Hola.

Esta será una historia de dos partes.

Descargo de responsabilidad: Los personajes no me perteneces y no estoy lucrando con esto.


'' ¿No es lo peor que has escuchado? Parte 1''

No hablaron durante una semana, y eso fue suficiente para que la tensión se pudiera cortar con el filo de un cuchillo. Ella lo podía sentir, sus emociones siempre fueron fáciles de detectar, su aura brillaba en diferentes colores, marcando los tonos amarillos que representaban la felicidad y la alegría, emociones que eran difíciles de alcanzar para alguien que es mitad demonio, cuyo control sobre sus sentimientos y emociones contenían sus poderes o estos consumirían su lado humano, y sin darse cuenta estaría liberando a su padre para que destruya el mundo que por años participó en su salvación.

Estaba sentado a su lado con el teléfono en su mano tomándose selfies para sus redes sociales e interactuando con sus seguidores, Raven tenía un libro entre sus manos mientras sorbía un te fingiendo que su mente absorbía cada una de las letras, pero no podía dejar de pensar en el momento que todo se rompió.

¿Eran demasiado diferentes para que funcionara?, ¿Debería estar sorprendida cuando todo salió mal?

Sentía su indiferencia, como también fingía que no la había visto y no podía culparlo. Tampoco podía culparse.

A veces se preguntaba lo que sería de ella si fuera una chica normal, si su destino no fuese una lucha constante, su peor pesadilla corría por sus venas y tuviera aprisionado un ser demoníaco destructor de mundos en un cristal que descansaba sobre su frente que respondía al nombre de su padre, que además era el asesino de su madre y todas las personas que formaron parte de su crianza, ¿Qué sería de ella si siguiera siendo esa niña?

No tenía derecho a olvidar a todas esas personas, que murieron por un capricho infantil.

No olvidaba su herencia, remontándose al peor escenario, pero aun con todo eso no podía evitar ver de más. Miró de reojo a Garfield, que descansaba en el sofá con una pequeña sonrisa en el rostro tecleando en su teléfono, sintió un pinchazo de emoción recorriendo su cuerpo, su tristeza descansaba entre las capas, y continúo excavando apenas pudiendo contenerlo.

No era difícil sentir las emociones de él, Garfield nunca fue alguien que se contuviera y vivía cada día como el último. Dos gotas de diferentes estanques.

Cuando comenzaron a salir hace meses todos en la torre aplaudieron. Él estuvo tan feliz que quería postearlo en cada una de sus redes sociales, pero Raven había hecho una mueca, porque quería guardar su privacidad para sí misma; nadie debería enterarse. No estaba lista para una relación del dominio público, no se sentía feliz que todo el mundo supiera sobre su intimidad, así que no lo dejó.

Garfield resultó ser un novio cariñoso, no temía tocarla frente a los titanes, cuando se veían películas la rodeaba por el hombro descansando su cabeza contra la suya, después de las misiones se acercaba pasando una mano por su cintura y sonreía feliz por derrotar a todos esos chicos malos depositando un beso sobre su frente, cada vez tenía la oportunidad de tocar lo hacía, como si fuera algo que podía reclamar. Raven no estaba acostumbrada a ser tocada, sus últimas demostraciones de cariño que recordaba habían sido por parte de su madre, antes de que su vida se transformara completamente y acabara en el infierno donde el contacto con su padre y sus medios hermanos fue tan doloroso como las llamas del fuego, eso la había hecho renuente a las demostraciones de afecto con sus amigos. Nunca iniciaba el contacto, ni deseaba recibirlos, pero Garfield estaba escrito bajo otra primicia.

Fue despertaba por esa sensación, esa emoción de deseo que detectaba cada vez que los pensamientos del joven se alejaban de la realidad, como si estuviera desesperado por algo o alguien que nunca iba a tener y no era suyo.

Raven se dio cuenta. Solo esperaba que algún día pudiera perdonarla, pero ella lo había entendido, no era la dueña de su corazón y se había cansado de pensar que sería de la vida de Terra si se hubiera dado una oportunidad más a sí misma y se quedara con ellos, Garfield suspiraría cada vez que se apareciera por los pasillos, sus emociones eran lo suficientemente fuertes para que sus poderes las detectaran desde su habitación. Era diferente a lo que notaba cuando estaban juntos.

Recordaba como sus bromas y buen humor podía aliviar su personalidad reservada, echaba la cabeza hacia atrás riendo como un niño pequeño, como si nunca hubiera sido testigo de crimines espantosos y las muertes solo fuesen obstáculos que saltó con una sonrisa en su rostro, pero había una tristeza en sus ojos que se negaba a revelar delante suyo. Tal vez lo suyo fue una obra maestra hasta que los dos la destruyeron por completo.

Él le dio flores y las dejó morir, ella había querido que se abriera, que fuera serio por unos momentos y le dijera que es lo que le estaba doliendo, pero no lo hizo.

Quería que se sentara a su lado y tuvieran un momento de paz, un espacio donde se alejara de las redes sociales e intentaran entenderse el uno al otro. Raven se sentía como si hubiera sido ella quien notó la hemorragia interna, él no lo mencionó y siguió regalando muestras que cariño que ya no llenaban su corazón, solo sentía frío cada vez que la besaba.

