1. Sakura Haruno.

Sakura suspiró al mirarse delante del espejo; en su mano derecha, portaba el listón que Ino le regaló hace tiempo para alzar el flequillo que antes le cubría los ojos, ahora lo llevaba más corto y peinado de tal forma que este no le estorbaba, dándole mayor libertad de movimiento al momento de hacer las técnicas ninjas. De verdad que parecía un chico.

Sakura frunció la boca, recordando la orden de su clan.

Aunque lamentablemente no podía lucir del todo masculina pese al jutsu especial que tenía. Sus rasgos eran bastante finos, lo suficientes para que los chicos de la academia se metieran con ella por no parecer lo suficientemente "hombre". Una parte de Sakura quería comprender que significaba serlo, pues a su punto de vista, ellos al meterse con las personas que consideraban más débiles tampoco lo eran.

Al menos esperaba que ese día, al ser cuando decidían los equipos, le tocara un grupo con el que se llevara bien.

—Sakura, ¿a qué hora vas a bajar? —gritó la voz de su madre, desde la cocina.

Sakura exhaló, acomodándose el flequillo antes de darse un último vistazo en el espejo. No tenía razones para estar triste, dentro de poco se convertiría en un orgullo para su clan.

Una vez que salió de su casa, caminó tranquilamente por las calles de Konoha, mirando los locales que empezaban a abrir. El viento soplaba cálidamente, refrescándole las mejillas calientes luego de haber corrido esquivando los cubiertos que su madre le lanzó al decirle que se saltaría el entrenamiento de ese día, para ir a conocer bien a su nuevo equipo. A sus padres no les gustaba que se saltara el entrenamiento, decían que cada día perdido era un día menos para ser Hokage.

Pero Sakura no quería ser Hokage. Eso era lo que siempre anhelaba decirle a sus padres, que ella no se veía en el puesto de líder.

— ¡Es Sakura! —chilló una de las niñas de menor rango. Sakura nerviosa volteó a ella, dándole una sonrisa que hizo chillar a las demás.

Una vez que las pasó, se sintió abatida, es decir, estaba halagada ya que era bastante popular entre las mujeres aunque no al grado de Sasuke Uchiha, pero nunca se sintió cómoda por eso.

—Llegaste frente de marquesina. —se burló Ino, al momento en que Sakura abrió la puerta del salón.

—No quiero escuchar eso de ti, puerca. —bufó ella, apartándole a un lado con la mano. — ¡Hazte a un lado, tonta!

—Así no debes tratar a una dama, tarado. —reprochó Ino, pegándole un pisotón haciendo que Sakura gritara. — ¡Nunca llegarás a ser tan popular como Sasuke!

— ¡Como si quisiera eso, idiota! —gritó ella, poniendo los ojos en blanco. ¿Por qué quisiera ser como ese Uchiha en primer lugar? ¡Bastaba con mirarlo para querer salir corriendo!

Aunque… una parte de Sakura quería contemplarlo todo el día como su sequito de taradas. Culpaba a las hormonas por eso.

Ino le sacó la lengua, ignorándola. Sakura notó como se incorporaba a sus amigas que siempre decían que los dos harían bonita pareja, debido a que se la pasaban peleando, no obstante, Ino se encargaba de negar eso, diciendo que nunca podría estar con una frente de marquesina como él. Sakura en cambio miraba con ciertos celos a su única amiga, queriendo incorporarse en esas charlas de chicas de las que siempre era excluida.

Sakura miró a sus lados, había quedado justo en medio de dos lugares disponibles, en uno donde se encontraba Sasuke serio como siempre, centrado en sus cosas. Sakura sonrió en su interior, lucía tan bonito sentado ahí sin prestarle atención al mundo. Luego ella negó con la cabeza, distrayéndose de esos pensamientos y notando a la otra persona, del lado contrario a Sasuke.

Una gotita de sudor bajó por su nuca, poniendo expresión de fastidio en el rostro.

— ¡Sakura!

—Ugh. Naruto. —murmuró Sakura, molesta de escuchar su voz. Justo el día anterior Naruto le había zambullido en el lago de Konoha, después de uno de los tontos retos a los que le obligaba a participar, faltaba decir que a mitad de la noche estuvo sintiendo escalofríos por todo su cuerpo.

Y Naruto ni siquiera parecía arrepentido, es más, tenía el puño alzado en señal de que iba a lanzar un nuevo reto cuando tomara asiento a su lado.

