EL SILENCIO POR TEMOR AL RECHAZO
Por Roquel

Aclaraciones: Han pasado cinco años. Kai estudia para convertirse en el sucesor de Voltaire. Rei trabaja en la abadía, como entrenador además de ser el encargado de las cocinas. Bryan es entrenador y Yuriy, además de líder de los entrenadores, es mano derecha de Kotaro Isumi, el actual director de la abadía.

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EPILOGO
ACEPTACIÓN

Rei Kon, ojiambarino de cabello negro, golpeteó distraídamente su mesa esforzándose por prestar atención; algo complicado conforme pasaba el tiempo. Se cruzo de piernas por tercera ocasión, apartó el lápiz de su oreja y tamborileo la mesa con los dedos de la mano. Entrecerró sus ojos en una mueca que bien podía confundirse con una expresión indignada, pero lo cierto es que acababa de encontrar una curiosa motita de pelusa en la esquina de su cama.

.- ¡Rei!...

Parpadeó, ligeramente confundido.

.- Y ahora te atreves a ignorarme... .- acuso su acompañante deteniéndose a mitad del cuarto con expresión un tanto ofendida.

.- Tanto como ignorarte no, .- repuso Rei con cierto cansancio. .- es decir te puse atención la primera media hora, de los primeros tres días, pero por Dios, Tala, ¡son las dos!. .- señalo el reloj. .- y hemos tenido esta conversación por lo menos seis veces en lo que va de la semana; comprendo que estés nervioso pero tú tienes que comprender que me estoy muriendo de sueño y mañana tengo cosas que hacer.

.- ...¿y tú punto es?

Fue el turno de Rei para mostrarse ofendido.

.- Muchas gracias por la comprensión, Tala. .- soltó con mordacidad antes de enterrar la cabeza en sus brazos y suspirar profundamente. .- ¿Por qué no te vas a dormir?.

Tala, chico pelirrojo y ojiazul, inestable y explosivo, se encogió de hombros como si la respuesta fuese demasiado complicada como para explicarla. Paseó su mirada por la pequeña habitación, que contaba con una cama, un escritorio y una cómoda. Se dejo caer jugueteando con el cubrecama de color rojo, regalo de Kai.

Con ojeras, y a punto de desplomarse, Rei trató de aclarar su mente; se alboroto el cabello y pensó con detenimiento.

El insomnio de Tala no le pillaba desprevenido. Era normal encontrárselo en las salas de entrenamiento, el comedor o muy raramente en su dormitorio, pero su manía más reciente era visitarlo a medianoche para conversar. No que le molestara, pero a diferencia de Tala, él no había sido entrenado para soportar días enteros sin haber dormido previamente.

Desde aquel memorable día, hace casi cinco años, en que llego a vivir a la abadía, el insomnio de Tala se había presentado en varias ocasiones. La primera, hacía cuatro años, cuando Tala y Bryan tuvieron su primera pelea sentimental y Bryan termino yéndose del cuarto por casi cuatro días. Un indignado pelirrojo fingió que no le importaba y pasó esos cuatro días sin dormir. Por suerte, y con cierta ayudita, se encontraron en medio del comedor a la hora de la cena, y aunque estuvieron a punto de matarse finalmente se reconciliaron.

Otra había sido cuando Bryan formó parte de un grupo experimental, aceptando trabajar como entrenador para Biovolt, y junto a Spencer fue enviado al torneo de Francia de aquel año. Tala no pudo acompañarlo, tenía la obligación de permanecer en la abadía, siendo, después de Kotaro, el de mayor rango jerárquico. Sobra decir que el insomnio de Tala duro hasta que Bryan regreso.

Y la más reciente se debía a que Kotaro, Kai, Bryan, y otros dos entrenadores habían marchado hace tres semanas para entrevistarse con Stanley Dickenson en América. Tala se quedo a cargo y Rei le ayudaba en todo lo que podía, pero ni la agobiante carga de trabajo lograba hacer que el pelirrojo cayera rendido. En pocas palabras, el insomnio de Tala tenía como única causa la ausencia de Bryan...

.- Tampoco puedes dormir. .- la voz lo sobresalto y sin proponérselo le miro con ligera sorpresa.

Tala señalo el montón de hojas que tenía en la esquina de su mesa, un montón de dibujos y cálculos; las últimas modificaciones que había pensado para Drigger. Rei se cubrió la cara con ambas manos y soltó un breve resoplido algo culpable.

.- De acuerdo, .- levanto la cara. .- pero al menos lo intento...

Sin embargo callo al comprender que pedirle a Tala que hiciera el intento era exigir demasiado. Rei sabía que el retraso de los demás alteraba al pelirrojo y evidentemente había renunciado a quedarse en cama. Lo más curioso era que siempre terminaba durmiéndose en la cama de Rei, quien se veía obligado a dormir en una de las habitaciones del fondo.

.- Duerme ya. .- propuso y el pelirrojo se volvió hacia él.

.- ¿Y despertar bajo la amenaza de morir a manos Hiwatari?... .- esbozó una sonrisa mordaz. .- no, gracias.

.- Nadie morirá a manos de nadie; además, dudo que lleguen esta noche.

El rostro de Tala pareció entristecerse:

.- Prefiero no arriesgarme con el Señor Posesivo. .- le soltó después de un momento. .- Si sospecha que he dormido en el mismo cuarto que tú... .- escalofrío. .- no quiero ni imaginarlo.

.- Bien, exagera; no diré nada.

Rei se dio la vuelta y continuó escribiendo la carta que desde la noche anterior redactaba para enviar a Lee, con quien se carteaba desde la última vez que se vieron, hacia más de dos años cuando visito su aldea. Le envió felicitaciones por su reciente compromiso e incluso lo embromaba sobre el asunto de sentar cabeza, se disculpaba por no haber asistido, asegurándole que pronto iría a verlo. Tenía pensado llevar a Kai y presentarlo como novio oficial, pero no podía ser hasta que Kai no se sincerara con Voltaire...

"Voltaire". Rei suspiró con cierto desanimo...

