, se preguntó. Pero no obtuvo respuesta, y entonces le vino a la mente la idea de que estaba vivo, desde donde estaba el golpe hubiese sido fatal, no hubiera sobrevivido; entonces... ¿quién salvó su caída? Quizá fue Draco, se dijo, pero algo dentro de sí también le dijo que no había sido su mano derecha como él quería pensar.

Sintió los pasos de sus amigos, apresurados y firmes, entonces los vio aparecerse por entre las cortinas de la cama en donde se encontraba. Alyssa con ropa limpia y Ron todavía con el uniforme, Draco, Ginny, Cole y Rogue totalmente preocupados.

- Ya, ya..., como si nunca me vieran aquí echado –les dijo a modo de broma.

- Cierto, nada nuevo tenerte ahí –le dijo Draco-. ¿Cómo te sientes?

- Me duele la cabeza –dijo-. ¿Alguien sabe algo?

- Nadie –dijo Ron-, todo fue demasiado rápido y muy extraño.

- El año pasado, cuando atacaron a Alyssa en el partido supimos de donde venía el golpe, pero ahora... –Ginny dejó la frase incompleta.

- ¿Quién me salvó de una muerte segura? –ante la pregunta todos se tensaron al escucharlo decir tal cosa, pero era cierto, de alguna forma u otra Harry hubiese muerto si Michael Ridley no le salvaba.

- Ridley –Cole se atrevió a hablar, ante el mutismo de los demás.

- ¿Michael Ridley? –dijo Harry, abriendo los ojos al doble. Vio que los demás asintieron-. Por Merlín... –alcanzó a murmurar-, búsquenlo.

- ¿Qué? –se dijeron extrañados unos a otros.

- Búsquenlo, -repitió-, le debo las gracias.

- Harry, mejor descansa –Hermione le sugirió-, estás muy débil aún. Mañana por la mañana yo misma traeré a Michael, pero descansa.

- De acuerdo –dijo el joven Gryffindor.

Luego de que Hermione le diera la poción para evitar el dolor y que lograra conciliar el sueño, uno a uno fueron saliendo de la enfermería. Alyssa y Ginny fueron a su habitación, Cole y Rogue también se fueron a su sala común, mientras que Ron, Hermione y Draco se quedaron con él hasta que cayó rendido. De camino a la sala común de Gryffindor, los tres tuvieron una larga conversación.

- Todavía no puedo creer lo que Ridley hizo –dijo Ron-, me parece imposible, una serpiente como ésa... sin ofender, Draco –el aludido hizo un amago de restarle importancia.

- ¿Estás seguro de que no viste quién lo atacó? –preguntó Hermione a Draco.

- Sí, muy seguro. Solo lo vi quedar inconsciente y caer, no alcancé a reaccionar como debía –se reprendió.

- Entonces alguien ha estado practicando los hechizos sin siquiera pronunciarlos –Hermione parecía pensativa.

- ¿Dónde has visto que un hechizo se pueda hacer sin pronunciarse? –le dijo Ron extrañado.

- En los libros que Kiara me prestó cuando estuvimos en Santuario –le respondió.

- Yo insisto en que las serpientes tuvieron algo que ver –dijo Ron-. El golpe estuvo muy fuerte, fue como si invisiblemente le hubiesen querido machacar la cabeza –razonó.

- Ni siquiera vimos el rayo del hechizo..., no tiene lógica –dijo Draco-, la estela del hechizo debió verse.

- Quizás no –dijo Hermione pensativa-, también hay conjuros para aumentar la velocidad de los hechizos y entonces la estela no se vería –puntualizó.

- ¿Qué propones? –Ron se detuvo-, ¿quieres que revisemos varita por varita para saber quien hizo un hechizo de ataque? –le dijo el pelirrojo.

- No seas tonto –le espetó Hermione-, eso será demasiado complicado, por no decir aburrido –la joven pensó por unos segundos-: Quizás..., podríamos preguntar a los otros Slytherin, claro los que están de nuestro lado, si vieron algo. Tal vez, por la magnitud del partido los demás vieron la estela que nosotros no vimos.

- Me parece una buena idea, -señaló Draco-, buscaré a Zabini y a los del equipo de Quidditch, ellos también estarían pendientes del partido.

El rubio se despidió de ambos y se dirigió de nuevo a su sala común. La verdad era que él estaba tan seguro como Ron de que algún Slytherin había echado el hechizo a Harry, pero no podía asegurarlo y no tendría caso acusar a alguien. Durante todo su trayecto hacia las mazmorras de su casa iba absorto en sus pensamientos, la forma en que Michael Ridley había reaccionado mucho antes que los demás, y sobre todo mucho antes que él mismo, le parecía extraño.

