CAMBIO DE CORAZÓN

Por Niteryde

Traducido por Inuhanya

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1.- Para bien o para mal

A/N: Esta historia es la secuela de Serás mi Muerte, mi historia de los "tres años" de BV. Aunque pudiera ser útil haber leído ese primero, no es necesario. Esta historia puede soportarse sola.

No poseo DBZ ni saco un beneficio de esto. Como siempre, estoy haciéndolo por diversión (y procrastinar, por supuesto). De cualquier forma, espero que lo disfruten.

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Todo el duro trabajo de Vegeta, toda su intensa preparación, el entrenamiento que casi lo había matado para alcanzar la transformación del legendario Súper Saiyajin… todo había sido para nada.

Había fallado, y falló miserablemente.

El príncipe Saiyajin tenía sus ojos cerrados y su cabeza gacha, su rostro escondido contra su antebrazo en profunda vergüenza, su brazo descansaba en su elevada rodilla. Estaba sentado solo en un terreno estéril que era un misterioso recordatorio de donde había peleado con Kakarotto la primera vez. No había notado la similitud hasta que descendió de su vuelo y miró los alrededores, de una vez perdió la fuerza para mantenerse de pie. Ahora estaba sentado ahí, horas después de que Gohan hubiese destruido a Cell, preguntándose en dónde todo había resultado tan mal.

Su orgullo casi había sido la perdición de todo el planeta. Había dejado que su orgullo superara toda lógica, su arrogancia por su poder lo había cegado. En retrospectiva, debió haber destruido a Cella cuando tuvo la oportunidad en vez de dejar que el villano alcanzara su forma perfecta. Equivocadamente había asumido que era lo fuerte suficiente para manejar solo a Cell, sólo para ser derrotado como si fuera un insignificante pedazo de basura pegada en el pie de Cell.

Y luego, como si su orgullo no hubiese sido severamente lastimado, fue reducido a un simple espectador, sin poder hacer nada excepto permanecer de pie y observar mientras el hijo de Kakarotto peleaba la batalla de la vida.

Con su gloria negada en batalla, avergonzado más allá del alivio al necesitar a Gohan para salvar su vida, y ahora sin su oportunidad para enfrentar a su archirrival una última vez.

Y luego para rematar, no había sido lo fuerte suficiente para vengar a su propio hijo.

Vegeta apretó fuertemente sus puños, cerrando sus ojos ante la idea de lo que había visto pasarle a Trunks. Había negado al muchacho tantas veces, la futura versión adolescente de su hijo y también la versión infante. El bebé era fácil de ignorar. La versión mayor de Trunks, no tanto. Vegeta le había gritado, ignorado, maldecido y reprendido. Incluso había golpeado al adolescente en más de una ocasión en espera de que Trunks captara la idea de que no se preocupaba por él. Como última frustración de Vegeta, el muchacho era tan obstinado como él.

Ahora reflexionando sobre eso, Vegeta concluyó que debió haber sido cuando entrenaron juntos en la Habitación del Tiempo que el adolescente finalmente había derribado sus defensas.

Ese año había sido largo y agotador. Trunks había mantenido su distancia el 85% del tiempo por deseo de su padre, pero las raras veces en las que Vegeta había tolerado su conversación y compañía, Trunks había saltado ante la oportunidad de poder conocerlo. Usualmente era cuando Vegeta estaba exhausto de entrenar y ya había dado por terminado el día, que se sentaba y escuchaba con desdén apenas contenido mientras el adolescente parloteaba como un disco rayado. Definitivamente demostraba que Bulma lo había criado sola, todo bien. El muchacho fue maldecido con su implacable persistencia en su búsqueda por algún tipo de cercanía con él, lo cual hizo que Vegeta ardiera con resentimiento. Aquí estaba, apenas llegando a un acuerdo con el hecho de que tuviera un hijo, solo para encontrarse obligado a interactuar con la versión adulta de ese hijo. Era demasiado, y odiaba eso. Esas veces cuando le permitía a Trunks conversar con él siempre terminaba de la misma manera: Vegeta perdiendo su temperamento y golpeando a Trunks por algo (oh, y siempre encontraba algo), y luego se alejaba enojado y dejando al joven solo. Su resentimiento y la persistencia de Trunks creó una horrible y tensa coexistencia que usualmente los dejaba ahogados de frustración mutua.

No fue sino hasta el último mes que las cosas comenzaron a cambiar.