Sabía que él estaba haciendo su mejor esfuerzo.

Raven no lo había visto hasta ese desayuno. Esa mañana se levantó temprano, el sol apenas acariciaba la ciudad, la neblina cubría el puerto y desde la distancia veía la actividad en el muelle, pequeñas figuras cargaban los bosques, recogían las redes y llenaban contenedores con productos del mar; esa embarcación diminuta que llevaba turistas a recorrer la costa de la ciudad estaba izando sus banderas ficticias de piratas.

El vapor de su té quemó sus dedos, pero no le importó. Era una típica mañana de invierno cubierta por un cielo gris como una sopa espesa en mal estado, y la adolescente se quedó sentada en la silla mirando hacia la ventana aun con su pijama, que consistía en una blusa de tela delgada, pantalones cortos y unas gruesas medias de lana.

Sorbió su infusión de hierbas, escaldando en su lengua.

Apagó la voz de su padre, pero su mente inquieta y distante. Pensó en Garfield que seguramente aún estaba durmiendo, al verla consumir el té haría una mueca y expresaría lo asqueroso que es tomar agua caliente de sabores; él comería su yogurt con cereal y haría tanto ruido hasta que los demás se molestarían.

—¿No es muy temprano? — Damian apareció con vestimenta de deporte, sudoroso. Titus caminaba detrás del hijo de Batman con la lengua colgando fuera de su hocico, jadeando, pero aun movía la cola cuando la observó en la cocina—. Ven— Le quitó la correa a su mascota.

Damian había crecido desde que llegó por primera vez hace tres años. Sus huesos crecieron tanto que Raven sintió su dolor al primer brote de crecimiento, su cabello era corto de un negro tan oscuro como el alquitrán, sus ojos de color verde y su mentón adoptó una forma cuadrada; cualquiera que lo viera sin su disfraz de Robin lo relacionaría con Bruce Wayne, era su viva imagen, excepto por el color de los ojos y el tono tostado, herencia de su ascendencia árabe.

—Buenos días también— Después de tanto tiempo tenía que hacerle recordar los modales a Damian. Tamborileo sus dedos al ritmo de una melodía suelta sobre la mesa. El mármol trajo el frío sobre su piel, era como tocar un copo de nieve—. ¿Quieres tomar una taza de té?

Él asintió, pasando una toalla por su cuello alejando la transpiración. Su sudadera era amplia de un tono negro combinando con los pantalones, probablemente de un diseñador europeo cuyo apellido apenas podía pronunciar.

Se sentaron frente al otro en silencio. No eran personas muy habladoras, Damian había sido de las pocas personas que mantenía sus emociones y sentimientos escondidos detrás de una muralla impenetrable, entrenado desde niño para ser el soldado perfecto y no cometer errores, jamás darle la posibilidad al enemigo de usar cualquier emoción como una debilidad, con todo eso era la persona que más comprendía posiblemente porque no tenían ninguna habilidad social y tenían pasados de los que no podían escapar. Pájaros de la misma pluma.

Ambos habían establecido una conexión involuntaria salvándose mutuamente.

Había silencios incómodos, ella no era fácil de tratar y prefería mantener distancias antes de interactuar, habían escuchado los susurros diciendo lo espeluznante que resultaba y no encajaba en el medio del grupo, a pesar de ser una heroína había un aura de misticismo y rareza que no lograba alejar.

Damian resultó el Robin menos social, manteniendo sus apariciones en los callejones de Gotham, haciendo patrullas y peleando contra los criminales desde era un niño, un completo desconocido. Escuchaba las noticias entre los periódicos en línea, testimonios de aparentes fuentes cercanas e imágenes y vídeos caseros de testigos cuando el equipo acababa con un criminal mostrando la distancia que mantiene Robin de los Teen Titans.

Hace unas semanas se había hecho viral un vídeo que mostraba el después de una batalla donde Damian fue herido y Starfire se acercó a ayudarlo a ponerse de pie, pero esté la rechazó agitando su brazo. Los demás no se sorprendieron, solo era Damian siendo él, no obstante, la gente lo convirtió en un tema de discusión si es que Robin era o no un cretino con sus compañeros, ninguno se hubiera enterado sí no fuera por Garfield que expresó su descontento al ver a Robin en tendencias y no su nombre, pero al ver lo que estaba pasando se lo comunicó al equipo.

Damian chasqueó la lengua restandole importancia al tema y se fue a su habitación. Todo el drama se movió a personas haciendo hilos en Twitter sobre el mal comportamientos de Robin hacia el equipo, la Liga de la Justicia hasta con el mismo Batman mostrando fotos borrosas de su pelea hace unos años con Batman y antes que se dieran cuenta Robin estaba cancelado en las redes sociales sin tener alguna.

Garfield calmó las cosas enviando un Tweet amistoso, pero ya era tarde y el nombre de Robin ya estaba manchado.