Sin duda, el lugar de Sasuke era mucho mejor, aunque por supuesto, eso equivaldría a…

— ¡Ahh! ¿Por qué te estás sentando ahí, pelo de chicle? —regañó Ino, corriendo hasta ponerse delante de Sakura, acompañada de sus amigas. Sakura vio a Sasuke, a él no parecía importarle. — ¡Sasuke tiene que sentarse con una chica linda a su lado!

—Ino tiene razón, Haruno. —reprochó otra chica. —Deberías sentarte con Naruto.

—Ni de broma. —respondió ella de inmediato. El rubio soltó un gritito, ofendido.

—Hey, frente de marquesina, no creas que por ser chico tienes ventaja sobre nosotras. —comentó Ino, tomando el mechón que cubría su frente y tirando de él. Sakura le pegó un manotazo, alejándola.

— ¿Qué pasa, cerda? ¿Estás celosa porque un niño lindo tiene más oportunidades que tú? —sonrió Sakura, con un aura oscura rodeándola. —No podrías ni hacer que Uchiha te prestara atención. —se burló en voz baja, para que solo ella pudiera escuchar. Ino apretó su puño, dispuesta a golpearla.

— ¿Qué tiene de bueno el idiota de Sasuke? —reprochó Naruto, llegando hasta él. Sasuke alzó la mirada, inmutable. —Incluso el idiota de Sakura lo prefiere antes que a mí. Como si no supiera lo genial que soy a comparación.

— ¡Naruto, aléjate de Sasuke! —reprocharon las chicas.

Sakura quiso unirse al grito pero tan solo desvió la mirada, apretando los puños por debajo de la mesa. Como era inevitable, uno de los compañeros que estaban detrás de Naruto, lo empujó, haciendo que pegara sus labios con los de Sasuke, poniendo la mente de todos en blanco.

Los gritos estallaron a la par de golpes interminables para Uzumaki por parte de las chicas.

¡NARUTOOOOOO! —chilló Sakura en su mente, sorbiendo las lágrimas imaginarias que querían convertirse en verdaderas. — ¡Sabía que yo no podría ser el primer beso de Sasuke, pero esperaba que él besará a una chica muy linda! ¡Ahora tuvo su primer beso con un chico! ¡Y ni siquiera fue conmigo! —se mordió la lengua, evitando un grito que habría resonado por toda la academia. — ¡ESTÁS MUERTO, NARUTO, ESTÁS MUERTO!

Cuando Iruka entró al aula, Sakura no tuvo más remedio que recorrerse al centro de la banca, arrastrando al rubio consigo para que Iruka no preguntara nada acerca de sus golpes. Sakura miró al frente, logrando incomodar a su profesor por la mirada tan penetrante que tenía. Sasuke observó de reojo a Sakura por leves segundos, parecía estar bastante serio, quizás por el nombramiento de los equipos, después de todo no solía llevarse muy bien con los chicos.

Aunque los pensamientos de Sasuke estaban muy lejos de los reales de Sakura, que estaba imaginando mil y una formas de matar a Naruto sin que descubrieran la identidad del asesino.

—Ahora, el equipo siete. Uzumaki Naruto. Haruno Sakura.

— ¿¡EH!? —los dos nombrados se pusieron de pie de golpe, señalando al contrario. Pese a que en el fondo ambos estaban felices.

Iruka los regañó rápidamente, ordenándoles que se volviera a sentar.

Sakura apretó el puño contra la mesa, irritada. Luego una sonrisa apareció en su rostro, con una mirada maliciosa que erizó a su compañero del frente a pesar de no estar dirigida a él. Ahora podría vengarse del beso a Sasuke, le haría la vida un infierno a ese enano rubio.

—Y Uchiha Sasuke. —terminó Iruka.

Kufu~—la risita salió de Sakura cuando Iruka terminó de decir el nombre del Uchiha, aunque ella no le estaba prestando atención a eso, ni siquiera había escuchado al profesor, tan solo imaginaba a Naruto sufriendo. Sin embargo, Uchiha frunció la boca, pensando que aquel niño con cara de chica se burlaba de él.

Sasuke exhaló, resignándose, no solo tenía a Naruto, el odioso de la clase, sino también a alguien que ni valía la pena. Pero eso no era lo importante, ellos no significarían nada para él en algún tiempo.

La hora del almuerzo llegó. Sakura notó como la mayoría de los equipos, incluida Ino, se iban a comer juntos. Quizás aquello sería una buena oportunidad para conocer a Sasuke, pero al recordar su almuerzo negó rápidamente con la cabeza, de todas maneras Sasuke ya se había marchado de ahí, al igual que Naruto.