Vegeta había alcanzado un nuevo nivel en su fuerza Súper Saiyajin, y quiso probar su nuevo poder en una situación de batalla. No había nadie más ahí con él excepto Trunks, y entonces Vegeta concluyó reluctante que no había otra manera excepto pelear con el muchacho. Aun podía imaginar el sorprendido rostro de Trunks cuando un día despertó temprano al joven y le dijo que lo encontrara en diez minutos para una pelea.

Esa pelea rápidamente se volvió una pelea total, una fiera y violenta batalla por la supervivencia que duró casi un día entero. Vegeta no se contuvo, ni Trunks, ambos descargaron sus frustraciones en el otro. Prácticamente se habían mutilado mutuamente ese día, ambos desastres ensangrentados y abatidos después de esa pelea, ambos apenas capaces de mantenerse de pie cuando Vegeta finalmente dijo que era suficiente. El príncipe apenas logró caminar hacia la cama, donde se desmayó del cansancio durante dos días mientras Trunks hizo lo mismo. Vegeta despertó primero y fue a despertar a su hijo para poder pelear de nuevo.

Esa se volvió su rutina, y Trunks nunca se quejó una vez de ella. En el fondo, estaba determinado a ganarse el respeto de su padre.

Y se lo ganó. Vegeta no pudo evitar sino impresionarse del adolescente. Sin embargo, décadas de experiencia en batalla le dejaron ver la debilidad en la técnica de Trunks. El príncipe le enseñó a su hijo cómo remediar esas debilidades de la única forma en que sabía hacerlo: al explotarlas cruelmente y hacer que Trunks pagara cada vez que decaía o perdía su concentración. Trunks rápidamente había entendido el mensaje y Vegeta había observado con aprobación cuando el muchacho no repitió el error. Habían habido unas cuantas veces cuando Trunks le devolvió el favor, y Vegeta sólo pudo mirarlo con asombro mientras Trunks le disparaba una engreída sonrisa, antes de que Vegeta resoplara y se abalanzara para comenzar de nuevo.

Lentamente, como verdaderos Saiyajines, habían creado un vínculo – aunque Vegeta no lo hubiese notado en el momento.

No fue sino hasta que Vegeta vio un letal rayo de energía atravesar el pecho de Trunks que finalmente se dio cuenta con dolorosa claridad lo mucho que se preocupaba por su hijo. Fue un horrible recordatorio de la brutal muerte de su madre que había ocurrido ante sus ojos cuando él solo tenía cuatro años. Solo que esto fue exponencialmente peor, lo cual nunca pensó posible hasta que la muerte de su hijo fue ejecutada justo en frente de él. Todo rastro de cordura dentro de él había muerto con Trunks, sus instintos de supervivencia se fueron al infierno mientras se lanzaba contra Cell en una rabia vengativa y ciega que seguramente hubiese resultado con su muerte si Gohan no hubiese intervenido a su favor.

El polvo se había aplacado ahora, y la rabia había desaparecido tiempo atrás. Ahora lo único que Vegeta estaba sintiendo era un profundo arrepentimiento por la forma en que había tratado a Trunks. El muchacho solo había querido su reconocimiento y Vegeta había sido demasiado orgulloso para dárselo. Algo tan simple, tan malditamente trivial, y él no lo había considerado digno de su tiempo.

No solo había fallado miserablemente como guerrero y se había avergonzado en el campo de batalla, sino que también había fallado como padre.

El rugido de un trueno sacó a Vegeta de sus pensamientos. Levantó la cabeza de su brazo, parpadeando cansadamente, dándose cuenta por primera vez de que estaba lloviendo. Entrecerró sus ojos ante el oscuro cielo nocturno, observando mientras irrumpían los rayos, dejando que la lluvia descendiera por su rostro y entre su cabello. No supo mucho más, pero sí sabía una cosa.

Para bien o para mal, las cosas tenían que ser diferentes con su hijo infante. Se rehusó a fallarle al niño como le había fallado a su adolescente hijo del futuro.

Eso significaba tachar sus planes de abandonar La Tierra. No podía llevarse a Trunks al espacio con él. Primero, el niño era demasiado joven, nada más que un cachorro. Sin mencionar que no tenía a dónde ir. El universo era enorme, vacío y cruel. Aunque Vegeta era más que capaz de sobrevivir solo e incluso prosperar en esa crueldad, no podía arrastrar a su hijo a eso. La versión adolescente de Trunks había sufrido suficiente en su oscura línea del tiempo, y Vegeta pensó que era el momento de terminar el sufrimiento.

Además, Bulma estaba aquí, y su hijo no iba a crecer como él sin su madre.