Ahora Robin lidiaba con las constantes imágenes y vídeos tomados en misiones criticando cual cosa que hiciera. Sería más fácil si Damian fuera una persona anónima, pero es el hijo de uno de multimillonarios más poderosos de todo el mundo y la gente estaba obsesionada con saber con quién estaba saliendo y como los años lo convirtieron en alguien deseable a los ojos de las adolescentes constantemente salían fotos de su cuerpo siendo expuesto en las redes sociales bajo títulos amarillistas como ''El hijo de Bruce Wayne ya es todo un hombre, mira su foto ¡Increíble!''

Damian tomó un sorbo contundente de su te.

—¿Cómo fue el calentamiento?

Se encogió de hombros— Supongo que bien.

Terminó de tomar el ultimo sorbo de su bebida caliente y se levantó para lavar su taza.

—¿Tienes la primera edición de David Copperfield?

Raven alzó una ceja, ahora curiosa. Se dio vuelta abandonando su taza aun enjabonada y sus manos mojadas goteaban en el suelo— ¿Has leído David Copperfield?

Él frunció el ceño analizando la portada y la contraportada. El libro estaba cubierto por una gruesa tela verde suave al tacto, tenía manchas y las paginas engordadas de un tono amarillento, además de un permanente aroma viejo, Raven lo había conseguido en una tienda de libros usados y le costó los ahorros de dos meses, pero valió la pena.

Damian asintió y el corazón de ella saltó de emoción, pero rápidamente lo neutralizo—Si. Hace unos años.

—¿Qué te pareció?

—Estuvo bien.

Frunció el ceño—Me encanta tu emoción.

Raven se dio vuelta y termino de lavar su taza aprovechando para guardar las pocas vajillas de la cena de la noche anterior. Está bien, puede que David Copperfield pueda solo ''Estar bien'', pero es un libro que se debe analizar más a profundidad y tenía más significados.

—No es malo— Ella se quedó congelada—. De hecho, es un buen libro, aunque un poco infantil para mi gusto y todos sabemos que David no se iba a quedar con Dora.

Sonrió— Tengo que darte la razón. Creo que David siempre supo que la correcta era Agnes, pero no le resta importancia a Dora o que no la hubiese amado.

Unos brazos la rodearon por la cintura robándole las palabras que iba a decir. Bajó la mirada encontrándose con extremidades verdes, que la abandonaron rápidamente para depositar un beso sobre su cabello murmurando entre bostezos un saludo.

Lo observó, aún tenía puesto su pijama y a juzgar por su cabello desordenado se acababa de despertar.

—Hey, Damian, estas por todas partes en internet.

Él se cruzó de brazos haciendo una mueca al ver a Logan, si había algo que Damian detestara es la gente holgazana y ruidosa, Garfield levantándose tarde y removiendo el refrigerador en busca de su yogurt favorito era la combinación.

—¿Sigo cancelado?

Su novio sonrió con la boca llena de cereales secos—Robin, por supuesto que sí. Damian Wayne, heredero de Wayne Enterprise Inc, salió a correr con su mascota, fue tan adorable y ardiente que estas en todas las páginas de chismes.

Levantó el teléfono mostrando una colección de fotos de Damian trotando por un parque de la ciudad acompañado por Titus, en algunas fotografías estaba sin camisa sacudiendo su ropa del pelo de su mascota, en otras le daba de beber al perro de una botella de agua, lo que enloqueció al internet.

—Peor.

Y se marchó.

Garfield se encogió de hombros quitándole importancia al tema. Raven abrazó el libro sobre su pecho y se quedó esperando a que terminara de desayunar, el silencio fue un monstruo que la consumía por dentro y quería romper esto, pero no sabía cómo.

Lo miró a la cara, se preguntó si lo notaba también.

La hacía sentir como si estuviera loca, como si viera cosas que nunca estuvieron ahí. Raven quería saber porque estaban manteniendo esto a flote cuando claramente tuvo fugas desde el inicio, porque no lo veía, porque Garfield continuaba aferrándose a ella, deseaba preguntar, pero él nunca fue tan abierto.

Rio al ver una publicación y deslizó su dedo hacia abajo, seguramente compartiendo con sus seguidores.

Raven soltó la relación primero, antes de que terminara por destruirlos a ambos. Él no la amaba.

Era una verdad dolorosa, pero poderosa y se había negado a entenderlo hasta ese momento.

Por mucho que se le rompiera el corazón, no podía reemplazar a nadie ni amar a una persona que le entregó su corazón a otra. Había cometido errores en su pasado, su camino al infierno había estado lleno de buenas intenciones, sin embargo, no le haría eso, no se haría eso a sí misma, en su tiempo en la tierra aprendió un par de cosas sobre las relaciones y la suya estuvo condenada al fracaso desde el principio.

Los demás lo habían sabido. Cuando las demostraciones de afecto culminaron, entendieron que la historia tuvo su punto final.

No todas las parejas son como Dick y Kory, que a pesar del tiempo y la distancia seguían manteniéndose unidos, volviendo al otro en algún momento; Raven había visto la conexión a los minutos de verlos frente al otro, sentía los nervios, la lujuria y el amor flotando entre los héroes, como un hilo que se electrificaba con cada roce. Lo supo.

