La alarma dictaba las horas ocho en punto de la mañana con su característico chillido que te hacía sacudir. Con un puño cerrado le doy un pequeño toque al despertador hasta que el sonido cesó. Poso directamente los dorsos de mis manos estrujando mis ojos para mirar con visibilidad, seguido de esto me siento en la orilla de mi cama con somnolencia y Neko me da los buenos días con su característico maullido y su cola larga y suave paseándose por mis piernas.
—Ya sé que tienes hambre — lo acaricio y le sonrío.
Las ocho y media llegaron con presteza. Había hecho todo lo que tenía que hacer en mi rutina matutina. Neko comió, arreglé mi cama, me preparé un café y me duché para terminar de despertarme y salir de la casa directamente hacia el Hospital donde Tsunade-Sama se encontraba esperándome para hacerme el chequeo.
Mi ropa era la misma de siempre, más allá de aquel vestido lo demás era ropa sencilla y la mayoría era adapta para misiones. Después de este chequeo le pediré a Ino de ir conmigo a comprar alguna que otra prenda nueva de ropa justo para cambiar un poco mi armario. Ella sabía dar buenos consejos, sobre todo cuando se trataba de moda.
—Adiós precioso, nos vemos más tarde — me despido como siempre de mi gato y cierro la puerta de mi casa para comenzar a correr entre las calles de Konoha. Tsunade-Sama le gustaba que en sus consultas las personas fuesen puntuales, así que más me valía llegar a tiempo, de lo contrario, tendría que escucharla vociferar.
Me detengo justo en la entrada principal del hospital, doy un respiro profundo recuperando el aire que había perdido saltando entre los tejados. Observo y enderezo mi espalda al mismo tiempo que ajusto algunos mechones de cabello rebelde que se habían desencajado con el viento.
—Buenos días Sakura-San,¡ la veo mucho mejor!
—Buenos días Akira, ¡me siento mucho mejor!
Camino por la puerta principal y me encuentro con una compañera de trabajo, una enfermera ayudante muy eficiente y una buena amiga con la que conversaba algunas veces y compartía algunas tazas de té.
—¿ qué te trae por aquí? ¿ Tienes algo que hacer?
—Si, tengo que…
—¡Sakura!
Ambas nos volteamos un poco exaltadas por aquel grito autoritario e inesperado que inundó por completo los pasillos del Hospital.
Tsunade-Sama caminaba con pasos firmes y decidimos hacia mí, su entrecejo estaba fruncido y sus rebosantes senos saltaban en cada paso que daba haciéndome caer en una especie de trance ¡No podía superarlo jamás! Por mucho que los años pasasen, nunca podría comprender cómo es que mi maestra podía tener los senos tan grandes ¡alguien que me diga el secreto para que yo pueda tener mis pechos así!
—Sakura, llegaste dos minutos tarde — mi mentora me saca de mi trance y yo un poco exaltada me dirijo hacia ella con nerviosismo.
—Lo siento Tsunade-Sama.
Respondo con una sonrisa nerviosa y la mano rascando mi nuca. Este era un gesto clásico que adopté de Naruto; lo hacía cada vez que estaba apenado o nervioso, después de tantos años de convivencia formando un equipo, algunas cosas se pegan.
—Vamos, no hay tiempo que perder.
Tsunade-Sama me habló en tono demandante y yo la sigo hasta entrar en una de la salas de enfermería donde almacenan jeringas y medicinas para tomar muestras de sangre de los pacientes.
Observé una camilla en el centro y mi maestra me señaló que debía recostarme allí. Asentí sin rechistar y me coloque sobre la camilla central en la espera.
—Tsunade…
—¡Shizune! Tu también llegas tarde — vociferó haciendo que Shizune pusiera los ojos como platos dando pasos torpes hacia atrás.
—L-lo siento — responde y yo me rio por lo bajo, ella siempre se ponía más nerviosa de lo que debía con una sola palabra de mi maestra.
—Ven aquí, no perdamos tiempo.
Shizune asiente y ambas se dirigen hacia mí cambiando semblante. Cierro los ojos y dejo que Tsunade-Sama me chequee con su chakra por todo mi cuerpo. Ella hacía las cosas con mucha prisa y no entendía el motivo de su afán. Sin embargo, no dije ni una palabra, y me quedé en silencio dejando que se ocupasen de su labor.
No tuve la noción del tiempo en mi mente, ni siquiera me molesté en ver la hora. Tsunade-sama me estuvo examinando todo este tiempo con su chakra por todo en mi cuerpo, pero la cosa que me daba más curiosidad es que ella pasó la mayor parte del tiempo con su chakra concentrado en mi cabeza. Ni ella, ni Shizune emitían palabra alguna, el silencio que prevalecía era incómodo y yo era incapaz de abrir los ojos para verles sus rostros. Tenía un mal presentimiento y la incertidumbre era difícil de controlar.
