Acá un nuevo capítulo.

En vista que estamos en cuarentena y me toca trabajar desde casa, me he dispuesto a actualizar los proyectos y darle salidas a los borradores. No recordaba que éste en particular estuviera tan adelantado, sólo agregué algunos detalles y la verdad salió muy rápido. Me gustaría terminarlo pronto considerando lo abandonado que anda ToV al español.

Sin más que decir, espero que disfruten el capi que está bien cortito.


La virtud de hacer lo posible

Malinterpretaciones incómodas

Cierto día no pudo contenerlo más.

Las últimas clases habían transcurrido con relativa normalidad, no obstante, Flynn percibió que Yuri hacía ciertos esfuerzos en mostrar una actitud relajada, lo que llevó al tutor de turno a la conclusión que había algo perturbando esa exuberante espontaneidad que lo caracterizaba.

Flynn observó atentamente a Yuri hacer trazos que, al menos en esta ocasión, no eran dibujos aleatorios como un grito mudo de su falta de atención. Su letra limpia iba dándole forma en el papel a los símbolos que representaban una fórmula en la que habían estado trabajando la última hora y, desde sus pulcras manos, fue ascendiendo por el contorno de éstas hasta toparse con su perfil inusualmente serio y su cara, en apariencia serena.

Era obvio que algo sucedía, pero por más que Yuri fuera resuelto en respuestas rápidas y atrevidas como digno hablador, no podía dar con motivación alguna que lo moviera en su día a día. ¿Qué le gustaba? ¿Qué quería? ¿Por cuál razón viviría? Estos pensamientos rondaron a Flynn durante algunos minutos sin que lo condujera a ninguna parte, Yuri pese a su apego a la conversación, no había hablado de sí mismo en lo absoluto y mucho menos dejado ver nada que le diera luces sobre sus motivos, planes o sueños. Su entrecejo se frunció apenas, y ya le fue imposible reprimir su curiosidad. Rebuscó en su cabeza numerosas posibles sentencias, estudiando cual se escucharía mejor. Sentía una imperiosa necesidad de entender un poco más a Yuri y a través de aquel entendimiento, ayudarlo a encontrar un camino.

No cabía duda que era una situación compleja. No estaba acostumbrado a estos niveles de empatía, pero sentía que no podría hacer bien su trabajo si al menos no interpretaba a Yuri y sobraba decir que esta labor se le estaba haciendo incluso más dificultosa que asignar labores académicas. Ya en este punto, se sintió en un callejón ciego y se decantó por simplemente ser directo con la esperanza de ser compensado con una respuesta honesta e igual de directa, sin alusiones ni implicaciones que le conllevaran a un compromiso más lejos del que estaba asumiendo.

Con esto en mente, lo dijo.

—¿Qué piensas hacer?

Yuri que inesperadamente había transcrito tal cual él le había dictado y había portado una expresión de concentración, seguramente desencriptando el código matemático que no era más que un ejercicio algo más avanzado, elevó el rostro como si dudara de lo que había escuchado, sin embargo, quedó poco convencido de haber escuchado mal. Flynn lo vio parpadear un par de ocasiones hasta que un destello de comprensión apareció en ellos haciendo que sus labios formaran una suave sonrisa llena de intenciones que no auguraban ser buenas para él.

—No sé si me estás pidiendo una cita o quieres que me quede —confesó Yuri entre la risa y la picardía.

Flynn tardó más de lo necesario en captar las palabras del otro, pero al hacerlo, la vergüenza acudió de inmediato a su rostro haciéndole incorporarse no sin cierto estrepito. Se levantó al tiempo que unas sonoras palmadas sobre la superficie de madera hicieron un eco aturdidor en el ambiente y enmudeciendo cualquier burla que pudiera suceder al comentario anterior, exclamo:

—¡No es eso!

Yuri quedó estático en el sitio sin siquiera ser capaz de parpadear en dirección al otro.