Cuando era una niña no había creído en el amor, ese de los mitos y las leyendas que era tan trágico y pasional que culminaba con la muerte de los amantes, nada más que explicaciones de fenómenos naturales, sin embargo, no esperaba que lo entendiera de una mala manera.


Camino por la calle llevando la bolsa de víveres para ese fin de semana, eran pesadas repletas de una colección de productos de diferentes formas y tamaños que luchaban por escapar de las bolsas de tela.

Hubiera sido una buena idea ser acompañada, así compartiría el trabajo con alguien más. Ella se ofreció como voluntaria para realizar las compras intentando alejarse de la torre, aunque sea por un rato y no aceptó los ofrecimientos de sus compañeros.

Quería estar sola por unos minutos, pero no esperaba lo dificultoso que sería recorrer las calles con dos bolsas cargadas hasta el tope. La tela esta tirante cortando la circulación de sus dedos, y sus extremidades tiraban como si estuviera cargando con la pesa más contundente del mundo. Resopló, se recordó a sí misma que debía hacer más ejercicio en el futuro.

Una manzana cayó desde la bolsa rodando hacia un callejón y maldijo.

''Niña idiota, te mereces todo lo que te sucede''

—Cállate— gruñó.

Una figura carraspeó a su lado, y fue familiar. Damian estaba vestido con su ropa de civil (Lo cual es extraño) portaba una sudadera tres veces su talla, unos pantalones sueltos y sobre su rostro una mascarilla blanquecina que hacia pensar a los demás que quería alejarse de una enfermedad potencialmente peligrosa, pero él nunca se enfermaba. No lo había visto ni una sola vez.

Se dio que este atuendo tan cubierto, era nada más que un disfraz para que no surgieran imágenes de él y luego pensó en lo dirían las personas si Damian Wayne estuviera cerca de una desconocida en una actividad tan casual como cargando bolsas del supermercado. Pudo sentir la molestia, cautela y la irritación de su amigo, que eran normales en él, pero esta vez estaba dirigido hacia el exterior, hacia cualquiera con un celular en sus manos.

Ella genuinamente sintió pena por él, ya que Robin es una identidad donde siempre se había sentido cómodo, y le permitía pasar desapercibo. Damian siempre prefirió la acción a la conversación, la privacidad a las demostraciones públicas no pedía reconocimiento; lo miró de reojo se preguntó que se sentía estar insertó en una familia de vigilantes, el peso sobre sus hombros, cargar con una herencia tan grande que no podía escapar. Raven se identificaba con eso.

Recordó algo.

—¿No estabas patrullando?

Sus ojos se desviaron hacia el edificio de apartamentos, un bloque de cemento pintado de un tono blanquecino; lucia como una residencia para personas adineradas. Fue capaz de sentir su reticencia a hablar sobre el tema de las patrullas.

—Ya no es tan sencillo— Se cruzó de brazos—. Cada vez que lucho contra criminales solo veo las cámaras apuntando hacia mí. La gente dificulta el trabajo.

El nombre de Robin actualmente generaba repudio, le pareció algo extraño puesto que el recibimiento de los Robin anteriores fueron buenos, y cada niño quería ser el ayudante de Batman. El chico maravilla.

Ajustó una de las bolsas sobre su hombro haciendo una mueca.

—Eres popular en Twitter.

—Ser cancelado es lo mismo que ser popular— gruñó. Su voz detrás de la mascarilla sonó gruesa—. Antes de que pueda evitarlo un nuevo acto ya está siendo agregado a un hilo. La gente tiene mucho tiempo libre.

Se dio unos minutos para pensar— Garfield lo llama cultura de cancelación.

Damian hizo una mueca cuando mencionó ese nombre.

—Escuché que terminaron.

Raven agachó la cabeza. Había pasado tres semanas desde esa conversación en el desayuno, la herida no estaba fresca, pero seguía ahí; se preguntaba si había tomado una buena decisión, la duda la perseguía cada vez que lo escuchaba reírse junto a Jaime mientras jugaban videojuegos y veía como se acercaba a otras personas regalando abrazos, pero ya no era tan doloroso. Hizo las paces con no tenerlo en su vida.

Le sorprendió que Damian sacara el tema de su anterior relación, no es que estuviera muy interesado en la vida amorosa de los Titanes, y cuando anunciaron la relación puso una expresión de aburrimiento. Raven no esperaba ninguna reacción, él nunca se llevó muy bien con Chico Bestia apenas soportando sus gritos.

Ellos eran amigos, así que tendría algo que decir, ¿no?

Damian siempre tenia una opinión.

—Lo hicimos—respondió.

Pasaron al lado de unas tiendas donde se mostraban grandes carteles anunciando descuentos, aparentemente queriendo deshacerse de los productos de la temporada pasada. Jump City se encontraba a inicios del verano, los rayos de sol quemaban la piel de sus habitantes y teñía la ciudad de una aparente atmósfera de festival proclamando en cada de unos de los medios locales los próximos eventos y ferias.

Un grupo adolescentes se abría paso hacia una tienda de ropa. Una de ellas apuntó el rostro de Damian con su celular y este escondió su rostro en la sudadera caminando más rápido sujetando su brazo, y se metieron a un auto que estaba estacionado a unas calles.

