Vómito textual, como dice la descripción.

Rubatosis: La inquietante consciencia de sentir nuestros propios latidos del corazón.


Alicia sentía que seguiría fiel junto a su amada reina hasta que su último suspiro escape de sus labios, y nunca se podría cansar.

Sus párpados eran pesados y un suspiro de amor se robó el aire de sus pulmones, pero eso no era nada comparado a los otros suspiros que escaparon a través del día.

Junto al castillo, sosteniendo su espada con un agarre flojo hipnotizada por la bella mujer que le sonrió al verla. Sus manos alzadas en el aire con un par de dedos enroscados, cada mano deslizándose en el aire con cada paso.

Su corazón late a prisa y Alicia está asustada porque no puede pararlo. Latiendo tan fuerte, que por un momento se aterra de que choque y haga ruido contra su armadura.

Pero eso es absurdo, ¿No?

Sus mejillas se pintan de rojo, y por un momento siente que se le escapa el aire cuando la dama del vestido blanco pasa el dorso de su mano por su mejilla.

— Buenos días, mi Alicia. —Y aquella voz tan dulce hizo que sus piernas temblaran. El latido en su pecho más fuerte al escuchar su armadura crujir. La inquietud la inundó tan pronto como sintió el errante temblor de su cuerpo.

— B... Buenos días, majestad. —Un ligero tartamudeo que deseo que pasara inadvertido. La dama de blanco dejó salir aquella risa que Alicia consideraba el mas dulce sonido en infratierra.

— ¿«Majestad», amor mío? La relación de una reina a su campeón fue deformada hace mucho tiempo. Creí que la formalidad había sido deshechada. —El dedo índice de la reina bajo por el centro del pecho de la armadura de Alicia. Y a causa de su corazón latiendo desbocado y el aire que comenzó a faltarle, Alicia sintió que podría desmayarse. ¿Si ella escuchaba su corazón en sus oídos, Mirana también podría oírlo?— No eres solo mi campeón y más fiel caballero. Eres mi amor, mi Alicia.

Alicia cerró los ojos cuando Mirana acercó su rostro, conectando sus labios con los de la menor entre ambas. El negro fue plantado en los labios de Alicia, y a consecuencia de esto una sonrisa (no tan grande como la de ese gato) apareció en los labios de Mirana.

Si no fuera por esa armadura, Mirana habría descubierto el fuerte golpe de su corazón ahora. Un dedo fue pasado por los labios del fiel campeón, quitando el color negro que ahí fue dejado.

Y finalmente, su majestad se retiró a atender las nerviosas exclamaciones del conejo McTwisp, dejando a un fiel caballero anhelando el dulce contacto con sus labios, y medianamente inquieta por sus propios latidos.


Okey, se que es vómito verbal, pero, ¿Podrias dejar un review? eso me hace feliz, me ayuda, ¡dame una señal de que me lees, te juro que no lastimaras tus dedos!