Descargo de responsabilidad: Los personajes del detective Conan le pertenecen a Gosho Aoyama, lo mismo sucede con los personajes de Katekyo Hitman Reborn que son propiedad de Akira Amano. Yo solo los tomo prestado para esta historia con el fin de entretener.
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Kaito creía que en el mundo había misterios que debían quedar en las sombras, que a pesar de que la gente pensara el mundo no se divide en blanco y negro. La realidad es que estaba compuesta en cientos de colores, matices que demostraban que la vida no era lineal, siempre tenía algo, casi siempre requería un porque para cada acción. Por eso detestaba un poco a los detectives, siempre juzgaba mientras la moral de ellos era intachable, sintiendo los mejores, siempre buscando la verdad sin importar el dolor que pueden causarles a las personas.
Aferrados a lo que no requieren aferrarse, descubrir misterios que no están siendo descubiertos y exponer al mundo las mentiras que no debían ser expuestas. Realmente era una pena que pensaran que el mundo solo era blanco y negro, bueno o malo.
Aun así podría entender su sentido de justicia, lástima que eso los sufrieron en ocasiones en el camino equivocado.
- ¡Te atrape KID!
El sonido de una puerta abierta y el grito de cierto niño no lo distrajeron de revisar si la gema de esa noche era pandora, había hecho su atraco habitual sin embargo se había procesado algo nostálgico, tal vez sea un problema dentro de algunos días serios el cumpleaños de su padre
—Sabes tantei-kun deberías decir esas palabras cuando realmente me hayas atrapado —mencionó mientras ponía la joya a la luz de la luna y se decepcionaba al ver que no era la que buscaba, así que se dio la vuelta y el lanzo dicha gema al menor—. Como sea, tómala no es la joya que quiero.
No te dejaré marcharte —respondió el detective mirándolo seriamente.
- ¡Oh claro que lo harás!
Una tercera voz atrajo la atención del detective y el ladrón, de entre las sombras salió un hombre vestido con un traje negro y una fedora que cubría sus ojos. Kaito por un instante perdió su póker cara y la sensación de temor se instaló en su pecho.
¿De todas las noches y de todas las personas él tuvo que hacer su aparición?
- ¿Como que de todas las personas? —Pregunto el hombre mirándolo peligrosamente, mientras sonreía de manera burlesca.
- ¡No meas mi mente! —Respondió en automático sin siquiera recuperar su cara de póker mientras sus manos iban a su rostro tratando de relajarse.
—Bajaste la guardia —replicó el hombre como si fuera su culpa, aunque técnicamente lo era.
- ¿Quién eres tú?
Kaito por un momento había olvidado que el detective estaba ahí, y en esta situación no esperaba que las cosas acabaran bien. Pensaba en una forma de calmar todo el ambiente cuando notó que su nuevo acompañante miraba con algo de desdén al detective, los siguientes segundos pasaron en silencio absoluto cuando su "invitado" saco de su pantalón lo que era una caja gris que cabía en la palma de su mano, y le lanzo dicho objeto al detective.
—Escucha Kudo Shinichi, ¿qué buscas está en esa caja así que legaré y guardarás un jerez que estará esperando?
Kaito jamás había visto al joven detective perder la compostura y no lo culpaba, es decir nadie que se encuentre con ese hombre se mantendría tan cuerdo, aunque pensativo mejor aún se preguntaba como su querido y genial hermano mayor no acabo en locura absoluta.
—Tantei-kun tiene lo que te dice —Decidió que era el mejor momento para irrumpir en todo escenario y mejor marcharse, no es como si los gritos de Nakamori llegaron de ayuda para el inminente dolor de cabeza que amenazaba con darle la bienvenida.
Kudo le devolvió la mirada escéptica ante sus palabras y realmente seguía estático sin poder moverse.
—Sé que no confías, pero creo que ya debiste darte cuenta, si él hubiera querido hace rato nos habría matado a los dos —Técnicamente no era mentira pero dudaba que lo fuera hacer—. Así que vete con tu amiga, ella te explicará la situación.
El joven detective, aunque lento, se marchó del lugar parecía un pequeño robot, pero no dudaría en qué sería un dolor de cabeza mayor, ya tendría otro momento para lidiar con su crítico favorito, pero en ese instante tenia cosas más importantes que pensar.
- ¿Bueno y que es lo que haces aquí? —Pregunto mientras se permite mostrarse vulnerable y cansado, cosa que no dejaba que muchos vieran a excepción de ciertas personas.
El hombre le miró serio antes de acercarse y darle un golpe en la cabeza. - ¡Esa es la forma en la que me deberías hablar, mocoso!
—Lo siento abuelo —respondió mientras acariciaba la zona golpeada.
- ¿Acaso quieres otro golpe?
- ¡Lo lamento Reborn-sama!