Al cabo de un prolongado rato, Tsunade-Sama me pide que me siente en la camilla y yo obedezco. Desde el momento en que abrí mis ojos enfoqué sus rostros, mi mentora siempre se veía rígida y seria, pero la expresión de Shizune fue la que más me dio un indicio haciendo que me mordiera un poco el pánico. Conocía aquel rostro y sabía que lo hacía cada vez que algo no andaba bien.
—¿qué sucede? — no me contuve y pregunté. Tenía que hacerlo, después de todo merecía saberlo, merecía una explicación de mi estado de salud.
Shizune no hace contacto visual conmigo, su mirada se desvía observando otro lugar menos que a mi, ella no era buena mintiendo. Tsunade-Sama está de espaldas tomando algunas jeringas ignorando mi pregunta en un profundo silencio.
—Extiende tu brazo derecho Sakura.
Demanda y yo obedezco con mi ceño fruncido ¿qué sucede? ¿Por qué no me dicen nada? ¿Por qué este silencio sepulcral? Me siento confundida, este era un simple chequeo. Sin embargo, parecía ser todo menos un simple chequeo.
Mi maestra toma de mi sangre y la deposita en una muestra. Yo la observo en silencio y su expresión concentrada y ligeramente fruncida me daban pistas sobre algo que evidentemente sabía pero que quizás se estaba pensando en decirme.
—Sakura, tienes la orden de tomar reposo hasta nuevo aviso.
Y no me equivoqué.
Mis ojos se abren repitiendo la frase de mi mentora como un eco en mi cabeza ¿esto es verdad? ¿No es una broma? Pidanme lo que sea, pero dejar mi trabajo por tiempo indefinido es un suicidio. Los niños me necesitan, mi trabajo es importante para mi, es el núcleo donde mejor me desempeño y me entrego ¿por que me pide esto? ¿Por qué no me explica lo que tengo? Al menos sé que lo hago por una buena razón.
—Tsunade-Sama, usted me está pidiendo algo casi imposible.
—En la condición en la que estás no puedes trabajar en el Hospital.
—¿qué es lo que tengo entonces? ¿ Cómo es que me ganaré la vida?
—Harás misiones de pequeño rango.
Esto no tiene sentido ¿puedo hacer misiones de bajo rango pero no puedo trabajar en mi Hospital? Pienso y le doy vueltas en mi cabeza a todo este enigma. Tsunade-Sama ignoró nuevamente la pregunta más importante y yo caigo en cuenta de que hay algo que definitivamente no me quieren contar. ¿Tan malo es?
—¿Has tenido choques en la cabeza?
La pregunta de mi mentora me tomó por sorpresa. Recordé aquel momento donde me duchaba y sentí punzadas repentinas en mi cabeza. Quedé desconcertada porque nunca tuve tales efectos, no era un dolor de cabeza normal. Observo a mi maestra y asiento con pesar.
—Ayer mientras me duchaba tuve un episodio, pero duró muy poco.
—Ya veo… — sus ojos se quedan ensimismados y yo no hago más que confundirme.
—Tsunade-Sama, por favor ¿me dice que es lo que tengo?
Insisto y nuevamente se quedan en silencio. Shizune era la más silenciosa, no emitió palabra desde que llegó y eso lograba atemorizarme aún más. Tsunade-Sama expresa una mirada muy analítica y seria, tal vez más de las que hacía cuando apostaba y se concentraba para ganar. Yo me quedo en la espera de su respuesta con una mirada expectante llena de temor, los segundos fueron largos para mi viendo ese rostro pensativo y reflexivo que incrementaba aún más mis sentidos nerviosos en el estómago ¿cuanto más tenía que esperar su respuesta?
Despierto de mi trance en el momento en que mi maestra me clava su mirada con firmeza y esboza una ¿sonrisa?.
—No te preocupes, tienes el corazón con arritmia. El trabajo en el hospital te genera más estrés, debes procurar estar más calmada para que no se vuelva a repetir este problema. Debes venir cuando te lo pida para hacerte el chequeo.
¿Aquello era motivo para sonreír? Realmente existían algunas veces donde no la podía entender. Sin embargo, eso no representaba un problema.
—Tsunade-Sama, eso tiene solución, yo conozco las hierbas medicinales que te ayudan a regular la arritmia hasta quitarla.
—Sakura…. esto es distinto, no hagas nada que yo no te diga — me responde muy fría y demandante desquitando su sonrisa.
Trago saliva y resoplo resignada. Cuando ella me hablaba y me miraba de esa manera, sabía que no podía llevarle la contraria, además, ella me analizó y si me dice que es diferente es porque seguramente hay algo más atrás ¿me lo estará ocultando? ¿Mintiendo? No creo… su rostro era convincente, parecía ser muy firme en sus palabras.
