DISCLAIMER: LOS PERSONAJES EN SU MAYORÍA PERTENECEN A J. K. ROWLING, ASÍ COMO EL UNIVERSO EN QUE SE DESENVUELVEN.

Nota Traductora: Aquí estamos, éste es… el final. Espero que lo disfruten mucho mucho mucho. Gracias por llegar hasta aquí.

Nota Autora: Oh queridas. Hemos llegado al final. Me siento muy honrada de que hayan compartido este viaje conmigo. Desde los que han estado conmigo desde el principio, hasta aquellos que son nuevos, gracias.

Ver el final para más notas.

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La Forma Correcta de Actuar

Traducción de "The Right Thing To Do" de Lovesbitca8

Capítulo 36

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Después de salir de San Mungo, Hermione regresó a la oficina para reunir sus cosas, incluida su bolsa de baile.

Tendría su última lección con la Srta. Truesdale esa noche. Después, el sábado, su última lección con Monseiur DuBois, y el domingo por la mañana, su última lección con Madame Bernard. El martes sería su última lección con Madame Michele, y la última décima parte de la herencia se transferiría a las 9 p.m.

Se entretuvo respondiendo cartas y poniéndose al día con sus pendientes, leyendo la edición nocturna del Profeta que detallaba la condición de Lucius Malfoy hasta donde Skeeter sabía. Salió de la oficina con cinco minutos de sobra para su clase, Apareciéndose en un punto a varias cuadras del pequeño estudio de baile. Hermione estaba contenta de haber decidido terminar con las lecciones, pero aún más después de su conversación con Lucius Malfoy.

Tarde o temprano tendría que tomar esas clases.

Ella sacudió la cabeza para aclarar sus ideas mientras entraba, quitándose rápidamente la bufanda, el abrigo y los guantes, y colgándolos en el perchero del pequeño vestíbulo contiguo a la puerta del estudio.

Se quitó las botas de lluvia, se puso las pequeñas zapatillas de ballet y tomó los tacones de dos pulgadas en los que la Srta. Truesdale le pedía practicar. Estaba tan contenta de que Pansy la hubiera vestido hoy, de lo contrario tendría que ponerse algunas de las faldas de ensayo del estudio.

Se giró para precipitarse en el estudio, apenas con un par de segundos para llegar a tiempo, y se encontró con Draco. Sentado en la pequeña sala de espera del vestíbulo, observándola.

Ella jadeó en estado de shock, luego se sonrojó, avergonzada por su propio melodrama.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó ella, con la mano sobre el corazón—. ¿Está todo-? ¿Tu padre está bien?

Él asintió y se puso de pie, colocando sus manos en los bolsillos. Aún observándola.

—¿Entonces por qué estás...?—Ella contuvo el aliento. ¿Habría venido a reñirla por tomar las clases? ¿Para prohibirle que continuara ayudándolo?—. Voy a asistir a las clases, Draco, —intentó con firmeza—. Sólo me resta una semana, y tengo la intención de terminar. La herencia se transferirá y eso será todo. Hice un trato.

Draco asintió al suelo. Hermione lo miró, esperando. Él le dedicó una pequeña sonrisa y abrió la puerta, sosteniéndola para ella. —Después de ti.

Hermione lo miró sin comprender. Sus pies comenzaron a avanzar y entró en el luminoso estudio, sintiendo avanzar tras ella.

La Srta. Truesdale estaba en el gramófono, de espaldas a ellos.

—Srta. Granger, llega tarde dos minutos. —Su voz severa llegó a ellos a través del piso de madera.

Hermione abrió la boca para disculparse, pero Draco la interrumpió.

—Me temo que ha sido culpa mía, Srta. Truesdale.

La ex bailarina se dio la vuelta en un delicado giro, y cuando sus ojos se posaron en Draco, brillaron.

—¡Joven Sr. Malfoy! Qué agradable sorpresa. —La mujer de setenta años, -que todavía insistía en ser llamada "Srta."- dejó que sus ojos vagaran por la figura de Draco mientras él atravesaba el estudio, sonriéndole y tomando su mano para besarle los nudillos—. Nos has hecho mucha falta.

Draco sonrió, y Hermione intentó no poner los ojos en blanco, preguntándose si estos maestros aduladores en realidad recordaban sus talentos, o si simplemente estaban enamorados de él y de su madre. ¿Era realmente tan bueno en todo?

La Srta. Truesdale le preguntó a Draco sobre Narcissa, le dio sus condolencias por la salud de su padre, y movió su varita hacia el gramófono, empujando a Hermione como una mosca hacia la barra de ballet. Hermione le frunció el ceño a la vieja murciélago y comenzó su calentamiento. Trató de ignorar la charla que ambos mantenían, enfocándose en el por qué de la presencia de Draco, sentado en una silla al frente de la habitación.

La voz de la Srta. Truesdale flotó hacia ella. —Si está aquí para comprobar su progreso, Sr. Malfoy, lamento informarle que necesitará mucho más tiempo y concentración para llegar a igualar a las chicas de su edad.

Hermione apretó los labios para abstenerse de gritarle una respuesta mientras llegaba a la posición final en la barra. Escuchó a Draco reírse. La Srta. Truesdale agitó su varita y unas huellas aparecieron en el piso del estudio, presentando la rutina que aprendería.

—Srta. Granger, —dijo—. Hoy aprenderemos las formaciones de Vals Vienés. Cámbiese de zapatos.

Hermione cambió rápidamente sus zapatillas de ballet por los tacones de práctica y se unió a la Srta. Truesdale en el centro de la habitación. La mujer contó el un, dos, tres, mientras recorría las marcas del piso. Hermione observó cómo los pies de la mujer encajaban perfectamente en cada huella, girando en círculos y confundiendo sus ojos.

Cuando Hermione avanzó para intentarlo, evitó la mirada de Draco. Se sintió como si de nuevo estuviera en la clase de vuelo de Hogwarts, todos mirando cómo la sabelotodo descubría algo que no lograba dominar.

Tropezó varias veces con las huellas y escuchó un "mhm-mhm" desde la mesa del gramófono.

—¿Lo ve, Sr. Malfoy? está totalmente desenfocada y descoordinada.

