Cumpleaños feliz
-Touya busca el regalo y llévalo para que no lo olvidemos, por favor – Decía una mujer mientras se dedicaba a poner unos pasadores en forma de flores en el cabello castaño de su hija menor – Ya estoy por terminar de peinar a Sakura y podremos irnos.
El aludido obedeció a su madre y se dirigió a la sala de la casa, lugar dónde había visto el regalo sobre la mesa, dejando a su madre y su hermana menor en la habitación. A Nadeshiko solo le tomó un par de minutos más terminar de peinar a su hija, por lo que al hacerlo la niña de 8 años se giró hasta quedar frente a su madre, quien le sonrió.
-Quedaste muy linda, pequeña Sakura – Dijo Nadeshiko.
La niña le sonrió de vuelta – Gracias, mamá.
Nadeshiko estudió por un par de segundos el semblante de su hija, ella se caracterizaba por ser energética y muy alegre, pero en esa ocasión podía notarla silenciosa y hasta un poco avergonzada, por lo que decidió abordarla.
- ¿Te sucede algo, cariño? Siempre estás emocionada por las fiestas de cumpleaños, pero hoy te ves un poco apagada – Dijo Nadeshiko pasando un mechón castaño por detrás de la oreja de la niña.
Sakura se removió incómoda y empezó a jugar con sus manos evitando la mirada de su madre, la mujer volvió a hablar – Puedes contarme, no le diré a nadie y lo sabes.
La ojiverde suspiró y miró a su madre aun sintiéndose un poco avergonzada – Es que no tengo idea de quién es el cumpleañero.
Nadeshiko no pudo evitar soltar una pequeña risa sin malas intenciones – Sí lo sabes, es el hijo de los vecinos ¿recuerdas?
-Eso lo sé porque tú me lo dijiste – Explicó la niña – A lo que me refiero es que no lo conozco, ni siquiera sé su nombre ¿cómo es que estamos invitados a su cumpleaños si no lo hemos visto nunca?
-Tu no los has visto, pero tu papá y yo si hemos hablado con sus padres, los señores Li – Dijo Nadeshiko sonriendo – Se mudaron esta semana a la casa del al lado, pero hoy es el cumpleaños de su hijo y no conocen mucha gente por acá, por lo que su madre me pidió que fuéramos a su pequeña fiesta de cumpleaños, le dije que los tenía a ti y a Touya y ambas creemos que sería lindo por parte de ti y tu hermano ser amigos de su hijo, tiene casi la misma edad que tú.
Sakura abrió sus ojos verdes impresionada – Mamá, pero ¿por qué sus amigos de la escuela no vienen a su cumpleaños?
-Porque vivían en China, a su padre lo transfirieron del trabajo hasta aquí, por lo que sus amigos están allá – Explicó Nadeshiko – Según lo que me dijo la señora Li, su esposo tiene un hermano aquí, por lo que el pequeño tiene una prima con la cual puede compartir, pero fuera de eso su madre quería que hubiera más niños en su fiesta de cumpleaños.
Sakura miró a su madre impresionada – Oh, mamá tenemos que ir a su fiesta de cumpleaños de inmediato.
Nadeshiko sonrió y le dio un corto beso en la mejilla a su hija – Eres buena haciendo amigos, estoy segura de que te divertirás.
Sakura ni siquiera esperó a que su madre dijera algo más, simplemente la tomó de la mano y la llevó escaleras abajo, encontrándose en la sala con su padre sentado en el sofá junto con Touya, quien tenía entre sus manos el regalo de cumpleaños.
- ¿Están listas? – Preguntó Fujitaka sonriendo mientras veía a su esposa e hija.
-Vámonos ya o se nos hará tarde – Dijo Sakura prácticamente corriendo a la entrada de su casa.
Fujitaka se rio – Pequeña, pero si la fiesta es al lado.
-Monstruo asustarás a todos si llegas con tanta prisa – Dijo un niño de 10 años burlándose de su hermana menor.
- ¡No me digas así, hermano! – Dijo la niña enojada.
-Niños – Dijo Fujitaka mirándolos seriamente – Prométanme que no van a pelear en casa de los Li, las fiestas son para divertirse, no para discutir.
-Si, papá – Dijeron ambos en unísono mientras salían de la casa y dejaban a sus padres atrás.
Los señores Kinomoto sonrieron y Nadeshiko se acercó a su esposo para tomarlo del brazo y de esa forma dirigirse a la salida.
En casa de los Li…
- ¿Está todo listo en la casa del terror? – Preguntó una mujer de cabello largo a su esposo.