Él miró hacia atrás— Los perdimos.

No se había dado cuenta del alcance que había tenido la persecución hacia Damian por parte de la gente. Lo miró de reojo mientras se quitaba la mascarilla mostrando su mandíbula esculpida, su rostro estaba libre de imperfecciones y parecía sacado de una película antigua donde interpretaba al galán.

En Azarath había una palabra para describir lo precioso y el encanto más allá de las palabras, esa belleza que dolía y te hacia preguntarte sí algo así podría existir, no le había hallado una traducción o una palabra que pudiera describir ese sentimiento, así la dejó como estaba Arratax sonó en su cabeza cuando observó su perfil. Sabia que Damian fue concebido y formado para ser perfecto, diseñado, pero eso no impidió que sintiera un pinchazo de enojo, para una hija de un demonio, alguien con sangre impía la belleza escapaba de sus manos.

—Odio esto.

Raven acomodó las bolsas en el asiento trasero del coche. Pudo sentir el aroma a cuero nuevo, el interior es lujoso y bien cuidado, probablemente era un coche hecho para aguantar altas velocidades, de ultima generación, probablemente exclusivo.

—¿Crees que alguien te grabó?

Puso sus manos sobre el volante— No lo creo, pero sí me tomaron fotografías.

Ella hizo una mueca.

—Lo siento— Se disculpó por toda la mierda que estaba pasando, aunque no tuviera nada que ver con Raven.

Damian la observó por unos segundos con el ceño fruncido, como si estuviera averiguando el significado detrás de sus palabras, midiendo si existía una doble intención. Encendió el auto en silencio y se encaminó hacia la torre de los titanes.

Ella miró hacia afuera, los edificios y casas pasaron por su visión en un parpadeo y apoyo la cabeza contra el cristal. Cerró los ojos, repitiendo en voz baja una oración que le enseñaron los monjes, una suplica por tranquilidad y nuevos inicios.

Después de meses de una relación tormentosa, una ruptura dolorosa y el cambio después de eso, necesitaba un poco de paz. Por primera vez en un mes realmente se sentía en calma, sin embargo, aún le parecía que este verano había sido cruel, lleno de subidas y altibajos.

Lo comenzó estando en una relación estable, o al menos así la clasificaba, sí le hubieran dicho que terminaría con Gar no le hubiera creído porque todo estaba bien. Que ironía.

—Da igual— dijo. Sus dedos golpearon con suavidad el volante como si estuviera emitiendo un mensaje en código morse—. No es como si importara.

Raven agachó la cabeza.

En sus manos descansa un libro, no había podido terminarlo durante estas tres semanas, incapaz de enfocar su atención en las palabras. Mantenía los relatos de Edgar Allan Poe aferrado a su pecho, como cuidando las letras.

—¿Has leído El Cuervo?

—Creo que todos lo hemos hecho. Es el relato más popular del escritor.

Damian dobló por la intercepción, su mirada verdosa fija en la carretera. Había algo reconfortante en conversar sobre libros mientras él conducía, una atmósfera se cernía sobre los dos, era un manto suave y protector.

—Lo leí por primera vez en la biblioteca.

Tuvo que imaginarse que la mansión Wayne tenía su propia biblioteca, después de todo Bruce Wayne era conocido por ser un millonario que visitaba eventos de beneficencia hablando sobre temas actuales con personas poderosas. Puede que sea un playboy, pero eso no lo hacia un tonto.

Probablemente su biblioteca tenía primeras ediciones y colecciones que costarían casas.

—¿Cuál es tu favorito?

Él la miro de reojo, fue un vistazo fugaz. Su frente seguía arrugada en un ceño fruncido, y su boca se torció en una mueca, como un niño que hacia puchero cuando era reprendido. Damian no le gustaba hablar, pocas veces había compartido con los titanes más allá de lo relacionado a las misiones, por lo tanto, lo veían con un libro en sus manos, nombrar a cierto personaje o citas se sorprendían, pero Raven lo sabía, veía el momentáneo interés cada vez que la observaba leyendo o se encargaba que no la molestaran.

Estaba lleno de sorpresas.

—Oliver Twist.

Su mirada se relajó y por unos segundos su mente escapo, como volando hacia una dirección diferente. No necesitaba ser empática para entender que se trataba de un recuerdo privado.

El resto del viaje fue pacifico, pero Damian de a poco se volvió más huraño, hablaba menos y fruncía más el ceño, como si un ser estuviera volviendo a su cuerpo.

La exposición de Damian Wayne y la cancelación de Robin solo habían hecho que se volviera distante (Más de lo usual), se daba cuenta de como sus amigos podrían encontrarse en los tabloides y medios de comunicación por más que las misiones si eran descubiertos a su lado. Damian Wayne captaba la atención por su herencia, Damian Al Ghul estaba destinado a dirigir la liga más poderosa del mundo, Robin es el compañero de uno de los héroes más populares y queridos, que además forma parte de la Liga de la Justicia, pero el Damian que tomaba tazas de té agregándole azúcar morena leyendo poesía, ganaba premios en la feria para los niños y se asombraba con el sabor de los dulces, gozaba de los silencios y las conversaciones en susurros; ese Damian no lo apreciaba.

