The Children of the Black Crystal
By: Hybrid Virus
"Pensar"
–Hablar–
Disclaimer: Hetalia es pertenencia de sus respectivos dueños, solamente soy dueña de Rafaela y la Historia, solo soy una fan que escribe para fans.
Pd: Se aceptan donaciones en PP *:La descalabran:*
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Capítulo I: Una decisión apresurada…
Un suspiro escapo de los labios de la pelicastaña, mientras dirigía la mirada hacia el espejo en la habitación, nerviosamente sus manos se deslizaron contra la azulada tela del vaporoso vestido que se cernía sobre su cuerpo. El azul sangraba hasta gradualmente convertirse en el negro absoluto de la noche, y resplandeciendo gentilmente en la seda, podía vislumbrar los cristales que realizaban la estampa de las estrellas orgullosamente resplandeciendo en el cielo nocturno, el símbolo que le recordaba la posición que tenía en su familia.
–Te ves hermosa– menciono una voz desde la puerta, haciéndole mirar por el espejo al trió de hombres que se asomaba, justo como unos chiquillos pucherosos al ver a su madre dispuesta a salir sin ellos. –Gracias– susurro para acomodar el ondulado cabello detrás de su oído, para poder colocarse uno de los pequeños pendientes.
–Aun puedes arrepentirte– menciono el rubio cobrizo al mismo tiempo que tomaba asiento y dirigía la mirada hacia la joven mujer; consiguiendo que la atención de los otros dos hombres se colocara sobre la ojimiel. –Hermanitos, por favor…– los orbes de la chica giraron levemente mientras acomodaba el otro pendiente en su lugar –El matrimonio no es el fin del mundo–.
Un gesto de incertidumbre general se apodero de los jóvenes, al mismo tiempo que se miraban de reojo los unos a los otros –Esto se puede salir de control en cualquier momento…– un suspiro de cansancio escapo de los labios de la chica mientras les dirigía una mirada cansada –Si no elijo yo a mi compañero, Rafael elijara por mi–
Un suspiro colectivo escapo de los hombres, mientras se dejaban caer contra los respaldos de los muebles –Si, pero estará furioso al enterarse– menciono el joven de cabello castaño oscuro para ponerse de pie y dirigirse hacia la joven que continuaba frente al espejo –Arthur es de una noble casta, tiene poder y lo más importante…– menciono la chica para dar media vuelta y mirar a cada uno de sus hermanos a los ojos –Es un sangre pura–
Una pequeña sonrisa se dibujo sobre los labios de la chica al ver los gestos de molestia en el rostro de sus hermanos –Rafael no podrá desafiar mi decisión– añadió la pelicastaña mientras le entregaba al moreno los pendientes de arco plateados y asentía esperando que les colocara en su lugar. –Algo místico que señala la magia en nuestra sangre…– murmuro el pelicastaño mientras colocaba el arco de metal sobre el cartílago superior de la oreja de su hermana.
Una pequeña sonrisa escapo de ambos al ver el aspecto elfico que parecían tomar los oídos de la ojimiel. Con un leve movimiento de su mano, el segundo de sus hermanos se acerco para tomar el negro cristal y acercarse a la chica –Algo antiguo que representa la unión con nuestra sangre– espeto la tranquila voz del joven de irises dorados, al mismo tiempo que acomodaba las hombreras de obsidiana sobre las mangas del vestido y unía cuidadosamente el ensamble con el collar del mismo material.
–Espero que estés segura de lo que estás haciendo– agrego el rubio cenizo, mientras se acercaba y colocaba una pequeña cadena en cada costado del borde superior del arco de los pendientes –Algo amado por generaciones, para que siempre recuerdes el lazo que nos une– añadió dejando que de ese modo el tocado de obsidiana y plata se entremezclara con las hebras castañas.
Con lentos pasos la joven se acerco a la pequeña mesa a un costado del espejo para tomar lo que se encontraba en ella –Todo estará bien– agrego la chica mientras les sonreía tranquilamente, para así volver a plantarse frente a los tres y entregarles la tiara plateada –Como papá ya no está, les quiero dar el honor de que ustedes tres la entreguen– comento mientras se mordía el labio inferior.