—¿puedo irme? ¿Hay algo más que deba saber? — pregunto.
—No, puedes irte, y recuerda, no hagas nada que yo no te diga.
Yo la observo a los ojos, quería preguntarle una última cosa importante antes de marchar y buscar a Ino.
—¿qué será del hospital sin mi?
— Eso está arreglado. Ino te sustituirá y otra joven será su ayudante. No te preocupes por el Hospital, ahora debes preocuparte por ti misma.
Asiento cabizbaja, las observo a las dos y antes de irme me despido con una ligera sonrisa. Todo era muy enrevesado para mi, me sentía muy bien o al menos eso pensaba. Pero ahora… la vida me dice lo contrario y me pide que renuncie temporalmente a la cosa que más amo hacer ¿que se supone que haré si no trabajo? Las misiones de pequeño rango no son de todos los días, para no hablar de que algunas son tediosas a pesar de ser misiones de clase "D". Suspiro, supongo que tendré que resignarme al menos hasta que pueda regresar.
Mis pies me llevaron fuera del Hospital hasta que me encuentro con el choque de los rayos del sol, vivos y fulgurantes que me dicen que hoy será un día perfecto para caminar. Y así mismo haré. No podía quedarme inmersa en mi desgracia, debía hacer algo y ya tenía planes sobre lo que debía hacer, así que, sin mucho preámbulo me dedique a caminar en dirección a la florería Yamanaka en busca de Ino.
Acelero un poco mis pasos hasta el punto de agitar mi respiración. Finalmente me encuentro con la florería y me detengo antes de poner un pie dentro.
Inhale y exhale un poco de aire para retomar la compostura. Observo desde afuera las flores silvestres que adornan el negocio de Ino de distintas especies y colores llamativos. Sonrío y mis ojos enfocan una flor de narciso, la única que se encontraba en un balde de agua, solitaria pero hermosa en su propia belleza resaltaba entre tantas flores del lugar. "agotadas" logro leer en la etiqueta pegada al balde.
Sonrío inevitablemente ya que esas son mis flores favoritas y tal vez, solo tal vez las flores que faltan en ese balde son las mismas que tengo acumuladas en mi casa.
—¡Frentona! ¿Que haces aqui? — Ino me despierta de mis pensamientos y yo la observo al mismo tiempo que agito mi brazo para saludarla.
—¡Cerda! ¿Quieres venir conmigo a los negocios? Necesito de tu ayuda.
—¡Claro! Dame un segundo.
Ino se desquita el delantal y toma una pequeña bolsa terciada.
—¡Mamá! Me iré al centro con Sakura ¿puedes quedarte tú aquí?
—Si— logro escuchar.
—Muy bien ¡nos vemos!
Ino se coloca a la par conmigo y juntas nos disponemos a caminar hacia el centro de la aldea. Ella siempre era disponible para mi y pocas veces me hacía esperar. Su sonrisa era radiante aquella mañana como lo era casi siempre, razón por la cual la comparaba con las flores margaritas. Son llamativas y te alegran el día con tan solo verlas.
—¡Hace un clima genial! — exclama Ino.
—Si, así es, inicios de primavera — sonrío, esta es mi época favorita por tantas razones. La única cosa contraproducente eran las alergias y casos innumerables de gripe en el Hospital causadas por el polen de las flores.
—Ahh, por cierto ¿que es lo que necesitas comprar?.
—Ropa — sonrío — tengo que hacerle un cambio a mi armario, tengo mucha ropa vieja y muy anticuada.
—Eso siempre lo he sabido ¿ahora te das cuenta? — Ino ríe por lo bajo.
—Que graciosa cerda — sonrío y me limitó a responder. Ino tenía razón, tampoco yo sabía cómo es que pude comprarme tanta ropa innecesaria.
Caminamos un poco más. El día seguía siendo perfecto, la brisa era cálida pero no abrumadora como el verano. Los árboles comenzaban a retoñar sus hojas y flores, y las personas comenzaban a sonreír caminando por las calles con ropa más ligera debido al inicio del cambio estacional ¡adoro la primavera! Está comprobado que el clima influye en el carácter y humor de las personas. Siempre que llega la primavera y el verano la gente en la aldea cambia semblante, se ven más sonrientes y felices, al contrario del otoño y el invierno.
Luego de varios minutos caminando y conversando, finalmente llegamos al centro y los aldeanos casi todos están concentradas aquí, enfocados en hacer las compras para comer, otras para pasear y otros sólo para admirar los negocios.
Apenas camino por en frente de las tiendas, mi vista se enfoca en un negocio específico y le pido a Ino de entrar. Ella asiente y junto conmigo nos adentramos en la pequeña tienda que tenía tanta variedad de ropa primaveral y otras pocas prendas invernales que estaban a mitad de precio.
—Bienvenidas — exclama una mujer.
