Ya habían pasado unos cinco años desde aquella reunión de cierto pelirrojo y la Diosa Guerrera, y bueno, no había mucho que decir ademas de que llevaron bien ... Mas que bien.
Su entrenamiento fue simple, mejorar su condición física para que su cuerpo resistiera tanto su magia personal, Unlimited Blade Works y la feroz y poderosa magia God Slayer de la Guerra de Hipolita. Mientras que también le daba de comer a la diosa para apaciguar cualquier rabieta o antojo que tuviera.
Pero a pesar de ello, Shirou no se quejo ni un segundo, viendo a Hipolita como ... Bueno, no una madre, era un poco descuidada recordandole un poco a Fuji-nee, así que la vio mas como un hermana mayor mandona glotona y poderosa ... Pero jamas lo dijo en voz alta, el no quería morir ... De nuevo. Pero tu mi amigo, tienes deseos de morir, dile a una mujer, como por ejemplo a tu hermana, prima, tía, amiga o quien sea cualquiera de estas frases:
Eres una enana, solo funciona si eres alto y la chica es baja.
Te ves gorda, esta frase es la mas usada y la mas efectiva, la puedes usar cuando la mujer come mucho o cuando se prueba ropa y le queda algo estrecha.
Y la cereza del pastel; ¿Cuantos años tienes? ... Nunca hagas esa pregunta a menos que quieras morir.
En el caso de Hipolita, Shirou omitió decir la gran cantidad de comida que devoraba o preguntar cuanto tiempo había existido la Diosa de la Guerra ... No quería volver a ser empalado por esas lanzas.
Pero volviendo al tema, luego de cinco largos años de entrenamiento, finalmente Shirou tenia que irse, y bueno, cierta diosa estaba triste de su partida.
- Así que ya te vas. - Dijo Hipolita en confirmación.
- Si, ya es hora. - Responde Shirou, usaba una camisa negra y encima una toga roja atada encima de su hombro, unos pantalones holgados negros y sandalias. El estaba terminando de empacar provisiones para su viaje en el pequeño barco que construyo.
La diosa lo vio con tristeza y pena. El pelirrojo miro el actuar de la diosa extraño, su comportamiento siempre era fiero que normalmente tenia la diosa de la guerra.
- Hipolita-sama. - Llamo el magus de las espadas, haciendo que se sobre saltara la susodicha. - ¿Esta bien? - La mencionada suspiro con cansancio.
- Si, es solo que ... - El rostro de Hipolita enrojeció. - Te voy a extrañar mucho, Shirou. - Dijo sinceramente, jamas había apreciado mucho a algo o alguien, y mucho menos un humano, ella era una Diosa de la Guerra, la Calamidad, el Conflicto, pero con el pelirrojo en compañía con ella, la hacia olvidar aquello.
- ... - Shirou se quedo en silencio por su declaración. - Es por mi comida, ¿No es así? - Pregunto con los ojos en blanco.
- ¡Claro que no! - Exclamo la diosa avergonzada por sus palabras. Suspiro un momento para calmarse. - No es solo por tu comida celestial, sino también por tu compañía, tu cuidado ... Tu amabilidad. - Decía mientras sonreía sinceramente.
Shirou también le sonrió. - A mi también me gusto mucho acompañarte ... Prometo que cuando pueda, vendré a visitarte, lo prometo por mi magia. - Le aseguro con una sonrisa sincera y honestidad en sus palabras.
- ¿Lo ... Lo dices en serio? - Dijo la diosa asombrada por sus palabras.
- Claro que si. - Confirmo Shirou con una sonrisa, pero ... - ¡Woah! - El pelirrojo se sorprendió cuando fue abrazado por la diosa.
- Gracias ... Shirou. - Hipolita se separo y luego para sorpresa y shock del aludido, la diosa le dio un beso en su mejilla sorprendiéndolo gratamente. - Jeje, es un regalo de despedida. - La diosa lo soltó y se separo sonriendo.
Shirou se toco la mejilla con un gran sonrojo en su cara. - Gra ... Gracias, Hipolita. - Dijo con cierto nerviosismo. - Creo ... Creo que ya va siendo hora de que me valla. -
Hipolita asintió. - Cuídate, por favor. -
El pelirrojo le sonrió despreocupadamente. - Eso es seguro. - Y se subió a la embarcación y zarpo rumbo a Hargeon ... Lo único malo es que no sabia donde estaba la ciudad portuaria.
...
- Odio mi Suerte E ... - Dijo Shirou mientras una gran tormenta azotaba su camino, con los rayos casi golpeando su pobre barquito.
Ademas, las olas de varios metros mas de una docena de veces han intentado hundirlo, pero de fortuna ha logrado salvarse hasta ahora.
Pero luego vinieron los tiburones que casi parecían megalodones.