Voltaire parecía intuir el extraño cambio en Kai y se afanaba en mantenerlo ocupado sin tiempo para distraerse, por supuesto sus sospechas carecían de bases pero tampoco estaba dispuesto a darse por vencido. Kai esperaba que Rei cumpliera su mayoría de edad para finalmente decírselo a su abuelo. Nadie, con excepción de Kotaro y la pareja de rusos, sabía de su relación, ni siquiera sus amigos Bladebrackers con quienes se escribía con frecuencia.

Durante cinco años Rei aprendió a demostrar su cariño en silencio, detalles que Kai podía encontrar por todas partes o un simple y mudo apoyo. Para Rei la sola presencia del ruso en un cuarto lleno de personas era más que suficiente para hacerle sonreír. Cuando Kai visitaba la abadía, bajo órdenes de su abuelo, no siempre podían estar juntos; las obligaciones de Rei muchas veces lo tenían ocupado hasta muy tarde por las noches. Tenían suerte si llegaban a verse dos o tres veces por semana.

Cuando se unió al equipo no tuvo mayor problema para adaptarse, pronto llego a considerar a la abadía como un hogar, algo tosco y rudo, pero hogar al fin y al cabo. Los chicos eran amables, más divertidos ahora que no temían ser castigados. Cuando cumplió quince Kotaro le propuso ayudar con las cocinas. Desde entonces cuidaba que las comidas fueran más balanceadas, y ahora que estaba próximo a cumplir dieciocho estaba decidido a continuar en el proyecto.

Rei bostezo y finalizo su carta enviando saludos a toda la aldea, aparto el lápiz y releyó la carta entre largos suspiros.

.- ...¿extrañas a Kai? .- la pregunto lo tomó por sorpresa; casi se había olvidado de la presencia de Tala.

.- Tanto como tú extrañas a Bryan. .- fue la franca respuesta y el pelirrojo hizo un sonidito de protesta e indignación.

Jamás en su vida admitiría ante nadie que extrañaba a su compañero y el que Rei lo afirmara era ir demasiado lejos... Hizo una mueca mientras Rei le miraba sonriente y se recostó sobre la cama. Bostezo sin poder evitarlo y fijo su mirada en el techo.

.- ¿Nunca piensas admitirlo?. .- preguntó Rei de buen humor y Tala apretó sus labios con cabezonería.

Rei se rió, dedicándose a corregir su carta, sin ahondar más en el tema; conocía a la perfección tan explosiva relación y era mejor no insistir en nada. Resultaría peligroso. Media hora después había terminado, dejando la carta en la esquina de su mesa para no olvidarla a la mañana siguiente. Bostezo de nuevo, estirándose como un gato antes de tomar una siesta. Echó una fugaz mirada al reloj. Era muy tarde.

No le sorprendió ver a cierto pelirrojo engreído dormir plácidamente en su propia cama. Tuvo que esforzarse para no reír y silenciosamente se acerco a la cama. Jalo cuidadosamente una de las almohadas, tratando de no despertar a Tala, y después lo cubrió con otra frazada. En silencio cruzo el pasillo para ir a su habitación improvisada.

Fue como si apenas hubiera puesto la cabeza en la almohada cuando escucho la campana sonar, anunciando el primer aviso para levantarse. Decidió no despertar a Tala y tuvo mucho cuidado al buscar sus ropas. Había por lo menos veinte duchas en cada cuarto de baño, pero los chicos se arremolinaban con gran rapidez. Rei no tomo más de veinte minutos para ducharse y salir, listo con sus ropas limpias. Sonrió a los chicos que esperaban a la entrada de las duchas, que acostumbrados al gesto, devolvieron la sonrisa sin mayor reserva. Secaba su largo cabello negro cuando se encontró con cierto pelirrojo recién levantado, esperándole frente a la puerta de su cuarto.

.- Que pinta más desastrosa. .- la sonrisa de Rei disipo toda rigidez del rostro de Tala.

.- ¿Cuánto tiempo dormí? .- pregunto tallando sus ojos.

.- Como tres horas, tal vez más.

Tala se aparto para dejarlo pasar, dejándose caer nuevamente en la cama; tenía problemas para ubicarse a sí mismo en el cuarto de Rei a esa hora. No recordaba mucho después de la medianoche. Rei guardó sus cosas y arreglo su cabello.

Tala reprimió un bostezo; sus ojos azules se perdían en el piso.

.- Estoy muerto. .- declaro finalmente.

.- Me doy cuenta. .- replico Rei amigablemente. .- Usa el baño privado de Kotaro; no le molestará. Toma el tiempo que quieras, inspeccionaré el desayuno y me encargare de que todos se presenten. Después repartiré las asignaciones. Si quieres dormir un poco, te relevare hasta el mediodía.

Tala meneó la cabeza, terco e incorregible.

.- Muy bien, .- suspiro Rei, dándose por vencido .- entonces ve a darte un baño y arréglate, te veré en el comedor. Tienes veinte minutos.

La abadía seguía un estricto horario. Se levantaban a las seis y la hora del desayuno era siempre a las siete treinta; la comida a tres; y la cena, que regularmente consistía en un refrigerio ligero, era puntual a las ocho. El resto de la noche era suya, hasta las diez, cuando se daba el toque de queda.

Rei contaba con doce chicos que le ayudaban en las cocinas. Los turnos siempre se rotaban, de esa forma todos los chicos aprendían un poco sobre una dieta básica, y había quienes repetían turno sólo por el gusto de hacerlo. Rei también se encargaba de las provisiones y del presupuesto de la cocina; a final de mes entregaba sus registros a Tala, quien llevaba las cuentas de toda la abadía en general. Tala era además líder de los entrenadores, aunque era Kotaro quien dirigía los distintos proyectos. Cuando Kotaro se ausentaba, entre Tala y Rei se dividían sus asignaciones, lo cual complicaba su labor diaria.