Kaito sabía que en el mundo había misterios, aquellos que eran mejores quedarían guardados para siempre. Su familia tenía uno, un peso de las constantes bromas de su madre sobre ser el hijo de dos famosos ladrones, la verdad es que su linaje también venía con ser el nieto del sicario más fuerte de la mafia italiana.
Un hombre que fue maldito y que se le conoció como un arcobaleno, poco sabía tras esa maldición tan solo que él y otras 6 personas eran quienes sufrían, su abuelo vivió varias décadas con la misma apariencia de un joven de 22 años, tuvo varias amantes entre ellas a su abuela.
Ciertamente sus abuelos no se amaban, pero sí se respetan un mutuo respeto y se apreciaban. Así que cuando su abuela quedó embarazada de su padre, su abuelo se hizo cargo en la medida de sus posibilidades. Su padre adoptó el apellido Kuroba que era de su abuela, para su protección ya que si algún enemigo se enteraba sobre el hijo del sicario, solo atraería problemas.
Su abuelo pocas veces estuvo en contacto con su padre y sin embargo Toichi Kuroba jamás lo odio, en cambio lo admiro, aunque no estaba muy cómodo con lo que está fuera de un asesino perteneciente a la mafia, eso no cambio la relación que ambos tiempos.
Cuando Kaito tenía 4 años conoció por primera vez a su abuelo, él había viajado de Italia para un pequeño encargo, recuerda la escena en si era graciosa, ya que su abuelo era más joven que su padre. También recuerda su emoción al estar en los brazos de su abuelo y lo divertido que fue ver a su padre un poco asustado por algo que su abuelo había dicho en italiano.
Lastimosamente la visita no duro mucho puesto que Reborn (como prefería que le dijeran), tenía que regresar a Italia y era el tutor de un joven que estaba por convertirse en el próximo jefe de su familia.
Los siguientes meses, su abuelo (porque aunque a veces le dicen por su nombre tendía a decirle abuelo), le mandaba regalos y le hacia una que otra llamada aunque fuera breve.
Cuando tenía 5 años su abuelo apareció en temporada de vacaciones para que se fuera con él a Italia, sus padres no estaban muy convencidos pero sabiendo que el sicario nunca podría que pasara algo malo mal permitido, con la promesa de que cada noche que llamarles.
Durante su estadía conoció al estudiante de su abuelo, un joven llamado Dino, quien curiosamente tuvo 21 años, por lo cual todos los que conoció en su viaje se les hizo hilarante escucharle decir abuelo a Reborn y hermano a Dino, ya que ambos casi casi La misma edad (omitiendo por supuesto lo de la maldición), Kaito podría admitir que fueron las mejores vacaciones que había tenido.
Cuando tenía 6 años, su abuelo anunció que regresaría a Japón debido a que tenía que quemar a otro jefe mafioso ya que el nuevo estudiante era japonés.
Kaito estaba curioso y su abuelo sacio su curiosidad llevándolo un fin de semana para que conociera a la futura familia del décimo Vongola cabe decir que los gritos de los adolescentes fue realmente graciosos, cuando se enteraron de que era el nieto del sicario sin mencionar su abuelo les amenazó con León. Ese fin de semana fue un caos total pero admití que esos jóvenes le agradaban y no dudo en decírselo a Reborn quien le dio una sonrisa por sus palabras.
Cuando tenía 8 años, Kaito por primera vez dejó de sonreír mientras observaba el incendio donde su padre tenía que haber hecho su truco, su madre había hecho lo mejor que pudo pero cada vez que ella se le quedaba viendo empezaba a llorar y no podía culparla.
Sabía que su madre en esas ocasiones a quien tuvieron en realidad era a su padre, así que ella tomó la decisión de irse y dejarlo con la familia Nakamori. Sin embargo, su ataque apareció y lo perdió bajo su custodia, Kaito dejó Tokio y se fue con el asesino a Namimori.
En un principio fue difícil ya que todos eran curiosos sobre su falta de ánimo y su expresión sombría, en más de una ocasión Tsuna y los demás trataron de animarlo pero no lo habían logrado.
Kaito agradeció las atenciones de los jóvenes pero solo deseaba estar solo, lastimosamente era algo que los jóvenes no lograban comprender, así que hizo la cosa más loca, y fue pasar el tiempo con Hibari Kyoya y con Rokudo Mukuro. Ambos jóvenes no estaban contentos pero viendo que el nieto del sicario era tranquilo y sin interrumpirlos, permitieron que atravesara su espacio personal.
Reborn solo observaba las acciones de su nieto y aunque estaba preocupado por su nulo interés en acercarse a los demás, la era curiosa como tenía cierta afinidad con los guardianes más violentos de su estudiante permitido su presencia.
Los meses siguientes fueron un caos y ya descubrimos la razón tras su llegada y formas de que el pequeño Kuroba se animara.
Solo el tiempo y la perseverancia de todos los involucrados ayudaron a Kaito.