Vegeta de nuevo hundió su rostro en su brazo ante la idea de la genio y hermosa heredera. Ella también llegaba con el acuerdo, tan infortunado como fuera para él. No había manera en que pudiera ser parte de la vida de Trunks y no ser parte de la de ella también, lo cual naturalmente lo llevaba a la pregunta:

Dónde encajaba Bulma en esto?

Se rehusaba a verla como otra cosa además de la mujer que engendró a su hijo, pero no podría evitarla. Entonces qué sería ella para él?

Su compañera?

Su camarada?

Su amiga?

Ridículo. Vegeta no iba a quedarse por ella, iba a quedarse por Trunks. Ella solo era otra persona con quien debía tratar, como sus padres. No sería nada para él excepto una ocasional referencia para Trunks.

Suspiró en su brazo, en el fondo deseando que ese rayo de Cell hubiese matado a Krillin en su lugar…

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Trunks se echó hacia atrás, mirando a Bulma con cautela. Ella no era exactamente igual a su madre en su línea del tiempo, pero maldita sea si no era igual de intimidante. Especialmente mientras blandía las tijeras en su mano como lo estaba haciendo actualmente.

"No creo que sea necesario, para ser honesto."

"De qué estás hablando? Te hace ver mucho mayor!" Insistió Bulma, mirando con ojos críticos el cabello lavanda del adolescente que le llegaba hasta el hombro. "Vamos, sólo siéntate y lo haré rápido."

Trunks forzó una sonrisa, "En verdad, mi cabello está bien-"

"No discutas con tu madre, Trunks."

"Bueno, está bien…" concedió Trunks finalmente, sentándose lentamente mientras Bulma levantaba algunos mechones de su cabello, tratando de ver por dónde comenzar el corte. Prefería su cabello más corto, e imaginó que su futura contraparte probablemente sentía lo mismo.

"Entonces estás listo para regresar a casa mañana?" Preguntó Bulma, comenzando a cortar su cabello.

"Sí, definitivamente. Los androides no deberían ser un problema ahora, no después de todo el entrenamiento que he hecho en esta época," dijo Trunks, sus ojos se desplazaron hacia la ventana de la cocina junto a él. Estaba lloviendo fuertemente afuera, y no pudo evitar preguntarse dónde estaba su padre. Ya había pasado el resto del día desde la derrota del Cell sin señales del príncipe. Los padres de Bulma ya se habían ido a dormir y la versión infante de él estaba acostada en su cuna, dormido.

Y en cuanto a él, Trunks había decidido pasar la noche e irse en la mañana en su máquina del tiempo. Solo se había aventurado a bajar para beber algo de agua, solo para encontrar a Bulma en la cocina leyendo una revista científica. Lo próximo que supo, estaba mirando su cabello con una mirada que reconocía muy bien.

Sabía por experiencia que no cabía discusión con esa mirada.

"Oh, apuesto que sí. Tú los acabarás, sin sudar," le dijo Bulma con una sonrisa mientras continuaba cortando su cabello. "No sabrán qué los golpeó."

Trunks sonrió. "Gracias."

"De nada," dijo Bulma, tarareando suavemente mientras se enfocaba en su trabajo. Trunks miró de nuevo por la ventana por el rabillo de su ojo.

"Es tarde y está lloviendo," comentó él. "Dónde crees que está mi padre?"

Bulma suspiró un poco. "Quien sabe. Vegeta es del tipo que va y viene cuando quiere. Además no estuvo viviendo aquí el último par de meses antes de que llegaran los androides. Se fue solo."

"Oh, no sabía eso."

"Sí, pero no te preocupes por él. Estoy segura de que está bien, donde sea que esté."

"Lo sé, sólo, desearía poder hablar con él después de lo que pasó hoy," dijo Trunks con un suspiro de desilusión.

"Qué pasó?" preguntó Bulma curiosa.

El orgullo fue claro en la voz de Trunks cuando respondió, "Me defendió después de que Cell me mató. Yamcha dijo que enloqueció y atacó a Cell. Casi lo mata, pero lo hizo de todas formas."

Bulma se detuvo a media tijeretada, sus ojos azules abiertos en shock. Parpadeó incrédula unas pocas veces, preguntándose si había escuchado correctamente. Al final, encontró de nuevo su voz.

"Vegeta atacó a Cell para vengarte?"

"Seguro."

Ella quedó muda por unos segundos, digiriendo la información. Finalmente, una lenta sonrisa se extendió en el rostro de Bulma, antes de sacudir su cabeza lentamente.

