Miren que buena que soy, ya les pongo el último cap hoy mismo


Hora-Hora: Hey gracias, me alegro que te guste mi fic. Gracias por tu review!

Misao CG: Misao... el otro NO era el último cap, yo no dejo las cosas a medias, igual espero que leas mi próximo y último fic, el de Camus. Gracias por tu review!

Abby: me alegro de hacerte feliz ^_^, espero que este último cap sea de tu agrado también. Gracias por tu review!

Capítulo 12: Regreso a Casa

Templo de Virgo

Kai se había enterado de que Mu había regresado, imaginaba que Lei Li y Kiki debían estar saltando de felicidad. Kai sonrió de sólo pensarlo, pero enseguida su sonrisa desapareció de su bello rostro, sabía que algo andaba muy mal con ella, Shaka la trataba bien, pero estaba distante y eso por alguna razón le molestaba, había terminado hacía unos minutos de empacar y se disponía a despedirse de las chicas, ya que ellas habían sido muy buenas con ella. Con esto en mente, Kai salió hacia el recinto de las amazonas.

Shaka la vio partir, pero no le dijo nada, simplemente la observó hasta que desapareció de su vista. Saldrían hoy mismo por la tarde, quería saber de su maestro, además, ya hacía mucho tiempo que estaba lejos de su hogar. Ese imbécil pretendiente de Kai se las vería con él ahora, ya estaba harto de que los hombres la molestaran. Aioria llegó un momento después de que Kai se fuera, sabía que Shaka planeaba regresarla y quería despedirse.

"¿Te quedarás mucho tiempo en la India, Shaka?" Le preguntó Aioria, sentándose a su lado. Shaka suspiró.

"El tiempo suficiente para arreglar las cosas y ver por la salud de mi maestro, luego regreso a Grecia" Dijo Shaka.

"Me da la impresión de que no te agrada mucho la perspectiva de que Kai se vaya" Le dijo Aioria. Sabiendo que su amigo había estado intentando hacer las paces con ella.

"No lo sé, Aioria, la verdad es que ya no sé ni que pensar, Kai me detesta por mucho que yo quiera evitarlo, ella ha querido regresar desde el mismo día en que puso un pie en Grecia, más sabiendo que se tenía que quedar conmigo..." Le dijo Shaka, su voz tenía un tinte de tristeza que no pasó desapercibido para Aioria.

"¿Le preguntaste acaso por qué te odia tanto?" Preguntó Aioria.

"Sí, pero ella no me respondió, ni eso ni las otras preguntas que le hice, creo que ya ni quiere hablar conmigo" Contestó el caballero. Aioria decidió que era mejor no seguir molestando con eso, pero había algo que sí quería saber.

"¿Por qué la seguías cada vez que salía del Santuario?" Le preguntó el león dorado. Shaka se sorprendió de que Aioria lo supiera, pero bueno, que no se sabía entre ellos, al único que no le podían sacar nada era a Camus.

"Porque sé que llama la atención de hombre que le pasa por al lado, y no quería que se metiera en problemas" Dijo Shaka, con un tono un poco enfadado. Aioria sonrió, así que él no era el único con ese problema.

"Dímelo a mí, el otro día tuve que golpear a Tatsumi por insultarla y casi mato a otro por querer pasarse de listo con ella" Dijo Aioria. Shaka sonrió, sabía que su amigo era terriblemente celoso de Vera, no desconfiaba de ella, no, sino del resto del mundo. Shaka se dio cuenta que a él le pasaba algo parecido con Kai, siempre le había molestado que ella estuviera rodeada de pretendientes, lo que ella no sabía, era que él se había encargado de más de la mitad de ellos. Si Kai se enteraba sí que lo iba a matar.

"Yo me he tenido que deshacer de por lo menos quince de sus pretendientes ¿y tú te molestas por uno par?" Le dijo Shaka, fingiendo incredibilidad, Aioria se lo quedó mirando perplejo ¿quince? Rayos, eran muchos, no quería pensar en que a Vera la molestaran tal cantidad de hombres.

Kai llegó un rato después a donde estaban las muchachas, Vera y Kalani la saludaron al instante.

"¡Hola, Kai! Creí que no te despedirías de nosotras" Le dijo Vera.

"¿Cuándo te vas?" Preguntó Kalani.

"Hoy por la tarde, sólo vine a decirles adiós y gracias por dejarme quedar en su casa" Les dijo Kai, abrazándolas.

"¿Y Marin?" Preguntó ella.

"Bueno... Ah! ¡Allí viene!" Dijo Kalani. Kai se dio vuelta para ver a Marin de la mano de un muchacho muy guapo de cabello caoba.