Rei iba retrasado y corrió, dejando muy claro que Tala tenía que darse prisa. No le sorprendió ver que los chicos ya preparaban el desayuno. Comenzó a repartir concienzudamente las raciones de la sopa cuando pensó en Tala. Era casi seguro que el pelirrojo evitaría aquella comida, impaciente por ver llegar a Bryan y frustrado por no saber nada de él. Así de predecible era, pero Rei tenía una idea para darle de comer.

El desayuno comenzó puntual y los chicos se enfilaron disciplinadamente, tomando cada uno su ración para después acomodarse en su puesto acostumbrado. Había once mesas, distribuidas de forma equitativa por todo el comedor. La última, la más alejada de la puerta, era para los entrenadores y demás figuras de autoridad; seis puestos estaban vacíos, incluido el suyo y el de Tala. Como era costumbre, los doce chicos que ayudaban a Rei tenían permiso para almorzar en las cocinas y no perder tiempo para desplazarse a sus mesas.

Rei terminaba de ordenar su itinerario de aquella mañana cuando Tala entro al comedor con aire distraído. La mesa once había sido puesta y los demás entrenadores discutían sobre diferentes planes de batalla cuando el pelirrojo, más dormido que despierto, alcanzó su puesto en el lugar acostumbrado.

Cuando el desayuno termino los chicos se separaron en grupos de entrenamiento, Tala les asigno sus horarios del día y les entrego las llaves para las salas de entrenamiento. El comedor se hallaba vacío cuando Rei se encamino hasta dejarse caer junto a Tala.

.- ¿Dónde andabas? .- pregunto el pelirrojo sin mirarlo, revisando algunos datos en sus hojas. .- No has desayunado.

.- Tú tampoco. .- replico Rei señalando el plato intacto frente a él.

.- Dormí más de lo que debía y no he contabilizado el presupuesto de esta semana; ahora no puedo comer. ¿Cuál es tu excusa?

.- Como no me han dejado dormir en toda la semana, no he terminado de hacer el inventario, tengo pendientes mis registros de los últimos ocho días, y perdí tiempo lavando los trastos del desayuno.

.- Pobre de ti. .- bromeó el pelirrojo apartando todos sus papeles y estirándose lo más que podía. .- Seguro que estás agotado.

.- Curiosamente no, los chicos terminaran el trabajo; aunque te diré que no me gusta tener tantos pendientes.

.- Lastima que estés tan apurado, porque necesito que me ayudes con las estadísticas del mes. Spencer no me ha dado los registros de su grupo y te toca ir a verlo.

.- Bueno, gracias por tenerme en cuenta. .- replico con ironía. .- Por cierto, toma, te prepare esto. .- y sin mayor ceremonia puso frente a él un gran vaso humeante junto con dos panecillos dulces.

Los ojos cansados se fijaron en Rei, el cabello rojo fuego destilaba gotas de agua y la palidez de su rostro remarcaba su fatiga; pero el dulce vapor pareció despertarlo, sus pupilas centellaron al detectar el inconfundible aroma a cacao.

.- ¿Chocolate? .- inquirió en voz baja; y Rei casi pudo percibir su deleite. Hacía mucho tiempo que había descubierto que a Tala le encantaba el chocolate.

.- Huele bien. .- se desperezo bostezando mientras Rei le devolvía la sonrisa. Tala encontró irresistible la sensación del dulce deslizándose por su garganta. .- ¿Lo hiciste por mí? .- inclino la cabeza y los ojos azules se mostraron divertidos.

.- Por la salud mental de todos, te lo aseguro.

Tala se rió y Rei se alegro de verlo de mucho mejor humor.

.- ¿Significa entonces que cada vez que quiera chocolate tengo que ir a molestarte? .- pregunto de pronto, sus ojos centellando traviesamente.

.- No necesariamente. .- fingió meditarlo y le regalo una sonrisa un tanto mordaz. .- Puedes pedirlo, por ejemplo..., si es que pedir no atenta contra tu propia vanidad, claro está.

Tala contuvo su risa.

.- Nah, .- dijo chasqueando la lengua. .- no me gusta; demasiado ordinario. Prefiero la idea del chocolate como remedio para el insomnio. .- y sonreía con tal asomo de altanería, que Rei tuvo que replicar al instante.

.- Juro que te encerrare en el armario; me lo debes por mantenerme despierto toda la semana.

El pelirrojo se rió, y pronto volvió a ser el Tala de siempre, el vivaz pelirrojo que conocía.

.- ¿Qué tenemos para hoy? .- pregunto después de que el chico terminara de reír.

.- Voltaire vendrá mañana a las ocho, habrá que entregarle las estadísticas de los grupos, los registros personales de todos los chicos, y el presupuesto de la abadía. Necesitas terminar el inventario para mañana.

.- ¿Por qué esa urgencia?; normalmente Voltaire no pide nada hasta final de mes; sabe que debe esperar hasta que Kotaro vuelva, es quien se encarga de las estadísticas y los registros.

.- Tal vez sólo quiere una excusa para venir a preguntar por su nieto. Seguro que Kai tampoco se ha comunicado con él y como no quiere venir con las manos vacías ha decidido hacernos trabajar.

.- Muy práctico. .- bostezó. .- Esta bien, hablare con Spencer, recogeré los registros que deje en mi habitación, y le diré a Kiren que me reemplace en la clase de esta tarde. Los chicos pueden encargarse de la comida y la cena mientras termino con el inventario. Te veré en la oficina de Kotaro para terminar con las estadísticas.

.- De acuerdo... mientras tanto recogeré los informes de todos los entrenadores y pediré a las computadoras una estimación del progreso de esta semana. En cuanto termine te alcanzare.

.- ¿Y tu ronda?

.- Benzel puede hacerla, también supervisara la sesión de entrenamiento de las tres. Así terminare de corregir y contabilizar todo lo demás.

Tala se puso de pie, engulló uno de los panecillos y de un sorbo se terminó su chocolate.

Esa noche ambos la pasaron en vela, terminando con sus datos en la oficina de Kotaro.

