Comiéndose el mundo.
"Wow, Uraraka-chan ya es el tercer postre que comes" decía una sorprendida Mina. Antes que la castaña pudiera replicar, alguien más lo hacía por ella.
"No es tu maldito asunto, marciana. Se sabe que mi chica adora los postres" fue la rápida intervención de Bakugo. Mina levantó las manos en señal de paz, no quería problemas y adoraba cuando su compañero defendía a su amiga.
Media hora más tarde...
"Nuestro plan está funcionando...solo me molestan los comentarios de la rosada esa" le comentaba Bakugo a su novia.
"¿Nuestro plan?" decía un tanto sarcástica la chica. Sabía que aquel plan solo había sido maquinado por la mente del rubio. "Y Mina no siempre comenta, de hecho, es primera vez que lo hace, no seas exagerado"
"¿Como te has sentido, mochi?" preguntaba Katsuki mientras la atraía por la cintura.
"Bien, solo un poco de náuseas matutinas, ya sabes, lo usual"
"Lo dices como si ya fueras toda una experta" el rubio levantaba una ceja.
"He estado leyendo" respondía divertida su novia, "Katsu, me preocupa que sucederá con la actividad física cuando comience a engordar...afortunadamente Aizawa no ha hecho entrenamiento intenso últimamente, pero en algún momento...y me cansaré más cuando esté gorda por tu famoso plan" hacía pucheros fingidos.
"Al menos todos pensarán que engordaste por la comida...y no porque yo te embaracé..."
"Entonces Aizawa-sensei me dará entrenamiento extra"
"Sería discriminación contra la gordura" Ochako le dio un leve golpe en el brazo.
"Solo...debemos pensar cómo resolver pronto esto. Recuerda que tengo control dentro de 3 semanas"
"Tu papá me matará..." el chico palidecía levemente, "pero sí, pensaré en algo"
"Sí, claro" decía rodando los ojos castaños.
"Oi, ¿me estás desafiando? Tendré que corregirte"
"No, gracias. La última vez salí embarazada" le sacaba la lengua mientras se iba.
En el fondo, ambos estaban asustados. Con solo 17 años, esperaban un bebé y no sabían cómo anunciarlo ni a sus padres, ni a los profesores, ni siquiera a sus amigos. Solo Katsuki pensó que podían ganar tiempo haciendo que Ochako engordara antes que la panza se le notara. Había oído decir a su madre que a las primerizas, la barriga les salía alrededor de los 5 meses. Si Ochako engordaba antes de eso, podían anunciarlo a los 7 meses quizás, puesto que todos pensarían que solo estaba gorda. Así podrían juntar más dinero y pasar sus exámenes.
Sí, Bakugo Katsuki podía ser brillante en el 99% de las cosas, pero en esto...en esto estaba fallando.
Unos días después...
"¿Has notado como Bakugo prepara una bandeja repleta de comida para Uraraka?" consultaba Kirishima a Kaminari.
"Sí. Pareciera que quiere engordarla para que nadie más se fije en ella"
"O para que ya no pueda flotar hacia el espacio" se añadía Sero. Los tres rieron por lo bajo. Pero Kirishima se quedó pensativo, puesto que llevaba días observando el actuar de su amigo.
"Mejillas, tengo lista tu bandeja de hoy" mencionaba un satisfecho Bakugo a Uraraka que recién se unía a la cafetería.
"Katsuki no puedo" respondía pálida, "son mariscos, no soporto el olor ni el sabor desde que..." le abría los ojos para no decirlo y que alguien pudiera escucharlo, "lo siento, tengo que alejarme de la cafetería" y se fue antes que el vomito saliera de ella. Bakugo debió ser discreto e intentó comerse todo, pero apenas pudo. Era como si los síntomas también se traspasaran a él.
"¿Mejillas no va a comer?" se fijó Kirishima.
"Tienes prohibido decirle así"
"¿Y por qué no está aquí? ¿O es que pelearon?" inquiría Kaminari.
"Tsk, ella y yo no peleamos"
"¡¿Ni siquiera cuando anda en sus días?!" insistía el rubio eléctrico.
"No" respondía parco el otro rubio.
"Quizás cuando se embarace. Ahí las mujeres son un torbellino de hormonas" añadía tranquilo Kirishima y Katsuki se atragantaba con el jugo.
"Ni siquiera sé porqué les estoy respondiendo extras" cortaba el hilo Bakugo.
Aquel día, Uraraka no había podido comer nada puesto que andaba con el olor de los mariscos pegado a su nariz. Por la noche, vomitó todo un estómago vacío.
Y Bakugo estaba a su lado, acariciando su espalda, evitando que ensuciara sus mechones más largos y colocando música que la relajara y evitara que los demás pudieran oír. No entendía nada. Se suponía que las mujeres vomitaban cuando comían y usualmente por las mañanas. Así había empezado ella, pero ahora el embarazo se le estaba tornando extraño. Y todavía faltaban 8 meses.
Y así pasaron las semanas, entre bandejas repletas y vacías, noches enteras vomitando y días somnolientos. Ochako debiendo ensanchar sus faldas, pantalones y blusas, puesto que el plan sí estaba funcionando, yendo por el kilo y medio demás, sumando más redondez a su aspecto. Su novio se encargaba de medirla, pesarla y ayudarla con las extensiones para la ropa, un talento obtenido desde su padre diseñador.
Hubo un entrenamiento intenso, en donde Bakugo se encargó de ser una especie de almohadilla para su chica, de modo que evitara los golpes fuertes. Aizawa lo había notado y desde entonces comenzó a suavizar los entrenamientos, especialmente para su alumna. Además, esperaba que ellos solos se acercaran a confirmárselo.
Llegado el día del nuevo control, Bakugo se atrasó por tener que cumplir con un castigo. Se enfrascó en una pelea con Mineta por sorprenderlo mirando los pechos de Ochako, que se encontraban más grandes. Para cuando llegó, la castaña ya venía saliendo de la consulta con una rara expresión.
"Amor, lo siento...ese maldito enano...¿como te fue? ¿pasó algo?" tomó su mentón con una mano. La chica intentaba comprender algo en su mente.
"Katsu, tendremos que remodelar el plan"
"¿Qué? ¿Por qué?"
"Vamos a tener mellizos".