p class="MsoNormal"NOCHE DE BOHEMIA/p
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p class="MsoNormal"—¡No mames, hijo de la verga!— Y su carcajada estrepitosa hacía pensar en una bestia saludable— ¡No te pases de verga!/p
p class="MsoNormal"Eran los días del Exilio, cuando ya no vimos más el esplendor de los astros yspan style="mso-spacerun: yes;" /spanentendimos, muy tarde, hacia qué ominosa vertiente se dirigía nuestra civilización crepuscular. Aun así, Roxxy y Rishispan style="mso-spacerun: yes;" /spansabían mantener el tono. La quinta, y probablemente última generación de ONX se mantenía saludable gracias a ellos dos. La quinta generación era presidida por ellos dos. Si en el principio fue Journeyman, después Codexis y luego los Supernovas, el día de hoy era de ellos. De Roxxy y Rishi, los alegres artistas dionisíacos. ¿No era, de facto, también Rishi un artista? ¿No era capaz, y con mucha más efectividad que un poeta o un lánguido melodista clásico, infundir en los corazones la valiente embriaguez de la danza, la comunicación salvaje con el espíritu atávico de las Razas; de trastornar convicciones, virtudes, razones y templanzas monacales y desvirtuarlo todo ello en favor de la fuerza y la violencia del tiempo?/p
p class="MsoNormal"Onix, prematuramente envejecido, melancólico, acomplejado, débil, enfermo, triste, había dejado de ser el líder desde hacía mucho tiempo atrás. El título lo conservaba por pura convención: em¿podía un clan que llevaba su nombre tener otro líder?/em Su tristeza lo empañaba todo. Debía su aura negro y saturnino ser ofuscado por otro, por otros, luminosos y devoradores como el fuego divino. Y así eran ellos dos. Así fueron Journeyman y Codexis en el pasado. Roxxy y Rishi representaban el porvenir. La esperanza. emLa/em embuena nueva/em./p
p class="MsoNormal"Rishi, con una abstracción digna de un budista, sintetizaba elementos musicales en su computadora; manipulando ritmos; creando desde el caos una armonía primigenia. Roxxy, a la que Onix llamaba emniña renacentista/em, y no sin fundamento, pasaba las horas inclinada sobre el escritorio, dibujando afanosamente intrincadas anatomías humanas y animales; paisajes dignos de un acuarelista francés… Artistas, alegres, borrachos: así eran las dos insignes estrellas del Clan en tiempos del Crepúsculo, pocos años antes de la Gran Guerra./p
p class="MsoNormal"Rishi estaba riendo, dando manazos al aire; estaba feliz, entonado, bien borracho y apenas eran las 2 de la tarde. Habíamos crecido: el cuartelspan style="mso-spacerun: yes;" /spangeneral pasó de ser una barraca de cartón, lámina y basura a un más o menos decente fortín de petatillo con piso de cemento —primera vez en oncespan style="mso-spacerun: yes;" /spanaños que pisábamos sobre sólido. Las cosas iban viento en popa. Codexis, que había abandonado el clan que porque vivíamos en una imperdonable precariedad sin ánimos de superar nuestras "limitaciones", ahora vivía en un complejo apartado en una zona de prestigio clasemediero: algo así como emLa Condesa /emo el emPolanco /emo el emBeverly Hills /emdel ZDWORLD: en ocasiones nos llegaban fotografías a la mensajería instantánea: fotografías de él cenando en algún restaurante VIP, en compañía de Selam, Hugo y otros a los que en su momento había injuriado. Como sea, nuestra dicha iba en ascenso. Aquella noche de Bohemia artística, Ram y Cyclo rasgaban las guitarras, cantaban, se tomaban un shot tras otro de un costoso tequila de 500 dólares robado por Onix a una de esas elegantes tabernas que salvaguardan de la completa falta de atractivo a los suburbios de los distritos que rodean La Capital. Todo era un alegre vértigo de humos y canciones y un incesante flujo de vinos tintos y cócteles de rancio tepache. No cesaba la piratería. Implacables, Onix y Noé abastecían las arcas del clan con dinero robado a transeúntes y negociantes así como con mercancía saqueada a supermercados. Con el paso de los años habían refinado mañas y tácticas./p
p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"emEra mi único consuelo/em. Como líder del clan, no podía hacer otra cosa salvo dar la cara por crímenes que ya eran más míos que colectivos. Mi cara estaba en cada esquina, en cada emtable dance/em,span style="mso-spacerun: yes;" /spanen cada tienda de abarrotes, en cada Oxxo. La eminfamia /emque se nos había reprochado, hoy en día estaba más que justificada que nunca./p
p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"Sin embargo, en medio de la podredumbre que iba creciendo sutilmente y sin que ningúnspan style="mso-spacerun: yes;" /spanciudadano lo notara —pues los avances en otros términos: tecnológicos y económicos los volvían ciegos a determinados fenómenos—, y que era ésta y no otra la obscena y patológica criminalidad que inundaba el ZDWORLD con sus miasmas la que emnosotros /emmás que nadie percibía y padecía —comuna de mártires inéditos—, venía acompañada de un suave barniz moral que nos ennoblecía. Criminales, desobedientes, out-siders, habíamos ido a ganando a fuerza de sufrimientos y esfuerzos cuasi-heroicos y nada más visibles para nosotros mismos, un cierto matiz noble. Nobles y puros a pesar de nuestros crímenes,span style="mso-spacerun: yes;" /spanjuegos de niños a comparación de las Aberraciones que conocíamos y quespan style="mso-spacerun: yes;" /spanestaban en manos de las Élites. Ya no podíamos, éramos totalmente incapaces de competir por otro status que no fuera el de Muertos: las autoridades nos despreciaban de un modo irreconciliable y el mediocre y heterogéneo emvulgo /em—llamémoslo así— había alcanzado tales cotas de subordinación que no podíamos aspirar ya a ningún emestrato/em que el de los Sin Nombre: nuestra emlujosa/em casucha de madera comprimida estaba en los límites de un yermo cubierto de malezas,span style="mso-spacerun: yes;" /spandonde nuestros únicos vecinos —aldeanos inocentes emsin nombre— /emse encontraban a millas a la redonda. O a la media luna, pues detrás de nosotros, a pocos metros, detrás de feroces colinas de piedra escarpada, se encontraba el mar inclemente. Más allá emquién sabe/em. Una comuna, la comuna ONX, se había apoderado de este rincón del universo, que era a su vez el universo entero…/p