"Bueno, estoy sorprendida," dijo suavemente. Resultó que Vegeta sí se preocupa por su hijo después de todo, justo como siempre lo sospechó. Pero tener que confirmarlo de una forma tan dramática era más allá de sorprendente. La reacción de Vegeta fácilmente podría haberle costado su vida, y Bulma sabía que el hombre era un sobreviviente a cabalidad. Siempre se ponía primero antes que a nadie. Pero como siempre con Vegeta, sus acciones hablaban más fuerte que sus palabras y hoy había hablado fuerte y claro.

Ese hombre nunca cesaba de sorprenderla a veces.

Bulma lentamente continuó cortando el cabello de Trunks, su mente únicamente en el orgulloso príncipe Saiyajin. Suprimió la esperanza que luchaba por despertar en ella, la voz diciéndole que tal vez Vegeta querría quedarse en La Tierra en vez de irse como siempre había jurado que lo haría. Después de todo, si se preocupaba por su hijo del futuro, por qué no se preocuparía por la versión presente de su hijo?

Sin embargo, no quería elevar mucho sus esperanzas. Conociéndolo, fácilmente podría decir que su atadura a Trunks casi lo había matado. Podría darle el argumento que necesitaba para dejar La Tierra para siempre tan fácilmente como pudiera motivarlo para quedarse.

Dirigió una rápida mirada por la ventana cuando rayos destellaron en el cielo nocturno, y fácilmente tomó su decisión.

Si Vegeta regresaba a la Corporación Cápsula, iba a hacer hasta lo imposible para asegurarse de que se quedara en la Corporación Cápsula.

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Eran pasadas las tres de la mañana cuando Vegeta finalmente regresó a la Corporación Cápsula. Aún estaba lloviendo, y estaba completamente emparamado, pero apenas lo notó. La anterior batalla finalmente lo había golpeado; su cuerpo estaba lastimado, y había un leve dolor en su cabeza de la golpiza de Cell. Añadiendo la pérdida emocional, el día lo había golpeado y su falta de sueño en los días previos al Torneo de Cell, y eso estaba agotando casi toda su energía para volar.

Todo lo que Vegeta quería era caer en la cama y dormir por días.

Demonios, tal vez semanas.

Vegeta aterrizó torpemente en el alféizar de su antigua habitación. Se apoyó en el panel de la ventana para mantener su equilibrio, y lentamente abrió la ventana y entró. Apenas había puesto su segundo pie cuando una lámpara se encendió en la habitación. Vegeta retrocedió en shock, sin darse cuenta de que alguien ya estaba en la habitación.

Maldijo por lo bajo; cómo demonios fue que no sintió a nadie ahí?

Entrecerrando sus ojos, miró al adolescente de cabello lavanda quien lentamente se sentaba en su cama y frotaba sus borrosos ojos.

Trunks miró a su padre, luego la hora en el reloj digital junto a la cama, luego a su padre. Se había acostumbrado a despertar ante el acercamiento de Vegeta en sus infernales sesiones de entrenamiento en la Habitación del Tiempo, y esta vez no había sido la excepción. La luz de la lámpara era oscura, por lo cual estaba agradecido, porque estaba exhibiendo un sonrojo de vergüenza.

"Lo siento, Padre," dijo él tontamente, haciendo a un lado las sábanas para levantarse. "La habitación en la que estuve la última vez fue pintada y mi madre me dijo que escogiera cualquier otra, y pensé que esta era una habitación disponible. No sabía que era tuya…"

Vegeta miró a Trunks durante su parloteo, sin escuchar una palabra de lo que estaba diciendo. Todo lo que pudo procesar fue el alivio de verlo vivo. Gratamente permitió que la vista de Trunks en frente reemplazara la última imagen que tenía de él, esperando que reprimiera las pesadillas por venir en los próximos días. No fue hasta que Trunks comenzó a levantarse que el príncipe se dio cuenta de lo que estaba diciendo.

"Está bien," dijo Vegeta bruscamente, haciendo un despedido movimiento con su mano. "Puedes quedarte aquí."

"Oh," dijo Trunks, parpadeando con sorpresa, sentándose de nuevo en la cama. Vegeta tenía una mano en el vidrio mientras se apoyaba contra él. Se veía peor, y eso hizo titubear a Trunks. "Estás seguro? Digo, es tu-"

"Qué dije, niño?" demandó Vegeta bruscamente, y la boca de Trunks se cerró de golpe. Él solo asintió, y Vegeta de inmediato se sintió apenado. Los viejos hábitos eran duros de acabar, supuso. Suspiró y brevemente cerró sus ojos, antes de añadir, "No te preocupes por eso. Iré a algún otro lado."

