Hola, espero que estén bien y se estén cuidando mucho.

Kung fu panda es propiedad de DreamWorks.

Prólogo

Guang jadeaba, múltiples gotas de sudor le surcaban el rostro, se encontraba en posición de combate frente a su padre.

-bueno Guang, creo que ya és suficiente por hoy -le dijo Po quien también se encontraba jadeando y sudando frente a él. Después relajó su cuerpo y le hizo una reverencia. Guang también le hizo una reverencia.

Después ambos caminaron hacia unas rocas en donde estaban sus mochilas y cada uno sacó de la suya una toalla para secarse el sudor.

Guang caminó hasta quedar en la orilla del estanque de lágrimas sagradas, se sentó en posición de loto y respiró hondo cerrando los ojos. Dejó salir lentamente el aire mientras abría sus ojos color jade. Tenía el cuerpo de un felino, el pelaje de color blanco con rayas negras de tigre y un par de manchas negras al rededor de los ojos. Era un niño de aspecto raro y dicha rareza es lo que lo hacía ver bastante hermoso y único. Tenía diez años.

-Guang, toma tus dumplings -le dijo Po sentándose a su lado, sujetaba en cada mano un plato lleno de dumplings y le extendía uno a su hijo.

- ¡qué bien papá! -exclamó feliz el pequeño Guang al ver los platos llenos de apetitosos dumplings mientras tomaba el suyo, había heredado el apetito de su padre.

Ambos comieron muy agusto disfrutando también de la compañía mutua.

Durante el ocaso ambos se encontraban a medio camino de bajada rumbo al Palacio de jade.

Ya durante la noche, todos se encontraban sentados cenando en el comedor.

- ¿que tal estuvo el entrenamiento, Guang? -le preguntó el Maestro Mono- no los ví durante todo el día -le dijo después.

El pequeño Guang tragó lo que estaba masticando- estuvo bárbaro tio Mono, papá me llevó a entrenar a las montañas otra vez -le respondió sonriendo Guang.

-qué feliz estoy por tí Guang -le dijo uniéndose a la conversación con su dulce voz maternal la Maestra Víbora quien estaba sentada junto a él.

- ¡mi hijo es bárbaro! -exclamó Po orgulloso- hoy hicimos combate de entrenamiento ¿y qué creen? ¡logró conectarme una patada en el estómago y un puñetazo en la quijada! -les dijo después bastante jubiloso.

- ¡qué emocionante! -dijo muy feliz la Maestra Víbora- ojalá hubiese estado ahí para verte, querido -le decía a Guang mietras le acariciaba cariñosamente una mejilla con la cola- ya te estás volviendo todo un Maestro, cariño. Sigue así -le dijo finalmente dándole un beso en la mejilla.

Guang la miró y le dedicó una sonrisa.

La cena estuvo llena de risas y charlas, bastante gratificante como siempre lo había sido.

En la mañana del día siguiente Guang estaba en la escuela, en la hora del recreo se encontraba sentado en una banca de madera, en medio de un solitario y casi inconcurrido jardín. Le gustaba sentarse solo, con la clase de compañeros que tenía, había preferido acostumbrarse a estar solo.

Tenía en una mano una bolsa llena de dumplings que le había dado su padre. Comía en silencio disfrutando con cada bocado.

-con que aquí estás bicho raro -oyó que alguien le dijo mientras sentía pasos aproximándose hacia él.

Al oirlo, Guang tragó lo que estaba masticando luego mordía los dientes y respiraba por la nariz mientras hacía como si no lo hubiese oído.

-te estoy hablando gato raro -le dijo poniéndose frente a él un niño jabalí bravucón acompañado de sus amigos los cuales rodearon a Guang inmediatamente.

- ¿necesitas algo, Kuo? -le preguntó neutral Guang después de subir la mirada para verlo. El niño jabalí era naturalmente más grande que él.

-jajajaja por más que vea tu cara cada día, siempre me llevo una sorpresa con lo horrible que eres -le dijo riendo y burlándose el niño jabalí llamado Kuo.

Guang bajó la mirada, se levantó de su sitio e intentó alejarse caminando en silencio.

Kuo, al ser ignorado frunció el ceño y sujetó a Guang de la parte trasera del cuello de su atuendo- ¡aún no he terminado! -le gritó molesto- ¿¡crees que por ser el hijo del Guerrero dragón vas a estar ahí como el muchacho invencible al que nadie lo puede tocar!? Tu Kung fu no és rival para mí -le exclamó, Kuo no sabía Kung fu, pero se creía mucho solo por ser más grande y fuerte que todos. Después bajó la mirada para ver que Guang sostenía una bolsa- ¿qué tienes ahí? Dame eso -preguntó para después quitarle la bolsa de dumplings. Después empujó con fuerza a Guang haciendo que tropiece y cáiga sobre un costado.

- ¿dumplings? -preguntó Kuo sacando unos cuantos de la bolsa y mostrándoselos- los dumplis son comida de retrasados -le dijo después para insultarlo y tiró al suelo los dumplings que tenía en la mano y los pisoteó. Después tiró la bolsa frente a él.

Guang aún tendido con el torso levantado y expresión neutral observaba en silencio.

-siempre es un gusto hablar contigo, monstruo -le dijo sarcástico Kuo, después se dió la vuelta y abandonó el lugar seguido por sus secuaces.

Guang se levantó en silencio y se alejaba caminando. Unos segundos después, no supo si se lo imaginó o si fue de verdad; oyó que lo llamaban a unos metros atrás de él, lo pensó un momento y luego volteó la cabeza, pero no había nadie. Debió haber sido su imaginación.

Después de la escuela, Guang regresó al Palacio de jade, abrió el portón y en el patio lo esperaba su padre acompañado de los Furisos. Guang sonrió a verlos, le llenaba de tanta felicidad estar junto a ellos, entrenar y vivir con ellos era lo mejor, eran su familia.

Fin del prólogo.

Guang: nombre masculino en chino, significa luz.

Kuo: nombre masculino en chino, significa persona.

Perdónenme si hubo errores ortográficos y errores de escritura. Es que solía ir a algun cíber para corregir mis errores en Word. Pero como ahora estamos en cuarentena arácnida ya no puedo salir y tengo que subirlo tal como está desde mi prehistórico celular.

¿qué? Ahhh cierto, olvidé escribir sobre la madre de Guang... mmm... escribiré sobre ella en el próximo capítulo.

Espero que les haya gustado. Pueden dejarme sus felicitaciones, quejas, insultos, amenazas, etc mediante un review o un mensaje privado. Los siguientes dos capítulos ya están terminados en "borrador" así que no esperarán mucho.

Gracias por leer y hasta luego, cuídense mucho.