Una mujer joven caminaba por Hyrule. Estaba lloviendo. Se cubría con una capa... Buscaba algo, parecía estar muy atenta mirando un objeto que era lo que la dirigía.

La lluvia se hacía cada vez más fuerte, pero ella seguía lo que le decía el objeto igual. El objeto le indicó una puerta. Era de una casa cualquiera en una pequeña villa llamada Kakariko.

- Aquí está... - pensó la mujer.

Dudó un poco antes de tocar la puerta, pero igual la tocó. La puerta se abrió un poco. Detrás de ella apareció un joven de ojos azules y pelo rubio.

- ¿Qué hace ahí afuera? - dijo el joven – Está lloviendo muy fuerte!

Aquel joven era muy guapo, la mujer quedó pasmada mirándolo. Pero, al decirle que llovía fuerte, ésta se sacudio la cabeza. Lo miró a él y después al objeto. El objeto indicaba que era él a quien buscaba.

- ¿Es él a quién debo matar? - pensó la mujer.

Lyn, la aprendiz de Link

Epilogo: Sain, el mago

Era un soleado día en Hyrule, la gente parecía estar alegre. Los tiempos de paz habían llegado. En la gran llanura de Hyrule, se veía un extraño movimiento, era día de mercado. Y todos iban allá

Un joven caminaba por la llanura algo confundido por estos acontecimientos. Aquel joven no había pisado ese lugar hace 10 años... El lugar había cambiado demasiado para él. No le importó, sonrió y siguió su camino. Ese joven tenía 24 años, moreno y pelirrojo, con su pelo largo amarrado por una cola. Con una camisa sin mangas, unos pantalones delgados, un par de zapatos, un libro y muy poco equipaje, caminaba casi sin rumbo.

- Doce gorones – cantaba despacio el joven – se balanceaban sobre la tela de una skultulla, como veían que resistía, fueron a llamar otro goron...

El mercado estaba de locos, pero el joven sabía que necesitaba comprar algunas provisiones para su viaje. Empezó a observar el lugar, conversó con una señora que le vendió carne seca a un precio bastante considerable.

- Ven para acá Lyn! - es escuchó un grito – AAAH, maldita niña nunca dejas de moverte.

Al lado del joven en cuestión, una pequeña niña apareció. Aquella niña era rubia de ojos azules, su pelo era largo y liso, le llegaba a la rodilla. A pesar de parecer inocente niña de 8 años, parecía tener una mirada maldadosa.

La muchacha miraba para todos lados, obvio, era ella a quien perseguían. El joven moreno sonrió y se acercó a ella.

- Hola – le dijo el joven.

- ¿Quién eres? - dijo desconfiadamente la niña.

El joven no alcanzó a responder, cuando otro joven llegó y tomó a la niña de su camisa. La levantó, estaba bastante enojado.

- Ya me hartaste Lyn – dijo el joven – supuestamente me tienes que ayudar a llevar las comprar y lo único que haces es correr por ahí como...

- Ya sé lo que me quieres decir Nils! - gritó la niña.

El joven viajero miró asombrado al segundo joven que apareció. Nils, un joven de 18 años, bastante alto, de cabello negro y de ojos rojos...

- Nils – dijo el joven levantándose – casi no te reconocí.

Nils no había visto al joven viajero, cuando lo miró, parpadeó un momento. No lo recordaba muy bien, pero era difícil que fuera otra persona.

- ¿Sain? - dijo Nils sorprendido.

- ¿Ustedes dos se conocen? - dijo la pequeña Lyn.

- Hace como 10 años que no nos vemos Nils – dijo Sain – no pensé encontrarte tan rápido.

-Con alguien como Lyn no se puede pasar desapercibido – dijo Nils bajando a Lyn.

- Ja – dijo Lyn – Qué gracioso... - miró a Sain - ¿Quién eres?

- Lo siento pequeña, no pensaba ignorarte – dijo Sain agachándose, mirándola a los ojos y sonriendo – Mi nombre es Sain, vengo de las tierras de Gerudo... Por ahora, soy un mago errante por Hyrule.

Nils pensó "¿No se le olvida decir que es príncipe de Gerudo?"

- Tú debes ser... – dijo Sain – Lyn, la hija de Link, mi hermano.

Lyn parpadeó unos momentos, se acordó de que su padre había dicho que tenía un hermanastro... Pero nunca le había dicho mucho de él.