—Hmmm, — Draco se rió, y Hermione ignoró sus ojos escudriñándola—. Tal vez ha estado trabajando demasiado tiempo sin una pareja.

Hermione volteó a verlo con los pies temblorosos mientras él se acercaba. Lo miró horrorizada cuando él la tomó de la mano y la cintura.

—Hum, todavía no me sé los pasos-

—Vamos, Granger. Déjame llevarte a dar una vuelta.

Ella lo observó mientras deslizaba una mano sobre sus costillas y aferraba su mano con la otra. Escuchó la música dar inicio y volteó a ver sus pies mientras la Srta. Truesdale comenzaba a contar.

—Mírame, —susurró él, y ella lo miró a los ojos justo cuando él avanzó un paso. Ella respondió retrocediendo. Sostuvo su mirada mientras él los giraba hacia la esquina de la habitación, y mientras la mano en sus costillas la guiaba a caminar de cierta forma. No se apartó de él cuando la Srta. Truesdale la llamó, diciendo algo sobre mantenerse alerta.

Regresaron al centro de la habitación, y sus ojos le sonreían. La Srta. Truesdale estaba dándole consejos, golpeteándose la cabeza con sus dedos fibrosos y con la columna vertebral muy erguida. Hermione trató de concentrarse en la sensación de estar en brazos de Draco.

Tal vez ha estado trabajando demasiado tiempo sin una pareja.

Cuando volvieron a intentarlo, agregando un poco más de complejidad, se concentró en la sensación de los muslos de Draco rozando los suyos mientras la guiaba por la habitación. Ella se sentía muy ligera y libre, y cuando él levantó las manos y empujó sus costillas para hacerla girar bajo su brazo, sus pies obedecieron y ella flotó de regreso a sus brazos. Ella abrió los ojos sorprendida y soltó una carcajada cuando él levantó una ceja.

La Srta. Truesdale estaba bastante satisfecha con su actuación, pero le recordó que el baile de salón no era cosa de risa. La ex bailarina hizo que Draco la guiara a través de algunas otras danzas en las que había estado trabajando a lo largo de las semanas. Y Draco tenía razón. Era infinitamente más sencillo con una pareja.

La música que comenzó era la del Vals Francés. Los ojos de Hermione se posaron en él, y la comisura de los labios de Draco se inclinó hacia arriba. Él hizo una reverencia y ella respondió con una cortesía. Él la tomó por la cintura, y ella se acercó a sus brazos, comenzando el baile que conocía tan bien. Por primera vez, con él como su pareja.

Después de girar por toda la habitación con Draco, no pudo evitar pensar en lo liviana que era su mano sobre sus costillas en comparación con el firme agarre de Viktor. En cómo Viktor necesitaba mirar sus pies para la tercera formación, pero Draco mantenía sus ojos en ella.

Hermione se separó de él, moviéndose para bailar con el hombre imaginario a dos parejas de distancia. El lugar donde Draco siempre había estado.

Se colocó frente al espejo en la pared lateral del estudio de baile, y vio que su cabello se le estaba escapando de la cola de caballo, su rostro estaba sonrojado y tenía una sonrisa tonta dibujada en la cara. Por encima del hombro de su reflejo, vio a Draco hacer una reverencia. Él se irguió, con la columna recta igual que siempre, y el espejo que miraba de frente le devolvió el reflejo de su rostro mirándola a los ojos. Sintió que la sonrisa tonta se extendía aún más mientras doblaba las rodillas para hacer su cortesía.

Draco levantó su mano derecha, con la palma hacia el reflejo y su compañera imaginaria. Ella levantó la suya, como lo había hecho dos veces antes cuando lo tenía a él enfrente. Sus ojos brillaron ante el reflejo de Hermione en el espejo, y cuando ella avanzó un paso para girar, pudo ver a miles de Dracos y Hermiones distintos bailando uno alrededor del otro en los reflejos proyectados.

Pensó en lo aterrorizada que se había sentido cuando giró alrededor de él en el Baile de Navidad. Cómo había esperado que él escupiera su veneno, y él simplemente había hecho su reverencia, observándola detenidamente. Ella se había quedado sin aliento cuando acercó su mano a la de él, evitando tocar su piel, temiendo que él la empujara, retrocediera y se limpiara la mano en la pierna del pantalón.

Se giró y lo miró a través de la habitación, y se echó a reír.

—Srta. Granger. Manténgase enfocada en su nueva pareja.

Esto la hizo reír con más fuerza. Draco le sonrió, mordiéndose la mejilla.

—Debe prestar toda su atención a la nueva pareja que se ha encontrado —comentó la Srta. Truesdale. Hermione terminó el giro y se volvió nuevamente hacia el espejo, mirando el reflejo de Draco—. La nueva pareja en el Vals Francés representa el final de nuestras escapadas juveniles. —Hermione se mordió la lengua para no rebatir el significado de un baile de salón. Giró y regresó a Draco, encontrándose nuevamente con él en el centro de la habitación. La Srta. Truesdale continuó, narrando sus movimientos.

—Y el volver con su pareja original, —Hermione se colocó nuevamente frente a Draco—, representa el abandono al resto de los hombres, —Hermione observó cómo Draco levantaba nuevamente su mano al nivel del pecho, esperándola—, y que ha elegido a su compañero de por vida.

Hermione parpadeó. Draco tragó saliva. Ella levantó la mano, colocándola justo frente a la suya, y justo antes de comenzar con el giro final, la piel de ambos entró en contacto.

Se rodearon el uno al otro. Su mano estaba cálida y firme contra la suya. Ella se mordió el labio, mirando su rostro mientras terminaban de girar.

Él hizo una reverencia. Ella hizo una cortesía. Sus ojos se veían tan profundos y casi parecían azules.

—Adecuado, Srta. Granger.

La voz de la Srta. Truesdale la sacó de su trance. Sacudió la cabeza, respiró profundamente y escuchó a la mujer mientras le decía sus observaciones.

Hermione le dio las gracias. Se mantuvo estoica mientras la Srta. Truesdale le sugería tomar algunas clases para principiantes que impartiría durante el verano. La mujer le ofreció cursar junto a las chicas Sangre Pura de doce años, ya que ese era el nivel en el que actualmente se encontraba. Ella arqueó una ceja y respondió, —Lo consideraré.