No era como si Yuri no esperaba que Flynn se avergonzara por su impertinencia, pues esa había sido su intención inicial, pero aquella reacción le pareció sencillamente excesiva incluso para alguien como él. Involuntariamente, enarcó una ceja, sin ánimos de extender la burla hacia apenado tutor, quien al ser consciente de su reacción terminó desviando la mirada aclarándose la garganta y recuperando una compostura de la que evidentemente no era dignatario.

—E-es todo por hoy —dijo al fin tras su larga pausa.

Yuri parpadeó dos veces y se incorporó también sin saber cómo reaccionar, pues consideraba que las situaciones que había impulsado con Flynn no se acercaban al extremo de ser echado y no admitiría este curso de acontecimientos por un comentario que consideró totalmente fútil.

—¿Es por lo que dije? —preguntó con seriedad adelantándose varios pasos y rodeando la mesa hasta estar próximo a Flynn.

Flynn, por su parte, sintiéndose incapaz de encararle, desvió la mirada. Yuri le tomó del antebrazo para posicionarlo de tal modo que no le fuera posible huir de su confrontación, su rostro quedando frente a frente al ser de la misma estatura le permitió ser testigo de la explosión rojiza que se extendía por toda la tez tostada de una manera visible.

—Fue una broma, no tienes que llevar un simple comentario tan lejos, Flynn —insistió Yuri.

Yuri le observó llevándose una mano al rostro para refregarlo con ligera exasperación; no obstante, no creyó prudente continuar para no acorralar más a Flynn y quedó a la espera de una respuesta que no parecía querer llegar.

Usualmente era Flynn quien mantenía la calma pese a los constantes intentos de Yuri por alterarlo, pero ahora mismo Yuri, sin entender bien el motivo, parecía que había cruzado los límites con un comentario que no iba dirigido a sacar de sus bases a su tutor, de hecho, había comenzado a darse por vencido en los intentos hace un par de jueves.

Viendo que Flynn aún no reaccionaba, probó una vez más.

En cuanto a Flynn, definitivamente sabía que las cosas no podían terminar bien si se inmiscuía en la vida de Lowell, pero pudo más su altruismo y tuvo que soltar la pregunta que pugnaba clases guardando. Se alejó con un movimiento. Yuri insistió en aproximarse en varias ocasiones y todas ellas Flynn lo rechazó como si su puro tacto lo lastimara. Alejándose otro paso, sacudiéndose con nerviosismo de sus dedos largos.

La vergüenza no dimitía y aunque su voz al menos no sonaba alterada, su ansiedad y nerviosismo se hizo evidente al punto de preocupar a Yuri que, al ser contagiado por el éste, olvidó su reserva y no escatimó esfuerzos en acercarse hasta estar seguro de que la ofensa aún incomprendida quedase disculpada.

—Flynn, te dije que fue una broma —dijo ignorando la distancia que el otro se empeñaba en marcar y aferrándose de nuevo, esta vez con mayor firmeza, a su brazo para mantenerlo en el lugar, prosiguió obligándole a verle—. De hecho, fue un acto reflejo, lo dije sin pensar —insistió sintiendo algo parecido al pánico.

Flynn finalmente le dirigió la mirada con algo de dureza.

—No estoy para ese tipo de bromas, Yuri Lowell —respondió al fin.

Alcanzó sus lentes que habían quedado abandonados cerca de una de las patas de la mesa y los colocó lentamente sobre su nariz. Yuri, en algún punto perdió la energía de sus dedos y pronto, débiles, dejaron que la prenda de su camisa se deslizara entre ellos. Observó este movimiento y detalló como el sonrojo fue retrocediendo paulatinamente y las cuencas de sus fosas nasales se expandían y cerraban por intervalos relativamente iguales.

—Es todo por hoy —repitió con una seriedad helada. Yuri quiso replicar y emitir un último alegato que fue desdeñado por Flynn una vez más —. Repasa lo de hoy y continuaremos la próxima semana para estudiar seriamente —puntualizó.