- Es lógico que Link no hable mucho de mi – dijo Sain – es difícil que nos crean que somos hermanos.

Sí, era verdad, las diferencias entre los dos eran muy notorias. Por empezar, Sain es Gerudo y Link Hyliano.

- ¿Tú eres uno de esos magos que sacan conejos del sombrero? – preguntó Lyn.

- Podría – dijo Sain – aunque no tengo sombrero para hacerlo.

Sain suspiró, algo que le decepcionaba de su visita a Hyrule, era que la cantidad de magos en estos 10 años había disminuido considerablemente. Como mucho, encontrabas uno que sabía magias curativas básicas ¿Qué acaso todos los magos se estaban yendo a otras tierras¿Los magos eran sólo considerados como los artistas vagabundos que sabían hacer trucos con las manos?

- Pero puedes sacar cosas de lugares donde no las hay ¿No? - dijo Lyn.

Sain se rió un poco, Lyn lo miró algo enojada.

- Claro – dijo Sain chasqueando un dedo, haciendo aparecer una rosa – es un truco simple.

La gente de alrededor miró impresionada ese truco, habían visto magos sacar conejos de sombreros, pero nunca que un mago solo chasqueara los dedos. Sain le dio la rosa a Lyn.

- Para mi pequeña sobrina – dijo Sain levantándose.

- ¿Ya podemos seguir con las compras? - preguntó Nils.

- Siempre arruinando la diversión – dijo Lyn - ¿Podrías relajarte alguna vez en la vida?

- Si tú y tu padre no fueran unos inútiles sería más fácil – dijo Nils con cara de cansado – ni hablar...

- Yo puedo ayudarte con las compras – dijo Sain – ando con algo de tiempo libre, sólo quisiera que me mostraras el camino al cementerio.

- Tranquilo Sain – dijo Nils – el cementerio no se ha movido.

- Quizá - dijo Sain bien tranquilo – pero parece que todo lo demás sí...

Hicieron las comprar con toda tranquilidad... Bueno, todos excepto Nils que estaba bastante enojado.

- Oye Nils – dijo Sain.

- ¿Sí? - dijo Nils.

- Si sigues con esa actitud no encontrarás nunca una novia – dijo Sain.

Nils miró a Sain bastante extrañado ¿Cómo supo que no tenía novia?

- Eso no te incumbe – dijo Nils.

Sain respiró un momento, algo le tocó la mano.

- Nils no siempre es así – dijo Lyn en voz baja – sólo que como es primavera y es alérgico... anda algo enojado cuando pasa eso.

- Aah... - dijo Sain.

Sain se desvió un momento del camino que llevaba Nils.

- ¿A dónde vas? - dijo Nils.

Sain compró algunas cosas, tomó un pequeño frasco que llevaba. Mezcló ciertas hierbas, varias con aceite.

- Toma – dijo Sain a Nils – te servirá para la alergia.

Nils miró algo extrañado el frasco, pero bebió lo de adentro, no creía que Sain le daría veneno. De un momento a otro, Nils sintió que su alergia había pasado.

- Increíble... - dijo Nils.

- Me debes la ida al cementerio – dijo Sain.

- Está bien... - dijo Nils.

Caminaron hacia el cementerio, Sain notó que el ánimo de Nils mejoró, tanto así que hasta ya empezaba ha hacerle bromas a la pequeña Lyn.

El cementerio se veía bastante desolado en comparación al resto del lugar.

- ¿Desde cuándo el mercado es tan grande que llega hasta Kakariko? - preguntó Sain a Nils.

- Desde hace como 5 años – contestó Nils.

- Qué lástima que estos buenos tiempos – pensó Sain – no sean para siempre.

Sain caminó por el cementerio, hace 10 años estuvo allí, en 10 años había muerto más gente... Busco por un momento, movió su cabeza de un lado para otro. Ahí, vio la tumba de Lyn, no la pequeña, sino la niña que había muerto hace 10 años.

- Lyn... - dijo Sain.

Sain se agachó al frente de la tumba, la quedó mirando un momento.

- Lyn... - dijo Sain – vengo a cumplir mi promesa...

Levantó su mano, cerró los ojos y la movió. Del suelo empezaron a salir varias flores silvestres. La pequeña Lyn miraba sorprendida eso, no podía creerlo. Flores de muchos colores, amarillas, rosadas, azules, rojas... Se levantaban ante el sol primaveral. Una de esas flores, llamó la atención de Nils. El cual se agachó y la cortó.