Hermione se despidió de la mujer cocodrilo. Draco sostuvo la puerta del vestíbulo abierta para ella, reprimiendo una sonrisa.

Cuando la puerta se cerró, él habló. —Para ser totalmente honestos, creo que estás al nivel de las chicas de catorce años. Mínimo.

Ella le envió una mirada iracunda mientras se cambiaba los zapatos y se abrigaba de nuevo.

—¿Monsieur DuBois y tú siempre se reúnen en la misma cafetería?

Hermione lo miró. —Hum... sí, casi siempre. ¿Por qué?

—¿Y Madame Bernard y tú toman el té en aquel restaurante francés?

Ella entrecerró los ojos. —¿Por qué?

—Como dije. —Él extendió la mano y le acomodó la bufanda—. Has estado trabajando demasiado tiempo sin una pareja.

Draco levantó una ceja y salió al aire fresco de la tarde.

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Al día siguiente en la oficina, Hermione se vio abrumada mientras se preparaba para el primer día del juicio de Hombres Lobo del lunes. Apenas vio una sola vez a Draco, pero había un café esperándola en su escritorio cuando entró.

El sábado, llegó a la cafetería y encontró a Draco sentado y conversando con Monsieur DuBois, riéndose de algo que había dicho el instructor. Hermione acercó una silla y Monsieur DuBois se dedicó a ignorarla durante los primeros diez minutos, hasta que finalmente comenzó a interrogarla sobre arquitectura moderna.

El domingo por la mañana Draco estaba allí con Madame Bernard, y la mujer mayor pensó que era la oportunidad perfecta para que Hermione probara sus habilidades e intentara planear una fiesta imaginaria con Draco en la Mansión. Él insistió en que todo fuera verde y plateado, sólo para fastidiarla.

En ambas ocasiones, Draco se despidió inmediatamente después de la lección. No se ofreció a acompañarla de regreso a Cornerstone, y no mostró ningún afecto hacia ella. No es que hubiera podido. Nunca estuvieron solos. Para el lunes por la mañana, estaba seriamente confundida respecto al estado de su relación.

La recibió con café en la recepción esa mañana. Ella le dio las gracias y él la acompañó los seis metros hasta su puerta, discutiendo el día que tendría por delante. Draco iría temprano al Ministerio para lidiar con Skeeter, para que Hermione y Waterstone pudieran concentrarse en el caso.

Hermione se tardó veinte minutos en reunir sus notas y practicar sus argumentos iniciales antes de comenzar a empacar. Debió haber pensado en cerrar la puerta.

—Entonces, tu entrega matutina de café está de vuelta, por lo visto.

Levantó la vista para econtrar a Blaise en su puerta, sosteniendo una taza de té.

—Hola, Blaise. Voy de salida.

Él la miró en silencio mientras ella buscaba sus documentos. Cuando se dio cuenta que no se iría, ella volcó sus ojos hacia él.

—¿Ya se reconciliaron? —preguntó él, levantando las cejas. Tomó un sorbo de su té.

Hermione miró por encima de su hombro en busca de fisgones. —Hum, sí; algo así.

—Nada que una situación de vida o muerte no pudiera arreglar, ¿cierto?

Ella lo miró de nuevo. Había cierto filo en su voz y algo de tensión en sus labios.

—¿Necesitas algo, Blaise?

Él bebió otro sorbo de su taza, hasta vaciarla. Luego la desvaneció con un movimiento de mano y cerró la puerta tras él. Hermione lo observó meter las manos en sus bolsillos y recostarse contra la puerta.

—Necesito hacerte una pregunta, Granger. Una que le hice a Draco hace mucho tiempo. —Blaise la observó atentamente y Hermione sintió que sus cejas se juntaban. —¿A qué estás jugando?

Ella parpadeó. —¿Jugando?

—¿Es algo así como el gato y el ratón? ¿Intentas entretenerte rompiendo un poco las reglas? —Él se encogió de hombros y ella sintió mucho frío—. O... ¿tienes un interés a largo plazo?

Abrió la boca para responder y fue como si le hubieran lanzado un Confundo.

—Porque si no planeas estar con él hasta el final, —dijo, alzando la vista hacia ella—, entonces, te lo imploro... Aléjate.

Hermione sintió que la habían abofeteado. No había visto esa mirada en Blaise desde Hogwarts. Desde el bullying en los pasillos. E incluso entonces, había algo de alegría burlona en sus ojos. Pero ahora, la estaban castigando. Y era algo completamente innecesario.

Sintió que su ira aumentaba, y estuvo a punto de decirle que se ocupara de sus propios asuntos y se largara de su oficina cuando él volvió a hablar, ésta vez más tranquilo.

—Por favor, —dijo. Sus ojos se suavizaron—. Él no sobrevivirá a esto.

Hermione sintió que su ira se desvanecía. Ella miró a Blaise y asintió.

—Aprecio tu preocupación por él, —dijo. Se aclaró la garganta y miró la alfombra—. Pero lo amo. —Ella sintió que su corazón latía con fuerza—. Lo he amado desde hace mucho tiempo.

Hermione esperó. Esperó a que Blaise se burlara de ella o aplaudiera su triunfo al lograr hacerla hablar.

—¿Pero has cambiado de opinión respecto a tener un futuro con él?

Ella le devolvió la mirada. —¿Cambiar de idea? —No había presunción en su rostro. Sólo simple curiosidad.

—Todavía no han salido juntos a cenar —dijo Blaise—. No has hecho pública tu relación con él.

Hermione comenzó a balbucear. —Yo... Esa ha sido su decisión tanto como la mía...

—Oh, déjate de tonterías Granger. —Blaise puso los ojos en blanco y ella abrió los suyos—. Como si tú no hubieras establecido las reglas de su relación desde el principio.

—¡¿Qué?! —Cómo si eso no fuera exactamente lo opuesto a cómo se sentía al respecto…

—Si has cambiado de opinión, debes decirle, —dijo él—. Él sólo ha estado tomando de ti lo que puede conseguir.

—¡¿Que cambié de opinión respecto a qué?! —La voz de Hermione se elevó, pero Blaise se mantuvo muy neutral mientras le respondió.