"Está bien."

Vegeta desvió la mirada y se tambaleó hacia la puerta, no queriendo regresar a esa lluvia. Trunks lo observó por unos segundos, queriendo preguntarle sobre lo que había pasado antes, pero finalmente decidió que probablemente no era una buena idea. Se acostó y miró al techo, cruzando sus brazos detrás de su cabeza.

"Trunks."

Trunks parpadeó y miró a su padre que permanecía en la puerta. Se levantó sobre su codo. "Sí?"

Vegeta lo miró por un momento, antes de desviar la mirada. Aclaró su garganta, esperando no verse tan incómodo como se sentía.

"Peleaste bien."

Trunks miró a Vegeta vacíamente, parte de él preguntándose si en realidad estaba dormido y soñando esto. Finalmente, una enorme sonrisa se extendió sobre su rostro, aunque Vegeta no pudiera verla.

"Gracias, Papá."

Vegeta se tensó ante el uso del título más cariñoso y diferente, pero solo asintió fuerte. Lentamente salió de la habitación y cerró la puerta tras él, sin darle otra mirada al joven. El príncipe levantó su brazo hacia su entrecejo para secarlo, pero su uniforme estaba mojado lo cual venció el propósito.

De repente, sintiendo a alguien moverse, miró hacia la derecha, entrecerrando los ojos por el corredor mientras trataba de ubicar el ki.

Bulma. Vegeta ladeó su cabeza curioso, preguntándose por qué estaba levantada a esta hora.

Cuando su sensible oído captó los quejidos de su infante hijo, obtuvo su respuesta.

"Shhh, está bien pequeño," susurró Bulma cansadamente, depositando a Trunks en la mesa de cambiar pañales mientras continuaba llorando. "Lo sé, no te gusta estar sucio. Eres un niño limpio, no es así? Sí lo eres," arrulló ella comenzando a cambiarlo. Quería que su hijo se quedara pequeño tanto como fuera posible, pero estaría mintiendo si decía que no anhelaba que dejara los pañales.

Bulma bostezó, y entonces ahogó ese bostezo cuando escuchó una conocida y brusca voz decir tras ella, "Qué le pasa?"

Bulma miró sobre su hombro en shock, no habiéndolo escuchado entrar. Vegeta estaba justo tras ella, y la primera idea que atravesó su mente fue que se veía del demonio. Aún estaba vestido en su armadura Saiyajin, pero estaba sucia por la pelea y húmeda por la lluvia. Su ojo izquierdo estaba ensangrentado, y había un visible hematoma formándose ya en el costado izquierdo de su mentón.

"Vegeta," exhaló Bulma, sus ojos azules instintivamente se desplazaron sobre su golpeado cuerpo. "Estás bien?"

"Estoy bien," gruñó. La verdad era que estaba todo menos bien, pero no tenía nada que ver con cómo se sentía físicamente. Bulma lo miró incrédula por un segundo antes de regresar a su hijo aun llorando.

"Trunks está bien, su pañal está sucio y siempre lo despierta, eso es todo," explicó Bulma, sus manos moviéndose expertamente mientras lo cambiaba. "Con optimismo no los usará por mucho tiempo más."

Ella se encontró con el silencio del Saiyajin de pie tras ella, y agradecidamente, Trunks también comenzó a tranquilizarse. Vegeta se quedó atrás y la observó cambiar al bebé, frunciendo ante la escena.

Había un mal tercio aquí, y era él. No pertenecía a este cuadro y se sentía horriblemente fuera de lugar al estar en la misma habitación con ellos. Esta no era su naturaleza, y aun, no quería irse. Cerró sus ojos, preguntándose si el golpe que Cell le había asestado después de su asalto fallido había hecho más que noquearlo temporalmente – tal vez también había matado algunas de sus neuronas.

"Vegeta?"

La suave y confortante voz de Bulma se sintió flotar hacia él. Se vio forzado a abrir sus ojos con visible esfuerzo para ver que ahora estaba alzando a un durmiente Trunks contra ella. Sus ojos azules, brillando en la oscura habitación, estaban fijos en él únicamente. No pudo evitar preguntarse cómo era que sus ojos siempre eran tan brillantes.

"Por qué no vas a dormir un poco? Te vez exhausto," le susurró ella, estudiándolo con preocupación. Se veía completamente fuera de combate.