Rei bostezo por enésima vez, pero se sacudió la modorra para no dormirse en el escritorio. Tala hacía muecas cuando encontraba algo que no cuadrara con lo demás, era sorprendente como podía mantenerse despierto y atento aunque le faltaran horas de sueño; sin duda estaba acostumbrado a días sin dormir y a estar sin comer durante largos periodos. Tala se había convertido en el joven confiado, decidido y autosuficiente que su carácter reflejara desde pequeño. Era muy escrupuloso y organizado, sin olvidar la frialdad que sólo era superada por la de Kai. Sólo Bryan era capaz de hacer brotar emociones de aquel chico serio...

.- ¿Te has quedado dormido? .- pregunto una voz haciendo que parpadeara.

.- Me estoy muriendo de sueño. .- repuso Rei secamente.

.- Siempre he creído que los gatos son animales nocturnos.

El dueño de Drigger lo fulminó con la mirada y continuó con su trabajo.

Tala sonrió. Rei tenía que dormir, el cansancio en su rostro lo delataba pero sabía que el orgullo lo mantenía de pie; era una de las pocas personas que aunque orgullosas también sabían ser humildes. Era fácil notar que sus rasgos se habían definido y conservaba cierto aire felino que aumentaba su atractivo; de igual modo sus expresiones habían madurado, pero su carácter mantenía la frescura y la alegría de antaño. Rei era la mezcla perfecta de sensatez y picardía.

Viéndolo atentamente Tala comprendía por qué Hiwatari se comportaba tan celosamente con él, de una manera muy disimulada, claro está; Kai moriría antes de admitir que era celoso. Rei era libre para ir y venir, para hacer lo que se le antojara, pero cualquiera que se atreviera a propasarse con él, a insinuársele siquiera, tendría que enfrentarse a la ira Hiwatari. Sonrió al pensar en la manía de Kai, que aunque lógica, seguía siendo hilarante. Lo curioso era que incluso Voltaire había notado el gran cambio en su nieto...

.- Terminamos, .- soltó Rei sacándolo de su ensoñación. .- Los duplicados que irán al archivo son los que están en la esquina y los que entregaras a Voltaire están aquí, no tendrás problemas para tu presentación, siempre y cuando no pregunte nada más..., ¿qué? .- la diabólica sonrisa de Tala le dio mala espina. .- sea lo que sea que estés pensando la respuesta es NO.

En respuesta la sonrisa se transformo en un gesto abiertamente malicioso.

Voltaire Hiwatari llegó puntual a la cita de las ocho, acompañado de tres tipos que tenían toda la pinta de ser asistentes. Tala, acostumbrado sin duda a su presencia, se concentró en explicar y responder a sus preguntas; era eficiente, presentaba los futuros proyectos de la abadía, mostraba el avance de los chicos y daba un breve resumen de las actividades diarias y semanales, aunque Rei encontró que el ojiazul parpadeaba más de lo normal.

Se pasaron la mayor parte del día encerrados en la oficina de Kotaro, y dedicaron el resto de la tarde al recorrido acostumbrado. Rei evito retorcerse bajo el escrutinio Hiwatari cuando fue su turno de hablar ante Voltaire; no era su trabajo hacer presentaciones y le inquietaba el tener al abuelo de su novio mirándole con tal intensidad. Se mordía la lengua para no bostezar y apretó los ojos para despejarse cuando su vista se tornó borrosa. Trató de ser conciso y práctico, hablando pausadamente. Sus ojos centellaron al encontrarse con los de Tala, que en ese momento se esforzaba por no echarse a reír. Era lógico que la situación le divirtiera, después de todo, esa había sido su intención desde un principio.

Cuando Rei se presento, Voltaire asocio su nombre al del chico que en algún tiempo perteneció a los Bladeblackers; pero nunca le había tratado y no encontraba razones para hacerlo. El anciano Hiwatari no había mostrado señales de extrañeza cuando su nieto le comento muy superficialmente que Rei Kon acaba de instalarse en la abadía, tampoco le concedió verdadera importancia. No había por qué.

Rei volvió a respirar cuando Voltaire se marchó; temía que aquel hombre fuera capaz de escuchar el violento latido de su corazón. Suspiró pesadamente mientras el anciano montaba su automóvil sin mirar atrás.

.- Debes agradecérmelo, .- comentó Tala sonriendo pícaramente. .- has aprendido a lidiar con tu abuelo. Tal vez ahora sí haya boda.

.- ¡A callar! .- replico Rei enrojeciendo muy levemente.

.- Sólo estaba puntualizando un hecho.

.- Te estás riendo en mi cara, que es diferente.

La sonrisa del pelirrojo se amplio, tanto como el entrecejo de su compañero se fruncía.

.- Vayamos a terminar con lo demás, .- propuso Rei dando media vuelta.

Tala le siguió de muy buen humor, aunque aquella noche su insomnio regreso.

Rei despertó a medianoche con el estomago vacío; tenía hambre y no podría volver a dormir a menos que aplacara con un poco de leche. Por enésima noche consecutiva se encontraba durmiendo lejos de su habitación, mientras que un terco pelirrojo se hospedaba en su cuarto. Era imposible conseguir que Tala volviera a su habitación. Rei considero la posibilidad de encerrarlo en el armario hasta que se dejara de necedades.

Ya de vuelta, maquinando ideas para que el pelirrojo abandonara su insomnio, Rei casi tropezó con la persona que salía de la habitación a su izquierda, que reconoció como la del pelirrojo. Sabiendo que Tala acostumbraba recoger su blade para ir a entrenar, se mordió la lengua antes de maldecir. Aún sin mirarlo, pues le preocupaba el precario equilibrio de su vaso, exclamo...

.- ¡No me digas que ha vuelto el insomnio!

.- ¿Quién padece insomnio?

Rei se giró tan rápido que su cuello pareció torcerse; la repentina identificación acababa de trabarle la lengua.

Bryan conservaba el aire generalmente despreocupado y rebelde que le conociera desde antes. La misma sonrisa endiabladamente perturbadora adornaba el atractivo rostro y junto a la mirada segura y desafiante que centellaba a cada paso hacían una combinación positivamente letal. Los músculos de su cuerpo habían adquirido firmeza y forma, y como todo buen chico de diecinueve años gustaba de poner a prueba su propia destreza. Ni que decir que su carácter conservaba la desquiciante ironía que le era tan propia.