—Dijiste que nunca te casarías con él.

Hermione sintió que su piel se erizaba, y su sangre se congeló, y sus ojos lo taladraron.

Sí lo había dicho. Se lo había dicho a Narcissa cuando salió de Azkaban. Lo había hecho porque necesitaba que dejaran de presionarla. Necesitaba terminar con los delirios de Narcissa en aquel momento.

¿Y Narcissa se lo había dicho a Draco?

¿Y él aún creía que se sentía así?

Miró a Blaise Zabini, la única persona cercana a Draco a la que él le había permitido entrar en su mente.

Un golpe en la puerta.

—¿Granger? —La voz de Draco—. ¿Estás lista?

Hermione saltó. —Sí, sí. Entra.

Draco abrió la puerta, mirando a Blaise, y Hermione tomó rápidamente sus documento, pasando de largo a ambos Slytherins mientras se encaminaba a los ascensores, con la cabeza hecha un desastre.

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Draco, Cornelia Waterstone y Hermione entraron en los ascensores del Ministerio, descendiendo más y más rumbo al Wizengamot.

Waterstone estuvo parloteando todo el tiempo. Ella había hecho su investigación sobre cada miembro del Wizengamot, determinando hacia dónde se habían decantado en el pasado con situaciones similares. Se sentía muy segura respecto a este juicio.

Esperaron en los largos pasillos de piedra durante más o menos veinte minutos, Waterstone le mencionó a los miembros de Wizengamot con los que debía mantener contacto visual, y Hermione se quedó quieta, asimilando todo.

—Cornelia, —dijo Draco—. ¿Sabes qué sería muy útil en este momento? —Hermione percibió que su voz adquiría ese tono relajante que usaba cuando estaba a punto de manipular a alguien para que pensara que tenía una idea brillante—. Creo que todos estaríamos más tranquilos si supiéramos cuándo iniciará el juicio.

—Oh, absolutamente, —dijo Waterstone—. Iré arriba a esperar a que lleguen los miembros del Wizengamot, ¿qué les parece?

—Gracias. Es una idea espléndida.

Waterstone asintió y caminó por el pasillo de regreso al ascensor. Una vez que desapareció, Hermione trató de poner en orden su mente.

—¿Ansiosa? —preguntó Draco.

Hermione se rió entre dientes. De todas las cosas que sucedían en su vida, el Wizengamot era la que menos ansiedad le ocasionaba.

Volteó a verlo. Él estaba apoyado contra la pared de enfrente, al igual que había hecho hacía tantos meses, en el juicio de Dolohov. El día que comenzó todo este desastre. Antes de que existieran Contratos de Amor, y listas, y Muros.

Miró el piso de piedra entre ellos, como una línea de batalla que no se debía cruzar.

Draco pensaba que ella no quería casarse con él.

Él sólo ha estado tomando de ti lo que puede conseguir.

¿No era exactamente eso lo que le había dicho a Ginny la semana pasada?

¿Y qué había respondido Ginny?

Nunca lo sabrás hasta que lo pidas.

Hermione miró a Draco. Él tenía la mirada fija en la pared junto a sus pies. Esperando algo.

Esperando.

—Quiero estar contigo. —Las palabras salieron de sus labios a borbotones y aterrizaron en las piedras entre ellos. Lo vio parpadear confundido. Ella tragó saliva, empujando su corazón hacia abajo desde su garganta, donde se había quedado atrapado—. Quiero tener citas contigo. En público. No sólo almuerzos clandestinos en tu oficina. —Ella volteó a comprobar su reacción y él todavía tenía la mirada fija en el punto donde el piso se encontraba con la pared, con los ojos vidriosos—. Quiero que todo M.C.G, sepa que somos pareja, y que averigüemos qué hacer con el Contrato de Amor y las políticas para citas…

Ella sacudió la cabeza, intentando aclarar sus divagantes pensamientos.

—Quiero salir a cenar contigo y que el Profeta nos fotografíe juntos. Y quiero tomar tu mano de camino al Punto de Aparición. —Su corazón latía con fuerza y podía sentir su pulso en la punta de los dedos—. Quiero pasar la noche contigo otra vez, quiero hacerlo todas las noches. Quiero tener comidas semanales con tu madre, y dejar que Mippy me prepare sopa de calabaza, y pasar horas en tu biblioteca-

Su voz se quebró, y el hombro de Draco contra la pared -el sitio donde había decidido fijar sus ojos- comenzó a desdibujarse. Pensó en lo mucho que anhelaba esa biblioteca y a él en ella. Y lo fácil que podría ser obtenerlo todo...

—Quiero ser tu esposa. —Ella respiró hondo, y las palabras rodaron fuera de su lengua—. Y quiero verte por las mañanas, y casarme contigo en el gazebo y- y gobernar el puto mundo a tu lado.

Ella no podía mirarlo. Él no había movido ni un músculo.

—Y no sé en qué punto del camino se cruzaron tanto los cables, no se cómo se torcieron tanto las cosas. Pero eso es todo lo que siempre he querido. —Hermione se quitó una lágrima de la mejilla y sorbió su nariz.

—Cada vez que me preguntas por qué he hecho algo por ti, quiero ser capaz de contestarte que es porque te amo. —Ella jadeó cuando las palabras se escaparon—. Que todo ha sido por ti. Nunca ha sido para "actuar correctamente". —Ella se carcajeó, un sonido maniático que no pudo contener—. Lo hice porque te amo.

—Y quiero conocerte. Quiero saber todo sobre ti. Y entiendo que debo preguntarte, pero quiero poder preguntar. Quiero que me contestes cada vez que te pregunte algo, —dijo, pateando con fuerza el piso. Sentía que continuaría diciendo tonterías hasta que él la detuviera—. Pero si hay algo que no puedas decirme, no en ese momento, entonces tal vez puedas darme alguna- una señal con la mano o algo así. Tal vez puedas jalarte la oreja-

Finalmente, Draco se separó de la pared. Ella inhaló profundamente, esperándolo. Draco se giró para mirarla, y sus mejillas estaban rosadas, sus ojos se deslizaban sobre su rostro. Dio un paso hacia ella, cruzando la línea invisible entre ambos.