- Buenas tardes –la voz áspera y fría de su profesor de pociones lo hizo sobresaltar-, perdón, casi noches –aclaró al notar que estaba ya oscureciendo.

- ¡Ah! Profesor... –dijo reanimando.

- Parece que tiene mucho en que pensar, señor Malfoy –le dijo éste-, algo interesante, supongo.

- Sólo es demasiado raro lo que sucedió hoy en el partido –señaló el joven Malfoy.

- Precisamente voy de camino a la enfermería –observó el profesor-, ¿cómo se encuentra el señor Potter?

- Pues debe estar durmiendo, el golpe estuvo demasiado fuerte –explicó Draco-, con decirle que hasta le abrió la cabeza.

- Pude notarlo –dijo Snape.

- Profesor... –Snape lo miró-, ¿vio algo extraño durante el partido?

- Cuando el señor Potter era agredido, ¿por ejemplo? –el rubio asintió-; la señorita Granger debió haberles comentado sobre los hechizos impronunciables, ¿no es así? –de nuevo el chico asintió-, y supongo que es inviable la idea de revisar varita por varita –Draco no entendía hacia donde lo llevaba, repetía cada una de las ideas de Ron y las palabras de Hermione.

- No entiendo –dijo el joven Slytherin.

- Y también se dieron cuenta que hubo alguien que reaccionó mucho antes que ustedes, quienes son los que protegen a Gryffindor –Draco bajó la mirada avergonzado-. No se avergüence, señor Malfoy, a todos nos sucede. De hecho, ni siquiera Lupin reaccionaría tan rápido, y eso que sus sentidos están más desarrollados que los de cualquier otro.

- No me gustaría culpar a alguien –dijo el chico-, pero la verdad es que la única explicación que le encuentro es que ese mismo alguien que salvó a Harry fue quien lo agredió..., la pregunta es: ¿por qué?

- Supongo que Potter quiere agradecerle lo que hizo por él, ¿cierto? –Draco afirmó con la cabeza.

- Hermione no le permitió levantarse, le dijo que ella misma lo buscaría mañana temprano –Draco suspiró-, no quiero a Ridley cerca. No me da buena espina.

- A nadie, señor Malfoy –Draco lo miró sorprendido-. Lupin y yo lo estuvimos vigilando todo el partido, hay algo más de ese joven que no conocemos –razonó Severus.

- Pues mientras que son peras o son manzanas, Ridley no se acercará a Harry a solas –el rubio había tomado una decisión-. Harry no estará solo ni a sol ni a sombra, aunque él diga lo contrario... tendré que quitarle el mapa o ponerle algo para rastrearlo, pero no estará solo.

- Tan solo tengan cuidado –sugirió Severus-, voy a la enfermería a ver como está Potter. Con permiso.

- Propio –masculló Draco.

Era definitivo, todos desconfiaban de Ridley y necesitaban mantenerlo lejos de Harry en lo que decidían que había sucedido durante el partido de ese día. El rubio siguió su camino hasta las mazmorras de Slytherin, entró a la sala común, la cual encontró con muy poca gente. Algunos chicos de cursos menores estaban comentando el partido, algunos otros jugaban ajedrez mágico, y todavía otros más de séptimo veían a Draco entrar. Rogue y Cole se acercaron a él.

- ¿Logró dormirse? –preguntó Rogue.

- Sí –respondió el joven Malfoy-. Fui a dejar a Hermione y a Ron. ¿Han visto a Zabini y a los del equipo de Quidditch?

- Zabini salió al comedor, es hora de cenar, muchos deben estar allá –dijo Cole.

- Bien. Vamos –dijo Draco y los tres salieron rumbo al gran comedor, quizás podrían alimentarse de algo.

Al llegar saludaron a los Gryffindor desde lejos y se sentaron en su respectiva mesa, cerca de quienes venían a buscar. Zabini conversaba animadamente con otros chicos un poco menores que él, al parecer estaba también intentando sacar información sobre lo ocurrido. Se dio cuenta que era observado por un par de ojos gris y luego de dar las gracias a los chicos con quienes hablaba se acercó al capitán de su equipo de Quidditch.

- ¡Que hay! –saludó.

- Dime tú..., ¿qué sabes?

- Pocas cosas, Malfoy –respondió-, sabes que los chicos no son muy deslenguados.

- Es verdad, aunque vieran algo no lo dirán –apuntó otro chico, tenía el cabello castaño cenizo y ojos miel: Richard Carpenter-. ¿Cómo sigue Potter?

- Por ahora duerme, gracias –dijo el rubio-, ¿viste algo en el partido, Carpenter?