—¡Buenos días! — respondemos al unísono.
Sin mucho tiempo que perder, comienzo a hurgar entre la ropa alguna prenda que me sirva para salidas casuales, misiones y salidas entre amigos los fines de semana.
—Sakura ¿ qué tal esto?
Ino me enseña un vestido rosado muy sencillo y niego con la cabeza rotundamente. Ya tenía varios del mismo estilo y definitivamente no me compraría otro igual. Quería cambiar, así que trataría de buscar algo menos usual.
El tiempo pasó y ni siquiera me percaté ya que disfrutaba buscando y probando ropa incesantemente junto a Ino. Ella me enseñaba muchas cosas sencillas, cosas que realmente ya no me interesaban. Ino al darse cuenta de mis consecutivos rechazos se cruzó de brazos y alzó una ceja un poco hastiada. Sabía que estaba intentando contener su paciencia.
—¿que pasa Sakura? ¿Para qué hiciste que viniera? Nada de lo que te enseño te gusta.
—Es que no sabes lo que quiero.
—¿como que no? Llevo toda una vida conociéndote, conozco tus gustos mejor que nadie y esas son las cosas que usas.
—Pues precisamente eso es lo que quiero cambiar, ya no me gustan — digo al mismo tiempo que tomo una falda fucsia con pliegues — Quiero cosas más ligeras y escotadas, la ropa que tengo es demasiado sencilla.
Ino parece petrificada con el gancho de la ropa en su mano suspendida en el aire. Yo la observo y alzo una ceja intentando no reír por su expresión divertida. Sus ojos quedaron en blanco y su boca estaba ligeramente más abierta ¿que dije? No es que haya dicho algo en especial.
—¿qué? — pregunto.
—¿desde cuando te gusta vestirte descubierta?
—Desde ayer — respondí con una sonrisa — ¿me ayudaras o no? Me gustaría un top como el que tienes que me deje el abdomen afuera. Aunque lo quisiera de otro color.
Ino se queda en silencio un poco anonadada por varios segundos. Carraspeo mi garganta al ver que no me dirigía ni la mirada, y ella despierta de sus pensamientos asintiendo con una sonrisa forzada que yo no pasé desapercibida ¿Cuál era el problema? El hecho de que quiera cambiar algunas cosas no debería ser una tragedia. Más bien debería ser algo por lo que alegrarse.
Ino comienza a hurgar entre la ropa en silencio y yo comienzo a imitarla. Debía elegir algunas dos prendas más y luego terminaríamos con este negocio.
— Tengo tanta hambre — replicaba Ino en un mohín.
—Igual yo, pero quiero terminar, solo falta ir al negocio de ropa íntima y ya estaremos listas — le respondo con un tono de súplica.
Ino resopla con cansancio y tiene toda la razón. Estamos cargadas de bolsas ya que la había llevado prácticamente a rastras por todas las tiendas de la aldea sin medir que habíamos excedido la hora del almuerzo y nuestros estómagos chillaban reclamando comida.
La última tienda de ropa íntima estaba cerca del restaurante a la barbacoa, así que me dirigí con pasos apresurados junto a Ino hasta quedar dentro del negocio para después comer un poco de carne a la barbacoa, el olor me estaba torturando.
—Sakura, que sea rápido antes de que te coma a ti en barbacoa como almuerzo.
Yo sonrío nerviosa y comienzo a hurgar por enésima vez la última tienda de ropa íntima que faltaba. Esperaba encontrar lo que buscaba, mis calzones eran grandes y algunos muy infantiles ¡los odiaba! Quería algo de encaje un poco más de acuerdo a mi edad y también cómodo para algunas misiones en las que tenga que correr y saltar.
Me dirijo al tramo que clasificaba la ropa íntima por color. Seleccioné algunas prendas de brasier y ropa íntima que me gustaban de color rosa, y blanco que se combinaban a la perfección. Ahora, solo me faltaba el negro, así que me dirigí al tramo que clasificaba la ropa íntima negra. Observo los estilos por varios minutos hasta que me topo un conjunto negro seda que estaba en promoción y era el único. Este conjunto traía el brasier, íntimo de encaje y el vestido de seda corto negro con encaje en los bordes del escote. Mis ojos brillaron en cuanto lo vi y mi mano vuela directamente para tomarlo. Sin embargo…
—¡Oh disculpa! — una voz femenina me sorprende y su mano toca la mía en cuanto ambas nos dirigimos al mismo conjunto.
Me giro y observo unos ojos negros profundos y muy grandes con largas pestañas que adornaban el contorno de sus ojos. El cabello de la mujer era igualmente negro de un brillo sedoso y largo hasta la cintura y su piel resaltaba por ser sumamente blanquecina y tersa.
Ella me sonríe amistosa y yo le devuelvo la sonrisa un poco apenada, su belleza logró intimidarme un poco. Además, tenía el cuerpo delgado y curvado con un escote firme y poco exagerado.
