Los personajes no me pertenecen, son de la llama asesina, yo solo hago que se amen y tengan bebés.

Gracias a mi beta por tu ayuda en cada cap y mis fics XDD.


Llevaba tres días en ese estado de borrachera, el bastardo de su padre le hacía llegar esa asquerosa bebida, a decir verdad, ya no le importaba, darle alcohol era lo único para lo que servía su padre, por su parte tenía la mente relajada sin preocupaciones, podía descansar sin que sus demonios le estuvieran martillando la mente, lo único malo era el dolor de cabeza que sentía cuando dejaba de ingerirlo.

—¿De dónde salen estas botellas? – escucho a la lejanía la voz de su madre – además que viene con la firma de ese hombre, Rivaille Ackerman necesito que te comportes como todo un hombre, nos haces quedar en …

—Ve…vergüenza – escuchó sus palabras estrellarse sonaba bastante ridículo – ya lo sé, pe…pero me siento taaaaaaaaan re… relajado, Jajajaja sueno mu… muy gra… gracioso.

—Mientras tú estás en este estado – sintió un golpe en su cabeza – tu padre, el rey y un tal Zeke están aquí muy felices con las hermosas geishas en especial con el lindo Eren.

Se sentó de inmediato, corrió al baño lo más rápido que pudo, devolvió todo el alcohol que tenía en el estómago, esa era la segunda cosa más desagradable cuando bebía de más, además que sabes que ese bastardo estaba recibiendo las atenciones del castaño, eso sí que no le gustaba.

—Mira hijo – ella le entregó una pequeña toalla húmeda, la cual recibió con gusto – sé que tu mente es un caos, pero esta no es la manera de solucionarlos, eres fuerte en todo sentido y no puedo creer que no seas capaz de encontrar una mejor solución.

—Por lo menos he podido dormir – ya se escuchaba un poco mejor, aunque su mundo aún le daba vueltas – aunque es un asco estas sensaciones.

—Eres un hombre maravilloso hijo – sintió esos finos brazos abrazarlo desde su espalda – mereces ser feliz, encontraremos la forma de ayudarte.

—Madre – acaricio sus manos, dejó salir un fuerte suspiro – lo lamento.

—Iré a pedir algo de comer que te lo traigan – sintió un beso en su cabeza – mientras tanto báñate y ponte decente, así no impresionaras a nadie.

—¿Qué pasara con Mikasa? – preguntó sin mirarla, sabía que debía verse terrible –

—Luego hablamos – sintió la puerta cerrarse –

Al levantarse a verse en el espejo se sorprendió de su propia apariencia, era la primera vez que se veía con algo de barba, con su cabello completamente desordenado y sucio, sus ojeras eran más profundas sin resaltar el propio malestar interno que tenía.

Abrió la llave de la ducha sin importarle que estuviera el agua fría entró, sentía su cuerpo pegajoso, era desagradable tanto que su TOC no salía a relucir cuando estaba más que ebrio, tomó el jabón, empezando a restregarlo con fuerza sobre su blanca piel, sus músculos empezaron a relajarse y el dolor de cabeza se intensificó.

—Mierda como duele – se dijo mientras cerraba el agua y salía a rasurarse –

Dejó de nuevo su rostro sin rastro de vello, se acomodó el cabello empezó a secar su cuerpo, escuchó como golpeaban la puerta, con un siga permitió que esa persona ingresara, se colocó la toalla en su cintura luego salió, sus ojos se abrieron al ver a ese joven de hermosos ojos cautivadores.

—Buenas tardes capitán Ackerman – se dio cuenta que toda su expresión demostraba tristeza – su madre me ha pedido que le trajera algo de comer y medicina para el dolor de cabeza, por favor si desea algo mas no dude en llamarme.

Lo vio girarse sin dudarlo lo sujeto de su mano, el castaño no lo miraba eso le preocupaba más, él no era tímido, aunque se sintiera incómodo colocaba una sonrisa.