El hombre asintió con la cabeza y su esposa suspiró pesadamente para luego hablar – No sé cómo logran convencerme cada año de hacer esto… Una casa del terror en pleno julio.
Él se rio – Sabes que Xiao Lang disfruta de esas casas del terror incluso si no es Halloween, este año más que nunca no hubiese querido que faltara… Está algo desanimado, Ieran.
La mujer suspiró – Lo sé, Hien. Pero tomamos la decisión correcta, por desgracia todo lo de la mudanza fue justo en la semana del cumpleaños de Xiao Lang.
-Me reconforta que al menos Meiling trata de animarlo – Respondió él – Y espero que lo haga la casa del terror, aunque no tenga muchos invitados con los cuales compartirla.
-Fue dificil, considerando que no todos los vecinos tienen hijos de la edad de Xiao Lang.
-Confío en que tendrá un buen cumpleaños, Ieran – La tranquilizó el hombre acariciando su brazo.
Ieran le sonrió de medio lado a su esposo, estaba a punto de ir a la cocina por unos bocadillos para los pocos invitados que habían llegado, cuando se dio cuenta que justo por la puerta del patio entraron cuatro personas.
-Son los Kinomoto, vamos a saludar Hien – Dijo Ieran tomando de la mano a su esposo y acercándose a la familia.
Los señores Li caminaron por el patio hasta llegar a dónde estaban los recién llegados y fue la mujer la primera en hablarles – Bienvenidos, Fujitaka y Nadeshiko.
-Es un gusto verlos, muchas gracias por venir – Dijo Hien sonriéndoles.
-Gracias a ustedes por invitarnos hoy – Respondió Fujitaka.
-Y estos deben ser tus niños – Dijo Ieran mirando a los dos pequeños – Bienvenidos a ambos.
Nadeshiko sonrió – Ellos son Sakura y Touya… Niños saluden a los señores Li.
Los más pequeños saludaron respetuosamente a sus vecinos y el siguiente en hablar fue Fujitaka – Ellos estaban emocionado por venir al cumpleaños de su hijo.
Hien fue el próximo en hablar, dirigiéndose precisamente a los niños – Les agradezco haber venido, ya mismo traeré a Xiao Lang para que lo conozcan.
- ¿Xiao… que? – Dijo Sakura un poco confundida.
Los adultos soltaron una ligera risa y fue Ieran quien le respondió a la niña – Así se pronuncia su nombre en chino, tratamos de llamarlo por cómo se pronuncia en japonés, pero apenas nos estamos acostumbrando… Le puedes decir Syaoran.
Sakura asintió con la cabeza, ya se estaba empezando a preocupar sobre cómo podría hacerse amiga de un niño del cual ni siquiera podía pronunciar su nombre, pero por suerte su madre había hecho todo más sencillo.
-Y por lo que Nadeshiko me dijo sé que ustedes dos tienen casi la misma edad que mi hijo – Dijo Ieran.
-Touya tiene 10 años y Sakura 8 – Respondió Fujitaka.
-Oh, pues Syaoran está cumpliendo 9 años hoy – Respondió la mujer – Espero que puedan llegar a ser sus amigos, no quiero que sea el niño solitario de la escuela.
-Entonces ¿lograste conseguir plazas en la primaria de Tomoeda? – Preguntó Nadeshiko.
-Sí, fue un poco complicado tomando en cuenta las fechas en las que estamos, pero el director fue muy considerado – Dijo Ieran – Especialmente cuando se enteró de que era vecina de ustedes.
-Clow es un viejo amigo de la familia – Respondió Fujitaka – Cuando Nadeshiko me dijo que se les estaba haciendo un poco complicado conseguir escuela no dudé en llamarlo.
-Y de verdad se los agradecemos – Dijo Ieran – Syaoran comenzará este lunes la escuela. Aunque, irá en cuarto de primaria debido a que solo pude conseguirle plaza en ese grado, por suerte, ya está por terminar el año.
- ¿Escucharon eso, niños? – Contestó Nadeshiko dirigiéndose a sus hijos – Syaoran empezará a ir a la escuela con ustedes.
- ¿A su hijo le gusta el baloncesto? – Preguntó Touya curiosamente.
-Creo que puedes preguntárselo tú mismo – Dijo Hien uniéndose de nuevo a la conversación, venía de la mano con una niña y un niño que aparentaban ser de la misma edad.