- Si salgo de esta, te mato Ymera. - Dijo Shirou con el rostro sin vida, antes de que una ola gigantesca le cayera encima.
...
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Se podía ver a un niño de unos doce años caminando por el puerto de Hargeon, todo empapado lo cual lo hacia ganarse algunas miradas de las personas que pasaban y lo miraban.
- ¿Es que no tienen algo mejor que hacer? - Les grito Shirou haciendo que los peatones dejaran de mirarlo y se fueran. - Uff, casi no me salvo. - Suspiro el chico con alivio. - Ahora es momento de saber donde queda Magnolia ... - Decía pero escucho su estomago retumbar. - Pero una parada rápida en un restaurante no queda mal ... Espera, no tengo dinero ... Mierda. -
Luego de maldecir su desgracias y a cierto ser que lo mando a ese mundo, el pelirrojo pregunto en que dirección quedaba el infame gremio de magos mas destructor, alborotador y ruidoso de Fiore, lo cual fue de ayuda, ademas de descubrir que era el año X777, lo cual fue bastante informativo.
- Bien, es hora de irme ... Caminando. - Dijo el pelirrojo lamentando su falta de dinero y empezó a caminar en dirección a Magnolia, comiendo cada fruta que encontrara hasta que fuera hora de la cena y pudiera cazar cualquier animal y prepararlo para la cena.
Y así estuvo unos varios días hasta que ...
- ¡Igneel, ¿Donde estas?! - Escucha una voz gritando, haciendo que Shirou se sorprendiera.
No esperaba que se encontraría con el en su viaje, el pelirrojo estaba emocionado y sorprendido de encontrarse al infame Salamander de niño, aunque noto algo raro en su voz.
- ¡Igneel! - Luego lo escucho mas cerca, y entonces lo vio.
Cabello rosa, ojos onix. Llevaba ropa simple, pero lo que mas le llamo la atención, era su cabello mas largo, y facciones mas finas.
- "Por favor ... No me digas que ... " - Pensó Shirou, suplicante.
- ¿Eh? Oye, ¿Has visto a Igneel? ¡Es un gran dragón rojo! - Dijo la niña peli rosa al notar la presencia del pelirrojo.
Shirou negó con la cabeza. - Lo siento, no lo he visto ... ¿Como te llamas? -
- ¡Me llamo Nozomi Dragneel! ¡Hija de Igneel, el Rey Dragón de Fuego! - Exclamo la niña con orgullo. - Pero ... El desapareció repentinamente. - Su cara sonriente decayó por la tristeza.
- Entiendo ... - Dijo con pesar el pelirrojo, incapaz de decirla la verdad. - ¿Quieres que te ayuda a buscarlo? - Propuso con una sonrisa.
- ¡¿Lo dices en serio?! - Grito/Pregunto Nozomi con emoción. Shirou no pudo evitar sonreirle.
- Claro ... Ahora mismo me dirijo a Magnolia, quiero unirme a un gremio de magos, para hacer misiones y viajar por todo Fiore e Ishgar, si me acompañas y viajamos juntos podamos encontrar pistas de tu padre, Igneel. - Explico el pelirrojo lo mas simple posible. - Y ¿Que dices? -
- ¿Que que digo? - Decía Nozomi con ojos ensombrecidos. - ¡Que si! - Debido a la emoción, la niña le salto encima al pelirrojo abrazándolo fuertemente. - ¡Gracias, onii-chan! -
- "¿Onii-chan, eh? ... Sin querer encontré a la Illya de este mundo, jeje." - Río Shirou internamente.
- Onii-chan, aún no se tu nombre. - Dijo Nozomi soltando al notar que no sabia el nombre de su nuevo onii-chan.
- Oh, lo siento. - Dijo Shirou antes de sonreirle. - Me llamo Emiya Shirou, pero por favor, llámame solo Shirou. -
- Okay, Shirou-nii. - Nozomi sonrío mas ampliamente.
- Bueno, sigamos con nuestro camino. -
- Okidoki, Shirou-nii. -
Y así, los nuevos hermanos siguieron su camino.
...
Ambos niños caminaron por unos días, sobreviviendo solos a todo lo que la naturaleza les lanzará, ademas de comer cualquier cosa que la misma le lanzara, y gracias a las habilidades culinarias de Shirou en Rango EX, bueno, el paladar de Nozomi quedo arruinado para poder comer otra comida que no fuera la de Shirou, ya que lo demás le parecía insípido.