Vegeta estuvo a punto de espetarle que estaba bien, pero falló al último momento. El día había sido agotador para él, y no quería pelear con Bulma. No lo valía. No esta noche.

"La versión mayor del niño está en mi habitación," gruñó finalmente molesto.

"Oh," dijo Bulma suavemente en realización, frotando la espalda del bebé suavemente para hacerlo dormir. "Bueno, puedes quedarte en cualquier otra habitación de huéspedes que tenemos. Además, Trunks regresa mañana a su línea del tiempo, así que tendrás de nuevo tu habitación."

Vegeta sólo gruñó. Eso estaba bien con él. Tan afecto como estuviera a la versión mayor de su hijo, había demasiadas versiones para su gusto.

Bulma le dio una larga mirada antes de girarse hacia la cuna. Gentilmente separó a Trunks y lo acostó. El bebé se volteó sobre su costado, ojos cerrados y un pulgar se metió en su boca. Bulma agarró su cobija y la puso sobre él cuando Vegeta lentamente se acercó a ella para poder ver.

Ella continuó ininterrumpida, tratando de no mostrar su sorpresa y emoción ante el repentino interés de Vegeta en su hijo, pero era muy difícil. Vegeta apenas si había mirado al bebé desde la primera vez que puso sus ojos en él. De hecho, el Saiyajin había desarrollado una remarcable habilidad para ignorar completamente al bebé como si no existiera en absoluto.

Pero ahora aquí estaba, de pie junto a ella y mirando en la cuna al pequeño niño adentro. Bulma le dirigió una mirada, su anterior preocupación regresó ante la manera distante en que Vegeta miraba a Trunks.

"Oye, estás seguro de que estás bien?" susurró ella, alcanzando y tocando su brazo. Se estremeció cuando sintió lo frío que estaba después de estar afuera en la lluvia por tanto tiempo. Cuando él no se inmutó por el contacto, comenzó a frotar su brazo gentilmente a través de su uniforme en un amigable gesto de apoyo. Nunca lo había visto tan perturbado y derrotado, y eso no estaba bien para ella.

Vegeta permaneció en silencio por largo rato, sin apartarse de su caricia. Estaba demasiado agotado para pelear.

"Lo criaste sola."

"Qué?"

"En el futuro. Criaste a Trunks sola."

Bulma ladeó un poco su cabeza, observando su perfil mientras leía entre líneas, tratando de descifrar qué estaba diciendo realmente.

"Lo crié sola porque moriste en esa línea del tiempo. No tuve elección, Vegeta." Cuando él permaneció en silencio, añadió, "Eso no significa que no te necesitara. Estoy segura que sí. Demonios, te necesito ahora. Las cosas podrían ser diferentes en nuestra época, sabes."

Él titubeó. "Yo no…"

sé cómo ser padre…

creo que pueda hacer esto…

quiero que me odie…

La quijada de Vegeta se encajó orgullosamente, su orgullo no le permitió vociferar ninguno de esos pensamientos, pero no pudo evitar pensar en la futura versión de Trunks. Había crecido para ser un buen niño y un guerrero fuerte, y Bulma lo había criado sola. Podía decir lo que quisiera, pero Vegeta vio los resultados que hablaban volúmenes. Ella había hecho un trabajo excepcional antes. No dudaba que pudiera hacer lo mismo en esta época con su hijo.

"Tú no qué?" preguntó Bulma, resistiendo la urgencia de codearlo y presionarlo, aun cuando sus lapsos de silencio estaban matándola. No era una mujer paciente, pero si la experiencia le había enseñado algo, era que la paciencia era un requisito cuando trataba con el príncipe.

"Bah. Olvídalo," gruñó Vegeta, alejando su brazo de ella.

Le dio una rápida mirada a Trunks antes de girarse para irse, casi tentado a mirar las provisiones de la cápsula espacial, cuando Bulma se detuvo en frente de él y puso una mano en el pecho de su armadura. Vegeta se detuvo de inmediato y levantó la mirada, haciendo contacto visual con ella.

"No te vayas, Vegeta," rogó ella, estudiando de cerca sus ojos, manteniéndolo en el sitio con su mirada.

Sus ojos se fruncieron ante sus palabras. De algún modo, sabía que el mensaje era más profundo que solo dejar la habitación de Trunks.

"Iré a donde quiera, humana," gruñó peligrosamente. "No recibo órdenes de ti, y nunca lo olvides."

Bulma mordió su labio, viendo esa rabia defensiva destellar en sus oscuros ojos. Las paredes se alzaron rápidamente, paredes que él levantó por años para mantener encerradas sus emociones. Quería evitarla, pero esta vez, ella no iba a dejarlo.