- ¿Qué haces? - preguntó Lyn a Nils.

Sain miró la flor.

- Es la flor de las 3 diosas – dijo Sain - ¿Se la darás a la chica que te gusta?

- Yo veré que hago – dijo Nils.

- Qué lindo – dijo una voz – es muy fácil venir a los 10 años y hacer crecer flores... uno que viene todos los años a ponerle flores a la tumba.

Sain se levantó, cruzo su mirada con esa persona. Aquella, ya era todo un hombre, un hombre de 28 años. Pelo rubio, ojos azules... Su aspecto había cambiado desde la última vez que lo vio, su mirada no trasmitía alegría, sino serenidad, su cuerpo era algo más grueso, pero en perfecta forma. En ese momento, no vestía como Kokiri, sino como cualquiera de las personas que vivían en Kakariko. En su mano, tenía un ramo de flores.

- Link... - dijo Sain – hermano...

- Sain – dijo Link – yo pensaba que seguías encerrado estudiando magia.

- Tenía que salir algún día – dijo Sain - ¿No crees?

Se saludaron de un apretón de manos y después se abrazaron. Sain jamás hubiera pensado antes que estaría feliz de ver a Link. Después de eso, Link avanzó hacia la tumba de Lyn y sus padres. Puso agua en unos maceteros y ahí arregló las flores.

- Cómo pasa el tiempo... - dijo Link despacio mirando la tumba de Lyn - ¿Qué hubiera sido si hubieras estado con nosotros?

Nils miró la tumba de su hermana, él le había dejado sus flores en la mañana. En esa fecha, se conmemoraban los 10 años de la muerte de Lyn y sus padres. Hace 10 años se había quedado sin su familia biológica... Sin su padre, Don Hector, sin su madre, la Sra. Serra... Sin su hermana, Lyn. Una lágrima salió de los ojos de Nils, él nunca lloraba, siempre había sido muy fuerte. Aunque, el recuerdo de su familia lo destrozaba por completo.

- No llores Nils... - dijo Lyn tirando de sus pantalones.

Pero ahora, tenía algo parecido a una nueva familia, Lyn, aquella pequeña, hija de Link, había pasado a ser como su hermana menor. Pasaban mucho tiempo juntos, desde la muerte de la Sra. Priscilla, cuatro años después de que empezó a vivir con ella, decidió que debía acompañar a su maestro de espada, Link, el cual ya tenía a su pequeña hija de 2 años.

- Tranquila – dijo Nils – aún no lloro, sólo fue una lágrima.

- Es lo mismo tonto... - dijo Lyn.

- Lyn – dijo Link – ven.

- ¿Si papá? - dijo Lyn.

Link le había hecho un gesto a Lyn, ella sonrió, sabía qué significaba... Que podía subirse a los hombros de su padre. Y así, se subió.

Desde que Lyn había aparecido en la vida de Link, Link tuvo que dejar los viajes e instalarse en un lugar. Aprender a ser padre ha sido y continúa siendo quizá la más grande odisea que ha tenido. Tuvo que aprender a tener trabajos fijos, a preocuparse de que no faltara nada en la casa y educar al mismo tiempo a Lyn. Sin la madre de Lyn, esto había sido difícil... Nils le había dado cierta ayuda, aunque no al principio, tenía que madurar un poco el chico.

A pesar de todo, Link se convirtió en un reconocido maestro de espadas, el cual muchos guerreros buscaban para que les enseñara su forma ingeniosa de analizar batalla. Después de Nils, muchos discípulos hubieron, con distintas habilidades y corazones. Link tenía ya asegurada su vida como maestro de espadas además de tener una pensión otorgada por el rey Leivan por servicios a la comunidad.

Empezaron a caminar de regreso.

- Creo que debes quedarte hoy en Kakariko – dijo Link a Sain - ¿O no Sain?

- Puede ser... - dijo Sain.

- Quédate con nosotros – dijo Link – te ahorras el alojamiento y de paso me cuentas porque has salido.

- Papá – dijo Lyn – ¿Cómo pueden ser hermanos ustedes dos?

- Fácil – dijo Link – yo soy la luz y el la oscuridad, solo míranos el color de piel.

- Hey – dijo Sain - ¿Cómo que yo soy la oscuridad?

- JAJAJAJA – rió Link, después sonrió – tú sabes que sólo bromeo... que yo soy la luz.