Ambos aprendieron varias cosas del otro, Nozomi le hablo de Igneel y de su magia Dragon Slayer de Fuego, mientras que Shirou le dijo sobre su magia God Slayer de la Guerra y su un poco de su Unlimited Blade Works, solo diciéndole que podía crear espadas con esta ultima. Decir que Nozomi se quedo sin habla al conocer a otro tipo de magia Slayer fue una subestación, ella quedo en un estado de estupor para luego hacer varias preguntas emocionadas, a lo cual Shirou le explico que la aprendió de una verdadera Diosa haciendo que Nozomi se emocionada mas.
Y así estuvieron hasta que llegaron a una ciudad, Magnolia.
- Vaya, por fin llegamos. - Dijo Shirou admirando la ciudad, era una cosa verla en el anime o manga, pero verla en persona fue en serio el verdadero negocio.
- Woah, es tan grande. - Exclama Nozomi mirando los edificios, tiendas y a las personas, debido a sus circunstancias ella nunca había visitado un pueblo o ciudad antes, y menos aún ver a otros humanos desde su onii-chan.
- Bueno, vayamos al gremio. - Dijo el pelirrojo con una sonrisa, consiguiendo un asentimiento de la peli rosa emocionado.
Ambos caminaron hasta llegar a un edificio bastante grande, con el letrero que decía "Fairy Tail" junto a la marca del gremio.
- ¿Entramos? - Pregunto Shirou.
- ¡Si! - Exclamo Nozomi, y ambos entraron por las puertas del gremio.
Solo para que Shirou fuera recibido por una silla voladora salvaje directamente en su cara.
- "Te maldigo Suerte E ... Y a ti, Ymera." - Fue lo único que Shirou pensó antes de que la silla lo noqueara.
...
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Omake:
En un gran edificio, hecho de mármol blanco puro se encontraban dos mujeres, la primera una mujer joven de cabellos negros con un vestido con adornos de plumas al final de su falda, la otra parecía una chica de unos diecisiete años de cabellos claros usaba ropa típica de una adolescente rebelde.
- Es imposible, hermana Brunhild ... ¡¿Que humanos pueden luchar contra dioses tan poderosos?! - Exclamo la mas joven.
- Calmate, Geir. - Dijo Brunhild, presionando la pantalla del artilugio que parecía un teléfono inteligente con su dedo.
Luego, ante ellos aparecieron varias imágenes de varios humanos reconocidos por el mundo, cada uno logrando grandes logros.
- Hay que elegir al primero, nuestra vanguardia. - Dijo la Valquiria de cabellos negros.
- ¿Oh, necesitas ayuda para eso? - Dijo una voz detrás de ellas asustandolas. Las valquirias se voltearon y vieron a un hombre pelirrojo con un parche en el ojo, este hombre tenia una sonrisa divertida.
- Ymera ... - Dijo Brunhild sin aliento, estaba ante el único dios cuya autoridad estaba a la par del Dios Supremo, Zeus. - ¿Que haces aquí? -
- Vine a ayudarles, por así decirlo. - Dijo con una mirada astuta, asustando a Geir mientras Brunhild lo miraba aprensiva. - He visto un sin números de resultados y posibilidades de este Ragnarok, y quería darte una oportunidad. -
- ¿En serio nos ayudaras? ¿Por que lo haces? - Pregunto la pelinegra aún desconfiada.
Ymera se encoge de hombros. - Solo es por diversión. Ya he elegido a su primer luchador. - Dijo apuntando su dedo a una de las imágenes. - Si es el, los dioses caerán ante el. -
- ¿Eh? - Dijeron ambas hermanas, mirando a quien había elegido el Dios Demonio.
- Yo mismo lo acogí, y también Hipolita, el probablemente, el es ... No, el es el Supremo Señor de la Guerra, la espada mas afilada que Akasha tiene. - Dijo Ymera sonriendo.
- ¿Eh? - Mientras, Geir estaba confundida, no conocía a ese hombre.
- Imposible ... Ese hombre. - Comenzó Brunhild mientras temblaba de miedo. - ¡Si ese hombre entra en la arena, habrá un infierno! -
- Jeje, esa es la idea. - Río con gusto el Dios Guardián.
Arena del Valhalla.
En el coliseo del Valhalla, estaban dioses y seres inhumanos por un lado, y en el otro humanos. Ambos apoyando a sus lados. Zeus miraba expectante, Afrodita bebía una bebida con tranquilidad, Shiva parecía aburrido, mientras que Odín tenia una expresión impasible, pero sombría.
- ¡Este es el momento que he esperado todo este tiempo! - Exclamo un hombre enano, era Heimdall, el Vigilante del Apocalipsis. - ¡El momento de soplar el Gjallarhorn! - Emocionado de tocar al fin su cuerno. - ¡El momento de levantar el telón de Ragnarok ... Se acerca! ¡¿Están listos para eso?! - Les pregunto a todos los presentes.
Tantos dioses y humanos gritaron en confirmación.
