El círculo líquido que hizo la cucharita en el plato bajo su taza ya incluso se había secado y podía ver por el reflejo en el cristal de la ventana que las personas sentadas en la mesa del lado ya no eran las mismas que cuando llegaron. El ruido afuera, alrededor, podía ser la excusa para que ninguno se animara a tomar la primera palabra, pero entonces debía cuestionarse por qué citó al muchacho allí y no en otro sitio más privado. Por qué, para empezar, lo había citado. Sintió la mirada apenada de la mesera al volver a pasar junto a ellos, seguro interpretando la escena como una especie de cita desastrosa o un rompimiento.

Que de alguna manera, sí lo era.

-¿Cómo está tu abuelo?- intentó, bajando de nuevo la cabeza en el mismo segundo ante la cruda mirada de Kaigaku -Lo siento, fue una pregunta muy estúpida. Debe estarla pasando muy mal-

-Nadie lo está pasando bien con esto, Tanjirou- resopló, por fin dándole un sorbo a su café ya frío - Bueno, eso es una mentira ¿Cierto? Sí hay alguien que debe estarse muriendo de la risa justo ahora-

-Por favor, no- suplicó Tanjirou, sabiendo perfectamente a lo que se refería. Le dio un sorbo apenas a su café para intentar deshacer el nudo en su garganta. Había sido una idea ridícula, motivada sólo por el egoísmo de saber que no era el único que soportaba la amarga culpa que no le dejaba dormir por las noches, el dolor que le aquejaba a cada segundo del día y que lenta pero predeciblemente había consumido su alegría.

Había mañanas donde sinceramente no estaba seguro si seguía vivo o si alguien lo había cremado por error junto a Zenitsu, porque ya no sentía absolutamente nada que no fuera tristeza y dolor.

-Lo lamento, es... ¿Cómo es que nunca?- Negó con la cabeza, con las manos temblándole la taza hacía un chillido amenazando con caerse en cualquier momento - Todo fue mi culpa, debí darme cuenta lo asustado que estaba siempre, debí escucharlo ¿Cómo pude creer algo tan estúpido?-

-No te tortures, Kaigaku, a todos nos manipuló muy bien-

-Pero es mi hermano, Tanjirou...Era mi hermano. Y yo se lo puse en la mesa, los dejé solos en nuestra propia casa- con las manos temblando tentó en sus bolsas para sacar su cajetilla, mirando el letrero de " prohibido fumar" haciéndole volver a guardarla- Debí creerle primero a él, debí darme dos malditos minutos para escucharlo-

- No podemos borrar el pasado, sólo nos queda seguir viviendo-

-¿Tú sigues viviendo? Porque te ves bastante jodido-

-También creo que me equivoqué, que pude haberme percatado de muchas cosas. Ese... sujeto nunca me dio buena espina e intenté que Zenitsu se alejara de él, pero al final creo que- suspiró, bebiendo más del café que ya no sabía a nada. No había ido a tomar esa actitud que ya no podía sostener sobre sí mismo, a ponerse una máscara que estaba mucho más que pulverizada desde el día del juicio, desde cada periódico leído con la fotografía de la reluciente sonrisa de Tengen. Desde ese noticiero donde escuchó a alguien mencionar que debía ser de los "criminales" más atractivos del mundo y la rabia terminó por marcharse al saberla tan inútil- He intentado encontrar su nuevo domicilio, lo he buscado en internet, en cualquier sitio pero al parecer goza de anonimato ¿Puedes creerlo? Destruyó la vida de una persona tan dulce, inocente y lo premian con una segunda oportunidad-

-¿Para qué quieres verlo?-

-Tengen no merece estar vivo, Kaigaku. Mi familia de por sí ya está marcada. Nezuko no puede dormir, se ha vuelto tan desconfiada y todo el tiempo se está culpando por lo ocurrido, dice que debió darse cuenta cuando la fotografiaron, que incluso si hubiera aceptado salir con él. Mis hermanos más pequeños escucharon los rumores en su escuela y no dejan de preguntarme si en verdad Zenitsu era el amante de Tengen y yo sólo pienso que ya no tengo nada qué perder. Mi dignidad, mis ganas de vivir, todo eso ya no existe. No, Kaigaku. Hace mucho que yo también estoy muerto y por eso quiero verlo-