Las risas de los tres hermanos no se hicieron esperar, al mismo tiempo que se separaban ligeramente para formar un triangulo dejando en el medio a la ojimiel, mientras extendían las manos alzando la tiara cada uno con una mano –Seria ofensivo que no lo pidieras– comentaron divertidos mientras la miraban de reojo.
–Rafaela, hoy te embarcas en un camino que nos separa– menciono el ojidorado al mismo tiempo que movía su mano, para aferrarse a una de las astas de venado que eran sujetadas por el metal –Te ofrecemos nuestra lealtad y hermandad incluso después de la muerte– agrego el moreno de irises caoba, mientras procedía a sujetar una de las astas plateadas –Así que no importa que pase, recuerda que tu familia está aquí y nunca te abandonara– finalizo el rubio cenizo sonriendo maliciosamente para deslizar su mano sobre las translucidas flores y cristales que se encontraban entrelazados con el metal.
–Permitimos y hacemos valido el contrato que se llevara a cabo– las palabras de los tres jóvenes retumbaban en la habitación, mientras que un intenso frio se apoderaba del recinto –Lo aprobamos siempre y cuando se cumplan al pie de la letra nuestras peticiones en la ceremonia– las luces de la habitación titilaron vacilantemente dejando que entre cada parpadeo las paredes se pintaran con un sinfín de sombras –Te dejamos ir parcialmente, permitiéndote conservar tu poder siempre y cuando tu lealtad hacia nosotros no cambie–
El eco de risas y gritos de seres del otro mundo retumbaban en el lugar, al mismo tiempo que las sombras que danzaban en las paredes de la habitación parecían consumir la poca luz que aun se encendía y apagaba, dejándolos cada vez más a oscuras –Te apoyamos si esta es tu decisión ama y señora de las estrellas, solo recuerda que uno es el amo de su propio destino– añadieron los jóvenes mientras que como si se tratara de un movimiento practicado dejaban caer al mismo tiempo la tiara sobre su cabeza –Así como eres depredador, eres presa y tienes el poder de todo transformar–
La sensación de una gélida caricia que congelaba y al mismo tiempo quemaba fue el silencioso obsequio para los cuatro hermanos entre la oscuridad de las sombras, al mismo tiempo que los cuatro jóvenes se unían a las voces de ultratumba que resonaban en la penumbra –Que lo que han decidido cuatro, no lo pueda deshacer uno–
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El eco de los pasos de los cuatro resonaban en el pasillo, mientras se dirigían a la sala de ceremonias –¿Enserio tienes que usar esa cosa?– pregunto el ojiverde a la vez que le dirigía una mirada incomoda a la tiara que sujetaba el par de astas de ciervo –Es la tradición, no se puede ir en contra de las decisiones de los familiares– menciono el ojicaoba mientras le dirigía una mirada incomoda al gesto de molestia en el rostro del dueño de las hebras negras azuladas.
–Sigo creyendo que es indigno de ti…– menciono el de los ojos dorados, al mismo tiempo que se acomodaba el flequillo –¡Sus familiares son hadas!– el susurro de risas poco discretas resonó en el pasillo, mientras la ojimiel les dirigía una mirada fastidiada a sus hermanos –Ya maduren enanos– el sonoro grito ofendido de los tres chicos comentando que no eran enanos dio por terminada la conversación para después detenerse a pocos pasos de la puerta frente a ellos.
–Ya estamos aquí…– murmuro el rubio mientras le tomaba fuertemente la mano –Sabes que aun te puedes arrepentir– añadió el pelicastaño al mismo tiempo que le sonreía cálidamente y tomaba su otra mano en un gesto de apoyo –Ella no cambiara de opinión– mascullo entre dientes el ojidorado, a la par que extendía los brazos para abrazar a la pelicastaña –Y no importa que pase, nosotros tampoco cambiaremos de opinión–
–Hay mucho en riesgo– añadió el pelinegro mientras abrazaba con más fuerza a la joven, intentando memorizar la calidez de la hermana mayor que siempre le había cuidado y protegido; la misma que le había enseñado a no temer a las sombras que los seguían cuando su padre descansaba durante la noche o día, a tomar en cuenta las voces de aquellos seres que servían a su padre y que veían en él potencial. –Tranquilos, Rafael no desafiara mi decisión–
Siguiendo el ejemplo del pelinegro, los otros dos se acercaron a la ojimiel buscando aferrarse a la hermana que estaba a punto de dejarlos atrás, intentando buscar un poco de calma ante lo que sabían que se vendría encima cuando el segundo hijo se enterara que su hermana había tomado la decisión de contraer nupcias sin su aprobación.
