Disclaimer: Los personajes conocidos pertenecen a J.K. Rowling.


1. PRIMERAS IMPRESIONES

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Hermione miró el gran edificio y sintió los nervios recorrerla por todo el cuerpo, estaba nerviosa, bastante nerviosa. Cuando la reclutadora le llamó el día anterior para comunicarle que la habían contratado brincó contenta de la emoción, sin embargo, ahora ya no estaba tan emocionada como lo había estado la tarde anterior. Había escuchado rumores sobre el CEO de la empresa, el hombre que a partir de ese día sería su nuevo jefe, y los rumores la habían desalentado a sobremanera. Era su primer empleo después de su abrupta separación con su ex. Anteriormente había sido la asistente personal de su ex Ron Weasley, la estrella de rock y frontman de la banda The Gryffindors, y las cosas no habían terminado bien.

¿Y cómo iban a hacerlo? Habían estado juntos desde la secundaria, primero habían sido amigos, los mejores amigos inseparables junto a su amigo Harry, después, en algún punto de su adolescencia Ron la noto como una chica en lugar de solo su mejor amiga, se hicieron novios, Harry comenzó a salir con la hermana menor de Ron, y después, lo que había comenzado como un pasatiempo se convirtió en su forma de vida. The Gryffindors.

Ginny, Harry y Ron habían comenzado el grupo como una distracción y una excusa para juntarse diariamente después de clases en la casa de Harry. Ella estuvo de acuerdo, siempre pensó que era un pasatiempo hasta que al terminar la preparatoria, sus tres amigos ingresaron en una universidad de música. No le importo, ella había ingresado a la mejor universidad de leyes en Londres, Ron y ella habían encontrado una forma de llevar su noviazgo los primeros semestres pese a que ella solía estar bastante ocupada con las clases y él con los ensayos de la banda.

Todo parecía estar bien hasta que en un verano, Hermione descubrió que estaba embarazada.

Ron se había vuelto loco. Acababan de firmar con una disquera y parecía que la banda iba para las grandes ligas, Ginny y Harry estaban que no cabían en alegría, pero para ella y Ron comenzó el declive en su relación. La disquera les grabaría su primer disco y harían una gira en los Estados Unidos, Hermione no sabía qué hacer, tenía veintiún años recién cumplidos, estaba embarazada y su novio estaba por irse a Estados Unidos y acababa de dejar la universidad.

La familia de Ron era bastante conservadora, el hecho de que su hijo de veinte años embarazara a su novia y no se fuesen a casar les escandalizaba. Un aborto estaba fuera de discusión, por lo que rápidamente organizaron una boda discreta. La familia de ella se había opuesto al principio pero después de analizar los pros y contras habían accedido, por lo que Hermione y Ron se casaron cuando ella tenía doce semanas de gestación en una ceremonia sencilla, con pocos invitados y sin luna de miel ya que Ron se fue a Estados Unidos a los pocos días.

Su embarazo había sido tranquilo, había vivido en casa de sus padres mientras Ron estaba en Estados Unidos, y ella había visto desde lejos como iba aumentando su éxito. Finalmente había dado a luz a una hermosa niña a la que habían llamado Rose en compañía de sus padres y de la madre de Ron.

Ron no vio nacer a Rose, había estado demasiando ocupado en firmas de autógrafos y presentaciones ya que la fama de la banda había crecido como espuma. Ron no había estado para ver como Rose era idéntica a él, como era que tenía su cabello rojo y ojos verdes, o como su nariz estaba llena de pecas, justo como él. Y ese había sido el primero de los momentos de su hija que Ron se perdería. Después se había perdido los primeros pasos de Rose, su primer diente, su primera enfermedad. Y él parecía muy aliviado de que eso sucediera.

Después Ginny sugirió que ella fuese el asistente personal de Ron. El pelirrojo no había tomado la idea bien al principio pero después había cedido y la convenció de mudarse a Los Ángeles con él. Para Hermione había sido una buena idea para que finalmente Ron conviviera con Rose. Sin embargo, Ron no quería saber nada de Rose, se rehusaba a cuidarla o a pasar tiempo con ella, discutían la mayor parte del tiempo y la convivencia era cada vez más difícil. Solía embriagarse casi todas las noches y Hermione había comenzado a sospechar que no solo se embriagaba.