—Pregúntame, —susurró—. Pregúntame ahora.

Ella lo observó acercarse mientras sacaba aire de sus pulmones. Tenía un millón de preguntas volando por su mente, pero aún quedaba la primera pregunta. La que todavía no le había escuchado responder.

—¿Por qué no me identificaste aquella noche? En la Mansión Malfoy.

Él avanzó el último paso hacia ella, y Hermione inclinó hacia atrás la cabeza para ver su rostro. Él la miró a los ojos y una pequeña sonrisa tiró de la comisura de sus labios.

—Porque era la forma correcta de actuar.

Ella parpadeó, bebiéndose su sonrisa, el calor en sus ojos, y sintió caer otra lágrima. Una pequeña risa brotó de su pecho, rompiéndola en mil pedazos. Inhaló con fuerza y sintió que su rostro se contraía. No podía identificar si estaba riéndose o llorando, pero con este hombre, era seguro asumir ambas cosas.

Hermione cerró los ojos, siendo presión detrás de los párpados y apretando los labios, y reclinó hacia atrás su cabeza para apoyarla en la pared.

—Dios, te odio. —Él volvió a reír, y ella sintió el aire caliente golpeando su rostro.

—Yo también te amo, Granger.

Y presionó sus labios sobre los suyos. Hermione apretó los ojos con fuerza y sintió que las lágrimas se le escapaban. Ella le rodeó los hombros con los brazos y él deslizó las manos por la curva de su columna.

Hermione retrocedió, con los últimos cinco minutos golpeándola en el rostro. —Lo siento. Probablemente me excedí. —Abrió los ojos y él todavía estaba allí frente de ella—. Lo del... matrimonio y quedarme todas las noches-

—Oh, no lo sé. —Él se encogió de hombros y ella sintió el movimiento en sus brazos—. Creo que el gazebo está disponible este fin de semana. —Draco levantó una ceja y ella se echó a reír, dándole una palmada en el pecho.

El sonido de los ascensores llegando. Waterstone había vuelto. Draco presionó sus labios contra ella por última vez, y se deslizó de sus brazos cuando las puertas se abrieron.

Ella le sonrió mientras Waterstone anunciaba que ya era hora.

Las puertas de roble se abrieron y apareció el hombre pequeño y desgarbado. El mismo de aquella vez hacía tantos meses. Hermione le dio su varita y miró a Draco. Él le sonrió suavemente.

Sabía que su cara estaba hecha un desastre, que sus ojos aún estaban húmedos y sus manos temblaban por el latigazo emocional, pero Draco le sonrió.

Y era hora de salvar a los malditos Hombres Lobo.

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El Wizengamot estaba aún menos emocionado de verla de lo habitual. La mujer pelirroja que detestaba tomó la delantera en el examen de su caso, y parecía estar molestando intencionalmente a Hermione en todo momento. La mujer rubia que le recordaba a Molly Weasley trató de sonreír alentadoramente, pero por los rostros de la sala estaba claro que se habían preparado para este día.

El día que Hermione Granger se enfrentaría al Wizengamot.

Después de que presentar sus declaraciones de apertura y que el Wizengamot tuviera oportunidad de hacerle preguntas, la corte fue despedida después de solo dos horas para dejar el resto de la tarde libre a los miembros, y que así pudieran revisar la documentación y estadísticas que Hermione les proporcionó.

Lo cual era maravilloso, porque significaba que Draco podía invitarla a almorzar.

Terminaron en un restaurante muggle, y después de cuarenta y cinco minutos de Hermione gimoteando sobre lo increíble que había estado en la sala del tribunal, y cuarenta y cinco minutos de Draco observándola con una pequeña sonrisa, finalmente ella se detuvo y dijo —¿Y cómo está tu sándwich?

Draco sonrió. —Sabes, Granger, no estoy seguro de que éste tipo de citas me guste más. ¿Para qué salir y pagar tu comida aquí cuando puedo escucharte divagar sobre ti misma durante horas en la oficina?

Hermione entrecerró los ojos. —Tal vez sea yo quien pague.

—Puedes intentarlo, —advirtió él.

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El juicio continuó por el resto de la semana. Harry testificó el martes en nombre de Remus Lupin y su legado. Todas las noches Draco invitó a cenar a Hermione. Todavía tenían que averiguar qué hacer con respecto al Contrato de Amor y la dinámica de oficina, por lo que se apegaron a restaurantes muggles donde sería menos probable que fuesen reconocidos.

Draco la acompañó hasta el Punto de Aparición más cercano al final de cada noche, y la tomó de la mano y se despidió con un beso. No retomaron sus encuentros a la hora del almuerzo, y Hermione no sabía si eso se debía a que estaba en medio de un juicio con el Wizengamot, o a que él realmente estaba tomándoselo con calma.

El martes por la noche, Draco la acompañó a la clase de Madame Michele y se sentó a tomar el té con ellas. El miércoles por la noche, Hermione le preguntó si quería acompañarla a su departamento.

Sus ojos brillaron y se mordió el labio. —Por mucho que lo desee, —dijo—, no puedo. Hay algo que necesito recoger en la oficina para esta noche. —Parecía realmente contrariado.

—¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? —preguntó ella.

Él parpadeó y se contuvo antes de contestar —Todavía no. Pero posiblemente pronto.

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El viernes, el Wizengamot emitió su veredicto. Cuarenta y siete de los cincuenta miembros votaron a favor de implementar las nuevas políticas de los Hombres Lobo, permitiendo la igualdad de derechos para los Hombres Lobo y ajustando la legislación existente.

Hermione estaba segura que la pelirroja era uno de los tres votos en contra, y se aseguró de obtener su nombre y título para poder enviarle una canasta de frutas podridas la próxima semana.

Ella y Draco regresaron a la oficina, y él le tomó la mano cuando entraron en los ascensores que los llevarían de vuelta a Malfoy Consulting.

—Tengo una sorpresa para ti.

Ella lo miró y él estaba mirándose los pies.

—¿Una sorpresa buena? —ella rió.

—Ah-jaaa. —Él asintió. Las puertas del ascensor se cerraron—. Me sorprendió enterarme que hoy estaba lista. —Él la miro—. Así que, quería que la tuvieras ahora, en honor a tu triunfo de hoy en el Wizengamot. —Él le sonrió. Nerviosamente.

