Bien, amigos queridos, vamos a por el final de una buena vez.

Acto diez

En mis Noches.

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La fiesta en el dojo Kamiya se estaba armando nuevamente. Yahiko bailaba sobre una mesa, pues había perdido una apuesta con la comadreja. Okina en tanto, se reía de Aoshi que bebía un poco de té. Hiko era asediado por Okón y Omasu, quienes se esmeraban en servirle, en tanto que Kuro se subía a la mesa a tocar los tambores que había conseguido por la tarde.

El ruido era pronto bastante estridente. Kaoru comió un poco y sonriendo cansada, les deseó buenas noches a todos. Quería, desesperadamente, dormir un poco. Kenshin también se excusó y se fue con su mujer. Unos llamados a la puerta los detuvieron cuando iban entrando a la habitación. Se quedaron en la puerta, mirando. Con el cansancio, imposible moverse un poco más.

Pronto entró Saito.

Seguido por la mitad de la policía de Tokio.

Y se dirigió al comedor.

-Todos ustedes quedan arrestados por escandalosos. Me los llevo

Estas palabras provocaron que el silencio sea generalizado.

Misao enojada, saltó frente a Saito.

- Usted es un policía corrupto, ¿cómo nos pretende llevar a la cárcel, si no hemos hecho nada?-

-Escándalos en la noche, interrupción del sueño de los vecinos, ingesta de alcohol... suficiente para llevármelos.

Kaoru notó como una veintena de policías entraban al comedor, y salían con sus amigos del cuarto. Entonces decidió salir a defenderlos y responder por ellos.

Hasta que sintió la fuerte mano de Kenshin tirar de su muñeca.

-Pero Kenshin, se lo están llevando... -

Kenshin notó como Saito le sonreía levemente antes de salir a la calle.

-Pues seguro que adonde los lleve Saito, estarán mejor que acá. Nosotros tenemos un asunto pendiente.-

-Pero Kenshin, ellos van a pasar frío en el calabozo y Yahiko... -

Esta vez el tirón de Kenshin fue más fuerte. Kaoru quedó pegada a su pecho. El pelirrojo no se lo pensó demasiado esta vez para besarla tranquilamente, acallando las protestas de la joven.

Porque si bien habían compartido numerosos besos en los últimos días antes de dormir, Kenshin tenía seguro que esta vez él se encargaría de no dejarla dormir. Bastante torturante había sido verla adormecerse entre sus brazos cada noche sin poder tocarla porque ella debe "descansar para trabajar mañana". Una tortura que comenzó cuando regresó a su cuerpo y la experiencia que este le transmitió de la suavidad de la piel de su mujer, de la sensación de su piel cálida sobre la de él, era demasiado para Kenshin. Antes le era fácil controlarse, pero después de haber probado a esa mujer... no, no... imposible intentar resistirse más tiempo. Y ahora tenía la oportunidad. Toda la oportunidad.

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El Akabeko lucía sus mejores adornos para el festejo. Pronto Saito entró seguido de un grupito bastante revoltoso. El policía se volvió hacia ellos y les dijo:

-Si cometen la estupidez de regresar a esa casa antes del amanecer, me encargaré que pasen el resto del invierno en el más frío de los calabozos. Por ahora, si quieren seguir con sus celebraciones, Tae ha aceptado mantener abierto su local hasta tarde, todos los días que quieran, pero a la chiquilla y a su marido, me los dejan en paz hasta que anuncien que viene un niño, porque ya bastante han tenido con tener que soportarlos a ustedes.

Los presentes bajaron la cabeza apenados. Y la volvieron a levantar.

-Celebremos porque Saito se ha vuelto bueno!!!- festejó Misao.

-No me he vuelto "bueno", comadreja, simplemente tengo más sentido común que todos ustedes juntos. (y que esa boba de la autora)

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Kenshin comenzó masajeando el cansado cuerpo de su Kaoru, quien debido al cansancio, pronto se quedó bien dormida junto a él. El pelirrojo la arropó con las mantas del futón y se acomodó a su lado, dejando una lamparita encendida para contemplarla, en tanto suspiraba con una sonrisa dibujada en su rostro también cansado. Decidió dormir un poco. Y así fue.