—¿Qué ocurre? – no midió la fuerza de su voz, se golpeó mentalmente –

—Nada – no apartaba su mirada del joven, lentamente su ceño empezó a fruncirse más – no debe preocuparse, me alegra que ya este sobrio.

—No cambies el tema – empezó a acercarse a ver si le contestaba – dime qué demonios te pasa.

El silencio se prolongó, lo veía mover sus labios como si quisiera hablar, pero nada salía de ellos, estaba empezando a perder la paciencia, cuando la puerta se abrió de improvisto.

—Nuestro rey te está esperando en el jardín principal – al verlo recordó quien era el bastardo, quería matarlo por interrumpir su momento con Eren – date prisa y lleva los alimentos que te pidió.

—Ya voy para allá Zeke sama – la voz le sonaba más apagada con desesperación en sus ojos – la madre del capitán me pidió traer sus alimentos.

—Recuerda que el rey te quiere relativamente virgen – esas palabras salieron con desprecio – no debes venderte a cualquier héroe de otro país.

Eren solo se inclinó un poco, salió de su cuarto seguido del mayor, sentía un desprecio por ese bastardo, llevo un pequeño onigiri a su boca, se colocó la ropa más cómoda que tenía; se sentó en el balcón desde ahí veía al castaño con el famoso rey, la sonrisa era más forzada, cada vez que ese viejo lo tocaba, de inmediato alejaba la mano, por otro lado, la comida estaba siendo muy bien recibida por su estómago.

Salió del cuarto junto con la bandeja, al llegar a la sala principal, vio a todas las geishas correr con diferentes elementos, al salón principal, le dio curiosidad se acercó a la rubia, creía que se llamaba Historia.

—¿Qué está pasando? – la joven lo saludo con un leve movimiento de cabeza –

—Mañana en la noche, se hará la presentación formal de Eren a los invitados que podrían a llegar a comprarlo – la suave sonrisa que tenía desapareció – estamos arreglando el salón y las mesas para todos.

—Creí que lo habían aplazado – respondió con duda ella solo negó –

—El rey Reiss estaba ansioso, así que pidió que los planes siguieran como lo había planeado – ese fino rostro mostraba toda la angustia del mundo – las invitaciones ya han sido enviadas y se ha confirmado la asistencia, asistirá ¿verdad?

Ella le entrego un delicado sobre, al abrirlo vio la invitación con una hermosa caligrafía al final el nombre de Eren, al separar su rostro ya no encontró a la joven así que salió, empezó a buscar a su madre, por desgracia lo que vio no fue de su agrado, Eren estaba siendo apresado contra la pared ese bastardo estaba muy pegado.

Su mano hacia que el joven no apartara su rostro, de esos ojos caían lágrimas sin descanso, no podía intervenir, pero ganas no le faltaban; a los pocos minutos lo vio pasar sin esperar un segundo salió de su escondite viéndolo, arrodillado, cubriendo su rostro mientras lloraba con desesperación, se acercó y acarició su adornada cabeza.

—No deberías estar aquí – le dijo entre hipidos – lo atenderé en un par de minutos, si espera en el hotel.

—Estaba buscando a mi madre – respondió sin importarle el pedido del menor – solo que termine encontrándote a ti, ahora puedes levantarte.

Le tendió la mano, a los pocos segundos sintió el contacto de esas manos esperar por tocar tan hermoso los instrumentos, lo pego a su cuerpo, le permitió seguir llorando. Era extraño, es la primera vez que no se sentía incómodo sosteniendo a otra persona, al contrario, lo encontraba satisfactoria y tranquilizante.

—Tu madre se llevará a Mikasa – al escucharlo salió de sus pensamientos, limpio esas traicioneras lagrimas que aún adornaban su rostro – cuídala mucho, ella es mi amada hermana menor.

—No trates de sonreír cuando te sientes como una mierda en tu interior – le reprocho, pues sabía que alejarse de ella debía ser lo más difícil que estaba experimentando – si no quieres sonreír no lo hagas.