Ella parpadeó. ¿Un regalo? No un libro o un suéter o pergamino y plumas. ¿Algo que había sido fabricado? ¿O en lo que alguien había trabajado? No podía pensar en nada que deseara que debiera ser fabricado. Tal vez le había mandado hacer pergamino y plumas con sus iniciales grabadas.

—Yo... gracias. Estoy... realmente sin palabras. —Su curiosidad comenzó a funcionar de inmediato—. ¿Es algo que has hecho tú?

—No, —dijo, mirando las puertas del ascensor—. Algo que arreglé, en realidad.

Ella frunció el ceño. —¿Arreglado? ¿Acaso rompí algo? —Ella se carcajeó y él sonrió.

—Te enterarás en sólo treinta segundos, mujer. ¿No puedes esperar?

Hermione miró fijamente las puertas del ascensor. Una sorpresa para ella. De él.

El ascensor aminoró su marcha, y él apretó su mano antes de soltarla, sus dedos se alejaron de ella.

—Tengo al personal ejecutivo y a los asociados en la sala de conferencias para la reunión de marzo del personal. Les comunicaré tu triunfo de hoy. —Las puertas se abrieron—. Estás libre por el resto de la tarde, Granger.

Él comenzó a salir. Ella saltó.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué? —Ella salió de los ascensores—. ¿Esa es mi sorpresa? Parece que no me conoces en lo absoluto, Malfoy; si crees que disfruto los días libres-

—¡Ya ve! —Draco se dio la vuelta, exasperado—. Ve a tu oficina, disfruta de tu sorpresa, y te veré mañana en algún momento.

Él se alejó. Tenso. Estaba nervioso. Hermione miró alrededor de la oficina y encontró a varias personas dirigiéndose a la sala de conferencias. ¿No había sido invitada a la reunión?

Hermione sacudió la cabeza y caminó hacia su oficina. Abrió la puerta lentamente, esperando que cayeran globos o fuegos artificiales o algo peligroso.

Un hombre estaba sentado detrás de su escritorio y una mujer en su silla de invitados. El hombre se puso de pie.

—Srta. Granger. —Él sonrió. Era el hombre con el que había visto a Draco en la gala del Día de San Valentín. Con el que se había reunido en su oficina unas semanas atrás.

Hermione parpadeó, a punto de preguntar quiénes eran cuando la mujer se giró hacia ella, y Hermione vio de frente el rostro de su madre.

Sintió que sus pulmones se colapsaban, contrayéndose en si mismos. Sintió que su piel zumbaba. Ella miró el rostro de su madre.

No. El de Mónica Wilkins. Ésta mujer no la reconocía. Hermione podía verlo en su rostro mientras fruncía el ceño.

La boca de Hermione estaba abierta, así que la cerró. —¿Hola, en qué puedo ayudarles? —cacareó.

—¿Hermione? —Una voz desde los libreros. Su padre estaba parado allí. Ella no lo había notado. Y la había llamado Hermione...

—Sí, soy yo. —Podía sentir su corazón latir con fuerza. No podía estar segura... No podía esperar que ellos…

Su madre se puso de pie y los ojos de Hermione volvieron a ella. Cuánto había extrañado la forma en que ella se movía.

—Tu cabello es diferente.

Hermione extendió la mano y se tocó el cabello, que había peinado en grandes rizos para ir a la corte hoy. Ella había recordado.

Mónica Wilkins había recordado cómo lucía antes.

—¿Mamá? —La visión de Hermione se volvió borrosa. Sintió que le temblaban los labios, así que los apretó.

Su padre se acercó a ella cuando su madre asintió. Hermione se cruzó de brazos, intentando mantenerse de una pieza. Una lágrima cayó por su rostro cuando su padre le tocó el hombro.

Todavía había una mirada extraña en el rostro de su madre, pero su padre la abrazó y ella sintió que su pecho se rompía en fragmentos. Cuando él la soltó, Hermione volteó hacia el hombre detrás de su escritorio.

—¿Quién es usted? ¿Qué pasó? ¿Están curados?

Él le sonrió gentilmente. —Soy el Dr. Flanders. Soy un experto en hechizos de memoria. Además, en el mundo muggle soy psicólogo. Tus padres están en proceso de recuperación. El siguiente paso del proceso te involucra directamente. Deben reunirse. Pasar tiempo contigo.

—¿El siguiente paso del proceso? —Ella frunció el ceño—. ¿Cuánto tiempo ha estado trabajando con ellos? —No podía ignorar los ojos de su madre sobre ella.

—Alrededor de dos semanas, —dijo él—. Ustedes tres deberían charlar. Hacerse preguntas mutuamente. Yo continuaré aquí como observador silencioso en caso de que las cosas se pongan demasiado difíciles para ellos.

Hermione lo miró fijamente. Entonces su madre se le acercó.

—Yo voy... un poco más lenta en el proceso, desgraciadamente —dijo su madre, y Hermione sintió caer otra lágrima—. Pero te reconozco. Hermione. —Ella tocó su rostro—. Y sé que eres mía.

Hermione asintió, un sentimiento de vacío la atravesó ante la idea de que su madre necesitaba auto convencerse. Tendría que avanzar lentamente.

—Dime cómo funciona esto. ¿Qué es lo que sabes? —preguntó ella.

—Bueno, —comenzó su padre—. El Dr. Flanders inició con nuestros primeros recuerdos. Me refiero a que te recuerdo vívidamente de pequeña.

Su madre asintió.

—Y luego vino ese muchacho a contarnos sobre ti cuando eras adolescente, —dijo su padre—. Eso fue útil.

—Sí, teníamos lagunas, pero el Dr. Flanders nos explicó que tu estuviste en un internado.

—Una escuela de magia. ¿Recuerdas, cariño? ¿Nos contaron sobre la magia?

—Sí, es cierto. La magia es más nueva para mí, —dijo su madre, cerrando los ojos—. Pero hace un par de días, aquel muchacho nos dejó... ¿qué hizo? ¿Nos mostró un recuerdo?