Pero despertó rato después.

Kaoru seguía durmiendo y él depositó su boca sobre la de la joven. Moviéndose lentamente sobre esa boca deliciosa, Kenshin no pudo resistirse a la tentación de prolongar su beso. Escuchó un débil gemido y pensó que Kaoru había despertado, pero seguía dormida, seguramente soñando con él. Kenshin decidió palpar el cuerpo de su esposa para comprobar lo que sus sensaciones corporales le decían. Si, la piel seguía tan cálida, tan suave y tan fragante. El cuello largo y delicado, era un lugar perfecto para besar lentamente. Kaoru se movió entre sueños, llamando la atención de Kenshin quien decidió quedarse quieto y dejarla en paz. Seguramente su flequillo le hacía cosquillas. Kenshin abrazó el cuerpo relajado de la joven y no pudo evitar apretarlo contra él, notando los senos de ella cubiertos por la yukata aplastarse contra su pecho. Fue en ese momento que Kaoru despertó.

-Hola, mi amor- le susurró, con los ojos aún entrecerrados.

-Hola, mi Kaoru... - Kenshin decidió pasar a la acción y le dio un beso intenso, transmitiendo todo lo que sentía por ella.

Kaoru sentía las manos de Kenshin sobre su espalda atrayéndola más cerca de él. En cuanto el pelirrojo puso a Kaoru sobre su cuerpo, decidió admirar su rostro sonrojado, sus ojitos dormilones aún y su boca curvada en una sonrisa.

Kaoru bajó el rostro hacia Kenshin quien siguió besándola durante mucho rato, hasta que sus manos se atrevieron a tocar el cuerpo esbelto de la joven morena. Maravillado ante la estrechez de su cintura y la redondez de sus caderas, pensó que debió estar loco antes para controlarse tanto ante ella. El largo de sus piernas lo dejó impresionado y no podía esperar a que ella con sus piernas rodeara su cintura, apretándolo...

Abrió la yukata de Kaoru mientras miraba a sus ojos que esta vez muy abiertos lo miraban. Pronto se encontró con el torso descubierto de la chica, admirando el pecho blanco y la piel perfecta, tan limpia... no como la propia, tan llena de irregularidades... esto hizo que antiguos temores volvieran al corazón de Kenshin quien dudó en avanzar más. Sin embargo, decidió probar lo que su vista ya devoraba.

Los pezones marrones fueron tomados ávidamente por su boca, extasiado ante su sabor dulce. Succionando suavemente, Kenshin se dejaba llevar por su instinto y sus emociones. Y es que el pecho de Kaoru no era solo hermoso a la vista, suave y blando a su tacto o delicioso a su boca. Era cálido, era acogedor, era como su hogar... era un lugar donde él quisiera dormir y ser acunado...

Kenshin a su vez sintió algo de frío en el pecho y notó que Kaoru estaba abriendo su yukata. El joven reaccionó tomando la mano de Kaoru y retirándola de él.

-No lo hagas... no soy agradable a la vista. No quiero que me veas así.-

Kaoru se detuvo para mirarlo.

-Te amo tal cual eres, te he aceptado con todo y siendo así, quiero tomar lo que me corresponde.

-Pero yo... mi cuerpo... -Kenshin recordó con cierto estremecimiento cuando en el dojo, mientras se besaban con Kaoru, él contempló su propio torso...

Kaoru se recostó sobre él, abriendo la yukata y mirando atentamente cada una de las cicatrices que lo cruzaban.

Pasando un dedo sobre ellas, atenta a la respiración contenida de Kenshin.