El dueño de Falborg se rió ante la muda atención que recibía.

.- Me halaga tan elocuente reacción, .- comento con mordacidad, notando las profundas ojeras en el rostro de Rei. .- pero sigues sin responder mi pregunta.

.- Yo..., .- balbuceó luchando por controlar su lengua ..- ¿cuándo llegaron? .- reacciono momentos después, sus nervios saltando ansiosamente.

.- Hace como una hora, pero Kotaro nos recluyo en su oficina para aclarar ciertas cosas.

.- ¿Por qué la tardanza.?.., ¿y qué te paso? .- añadió señalando la venda en el brazo izquierdo.

.- ...ah, esto; unos cuantos tipos de la BBA creían que sería fácil vencerme y no tuve razón para negarme a un encuentro. La tardanza se debió a que Ronde enfermo, Kotaro no quiso viajar mientras tanto y pensó que sería mejor no informarles hasta que volviéramos.

.- Deberías ir a la enfermería entonces.

.- No es grave, estaré bien; además por ahora estoy buscando a un pelirrojo endemoniado. Lo encontraré por mi cuenta, .- añadió al ver que Rei abría la boca para hablar. .- hay cierto Tempano de Hielo buscándote en tu cuarto y será mejor que vayas a verlo; ha estado insoportable los últimos días, se carga un genio que dan ganas de estrangularlo.

El corazón de Rei dio un triple salto mortal.

.- Está.... .- alcanzo a pronunciar y entonces palideció. .- ¡Demonios!, ¡Tala!.

Por pura inercia Bryan sujeto el vaso con leche que Rei le entregaba mientras el chico echaba a correr.

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El estupor de Kai, fue reemplazado por una tensión casi dolorosa en todo su cuerpo, que al instante dio paso a la furia. Una furia gélida cuya intensidad sólo podría ser igualada con la fuerza de la peor tormenta posible, y sin pensar avanzo directamente hacia la cama.

Tala abrió los ojos al sentir que el confortable lugar donde dormía se removía bruscamente y casi al instante todo el mundo se sacudió; una dolorosa exclamación escapo de sus labios cuando su cuerpo llegó hasta el suelo. Maldijo entre dientes luchando por incorporarse.

.- ¿Qué haces aquí? .- siseo Kai apenas controlándose.

.- ¡Dormía, genio!, .- ironizo Tala con una furibunda mirada. .- ¡¿quién rayos te crees despertando así a la gente?!.

.- ¡¿Y quién rayos te autorizo a ti para dormir en esta cama?!

.- ¡¿Y desde cuando tengo que pedirte permiso para hacer lo que a mí se me dé la gana?!

Rei llegó justo a tiempo para evitar una masacre.

Kai y Tala tenían pintas casi homicidas cuando Rei apareció por la puerta; el segundo, tumbado sobre la mayor parte de la colcha roja, yacía en el suelo indignadísimo ante el despertar tan abrupto, mientras que el primero sostenía una de las puntas del dichoso cobertor que seguramente acababa de enviar al suelo con todo y pelirrojo encima.

.- ¡Kai! .- grito Rei colgándose del brazo que acababa de alzarse en contra de Tala.

.- Correrás si es que aprecias tu vida .- siseó Kai, ignorando al pelinegro recién llegado.

.- ¡¡Y un cuerno!! .- berreo Tala tan cabreado que tenía la imperiosa necesidad de liarse a golpes con el Hiwatari.

Kai pretendió avanzar, pero Rei logró detenerlo para evitar que se fuera sobre el pelirrojo. Tala se había puesto de pie y parecía casi tan furioso como Kai. Era mejor terminar con eso de una vez, o habría una pelea de resultados desastrosos.

.- Yo le permití dormir en mi cama, .- terció Rei con feroz expresión. .- y agradecería que dejarán de gritar o van a despertar a media abadía, .- gruño con impaciencia. Simple y llana exigencia, sus palabras aplacaron la cólera.

.- ¿Contento, Kai? .- inquirió Tala con una leve nota de sarcasmo en su voz, no muy dispuesto a dejar pasar la oportunidad de pinchar al príncipe de hielo. .- Será mejor que te disculpes, porque debes estar sintiéndote como un verdadero imbécil en este momento.

Una mirada de profunda rabia fue su respuesta. Tala podría haber seguido de no ser porque acababa de percatarse de la extraña situación.

.- Espera un momento. .- cerro la boca, y miró a Kai como si acabara de percatarse de su existencia. .- ¿qué haces aquí?

Kai bufo, maldiciendo en voz baja con la palabra "idiota" repitiéndose un par de veces.

.- Si han terminado, .- dijo una voz a sus espaldas y el corazón de Tala saltó, grito y se hundió. .- aconsejaría que cada quien se fuera a dormir.

.- Lo haremos en cuanto te lleves a ese imbécil, .- replico Kai en tono neutral.

Pero Tala no le escuchó, porque miraba hacia la puerta con el desconcierto pintado en el rostro, mientras Bryan, con un alzado de cejas, se apoyaba en el marco como si la situación estuviera más allá de él; pero sonreía, obviamente disfrutando del espectáculo. Se enderezo, en muda invitación para marcharse, sabiendo que la paciencia de Kai no dudaría para toda la eternidad; pero Tala ni siquiera parpadeó.

.- ¿Vienes por tu propio pie o necesitas que te cargue?, .- pregunto el ruso con deliberado sarcasmo.

Tala enrojeció, sin saber muy bien por qué, pero se rehízo de inmediato haciendo gala de una indiferencia que estaba lejos de sentir. Paso frente a Bryan sin mirarle y se alejo por el pasillo.

.- Buenas noches .- pronunció Bryan con aquella sonrisa que hablaba de maliciosa complicidad.

.- Fuera. .- replico Rei arrebatándole su vaso y cerrándole la puerta en la cara.

