Silencio. Entre las lágrimas, el shock y el cansancio, Ophis y las niñas quedaron dormidas en el viaje de la batiesfera hacia el distrito enérgico de Hephaestus tras el incidente.

La electricidad se generaba gracias a la energía geotérmica del calor emitido por los volcanes submarinos del área. El sistema era automático y nadie nunca llegó a hasta aquí por el sistema defensivo de Ryan. Sin embargo, ahí se acercaba la única batiesfera del área que iba lenta y tambaleante hacia allí.

Rapture Metro Station - Hephaestus.

Y así como no lo notaron, el viaje finalmente conllevó con la llegada de Ophis y las niñas a la estación del lugar. La esfera se elevó lentamente hasta llegar a la terminal, mientras que la radio onda de la dragona, la que generaba estática hasta la fecha, comenzaba a sintonizar exitosamente una frecuencia.

- ¡Hola! ¡¿Hay alguien?! ¡Zeta! ¡Ophis! ¡Respondan, por favor!

Una de las pequeñas despertó al sentir la puerta de vidrio abrirse ante el corredizo arrastre contra su rostro. Al levantarse, notó el área intimidante. Entre el horror y los cadáveres que se veían desplegados en el suelo metálico, la pequeña procuró despertar a la dragona con preocupación.

- ¡Repito! ¡Zeta! ¡Ophis! ¡¿Hay alguien ahí?!

Ojos pesados. La mujer despertó con los ojos completamente rojos de las lágrimas que derramó. Al sentarse del suelo de la batiesfera, notó que las pequeñas habían dormido en los asientos. Fijó la vista al frente, notando a la escena frente a ella. Acarició a la niña y la abrazó, más que nada por necesidad propia.

- ¡Por favor! ¡Si hay alguien allí, respóndame!

- Anciana... Eh, ah... S-Soy Ophis... ¿Me oyes? - Dijo con voz entrecortada por el reciente despertar y el cansancio sostenido al tocar el comunicador que estaba en su traje.

- ¡Gracias al cielo! ¡¿Qué diablos ocurrió?! ¡Llevo varías semanas intentando contactarlos!

- Y-Yo... E-Espera, ¿Cuánto tiempo llevas intentando contactarnos?

- Seis semanas.

- Seis semanas... En dos perdimos la conexión y cuatro llevamos sobreviviendo en Olympus Heights... No, tres y cinco días. Llevamos dos días ahí dentro.

- ¿Dentro? ¿De qué hablas, Ophis? ¿Qué ocurrió? ¿Dónde está Zeta?

Sorpresa. Ante la duda, ella se abrumó y sus ojos volvieron a teñirse de lágrimas por los recuerdos.

- T-Tenembaum... Issē... Él nos sacó de Olympus con un precio...

- Oh, no... O-Ophis. ¿Dónde te encuentras? ¿Cómo están las niñas? ¿Cómo estás tú?

- ¿E-Eh? D-Déjame ver...

Ella se limpió los ojos y removió un mapa de la caja donde transportaba a las noñas, notando que el lugar de Hephaestus estaba marcado en el pistón de viaje la batiesfera y que este lugar parecía ser la estación de acceso.

- He-Hephaestus... Los mapas de Suchong si que son un logro. Las niñas están cansadas. Iré por comida y agua en un momento... Y yo estoy mal, muy mal... Nunca pude estar peor de lo que estoy al ser inmortal.

- Lo lamen-.

- No... No lo hagas... No manches su sacrificio así. He pasado mucho tiempo en soledad, Tenembaum. Él era un buen amigo... Él no lo merecía... ¿Hay una forma de saber si puedo encontrar su, bueno, su...?

- Entiendo. Trataré de contactarme contigo cuando pueda para decirte si puedo hallarlo. Activaré el sistema de rastreo que le puse de inmediato.

- Gracias... Muchas gracias... Quisiera estar sola en este momento.

- No, Ophis. Gracias a ti por seguir adelante por las niñas... Te llamaré cuando tenga información.

...

Ir y volver. Las niñas comieron, bebieron y lloraron cuando Ophis volvió. La memoria de Zeta fue honrada con un muñeco que una de las niñas había creado con distintos materiales, que disponía tener para si misma al lograr salir de la ciudad, pero ahora sostenía la dragona por todas con el fin de recordar al único que velaba por ellas antes del incidente.

Ahora había dispuesto la caja y a las niñas en condiciones para seguir adelante. Ophis se levantó tras identificar con éxito que sus poderes y su rendimiento estaban plenos nuevamente.

- Por Issē... Por su memoria, vamos a sobrevivir.

Ophis avanzó inmediatamente con la escopeta de cuatro cañones en manos. Sus poderes podrían repeler a toda amenaza, pero temía sufrir algún desmayo si volvía a pasar lo que pasó en Olympus Heights.