Sain miró en silencio a Link, estaba analizando la situación... Jamás hubiera imaginado que Link lo invitaría a su casa. Algo bastante irónico para un aventurero errante.

¿Aventurero errante? Eso quedó en el pasado... Llegaron a la casa. Empezó a anochecer.

- Debes ir a la cama – dijo Nils a Lyn.

- Pero... - dijo Lyn – yo soy grande.

- Mañana tienes escuela – dijo Link – además, no quiero que repruebes de nuevo matemáticas.

- Las matemáticas apestan... - dijo Lyn.

- Pero igual debes ir a la cama – dijo Nils sonriendo – muajaa, tengo edad para mandarte a la cama!

Lyn miró a su padre.

- Debes dormir – dijo Link.

Lyn miró hacia abajo y fue a su cama.

- Vigila que se duerma – dijo Link a Nils – la conozco.

- Parece que la pequeña es algo desobediente – dijo Sain.

- Muy parecida a su padre – dijo Link – ni hablar, es mi castigo.

Sain miraba curioso el lugar, era bastante grande... Era una casa y un dojo. Estaba sentado al frente de una mesa, Link lo miraba al otro lado.

- Ya me puedes contar tu historia – dijo Link a Sain.

- Es simple – dijo Sain – no tengo secretos ahora... estoy viajando porque quiero conocer la realidad de Hyrule antes de ser rey.

- Es muy simple – dijo Link mirando a Sain – está bien, parece que ahora eres un chico simple.

Sain sonrió, después se puso serio.

- Yo quería saber... - dijo Sain – que pasa con la madre de tu hija.

"La muchacha entró a la casa. El joven la había obligado.

- Yo... - dijo la muchacha con algo de frío.

- Tranquila – dijo el joven – con esta tormenta nadie debe estar afuera.

- Pues... - dijo la muchacha.

- Debes secarte... - dijo el muchacho – ah sí, se me olvido presentarme, mi nombre es Link ¿Y el tuyo?

En ese momento, la muchacha se desmayó, estaba cansada."

- No sabes lo difícil que es para un padre – dijo Link - enfrentar a su hija, sin poder explicarle donde está su madre.

- ¿Ella está viva? - preguntó Sain sin pensar.

Link lo miró algo triste.

- ¿Viva? - dijo Link – Sí, lo más probable, aunque desde hace 6 años que no sé de ella.

- ¿Y por qué no vas a buscarla? - preguntó Sain - ¿Qué haces ahí tan pasivo?

- No puedo ir a buscarla – dijo Link – y por favor, no preguntes más...

Sain miró el suelo.

- Lo siento Link – dijo Sain – no debe ser fácil.

- No – dijo Link – pero ya sé llevarlo, tranquilo...

Quién sabe que hubiera pasado, Sain tenía la duda... Link sonreía, si, sabía llevarlo.

- Sólo recuerda – dijo Sain – que tú hija debe saber la verdad algún día de su madre.

- Lo sé – dijo Link – lo sé...

Siguieron conversando en la noche... Muchos temas salieron, no verse en 10 años da para mucho.

Llego la mañana, Lyn abrió los ojos.

- Pero... - dijo Lyn.

Lyn vio al lado suyo la flor que había recogido Nils. Lyn la miró algo dudosa, sólo sabía que era la flor de las 3 diosas pero... ¿Qué más? Salió de su cama. Se encontró con su tío Sain preparándose para irse.

- ¿Ya se va? - preguntó Lyn a Sain.

- Sí pequeña – dijo Sain.

- Oh... - dijo Lyn.

Ahí, Sain vio la flor de las 3 diosas en la mano de Lyn.

- Tienes la flor de las 3 diosas – dijo Sain – Qué afortunada...

- ¿Por qué? - dijo Lyn.

- Al que le den la flor de las 3 diosas – dijo Sain – puede pedir un deseo desde el fondo de su corazón... y lo más probable es que se cumplirá.

Los ojos de Lyn se iluminaron, no sabía que pedir aún, pero pensar que podía pedir algo la emocionaba.

- Ah, sí – dijo Sain – quisiera pedirte un favor...

Lyn miró algo confundida a Sain.

- Toma esto – dijo Sain pasándole un collar a Lyn – con este collar, cuando quieras, podrás hablar conmigo...

- Oh... - dijo Lyn - ¿Dónde esté?

- Sí... - dijo Sain – quisiera saber bien la situación de tu padre... pero si quieres consultarme algún problema, también puedes.