Los niños se miraron entre sí un poco cohibidos y no fue hasta que el hombre habló que se cortó el silencio – Niños, ellos son los señores Kinomoto, Nadeshiko y Fujitaka, y sus hijos, Touya y Sakura… Él es mi hijo Syaoran y mi sobrina Meiling.
Ambos niños saludaron respetuosamente a los adultos y luego de eso Ieran habló – ¿Qué les parece si pasamos a la fiesta y dejamos a los niños que se conozcan un poco más?
Todos los adultos asintieron con la cabeza, los Kinomoto les dieron un último vistazo a sus hijos y siguieron a los señores Li a través del patio, de todas formas, tenían que dejar a sus hijos hacer amigos, incluso cuando se creó un silencio un poco incómodo en el momento en que los adultos se fueron, que solo fue capaz de ser roto por una niña de cabello negro recogido en dos coletas altas.
-Entonces ustedes son los vecinos de Xiao Lang – Dijo la niña sonriendo y mirando a su primo – Por suerte vas a tener compañía.
-Tu mamá dijo que iríamos a la misma escuela – Se atrevió a decir Touya – ¿Te gusta el baloncesto?
-Oh, sí, solía jugarlo mucho en China – Se limitó a responder Syaoran un poco cohibido – Aunque no lo he vuelto a hacer porque Meiling no sabe jugar.
-Solo no he practicado lo suficiente – Se apresuró a decir la niña.
-Que va, yo tengo un pequeño equipo en la escuela, siempre jugamos en los recreos – Dijo Touya sonriendo – El lunes te invitaré y te presentaré a mis amigos.
-Eso me gustaría mucho, gracias – Respondió el ambarino.
-Tu no vas a nuestra escuela ¿o sí? – Preguntó Touya a la niña pelinegra.
-No, estoy en otro instituto, pero no lograron encontrar una plaza ahí para Syaoran – Respondió ella para luego mirar a la niña ojiverde – ¿Tu hermana habla?
-Hasta por los codos – Dijo Touya riéndose socarronamente.
-Hermano – Se limitó a decir la ojiverde.
-Monstruo hablas más que yo, no sé porque estás tan callada – Dijo el niño moreno.
Sin embargo, al escuchar el apodo que le tenía su hermano la niña sintió como sus orejas se incendiaban, no le gustaba que su hermano le dijera así en público y mucho menos frente a dos niños que acababa de conocer, le dio mucha vergüenza, especialmente porque su mirada se encontró con la de Syaoran y se dio cuenta de que él estaba sonriendo.
- ¡No me llames así, Touya! – Dijo ella furiosa – No soy un monstruo.
-Pero actúas como uno.
- ¡Basta! – Dijo ella sintiendo sus mejillas cada vez más coloradas.
-Oigan no peleen, me parece tierno el apodo que te tiene – Dijo Meiling calmando un poco las cosas – Pero hablando de monstruos ¿quieren ir a la casa del terror?
- ¿Casa del terror? Pero no es Halloween – Cuestionó Touya.
-Eso es cierto, pero Syaoran adora las casas embrujadas y en sus cumpleaños nunca faltan, y siempre son asombrosas – Dijo Meiling.
A Touya se le iluminaron los ojos cuando escuchó aquello y no se negó en lo absoluto, sin embargo, Sakura era otra historia, ya que de inmediato puso cara de trauma y Syaoran pudo darse cuenta de ello, por lo que le habló – ¿No te gustan las casas del terror?
Sin embargo, antes de que Sakura pudiera a hablar su hermano se le adelantó – Es una gallina, probablemente nos esperará afuera.
Sakura frunció el ceño mirando a su hermano, ya la había humillado demasiado con el apodo, por lo que no dejaría que la dejara como gallina también.
-También quiero entrar a la casa del terror – Dijo ella firmemente.
- ¿Estás segura? No quiero que llores ahí adentro o mamá me va a regañar.
-Si no te gustan puedo acompañarte y esperar a que ellos salgan – Ofreció Meiling amablemente – Podemos ir a pintar nuestras caras.
-No lloraré ahí adentro – Respondió la ojiverde con la cabeza en alto – Andando.
-Como quieras – Dijo Touya rodando los ojos.
Ninguno de los niños le discutió aquello, por lo que Meiling y Touya tomaron la delantera, Sakura estuvo a punto de seguirlos, de no ser porque Syaoran la tomó del brazo y le habló.
-No tienes que entrar ahí si no quieres – Dijo él sintiéndose un poco avergonzado por haberla tomado del brazo – Nadie te llamará gallina.
