-¿Entiendes que necesito que te quedes quieto? -

-No comprendo por qué debo ir yo primero- lloriqueó, sorbiendo la nariz, poniendo más de nervios al adulto, pensando ¿Qué tan difícil era quedarse quieto un par de minutos mientras lo maquillaba? El maquillaje era vistoso, llamativo , qué malo tenía. Les estaba haciendo un maldito favor a esos principiantes al dejarlos ir con él en semejante misión, no se suponía que le dieran tantos problemas, que se pusieran tan remilgosos con lo quedebíanhacer. Gruñó, fastidiado, sujetándolo con fuerza del brazo y obligándolo a sentarse, buscando el cepillo para pasarlo por su cabello y atarlo con un par de listones de la forma más irregular que pudo.

-Porque yo lo decidí, ahora cierra la boca y coopera, no tenemos toda la noche- rumió, jalando a propósito ese mechón de su cabello al verlo intentar quejarse. Zenitsu siguió sollozando por lo bajo mientras Uzui terminaba de atar su cabello. Suspiró, considerando que quizá estaba siendo muy brusco. Ya lo había dicho el señor Ubuyashiki, debían ser amables con los jóvenes. Tomó la base de polvo, cargando bien la borla , pensando que el color de su piel era un poco ámbar, de niño de campo rendido al ejercicio al sol. Por fin cerró los ojos, apretando los labios que se le curvaban en un llanto evidentemente contenido que le hizo tomar el debido cuidado al polvear sus mejillas. La piel pálida era atractiva, pero ese color ámbar era sin duda deslumbrante. Era una lástima tener qué sepultarlo, seguro que el cuello de la bata ocultaría su verdadero tono. Tomó la brocha con la sombra de ojos, eligiendo el azul eléctrico para pasarlo por la delicada curva de sus párpados, con la maestría de ser él mismo su propio maquillista, pasó su pulgar por un saliente, limpíandose en la bata del adolescente, retomando la tarea con el siguiente ojo. Parecía que ya había comenzado a relajarse. Tomó el rubor, espolvoréandolo con delicadeza en la brocha para apenas remarcarlo en sus pómulos. El chico era... No guapo, sin duda, no bonito en torno a la delicado pero sí de alguna manera atractivo. Su rostro no tenía una forma tan infantil como la de Tanjirou y le faltaba la armonía de Inosuke, pero mantenía un equilibrio muy marcado en lo masculino. Sus cejas espesas le daban una sombra severa a sus ojos mostaza, algo que no parecía concordar con su caracter. Sus labios eran delgados, demasiado para él, con una forma en línea. Pero el tono rosado alegre le gustaba. Su cabello rubio era simplemente conspicuo. Imposible ignorarlo, confundirlo. Siendo alguien tan fanático de la extravagancia, era lógico que le cautivara. Amarillo en gradiente desde las puntas.

-Es un poco incómodo- dijo Zenitsu con mucha suavidad, casi como si temiera estarlo confesando- tengo un oído muy fino y puedo escuchar lo que está...-

-¿Qué es lo incómodo?- Tengen canturreó, pasando la brocha con rubor desde su pómulo hasta el centro de su mejilla- Estoy viendo cuáles son tus puntos más atractivos para disimularlos- Zenitsu, instintivamente abrió los ojos y se giró hacia el espejo del tocador, dejando salir un grito ofendido como era de esperarse. Tengen comenzó a reírse- no esperabas que te fuera a maquillar como a una cortesana, estoy intentando que no luzcan tan...- lo volvió a su lugar con suavidad, tomando la brocha de nuevo- apetecibles-

-¿A los demonios no les gusta el maquillaje?- cuestionó Zenitsu, sinceramente intrigado y por primera vez ese día, Tengen se cuestionó qué rayos estaba haciendo. Volvió a reírse, esta vez de sí mismo y su breve moral.

-Para los hombres. No todos van a buscar una mujer ahí para que los acompañe y siendo ustedes tan jóvenes, no quisiera cargar en la consciencia si algún viejo se intenta sobrepasar, así que pensé que sería buena idea ponerles el maquillaje más horrible que pudiera- confesó, sin detener la brocha. Zenitsu guardó silencio pero parecía más molesto que asustado. Lo mró fijamente y él continuó entonces con el delineador- tus ojos son muy llamativos, tienen una forma y un color muy extraños- dijo, sabiendo ahora que nada cambiaba decirlo o no en voz alta, igual sería escuchado- será un poco difícil opacar eso, aunque creo que el mayor problema- tomó el lápiz labial -abre un poco la boca-

-¿No sería más fácil ir directamente a salvar a tus esposas y esperar que el demonio se acerque?-

-¿Por qué no eres un poco más obediente? Deja de poner tantas objeciones, no te va a pasar nada que ninguna persona no pueda soportar ¿No estás aquí para ayudar a la gente?-