Durante dos años vivió con la familia de Sawada Tsunayoshi, logro conocer mejor a su hermano Tsuna y sus guardias e incluso podría decir que admiraba al joven que pesa tener que convertirse en el jefe de una familia mafiosa poderosa, el chico no buscaba el poder en realidad su único deseo era proteger a quienes querían.
Y la sonrisa que había perdido, adquirió muchos hermanos mayores, los jóvenes Vongola lo habían adoptado de una manera particular.
Adoraba la lealtad Hayato hacia Tsuna, la tranquilidad de Takeshi a pesar de las peores situaciones, la pasión de Ryohei por el boxeo, la valentía de Chrome, la emoción de Kyoya cuando se enfrentan oponentes dignos, las habilidades de Mukuro para crear ilusiones y sobre todo que Tsuna acepta a cada uno con sus peculiaridades.
Cuando estaba por cumplir 11 tuvo que regresar a Tokio, los jóvenes lo despreciaron con abrazos (una excepción de dos) y los regalos prometieron que cada cosa lo que iban a visitar. Lo que habíamos cumplido, lo que habíamos contactado las ocasiones que lo visitaban y lo que siempre resultaba en un caos total.
- ¿Entonces qué haces aquí abuelo? —Habían llegado rápidamente a casa y no perdió tiempo en cambiarse para luego dirigirse a la cocina a prepararle al mayor una taza de café.
—Creo que ya lo sabes —expresa el hitman mientras toma asiento en una de las sillas que había en la cocina.
Ambos guardaron silencio, Kaito porque no sabía cómo preguntar lo siguiente y estaba seguro que su abuelo no diría nada hasta que diera el primer paso. Durante los siguientes minutos, todo estuvo silencioso solo podría escuchar el nivel de sonido de los movimientos del joven mago al preparar la taza de café.
- ¿Sabías que papá era el primer KID?
—Sí, también lo que podría ser esa noche hace 9 años.
Kaito identificado sus manos temblar pero trató de mantener la calma, realmente su etapa de enojo donde todo el mundo le ocultó la verdad ya había pasado, entendía porque lo hicieron sin especificar que recordaba las palabras que Mukuro-Nii siempre le llegó.
"En la verdad se esconde la mentira, en la mentira se esconde la verdad"
—Si estás aquí para decirme que me detenga, no lo haré —expreso mientras le servía la taza de café al sicario.
—Sé que tan firmes son tus convicciones y posiblemente no pueda hacerte desistir de ellas —respondió con tranquilidad mientras probaba el café—. En realidad, los estudiantes querían venir a disuadirte pero lamentablemente están ocupados con su papeleo.
Kaito sonrió ante el tono burlón de su abuelo, sin duda lo que él tenía que ver con ello. —En embargo me pidieron que te entregaran esto —entregándole una caja, era mediana y tenía el sello Vongola.
El joven mago con curiosidad la perdió y lentamente la abrió, dentro de ella había una joya de color morado, extrañado y por costumbre la puso bajo la luz de la luna y se congeló al ver que había otra joya pero más pequeña y de color rojo , se consideran de pandora. Desde la muerte de su padre no había vuelto a derramar una sola lágrima pero ahora, ver la alegría entre sus manos, le dio una sensación de alivio.
—Al parecer Tsuna hablo con tu madre y ella le explico la situación, y lo que buscabas con los atracos, ellos también sabían que no desistirías de tu misión por lo que al menos decidieron buscar esa joya.
Kaito no pudo evitar sonreír sin importar que las lágrimas mojaban sus mejillas, de alguna manera no le sorprendía que ellos se hubieran involucrado, Tsunayoshi siempre había sido demasiado protector con los más jóvenes (Lambo, I-pin, Fuuta), estaba seguro que su hermano sabia de sus actividades nocturnas y que ya había tenido intenciones de viajar, no debíamos abuelo debió impedírselo de alguna manera.
—Ahora que tienes, ¿qué es lo que piensas hacer? —Escucho a su abuelo, preguntar.
—Tener a pandora fue una de mis metas, la otra es atrapar a quienes asesinaron a papá —Respondió mientras se limpiaba las lágrimas antes de girar para mirar a Reborn—. Estoy seguro de que ellos vendrán cuando se enteren de que esta en mi poder.
—Puedo ayudarte con eso, pero hay un detalle —Las serias palabras de Reborn lo confundieron—. Aquella organización ha roto las reglas de la mafia, así que cuando están atrapados la policía no intervendrá.
—Quieres decir ... No podía ocultar su sorpresa, al parecer aquella organización tenía más secretos de los que dejaba entrever, y si se involucraba con la mafia, solo tenía un camino.
—Vindice vendrá por ellos —Fue la escueta respuesta del mayor.
Kaito no había expresado alguna vez, hasta que finalmente sonrió sus ojos mostraban tristeza ya la vez tranquilidad.
—Está bien después de todo, las leyes de este mundo no tuvieron lo suficiente para detenerlos.
No, llegar a un lugar donde la luz jamás alcanzará.