Ella sonrió tristemente, abriendo su caja de almuerzo, el pañuelo lucía descuidado y era de un color oscuro, al igual que la caja, pero el interior era bastante lindo. Su madre, a pesar de todo, sabía que ella era una chica por lo que secretamente hacía eso para poner feliz a Sakura y que no se sintiera mal al mirar el de sus compañeras. Al picar una salchicha en forma de pulpo, negó con la cabeza, volviendo a ponerla en su lugar y guardando las cosas, ahora tenía un equipo y pese a saber que su cabeza le pedía mantenerse lejos de Sasuke, no significaba que no pudieran ser amigos, al igual que Naruto.

Incluso si a esos dos les parecía muy afeminado su almuerzo, siempre podría decir que una chica se lo regaló.

Los buscó por un largo rato, sin embargo, ninguno de los dos aparecía. Mínimo esperó encontrar a Naruto pero ni siquiera él se veía por ningún lado, tal vez debería volver al salón y comer por sí sola, ya habría otras ocasiones, ahora lo importante era tener energía por si nuevo sensei les ponía ejercicios prácticos ese día. Al ir avanzando notó una banca bastante solita, y no se veía que alguien pasara por ahí, por lo que mejor decidió comer en ese lugar.

Ya casi al terminar su almuerzo, notó que la figura de Sasuke se iba acercando a ella.

—Sakura.

— ¿Qué pasa? —preguntó ella. Sasuke no solía hablar mucho, eso lo sabía, además, a sus palabras "Naruto y él eran cosas que no valían la pena" por lo que era algo extraño que le hiciera la conversación. —Los estaba buscando para comer, pero se han escondido muy bien.

— ¿Los?

—Sí, a Naruto y a ti, ya somos un equipo, así que debemos llevarnos bien. —sonrió.

Sasuke lo miró desde arriba con un aura oscura, Sakura estaba sacando brillitos por todos lados. Así que formó una sonrisa en el rostro, sentándose al lado de él que lució sorprendido, aun así se recorrió un poco para dejarle más espacio al contrario.

—Sakura. —llamó Uchiha, inclinándose a él.

— ¿Sasuke, qué haces? —preguntó ella, alejándose.

—Eres muy lindo. —sonrió, tomándole el mentón con una mano. Sakura se quedó en blanco unos momentos, tirando incluso su comida, soltando un sonidito de sorpresa antes de recapacitar, y gritar.

—S-S-S-S…. ¿SASUKE? —balbuceó ella roja por completo. — ¡S-SOY UN CHICO!

—No importa eso. —siguió Sasuke, acariciándole la mejilla. —Eso no me impide ver lo…

— ¿Qué están haciendo ustedes dos? —gruñó una voz detrás de Sakura, idéntica a la de Sasuke. El Uchiha que le estaba tocando el rostro a Sakura pegó un brinquito, poniéndose azul del susto, Sasuke entonces tomó de la cabeza al otro antes de que pudiera escapar, apretándolo con fuerza.

— ¿DOS SASUKES? —preguntó Sakura, apartándose. Al mirarlos puso una cara de satisfacción, ¿aquel no era el cielo? No, no, no ¡eso no era lo importante aquí! Era lo más bonito, pero no lo más importante. — ¿¡Qué está pasando!?

—Tch. —bufó el Sasuke impostor, deshaciendo el jutsu. —Estuve tan cerca.

¡Naruto! —pensó Sakura, abriendo de más la boca. — ¡Qué estabas intentando hacer, idiota!

—Me tocó el equipo más aburrido. —reprochó Naruto, librándose de Sasuke. —Un idiota que no habla con nadie y otro al que todos evitan porque parece una chica.

Soy una chica. —pensó Sakura, decaída. — ¡Eso y esto no tienen nada que ver! ¡Fue muy grosero de tu parte, además, tú tampoco tienes amigos ni familia! —reprochó.

Demonios, había dicho algo que no debía y que ni siquiera venía al tema.

—Y-yo… —murmuró agachando la mirada, Naruto desvió la mirada, sin saber que decir se marchó corriendo dejando las palabras de Sakura en el aire.

Sí, su broma fue molesta pero ella no tenía ningún derecho de tratarlo así; sobre todo cuando Naruto era de los poquísimos chicos que la trataban normal, sin prejuicios.

—No debiste decir eso. —dijo Sasuke serio. —Tú no sabes que dura es la soledad.

—Sasuke…—Sakura se mordió los labios. Aunque eso no fue suficiente para detener su impulso, estaba enojada, así que las palabras brotaron de ella. — ¡No hables como si me conocieras!

—Entonces, Sakura, ¿sabes qué es la soledad? —preguntó con burla. —No eres más que un chico fastidioso que habla por hablar.