—¿ibas a tomarlo? — pregunto.
—Si, pero si tu lo quieres puedes tomarlo tu — me responde con amabilidad.
—¡oh no no! Puede tomarlo usted, no es que lo necesite mucho — intento ser cortés, seguro era una forastera ya que nunca la había visto por estos lares.
—Por favor, insisto, seguro te irá mejor a ti que a mi por el color de tu cabello — sonríe.
Yo me sonrojo y observo el suelo. La chica era muy amable conmigo y su sonrisa parecía ser muy sincera. Era peculiar, cuando vi sus ojos lo primero que pensé fue en Sasuke ¡parecía su hermana! O alguien pariente de su clan, pero ya sabía que era imposible puesto que él es el único Uchiha que existe.
—Gracias — le respondo y tomo el conjunto.
—Muy bien ¡adiós! — me sonríe y se despide sin más.
Yo le observo la espalda y su largo cabello negro se balanceaba de lado a lado en el vaivén de su andar. Me encontraba tan ensimismada que no me percaté en el momento en que Ino se encontraba a mi lado carraspeando su garganta.
—Me asustaste — respondí un poco exaltada.
—Sakura ¿qué hacías hablando con ella? — me pregunta con un semblante serio.
—¡es hermosa! ¿La has visto Ino? No parece ser de aquí, yo creo que es forastera, mira — le enseño la prenda en mis manos — me cedió el último conjunto en promoción, fue muy amable conmigo.
Yo hablaba despreocupadamente con mi sonrisa intacta, pero Ino no compartía el mismo entusiasmo puesto que su mirada era indescifrable y confusa desde el momento en que le hable sobre la joven mujer. Por un segundo dejo de hablar sobre el tema y alzo mi ceja con el propósito de inquirir su extraña fachada tan rígida, ella suspira y cierra sus ojos con resignación.
—¿qué pasa Ino? — pregunto, realmente no comprendía el porqué de su mirada condescendiente.
—Sakura ¿no sabes quien es ella? — me pregunta con una seriedad que logra asustarme.
—No… ¿por qué? ¿Debería?
Ella suspira y yo me quedo en la espera de su respuesta. La curiosidad me golpeó fuertemente mi cuerpo haciendo que agitara mi cabeza para disipar aquella sensación que por alguna extraña razón, golpeó mi estómago con fiereza siendo más que un simple entreñimiento.
—¡Sakura! ¡Ino!.
Ambas nos volteamos y observamos a Temari que se encontraba entrando en el negocio de ropa íntima. Mis pensamientos sobre aquella chica terminan allí siendo tal vez la mejor opción. Sin más preámbulo, me dirijo hacia una de las personas con las que he estrechado más lazos de amistad en estos últimos tiempos. Temari esboza una media sonrisa y yo le correspondo.
—¡Temari! ¿Cuando llegaste a la aldea? — pregunto.
—Ayer en la noche. Tengo unas cosas que hacer. El Hokage me citó aquí.
Ino sonríe y yo hago lo mismo.
—¡oh! ¿Shikamaru está contigo?
— Si, está afuera, no quiso entrar — Sonrió y sus mejillas se sonrojaron.
—Ahh… ¿y qué haces tú aquí Temari? Mmm — Ino se acerca a ella con una mirada perversa y le da algunos toques con el codo insinuando seguramente cosas cochinas. Típico de Ino.
—Ehh, yo, esto, tengo que comprarme algunas cosas que… me hacen falta — Temari parecía exaltada y muy sonrojada por lo que no pude evitar de reír.
—Pagaré mis cosas y luego nos vamos a comer ¿qué les parece? — propongo.
—¡por favor! me muero de hambre — exclama Ino.
—Por mi esta bien, voy a buscar lo que he venido a comprar y nos vamos.
Las tres nos ponemos de acuerdo y en marcha para terminar finalmente e irnos por un poco de carne a la barbacoa ¡argh! el estómago me estaba jugando una mala pasada, y no sabía si era por el hambre o por aquella sensación que me había golpeado hace unos instantes.
Después de una hora. Ino, Temari, Shikamaru y yo nos encontramos sentados en una gran mesa con dos pequeños asadores en el centro. Nuestras carnes de lomo de cerdo se estaban cocinando mientras que comíamos aquellas que ya estaban calientes y preparadas. El banquete era delicioso y la compañía entre charlas lo hacía mucho mejor.
— Está muy hermoso como lo reestructuraron el local — dijo Ino.
—Bastante ¡ahora luce más moderno! — respondí metiendo un trozo de lomo de cerdo a mi boca con un poco de salsa que mantenía sobre mi mano izquierda.
—¿te acuerdas cuando choji destruyó el local y tuvimos que pagar el doble? — pregunta Ino.
