El timbre del celular resonó en la penumbra de la habitación de Penny. La mujer lo escuchó cuando sonó por cuarta vez, con la cara pegada en la almohada, estiró su brazo tanteó en la mesita de noche hasta hallar el dichoso aparato.

Apretó y contestó la llamada, llevándoselo a su oreja.

—¿Hola?

—¡Penny! —un gritó se oyó desde el otro lado del auricular.

—¿Jagged? —dijo la mujer aun medio adormilada. Hizo esfuerzos y consiguió abrir los ojos mientras dirigía su vista borrosa al reloj de la mesita, viendo al rato cuando sus ojos se enfocaron que en la hora—. ¡Son las dos de la madrugada! —exclamó entretanto articulaba sonidos de esperezar.

Ella podía escuchar como el guitarrista se sorbió la nariz y contenía las lágrimas que de seguro salieron de sus maquillados ojos purpuras. Incluso sentía que lo sentía temblar.

—He tenido una pesadilla, Penny —masculló con la voz temblorosa.

—Solo fue un sueño —trató de tranquilizar al asustado hombre—. No fue real.

—Pero se sintió tan real —espetó.

—Solo fue un sueño —volvió a decir con muchas ganas de volver a dormir—. Recuerde en unas horas tiene una sesión de autógrafos —dijo—. Intente dormir, adi...

—¡No cuelgues, Penny! —pidió desesperado el hombre—. ¡Háblame hasta que me duerma!—suplicó.

La mujer suspiró.

—¿De qué quieres hablar?

—Umm —pensó un momento Jagged—. ¡De ti! —exclamó—. Cuéntame cosas de ti.

Penny se sorprendió por eso. Tal fue su sorpresa, que esas palabras la hicieron despertar, se giró y con los ojos más abiertos miró su celular con la llamada aun contestada, en eso, se oyó un gritó llamando a su nombre.

—Sigo, sigo —expresó—. ¿Qué quieres saber?

—Todo —espetó—. ¡Cuéntame!

Penny tragó saliva, antes de disponerse a contar su vida, desde la infancia hasta lo actual. Jagged estaba escuchando atentamente y fascinado como expresaba sus comentarios y sus jadeos en sorpresa.

—¡Eres increíble, Penny! —declaró el guitarrista y luego bostezo.

—Mejor duérmase —observo el reloj—. Son las cuatro de la madrugada.

—Sí, gracias —dijo Jagged—. Necesitaba tanto escuchar tu voz...

Ella sonrió.

—...Luego de soñar que te habías ido —continuó, revelando lo que lo atormentó provocando que despierte.

Ella se impresionó.

—¿El sueño se trataba de mí? —preguntó. El asintió y luego afirmó con palabras, al darse que no notaria el gesto.

—Sí, no soportaría perderte —las palabras del guitarrista. Sonrojaron a Penny, ella agradeció estar hablando por el celular para que no se percate de su rubor.

—No me iré a ningún lado, Jagged —dijo.

—¿Te quedarías conmigo para siempre? —cuestionó.

—Si...—susurró. Jagged rio de la felicidad.

—¡Ahora ya podré dormir! —exclamó feliz.

—Descanse y sueñe bien —dijo Penny.

—¡Yeah! —pronunció—. Tratare de soñar algo bueno contigo—mencionó—. Dulces sueños, Penny —se despidió—. ¡Rock and Roll!

La llamada llegó a su fin y Penny miró su celular por un largo tiempo. Trató de calmar los pensamientos que merodeaban por su mente y cerró sus ojos mientras se abrazaba a su almohada. A los minutos, los abrió. Aun con sus mejillas rojas, al parecer no podría dormir, el Jagged de su mente se lo impedía a cada momento.

Minutos después, el celular de Penny volvió a sonar, ella no podía creer quien estaba llamando, respondió.

—¿Jagged?

—Hola, Penny.

—¿No ibas a dormir?

—No puedo mientras pienso en ti —dijo sin un poco de vergüenza—. Volvamos a hablar.

Penny no refutó aun con la apretada y temprana agenda que tendría Jagged en unas horas. Ella aceptó al desear lo mismo, ahora fue el turno del guitarrista de contar anécdotas y cuando el sol apareció y la agenda debía cumplirse. Las dos personas, ya muy temprano en la mañana bebían café negro mientras sus ojos ojerosos los ocultaban unas gafas de sol.