Sakura se dio cuenta de que él estaba preocupado por ella, incluso cuando tenía intenciones de entrar a la casa del terror solo para molestar a su hermano mayor, por lo que trató de mantenerlo así.
-Vamos, quiero entrar a la casa del terror – Se limitó a responder ella caminando con los otros.
Syaoran no le dijo nada más, simplemente la siguió, no la conocía demasiado, pero estaba seguro que cuando mencionaron la casa del terror lo único que pudo ver en los ojos de esa niña fue terror, incluso cuando ella lo negaba.
oOo
- ¿Por qué accedí a entrar a esa casa? ¡Las odio! – Pensaba Sakura temblando mientras miraba su habitación y buscaba cualquier cosa extraña. Su madre la había arropado hacía ya dos horas, y por ende ya debería tener la luz apagada, sin embargo, no había sido capaz de dejar su cuarto a oscuras, ya que los recuerdos de la casa del terror la invadían por completo.
La niña caminaba de un lado a otro por la habitación mordiéndose las uñas y tratando de convencerse a sí misma de que no había nada debajo de su cama o detrás de la puerta del closet, pero era imposible, estaba completamente arrepentida de haber entrado a esa casa solo para llevarle la contraria a su hermano mayor, de todas formas, él se encontraba durmiendo plácidamente en su habitación mientras que ella estaba muerta de miedo al borde de las lágrimas.
Pensó seriamente en ir al cuarto de sus padres y dormir con ellos, pero su hermano se enteraría de que había sido por el miedo causado por la casa del terror, por lo que se reiría de ella, así que descartó esa idea por completo y se sentó en su cama luego de un rato caminando y trató de calmarse.
Sakura tomó a su muñeco de felpa, se trataba de un ser de color amarillo con alas, no tenía idea de lo que era, pero desde que tenía uso de razón siempre había sido su favorito, por lo que lo abrazó y cerró sus ojos aún sentada en la cama, esperaba que así pudiera sentirse más segura, y esto hubiera sido así de no ser porque escuchó un ruido extraño dentro de la habitación que la hizo sobresaltarse y seguido de eso abrió los ojos de golpe, encontrándose con algo en su ventana.
La niña estuvo a punto de gritar de pavor, de no ser porque una voz le habló desde ahí – Por favor no vayas a gritar, despertarías a toda tu familia.
Sakura se levantó de la cama rápidamente y justo ahí sentado en el marco de la ventana pudo encontrarse a un niño con los ojos ámbar, su cabello marrón más revuelto que nunca y un pijama color verde con dragones.
-Syaoran – Se limitó a decir ella viendo como el niño entraba a su habitación, pero no caminaba más allá de la ventana – ¿Qué haces aquí?
-Sabía que esa casa del terror te daba miedo – Dijo el niño señalando afuera de la ventana su propia casa – Mi habitación está justo frente a la tuya, me asomé más temprano y vi que estabas caminando de un lado a otro, no le tomé importancia, pero ya es tarde y me dio sed, y no pude evitar asomarme de nuevo y vi que aun estabas caminando de un lado a otro en tu habitación.
Sakura suspiró y desvió la mirada abrazando a su muñeco de felpa – No le digas a nadie que me asustó la casa.
-Pude ver que estabas asustada desde antes que entráramos, por eso te pregunté si estabas segura.
Ella levantó los hombros – Mi hermano me molesta mucho por ser miedosa y me avergonzó que también lo hiciera frente a ti y a Meiling, por eso decidí entrar.
-Fue un poco tonto, porque ahora estás asustada y no puedes dormir – Respondió Syaoran – ¿Por qué no le dices a tu mamá que estás asustada?
-Porque dormiría conmigo o me haría dormir con ella en su cuarto y Touya se enteraría mañana, se burlaría de mí por el resto de mi vida.
-Entonces prefieres estar con miedo y no dormir – Dijo Syaoran incrédulo.
-Supongo que me dará sueño en algún momento – Respondió ella sentándose en su cama – ¿No deberías estar en tu cuarto?
-Todos están dormidos, creí que querrías compañía hasta que se te quitara el miedo – Dijo él un poco avergonzado – Pero puedo irme si quieres.
-No – Contestó ella un poco nerviosa mirándolo – ¿Alguna vez has hecho casas con las sábanas?
-Sí, aunque hace mucho que no lo hago.
-Podemos hacer una casa, además tengo un simulador de estrellas, estaba pensando en hacer eso para quedarme dormida, pero me daba un poco de miedo apagar la luz.
-Bueno, supongo que podemos hacer eso hasta que se te quite el miedo y luego me iré a casa – Dijo Syaoran sonriendo de medio lado.