¿Fastidioso? —una vena se hinchó en la cabeza de la chica, irritada por el comentario contrario. —Sí, quizás tienes razón. Lo que dije estuvo mal, pero —hizo una pausa, deteniendo los pasos de Sasuke. —Sasuke, existen distintos tipos de soledad, algunas más duras que otras. No hables por hablar. —sentenció, dándose media vuelta y corriendo en dirección a la academia.

Sasuke lo miró marcharse, después se fijó en la caja de almuerzo que estaba aún tirada, olvidada por Sakura.

Cuando terminaron las clases y los senseis de los demás comenzaron a llevarse a su respectivo equipo, ninguno de los tres se habló. Naruto y Sakura tomaron distintos lugares, concentrados en sus cosas al igual que Sasuke; no fue hasta dos horas después cuando todos empezaron a impacientarse.

— ¿En dónde está? ¡Todos los demás ya se fueron! —reprochó Naruto.

—Deberías sentarte, es más agotador si te sigues asomando. —dijo Sakura, estirada en una de las mesas. — ¿Qué estás haciendo?

—Él debe recibir un castigo por llegar tarde. —sonrió el rubio, atrayendo la atención de Sakura que se levantó de su lugar y fue hasta él. — ¡Cuando entre, bamm, le caerá el borrador en la cabeza!

—Eso nos traerá problemas a todos. —reprochó ella. —Si mi padre se entera de que me metí en problemas, te mataré.

— ¡No seas aburrido, Sakura! —contestó Naruto. — ¡Mira a Sasuke! ¡A él no le importa!

—Él es un nivel jounin, jamás caería en ese truco. —dijo Sasuke, indiferente.

—Sí, Sasuke tiene razón, tu idea es para un niño de cuatro años, Naruto. —bufó Sakura. —Lo mejor es…

Un plaf se escuchó antes de que terminara esa oración. La puerta se había abierto, revelando al ninja que los llevaría de ahora en adelante.

¡SENSEIIIII! —gritó Sakura en su mente, mordiéndose el interior de sus mejillas.

Naruto comenzó a reír cínicamente, señalándolo con el dedo. Mientras Sasuke parecía estar debatiéndose entre si de verdad era una buena idea que él fuera su sensei.

—Son unos idiotas. —comentó Kakashi.

Los tres no pudieron responder nada ante eso.

Kakashi luego de su primera mala impresión los llevó afuera, a un sitió tranquilo donde pudieran hablar. Sakura y Naruto estaban mirándose continuamente, haciéndose señas sobre lo raro de su profesor. Cuando llegaron las presentaciones, Kakashi demostró una vez más que no tenía ningún interés de esta ahí.

Bueno, no estaba del todo perdido, ¿no? Al menos conocían su nombre completo.

—Mi nombre es Uzumaki Naruto. Me gusta el ramen instantáneo, realmente me gusta. Iruka-sensei me lleva al puesto de fideos. Odio los tres minutos que tengo que esperar desde que viertes el agua en el tazón con ramen, mi pasatiempo es comer distintos tipos de ramen y compararlos.—sonrió alzando su banda.

Sakura sonrió, a Naruto le duraba muy poco el enojo aunque sí debería disculparse con él.

Le compraré un tazón de ramen. —pensó Sakura.

— ¡Y mi sueño para el futuro es convertirme en el mejor Hokage! —remató con una mega sonrisa, con la suficiente confianza en los ojos, atrayendo la atención de Sakura. — ¡Entonces toda la aldea dejará de despreciarme y me tratará como alguien importante!

Naruto.

—Muy bien, siguiente. —ordenó Kakashi. Sakura alternó miradas entre Sasuke y su sensei, al parecer le tocaba a ella.

—Mi nombre es Haruno, Sakura.

— ¿Haruno? ¿No deberían ser dos niños y una niña? —preguntó Kakashi, alzando una ceja. —Vi que todos los demás salieron con esos grupos.

—Es porque nuestro salón tiene un número disparejo. —sonrió Sakura, con la mueca más natural que pudo. —Por eso me dejaron con estos dos.

—Pareces una chica.

—Suelen decírmelo. —comentó ella, con una ceja crispándole.

—Bien, continua.

—Como decía, soy Haruno Sakura. Me gusta entrenar bajo los árboles de cerezo, mi padre siempre me ha llevado ahí desde que era pequeño. Odio que los demás me llamen chica y mi pasatiempo es entrenar con mi padre. —murmuró por lo bajo, agarrándose el brazo. —El clan Haruno entrena mucho como ya sabrá.

—Sí, algo he escuchado. —comentó Kakashi. —Tu sueño a futuro es ser Hokage, ¿no? —preguntó sin tapujos.