Raven suspiró cuando el auto se estacionó en frente de la Torre de los Titanes.

De vuelta a la realidad, se dijo. Había pretendido que fuera una tarde solitaria, quería ocupar sus pensamientos en otra cosa que no fuera a esa fatídica mañana, en su fracaso amoroso que su padre le recuerda con burla declarando que los demonios se enamoraban, que fue su culpa y estaba condenada a destruirlo todo, igual que estaba destinada a destruir la tierra.

Había estado enojada, cansada y dolida, y las paredes de su cuarto ya amenazaban con volverla loca. Normalmente estaría en su habitación meditando, tomando té o leyendo un libro, pero ya no.

Necesitaba salir.

Considero seriamente inventar una excusa para ausentarse por un tiempo. Miro a la ciudad, los rayos del sol se reflejaban en los vidrios de los edificios como velas encendidas, y las montañas se tiñeron de un tono rosa pastel.

Las primeras estrellas aparecieron en el cielo.

Estaba atardeciendo.

—Gracias por el viaje.

Sintió la necesidad de hablar, aunque sabía que no obtendría respuesta por parte del hijo de Batman, así que se bajó del auto con las bolsas del supermercado.

—De nada.

Se detuvo preguntándose si había oído bien, pero el auto ya se estaba alejando.


En su cabeza todo salía bien, él la llama y le respondía con una sonrisa, pero todo es un montaje.

Un montaje que quería borrar de su cabeza.

Garfield le tocaría la puerta, ofreciendo una sonrisa en son de paz y sentiría que el mundo caía a sus pies. Su corazón martillaría en el pecho, sus dedos picarían deseosos por tenerlo cerca, por probar su piel y como se sentiría decir que era suyo. La peor mentira.

Se sentó en el piso de su habitación mirando hacia la ventana, la ciudad era una pintura oscura repleta por miles de luces prendiéndose y apagándose. La vista la reconfortó, abrigo su corazón y recordó porque hacia esto.

Raven apagó la luz y se quedó en silencio, solo mirando hacia afuera.

Se había descrito como una persona solitaria con la que era difícil de tratar, su pasado era una cadena que nunca podría cortar, podía aprender a llevar la cadena y compartir cuando le pesaba la cadena. Hace unos años había dicho que poseía un mal juicio, creía que eso no había cambiado para nada.

Se preguntó si alguna vez aprendería de sus errores.

El amor no era para ella, estaba mucho mejor sola; nadie tenia que lidiar con una hija de un demonio. Por mucho que odiara a su padre e ignorará cada una de sus palabras reconocía que tenía razón en un sentido, las personas como ella no estaban hechas para ser amadas, para que otras les entregaran el corazón.

Podía vivir con eso.


Después de esa misión el nombre de Robin resonó en las redes sociales, al parecer alguien había tomado una fotografía del momento en que el superhéroe golpeó a Chico Bestia en el estomago luego de que le gritara en el oído. La reacción de Damian fue mala, no le gustaban las sorpresas, por lo tanto, cada vez que alguien se las arreglaba para asustarlo respondía con golpes.

Eso no decían en Twitter.

Garfield era un titan querido, por mucho que sus compañeros rodaran los ojos cuando lo veían haciendo en vivo en sus redes sociales y publicando cada cosa que le pasaba no era una opinión mundial, sus más de cinco millones de seguidores vivían por cada una de sus interacciones, por lo tanto, no reaccionaron bien a la imagen.

Garfield trató de calmar la situación, pero la fotografía del puño de Robin aplastando su estómago y la justificación que dio fue suficiente para que sus seguidores creyeran que era una especie de mártir e hicieran peticiones juntando firmas para que el chico maravilla ya no formara parte de los Titanes.

''OMG…Robin agrediendo a otro de sus compañeros, que sorpresa''

''Chico Bestia es un amor. No se merece esto''

''Todos deberíamos cancelar a Robin. No entiendo como es que Batman puede tenerlo como compañero, e incluso los Titanes, simplemente no debería estar ahí''

''Chico Bestia es una persona muy tranquila, él nunca ha molestado a nadie, pero Robin lo trata muy mal #JusticiaparaChicoBestia''

El hashtag se hizo tendencia mundial con el video dándole la vuelta al mundo. La liga de la Justicia intervino diciendo que Robin es solo un niño y que su acción no reflejaba a los Titanes, y Batman se encontró contactándose con Starfire.

Damian rodó los ojos alejándose de la situación. En los últimos días estaba callado, pasaba los días entrenando o patrullaba siendo invisible, una sombra que aparecía para salvarlos y desaparecer envuelto en humo.

En los pocos momentos que estaba en la torre se ausentaba al oír cualquier comentario sobre las redes sociales, Starfire había suspendido que publicaran fotos en la torre u a otros titanes, así como la mención de cierto miembro del equipo.

Garfield protestó, pero el ceño fruncido de Kory fue suficiente para que asintiera.

Estar cerca de Damian solo había hecho que sus emociones terminaran por abrumarla.