Yo me quedo en silencio intentando recordar cuándo y porqué fue que Choji volvió trizas el local, se que sucedió hace tiempo, pero el motivo…
—¡Ya recuerdo! Le dijiste gordo y él hizo el Nikudai Sensha.
—Si, porque tu y yo discutíamos sobre el hecho de mirar mucho a Sai.
Todos nos reímos ante el recuerdo grato de aquel día, a pesar de que el local terminó básicamente destruido en su mayor parte y de que nos quitaron prácticamente la mitad del sueldo a cada uno, ese día nos divertimos y pasamos un grato momento entre amigos en una simple salida trivial comiendo carne a la barbacoa.
—Yo no estaba, pero me ha pasado una vez comiendo aquí con él y Naruto diciéndole gordo — respondió Shikamaru con una media sonrisa.
—Cierto, Choji odia que le digan gordo y ama este lugar a pesar de terminar destruyendolo— responde Ino — ahora viene menos seguido, ya que está muy ocupado…
Yo sonrío mientras tomo otro trozo de carne y lo engullo gustosamente. Era cierto y muy extraño que no viniese con frecuencia, es más, casi no lo veía por aquí.
—¿qué le pasa? Es cierto, ya no lo veo tanto por aquí.
—Está muy ocupado con Karui… — responde Ino sonriente e insinuosa.
—Si, ahora él está en Kumogakure con ella — agrega Shikamaru.
Yo me sorprendo y me quedo casi con la boca abierta ¿cuando floreció ese amor? Ahora Choji también tiene pareja ¿quien falta? ¿Shino? ¡Maldición! Todos tenían pareja menos yo, todos tenían una vida sentimental menos yo, ¿puedo sentirme más patética? Estoy feliz por mis amigos indiscutiblemente, sería una mala amiga si no lo estuviese, pero… ¡joder! Yo también quería ser feliz, encontrar aquella mitad que tanto deseaba tener para sentirme más completa.
En ese momento, la imagen de Sasuke se encuentra nuevamente invadiendo mi cabeza, él era la pieza que yo buscaba, la persona que haría que me sintiese completa. Sin embargo, para él no era de la misma manera. Sasuke Uchiha no me considera la pieza que lo completa.
Él ya encontró la suya, y tal vez era hora de que buscara la mía.
Suspiro profundo, no debería siquiera pensarlo. Caigo en la razón de que me estoy contradiciendo últimamente en estos días. Una parte de mi lo quiere lejos, lo afronta sin miedo y parece inmutable… pero, hay otra que lo quiere cerca, que cada vez que lo ve se estremece e inevitablemente despierta sensaciones fuertes en mi justo como lo está haciendo ahora. ¿Que me esta pasando?.
—Ino, el Hokage nos quiere reunir esta noche, tenemos que darnos prisa.
La voz de Shikamaru me interrumpe para mi suerte y yo termino mi plato de lomo de cerdo quedando satisfecha. Tengo que buscar un método distractivo que pueda reconfortar el mar de pensamientos contradictorios que inunda mi cabeza. Después de aquí, iré a mi casa para organizar mi armario y distraerme un poco de toda esta enrevesada situación.
El atardecer había teñido el cielo de carmesí hasta crear un degrado de colores a tonos naranjas más suaves; no había ninguna nube que obstaculase el cielo, por lo que el sol tenía total libertad de acaparar la aldea son sus últimos rayos cálidos y débiles que te transmitan una sensación plena e indescriptible de armonía.
—Hoy el atardecer es más hermoso que de costumbre — exclamo observando el cielo.
—Tienes razón frentona — me responde Ino.
—Ino, Shikamaru, tenemos que irnos — dijo Temari y ambos asintieron con prisa.
Observé a Ino quien parecía un poco disgustada por el hecho de dejarme sola con todas las bolsas, pero realmente no me importaba. Entendí que era importante lo que debían hacer así que para mi el caso estaba cerrado, podía encargarme sola de lo demás.
—Lo siento frentona, tengo que dejarte — me extiende las bolsas de compra y yo las tomo con una sonrisa.
—No te preocupes Ino, ya hiciste mucho por mí hoy.
Esa era la verdad, ¿cuántas personas en el mundo existen que te aguanten y te tengan paciencia por casi todo un día eligiendo ropa ? Si en algo era la persona más indecisa del mundo, en eso era la ropa.
Ella me sonríe y se junta con Shikamaru y Temari. Todos se despiden de mí agitando sus manos, y al cabo de pocos segundos, me encuentro en medio la calle sola con ambas manos repletas de bolsas.
«¿me pregunto qué es eso que tienen que hacer?»
Me quedo parada por unos segundos observando el cielo por quinta vez. Era hermoso y majestuoso, pero por desgracia no podía quedarme aquí parada todo el día con las bolsas en mis manos. Seguro Neko tenía hambre y me estaba esperando, la razón por la que volver a casa se hacía más emocionante para mí era aquella bola de pelos andante que me recibía con tanto añoro, así que, sin más decido emprender marcha.