"¡Hola, Kai! Oí que te vas hoy" Dijo Marin. Kai asintió.

"Te presento a Jake, él es mi novio, llegó ayer de Inglaterra" Dijo Marin. Kai le saludó también a él, Jake le sonrió.

"Un placer conocerte, Kai, lástima que ya te vas" Le dijo Jake. Kai también le sonrió, luego Jake saludó a Vera y Kalani también.

"¿A cuántos a matado Aioria en este tiempo?" Preguntó Jake a Vera, que le sonrió.

"Pues... ya perdí la cuenta" Le contestó Vera, riéndose.

"¡¿Tantos? Voy a tener que hablar seriamente con él, no quiero tener que arrestarlo por múltiple homicidio" Le dijo Jake en broma. Kai decidió que era mejor que regresara al templo de Virgo, así que se despidió de ellos con una mano y se fue.

Por la tarde, ambos partieron hacia la India, sin hablar mucho tampoco.

India al anochecer

Los dos llegaron ya entrada la noche, ambos saludaron a los monjes que corrieron a recibirlos, especialmente a Shaka, ya que hacía mucho tiempo que no lo veían, Kai aprovechó esto para ir a la habitación de su maestro, el anciano no estaba en cama, ya parecía repuesto y todo, estaba sentado con varios manuscritos en la mesa. Cuando la vio, se sorprendió mucho.

"Kai, hija mía, que gusto verte" Le dijo el anciano, Kai corrió a sus brazos, recibiendo el abrazo que tanto necesitaba, el anciano sintió la gran perturbación emocional de su discípula, pero no pudo preguntarle nada porque Shaka había entrado a verlo también.

"¡Shaka! ¡Vaya que sorpresa! Cómo fue que te acordaste de venir a visitarnos" Dijo el anciano, extendiendo su abrazo a su otro discípulo también... vaya, Shaka tampoco estaba bien.

"Me alegro de que ya esté bien, maestro, nos tenía preocupados" Dijo Shaka, genuinamente contento. Su maestro le sonrió, Kai no se le despegaba del torso, parecía una niña con su oso de peluche favorito.

"Me alegro mucho de verlos a los dos, siento haberlos preocupado" Dijo el anciano, Kai se incorporó y miró a Shaka desafiante. Él no se amedrentó en absoluto, aunque no comprendía esa mirada ahora.

"Maestro ¿quién es el idiota que nos amenaza?" Preguntó Shaka, su maestro le sonrió.

"Ya no molesta, creo que entendió que Kai no estaba a su alcance por mucho que nos amenazara con destruir nuestro templo" Contó el anciano.

"¿En serio que ya puedo quedarme?" Dijo Kai, contenta, por fin algo bueno. Su maestro asintió, ella entonces se excusó y fue a desempacar, cuando se quedó a solas con Shaka, el anciano se puso serio.

"Muy bien, hijo, ¿qué sucede con Kai?" Le preguntó. Shaka lo miró con ojos desmesurados ¿cómo era que siempre sabía cuando algo le pasaba?

"Kai me odia... y no me quiere decir porque. Créame que lo intenté, hice todo lo posible para que hubiera paz entre nosotros, pero Kai se empeña en detestarme con toda su alma, realmente ya no sé que hacer..." Le dijo Shaka, apesadumbrado, su rostro había quedado oculto tras una cascada de rubio cabello. Su maestro lo miró con pena, el pobre muchacho realmente se sentía miserable ¿pero por qué Kai se comportaba así?

"Shaka, ya no te preocupes, aún tengo que hablar seriamente con ella ¿Sí te digo algo no te enojas?" Le preguntó su maestro. Shaka le miró y movió lentamente su cabeza de forma negativa.

"Jamás existió tal pretendiente, fue la excusa que utilicé para enviar a Kai contigo, creí que no era posible que se odiaran tanto sin razón aparente, quería probar algo, y al menos ahora sé que tú realmente la amas mucho, más de lo que crees" Dijo sabiamente el anciano, Shaka lo miró otra vez asombrado... ¿acaso amaba a Kai? Suponía que si sentirse celoso de otros hombres por su atención a ellos y no a él, el hecho de que las cosas que ella le decía podían herirlo más que si se lo dijera cualquier otro, su deseo de tenerla cerca todo el tiempo, de abrazarla y protegerla ¿acaso era amor?

"No lo sé, maestro, estoy muy confundido, pero quizás tengas razón, pero si hay algo que sé, es que ella me detesta" Le contestó Shaka.

"No estés tan seguro..." Le dijo el anciano una vez más. Shaka le sonrió, pero sabía que era así, aunque su anciano maestro opinara lo contrario. Él se levantó, y despidiéndose de su maestro, se fue a su propia habitación. El anciano esperó a que él se fuera para levantarse y enfilar hacia la habitación de Kai.