El adolescente era una marea de enojo y frustración, lo sentía en sus venas, como un monstruo que esperaba una provocación para salir del armario. Sus emociones estaban ahí, en el fondo le afectaba la situación, tenia algo más que mostrar aparte de una ira latente.

No se equivocó cuando dijo que en su interior es un alma noble y generosa, todavía creía que era esa persona, pero en ocasiones le gustaría hacer más que solo rascar la superficie. Quería averiguar que había debajo de esa apariencia de chico arrogante y distante.

Interrumpió su meditación prestando atención a su espada desgarrando un holograma. No tenia puesto su uniforme, solo unos pantalones cortos y una camiseta suelta revelando los brazos, el ceño fruncido cayendo gotas de sudor y sosteniendo la espada con más fuerza de la necesaria.

La ultima vez que estuvo así fue después de una discusión con su padre sobre una misión.

—Llevas cinco horas, Damian.

No le prestó atención.

Suspiro— Esta bien. Ignórame.

Raven no estaba de humor para aguantar el humor de Damian, normalmente podía soportar sus asperezas y comprendía que ninguno era fácil de tratar, sin embargo, por esta vez prefería alejarse.

Se encaminó hacia la salida.

—¿Sigues leyendo a Edgar Allan Poe?

Frunció el ceño.

Fue golpeada por la sorpresa, tardó unos momentos en comprender sus palabras y procesar una respuesta.

¿La estaba deteniendo?

—Si— Se dio vuelta. Lo miró a los ojos, pero agachó la cabeza y la espada se balanceó en sus manos sin propósito—. Casi termino los relatos.

Damian suspiró.

Él paso una mano por su cabello. Su rostro está cubierto de sudor, pequeñas gotas descendían por su frente y guardó la espada en la funda; camino hacia los controles y por un minuto pensó que reprogramaría el programa desde el principio, pero sacó un libro de una mochila.

Raven quería apartar la mirada, intuía que era un libro que planeaba leer, pero el titulo hizo que volviera a dirigir sus ojos hacia la obra. Lo reconocía donde lo viera, ella lo había estado buscando durante días en internet suspirando decepcionada al ver el precio.

La primera edición de El Cuervo había estado agotada, aun así, el precio era suficiente para que su bolsillo doliera. El libro es oscuro, de un color gastado, en la portada un cuerpo sobre un pilar con el titulo apenas destacando de un tono amarillento, y sus páginas engrosadas por el tiempo.

—¿Cómo?

Él se encogió de hombros— Biblioteca familiar.

Oh.

—Quédate con el—Hizo una pausa—. Si lo quieres…

Solo Damian podía hacer que aceptar un regalo sonara como una orden. Hizo una nota mental no subestimar sus habilidades de detective, de cualquier forma, por sus labios se deslizó una sonrisa en contra de cualquier pensamiento de agotamiento sobre el comportamiento del Wayne más joven.

Le pasó el libro, mientras esté alejaba el sudor de su frente con una toalla.

Ella miró fijamente la obra pasando una mano por la portada sintiendo la suavidad del papel, así como el relieve del titulo y el polvo acumulado entre sus páginas, como si estuviera aguardado por Raven durante mucho tiempo en el lugar más oculto del mundo.

—Muchas gracias, Damian.

No le respondió, pero pudo sentir como sus hombros se relajaron y la tensión pareció abandonar su cuerpo. La emoción llegó a ella como una ola en un día tranquilo, una suavidad que invadió su espíritu y casi soltó un suspiro.

Habia algo intimido en torno a la escena, Raven sosteniendo un libro hojeando sus páginas como devorando su contenido, Damian tomando agua y limpiando el sudor del cuerpo. Ellos tenían una buena relación, pasaron por unos momentos de asperezas cuando se conocieron y es que las circunstancias no podrían haber sido peor, pero se forjaron desde entonces.

Le había rogado porque se mantuviera lejos, ahora solo quería tenerlo cerca.

Su corazón estaba formando nuevas cuerdas a su alrededor, manejado por el peor titiritero que se había topado en toda su vida. Alejó ese sentimiento antes de que surgiera, solo era emoción por el regalo y nada más.

Ya te quieres aprovechar del chico. La voz de su padre rugió en su cabeza, con un tono de burla y la sonrisa desapareció de su rostro, ¿Tan fácil eres, bruja asquerosa? Los demonios devoramos el amor, nos alimentamos del sentimiento y lo convertimos en algo peor. Nos estamos hechos para esto, ingrata. ¿Cuándo vas a aprender?

Frunció el ceño.

Observó fijamente el libro, era algo tan hermoso que en unos segundos se convirtió en una señal de incertidumbre, en un recordatorio del destino de todo esto. Quería devolverlo, igual que la pequeña inyección de sentimientos que sacudieron su corazón y cortarlo de raíz como una cosa podrida antes de que se ramifique a otras partes y no pudiera hacer nada, solo llorar en la oscuridad por el final.