-¿Lo vas a matar?- resopló en un intento de risa, negando con la cabeza- Por Dios, Tanjirou, no digas estupideces. No tienes lo que se requiere para matar a nadie, además ¿Qué resolverías con eso? ¿Te sentirías en paz contigo mismo? No defendiste a Zenitsu cuando en verdad lo necesitaba, le volteaste la espalda y lo menos que puedes hacer es vivir con eso. No quieras hacerte el héroe sólo para calmar tu conciencia-

-Como si tú no lo hubieras pensado también-

-Todo lo que puedo pensar es en Zenitsu. Todo el tiempo lo veo llorando, lo escucho. Claro que quiero matarlo, a él y a todos los jodidos reporteros que filtraron el juicio, Mi abuelo ya estaba muy mal por su muerte, pero cuando vio en las noticias lo que había pasado, enloqueció. No fue sólo el infarto que sufrió, también comenzó a perder la razón. Sigue portándose como si Zenitsu estuviera vivo, me pregunta a qué hora va a llegar a comer, por qué no fuimos juntos a la escuela. Habla solo. Tengo cosas por las cuales preocuparme antes que ir a matar a un malnacido, así que si me citaste para que sea tu cómplice o una ridiculez así, sólo estás perdiendo tu tiempo-

-Lo extraño mucho- su rostro estaba oculto entre sus manos y la voz apenas le salía entre débiles estertores, con las lágrimas manchando la servilleta en la mesa y cayendo en su taza ya vacía- quiero que me perdone, quiero borrar lo que le hizo, quiero que no haya pasado nada de esto. Por favor, por favor, sólo quiero que nada de esto haya pasado ¿Por qué él? ¿Por qué tuvo que poner sus malditos ojos en él? Yo lo traté como un enfermo, aunque sabía que no era esa clase de persona ¿Qué carajos me costaba haberlo escuchado? En las clases veía lo mal que estaba últimamente, lo veía siempre con Tengen y llegué a pensar que lo hacía para darme celos ¿Sabes? Una vez nos cruzamos en el baño los tres y él me miró, Kaigaku. Me estaba pidiendo ayuda y yo pensé que quería darme celos. No puedo seguir así ¿Cómo se supone que siga viviendo después de esto? ¿Por qué debería hacerlo? Yo tampoco merezco estar vivo, no después de haberle fallado a alguien que se supone amaba tanto-

-Ya lo dijiste, ese bastardo nos manipuló muy bien a todos-

-Pero Zenitsu nunca intentó mentirnos y es a él a quien debimos haber escuchado-

-Puedes ir y matarte si quieres, no vas a cambiar nada-

-Lo sé. Ya lo he intentado- confesó, sorbiéndose la nariz. Kaigaku miró la cicatriz parcialmente cubierta por la chamarra en la muñeca de Tanjirou y jaló su manga para ocultar las de sus propias muñecas.

- No somos más que un par de cobardes ¿No? Queriendo consolarnos mutuamente pero los dos queriéndonos matar también no es como que seamos el mejor apoyo. Además nada va a cambiar lo ocurrido, Tanjirou. Zenitsu se suicidó por nuestra culpa y es algo con lo que tú y yo vamos a cargar hasta el final de nuestros días- el silencio cayó pesado entre los dos, sabiendo que no había en realidad ninguna conversación posible entre ellos desde el principio. Y aún así era más de lo que podían soportar, saberse ahora los dos igual de heridos e impotentes.

-Hay una fotografía de Zenitsu y mía cuando nos quedamos dormidos en el último día de primaria ¿La recuerdas? ¿Crees que pueda tenerla? -

- Quemé todas sus fotografías. Era demasiado ver al abuelo todo el día pegado a los álbumes-

-Entiendo. Yo borré todas nuestras fotografías juntos y tiré todos sus regalos y recuerdos el día que terminamos. Al menos hubiera deseado tener una foto suya-

-En los periódicos todavía hay varias- dijo con amargura, dejando un billete en la mesa mientras se levantaba- de su cuerpo hecho pedazos, claro. Pero al final es como nos dejó a todos. En un sinfín de pedazos-