.- Es tiempo, aún puedo ir y matarlo .- afirmó Kai mirando fijamente la puerta. .- Sólo pídelo.

.- Sería complicado, con la sangre y eso.

.- No importa, lo hare rápido.

.- Si tanto insistes... .- replico Rei suavemente antes de sonreírle.

Y por esa sonrisa algo en lo profundo de su ser se retorció divinamente, olvidando la afrenta de Bryan, la molestia que era Tala y a todo ser existente en el mundo. De hecho tuvo que abstenerse de sonreír estúpidamente.

Rei se acercó a él y lo rodeó con sus brazos.

.- Puedes ir y desquitarte.. .- Rei se inclino hacia él y susurro. .- o puedes quedarte para que te muestre lo que mucho que te extrañe.

Kai simplemente lo beso.

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Ya sin la presencia de terceras personas su atención se concentro únicamente en el pelirrojo que permanecía inusualmente callado. Sentado en la cama, mirándole con lo que parecía un infinito reproche, su compañero esperaba sin decir nada.

.- Bonita bienvenida.

.- ¿Esperabas una fiesta?..., porque no recibí ningún mensaje que lo insinuara. .- dijo haciendo clara alusión a la falta de correspondencia.

Bryan parpadeó, no comprendiendo la actitud del chico. Tala no acostumbraba mostrar sus emociones tan francamente y verlo con aquella expresión un tanto mortal era sin duda pisar terreno desconocido. Se armó de paciencia, si él se empecinaba a la hora de negar que algo le molestaba, Tala podía ser un verdadero cabezón cuando lo quería; pero había algo en aquella expresión, algo tan curioso y fascinante, que Bryan tuvo la tentadora necesidad de golpearlo y besarlo, todo a un tiempo. Y se dijo que era mejor esperar.

.- Me parece que me he perdido de algo... .- enarco las cejas al ver que los ojos azules se oscurecían tenuemente.

Estaba a punto de añadir algo más cuando sin previo aviso el pelirrojo se levanto y avanzo hacia él a pasmosa velocidad. Tomo su brazo, chasqueando la lengua con ruda impaciencia.

.- Te has perdido de muchas cosas, .- respondió el chico con voz impersonal, más rígida que una tabla. .- nada que sea de tu interés, pero a mí me sorprende darme cuenta de que no eres capaz siquiera de cuidar de ti mismo.

.- Sé perfectamente cuidar de mi, gracias.

.- ¿Y lo demuestra esto? .- señalo el brazo herido, aún sin mirarlo.

Comenzó a desenrollar el vendaje, despotricando contra la poca atención que Bryan tenía para con su persona mientras chasqueaba la lengua en actitud enfadosa. Bryan reprimió sus incontrolables ganas de reír, aparentando una seriedad muy inusual en él.

Tala no podía ser tierno, no como lo era Max o como posiblemente lo fuera Rei, pero mostraba su atención de modo diferente, y así como él distaba mucho de ser la dulzura personificada, ya que sus muestras de afecto se limitaban a miradas más que a palabras, Tala mostraba su preocupación de otra forma. Y era seguro que tampoco sabía cómo expresarse en situaciones que para ambos eran cosa nueva.

.- ¿Tanto interés significa que me extrañabas?, .- repuso con ligereza, mientras Tala vendaba la herida nuevamente.

.- ¿Quién rayos ha dicho semejante locura, eh? .- replico el pelirrojo con sequedad, pero su rigidez comenzaba a esfumarse dejando al estoico chico que también conocía.

Bryan emitió una risa divertida, complacido con la respuesta. Tal vez tendría que pincharle un poquito para que admitiera la verdad, pero mientras tanto le bastaba la terca expresión de su pelirrojo. Tala lo soltó y le miró con enfado. Bryan tuvo la sensación de que algo se le escapaba.

.- ¿Y disfrutaste de tu libertad? .- preguntó, buscando frenéticamente hacer un poco de tiempo.

.- Fue divino, .- esa fue la mordaz respuesta, .- ¿con quién te metiste?

.- ...unos idiotas que no saben cuando quedarse callados.

.- Por supuesto, ¿no te has mordido la lengua?.

"Lengua", algo tenía que haber con ello...

...y la luz se hizo.

Bryan sonrió perezosamente.

.- ¿Y por qué no lo averiguas?

.- ¡Por fin!..., ¡creí que tendría que golpearte!. .- y sin más ceremonia lo sujeta de la chaqueta para acercarlo a él.

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Rei se alegra tanto de recuperar al pelirrojo sensato que acepta la extraña petición de acompañarle a comer fuera ese sábado por la tarde. Parece ligeramente ansioso pero se comporta con relativa normalidad hasta que llegan al postre.

.- Hum, ¿y cómo van las cosas con Kai?

Rei procura no torcer el ceño y limita a responder con escueto bien. Tala, sin embargo, no pretende conformarse con semejante parquedad.

.- ¿Cómo son las cosas con el príncipe de hielo?.., quiero decir, ¿no se pone loco por no verte durante días?

.- ¿A qué viene tu interés?

.- Sólo curiosidad.

.- Por dios, Tala, hasta yo sé que tu fisgoneo nunca debe tomarse a la ligera. Me he visto metido en un montón de problemas desde que empezaste a interesarte en mí; así que vayamos al punto.

.- Creo que me gusta el gato salvaje que hay en ti; pero creo que eres muy desconfiado.

.- ¿Eso crees? Entonces repasemos los hechos, ¿quieres? Me has traído a comer, cosa que resulta verdaderamente asombrosa de por si, a escondidas de Bryan me temo, para preguntarme por Kai, a quien te encanta incordiar. .- le resopla con irritación. .- Hasta yo puedo ver que algo se agita en esa cabecita tuya, y seguramente no será bueno.

.- Es obvio que te equivocaste de profesión, Kon. Tienes madera de psicólogo barato.

.- Perdona que no me ría de tu pésimo y desastroso chiste… pero te desvías del tema. Habla y no te lies demasiado.

.- Como quieras.