Una noche, había llegado ebrio y eufórico, discutieron y después el pelirrojo había querido tener sexo con ella, se negó y Ron, dentro de su éxtasis había querido estrangularla. Harry, furioso, había tratado de contener la furia de Ron. Pero, después de dos años trabajando para él, ella ya daba la relación por muerta y se había marchado de regreso a Londres con su hija, sin trabajo ni estudios con cuales sacarla adelante.

Y así había sido hasta que, una mañana, su madre regresó del mercado alegre con un periódico en las manos. Se solicitaba asistente personal para un importante CEO, la paga era por arriba de lo usual y se requería con urgencia. Hermione había desempolvado un traje de sastre de su madre y se había presentado a la entrevista puntual, le habían hecho varias pruebas y tras dos días esperando, finalmente le llamaron para comunicarle que la contrataron.

Así que ahí estaba ella. De pie frente a uno de los enormes edificios que conformaban mundialmente M-Corp a punto de comenzar su primer día de trabajo como asistente personal del CEO. Hermione no pudo evitar estirar su ropa intentando eliminar arrugas invisibles.

-¿Hermione Granger? –la aludida giró asustada y se topó con un hombre en sus treinta y pocos que la miraba fijamente con sus ojos azules.

-S…sí.

-Bienvenida al corazón de M-CORP, yo soy Theodore Nott, gerente de finanzas.

-Mucho gusto –dijo ella nerviosa. Theodore la miró y sonrió.

-Vamos, Draco te está esperando –Hermione siguió al castaño hacia dentro del edificio-. Lo primero que tienes que saber es que Draco llega puntualmente a las 9 de la mañana, ni un minuto antes, ni uno después, y para cuando él llegue tú ya debes de estar aquí y tenerle hecha una taza de café oscuro, sin azúcar ni crema, ¿sabes hacer café?

-S… sí.

-Perfecto –la condujo hacia unos ascensores privados y puso su dedo índice en un lector de huellas-. Tú entras por este ascensor, como te pudiste dar cuenta es privado y solo se abre con tu huella digital, más tarde el jefe de seguridad dará de alta tus huellas digitales para que tengas acceso al edificio completo –Hermione solo asintió y las puertas del ascensor se abrieron-. Adelante. Bien. Draco es una persona muy estricta, le gusta la pulcritud y el orden en todos los aspectos de su vida, así que procura no tener muy desordenado tu escritorio, ¿ok? –La chica asintió de nuevo-. Tengo entendido que tienes una hija pequeña –Hermione lo miró asustada cuando mencionó a Rose y Theo sonrió-. Tranquila, no es ningún pecado que tengas hijos, solo procura no traerla a la oficina, Draco no es muy paciente con los niños.

Las puertas del ascensor se abrieron y Hermione miró adentro anonadada. Era una oficina amplia, decorada en su totalidad monocromáticamente con blanco, negro y gris y decorada en forma minimalista. Detrás de un escritorio de cristal que estaba frente a otro ascensor las palabras "M-CORP" adornaban la pared de forma majestuosa y Hermione no pudo más que admirar todo en silencio. Theo la observó en silencio mientras ella tomaba detalle del ordenador plateado de pantalla enorme que se encontraba en el escritorio de cristal, la silla negra, el teléfono de igual color, los archiveros plateados que estaban a un costado y las enormes puertas de cristal esmerilado.

-Ese es tu escritorio, puedes personalizarlo a tu antojo siempre y cuando siga con el patrón de colores de la oficina, ahora bien, las llamadas se catalogan por importancia, en el ordenador viene un informe completo sobre ese tema. Nadie pasa a la oficina de Draco sin ser anunciado, sin excepción alguna, ¿entendido? –Hermione asintió y Theo le indicó que se sentara en su nuevo escritorio, después Theo se acercó por detrás de ella y le señaló los papeles que había sobre el escritorio-. Al parecer Draco ya te dejó trabajo que hacer, lo veremos en un momento. La contraseña de la computadora es "Borgin and Burkes", trata de no olvidarla. En este cajón -Theo abrió un cajón del archivero plateado- hay cuadernos, lápices, bolígrafos, todo lo que puedas llegar a necesitar tanto tú como Draco de papelería, te aconsejo que anotes todo lo que Draco dice, es muy estricto en ese aspecto y no le gusta que sus asistentes titubeen.