- Lo que todos, Malfoy, a Potter cayendo de sus escoba inconsciente y a un Slytherin salvándole la vida –el cenizo se llevó el tenedor a su boca, lleno de algo parecido a las costillas de puerco-. ¿No te parece extraño eso? Sobretodo tomando en cuenta que ese Slytherin en particular es demasiado raro, solitario, silencioso y bastante oscuro.

- Pero claro que es extraño, pero no me refería a eso –dijo Malfoy-, vieron algo como la estela de un hechizo, no sé... cualquier cosa.

- Nada, solamente a Ridley salvándole la vida –Richard siguió con su cena.

- Pues debemos estar más alerta –dijo el joven rubio-, no quiero a Ridley cerca de Harry, si lo ven acercarse ya saben que hacer...

- Alejarlo, protegerlo, etc... –rezó Zabini-, sí Malfoy lo sabemos, no te preocupes tanto por él..., sabes de antemano que a Potter no le gusta que le tengan custodia.

- Comprendemos la situación y de todas maneras lo alejaremos de Ridley –Richard puso una mano en su hombro y le sonrió de medio lado.

- Gracias chicos, se los debo –les dijo el rubio.

Al terminar de hablar se levantó y dirigió a la mesa de Gryffindor donde se sentó junto a Ginny y sus amigos. Alyssa comía y hablaba poco, aunque Ron pusiera todos sus esfuerzos en alimentarla, la jovencita se veía cansada y en sus ojos una sombra de preocupación y aflicción, como si todavía no se recuperara del daño que le fuese causado a Harry. La ojiverde no prestaba mucha atención a lo que los demás le decían, Hermione también estaba haciendo esfuerzos sobrehumanos por intentar que Alyssa comiera un poco, pero era casi imposible... su templanza era muy similar a la de su hermano y por lo tanto sería irrompible.

- Vamos, Alyssa, vamos a descansar –le dijo Hermione.

- Eh... ¿qué? –la joven pareció salir de su ensoñación-, sí, sí... ya voy.

Se levantó algo tambaleante de la mesa de Gryffindor, Ron la siguió muy de cerca mientras que Ginny y Hermione la observaban de reojo, Draco iba detrás de ella, justamente a un lado de Ginny y de Ron por si pasaba cualquier cosa. Subieron las escaleras con bastante lentitud, puesto que la joven Potter se veía sumamente cansada y débil.

Al llegar a las escaleras que los llevaban al retrato de la señora Gorda, Alyssa se quedó al final de todos, siendo seguida por Draco. Hermione, Ron y Ginny entraron a la sala común, mientras que la hermana del "niño-que-sobrevivió" se quedaba allí de pie viéndolos entrar. Al girarse para bajar las escaleras, con toda la intención de escaparse de ahí, sintió que alguien la tomaba de los brazos y la detenía justo frente a sí. Alyssa subió la mirada sabiendo de antemano que un par de ojos gris la miraban fijamente y se encontró con ellos.

- ¿A dónde crees que vas, jovencita? –la joven emitió una especie de chillido, ante la expectativa de que Draco no la dejaría irse-. Alyssa...

- Deja que me vaya, Draco, por favor –suplicó la chica y sus ojos se llenaron de lágrimas.

- De acuerdo –la chica se sintió aliviada ante su respuesta-, pero solo si me dejas acompañarte –su sonrisa se vio borrada-, si no, llamaré a Mione y a Ginny –Alyssa se vio acorralada por sus palabras y entonces asintió abatida-. Zafiro, Shara está bajo mi protección. Dile a Ron que no se preocupe –se comunicó mentalmente con Hermione, para hacerle saber que no estaba en malas manos-. Vamos.

Caminaron en completo silencio, Alyssa se dirigía como un fantasma hacia quien sabe donde. Draco la siguió hasta que ella se detuvo frente a la estatua de Barnabás "El Loco", entonces el chico comprendió que lo que ella quería era estar sola... caminaron tres veces frente a la estatua y cuando iban por la cuarta vez se encontró frente a una puerta oscura, llena de telarañas. Entendió también que Alyssa no se encontraba del todo bien.

La habitación que Draco observaba estaba llena de cajas, montones de cosas viejas, una enorme ventana al fondo por donde se filtraba la luz de la luna. Había cómodas y sillones desvencijados, justamente debajo del enorme ventanal había una alfombra con cojines mullidos y bastante cómodos. La chica se sentó ahí y miró hacia el cielo oscuro, el rubio se sentó a su lado y la observó.

- Parece un...

- Un ático, sí..., eso es –respondió Alyssa-; cuando estaba pequeña, mis padres adoptivos me dejaban subir al ático de la casa. Era como mi refugio personal cuando estaba triste.

