"Te quería tanto que te ayude a destruirme"

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—Sabes Sasuke, hay amores en este mundo que son hermosos, pero también dañinos. Queremos tanto a una persona que nos dañamos consiente o inconscientemente, vivimos esperanzados a qué si somos lo suficientemente pacientes con el tiempo esa persona corresponderá nuestros sentimientos con la misma intensidad con la que nosotros la amamos.—susurro su hermano observándolo con tristeza y simpatía.—…Pero eso nunca sucederá. Hay amores que solo son dañinos y nada más.

Él lo observó unos segundos antes de bajar la mirada a sus pies descalzos, ante la mirada oscura de Itachi se sentía expuesto y odiaba esa sensación.

—Hinata-chan, ella es un amor dañino para ti.—susurro su hermano en un suspiro.

—Izumi también lo es para ti.—contrataco inconscientemente, arrepintiéndose de inmediato cuando escucho la risa falsa de su hermano.

—Para mi ya es muy tarde, yo estoy tan contaminado que alejarme resulta imposible.—suspiro y al levantar la mirada a él, notó el vacío y la tristeza en aquella mirada tan igual a la suya.

Dos caras de la misma moneda eso era lo que él e Itachi eran.

—¿Por cuánto tiempo vas a seguir fingiendo que no sabes de la relación de Izumi y Shisui?.—pregunto, total el daño ya estaba hecho.

Su hermano le sonrió con algo de oscura diversión y él se arrepintió de siquiera preguntar.

—¿Por cuánto tiempo más seguirás fingiendo que no sabes de la relación de Hinata-chan y Naruto-kun?.

Más él no respondió, solo río, y devolvió la mirada a sus pies.

—A veces solo quiero terminarlo todo. Odio cuando ella me ve con miedo y Naruto con culpa, odio que finjan que no se nada, pero odio aún más sentir miedo de que llegue el día en el que uno de ellos me diga la verdad de frente. Tengo miedo de que lo admitan.—susurro jugando con una ramita, sin levantar aún la mirada.

Escucho los pasos de su hermano acercándose a él y segundos después lo sintió sentarse junto a él.

—Conozco la sensación Sasuke.—susurro Itachi.—Definitivamente Otou-san es un asco para buscarnos prometidas.—bromeo y él sonrió dándole la razón.

—Un completo asco…—susurro levantando la mirada al cielo estrellado.

[…]

Eres mi prometida y cuando seamos grandes seremos esposos.—habia dicho el hijo de los amigos de su padre, con una mirada arrogante y segura.

Ella lo observó fijamente, un poco sorprendida por sus palabras. Él era realmente atractivo, aún para su edad, su ojos completamente negro al igual que su cabello despeinado contrastaban con el color pálido de su piel y lo rojo de sus labios.

Ya lo conocía, o al menos de vista, nunca se había animado hablarle su presencia la intimidaba. Pero ya sabía que era alguien de quién no podía huir.

El se acercó y cogió sus manos, ella lo observó sonrojada y sorprendida.

Aun no puedo, pero cuando sea grande te compraré un anillo con un gran diamante. ¡T-te compraré muchas cosas! ¡P-prometo hacerte f-feliz!.—prometió con sus pálidas mejillas levemente sonrojadas. Y aún sin soltar sus manos agregó;.—A cambio t-tienes que quererme como mi Okka-san quiere a Otou-san.

—Lo siento.—susurro en la oscuridad de su habitación con las lágrimas bañando su rostro y en sus manos la fotografía de un pequeño Sasuke.