Hermione asintió aún más nerviosa de lo que había estado en un principio, Theo lo notó y le sonrió. Hermione abrazaba su bolso con desesperación y al castaño se le hizo un gesto tierno. La observó de nuevo y suspiró, usaba un traje sastre un poco grande de talla y unos zapatos de piso negros perfectamente lustrados, tenía el cabello castaño amarrado en una coleta baja y estaba seguro de que no usaba maquillaje, a Draco no le gustaría su atuendo pero trabajarían en el mas tarde. Theo tomó el teléfono que estaba a su izquierda y marcó una tecla, por el altavoz se escuchó un pitido y después una voz masculina contestó.

-Diga.

-Draco, ya está aquí tu nueva asistente.

-Gracias Theo. Hazla pasar, por favor.

-Enseguida –y después de esto colgó.

Los nervios de Hermione multiplicaron al ver como Theo se acercaba hacia las puertas de cristal y le hacía una señal para que lo acompañara. Inmediatamente se puso de pie, dejó su bolso en la silla negra de cuero, tomó una libreta y un lápiz del cajón que Theo le había indicado y se puso detrás de él. Theo abrió la puerta y entraron a una oficina enorme decorada de la misma forma que su oficina solo que cinco veces su tamaño. A la derecha de Hermione había un enorme ventanal donde se podía ver Londres en todo su esplendor desde el último piso dónde se encontraban, a la izquierda había unos sofás de cuero negros con una mesita de centro, unas lámparas de piso y una fotografía en blanco y negro del cuerpo semidesnudo de una chica.

Al final de la oficina había un majestuoso escritorio de cristal negro y detrás de este un hombre rubio platino de la misma edad que Theo estaba sentado en una opulenta silla de cuero negro enfundado en un traje, que Hermione estaba segura que era de diseñador, del mismo color con una camisa en otra tonalidad de negro y una corbata a juego. El hombre los miraba con el ceño fruncido y no le quitaba la vista a Hermione en todo momento.

-Ella es Hermione Granger, la chica que la reclutadora mandó esta mañana.

-Es muy joven.

-Tiene veinticuatro años cumplidos.

-No parece –dijo el rubio molesto y Hermione se sintió por un momento ofendida.

-Draco… -advirtió Theo exasperado y el rubio lo miró levantando una ceja.

-¿No había nadie mejor?

-Pasó los exámenes por encima del promedio.

-¿Qué tanto?

-Fueron perfectos –zanjó Theo sentándose perezosamente en la silla frente al escritorio del rubio quien levantó una ceja en dirección a Hermione.

-¿Perfectos?

-110% -Al escuchar la cifra el rubio volvió su mirada hacia ella quien permanecía de pie muerta de nervios y un poco molesta.

-Señorita Granger, soy Draco Malfoy, un placer –dijo sin moverse de su asiento.

-El placer el mío, señor Malfoy –Draco levanto una ceja y la observó lentamente, desde la punta de la cabeza donde estaba segura que tenía un cabello fuera de su lugar hasta la suela de sus zapatos desgastados.

-Dime Hermione, ¿dónde trabajaste con anterioridad?

-Fui la asistente personal de Ronald Weasley por dos años.

-¿Weasley? ¿El músico con complejo de grandeza?

-Sí –respondió ella tratando de no soltar una carcajada ante la extrañamente acertada descripción de su aún esposo.

-Entonces asumo que sabes trabajar bajo presión.

-Sí.

-¿Estudios? –dijo desviando la vista hacia una carpeta que Hermione a penas noto que tenía en su escritorio.

-Bachillerato…

-¿Hogwarts? –la interrumpió Draco levantando una ceja, Hermione asintió sorprendida de que en su currículo apareciera su universidad trunca.

-Yo deje…

-Trunco. Muy bien, no importa, no necesitas ser un cerebrito para ser mi asistente, solo necesitas obedecer y ser discreta –Hermione guardo silencio mientras veía como Draco cerraba la carpeta de golpe y volvía a escudriñarla con la mirada de arriba abajo-. Tendrás que hacer algo con tu vestimenta, Theo…

-¿Disculpe? –interrumpió Hermione incrédula totalmente ofendida por su comentario sobre su ropa, ¿qué tenía de malo? Quizá le quedaba un poco grande, pero no se podía costear nada más.

-Tu vestimenta, si pretendes trabajar para mí y ser mi asistente tienes que vestir a la altura de la empresa para la cual trabajas.

-Pero…

-Theo te llevará de compras…

-Señor Malfoy –interrumpió Hermione una vez más bajando la mirada al piso-, con todo respeto, pero no puedo costearme un nuevo guardarropa para esta tarde, si me da oportunidad en mi primer paga compraré algo de ropa.

