Advertencia: Ver nota al final si quieren spoiler.

A la normalidad.

Grior se percata al primer minuto que empieza a trabajar con él. Cuando no devuelve las burlas o insultos de los demonios, cree que es razonable. Es una manera de adaptarse a este entorno, sobrevivir soportando esto. Pero una vez que entran en confianza. Grior se desconcierta al comprobar que Nicolo está sobrepasando los límites de lo correcto para los marleyanos como ellos. Aunque era de esperar.

Esto no es solo por hablarle de una eldiana, embelesado como un borracho, cada maldita noche. Claro, no tiene otra opción más que dejarlo pasar. Como buen compatriota, intenta justificarlo. Al estar expuesto a los demonios en el restaurante, entiende un poco por qué ha caído tan bajo. Tener alguien que le hable bien, es como respirar aire fresco luego del menosprecio de los otros militares.

No por eso deja de desaprobar su conducta, él continúa disgustado interiormente.

Un día, Nicolo obtiene una habitación para sí, y ya deja de incordiarlo con su verborrea antes de irse a dormir.

Una noche de esas, no recuerda si cerró bien el depósito y baja a verificarlo. Ni siquiera encendió las luces, ya que esa noche en particular había una luna brillante que alumbraba el pasillo que se había memorizado por si acaso. Apenas unos minutos le toma y decide regresar.

Hace su camino, hasta llegar al final de las escaleras superiores en donde percibe algo raro. Sigue caminando y al llegar a su habitación, los sonidos leves se intensifican.

Provienen del cuarto siguiente, nada más y nada menos que de la habitación que pertenece al cocinero.

Esos ruidos… Grior no necesita ser un genio para identificarlos, ni para saber quienes son causantes.

El crujido de la cama, las voces bajas, aunque no lo suficiente para que los jadeos pasen desapercibidos para él una vez está en silencio suficiente.

No es tan difícil darse cuenta de lo que ocurre, y aprieta los dientes a la enferma idea. Mas trata de recomponerse, diciendo que su compatriota está dejando fluir sus frustraciones. Que era natural, porque era un hombre después de todo y no había de otra mujer disponible más que esa.

Ingresa a su habitación, el ruido se minimiza un poco, pero si se calla y acerca a la pared, hasta puede volver oírlo.

Lanza un suspiro, cuestionado si acaso es la primera vez, aunque sí que debe serlo aquí.

Se acuesta y trata de calmarse de querer detenerlos a los dos mientras le grito su traición a Nicolo. Se dice interiormente que es cuestión de tiempo. No le durará mucho aquella zorra.

Ciertamente, Nicolo ya tuvo lo que quería. En cualquier momento, regresará a la normalidad.


Nota: Mención de escena de sexo. Yo no creo que escriba algo más explícito. Me atrae la idea porque quiero practicar, pero no sé aún.