Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mi si no a Masami Kurumada, esto es sin ningún fin de lucro.

"Por mi hermano Aioros."

Historia post-guerra de las doce casas.

Protagonistas: Marín, Aioria, Aioros, Shura y Deathmask.

Género Romance/ Family.

Aioria aquella noche estaba más nostálgico de lo normal, quizas porque aquella fecha era el aniversario luctuoso de su hermano.

Tras la guerra en el Santuario, Aioria no había hecho otra cosa que reprocharse lo que siempre supo en su corazón, que su hermano había sido un gran héroe, y que las cosas en el Santuario nunca fueron como él imaginó, por lo que aquella noche en las escalinatas de su Templo, mientras sostenía entre su puño la cintilla que siempre portaba en el cabello Aioros hasta su muerte, observo hacia el hermoso cielo estrellado y sonrió, dejando escapar una lágrima de sus ojos.

-Hermano...-soltó al viento.-Perdóname.

El silencio lo abrazo cálidamente y dejo que Aioria se inundará en sus recuerdos mientras cerraba sus ojos.

Luego entonces, tras largos minutos de silencio, una silueta se posó en el pilar de su entrada y observo calmada la figura de Leo.

Lentamente, Marín se aproximó hacia Aioria y se sentó a su lado en sumo silencio. De inmediato, Aioria se limpió toscamente las lágrimas con su puño y le sonrió nostálgico.

-Supuse que estarías aquí cuando desapareciste de la cama, ¿es por Aioros?-soltó Marín , tal cual si leyera la mente del santo. Aioria asintió.

-Fui un tonto Marín. -pronuncio él, dejando a la dama en silencio mientras la miraba.

-Marín, te agradezco tanto que nunca permitieras que el rencor que tenía por mi hermano creciera influenciándome por lo que decían los demás y que siempre creyeras en la inocencia de mi hermano. -Aioria sonrió.-Fuiste la única que siempre tuvo la razón.

Marín sonrió para animarlo.

-No podía ser de otra manera. -respondió Marin.-Si hizo de ti un gran caballero y una buena persona, era imposible que Aioros fuera en esta vida una persona con malas pretensiones y ambiciones.

Aioria sonrió y miro al cielo. -Es cierto, soy lo que soy gracias a mi hermano Aioros. El me cuido desde que nací, me enseño todo lo que se y me dio fuerza para seguir luchando a pesar de todo estos años.

Marin vio el rostro iluminado de Aioria al recordar su niñez. -¿Recuerdas la primera vez que use frente a ti mi Plasma Relámpago tal cual me enseño Aioros?

Marín asintió, inundándose en sus recuerdos. -Aquella vez hubiese hecho lo que fuera por salvarte de Deathmask.

Marin sonrió mientras recordaba aquella memoria dónde se recordaba entrenando sola en los límites del Santuario cuando apenas era una aprendiz.

El atardecer comenzaba a ocultar el sol entre las preciosas olas del mar y mientras la pequeña pelirroja continuaba golpeando una roca en la cima de los riscos perfeccionando su técnica de puño, su concentración se vio nublada cuando la presencia de un extraño santo la miro fijamente.

-¿Qué deseas?.-soltó la japonesa, sin entender por qué aquel santo la observaba con aquella sonrisa cínica y retorcida al límite de las rocas.

-¿Así que eres tú la amiga de ese miserable de Aioria?-soltó en joven Deathmask.-Ya los he visto un par de veces en las ruinas o la playa conversando y sabes bien que no está permitido asociarse con traidores en el Santuario, niña.

-No he hecho nada malo, así que no tengo porque darte explicaciones. -soltó Marín continuando golpeando su roca para distraer su atención del santo.

Deathmask apretó sus dientes ante la osada respuesta de la amazona.-¡Eres una insolente niña! ¿Sabes bien que tú no eres nada en este lugar y tus palabras pueden costarte la vida, verdad?.

Marin detuvo sus movimientos y observo altiva al santo No estaba segura de haber visto a aquel caballero ya que su apariencia civil no la impresionaba, más estaba segura que sin duda él tenía un cosmos mucho más poderoso que el suyo y fácilmente podría lastimarla.

Marin aguardo en silencio, buscando una forma de huir, más al retroceder, observo el vacío sobre el risco directo a la playa, por lo que no tenía opción más que disponerse a sobrevivir.

-Quítatela máscara niña y humíllate ante mi, quizás así te permita vivir.-soltó Deathmask con malicia mientras comenzaba a acorralar a la guerrera. Marin suspiro apresurada. Era un momento mortal.

Aioria por su parte, caminaba hacia su Templo con un saco de manzanas que recién había comprado en el pueblo. El santo de Leo iba dispuesto a tomar su merienda, cuando la presencia del adolescente Milo corriendo hacia él le llamo la atención.

-Aioria, he visto algo que puede interesarte.

-¿Qué quieres ahora, Milo?-contesto irritable Aioria, pues sabía bien que sus compañeros rara vez le hablaban al ser hermano del traidor.

-Vi a Deathmask seguir a la aprendiz de amazona con la que conversas hacia los riscos cuando volvía.-soltó Milo, pues en el fondo estimaba a su antiguo amigo de niñez, es todo.

El joven Aioria soltó sus manzanas alarmado, pues sabía bien que, por molestarlo, Deathmask podría asesinar a Marín sin importar nada más.

La sangre corrió agitada por las venas de Aioria quien como un león furioso corrió hacia los riscos con la adrenalina agitando su corazón a cada segundo, deseando llegar pronto.

Por otro lado, Deathmask se aproximaba aun más hacia la pelirroja haciéndole titubear hacia el filo del risco.