- Está bien – dijo Lyn, no perdía nada con esto.

- Gracias...- dijo Sain.

En ese momento, Nils apareció, estaba algo dormido.

- Ya te vas? - dijo Nils mirando que Sain estaba con todas sus cosas.

- Exacto, mi viaje no puede demorar más – dijo Sain.

Sain caminó al lado de Nils, pasando muy cerca de él, ya que la salida estaba al lado de él.

- No sabía que eras pedófilo Nils – dijo Sain en voz baja para que solo Nils escuchara – me decepcionas.

- Ah?- dijo Nils - ¿Qué idioteces estás pensando?

- Nada – dijo Sain – sólo pensé... sabes que estoy bromeando.

- Oh, sí claro – dijo Nils – ahora no estoy detrás de ninguna chica.

- Y yo soy un Zora... - dijo Sain en tono sarcástico – nos vemos!

Sain corrió unos metros fuera de la casa. Ahí se detuvo, y se dio vuelta.

- Si Nabooru me esta buscando – dijo Sain - díganle que estoy bien y sí me cambio la ropa interior todos los días... y que no volveré en menos de 1 año!

Nils y Lyn miraron algo confusos eso.

- Despídanme del viejo de Link! - dijo Sain – Quizá venga para su cumpleaños de los 30!

Sain siguió su camino. Nils y Lyn se limitaron a seguir su vida como era diariamente...

Sain caminó por las llanuras. Una pequeña fantasma lo seguía.

- Sé que estás ahí Sophia – dijo Sain.

La pequeña Sophia se sorprendió por eso, no entendía ¡Sain supuestamente no la veía!

- Un espíritu arrepentido pagando sus penas... - dijo Sain mirando a Sophia.

- ¿Cómo sabes? - dijo Sophia.

- Lo veo en tus ojos – dijo Sain – has estado estos 10 años vigilando a Link.

- ¿Cómo me ves? - preguntó Sophia.

- Tomé un entrenamiento para ver espíritus en mis estudios – dijo Sain.

- ¿Para qué? - dijo Sophia.

- Quería venir a buscarte – dijo Sain.

- ¿Ah? - dijo Sophia.

- Has demostrado durante todos estos años – dijo Sain – tu verdadero arrepentimiento, como veo, Link no sabe nada de ti ahora...

- Ya me debe haber olvidado – dijo Sophia.

- No creo – dijo Sain – pero debe haber perdido toda esperanza en ti.

Sophia miró el suelo, se sentía mal por eso.

- Lyn me enseñó a dar una segunda oportunidad – dijo Sain - ahora solo espero que la aceptes.

- ¿Y cómo? - dijo Sophia – yo no puedo moverme más allá de un sector limitado!

Al decir eso, Sain tomó – para sorpresa de Sophia – la mano de Sophia y la empujó. Mientras lo hacía, recitaba algunos hechizos. Sophia sintió que su alma perdía aquella liga con la tierra.

- Quiero que vengas conmigo – dijo Sain a Sophia – que me acompañes en este viaje por Hyrule.

Sophia no podía comprender mucho, pero aceptó. Notó que Sain ahora era un mago tan fuerte que, si hacía algo en contra, podría contrarrestarlo fácilmente. Empezaron a caminar...

- Un goron – cantaba Sain en el camino – se balanceaba sobre la tela de una skultulla, como veía que resistía, fueron a llamar otro goron...

Sophia estuvo callada un buen tiempo, pero después, decidió acompañarlo en el canto.

- Dieciocho gorones – cantaba Sain y Sophia – se balanceaban sobre la tela de una skultulla, como veían que resistía, fueron a llamar otro goron...

Fue un largo camino el que caminaron estos dos juntos, el cual, sin darse cuenta, hizo que naciera entre ellos dos una de las más grandes amistades...

Aquella tarde, la pequeña Lyn pensaba que le pediría a la Flor de las 3 diosas.

- Quisiera – pensó finalmente Lyn – poder decirle algún día a Nils que lo quiero mucho.

Fin

Ahora si, me despido de estos personajes... Extrañare a Sain, Lyn, Leivan y Nils... Ni hablar, esto es una historia terminada. Sé que fui cruel, pero quise entregarles lo mejor que podía, no soy de literatura, pero si de imaginación... en eso quisiera destacarme siempre.

Gracias por leer esta historia, gracias por querer a mis personajes, yo también los quiero, aunque no lo parezca a veces.