Aoi Kanzaki fue corriendo al salón del club de florería del instituto, en sus manos portaba un calendario y en su espalda su mochila. Al entrar por la puerta principal y dar el primer paso, no dio el rutinario saludo a sus compañeras de club, más bien, un grito para llamar su atención.

—¡Chicas!— El trío de pequeñitas y las hermanas Kochou voltearon a verla. —¡Miren qué día es hoy!— Acercándose a ellas, le mostró a cada una la fecha en el calendario, todas mostraron sorpresa; a excepción de Kanao.

—¿Y...?— Con su habitual sonrisa, Shinobu trató de entender.

—¡Hoy es el día de los besos, eso quiere decir que tendremos que besar a alguien o tendremos mala suerte todo el año!— Shinobu y Kanae miraron con escepticismo a Aoi, quien lucía muy segura de que eso era verdad, que inocente.

—Oh, pero no creo que las pequeñas deban cumplir eso, son muy...— La maestra Kanae movió sus manos haciendo gestos.

—Pequeñas.— Añadió Shinobu, completando la frase de su hermana.

—Sí, exacto, además, si besan a alguien de este instituto, podría ser muy mal visto.— Aclaró la maestra, todos los alumnos del instituto tenían de quince para arriba, era normal la preocupación de ellas.

—¡P-pero...!— Aoi vio a las pequeñas algo tristes por no ser incluidas. —Ah, ¡Ya sé!— Se acercó al trío de lolitas y les murmuró algo a cada una en el oído, las tres, emocionadas, salieron corriendo.

—Ne, ne, Aoi-chan. ¿Qué pretendes?— Algo confundida, Shinobu se acercó a la ojiazul.

—Nada malo, ahora faltan ustedes, no quiero que ninguna tenga un mal año.— Decidida, Aoi sujetó de las manos a Kanao, quien no se opuso, más bien sonrió.

—Dí que me apoyas en esto, ¡Por favooor!— Kanao era inmune a esa mirada de cachorro, aún así, asintió repetidas veces apoyando a su compañera, quien celebró.

—Ara ara, ¿No crees que sería divertido participar, Shinobu?— La dulce voz de Kanae distrajo a la mariposa, quien negó con la cabeza, sonriendo.

—Si tú lo haces, yo lo haré.— Oh, eso fue un reto entre hermanas, algo poco habitual entre ellas, pero viéndose el caso, Aoi terminó complacida.

—Bien, pero... ¿Quién?— Era la duda existencial que calcomía a Shinobu, Kanae y Aoi, por su parte, Kanao ya tenía cierta idea de a quien debería besar.