—Sí, —dijo su padre—. Es cierto. Nadamos en una... cosa y vimos algunos de sus recuerdos de ti en la escuela. A Harold no le gustaba mucho ese muchacho, ¿cierto?

—Harry, querido. El nombre de su amigo es Harry, no Harold.

Hermione parpadeó, sintiendo que el corazón se le derramaba por los ojos. —¿De qué muchacho hablan?

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La oficina estaba desierta cuando Hermione se excusó un momento de su despacho. Solo había algunos de los pasantes y secretarias que chachareaban en un rincón, y saltaron sorprendidos cuando la vieron.

Sus tacones resonaron en su camino a la sala de conferencias. La puerta se abrió para ella, y todos los ojos se giraron a mirarla cuando entró. Cuthbert Mockridge estaba de pie, dando el informe sobre su Departamento. El personal ejecutivo estaba sentado en sus lugares alrededor de la mesa y los asociados sentados alrededor contra las paredes, a excepción de Walter, quien ocupaba su lugar en la mesa.

—Srta. Granger, —dijo Mockridge a modo de saludo—. Estaba diciendo que…

Hermione miró al hombre sentado en la cabecera de la mesa. "El muchacho" como lo llamaban sus padres. Los ojos cautelosos y tensos de Draco la observaron mientras rodeaba la mesa, dirigiéndose directamente hacia él.

Mockridge continuó su discurso. Blaise se apartó de su camino. Y Draco parecía que estaba listo para ser abofeteado. La mano de Hermione salió disparada y lo tomó del cuello de la camisa, llevando sus labios sobre los suyos.

Escuchó silbidos, vitoreos, y jadeos, pero lo besó. Los dedos de Draco se enredaron en su cabello, y ella sonrió contra sus labios.

Hermione se apartó y miró hacia la sala. Mockridge los miraba con los ojos entrecerrados, y algunos de los asociados parecían desconcertados. Pero las mujeres se reían, incluida la asociada de Mockridge que conocía su rutina de café de Draco. Blaise estaba sonriendo como un desquiciado, e incluso Dorothea tenía una pequeña sonrisa en el rostro.

—Hum, sí. Hola. —Farfulló. Hizo un gesto señalando alternativamente entre Draco y ella—. Draco Malfoy y yo estamos saliendo. Nosotros, uhm... Sí. Estamos saliendo. Novio y novia. —Ella asintió hacia la mesa—. Así que tendremos que echarle un vistazo a ese... hum, asunto del Contrato de Amor. Y tendremos que… abolirlo, creo.

Ella se encogió de hombros. Blaise gritó —¡Eso! ¡Eso!

—Porque... porque lo amo. —Hermione miró a Draco. Él estaba sonrojado y tratando de luchar contra la sonrisa que se extendía por su rostro—. Y él me ama- creo-

—Sí, la amo. —Él sonrió a la mesa de conferencias.

—Entonces. ¡Ya está! Voy a, hum, dejarlos continuar con la junta. —Hermione agitó su mano hacia Mockridge—. Continúa. Yo ahora iré a cenar con mis padres.

Hermione asintió a todos, ignorando las risitas de Blaise, y salió de la habitación.

Escuchó aplausos al cerrar la puerta. Y sonrió.

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En la cena con sus padres, se apegaron a las preguntas e historias más sencillas. Hermione les preguntó sobre Australia y su vida allí. Ellos le preguntaron sobre su vida actual, en lugar del pasado que no podían recordar. Su madre no le quitó los ojos de encima toda la noche.

Se habían instalado en un hotel cercano, por lo que Hermione los acompañó y se despidió de ellos en el vestíbulo. Almorzarían mañana durante su descanso de Cornerstone.

Hermione apareció en casa, subió las escaleras hacia el apartamento que compartía con Ginny, y abrió la puerta para encontrar a Draco, Harry y Ginny reunidos alrededor de la pequeña mesa del comedor. Antes de que pudiera procesar a Draco dentro de su espacio vital, Ginny se había abalanzado sobre ella.

—¡Ganaste! ¡GANASTE! —Ella apretó los brazos alrededor de las costillas de Hermione. Después retrocedió—. ¡Y tus padres! ¡Tus PADRES!

—Hum, sí. Las dos cosas. —Hermione miró más allá de los mechones pelirrojos a Draco—. ¿Draco se los contó?

—Sí, Harry y yo tendremos mañana una sesión con ellos.

—¿Una sesión?

Draco contestó por ella. —El Dr. Flanders piensa que puede ayudar si tus padres ven recuerdos de ellos interactuando contigo. Recuerdos de un observador externo.

—Como la vez que compraron libros con el Sr. Weasley en el Callejón Diagon, —dijo Harry.

Hermione asintió, todavía bastante abrumada por todo. Estaba desesperada por indagar en los conocimientos del Dr. Flanders para descubrir cómo funcionaba todo esto.

Ginny miró de un lado a otro entre Hermione y Draco en el silencio.

—Bueeeno, Harry y yo ya nos vamos a… a algún lado... por algún tiempo. Quizás un par de días.

Ginny tomó el brazo de Harry y lo arrastró por detrás de Hermione. Ella le sonrió a Ginny, y justo antes de que la puerta se cerrara tras ellos, escuchó a Harry decir —Pero ya hice la cena.

Hermione miró a Draco, de pie con las manos en los bolsillos en medio de su sala de estar.

—¿No te pago suficiente, Granger? —Él miró alrededor del pequeño departamento—. Seguramente con el salario de Quidditch de Weasley y tus ingresos miserables, pueden permitirse una mejoría.

Hermione lo miró fijamente. —Me gusta este apartamento. Además, apenas estoy aquí.

Él le sonrió y se acercó. —Nos sacaste a la luz frente a toda la oficina hoy.

Ella hizo una mueca. —Sí, lo hice. En verdad lo hice, ¿no es así? —Ella apretó los labios mientras él se acercaba de nuevo, deslizando sus brazos alrededor de su cintura—. ¿Discutieron sobre qué hacer con el Contrato de Amor, o tendrás que renunciar?

Él sonrió mientras la besaba. Ella acercó sus manos a sus brazos, manteniéndolo cerca. Después retrocedió.

—¿Realmente les mostraste a mis padres tus recuerdos?

