Renuncia: todo a Koyoharu Gotoge.

Notas: ya se que amas esta ship so here este mal intento de escribirlos 3. La verdad que ahora termino shippeándolos también (?). ¡Espero que se disfrute!


Es así: todos duermen, y Tanjiro entrelaza su dedo meñique con el suyo.

Nezuko y Zenitsu duermen detrás de ellos lejos del fuego, e Inosuke se pregunta silenciosamente qué mantiene a Tanjiro tan despierto y tan nervioso. Inosuke no se entiende a sí mismo tampoco. No entiende por qué sus mejillas se ponen rojas, por qué le tiemblan los labios o por qué decide seguir a Tanjiro en callar de repente.

No entiende por qué él también entrelaza sus dedos con los suyos.

Hay algo así como una erupción estelar dentro de sus entrañas, una euforia infinita que Inosuke sólo creyó ocurrir mientras se lucha salvajemente, mientras se corre por las montañas, mientras se saborea la victoria.

(Pero este chico está dándote la mano y te mira intensamente y tú ya no sabes nada).

No sabe tampoco por qué no lo aparta, por qué no toma su tacto tembloroso como una amenaza, por qué se deja tocar cuando no entiende lo que realmente es tomarse de las manos pero

(confías completamente en él así que no importa).

Pero Tanjiro es un buen chico, piensa, incluso alguien salvaje como él lo sabe.

Inosuke no detesta a Tanjiro, no desea pelear o lastimarlo como antes, llega incluso a tolerar (gustar, amar, adorar) su presencia . Tampoco le disgusta su cara de niño bonito y correcto; no le molesta su carcajada que rompe a mitad de la tarde, su voz como la brisa que corre en las montañas; no le molesta sus ojos de muchacho peregrino, su sonrisa salada y de cereza que hace que él lo mire sonrojado bajo su máscara salvaje. No le molesta su mirada determinada a la hora de pelear, su alma inquebrantable que se asoma a través de sus ojos llorosos, su amabilidad que ni las espadas pueden cortar.

No le molesta que desde ya mucho tiempo le late el corazón (bumbumbumbumbum clash) con sólo rozar inintencionalmente sus manos suavemente rasposas.

Pero a Inosuke le molesta no entender el por qué.

Y Tanjiro una noche mira hacia el suelo con los ojos enormemente abiertos y los pómulos rojos hasta las orejas y los labios apretados y-

La mano acariciándole sus nudillos.

Inosuke maldice tener el rostro expuesto en ese momento, el cabello suelto haciéndole cosquillas sobre su propio rostro sonrojado, sus ojos igual de abiertos y nerviosos; su respiración entrecortada cuando hace el pequeño descubrimiento que hay una suavidad tibia en las palmas callosas de Tanjiro.

Ninguno de los habla ni se miran, la noche fresca y turbia resonando sobre el cielo sin estrellas. El peligro de cualquier cosa infernal saltando en cualquier momento a matarlos, y sin embargo están a merced del otro dejándose acariciar mutuamente las palmas y los dedos resecos.

Pero entonces.

Tanjiro susurra como tonto un montón de palabras y frases que él no conoce

(amor, beso, corazón, me gustas)

y es Inosuke quien rompe la distancia entre ambos, al final, rozándole levemente los labios. Nunca ha besado, no siquiera ha escuchado jamás sobre aquello; pero inclinarse y tocar los labios con los suyos surge naturalmente, algo que ya existe dentro suyo, una verdadera parte de él, como un instinto animal.

Besar a Tanjiro es tan natural para él como empuñar una espada, como correr entre las montañas, como sobrevivir.

Cuando se separa Tanjiro tiene la sonrisa boba y roja, flores creciendo entre los pómulos como grietas y la garganta llena de vida. Cuando suelta una carcajada que resuena en el eco de la noche, Inosuke se ríe también. Y tener las manos entrelazadas le cura el alma que no sabía tener dolida.

Ellos se duermen junto al fuego abrazándose mutuamente y de repente todo en el mundo está bien.