-No te preocupes por el dinero –zanjó Draco poniendo atención de nuevo a su ordenador-. Si quieres puedes tomarlo como un préstamo. Theo, llévala hoy mismo, para mañana se tiene que presentar como se debe.

Theo asintió sin decir nada y antes de que Hermione pudiese decir algo, la sacó de la habitación. La castaña miró al ojiazul con el ceño fruncido toda la mañana mientras Theo le explicaba en qué consistía realmente su trabajo, no era difícil, sin duda alguna pero la forma de ser demandante del rubio era lo que complicaba el asunto. La mayor parte de su trabajo consistía en mantener alejada de su oficina a su esposa, según Theo, una inesperada intromisión había sido lo que le costó el trabajo a su predecesora.

La mañana se fue rápida en compañía de Theo, el castaño era una persona muy agradable y le explicaba a Hermione todo con paciencia y esperaba a que ella le dijera que ya había entendido todo para continuar con el siguiente tema. Theo conocía mejor que nadie a Draco y sabía que, de no haber estudiado en Hogwarts, su alma máter, el rubio la hubiese despachado simplemente por su atuendo. Una razón un tanto superficial, pero el rubio era bastante estricto en ese tema.

-Bueno Hermione, ya es hora de comer –dijo Theo estirándose en su silla. Ella estaba sentada frente al ordenador a un lado de él, sus rodillas chocaban y se sentía exhausta-. A dos calles de aquí hay un restaurante italiano muy rico, si quieres podemos comer algo ahí y después ir al centro comercial.

-Theo, respecto a eso…

-Draco fue muy claro y nada lo hará cambiar de opinión.

-Pero no tengo dinero con que pagarlo –respondió ella un tanto desesperada, Theo la tomó de la mano.

-Hermione, por favor deja de pensar en ello, míralo como si fuera el uniforme de la empresa, ¿ok? Vamos.

-El señor… -Theo notó la mirada nerviosa de Hermione y el hecho de que la chica miraba hacia la puerta de cristal esmerilado y picó el botón del teléfono que conectaba con el de Malfoy.

-Diga.

-¿Comerás o morirás de hambre en tu oficina como el adicto al trabajo que eres? –preguntó Theo burlón. Hermione miró con los ojos como platos al castaño esperando la reprimenda por parte del rubio.

-Eres un imbécil, Nott –respondió el rubio en tono burlón-. Estoy esperando a Pansy para comer.

-¿Comida o comértela a ella?

-Deja de ponerme en mal con mi nueva asistente, Nott.

-Oh, claro, debe de darse cuenta por ella misma, ¿cierto?

La puerta se abrió abruptamente y Draco sacó la cabeza por el umbral.

-Exactamente, pedazo de imbécil, y ahora llévala a comer. En la noche te espero en mi casa para finalizar esto en un buen partido de ajedrez.

Theo se levantó de su asiento ante la mirada confundida de Hermione quien miraba a ambos hombres anonadada. Draco no perdió de vista este detalle y sonrió mirándola antes de recargarse en la puerta y mirarla de nuevo de arriba abajo. La chica no era fea, con un poco de maquillaje y la ropa adecuada podría verse mucho mejor, sus mejillas se sonrojaban a la menor provocación cosa que le parecía a Draco adorable.

Levantó una ceja mientras la miraba levantarse torpemente de su silla y ponerse casi detrás de Theo, como si este fuera alguna clase de escudo para ella. Draco no supo por qué sintió una necesidad enorme de disculpar sus bromas con su mejor amigo ante la castaña quien seguía confundida detrás de Theo.

-Deberás disculpar a Theo –dijo de repente llamando la atención de ambos castaños-. A veces nuestras bromas son muy pesadas.

-No tiene por qué disculparse, señor Malfoy –respondió ella desde su lugar sin levantar la mirada.

-Sí, uhmm, bien. Provecho –dijo metiéndose de nuevo a su oficina cerrando la puerta detrás de él.

-Ignóralo, es un asno.

-¡Te escuché, Nott! –escuchó Hermione gritar al rubio seguido de una carcajada.

Theo no le había mentido cuando dijo que la lasaña que preparaban en el restaurante italiano que estaba a dos calles era deliciosa. Pese a que Hermione se había ofrecido a pagar su comida, el castaño había sido inflexible en el asunto pagando la cuenta. Después la había llevado a un centro comercial cercano a comprar ropa; la había hecho que le modelara cada conjunto que el mismo había escogido para ella.