"Trunks me dijo lo que pasó hoy," susurró ella, y los ojos de Vegeta se abrieron en shock. Su boca se movió mientras luchaba por palabras, pero no podía negarlo. Cerró su boca de golpe, un duro frunce cubrió sus rasgos. La miró furiosamente mientras continuaba. "Creo que lo que hiciste fue muy valiente."

"Mujer tonta, no tienes idea de lo que estás hablando," siseó Vegeta, su rostro enrojecido de vergüenza. No podía creer que el mocoso hubiese soltado la lengua con Bulma! Ahora ella sabía que él había fallado en vengar a su hijo, como si necesitara que esa información se propagara. Nunca terminaría este humillante día?

"Te arrepientes?"

Vegeta parpadeó, antes de considerar sus palabras por unos segundos. Finalmente, frunció y bajó su mirada en derrota. La pregunta le ganó la pelea con su simplicidad. Su único arrepentimiento era que no hubiese sido lo fuerte suficiente. Mucha de su vida la pasó buscando poder y fuerza, y cuando necesitó tenerla, se había quedado corto.

Sacudió su cabeza en silencio.

"No hay nada de malo en preocuparte por tu hijo," le dijo Bulma gentilmente, tratando de hacer contacto visual con él. "Quédate con nosotros, Vegeta. Tu hijo te necesita."

Él sacudió su cabeza de nuevo antes de cerrar sus ojos, el movimiento lo mareó. Quería quedarse, sí, pero estaba fuera de lugar aquí. Alcanzó y con cautela masajeó una de sus sienes para aliviar el punzante dolor en su cabeza.

"… Deseo quedarme," admitió reluctante, perdiéndose la sonrisa de alivio de Bulma ante esas simples palabras. "Pero…"

Su sonrisa se desvaneció un poco. "Pero qué?"

El rostro de Vegeta se enrojeció aún más mientras continuaba masajeando su sien, sus ojos aun fuertemente cerrados. Tan cerca como Bulma estaba de él, prácticamente tuvo que inclinarse para escuchar sus reservadas palabras mientras hablaba.

"He odiado a mi padre desde la última vez que lo vi, aun hasta este momento. Él me entregó, sabiendo muy bien lo que Freezer me haría. Fue débil. Un cobarde. Y es el único maldito ejemplo que tengo de cómo hacer esto…"

Vegeta frunció y movió su enguantada mano para frotar sus ojos, los cuales de repente ardían sin una buena razón. Se detuvo cuando sintió la suave mano de Bulma posarse en la suya. Ella bajó su mano pero él desvió la mirada, muy avergonzado para mirarla a los ojos.

"Trunks no te odiará," le dijo Bulma, su tono lleno de convicción.

Él se mofó amargamente. "No lo sabes."

"Lo sé, porque no lo dejaré."

Vegeta la miró, su mirada una mezcla de confusión y asombro. Instintivamente, buscó en el azul de sus ojos, buscando alguna sutil forma de burla o insulto. Sabía antes de comenzar que no encontraría ninguna, y cuando su idea fue confirmada, solo pudo asentir aturdido en aceptación.

"Sé que es intimidante," dijo Bulma pacientemente, tratando de aliviar esa duda que nublaba sus ojos. "Confía en mí, no tenía idea de lo que estaba haciendo los primeros meses. Demonios, aun algunas veces no creo que estoy hecha para ser madre. Pero nos ayudaremos mutuamente, de acuerdo? Como un equipo. Tal vez hagamos turnos para cambiar pañales," bromeó ligeramente, sabiendo que eso nunca pasaría.

"Eres tan absolutamente absurda," gruñó Vegeta, sacudiendo su cabeza con disgusto.

"Entonces… vas a quedarte?"

Él levantó una ceja ante su tono esperanzador, antes de desviar la mirada y asentir.

"Gracias, Vegeta."

"Como sea, mujer. Esto es solo por el niño, no por ti," gruñó. "Así que no te hagas ideas," añadió con un frunce mientras volvía a masajear su sien.

"Vamos, encontremos una habitación," le dijo, mirándolo con preocupación. "Te traeré una aspirina y puedes dormir un poco. Te vez del demonio."

"Bien," cedió Vegeta. Podría crear una pelea con ella cualquier otra noche, pero dormir sonaba muy bien entonces.