—No es tan fácil capitán – lo acaricio en su mejilla, sintió una deliciosa corriente atravesar su cuerpo – te lo dije ¿no es así?, soy una muñeca.

—Sigue mintiéndote de esa manera y veras que jamás podrás ser libre – le molestaba que ese hermoso ser no se valorara –

—Levi – lo tomó de la mano, empezó a llevarlo a ese lugar donde la cascada llegaba a adornar su belleza – la verdad es que mi madre era japonesa y mi padre alemán, vivíamos en Japón de una forma tranquila con buenos ingresos, él era médico así que trabajaba arduamente, cuando tenía seis años hubo un accidente, ahí ellos tomaron la decisión de adoptar a Mikasa, pues sus padres fallecieron.

—Recuerdo que mi madre recibió una notificación de la muerte de su hermana – recordó las lágrimas que ella sacaba con tanto dolor – por cuestiones de mi viejo ella no puedo ir por su sobrina.

—Menos mal – entendió esa frase, ella había complementado su vida – después de eso pasaron unos dos años más y la desgracia apareció, ella tenía nombre y apellido, es Zeke Jeager mi hermanastro mayor.

—¿Hablas de ese imbécil de cara orgullosa, que dan ganas de estrellarla contra una pared? – escucho una leve risa y asintió –

—Nunca nos habíamos enterado de su existencia, de esa familia lejana que papá tenía – veía como sus manos se movían con desesperación – mis padres peleaban seguido, mamá enfermó, a los pocos meses la guerra llegó y quedamos envueltos, la pobreza llegó con ella, nosotros no fuimos la excepción, Zeke no podía regresar y para comer él … él empezó a vendernos a los ricos del país.

Vio ese cuerpo temblar, sabía que el recuerdo lo atemorizaba, no debía ser fácil de estar en una familia amorosa, después tener que abrir las piernas a pedido de un bastardo a cerdos asquerosos.

—Yo le decía a mi hermano que recibiría más clientes para que Mikasa no sufriera ese calvario – se limpió las lágrimas respiró profundo, tratando de calmarse – así lo hizo, era doloroso, pero por ella soportaría lo que fuera, él tenía acceso a nuestra casa, encontró un informe en el que afirmaba que yo también poseía la facultad de procrear.

—¿Eres un doncel? – él solo afirmo con su cabeza junto a una débil sonrisa –

—Al principio solo recibía mujeres, después de esa noticia, él permitía que hombres también me tomaran – lo miro con desesperación y miedo – y cuando las cosas empeoraron con la guerra él nos vendió a este lugar, le facilitaron su transporte lógicamente también el nuestro, se convirtió en la mano derecha del rey, pues le había entregado dos bellezas.

—Eren yo …

—Desde ese día se me prohibió tener clientes de ese tipo – lo vio levantarse, dándole una sonrisa débil – pero desde mañana en la noche probablemente le pertenezca a nuestro rey, por eso te digo que soy una muñeca rota, que desde hace muchos años su destino le ha pertenecido a otros con más poder.

—Vendrán más personas – él solo resoplo e hizo un puchero demasiado tierno –

—Nadie va en contra del rey – limpió su ropa se inclinó frente a el – gracias por escucharme, solo quiero que sepa que usted lleno de luz mi vida, adiós capitán.

El atardecer era tan hermoso como esa figura que se alejaba de su lado, sus ojos seguían ese elegante caminar, al fondo escuchaba a ese desagradable bastardo llamando al castaño, no supo que lo motivo a levantarse, correr hacia el joven a alzarlo como una princesa y llevarlo lo más lejos de ese lugar.

Llegó al sitio donde dormían todas las geishas, sentía los brazos de Eren sujetar con fuerza su cuello, lo bajó lentamente solo ese gran árbol era testigo del deseo de no quererlo soltar, llenaba su mente de ese aroma tan agradable que caracterizaba al joven.