- ¡Las reglas son simples! Luchar a "Muerte", ¡Eso es, el ganador se decide con la completa aniquilación del otro! - Informo Heimdall animando al público.
- Es cuestión de tiempo, Brunhild-nee-sama. - Dijo Geir tensa. Brunhild no respondió y solo miro al dios demonio que las ayudaba, el cual sonreía macabramente.
- ¡El primer combate! ¡Presentando al luchador de los dioses! - Comenzó el Vigilante. - ¡Este hombre! ¡Todo el mundo conoce a este Dios! ¡Todo el mundo quiere ver su máximo poder! ¡Su Mjornir puede incluso pulverizar los mares y la tierra! -
Poco a poco, se pudieron escuchar los pasos resonar.
- Si el no lucha, ¿Quien lo hará? - Y salio, ese gran dios. - ¡Vivir luchando, morir luchando! ¡El Nórdico mas poderoso! ¡El Berserker del trueno! -
- ¡El Dios Thor! - Exclamo Heimdall consiguiendo que todos los dioses gritaran de emoción.
El dios pelirrojo tenia una expresión impasible a la par de su padre, Odin.
- Aplástalos y aniquílalos. - Ordeno el Padre de Todo.
- "Como dijo Ymera, Thor-sama es su primer luchador." - Pensó la Valquiria mayor mirando al dios cuya omnisciencia superaba a todos los dioses juntos.
- ¡Y ahora, su oponente! ¡El luchador del lado de los humanos! ¡Es este hombre! -
De repente, sonidos de martillos golpeando el metal resonó en la arena, junto el sonido de espadas chocando entre si hizo estremecer a todos, a humanos y a dioses por igual. Zeus, Odin, Shiva, Afrodita miraban curiosidad el lugar de donde saldría el humano, mientras Thor sentía como su sangre corría mas rápido de lo normal, sintiendo que este oponente seria diferente a los que se ha enfrentado.
- ¡¿Esto acabara aquí?! ¡Los siete millones de años de existencia!¡ ¡¿Serán olvidados aquí?! ¡LOS SIETE MILLONES DE AÑOS DE ORGULLO! - Exclamo Heimdall.
- ¡NO! ¡NO! ¡NO! - Exclamaron los humanos, en especial ciertos humanos, los cuales eran aquellos forjadores de espada japoneses que sentían como su sangre ardía como una forja.
Cierto Dios del Fuego y la Forja japones, miro con interés antes de sonreír maliciosamente.
- Jajaja, has muerto, Thor-dono. - Dijo el Dios Maligno del Fuego, Kagutsuchi.
Todos los espectadores vieron como pasos rápidos resonaban por el umbral donde el luchador de los humanos saldría. Y en un sonido resonante y feroz, salio ...
Era un caballo, una yegua pero no era cualquier yegua, todos los dioses pudieron sentir divinidad en el caballo, lo cual los dejo en shock, ¿Por que tan majestuosa bestia divina estaba del lado de los humanos? ¡Era inconcebible! Los que estaban en mas en shock, eran los dioses Shiva y Afrodita, mientras Zeus y Odin solo esperaban expectantes.
- ¡Este hombre canaliza toda la voluntad de la humanidad en su cuchilla! - Exclamo Heimdall refiriéndose al hombre que montaba el caballo divino. Este estaba oculto por una gran gabardina blanca y un turbante rojo sangre. - ¡Escucharlos! ¡¿Quien mas, aparte de el, podría hacerlo?! ¿Este hombre sera devorado por los dioses? -
- ¡NO! -
- ¡Viene en busca de la sangre de aquellos que amenacen a la humanidad! ¡Es la espada mas fuerte que los dioses malignos han concebido por un accidente! ¡¿Alguna objeción?! -
- ¡NO! -
- El Ultimo Héroe de la Humanidad, la Espada Divina de Akasha. -
Como si fuese una señal, la gran gabardina blanca se desprendió junto al turbante rojo, rebelando al hombre quien hacía temblar a los dioses y humanos por sus ojos inhumanos.
EMIYA SHIROU.
El Luchador de la Humanidad.
THOR.
El Luchador de los Dioses.
Ambos combatientes se encontraron, ambos con expresiones impasibles e imperturbables, ambos forjados para la batalla, refinados para la guerra, templados para el combate.
Mientras tanto, con Ymera, Brunhild y Geir.
El Dios Demonio Guardian y las Valquirias notaron a un humano, un monje que rezaba fervientemente.
- Seras mejor que dejes de rezar, humano. - Dijo Ymera sin mirar al humano que rezaba. - Ya que tienen que derrotar ... -
¡La Primera Pelea del Ragnarok ...
- ... A los mismísimos dioses a los que estás rezando. - Termino Ymera con una sonrisa emocionada y peligrosa.
¡EMPIEZA!