Sakura sonrió genuinamente – Pues entonces hagámoslo.
Y sin perder un minuto más, los niños se dispusieron a armar una casa con las sábanas de ella y posicionar el simulador de estrellas para que iluminara la habitación por completo, hicieron esto en completo silencio para que nadie en casa de los Kinomoto se diera cuenta de ello. Al cabo de unos minutos los niños se encontraban recostados sobre una colcha en el suelo de la habitación, cubiertos por sábanas y siendo iluminados solo por las estrellas del simulador.
-Entonces se llama Kero – Susurró Syaoran luego de escuchar la historia del muñeco de felpa de su amiga – Un extraño nombre para un extraño peluche.
-Mamá dice que simplemente se me ocurrió y ya no se lo cambiaré, ha pasado mucho desde que lo tengo – Respondió ella sonriendo – Siempre es mi compañía cuando tengo miedo.
-Pues hoy no estaba siendo de mucha ayuda.
-Es porque él no habla – Dijo ella sonriendo de medio lado – Contigo aquí he podido distraerme un poco.
-No creo que debas entrar a una casa del terror en la vida – Dijo él seriamente – No me gustó verte tan asustada.
Sakura no pudo evitar avergonzarse un poco por ese comentario – Lo siento… Supongo que te arruiné el cumpleaños.
-No, más bien me gustó mucho mi cumpleaños, pensé que no tendría un solo invitado además de Meiling – Respondió él – Tú y tu hermano me agradan.
-Eso es bueno, somos vecinos y además iremos a la misma escuela, por lo que me alegra llevarnos bien, voy a presentarte a todos mis amigos – Seguido de eso Sakura no pudo evitar soltar un leve bostezo – Estoy segura de que te agradarán.
-Gracias – Dijo él también soltando un pequeño bostezo y sintiendo sus párpados pesados.
Sakura le sonrió y seguido de eso alzó su meñique y le habló – Prométeme que siempre seremos amigos, no sé qué es, pero algo me dice que eres especial… Y un verdadero amigo hace casas de sábanas para quitarle el miedo al otro.
Syaoran le sonrió de vuelta – Está bien, siempre seremos amigos, Sakura.
Ella sonrió ya que era la primera vez que la llamaba por su nombre y cuando él alzó su propio dedo meñique y lo estrechó con el suyo ambos susurraron al mismo tiempo – Esta es la promesa del dedo chiquito, aquel que mienta que le caigan mil agujas encima y se le corte el dedo.
-Está hecho – Susurró ella sintiendo sus párpados pesados – Amigos por siempre.
-Así es – Respondió él en el mismo tono.
Seguido de esto fue como si un hechizo hubiese caído sobre ambos niños, ya que cerraron sus ojos involuntariamente y cayeron a los brazos de Morfeo aún con sus dedos enganchados y bajo las estrellas que proyectaba el simulador.
oOo
N/A: ¡Hola a todos! Uffff sé que dije que volvería pronto, pero una cosa llevó a la otra y apenas aparecí, espero de corazón que todos estén muy bien y que se estén cuidando y siguiendo las indicaciones al pie de la letra con respecto a la pandemia, han sido tiempos difíciles para todos y por eso en medio de la locura decidí que era momento de volver a los fics para sacarlos de esa realidad un rato;)
Como pueden ver, este fic será una adaptación de un libro que leí hace mucho tiempo, se llama "El chico que se escabulle por la ventana de mi habitación", encontrarán que hice algunos cambios con respecto a SCC para que la historia tenga sentido, como por ejemplo de que Sakura y Syaoran sean vecinos y el hecho de que Touya solo le lleve a lo mucho 2 años, ya verán porque esto es importante.
Será una adaptación muy parcial ya que el libro en si trata temas más oscuros que no pude recrearlos en el universo de SCC simplemente porque jamás podría verlos en esa situación, así que básicamente solo tomé la idea principal y casi toda la historia es materia original.
Estoy ansiosa por saber que les ha parecido este primer capítulo y los elementos que he incluido, y espero que les haya gustado mucho.
Los días de publicación de momento volverán a ser domingos y miércoles, así que nos leemos esta semana;)
Estoy feliz de estar de vuelta y pues bienvenidos a una de mis nuevas historias. Cuídense mucho y nos vemos.
Un abrazo enorme.
PD: Si hay algún lector que también sea fandom del universo de Harry Potter, también empecé a publicar una historia para este fandom después de muchos años, por si quieren pasar a leer;)