Draco miró hacia otro lado. —Unos cuantos. Casi todo el mundo ya se ha metido con mi mente, así que pensé, ¿cuál es la diferencia?

Ella sonrió cuando él bajó los labios hacia su cuello, succionando su lugar favorito. El pulso de Hermione se aceleró y su cuerpo comenzó a cantar.

—¿Qué recuerdos les mostraste? —ella inhaló.

—No querrás saberlo —Su aliento se deslizó sobre su cuello.

—Gracias Draco. —Ella le acarició los hombros y el cabello—. Gracias por traerlos de vuelta a mí.

—Por supuesto. —La atrajo más cerca de él y le susurró— Era la forma correcta de actuar.

Hermione le dio un manotazo en el hombro y él se echó a reír. Un sonido que la hizo sentir como si estuviera en casa.

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¡HERMIONE GRANGER Y DRACO MALFOY ENAMORADOS!

por Rita Skeeter

Una historia de amor digna de recordar. Un romance contra viento y marea.

Sí, así es, mis queridos lectores. Hermione Granger se ha logrado enganchar a un Malfoy. Y Draco Malfoy también debe estar haciendo algo bien.

La pareja fue vista la semana pasada cenando con una pareja que solo podía tratarse de los padres de la Srta. Granger. Después de despedirse, Granger y Malfoy fueron vistos tomados de la mano y haciéndose arrumacos de camino a casa.

Ambos han sido vistos juntos varias veces durante la semana, incluso en una cita doble con Harry Potter y Ginny Weasley. ¿Acaso tendremos una carrera hacia el altar?

Cuando se le pidió un comentario respecto a su nueva relación, Draco Malfoy respondió: "Ella es una persona muy importante para mí. Ambos estamos muy comprometidos el uno con el otro.

Hermione Granger declinó hacer comentarios. De forma bastante grosera.

Por supuesto, ustedes ya me conocen, mis queridos lectores. ¡Tengo tanta voracidad por el conocimiento! Así que me acerqué a Narcissa Malfoy para que hiciera sus comentarios.

"Hermione siempre ha sido como una hija para mí. No podría ser más de acuerdo."

Bueno, hablando entre amigos como nosotros, debo decírselos. Creo que podemos afirmar que Draco Malfoy finalmente está fuera del mercado.

Nosotros en el Diario el Profeta le deseamos la mejor de las suertes con su Chica Dorada.

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Dos años después

Atravesó la chimenea justo a tiempo. El guardia tomó su varita, le leyó las reglas y la revisó en busca de armas.

Siguió a un guardia más joven a través del laberinto hasta que la llevaron ante una familiar puerta de piedra. El guardia se hizo a un lado y Hermione abrió la puerta.

Él estaba sentado frente a la mesa de metal. El cabello recogido, las manos juntas. Se veía exactamente igual que en el hospital, sólo que dos años mayor.

—Srta. Granger. —Él sonrió—. ¿A qué debo el honor de su visita?

—Lucius. —Ella asintió—. Ahora soy la Sra. Malfoy.

Ella caminó hacia la silla de metal frente a él y se sentó. Cruzó las piernas y se recostó contra el respaldo.

—Sí, —sonrió él—. Me impresionaron mucho las fotografías del Profeta. ¿Fue el primer vestido de novia que diseñó la Srta. Parkinson, cierto?

—Así fue. Aunque ahora ella tiene muchas más ofertas. —Hermione levantó una ceja—. Fue un día hermoso. Todo estuvo perfecto. Y tenías razón respecto a los jardines. El gazebo era el lugar perfecto para la ceremonia. Y la recepción en el salón de baile.

Ella juntó las manos sobre la mesa, haciendo juego con la postura de Lucius, y logró mostrarle el diamante de la familia Malfoy.

Sus ojos parpadearon al mirar la joya. Después sonrió y volvió a mirarla.

—¿Para qué has venido en realidad, Sra. Malfoy?

Hermione sonrió ampliamente. —Escuché que irás a juicio el próximo año para negociar tu sentencia. Debido a tu buen comportamiento y al desafortunado incidente de apuñalamiento hace dos años, se de buena fuente que podrías tener una oportunidad de salir de aquí en cinco años.

Él la observó atentamente. —Bueno, es agradable escuchar eso.

Hermione se quedó muy quieta, tal como Draco le había enseñado. —Puedo sentirme tentada a testificar en tu favor. Quizá incluso logre que tu ex esposa y tu hijo hagan lo mismo.

Sus ojos brillaron antes de volver a convertirse en los mismos orbes grises sin vida. —¿Y qué es lo que quieres a cambio?

Hermione sacó un trozo de papel de su bolso y lo deslizó en su dirección por encima de la mesa. Ella lo observó fruncir el ceño.

—¿Y qué es esto?

—Una lista, —dijo. Los ojos de Lucius se volvieron hacia ella—. De cualidades que debe poseer el abuelo de mi hijo.

Hermione apoyó una mano sobre su vientre y le dedicó una sonrisa muy Malfoy.

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Nota de Traductora. ¡Quiero llorar! Amo tanto esta historia que me duele haber terminado de traducirla… Estén atentas chicas, porque pronto comenzaré a publicar el PoV de Draco. En inglés se llama "All The Wrong Things" y el título en español con el que lo estaré publicando es "Todo lo Incorrecto".

Asegúrense de colocar alertas de autor para que no se pierdan la publicación del primer capítulo. Y no se olviden de dejar un comentario para ésta hermosa historia si han llegado hasta aquí y la han disfrutado.

Nota de Autora. Gracias a todos por acompañarme. :)

Voy a publicar el POV de Draco de esta historia pronto. No será capítulo por capítulo, así que espero que nada se sienta muy repetitivo. Después, una vez que termine el POV de Draco, comenzaré a publicar el AU de la Subasta.

Sé que la mayoría ya ha dejado reviews en los capítulos, pero si te encuentras volviendo a leer esta historia y tienes ganas de dejar un "Me encantaría ver esta escena desde el punto de vista de Draco", eso me ayudaría mucho a formar la pieza acompañante. Es posible que tu escena favorita no llegue al POV, pero podría ayudarme a tener una idea de qué tan enigmático es nuestro querido Draco. :P

Gracias de nuevo por este paseo salvaje.