Ron nunca la había llevado de compras a pesar de que siempre le había demandado que se vistiera de forma recatada. De hecho ni siquiera recordaba la última vez que habían ido al cine. Después del nacimiento de Rose, su vida básicamente se había convertido en atender a su hija y a Ron, como su asistente hacia básicamente todo por él. La paga había sido buena en un principio, sin embargo Ron había dispuesto de su dinero de la misma forma en como lo había hecho con su vida después de un tiempo.

Cuando Theo la dejó frente a la casa de sus padres estaba exhausta. Eran pasadas las nueve y Hermione lo único que deseaba era abrazar a su hija y dormir hasta mañana. Sin embargo la suerte no estaba de su lado cuando al entrar, en la sala se encontraba Ron.

-¿Qué haces aquí? –fue todo lo que se le ocurrió preguntar cuando vio a Rose entre los brazos de su padre.

-¡Mama! –dijo Rose escapando del agarre de su padre y corriendo hacia ella. Hermione se agachó y la tomó en brazos, suspiró su aroma y miró de nuevo hacia dónde se encontraba Ron.

-Hermione, necesitamos hablar –dijo Ron acercándose a ella, instintivamente Hermione dio un paso atrás y alejó a Rose de Ron.

-Ya hablamos suficiente.

-Por favor, necesito hablar contigo a solas –presionó él volteando a ver a los padres de ella, quienes miraban la escena en silencio.

Hermione suspiró y miró a su madre. Cuando había regresado de Estados Unidos solamente le había contado a su madre lo que Ron le había hecho y los motivos reales por los cuales había abandonado a su esposo. Jean Granger había escuchado con horror y la había apoyado en su decisión de seguir con el trámite de divorcio, su padre, por otro lado, la había apoyado incondicionalmente sin preguntar los verdaderos motivos de su separación simplemente agradecido de que su única hija hubiera vuelto a casa.

-Por favor –repitió Ron mirándola con ojos suplicantes. Hermione le entregó a su madre a Rose y miró a Ron ceñuda.

-Vamos a mi habitación –dijo molesta, subiendo las escaleras con Ron tras ella.

Una vez dentro y en cuanto Hermione cerró la puerta, Ron se abalanzó sobre ella y la besó desesperadamente. Le tomó a Hermione un momento reaccionar y para cuando lo hizo, Ron ya la tenía sobre la cama con su gran ser sobre ella.

-Detente, Ron, detente… Suéltame.

-¡Oh Herms, te extrañé tanto! Lo siento, de verdad lo siento, no sé qué me pasó esa noche –dijo aun besándola a la fuerza, Hermione juntó toda la fuerza de la que se creía poseedora y lo aventó lejos de ella tirándolo en el suelo.

-Ron, por favor, dijiste que querías hablar y es lo único que haremos –Hermione vio como las facciones de Ron cambiaron en cuanto ella pronunció esas palabras.

-Bien –se levantó y sacó un papel de su bolsillo que luego le tiró en el rostro-. ¿Me puedes decir que carajos es eso?

Hermione tomo el papel y lo leyó en silencio sorprendida cada vez más. Era la demanda de divorcio que había interpuesto un mes atrás cuando había vuelto a Londres. Le sorprendía que le hubiera llegado tan rápido a Ron y más aún, que estuviera ahí frente a ella furioso como un basilisco. Ella sabía desde antes de que su abogado le dijera que la demanda tardaría tiempo en resolverse debido a que tenían una hija juntos, y también sabía que probablemente Ron trataría de pelear la custodia de Rose simplemente para hacerla sufrir.

-Es una demanda de divorcio.

-No, ¿enserio? –dijo sarcástico-, ¿por qué?

-¿Acaso no quedó claro? Trataste de matarme.

-Te pedí disculpas por ello, ¿acaso no me escuchaste aquella vez? Hermione, desapareciste de la nada y después me llega esto.

-Quiero el divorcio, Ron.

-No –zanjó él mirando a Hermione con furia, pero la castaña no se amedrentó.

-Ya no hay nada entre nosotros.

-No te daré el gusto de verme destruido, tampoco me quitarás lo que es mío.

-¿Tuyo? ¿Consideras a Rose como tu propiedad cuando no eres ni siquiera un buen padre?

-Hablaba de mi dinero.

-El dinero no lo es todo, Ron –respondió ella caminando hacia la puerta cuando sintió de repente la puerta sobre su mejilla y a Ron detrás de ella.