Observó a Damian, el chico estaba en el peor momento de su reputación, cada una de esas personas que se tomaban el tiempo para escribir comentarios en su contra lo odiaban, repudiaban su imagen y deseaban que fuera expulsado, como Damian Wayne no estaba mejor, el mundo se inclinaba a sus pies y era perseguido por fotógrafos de revistas hambrientos por una actualización sobre la vida del hijo del príncipe de Gotham, tanto que llegó a afectar la vida personal del adolescente evitando salir y cuando lo hacia intentaba que no lo reconocieran en las calles. Ella sintió que la gente debería verlo más allá de títulos y defectos.

¿Tanto quieres arruinar a esté también?

—¿Qué pasa?

Él dejó la toalla a un lado y se acercó. Cuando había algo que despertaba su curiosidad, exigía respuesta y no se conformaba con nada más que la verdad, se sintió expuesta y abrumada, tal vez fue por la voz de su padre que por mucho que le costará tenía razón, nunca aprendía de sus errores.

Ponle punto final antes que se escriba el prologo y termine mal.

Raven retrocedió en un paso, luego dos, pero Damian siguió aproximándose.

—¿Qué pasa? —repitió.

Abrió y cerró la boca como un pez, incapaz de pronunciar una sola palabra, pero es que ¿Qué diría?, que pasa si este era solo un buen gesto y lo estaba confundiendo todo, no quería arruinar una amistad por un pinchazo de confusión.

Lo miró a los ojos. En un segundo toda su mente se iluminó por completo y se percató que ese sentimiento no era desconocido, sus ojos verdes le trajeron esperanza y fuerzas en los momentos en que el mundo se estaba cayendo incluso cuando apenas se estaban conociendo, habían visto tantas cosas malas, podrían haber optado por una vida de dolor y destrucción, pero aquí estaban esperando lo mejor, ese tipo de familiaridad la abrazó e hizo que sus entrañas se revolvieran.

El sentimiento no era nuevo.

Estaban a centímetros de distancia. Levantó la cabeza apretando los labios por puro nerviosismo, quería desviar la atención a lo que fuera, pero sus ojos de Damian eran demandantes, al ser empática sentía su ansiedad por saber que es lo pasaba, era casi como si la estuviera llamando y emitía una fuerza magnética que hacia que fuera imposible mentirle.

Abrazó el libro sobre su pecho— Yo…

—¡Estas en todas las redes sociales, Wayne! —Jaime se detuvó en seco. Apareció sosteniendo un celular y mostrando al adolescente conversando casualmente con una mesera en un restaurante; el latino intercambio una mirada entre los dos y se rascó el cabello, inseguro—. Lo siento.

Damian frunció el ceño y rodó los ojos al procesar las palabras. Recogió sus pertenencias soltando gruñidos enojados, probablemente cansado de todo el escandalo mediático que rodeaba su vida.

Ella hizo una mueca de incomodidad.

—Hermano, todos están vinculándote con la mesera y todas las chicas están sufriendo—dijo Jaime. Había pretendido que las palabras fueran una burla, pero ya no sabía si sus amigos se lo tomarían como un chiste, en cualquier caso, no es que tuvieran sentido del humor; juraría que no era bienvenido—. Rae, deberías leer los comentarios.

Apartó la mirada.

Se encogió de hombros— No me interesa.

—No quiero saber nada—Damian se colocó la mochila en la espalda y se encaminó hacia la puerta a grandes zancadas—. Ya no puedo pedir café— gruñó.

Garfield apareció con su tablet acompañado por Conner—¡Mira lo que le hicieron a Robin…

Damian lo empujó, y se fue azotando la puerta tan fuerte que envió una corriente de aire. Chico Bestia retrocedió emitiendo quejas, el aparato casi se resbaló entre sus manos como la mantequilla.

Conner se rio agarrando su estómago, burlándose de su amigo.

—¿Qué le sucede?

Raven suspiró.

A veces le sorprendía lo denso que son esos dos, Jaime podía ser más tranquilo, pero en cuanto a los sentimientos y lo que experimentaban sus compañeros lo desconocía totalmente, mientras que Garfield solo veía la verdad si se presentaba frente a frente y le bailaba.

Sobre Conner, bueno, dudaba que viera algo más que su propia vanidad.

—Esta frustrado—dijo ella.

Garfield y Jaime intercambiaron miradas, finalmente se encogieron de hombros, mientras que Conner se seguía burlando de sus amigos por un motivo que escapaba de sus conocimientos. Estaba acostumbrada a que la gente reaccionara así cuando hablaba, ya que lo relacionaban con sus poderes y su aura misteriosa, asumían que veía algo que los demás no, en algunos casos era real, en otros el problema era ellos.

Raven miró fijamente el libro.

El regalo entre sus manos, el latido de su corazón, el fuego en sus mejillas, que se quemaría hasta las cenizas.

No estaba hecha para amar.


Al inicio creí que esta sería una historia de solo una parte, pero espera la siguiente habrá más.

Trabajó en una versión en ingles, pero no es mi primer idioma y tengo que pulir el capítulo.

¡Habrá segunda parte!

Si te gusta deja un review, si no; solo DISFRUTA.

(Espero haberlo hecho bien. Damian y Raven son unas mis parejitas favoritas, ellos son hermosos)