El sonido de la radio siendo interferida la sorprendieron gratamente.

- Así que... Una superviviente.

Ella no dudó en responder, con su escopeta en alto por si las dudas y su magia preparada para protegerla.

- ¿Quién habla? Tú no eres Tenembaum.

- Oh, seguramente la mente, historia y visión que se te fue impuesta ya no existen, pero descuida, si te entregas a ti y a las niñas que tienes secuestradas se te devolverá todo, mi niña.

- He dicho... Que... ¿Quién habla?

- Sofia Lamb al habla, pequeña. Tranquila. Solo somos tú y yo...

- ... Y miles de Splicers listos para sacarme lo poco que tengo en cuanto des la orden.

- Bueno... Tenembaum está en la radio si gusta participar de nuestras conversaciones, pero yo sola estoy ahora mismo... A no ser que tu amiguito de metal vuelva de la muerte y...

- ¡VUELVE A NOMBRARLO ASÍ Y TE DESTROZARÉ, MALNACIDA! ¡¿ME OYES?! ¡DESTRUIRÉ ESTE ESTÚPIDO LUGAR, PEDAZO A PEDAZO!

La ira de Ophis fue lo que más rebosó en la notoriedad ante la mención pobre del titán que hizo todo por ella.

- ¡Oh! ¡Por favor! No te enojes... La respuesta inicial ya deja constancia de algo... Pero la próxima hará un replanteo... Acaben con ella y recuperen a las niñas. - Finalizó con cierto odio en su voz.

Alarma. La central repentinamente se iluminó de intermitentes luces rojas y las compuertas se comenzaron a cerrar velozmente. Ophis sabía que esta era una trampa, y no se quedaría a esperar el desenlace.

La pobre puerta que se encontró en su camino se abrió de un muy fuerte jalón ascendiente que permitió a la enfurecida dragona volar fácilmente por el área en búsqueda de una salida de esta planta.

Pasar los túneles no fue reto al volar fácilmente. Observando por todas partes, podría notar los volcanes activos que había en la zona. Sin embargo, no tenía tiempo para admirar dicho paisaje peligro, ya que al llegar al siguiente sector, el horror de ver tantos caminos y lugares la tomó desprevenida.

Central Control - Hephaestus.

Cuando la puerta se cerró, movió todo con su magia para tapar la entrada. Inclusive arrancó partes de la maquinaria instalada para tapar dicho lugar, a sabiendas de que no sería muy útil para siempre, pero le daría tiempo.

Pasar por rincones demolidos, desoladores paisajes de suicidios y asesinatos sin compasión, y horripilante campos de magma que se movilizaban por ductos transparentes llevaron a una sala de máquinas que parecía ser una cueva. El lugar se ve prometedor para ganar tiempo preparando trampas.

Acatando enseñanzas visuales de Zeta, preparó los lanzagranadas y comenzó a disparar minas terrestres, dejando en evidencia la ventaja que tendría si venían a la sala al estar ubicadas en sectores discretos y poco visibles. Recargó la ametralladora de cargador cilíndrico y cambió el cargador del cañón de bidones con napalm. Mientras retrocedía, disparó lianas electrificadas por todas partes con la ballesta y el arpón. Hecho esto, finalmente se retiró hacia la sala de enfrente.

Sala de trofeos - Hephaestus.

El horror golpea a Ophis que mantiene su desprecio hacia este lugar evidente en su rostro al ver el sin fin de cadáveres colgados en paredes rodeando una habitación principal. El tiempo había pasado sobre ellos, por la evidente cantidad de hongos marinos y descomposición.

La puerta está sellada, pero no es reto para ella, que con un desliz de su mano, la hace añicos.

Sala de seguridad - Hephaestus.

Al entrar a la sala, nota que es pequeña y la notoriedad es baja. Habían mesas con notable material de tortura oxidado y tres habitaciones que eran celdas para prisioneros. Era más que suficiente para poder relajarse y descansar ante estas circunstancias.

- Niñas, no salgan por ninguna cosa... ¿Todas se encuentran bien?

Las mencionadas asintieron, confirmando a la muchacha sus dudas. Ella estaba tan preocupada que, independientemente del estado de las niñas, comenzó a contarlas. Al confirmar los siete pares, suspiró profundamente.

- Odio este lugar... Cuando salgamos de aquí, lo hundiré a pedazos... Pieza por pieza.

Explosiones. Aparentemente, los enemigos estaban muy cerca. Ophis no tuvo alternativa que levantarse y seguir avanzando hasta poder escapar de la situación, intentando no conforntarlos directamente.

Sala de trabajo - Hephaestus.

Ahora que estaban dentro de la plataforma de las instalaciones, Ophis tenía plena capacidad para llegar a la oficina de Andrew Ryan, llamar una batiesfera y buscar largarse del lugar.