Sin embargo se acaba su pedazo de pastel y no hay señales de que vaya a decir nada. Cubre la cuenta sin mirarle y se levanta sin decir palabra. Rei se las apaña para mantener la paciencia, a pesar de que tiene que perseguirle durante al menos un par de calles. Cuando se detiene frente a un edificio destartalado, que no tiene pinta de encontrarse en las mejores condiciones, Rei le sujeta del brazo.

.- Quiero una explicación antes de entrar.

.- Tranquilo, gato, tú sígueme y te lo explicare en cuanto estemos ahí.

El edificio tiene tres pisos, un elevador descompuesto, y un decorado completamente infame. Rei le sigue hasta el segundo piso, donde hay tres puertas, una de ellas hasta el fondo del pasillo. Y es curioso que el pelirrojo tenga la llave de esa puerta.

El departamento está vacío, descontando la pila de basura que hay en medio de la sala. Huele chistoso, como si alguien hubiera intentado esconder el penetrante aroma de orines con botellas y botellas de limpiador aroma a limón. Tala aparentemente no lo nota porque sonríe, encantado y responde a la interrogante que el gato aún no ha formulado.

.- Está cerca de la abadía y el precio es moderadamente bueno.

.- ¿Hum?

.- La cosa está así, ¿quieres mudarte conmigo?

Si Rei no se cae al suelo es por pura fuerza de voluntad.

.- ¿Perdona?

.- Cierra la boca, que te entrará una mosca.

.- Deja de joder y explícate antes de que me enfade.

.- Lo he pensado mucho y no quiero vivir el resto de mi vida en la abadía. No tengo problemas en seguir trabajando para Kotaro, pero definitivamente debo buscarme mi propia casa. Lejos de chiquillos mirones, y de interrupciones diarias.

.- En pocas palabras quieres intimidad para poder follar con tu novio como dios manda.

Es curioso como el pelirrojo se sonroja. La piel hace juego con el color de su pelo y siempre reacciona enfadándose.

.- Si te vas a comportar como un estúpido, paso de hablar contigo.

.- Ya, lo siento. .- pero la sonrisa indica que en realidad no se siente culpable por abochornarle .- Entonces quieres tener tu propia casa, ¿hum?. Me parece bien, perfectamente normal. Mi problema es, ¿qué leches tengo que ver yo con el asunto?

.- He hablado con Bryan. Y bueno, nosotros, .- el sonrojo toma un nuevo aire, si es posible, y el chico comienza a pelear con las palabras que no sabe cómo expresar.

.- ¿Tienen problemas?

.- ¿Qué? ¡No! Por supuesto que no. Pero… .- se pelea consigo mismo, intentando no sonar tan patético, que es como se siente, .- hace cinco años que, bueno....

.- Cinco años desde que comenzaron a salir. Desde que se besan a oscuras. Desde que son pareja. Sí, lo entiendo.

Tala le regala una mirada mortal. .- Lo que sea. Nuestra duda…

.- Es decir tu problema.

.- es averiguar si no hay forma de que tengamos hum… tu entiendes.

Parece verdaderamente mortificado, y es por ello que Rei oculta una sonrisa irónica. Quiere quedarse callado y esperar hasta que Tala llegue al meollo del asunto, pero es obvio que de permitirlo el chico se enrollara durante horas, así que interviene.

.- Déjame ver si lo entiendo. Están decididos a construir su propio hogar, pero les aterra la perspectiva de vivir juntos fuera de la abadía, porque, bueno, puede que se maten a la primera oportunidad; así que han decidido que buscaran casa fuera, por separado, cada uno a su manera, y es así como podrán dar el siguiente paso en su relación, ¿me equivoco?.

Tala cabecea, completamente rígido; Rei no puede evitar reírse.

.- ¿Le pediste permiso a Bryan para dejar la abadía?

.- Cállate.

.- No te enfades…, sin embargo dudo que Bryan se tome a bien eso de convertirme en tu compañero.

.- Bueno, ambos llegamos a la conclusión de que sin ayuda moriremos de hambre los días que nos toque quedarnos en casa, así que Bryan tuvo la brillante idea de conseguir un chef personal. .- sonríe ante la expresión irritada del gato.

.- Bueno, me alegra saber que tu ofrecimiento carece de interés propio. Me alivia, de verdad., ¿y dónde es que va a vivir este novio tuyo?

.- Su departamento queda a veinte minutos caminando. Es un poco más pequeño que éste, pero por alguna razón le ha gustado. La semana pasada fuimos a comprarle una cama, .- resopla con disgusto. .- Peleamos en la tienda porque no logramos ponernos de acuerdo con el estúpido colchón.

Rei no puede evitar enternecerse, .- Son tan monos.

.- ¿Qué..?..., .- no hay palabra que logre plasmar por completo la indignación del ruso. .- Cierra el pico, ¿quieres?. Como sea, podemos ir a verlo si quieres, tengo la llave y seguramente el tipo ha de estar trasladándose.

.- La cosa va en serio.

.- ¿Hace cuanto me conoces, Rei? Deberías saber que cuando quiero algo siempre busco la manera conseguirlo.

.- Una forma muy refinada para decir que eres cabezón.

.- Ya cállate.

Rei mira la expresión un tanto titubeante del pelirrojo y se queda callado para hacerle sufrir, pero la verdad es que no necesita pensar la respuesta. Cuando mira el departamento ya no ve las fallas: Ventanas rotas, una mini cocina, un recibidor con la moqueta destrozada, el horrible color gris de las paredes. Cuando sus ojos vagan por la estancia lo hace deteniéndose en los desperfectos y creando la lista de materiales que necesita para arreglarlos.

.- Espero que no planees mudarte de inmediato, porque no tengo intenciones de vivir en este lugar si no logramos adecentarlo un poco. De lo contrario jamás me sentiré con ganas de invitar a Kai.

.- ¿Eso es un sí?

.- ¿Tú qué crees, genio?

.- ¿No quieres…, ya sabes…, consultarlo con el príncipe de hielo?