-Me estás pidiendo básicamente que rece porque ningún viejo intente llevarme a la cama ¿Qué esperas? Tengo un nivel de dignidad ¿Sabes?- Uzui no pudo evitar abrir los ojos con asombro al ver al niño tan enfadado, tan resuelto a darle pelea- ¿Qué rayos piensas que voy a hacer en ese caso?-

-Te puedes negar supongo- volvió a tomar el labial pero Zenitsu tenía los labios tan apretados que era imposible- vamos, ya habíamos logrado avanzar, deja de portarte como un crío-

-Todavía lo soy, degenerado- Uzui dejó caer el labial, francamente sorprendido. Zenitsu comenzó a pasarse la manga de la bata por los ojos, logrando sólo mancharse sin lograr quitarlo- debemos replantear una estrategia, no puedes ir arriesgando así la dignidad de la gente-

-No me trates como si no hubiera planeado esto con cautela- espetó, agachándose a recoger el labial pero Zenitsu se cruzó de brazos, ladeando la cabeza. El adulto apretó los labios, ya sintiendo tanto coraje que le fue imposible no tomarlo con fuerza del mentón, hundiendo sus pulgares para hacerle separar los labios- No soy tu estúpida niñera, estás aquí para portarte como un adulto y soportarlo, hablas de dignidad ¿Qué tan digno es un hombre armando berrinche? Si eres tan poco confiado de tu trabajo, de tus capacidades, no mereces estar entre los cazadores-

-A lo mejor yo nunca quise entrar aquí- devolvió, con la voz entrecortada por lo fuerte qu elo sujetaba Tengen, casi inclinado contra su cuerpo contra el tocador, manteniéndolo acorralado.

-A lo mejor ya no tienes opción- tomó de nuevo el labial, pasándolo por la fina línea de sus labios, pensando entre el calor de su ira que seguía siendo una lástima manchar sus colores con otros artificiales, menos atractivos, menos espectaculares. Pasó su dedo por una línea de saliva que se había escurrido por las comisuras de los labios del chico, suspiró, intentando de nuevo recobrar la calma- no es tan escabroso como te estás imaginando, si platicas con ellos deuna formamuy extravagante, puede que incluso olviden lo que fueron a buscar originalmente, trata de ser encantador-

-¿Encantador?- Zenitsu bufó, rodando los ojos-si fuera con una chica sería pan comido, pero esto es algo totalmente diferente-

-No lo es tanto, realmente si te concentras puedes hasta encontrarlo agradable- fue el turno de Zenitsu de admirarse, viendo al hombre volver a trazar el maquillaje arruinado- si te relajas un poco, puedo enseñarte un par de cosas- limpió los sobrantes del labial de sus labios, mirándolo sonriente.

-De que lo hagas tú a que lo haga un desconocido- suspiró, deslizándose hasta quedar sentado sobre el tocador,regresándole una mirada intensa, lejos de la tímida que esperaba o incluso enfadada. Podía irse dando cuenta que era imposible predecir sus movimientos. Ladeó la cabeza, sonriendo con burla-¿Cómo puedo hacerlo sentir bien el día de hoy, Señor?-

Tengen dejó el labial suspendido en el aire, dudando. Escuchó la risa algo engreída del muchacho que seguía con la cabeza ligeramente ladeada, sobre el tocador.

-¿Crees que nunca he entrado a un sitio como ese? No todos tenemos la fortuna de tener tres preciosas mujeres al lado, pero sí un interés muy marcado-

-Eres un manojo de sorpresas- rió, delineando su rostro con la punta de la brocha, sentándose en el banco frente a él. Zenitsu se irguió, recargando su espalda contra el espejo que apenas crujió contra su peso. Deslizó apenas a la mitad de sus hombros la bata, sujetando la abertura entre sus dedos índice y pulgar. Ladeó de nuevo la cabeza, entrecerrando los ojos mientras estiraba su pierna hasta apoyar su pie sobre la rodilla d eUzui subiendo muy lentamente hasta su muslo.

-¿Cómo puedo hacerlo sentir bien hoy, Señor?- repitió, y sintió su garganta tan seca que no habría podido decir nada aunque hubiera encontrado las palabras. Pero unpensamiento confundido le estaba obstruyendo la razón, le estaba quemando por salir en una pregunta y después romper el extraño ambiente con una carcajda, cualquier cosa.

¿Ese niño lo estaba tratando de seducir?

Tragó saliva, sintiendo la espalda rígida sin saber si inclinarse hasia atrás o hacia adelante, si tomar ese pie para apartarlo o para pasar sus dedos por la aterciopleada suavidad de su pantorrilla, alcanzar su rodilla donde comenzaba la censura de la bata y subir un poco más, alcanzar sus muslos, sus caderas. Zenitsu se echó a reír tras la manga de su bata, poniéndose de pie, mirando de nuevo hacia el espejo. Frunció el ceño, se acomodó el cabello y salió, gritando el nombre de Tanjirou mientras escuchaba las risas de Inosuke.

Algo no estaba bien con ese chico.