El área en el que se encontraba la sorprendió repentinamente, notando como una aparente investigación, ya deteriorada por el paso del tiempo, denotaba el trabajo sobre cierto sujeto de pruebas... Pero lo más importante para ella, era el estudio y elaboración de Big Baddys que estaba en la mesa de al lado.

Habían papeles de expansión de la ciudad. Un notable plan de reparación. Rapto y lavado de cerebro de Little Sistema. Desarrollo de Big Sistema... Fue cuando removió varios papeles que vió una lista exclusiva de los sujetos que se volvieron Big Baddys o formaron parte del proyecto.

En el listado, un nombre sobresalió del resto...

- Hyōdō Issē. 28 años. Parásito traidor. Pena de muerte.

Los dedos de Ophis acariciaron la pequeña fotografía que veía de un demacrado japonés con rastros evidentes de claro malestar y tristeza.

- Ellos...

El rostro demacrado del Big Daddy apareció en su mente.

- Ellos...

Alzó la vista, notando que la mesa de al lado tenía una foto enorme con una serie de garabatos en rojo que decían una sola cosa.

"SOFIA LAMB: PARÁSITO".

- Ellos...

La imagen del Big Daddy volvió a aparecer. Sin embargo, ahora tenía de la mano a varias Little Sisters caminando pacíficamente.

- ¡Ellos sentirán su dolor! ¡Los haré pagar! ¡A TODOS!

Ophis razonó en su cólera y decidió guardar todos los papeles que habían, en un desesperado acto por juntar información y también poder encarar a Sofía Lamb y a Tennembaum con respecto a la verdad de Issē. Tras esto, no tardó más y avanzó hacia la oficina. Era momento de dar por terminado todo esto...

Oficina de Andrew Ryan - Hephaestus.

Desolador. El área se hallaba repleta de sangre y balas. La puerta que había derrumbado ya dejaba en evidencia que está habitación con notable olor a pudredumbre no había sido visitada en años.

Tras avanzar unos pasos, un cadáver sorprendió su camino. Este tenía varias partes de un palo de golf oxidado en su cráneo, notablemente incrustadas con violencia incesante.

Lo ignoró completamente, avanzando hacia un terminal de control. No sabía cómo manipularlo en absoluto, pero si sabía que uno de los botones con la forma de una batiesfera la llamaba a la sala.

Al oprimir efectivamente dicho botón, una vieja biblioteca se movió rápidamente, permitiendo que ella notara el vehículo listo para abordarse.

~ Es hora de irnos... Cumpliré mi promesa, Issē. Defenderé a ellas...

En el fondo del mar, bajo los escombros de Olympus Heights, una mano enguantada se notaba deslumbrada por fuera, inmóvil.

~ A cambio, te pido que me guíes en el más allá... - Mencionaba mientras cerraba la batiesfera

Movimiento. Los escombros comenzaron a moverse lentamente, mientras algo por debajo de estas comenzaba a moverse con severidad.

~ Se que tu alma está allí. La recuperaré. Y así tú seguirás perteneciéndome para toda la eternidad... - Declaró mientras marcaba el siguiente punto de encuentro como la torre de Fontaine Futuristics, siguiendo el plan de Issē.

Un brillo rojo comenzó a brotar por sobre estas, mientras la mano enguantada apretaba el puño con fuerza.

~ Por favor, Issē. Acompáñame... No nos dejes solas... - Dijo mientras cerraba los ojos y apoyaba sus palmas y frente contra el vidrio, llorando solemnemente

Explosión. Los escombros se levantaron repentinamente mientras, parado sobre un sin fin de cadáveres, el brillo rojo envuelto en irá de las lámparas de un Big Daddy se encendía brutalmente así como el brillo verde de su guantelete izquierdo respondía ante sus sentimientos.

~ Renace... Aquí te esperamos. - Suplicó mientras se ubicaba para descansar en el asiento, completamente triste. Había comenzado a dormir gracias al titán... Y ahora que no estaba, sentía que necesitaba hacerlo más de la cuenta...

Si algo podía decir es que en sus sueños, ambos se veían juntos todo el tiempo... Y era algo que ella recién empezaba a notar.

, , . Hola, vengo a dejar capítulos.

Ya, en serio. Hola a todos. ¿Qué tal todo? La cuarentona está de muy buenas para los antisociales como yo.

¿Qué decirles? Disfruté hacer este capítulo. Pude desenvolver a Ophis un poco más y pudimos ignorar el cadáver de Andrew Ryan otra vez (xd)

Pero eso no es lo importante, ¡¿Les gusta la historia?! ¡¿Tienen alguna idea que les interese poner en práctica?! ¡¿Se dan una idea de lo que viene?! Si es así, no olviden de poner sus comentarios al respecto. Aquí estoy para leerlos como ustedes me leen a mí.

Muchas gracias por la espera y nada, hasta la próxima. Cuídense mucho, gente.