Cuando llegó, tocó a la puerta, pero nadie le contestó, tocó otra vez y nada; decidió abrir la puerta para ver si ella dormía, más grande fue su sorpresa al descubrir que Kai no estaba allí. El anciano se imagino en donde podría estar su joven discípula, así que enfiló hacia los jardines.

Encontró a Kai sentada en una piedra gastada por los años que los monjes nunca habían removido, era el lugar favorito de ella en las noches. Kai sintió su presencia y volteó la cabeza para mirarlo.

"Hola" Dijo el anciano.

"Hola" Dijo Kai, volviendo a mirar hacia el frente. Su maestro se sentó a su lado y Kai apoyó su cabeza en su hombro.

"Kai ¿qué es lo que te perturba tanto, hija?" Preguntó él. Kai se mantuvo en silencio por uno par de minutos. Luego añadió.

"No lo sé, no sé lo que esta pasando conmigo, maestro ¡pero sé que mi problema es él!" El anciano suspiró, esto iba a ser más difícil de lo que pensaba.

"¿Qué es lo que tanto te desagrada de Shaka? Él se siente muy confundido porque no sabe que pensar de ti, él te quiere mucho, pero no sabe como hacer las paces contigo" Dijo el anciano. Kai lo miró sorprendida ¿Shaka la quería mucho? Eso sí que no se lo creía.

"¡Su sola presencia me molesta! No sé porque, siempre ha sido así, desde que éramos niños" Respondió ella.

"¿Y que es lo que te hace sentir su presencia?" Volvió a preguntar él.

"Pues... no sé, es algo como sí me pusiera nerviosa, siempre temiendo que haga algo que no me agrade; no lo sé es muy confuso" Explicó Kai. Su maestro asintió, escuchando atentamente.

"Pues bien ¿acaso te molesta que el te abrace o te dé un beso?" Le preguntó otra vez. Kai lo pensó un poco, jamás se había preguntado eso, se acordó que cuando él la abrazaba, al principio se resistía, pero al final no se sentía tan mal después de todo... nunca le había dado un beso, no sabía como se sentiría si él lo hiciera... pensándolo mejor no quería saber. Su maestro sonrió.

"Así que no te resulta tan desagradable" Dijo.

"¡Sí... No! ¡No lo sé!" Dijo Kai, exasperada, se paró y caminó unos pasos, tratando de que la suave brisa calmara sus sentidos un poco.

"Kai, supe muy bien desde el día que me los trajeron a ambos, el momento justo en que se encontraron, que ambos se pertenecían el uno al otro, él fue hecho para ti y tú para él; aunque sé que no me harás caso y lo negarás rotundamente... Shaka se irá mañana de regreso a Grecia, tú piensa esta noche bien lo que vas a hacer" Dijo su maestro antes de regresar al templo a descansar. Kai se quedó sola otra vez en el jardín, sus pensamientos se mezclaban con sus sentimientos, y los unos contradecían a los otros. Su corazón le gritaba que dejara de negar lo que sentía, mientras que su mente racional le decía que no se engañase, Shaka y ella nunca se entenderían.

Kai decidió ir a dormir también, aunque cuando llegó a su cama, se dio cuenta después de una hora, que no pegaría los ojos en toda la noche.

Al otro día, Shaka se había levantado temprano, pronto partiría a Grecia, su maestro entendía que necesitaba tiempo para pensar, lejos de Kai, ambos se extrañaron que ella no se les hubiera unido; pero el anciano supuso que por primera vez en años, Kai no habría pasado una buena noche.

"Maestro, debo partir, por favor, dígale a Kai adiós de mi parte, no quiero despertarla" Dijo Shaka. El anciano asintió.

"¿Realmente no quieres quedarte un poco más, Shaka?" Le preguntó. Shaka movió negativamente su cabeza y después de darle un abrazo, se fue.

Kai despertó más allá del mediodía, se había dormido al amanecer y aún no se sentía muy bien que digamos. Se levantó y se dio un buen baño de agua caliente, luego fue a ver si había algo que comer.

Llegó a la cocina general, y uno de los monjes le dio los buenos días, Kai le saludó también y tomó una manzana; Luego salió a caminar por ahí.

Se encontró en la sala con su maestro, y le extrañó que Shaka no estuviera con él también.

"Hola, maestro ¿dónde está él?" Dijo Kai, mordiendo la manzana.

"Se fue esta mañana, dijo que te diera sus saludos" Le contestó el anciano, Kai se quedó a medio masticar la manzana, que casi no le pasaba por el nudo que se le había formado en la garganta.