.- A diferencia de ti, Tala, puedo tomar las decisiones por mi cuenta. Y para tu información hace años que Kai ha querido convencerme de buscar un apartamento propio, así que creo que es hora de hacerle caso. Por supuesto que no le hará gracia que seas mi compañero pero será fácil de arreglar.

.- Es obvio que va a molestarse. Ya no podrá meterte mano con toda libertad.

Es el turno de Rei para sonrojarse. Balbucea, sin poder evitarlo.

.- Nosotros no hemos…, quiero decir, no hemos… eso, ¿entiendes?

.- Puro trabajo manual, nada de cuerpos encajando con cuerpos. Lo entiendo.

Rei se sonroja hasta la raíz del cabello, pero se las arregla para devolverle una mirada llena de reproche.

.- Tranquilo, tigre, si te consuela saberlo Bryan y yo tampoco hemos hecho nada.

.- ¿Esperan hasta casarse? .- el gato procura sonar todo lo irónico que puede. .- Un cortejo a lo antiguo, que bonito.

.- Ya quisieras. No hemos hecho nada porque nunca nos podemos de acuerdo sobre quien va arriba y quien debajo. Hacemos competiciones y el ganador escoge, pero siempre terminamos exhaustos de tanto acabar que no hay forma de dar el siguiente paso.

Rei se atraganta mientras piensa que su cara debe brillar de puro color; Tala ignora por completo que su declaración consiga abochornarle más de lo que ya está.

.- Llegará un momento en que declaremos un vencedor, así que vete haciendo a la idea de que Bryan pase mucho tiempo aquí.

.- Entonces deberías pedirle que se mude contigo.

.- No te pongas en plan chica celosa, Rei. Ahora vamos. Llamaré a Bryan para que venga a ayudar con la pintura y eso, ¿de acuerdo? Mientras tanto tú le hablas al príncipe de hielo para que vaya haciéndose a la idea y no llegue en plan de asesino serial.

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Kai no se toma la noticia con alegría; amenaza con asesinar a un pelirrojo pero Rei lo calma haciéndolo ver que quiere tener un hogar propio. Es así como el peliazul se calla y termina ayudando a Bryan a subir una de las camas. Forcejean en las escaleras, incapaces de ponerse de acuerdo de hacia dónde girar, ni cuantos escalones subir, ni cómo moverse. Bryan termina con el hombro lastimado y Kai con unos raspones en el brazo.

Rei le mima hasta asegurase que el chico está listo para intentar subir la siguiente cama sin matar a nadie en el proceso. Y mientras ellos son los cargadores oficiales, Tala se encarga de la moqueta y los vidrios, mientras Rei pinta las paredes de los dormitorios. Terminan cenando pizza rodeados de pintura, un par de cajas llenas de ropa, una lavadora y un refrigerador nuevos, cortesía de Kai, y un montón de basura apelotonada en una esquina. Bryan y Tala discuten sobre tonterías y es cuando Rei aprovecha para acurrucarse a un lado de Kai.

El bicolor acepta el trozo de pizza que le ofrece.

.- Una llamada. .- le susurra de pronto, .- Si el torpe te harta tú llámame y te consigo un lugar para ti solo en menos de lo que empacas tus cosas.

Rei le sonríe con el corazón henchido de amor.

.- Gracias. Lo tendré en cuenta, ¿cómo sigue tu abuelo?

.- Viejo.

.- Es bueno saberlo. .- se arma de valor para pedirle lo que lleva semanas queriendo pedir. .- Lee se casa a mediados de agosto y nos ha enviado una invitación. Estaba pensando si quieres…, si querrías…

.- Iremos.

Le besa la mejilla en un arranque de valor, lo que provoca un ewww escandalizado de parte de Tala. Kai se enfada y le manda callar pero lo único que provoca es iniciar una pelea con el pelirrojo.

Rei comparte una sonrisa con Bryan mientras les ve discutir.

Es mi familia, piensa y se siente bien, agradecido de tener un lugar en el mundo. Compartir una vida con la gente que le es preciada, reunirse para charlar, o comer, o para simplemente estar juntos. Sin importar que Tala tenga la terrible manía de provocar a su novio.

.- No te des los aires de grandeza, Kai, porque Rei me ha dicho que es virgen.

Rei se escandaliza al tiempo que se pone rojo por completo.

.- Calla, Tala, porque le diré a Bryan del tipo que te coqueteo cuando fuimos por la pintura.

.- Tú shuu.

.- ¿Qué tipo?

Bryan parece mortalmente serio mientras le exige al gato una descripción detallada del que se convertirá en futura víctima de asesinato.

Discuten, como es natural. Rei acepta que su familia no es convencional en ningún aspecto, por lo que tiene como deber evitar que dicha familia se destroce entre sí.

.- Eres un seso hueco, Bryan; vete a molestar a Kai y déjame en paz.

.- No me eches tu basura, Ivanov.

.- Tú te callas, Hiwatari, el asunto es entre el pelirrojo y yo.

Tendrá mucho trabajo al parecer.

END

Después de años, literalmente hablando, he podido terminar con este epilogo. Estaba hasta la mitad cuando me embarque en otros proyectos; sin embargo en un arranque de inspiración… del tipo divino, porque juro que no sabía cómo seguir, los chicos se me avisparon y termine por fin. Da por concluido el segundo fic de beyblade que escribí, pero el primero donde aborde la pareja Tala x Bryan, que me hicieron enamorarme de ellos, a pesar de todo su carácter.

Recibí muchos comentarios positivos acerca del fic, más de los que alguna vez me espere. Incluso después de que se publicara llegaban comentarios que me inspiraban a seguir con el epilogo. Conforme iba escribiendo el epilogo me di cuenta de que la historia podía seguir, aun hay cosas sobre las que contar, sin embargo, me alegra que quede tan en el aire. Da esperanza.

Agradezco a cada persona que se tomo la molestia de dedicarme dos minutos de su tiempo para darme a conocer su opinión. Nunca seré capaz de corresponderles su apoyo y ánimo que consiguieron terminar esta historia.

Gracias. Verdaderamente. Mil besos y los mejores deseos para todos.

Roquel