NARRACIÓN.
El despacho del Rokudaime estaba repleto de jóvenes shinobis. A un costado de él, se encontraba la ex Godaime y legendaria Sannin Tsunade Senju. Ambos con sus presencias autoritarias observaban a los jóvenes quienes guardaban silencio ante aquello que debían decirles con tanta urgencia.
Temari y los ex equipos, siete, diez, ocho, y tres, (a excepción de algunos integrantes) estaban justo allí parados en fila con los semblantes fruncidos, algunos curiosos y otros casi inmutables. Sin embargo, todos en una misma coicion : la intriga de saber el motivo de dicha reunión.
Tsunade carraspeo su garganta y se cruzó de brazos.
—Bien, ya que todos estamos reunidos.
—Falta Sasuke y Choji. — reclama Naruto apenas la mujer rubia comenzó hablar.
—Ambos están fuera en estos momentos Naruto. Permite que Tsunade explique brevemente el motivo de la reunión — respondió Kakashi con su típica postura entrecruzando sus manos por debajo de su mentón.
Él asiente y prosigue en silencio.
—Bien — continúa Tsunade — Como ustedes saben, una joven miembro shinobi y amiga de ustedes sufrió un infarto de miocardio hace una semana.
Todos cambian semblante aún siendo más motivados a escuchar la explicación de Tsunade a continuación. Naruto era el más atento de todos puesto que ya sabía de qué se trataba la reunión. Él y Kakashi eran por los momentos los únicos que sabían del tema del chakra en Sakura, a excepción de Tsunade quien sabía mucho más al respecto y sus compañeros que no sabían absolutamente nada.
—Iré al grano y seré breve, así que presten atención porque no lo repetiré dos veces — decía en un tono de voz severo y autoritario la mujer Sannin — El chakra de Sakura logró apaciguar el infarto, logrando salvarla de manera exitosa de un final mucho peor. Sin embargo, su chakra afectó significativamente su sistema nervioso ya que las venas y el fluido del chakra están conectados.
Las caras de muchos palidecieron pero sin omitir palabra alguna, pues Tsunade aún no había terminado el discurso y había mucho más que debían saber, sólo esperaba de ser clara con sus palabras y hacerles entender el mensaje con exactitud sin mucho tiempo que perder.
—El chakra afectó mayormente el lóbulo frontal de su cerebro, hay un punto que se bloqueó y que está acumulando chakra en ese lugar. Como saben, esa parte del cerebro se encarga de la personalidad del ser humano — Tsunade irguió un poco su espalda y prosiguió — Esta mañana tuve la oportunidad de examinarla a detalle. El cúmulo de chakra aún no alcanza niveles preocupantes, pero eso no significa que no pueda tener repercusiones en su personalidad. Pocos casos, casi inexistentes han habido en el mundo sobre esto.
—¿Sakura-chan sabe de esto? — preguntó Naruto, estaba sumamente preocupado puesto que no se lo decía cualquier persona, sino Tsunade Senju, la Sannin experta en medicina y mentora de su mejor amiga.
—No, Sakura no sabe nada de esto y es por eso que le pedí a Kakashi que los citara a todos ya que es importante que ella no lo sepa. Sakura no es consciente de los cambios que tiene y tendrá, ella simplemente actuará cambiando ciertas cosas que cree que son normales asimilando todo como simples cambiamentos de vida o gustos.
—Tsunade-Sama ¿cuáles pueden ser esos cambios? — preguntó Ino, ya se sentía sumamente preocupada por su amiga, sabía que algo malo se avecinaba.
—Al inicio empieza por cambios de gustos, cosas que ama hacer, cosas que ama vestir, pasatiempos. Luego cambios de humor, pensamientos morales e inmorales, incluso el afecto o el respeto que le tenga a una persona puede cambiar y en el peor de los casos podría tener trastornos de personalidad más frecuentes, más cambios, todo en mayor proporción.
Todos abrieron sus ojos con estupor ante aquellas terribles afirmaciones. Sakura arriesgaba cambiar lo que es, lo que ama, lo que acostumbra, todo su ser estaba en peligro ¿existía algo peor que esto?.
—Ayer en Ichiraku hablaba muy deliberadamente con un amigo. Le hacía preguntas y algunas eran incómodas, no le importaba si lo ofendia, si lo incomodaba. Sakura-chan no es así, además, vino vestida un poco….
—¿atrevida? — interrumpió Ino.
—Si… — respondió Naruto.
—Lo sé, hoy me pidió que fuera a comprar ropa con ella ¡tienen que ver toda la ropa que eligió! Me parecía muy extraño que ella decidiese cambiar por completo su manera de vestir. Toda descontada, faldas cortas, entre otras cosas. No digo que sea malo utilizar cierta vestimenta, pero estamos hablando de Sakura, ella nunca fue chica de vestirse así.