—Me va a castigar, capitán no deseo que me golpe – con esas palabras solo hizo que lo abrazara con más fuerza –

—Si lo hace, te juro que lo mato – esas manos lo alejaron un poco, no quería eso – Eren, yo - ¿Qué quería decirle?, no tenía idea que era eso que estaba sintiendo – lo lamento, actué por instinto.

Toda la expresión cambio de inmediato, había visto anhelo ahora solo ese vacío, la cago, pero ni el entendía que estaba pasando con su ser, solo podía afirmar esa necesidad de sentirlo cerca, de poder intoxicarse con todo ese ser, verlo sonreír, pero jamás había podido darle nombre a sus emociones, solo conocía la desesperación y la tristeza, pensando en eso lo soltó.

—Iré a buscar a Zeke – no podía verlo, se sentía un completo imbécil –

No escucho pasos, así que lentamente abrió sus ojos, posó su mirada en ese lugar que creería estaría solo, pero él estaba ahí, viéndolo con devoción, levantó una ceja con todas las dudas recorriendo su mente, esas manos caramelo sujetaron un poco su camisa, haciendo un poco de fuerza hacia abajo, entendió inclinándose hacia él, ahí sintió esos labios posarse sobre los suyos, su sorpresa hizo que sus ojos no se apartaran de tan bella imagen, viendo nuevamente como esas lágrimas que quería evitar que salieran, volvían a hacer aparición.

—¡¿Dónde demonios estas Eren?! – esa voz interrumpió esa sensación tan agradable su acompañante se alejó –

—Lo lamento Zeke sama – salió del árbol – tuve un pequeño accidente de regreso y vive a curarme, ya iré con el rey.

—No se te ocurra ponerme en ridículo – solo escuchaba esas frías palabras de aquel ser, que debía proteger a su pequeño hermano – ni hoy, ni mañana, de tu compra equivalen también mis ingresos.

—No se preocupe – escucho como se alejaban – me esforzare por servir adecuadamente a mi rey como en aquel tiempo.

—Bien dicho pequeña zorra – se dejó caer sobre el pasto –

Su mente no podía creer que alguien pudiera ser así de cruel con un joven tan maravilloso, si alguien debía estar en esa situación debía ser la mierda de padre que tenía, sufrir cada uno de esos señalamientos y maltratos, no entendía porque la gente buena debía sufrir.

—Si tanto te gusta, ¿Por qué no lo compras? – la amable y suave voz de su madre lo saco de sus pensamientos –

—No me gusta – le reprocho de inmediato – solo me preocupa.

—Sigue creyéndote eso hijo mío – ella volvió a abrazarlo – bueno entonces, si tanto te preocupa ¿por qué no lo compras?, podríamos llevar a esos lindos hermanos sin separarlos, nuestra casa es muy amplia también tiene una pequeña cerca con hermosos adornos, donde te gustaba ir a dibujar.

—No creo que me lo den tan fácilmente – respondió, pensando en lo feliz que se vería si esta con su hermana, en una pequeña casa, haciendo cualquier cosa que les venga en gana –

—Pues vamos, hablemos con Riko – levanto de inmediato posando sus ojos en esos que ya se veían tan cansados – Hanji me ayudará a comprarla, lógicamente la danna de Mikasa será ella, pero podremos sacarla de acá y con Eren puede ser igual. Tienes mucho dinero, además no creo que necesites la mitad de los autos que posees, ¿no crees?

El afirmó, se puso de pie, tomó a su madre de gancho, empezaron a caminar en dirección al hotel, su madre le dijo que Erwin también estaba tratando de llegar a un acuerdo por tener a Armin, el idiota de Jean quería a Marco e Yrmi quería a la joven Historia, él solo prestaba atención y entendió que cada hombre que estaba ahí como geisha era porque era un doncel.

Ahora estaba más que decidido de hacer que Eren se fuera a Francia con todos ellos.


Espero les este gustando, si es así háganmelo saber.

Sin más Ame las ama.