-Quedas advertida, Hermione, si no vuelves conmigo olvídate de todo el dinero.

-No te preocupes, no quiero tu dinero, es tu deber mantener a Rose simplemente –Ron presionó su mano más fuerte contra su cuello y ella gimió de dolor.

-Debiste abortarla, no quiero un hijo que me ate, quiero ser libre.

-Qué lástima, eres un pobre ser… -se escucharon pasos abruptos en el pasillo y Ron la soltó antes de que la puerta se abriera y el padre de Hermione los viera con el ceño fruncido.

-¿Todo bien?

-Si. Ron ya se iba, papá, hemos terminado de hablar.

-Te buscan, Hermione –dijo su papá mirando aun con el ceño fruncido a Ron.

La castaña bajó las escaleras con su padre y Ron detrás de ella. En la sala se encontraba su madre con Rose en sus brazos y Theo quién se veía demasiado imponente con su traje de marca negro en la pequeña salita de su madre. Theo a ver a Ron detrás de ella levantó una ceja pero no hizo ningún comentario al respecto. Ron, al contrario, al ver al hombre bien vestido gruñó furioso.

-¿Quién diablos es él, Hermione, y porque te viene a visitar a estas horas?

-Nadie de tu incumbencia, Ronald –respondió ella señalándole la salida-. Además tú ya te ibas.

-Es de mi incumbencia si viene a ver a mi esposa.

-Ex esposa.

-Seguimos casados.

-No era mi intención causar ningún conflicto –dijo Theo con su voz grave tratando de aminorar la tensión del ambiente. Cuando había descubierto que Hermione había olvidado una pequeña bolsa de una reconocida joyería que él le había regalado en su automóvil, no había visto inconveniente alguno en dar la vuelta y entregársela. La visita del ex esposo de la castaña había sido una sorpresa-, olvidaste esto en el auto, Hermione –dijo entregándole la pequeña bolsa. Los ojos de Ron se abrieron desmesuradamente y Hermione deseó que el castaño no lo hubiera hecho.

-¡¿Qué demonios significa eso?! Me voy de gira y no solo descubro que me dejas ¿sino que también me encuentras un reemplazo?

-Haz el favor de no gritar en mi casa, lo mejor será que te retires –dijo el padre de Hermione furioso con Ron por su actitud. Ron lo miró histérico y salió abruptamente azotando la puerta detrás de sí.

Rose había aprendido desde muy pequeña a no llorar frente a su padre, ya que el pelirrojo siempre había reaccionado de una forma muy agresiva ante su llanto por lo que en cuanto este se fue, la pequeña niña soltó en llanto y extendió los brazos hacia su madre buscando su calor y protección. Hermione sin dudarlo camino hasta su madre y tomó a su pequeña hija en brazos y comenzó a tranquilizarla mientras la niña lloraba desconsolada. Theo miró la escena sintiéndose como un intruso.

-Lo siento, no pretendía causar ningún conflicto –se disculpó mirando a la familia, el doctor Granger le sonrió.

-No tienes por qué disculparte, muchacho, el joven Weasley siempre ha sido difícil de predecir.

-Y un dolor en el trasero –completó Hermione acercándose a Theo-. No tenías por qué regresar, pudiste dármelo mañana en la oficina.

-Pensé que te gustaría lucirlos en tu primer día oficial –respondió él encogiéndose de hombros. Hermione le sonrió.

-Gracias. Mira, ellos son mis padres, los doctores Granger.

-Un placer, Theodore Nott.

-Igualmente.

-Y ella es mi pequeña luz de sol, Rosie –la niña miraba al castaño con sus enormes ojos verdes con curiosidad, Theo miró a la niña con sus mejillas mojadas por las lágrimas y tomó su pequeña manita.

-Mucho gusto, Rosie bonita.

La niña se sonrojó y después escondió su carita en el cabello de su madre.

-Le gustas.

-Sería un honor…

-¿Gustas quedarte a cenar? Cualquier amigo de Hermione es bienvenido en esta casa.

-Me alaga, doctora Granger, pero no quiero causar ninguna molestia.

-No es ninguna molestia -le respondió con una sonrisa la doctora Granger. Theodore, como el caballero que era, le extendió el brazo a su madre y juntos caminaron al comedor con Hermione, Rose y su padre detrás.


¡Hola!

Bienvenidas a una nueva historia. Espero este primer capitulo sea de su agrado, por favor no duden dejarme sus comentarios y opiniones.

Un beso, Kat!