Shikamaru y Temari asintieron ya que ellos habían comido junto a ella y habían hablado bastante como para darse cuenta de que algo no iba bien con Sakura.
—Esta es otra de las razones por las que quise citarlos aquí — comenzó hablar Tsunade — Necesito que mantengan vigilada a Sakura, sin que ella sepa sobre el tema. Estos son indicios que indican cambios en su personalidad, y seguirán ocurriendo por lo que cada cosa que vean de ella distinta o anómala, necesito que me la escriban en un reporte y me lo hagan saber de inmediato.
—¡oh no! Sakura-chan — exclamó Rocklee intentando no derramar algunas lágrimas traicioneras.
—¡calmate Lee! Ella se repondrá ¿no es así Tsunade-Sama? — preguntó Tenten posando una mano sobre la espalda de su amigo.
—No es tan sencillo — responde Tsunade — desconozco la cura absoluta de esta anomalía. Antes de aplicar algún método a Sakura que pueda empeorarla y ponerla en riesgo, prefiero investigar con exactitud sobre el método más efectivo y definitivo que pueda curar el problema.
Tsunade observa a Kakashi y se dirige hacia él.
—Kakashi, necesitaré que me des una autorización escrita para que pueda investigar también en las secciones prohibidas de cada biblioteca de Konoha y encontrar alguna posible cura efectiva a esta anomalía… porque si no me muevo desde ahora, Sakura arriesgaría de sufrir un derrame cerebral causado por el cúmulo de chakra.
Todas las caras palidecieron y los murmullos no se hicieron esperar. El pánico comenzaba a tomar posesión en el despacho del Hokage y los jóvenes exasperados bombardearon a las dos autoridades de preguntas sin respuesta ya que las voces se mezclaban y se hacían ininteligibles. Sus rostros preocupados e intrigados eran palpables, dejando en evidencia el miedo que tenían por su amiga.
—Chicos, guarden la calma — Kakashi alzó la voz haciendo que todos quedasen en silencio — Tsunade, te daré todo lo que necesitas. En cuanto a ustedes chicos, ya saben lo que deben hacer, ni una palabra de esto a nadie ¿entendido? Sakura se repondrá.
—Dejen esto en mis manos — aseguró Tsunade — Temari, necesitamos que platiques esto con gaara para que nos pueda otorgar a una Doctora sustituta del Hospital de Suna temporalmente. Ino será la encargada, pero necesitaremos una ayudante.
Temari asiente con seriedad.
—Espere un minuto ¿Sakura no podrá trabajar más en el Hospital? —preguntó Ino.
—Por un tiempo indefinido. Si ella no está bien mentalmente no podrá encargarse de un Hospital mental para niños. Por el momento ejercerá misiones de bajos rangos.
Nuevamente las malas noticias. Todos habían quedado en un silencio sepulcral con los rostros muy sombríos. Sakura es una miembro importante, una Kunoichi y Doctora que mantiene el equilibrio en la aldea, y además de eso, es una amiga excepcional que tuvo la oportunidad de ayudar a todos y cada uno al menos una vez, acudiendo a curarlos y sanar sus heridas evitando que el peligro los azechara aún más. Ser médico era su pasión, su vida ¿como se estaría sintiendo?.
Naruto era el que más había sido afectado ante la noticia. Su mejor amiga corría peligro, estaba cambiando y había dejado el labor más preciado para ella aunque fuese temporalmente ¡cuánta frustración cargaba encima! No podía hacer nada más que cuidarla y vigilar que no tomase decisiones precipitadas debido al cambio de su personalidad.
Hinata tomó su mano como señal de conforto y él la observó de reojo con la cabeza baja y los ojos perdidos entre la madera del suelo. Seguro Sakura se sentía mal por el hecho de no poder trabajar y confundida por no saber el motivo de todo esto. Además del golpe que tuvo por parte de Sasuke, él es su mejor amigo y rival en el mundo, pero… ¡quería golpearlo nuevamente! ¿Por qué lo hizo? ¿Dónde estaba? Él nunca estaba presente cuando debía, desde que llegó a la aldea parecía ausentarse aún más, era como si nunca hubiese regresado, su presencia en las calles no se veía ni siquiera por casualidad ¿que pasaba con él?.
Parpadeó un par de veces intentando disipar sus pensamientos hacia Sasuke, en estos momentos él no era una prioridad. Respiró hondo y recordó que le había prometido a Sakura de invitarla a Atarashi Sekai mañana, así que, mañana le brindaría a su mejor amiga un día especial para compensar todo aquello que seguramente le torturaba su cabeza.
Así como pensaba Naruto, pensaban los demás. Sakura no estaba sola en esto.