–El hacerlo implica arriesgarse a provocar la ira de un aquelarre completo– añadió la pelicastaña mientras sonreía socarronamente. Los jóvenes giraron los ojos al ver el gesto malicioso de la primogénita de su estirpe. El trió estaba más que consciente de que la joven mujer no acataría las decisiones del gemelo menor. El par en nacer primero era el pilar principal del aquelarre desde la muerte de su padre.
Ellos funcionaban como pilares de igual forma, pero no tenían la misma autoridad que sus hermanos mayores. A pesar de eso, los tres estaban de acuerdo en que la decisión de su hermana era apresurada, pero del mismo moro era justa si lo que decía era verdad. Rafael los había traicionado primero al intentar deshacerse de su hermana y tomar el control del lugar.
Era solo cuestión de tiempo para que al deshacerse de la primogénita, intentara tomar el control de los familiares que su padre había dejado a cargo de cada uno, bueno eso si lograba sobrevivir primero a los familiares de su hermana después de forzar la ruptura del contrato.
Con un último abrazo y una mirada llena de promesas. Los jóvenes hombres abrieron la obscura puerta de caoba para adentrarse en la sala de ceremonias. El matrimonio de su hermana con un sangre pura era la única forma de asegurar que aunque se perdiera el control, nada resultara en una situación de ruptura de contratos.
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Hybrid-Virus
Yo! Espero que la historia sea de su agrado, será algo corta entre capítulos. Dependiendo de la aceptación de los lectores podría ver si la extendemos a algo más largo y complejo.
Por fin le toco suerte al cejon de Arthur. Después de empezar varios oneshots de la nueva musa *tose* Tala *tose* me detuve un momento para darle un poquito de amor al fandom mas lindo de todos.
Hay mucha simbología por aquí, el vestido de Rafaela representa claramente lo que sus hermanos dicen "Ama y señora de las estrellas" esta es una clara referencia a los familiares de Rafaela, estos fueron algo heredado por su padre, igual que los familiares de sus hermanos. Tendremos que esperar un poco para saber que son.
La tiara de flores y astas tiene un significado especial, ya que el ciervo es considerado como una criatura espiritual superior y del mismo modo representa la sensualidad. Se considera que esos animales tenían la propiedad de sufrir transformaciones y de tener poder sobre las aguas.
La obsidiana claramente hace referencia a los sacrificios, así que esto es parte del contrato que la familia de Rafaela tiene con sus familiares.
Cuando me puse a pensar en Arthur, era obvio que tenía que usar a sus amigos mágicos como familiares. Rafaela y sus hermanos están acostumbrados a otro tipo de criaturas, por lo que les causa gracia que los de Arthur sean hadas.
Como en muchas familias, el primogénito siempre tiene superioridad sobre el resto, creo que para el padre de Rafaela no mermaría en lo más mínimo que su primogénito sea mujer o no, lo que importa es la unión con el aquelarre y el control sobre los familiares.
Rafaela y Rafael tienen una relación de altibajos, Rafael busca controlar a sus hermanos y Rafaela busca que no la controlen, por lo que a sabiendas que su hermano planea ponerla entre la espada y la pared, prefirió tomar la mejor decisión que pudo, disfrutando al mismo tiempo la molestia que le hará pasar.
Como muchos suponen, los tres hermanos menores son México, más específicamente son Norte, Centro y Sur. Tendremos que esperar un poco para saber sus nombres.
Que tenga un excelente día, nos vemos en la próxima actualización. :B
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