-Recuerdos de cada combate... de tu vida... de quien fuiste y quien eres... marcarán nuestro futuro, supongo, así que no puedo ignorarlas, pero tampoco dejar de amarlas porque forman parte de ti. Y de seguirlas... no me importan, realmente... no me provocan nada más que deseo de acariciarlas y de reconfortarte. Eso es lo que siento cuando las miro y cuando te miro... me pregunto si me entiendes... -

Kenshin, tomando sus manos y colocándola bajo él, la besó enloquecido por toda respuesta.

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Kaoru sufría uno de esos días horribles en que una se siente poco atractiva y el dolor en el bajo vientre se hace insoportable. Acostada sobre el futón, en posición fetal, se apretaba el vientre intentando darse algo más de calor.

Kenshin entró con toallas calientes. Mirando tiernamente a su mujer recostada, le colocó las toallas en el abdomen hinchado. Kaoru suspiró aliviada. Incluso algo de fiebre tenía. Kenshin salió del cuarto y volvió con el braserito.

-Ven aquí... -dijo Kenshin acomodándose junto a ella. Kaoru fue acogida en el pecho de su esposo. Sin duda se sentía mucho mejor... -Kaoru...

-¿Sí?

-Te amo mucho. Te necesito como jamás pensé que podría necesitar a alguien y nada me importa más que verte bien. Nada me hace más feliz que saberte mía, que mirar hacia atrás y darme cuenta que tu nombre es sinónimo de todo lo bueno que me ha pasado y todo lo mejor que quiero ser.-

Kaoru sentía el dolor aún. Pero debía reconocer que de todos modos se sentía mucho mejor.

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Kenshin estaba dentro del cuerpo de su amada.

Moviéndose rítmicamente aún, sabía que el momento culmine se acercaba.

Y sucedió.

Cuando respiró, aliviado, notó como ella lo miraba sonriente, antes de dejarse caer sin aliento junto a su cuerpo tibio, cubierto de sudor. Acariciando el vientre abultado, debía reconocer que cada vez con ella, era mejor que la anterior.

-¡Auch!-

Kenshin se incorporó rápidamente.

-¿Qué ocurre?-

-Oh, Kenshin, es maravilloso, pero... creo que nuestro niño ha comenzado a moverse... lo siento dentro mío y... ¡ay!... es muy fuerte, creo... -

-Tú puedes... ¿sentirlo?.

-Sí, sí. Se está moviendo... Oh, Kenshin, es algo tan hermoso... ojalá y tú también pudieras... -

-Cariño, sabes que puedo... sabes que podemos... es cosa de desearlo. ¿Me permitirías a mí también sentirlo?-

-Por nada permitiría que te lo perdieras. -

Se podría decir que Kenshin era un hombre afortunado. Cambiando de cuerpo con Kaoru, al día siguiente sentía las pataditas en su vientre que su vigoroso hijo le propinaba. Ya por la tarde decidió regresar al propio. Era hermoso ser madre, pero más maravilloso era ser Kenshin Himura y tener tan linda familia para mimar, amar y proteger. Sin duda Kenshin, estaba completo.

Aunque la técnica del cambio la dominaban ya al cien por cien, Kenshin y Kaoru nunca la utilizaron para hacer el amor. Eso era algo que sólo lograban siendo ellos mismos. Pero en momentos especiales, como éste, era una bendición conocerla.

Kenshin, al día siguiente, se levantó temprano y preparó la cocina. Estaba todo dispuesto cuando entró Kaoru.

-Bien, ven aquí. Hoy seguiremos con la lección número veinte. Cómo salar adecuadamente la comida.

-Sí, maestro.

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Kenji bebía tranquilamente del pecho de su madre. Mirándola desde sus ojitos violetas, el pequeño se sentía muy bien.

Kenshin también observaba la escena. Se puso pensativo un momento y se acercó a su hijo.

-¿sabes, Kenji? Conozco un truco muy divertido. Es cosa de que pongas tu manito sobre la mía y pienses que quieres estar dentro de mí.-

-Kenji, hijito- repuso Kaoru.- no le hagas caso a tu padre. Está un poco loco.