Mientras la seguía fuera de la habitación del niño, se admitió que Bulma lo había dejado más tranquilo en esto. Aún tenía una plétora de duda sobre si estaba haciendo lo correcto al quedarse y si en verdad podría ser un padre decente, pero sabía que preferiría vivir con la persistente duda que con el seguro arrepentimiento si se marchaba.

Lo que le dio a Vegeta algo de consuelo fue que no estaba solo en este asunto de la paternidad. Bulma estaba ahí, y no sólo estaba ahí, sino que ya había estado conduciendo este barco por un tiempo. Ella sabía qué hacer, y eso le quitaba algo de presión a sus hombros.

Tampoco se había reído o burlado de él cuando se abrió a ella, y él nunca se abrió a alguien como lo había hecho con ella. Su protocolo usual era aislarse y meditar en silencio. Demonios, prácticamente había hecho eso todo el día.

Pero si había alguien con quien pudiera abrirse… supuso que era Bulma. Tal vez confiaba en ella mucho más de lo que pensaba.

Bueno, era eso, o Cell lo golpeó más duro de lo que pensó.

Con la manera en que le dolía su cabeza, estaba inclinándose hacia lo último.

"Muy bien, puedes quedarte aquí," dijo Bulma, entrando en una habitación vacía y encendiendo la luz. Vegeta hizo una mueca ante la repentina luz y entrecerró sus ojos tras ella, pero no hizo sonido de queja mientras iba al baño adyacente para asegurarse de que tuviera lo que necesitara. Él apagó de nuevo la luz cuando desapareció de vista.

"Oh, Vegeta, antes de olvidarme!" llamó ella mientras abría un cajón. Ahí había un montón de medicamentos y vendajes, y comenzó a buscar una aspirina. "Quieres ver a Trunks mañana?"

"De qué estás hablando ahora?" demandó irritado.

"Trunks va a regresar a su época mañana. Te lo dije antes," dijo Bulma con un frunce, saliendo del baño con algo de Tylenol para él.

Parpadeó cuando vio que había apagado la luz. Sin haberse molestado en desvestirse, Vegeta estaba acostado en la cama encima de las sábanas sobre su espalda, sus ojos cerrados. Se acercó y tomó ventaja del momento para mirarlo. Aparte del golpe cerca de su mentón, parecía estar bien. No segura de si ya se había quedado dormido, Bulma se estiró y palpó su pecho. Fue recompensada con un bajo gruñido, antes de que Vegeta levantara un brazo y lo dejara caer sobre sus ojos.

"Piérdete, mujer," gruñó él.

Bulma giró sus ojos. "Vegeta, sé que estás cansado, pero tómate un par de estas. Te harán sentir mejor y podrás dormir un poco."

"No escuchar tu molesta voz me haría sentir mejor," dijo secamente.

"Ugh, como sea," espetó Bulma exasperada. Depositó las píldoras en la mesita junto a su cama. "Entonces eso es un no para Trunks?"

Vegeta gruñó, antes de murmurar, "Despiértame antes de que se vaya el muchacho."

"Bien," dijo ella con una sonrisa. "Buenas noches, Vegeta."

Bulma no obtuvo respuesta, y le dio una última mirada antes de dejarlo en paz.

Ni la avanzada hora ni la irritación de Vegeta podría borrar la sonrisa de su cara. No solo La Tierra estaba a salvo ahora, sino que Vegeta había regresado de una pieza – y estaba aquí para quedarse. Por sentado, no estaba quedándose por su bien, pero aún la hacía feliz saber que Trunks crecería conociendo a su padre en esta línea del tiempo. Ya había estado lista para criar a su hijo sola, pero estaba aliviada de que no tuviera que hacerlo más.

Y, por supuesto, tenía sus propias razones egoístas para querer que Vegeta se quedara. Sus sentimientos por él no habían muerto con el tiempo, y no pudo evitar la excitación de saber que iba a estar viviendo bajo el mismo techo de nuevo. Ya había extrañado su presencia y su compañía, tan rudo como fuera algunas veces.

Oh sí. Las cosas definitivamente estaban mejorando.

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Continuará…

Nota de Inu: Hola a todos! Espero se encuentren bien. Cómo van con sus cuarentenas? Me alegra mucho estar de regreso con esta nueva traducción. Mil disculpas si me demoré un poco pero quería adelantar lo más que pudiera de esta historia antes de comenzar a publicarla. Sé que la esperaban con ansias así que espero les guste tanto como su antecesora. Muchas gracias por la espera, por leerla y dejarme sus comentarios. Lo aprecio mucho!

Hasta la próxima! Cuídense mucho…