"¿Kai estás bien?" Preguntó su maestro, Kai asintió, pero no era verdad en absoluto. Siguió caminando como hipnotizada hacia el jardín y luego fuera del templo. Sabía que si se quedaba, rompería a llorar como estúpida sin saber porque, se acercó a la extensa selva que rodeaba el templo y se internó en ella hasta una pequeña laguna en su interior. Se sentó en la rivera, soltando la manzana a medio comer. Su rostro daba la impresión de estar serena, pero una solitaria lágrima corrió por su perlada mejilla; único indicio de su verdadero estado anímico.

"Si no te conociera bien, juraría que estás triste porque me fui sin despedirme de ti" Dijo una voz en extremo conocida para Kai. Ella se levantó lentamente y volteó su cabeza hacia la figura de Shaka, que estaba de brazos cruzados, apoyado en un árbol.

"Creí que te habías ido" Le dijo ella, impasible.

"Tú no querías que me fuera ¿verdad? A quien molestarías sino, te aburrirías mucho sin mí" Le dijo él, acercándose a ella. Kai no se movió, Shaka caminó hasta estar tan cerca de ella que casi se tocaban sus narices, eso era porque Kai no le bajaba la mirada y él se había agachado un poco.

"Pues estoy muy bien sin ti, muchas gracias" Le dijo Kai, dándole la espalda, nunca reconocería que deseaba saltar de alegría por verlo allí. Shaka le sonrió, que terca era su preciosa chica, demasiado orgullosa para su bien.

"No es cierto y tú lo sabes, Kai ¿por qué te empeñas en negarlo?" Le dijo él. Kai le enfrentó otra vez.

"¿Negar qué si se puede saber?" Le preguntó ella, desafiante.

"Que no podemos estar separados tanto tiempo sin extrañarnos, sin escucharnos... sin tocarnos" Le dijo Shaka, acariciándole la mejilla con una mano; Kai se quedó helada, nunca había escuchado algo así de él, y lo peor era que le gustaba que él dijera cosas así. Kai quiso retroceder un paso pero sólo había agua detrás de ella, perdió el equilibrio y agarró a Shaka para no caerse, pero él no se esperaba esto y también perdió el equilibrio, ambos cayeron al agua mojándose de los pies a la punta de los pelos.

"¡Kyaaa! ¡Tonto, se supone que tenías que quedarte quieto, no caer conmigo!" Le dijo ella, con todo el cabello en la cara, Shaka al verla se echó a reír con ganas, Kai lo miró como si lo fuera a matar ¡él se atrevía a reírse de ella! Ya vería. Kai se quitó el cabello de la cara y le sonrió con dulzura, antes de hundir la cabeza de él bruscamente en el agua. Shaka se sorprendió pero luego la salpicó con agua también, Kai quiso salir, pero Shaka la tomó de la cintura y la volvió a meter al agua. Él casi se ahogaba, pero de risa, Kai se enojó un minuto pero después tuvo que reír también, Shaka siempre sería Shaka, y para ella estaba perfecto así.

Pero se vengaría de él por esa broma más tarde. Ambos salieron chorreando agua, y decidieron que sería bueno ir a cambiarse de ropa, ya que el vestido blanco de Kai se le había adherido peligrosamente al cuerpo, revelando más que cubriendo, a Shaka le gustaba lo que veía, pero le sacaría los ojos si algún otro hombre se atrevía a mirarla ahora. Kai viendo la forma en que Shaka la estaba mirando, le dio un vistazo a su cuerpo y casi se muere de la vergüenza, rápidamente se cubrió el pecho con los brazos, mirando a Shaka acusatoriamente, él le sonrió de forma inocente y la cargó en brazos, cosa que Kai no se esperaba, pero no protestó y hasta le echó los brazos al cuello. Shaka le dio un beso en la sien y se encaminó hacia el templo.

Al verlos llegar, su maestro sonrió ampliamente, parecía que Kai por fin había comprendido y Shaka también se había animado a hacer lo que hace tiempo debió haber hecho... reclamar lo que era suyo por derecho.

Shaka la deposito en el suelo de su habitación, pero no la soltó, Kai tampoco le había quitado los brazos del cuello, sus miradas decían más que mil palabras, y antes de que se dieran cuenta, se estaban besando como si el mundo se fuera a acabar de un momento a otro.

Así fue como Shaka sí se quedó en la India, y se quedaría por más tiempo, eso es lo que decía la carta que envió a Mu, el caballero de Aries estaba contento por su amigo, y también por él mismo, ya que también había encontrado a su pareja perfecta y adorada compañera en una chica que era mucho más de lo que aparentaba al principio, mucho, mucho más...

Fin

Rhiannon 18/2/04