-Kenji, no es justo que tú recibas todos los mimos y toda la leche deliciosa de tu madre mientras yo me quedo aquí mirándolos coquetear tranquilamente. Exijo algo de participación. Tu madre me pertenece y sólo te la estoy prestando.-

-Kenji, tu papito es algo pervertido... mira que querer quitarte a tu mamita que te sirve de alimento. Tu papi puede comer solito, así que no le prestes atención. Además, cocina bastante bien.

El pequeño miraba a uno y otro, aunque pronto su atención volvía al rostro de su madre.

-Kenji, dile a tu mamá que tu papito está locamente enamorado de ella, como el primer día. Dile que sin ella él se moriría. Dile que ella es todo lo que tú y yo necesitamos para vivir.

El niño gruñó un poco y sonriendo, terminó de comer.

-Hijo, dile que la amo.

Kaoru recostó a su niño para que durmiera. Lo observaron por un momento antes de acostarse ellos para dormir.

-Kenshin... -

-Sí, Kaoru.-

La joven se destapó uno de los senos y se lo ofreció a su marido.

-Pero no le digas nada a Kenji.

Mientras, Kenshin algo sorprendido se inclinaba para tomarlo, pensó en que con su mujer compartirían un secreto... su leche era mejor de lo que él esperaba y Kaoru cerró los ojos. Kenshin era muy delicado con ella que estaba sensible. Saciada su sed de Kaoru, le masajeó suavemente el pezón y agradeciéndole, se acomodó a su lado, ofreciéndole su cuerpo para que se acomodara como mejor le pareciera junto o sobre él. Y así lo hizo ella. Se brindaban mutuamente para reconfortarse o mimarse... se amaban...

-Kenshin... nunca dejarás de estar dentro de mí. ¿Lo sabes, verdad?

-Eres tú quien nunca ha salido de mí, Kaoru, desde que te viera. Y sé que ya no lo harás.

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Fin acto diez.

Fin Un día Dentro de Ti.

Enero 12, 2004.

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Notas de Blankaoru:

Buaaaaaaaa, snif, snif... oh, es el fin... bueno, del relato, supongo. Fue un final dedicado exclusivamente a mi pareja favorita. Supongo que los demás siguieron festejando en Akabeko hasta el día en que nació Kenji o se acordaron que tenían sus deberes como cuidar el Aoiya o casarse con Misao... en fin, este es el final y cualquier continuación será avisada en mis otros fics. Lo mejor es que esta historia descanse por un tiempo. No es bueno estresarse y de seguro que una buena idea se me ocurrirá. No es bueno forzar continuaciones.

Qué más les puedo decir... agradezco profundamente a quienes han llegado hasta el final, a todos ustedes por su apoyo y comprensión... por sus cariños y sus ánimos... siento cada una de sus palabras en mi corazón y pensaba mucho en ustedes que aunque no conozco personalmente siento ya como parte de una familia muy especial. Vienen nuevas historias de Kenshin y Kaoru, de sus amigos y yo quisiera que cada una fuera mejor que la anterior, para no decepcionarlos, para entretenerles... para que sientan la alegría de Blankaoru de poder escribir para ustedes y brindarles un momento de esparcimiento, de saber que en otro lado del mundo una chica muy loca escribe historias sobre vuestros personajes favoritos. De saber que en otra parte del mundo hay alguien que quiere leer mis historias y que no pierdo mi tiempo cundo escribo.

Kirara26: Uy, parece que la mala pata de año Nuevo fue generalizada, en fin... si, las demás parejas quedaron en suspenso, aunque no es algo tan malo. Aoshi sama... me acordé del Aoshi de Actuación sin Libreto cuando le da el beso en la cocina a Misao, no sé por qué... claro que soy afortunada por tener a mi Kenshin personal encarnado en mi novio... guaus, lo amo mucho aunque no sea pelirrojito. Bien, cuidate mucho y atenta a las nuevas historias. Intentaré comunicarme por msm prontito. Me alegra mucho tu retorno... gracias por tu apoyo, por tus reviews hermosos, gracias por seguir atenta a mi trabajo. Para mí es algo que tiene demasiado valor. Es el final, pero a la vez, deja el espacio para nuevas historias.

