Era más amplio de lo que había imaginado y un poco más oscuro de lo esperado. Miro hacia su costado, no sorprendida de ver a la pequeña rubia abrazada a si misma tratando de ocultar las lágrimas.
Afortunadamente había previsto que podría estar oscuro, de la pequeña cartera que cargaba consigo sacó una linterna, era pequeña, lo suficiente para que entrase en sus manos, no tardo en encenderla y tomar la mano de su amiga para que se tranquilizara.
-¿sabías que estaba oscuro?-pregunto con temor y ligero reproche, mirándola con esos hermosos azules que solo ella poseía, tenía un lindo brillo gracias a las lágrimas, aunque se sintió culpable al segundo siguiente por pensar eso
-no-respondió con voz calmada y suave, acaricio el suave rostro de su amiga, en un intento de calmarla y de paso limpiar sus lágrimas.
La rubia ahora la miraba agradecida, su expresión se había relajada.
-debe estar por acá-decía tomando ahora la linterna, pero aun manteniendo sus manos unidas, enfocó la suave luz de la linterna en el techo-debería haber un foco-se sentía un poco asustada por lo tenebroso del lugar, pero no quería revelarlo, ya tenía seis años, no podía asustarse por un poco de oscuridad.
-allá-señalo la peli morada, no era un interruptor, pero si una lámpara, debían apresurarse antes de que sus madres regresaran.
Se apresuraron en llegar y encenderla, afortunadamente funcionaba, Eli tardo en reconocerla, era una lámpara que había usado hasta el momento que Nozomi llego.
-¿estas segura que esta acá?-pregunto la peli morada temerosa, si bien ella no le tenía miedo a la oscuridad, sentía cierto temor por los insectos, o arácnidos, y las probabilidades de encontrar uno en ese lugar eran altas.
-mamá oculto acá un álbum, estoy segura que ahí estaban las fotos-respondió con seguridad, siguiendo con su búsqueda entre las cajas viejas, afortunadamente no apareció algún bicho raro-Nozomi, ¿lo encontraste?-pregunto, al verla alzar lo que sería un álbum de fotos
-parece que si, Elichi-respondió con duda, lo abrió, pero no había fotos
Ambas empezaron a toser por el polvo, y Nozomi termino retrocediendo al ver salir de una de las paginas una pequeña araña.
-¿Qué es esto?-se preguntó en voz alta Eli, ella no temía tanto a los insectos, así que seguía buscando alguna foto en ese viejo álbum, y su búsqueda tuvo su recompensa.
-¿es mi mamá?-Nozomi se había acercado con temor.
Solo había una foto de entre todas las paginas, una vieja foto donde se veía a una joven rubia, de ojos celeste, abrazando a otra joven, de cabellos morados y ojos verde claro, ambas sonreían a la cámara, no tendrían más de dieciocho años cada una.
Pero no eran las únicas en la foto, al costado de cada joven había un varón, al costado de la rubia había un joven, de ojos azules y cabello cenizo, el rostro del otro no se podía apreciar, había un manchón que lo impedía.
Debajo de la foto había cuatro nombres, de los cuales solo dos eran legibles; Tojo Nazami y Ayase Aricee, los dos siguientes estaban rayados, alguien lo había hecho intencionalmente.
-al parecer no está acá-comento Nozomi, sin darle mucha importancia a la vieja foto, porque ella ya la había visto en un álbum de su madre, aunque la que había allí estaba recortada y solo se veían las dos jóvenes.
-pensé que podríamos encontrarlas acá-murmuro la rubia, con una expresión afligida, también sin darle la debida importancia a la foto. Aun recordaba a su abuela difunta, pero su madre no le permitía ver fotos de ella, al parecer para que no llorara, fue por ello que su madre desapareció las fotos de su abuela en primer lugar.
-deberíamos preguntarle a tu mamá directamente, no creo que quiera que saques mala nota en la tarea-animó la mayor, tratando de dejar todo en su lugar, habían sacado muchas cosas de las cajas viejas-también quisiera conocerla-comento, queriendo animar a Eli-vayamos juntas a preguntarle donde…
-¿Qué hacen acá?-una voz severa las sorprendió, seguido de una luz fuerte que ilumino toda la habitación, ya no era tan tenebroso ahora.
-m-mamá-respondió Eli con temor, Nozomi se puso frente a ella, en un intento de protegerla del regaño que vendría a continuación
-las fotos de la abuela están en mi habitación-hablo con voz estricta, mientras cerraba los ojos y relajaba los músculos de su rostro, soltó un suspiro antes de verlas de nuevo-¿Qué encontraron?-pregunto con tono más amable, acariciando la cabeza de Nozomi con cariño, y limpiando un par de lágrimas del rostro de Eli con la mano libre.
-solo una vieja foto-respondió Nozomi con timidez, sus mejillas ligeramente ruborizadas por las caricias de la adulta.
La mujer miro el álbum, su ceño volvió a fruncirse, separo los labios, pero a los dos segundos los junto, negó con la cabeza, cerro los ojos, y cuando los abrió de nuevo su expresión era relajada.
-no entren acá, puede ser peligroso-decía mientras cerraba el álbum y lo tiraba a una de las cajas-vamos niñas, mamá Nazami está preparando chocolate-tomando las manos de ambas las guio hasta la salida-más tarde les mostrare el álbum familiar
Eli asintió, aliviado de no recibir un regaño y porque pronto volvería a ver a su abuela.
Antes de cerrar la puerta del sótano, Nozomi miro por última vez ese álbum que tenía parte de sus hojas colgando de la caja, ¿Quiénes serían las otras dos personas en la foto?, se preguntó, pero vasto con percibir el aroma de las galletas recién horneadas para olvidarlo.
Una mujer de cabellos morados y ojos verdes les hizo un ademan desde la cocina, al parecer la cena ya estaba lista, ¿en qué momento habían llegado sus madres?
-¡chocolate!-Eli se alejó corriendo, no importaba la respuesta si su amiga y madres sonreían.