Yuri, a su pesar, terminó entendiendo que había empujado demasiado a Flynn y concedió su petición sin emitir sonido alguno. Recogió sus pertenencias de manera ordenada y con calma mirando de soslayo como su tutor se dirigía hacia su habitación encerrándose sin preocuparse en aguardar hasta despedirlo, lo cual ya sea por mera cortesía o preocupación de que aprovechara la oportunidad de llevar su broma más lejos, hubiese preferido.

Una vez todo en su bolso y organizadas la cosas como suponía que Flynn las dejaba tras sus clases vespertinas, hizo el amago de despedirse, pero se abstuvo. Se detuvo en medio del pasillo unos instantes, el espejo al final de éste le devolvió su reflejo taciturno y no le fue difícil percibir que no estaba del todo en sí mismo y tenía sus pensamientos un poco inestables. Desistió, por Flynn o incluso por sí mismo, no vio conveniente otra aproximación cuando él mismo no se sentía en consonancia consigo como para afrontar una situación de la que hizo nacer una inesperada vergüenza. Salió del pequeño departamento llevando consigo algo más que libros y cuadernos de uso variado además del estudio, algo que pesaba mucho más que esos objetos didácticos.

Ansiedad.

En el resguardo de su habitación, Flynn escuchó la puerta cerrándose y sintió como si el mundo comenzara a seguir su curso una vez más y poco a poco fue, a su manera, introduciéndose en aquel flujo que hace un momento se le había hecho caótico. El aire retenido en los pulmones comenzó a vaciarse lenta y pausadamente hasta que en algún momento dado percibió su respiración regularizada y su pulso aparentemente estable. En la soledad de su habitación y con la colcha abrazando su espalda, maldijo a dientes apretados, siendo consciente de que su reacción había sido exagerada y que probablemente eso sólo provocaría alguna que otra burla de Yuri habiéndole entregado en bandeja de plata alguna clase de debilidad que él mismo se había negado en numerosas ocasiones a admitir.

Cruzó los antebrazos sobre sus ojos e hizo presión en un intento por hacer retroceder las emociones negativas que iban serpenteando por su organismo y así se mantuvo por un lapso lo suficientemente prolongado como para que la oscuridad tras sus ojos diera vida a formas con colores opacos. Las horas se extendieron hasta que la luz diurna retrocedió y la noche invadiese su habitación obligándole a ponerse en movimiento, notando con sorpresa y agrado a partes iguales que Yuri no sólo había salido en completa tranquilidad, sino que había organizado incluso mejor de lo que él lo hacía cuando no estaba.

En ese momento tomó una resolución.

Dejaría que transcurriera esa semana y se aferraría a la idea que debía no sólo aumentar sus niveles de tolerancia sino que debía abrirse también a la idea de entablar al menos conversaciones que no fueran unilaterales para Yuri y corresponder alguno de sus comentarios, pues si bien, era muy impertinente, Flynn había reconocido en algunas ocasiones que tenía algunas ideas no sólo elocuentes si no que tenía un ingenio bastante agudo que con sinceridad no sabía en qué era aprovechado.

Una comida recalentada y con un aspecto de dudosa salubridad adornó su solitaria mesa esa noche, imitando las anteriores, y mientras ingería aquellos alimentos que desentonaban por completo con su organizada apariencia y modo de llevar las cosas, decidió que a partir de su próxima clase pondría todo de sí en descubrir qué motivaba la vida de Yuri Lowell.

Probablemente no sería una tarea fácil ya que motivaciones o atisbos de éstas no había dilucidado nada hasta el momento, pero ya se encargaría de descubrir qué ocurría en la cabeza de aquel que le acompañaba en las desocupadas tardes de su día libre.

Y quizá, también podría descubrir cómo no bloquear el mundo alrededor de sí mismo.