Chi2: Hola... ups, bueno, no sé, me bajó mi lado perverso y les puse varios problemas antes, durante y después de casarse, pero no fue tan malo, porque al final, hasta un hijito tuvieron... Misao y Aoshi seguirán en la deliciosa experiencia de ser novios y enviarse cartitas secretas en código Oniwabanshuu, serán casados por el viejo sacerdote y tendrán algunos hijos. Me gusta eso. Sano y Megumi vivirán en Aizú y encontrarán a buena parte de la familia de ella, que pronto se convertirá en la familia de él... hablando de la vida real que a veces puede ser más divertida o impredecible que un fic, mi familia está mucho mejor, lo que es bueno, porque ya me estaban haciendo sentir muy culpables por enfermarlos... y yo que ando un poquito depresiva, imagínate.

Mer1: Juijuijui, cuando los regresé a su cuerpo, pensaba en eso de que sería mejor si sentían el placer y las caricias del otro en su propio cuerpo. Y creo que así les va mejor. Que sean ellos mismos en esos momentos. Supongo que tienes más fic, pero ahora me iré de vacaciones, así que no podré comentarlos durante un tiempo.

Dark Kikyo: gracias por tus felicitaciones, me caen muy bien. Que te vaya bonito y un besote.

Ariana: te agradezco el apoyo y entusiasmo que muestras por mi trabajo. Espero que este final no desentone con lo que esperas.

Lillia chan: yo no suelo dejar reviews por falta de tiempo, así que puedo comprenderte y no enfadarme contigo por ello, así que no te preocupes. Aunque es rico saber si la historia gusta, tu mensaje me dejó en claro que así es y eso es bueno. Gracias por acompañarme.

Naoko Lizi Kinomoto: no me molesta que me escribas, sin embargo espero que me disculpes si yo no puedo hacerlo tan seguido, aunque siempre haré uso de este espacio para saludarte e intentar aclararte alguna duda. Un besote enorme, Naoko, cuidate mucho y nos leemos pronto, nuevamente.

Kahoru Himura: Ahora que recuerdo, he leído historias tuyas... es que se me hizo familiar tu nombre y caí en cuenta que era por eso. No te preocupes... sabes que existo y yo sé que existes... tus dudas sobre Por Siempre Mía serán respondidas en su apartado. Sólo quería saludarte. Suerte y espero que no te moleste que comente algo tuyo.

Bien, chicas y chicos queridos, el último comentario de fics en Un día dentro de Ti.

"Por Siempre" de Kaoru Himura: Corríjanme si me equivoqué con el nombre, pero no se grabó en mi disquete... el asunto es que es un one shot muy bonito, a mí me dieron como esas maripositas en el estómago mientras lo leía... la trama es muy sencilla. Kenshin está despierto en medio de la noche pensando... el ambiente es muy íntimo y si son ustedes muy románticos, se los recomiendo mucho. Uno no se tardad más de diez minutos en leerlo y al final se quedan con una gran sonrisa en la cara. Que lo disfruten.

¿Kenshin olvidó todo?: Kaoru Himura: parece que esta chica tiene su buena trayectoria en este sitio. Repasemos. Dividido en siete capítulos, la historia se sitúa dos años después de lo de Shogo Amakusa. Kenshin finalmente toma su decisión y decide declarársele a Kaoru. Hasta aquí todo bien si no fuera porque sufre un accidente y se le olvida quien es él, así que Sano, como buen amigo que quiere verlo feliz y realizado, decide inventarle una mentirota del porte de un buque y de paso, arreglar los problemas sentimentales de todos. La historia es divertida hasta el final, especial para seguidores del Battousai... y los capítulos son cortitos, así que ahí tienen un buen fic para pasar el rato.

Bien, chicos buenitos, adiosín. Nos vemos en la próxima entrega.