-Eres una miserable aprendiz de amazona, si te lanzo al vacío seguro a nadie le importara. Tu vida no vale nada ahora, asi que ¡hazlo ya y humíllate!

Marin preparo su puño para pelear de alguna forma y sin esperarlo, un cosmos dorado como el sol apareció detrás de su oponente.

-¡Aléjate de ella!-gritó Aioria alterado mientras su cara se fruncia completamente como un león enfurecido, con los puños cerrados hasta temblar.

-¡Oh, tu maldito bastardo!-sonrió Deathmask con diversión al ver a Aioria tras de si, fijándose en el cosmos ardoroso que emitía.-Eres un inútil mocoso Aioria, ¿tu que vas a poder hacer contra mi?

Deathmask sonrió cuando vio avanzar lentamente a Aioria contra él dispuesto a pelear y malicioso, avanzo sus pasos ligeramente hacia su espalda con dirección hacia Marin.

El de Cáncer no dudo y en un impulsivo movimiento con su espalda, golpeo a Marin para hacerla caer por el risco. El corazón de Aioria se detuvo un instante y la garganta se secó.

-¡Nooo!-gritó furico y desesperado Aioria, lanzándose con su puño ardoroso hacia Deathmask con la misma furia de un león enardecido y golpeo el rostro del italiano derribándolo al suelo.

Aioria aprovecho aquel instante para correr al risco a buscar a Marín y ahi la vio sujeta de una roca a metros de sus pies.

-¡Marín!-grito Aioria viendo la silueta de Marin luchando por sostenerse mientras el se agachaba y estiraba su mano hacia la guerrera.

La pelirroja subió usando todas sus fuerzas por las rocas mientras Aioria la animaba a apresurarse al ver las piedras que caían cada que pisaba Marin alguna para sostenerse.

-¡Vamos Marin, ya casi te alcanzo!-exclamo Aioria estirando su mano hasta alcanzar la de Marin, estrechándola con suma fuerza. Aioria sonrió cuando por fin pudo jalar la muñeca de Marín hacia arriba y con ardua energía, la ayudo a subir de nuevo al risco.

Aliviado y cansado, Aioria vio como Deathmask sangraba de la boca y comenzaba a ponerse de pie.

Aioria cubrió con su espalda a Marin quien observaba tensa la situación y pronto las palabras de Aioros llegaron hasta la mente de Aioria.

-"Aioria, cuando estés en una situación de vida o muerte con tu enemigo, no dudes, explota tu cosmos al máximo y focaliza toda tu energía en un punto hermano, y lanza con todas tus fuerzas toda tu energía, tal cuál si fueras un relámpago."

Aioria se puso de pie lleno de fuego y coraje, y comenzó a subir su cosmos al máximo mientras Deathmask sonreía elevando el suyo.

-¡Aioros!-gritó mentalmente Aioria cuando llego a su límite, mientras que, una presencia llegaba a aquella pelea.

-¡Plasma Relámpago!-Aioria lanzo su golpe contra el santo de Cáncer, quien se asombró ante aquella bola de energía emitida por Leo.

Deathmask poco pudo prepararse al recibir el ataque de Leo directamente de su puño, cayendo al suelo por segunda vez, muy malherido al recibir la incipiente técnica de Leo enseñada por Aioros antes de su muerte.

Aioria suspiro agotado mientras Deathmask se quejaba en el suelo por las múltiples heridas de Leo .El cangrejo intento ponerse de pie, más las heridas dolían penetrantemente como veneno.

-Maldito...te enviare a ti y a tu amiguita al Yomotsu-suspiro el italiano, hincado sobre una de sus rodillas. Deathmask estaba por levantarse para atacar cuando la presencia que había visto el increíble ataque de Leo, exclamo:

-¡Ya basta Deathmask!-soltó la figura detrás de ellos. El cangrejo giro su mirada y observo la silueta de su compañero Capricornio a su lado, ordenando detenerse. - El gran maestro pregunta por ti, debes ir ahora.

-¡Maldición!-grito Deathmask.-¡Algún día me vengaré malditos, hoy ha sido su día de suerte!-sentenció el de Cáncer, avanzando hacia donde le esperaba Shura para acompañarle hacia el salón del Patriarca.

Shura sonrió para si, pues el legado de Aioros había sido muy bien aprendido por Aioria, asi que sabia bien que sería un gran caballero al servicio de Athena.

-Marin, ¿estas bien? -Aioria corrió hacia su amiga en el suelo y le abrazo para sostenerla.-Creí que te perdería cuando te vi caer.

-Lo estoy Aioria, gracias.¿ Y tú?-pregunto la japonesa al joven Aioria viendo sus felinos ojos llenos de dulzura.

-Si.-suspiro el santo ayudandole a ponerse de pie.-Vámonos.

Aioria y Marin abandonaron el risco mientras anochecía y fue aquella la primera vez que Marin se daba cuenta de lo fuerte y extraordinario que podía ser su amigo de Leo.

Marin volvió de sus recuerdos junto con Aioria y le sonrió.

-Marín te prometo que haré que todo mundo recuerde a mi hermano como la gran persona que fue.

-Lo sé y te prometo que te ayudare a lograrlo. -suspiro la amazona .-Ahora entra conmigo al Templo, vamos a descansar.

Aioria asintió y sujeto la mano de Marín para volver adentro, no sin antes despedirse de su hermano al cielo.

-"Gracias Aioros".

Fin...

Créditos de imagen: A su autor.

Redacción: #LuMarin (Starlight Saint Lu)

Nota: Gracias mis lectorcitos por leerme, ya se que tenia tiempo de no pasear por acá, voy a aprovechar la cuarentena para escribir un poco más, y espero ustedes se me cuiden en cualquier parte donde estén, los aprecio demasiado, gracias y mucha salud para ustedes.