- ¿Quieres decirme qué te sucede? –el rubio se acercó a ella y acarició su cabello. La chica se quedó en silencio un momento más hasta que sus ojos se llenaron de lágrimas-. Oh, oh, oh..., chiquilla, ¿qué te duele tanto?

- ¿Lo viste? –murmuró ella con un gemido-, estaba sangrando a borbotones, Draco... estaba muriéndose... ¿viste su herida? Viste como... -

La joven dejó que las lágrimas le ganaran la batalla y se quedó echa un ovillo, recogiendo sus rodillas hacia su pecho y sosteniéndolas con sus brazos. Draco se acercó más a ella y la abrazó por encima de su espalda, atrayéndola a su pecho.

- Estás asustada, Alyssa –dijo más para sí mismo-, Harry estará bien, –le tranquilizó y ella continuó llorando-. A tu hermano no le gustaría verte así... -

- Es que... la sangre..., yo... no sabía que hacer... –sus ojos estaban rojizos por llorar-, cada vez está en más peligro... no descansarán hasta verlo muerto..., Draco, ¡lo van a matar!... lo van a matar...

- Por favor, Alyssa, tranquilízate... Harry no morirá –el rubio se preocupó demasiado por la chica, quien intentaba tranquilizarse de todas las formas posibles-. Estás muy cansada, Shara, debes dormir –Draco acurrucó a la chica sobre su pecho y murmuró cosas ininteligibles, palabras que la joven Potter lograba escuchar.

- No... no me hagas... dormir –le pidió cerrando sus ojos.

- Duerme, Shara, no te hará nada mal el descanso –y siguió acariciando su cabello, murmurando las mismas palabras.

La chica de cabellos negros ondulados, terminó por rendirse ante el hechizo formulado por su joven amigo; aunque quisiera defenderse del hechizo sus fuerzas no se lo permitían, puesto que ya no tenía nada de ellas. Draco sintió como ella se relajaba en sus brazos y dejo de hablar, suspiró preocupado por ella, la joven estaba consternada por lo ocurrido por su hermano y sería difícil afrontar el miedo irremediable que le tenía a ver la sangre. Por alguna extraña razón, el rubio Slytherin había llegado a esa conclusión: Alyssa le temía a ver la sangre.

La cargó en sus brazos y salió de aquella habitación dirigiéndose a la sala común de Gryffindor de nuevo, entró por el recuadro al pronunciar la contraseña encontrándose con Ron, Hermione y Ginny esperándolo. La entregó en los brazos de Ron, quien luego de observarla preocupado y confundido por la actitud de su novia la llevó hacia su dormitorio.

- ¿A dónde crees que la llevas? –le dijo Hermione inquieta, sabían muy bien las reglas, y las chicas no dormían en el cuarto de los chicos.

- Esta noche no dormirá sola –dijo Ron en tono de súplica-, no permitiré que esté sola. –Hermione notó en sus ojos la preocupación y asintió.

- De acuerdo, -la castaña le sonrió-, llévala contigo.

Ron agradeció en silencio el permiso, que aunque no lo hubiera obtenido haría su santa voluntad. Los demás lo vieron marcharse y escucharon la puerta de su habitación cerrarse. Luego ambas chicas se giraron a ver al rubio.

- Está asustada... –respondió a aquella pregunta no hecha-, jamás había visto tanta sangre en su vida... y la vida de su hermano estaba corriendo peligro. Solamente está angustiada por ello.

- ¿Por qué no nos deja ayudarla? O siquiera a Ron... –dijo Ginny abrazándose a sí misma, su voz sonó algo molesta.

- Siente que debe cargar con ese peso ella sola –respondió Hermione-. Y Draco..., Draco solamente ha estado ahí cuando es necesitado, y para Alyssa es más sencillo abrirse con alguien que no la ama puesto que no quiere preocuparnos, ni a Ron –hubo un momento de silencio.

- La he puesto a dormir bajo un hechizo –musitó el rubio acercándose a Ginny para abrazarla-, despertará hasta mañana. Buenas noches –besó la sien de la pelirroja y después salió de la sala común para irse a la suya y lograr descansar algo.

Lo que decía Hermione era verdad, Alyssa no decía nada porque quería evitarles la preocupación que de por sí ya era grande por el partido fatídico de Harry, y también entendió que Ginny estuviera celosa de la joven Potter, siendo él su novio ¿por qué consolar a la hermana del mejor amigo de su hermano? Pero eso era lo de menos, ahora lo importante era descubrir quien había atacado a Harry y quien era el responsable de todo lo que comenzaba a suceder alrededor del castillo de Hogwarts.

Dejen review... y se los agradezco un mil )