Sakura se atragantó con su saliva, tosiendo.

— ¡¿También es tu sueño?! —preguntó Naruto, sorprendido.

—Oh, ¿no lo sabían? El clan Haruno siempre ha intentado que uno de los suyos llegue a la cima. —dijo Kakashi, alzando un dedo. —Aunque ninguno ha podido. Ellos entrenan a sus niños desde pequeños, y siempre tienen niños por lo que su clan nunca ha desaparecido a pesar de tener tantos años. ¿Cierto, Sakura?

—Sí.—murmuró ella, apagada.

— ¡No te lo dejaré fácil, Sakura! —sonrió Naruto. — ¡Ahora somos rivales!

Quédate con el puesto. —pensó Sakura.

—Ahora el que falta.

—Mi nombre es Uchiha Sasuke. Me disgustan muchas cosas y no me gusta nada en particular. Lo que yo tengo no es un sueño, porque va a convertirse en realidad, voy a restablecer mi clan y a destruir a alguien en específico. —concluyó Sasuke.

Hubo un silencio abrumador al momento en que terminó, Sakura y Naruto lo miraban extrañados, pasando saliva ante tal declaración.

—Bien, cada uno de distinto a su manera. Tenemos nuestra primera misión mañana, una tarea que tendremos que hacer los cuatro juntos. Un ejercicio de supervivencia.

Una vez que los mandó a casa, después de citarlos muy temprano y prohibirles el desayuno. Sasuke fue el segundo en marcharse después de Kakashi, sin despedirse de ninguno. Sakura bufó, había empezado con el pie izquierdo con su equipo, lo mejor era restaurar la relación cuanto antes.

—Ah, espera, Naruto. —llamó antes de que se marchara, el rubio volteó a él sin mucha importancia. — ¿Tienes algo que hacer?

—Iré a comer ramen. Y a prepararme para mañana.

— ¿Podríamos comer juntos? —comentó algo apenado. —Le dije a mi madre que comería con mi equipo, pero sensei y Sasuke se marcharon demasiado pronto. Además… me siento mal por lo que paso en la mañana. —dijo de pronto, sorprendiendo al rubio. —Me molestó mucho tu broma y no medí mis palabras. Debí tomarlo más calmadamente.

— ¿Sakura?

—No debí hacerlo, lo lamento. —concluyó, haciendo una reverencia muy formal, que le hizo sacar unas risas a Naruto. — ¿Eh? ¿Te estás burlando?

— ¡Claro que no! —sonrió Naruto, abrazándolo por los hombros y comenzando a avanzar. — ¡Vamos a comer ramen!

— ¡Sí!

Naruto mientras conversaban sobre la impresión de Kakashi, se detuvo un momento para apreciar a Sakura. Sin duda aquel chico femenino siempre le cayó bien, Sakura lo miraba por quién era, como Iruka, no solía alejarse de él aun con todas las advertencias que le había escuchado decir al padre de Sakura sobre seguir a su lado. Por eso Sakura le agradaba, y ahora que había descubierto su sueño de ser Hokage todo eso pintaba de maravilla.

Al día siguiente, Sakura ató con cuidado el listón de nueva cuenta en su mano, tenía sueño pero aquello sin duda le daba muchas fuerzas para seguir adelante. Salió de su casa con la mochila roja que su padre le regaló por su salida de la academia, con el almuerzo y algunas cosas para el entrenamiento de la tarde o la noche dependiendo de cuanto durara su clase con Kakashi. Al menos lo que le alegraba a Sakura es que los días que tuvieran que salir para una misión, no entrenaría con su padre; el día anterior la había dejado muy agotada, por lo que se sentía cansada de más. Aquel, según su padre, era el castigo por preferir irse a comer que entrenar.

Sólo esperaba que Kakashi fuera más amable con ellos y de verdad estuviera bromeando sobre mandarlos de nuevo a la academia.

¡NO TIENE NADA DE AMABLE! —chilló en su mente, al momento en que su estómago comenzaba a gruñir. Llevaban esperando casi seis horas, ¿dónde demonios estaba Kakashi? Lo mejor sería comenzar a comer algo antes de que llegara, si vomitaba al menos habría disfrutado de una buena comida.

Sin embargo, al momento en que se disponía de abrir el almuerzo, su sensei llegó.

— ¡Llega tarde! —reprocharon Sakura y Naruto.

Cuando Kakashi les explicó las reglas del juego, donde tenían que quitarles dos cascabeles y el tercero no solo perdería el almuerzo sino también regresaría a la academia; Sakura se mordió los labios, algo que hacía muy a menudo cuando estaba nerviosa, no podía regresar a la academia, su padre jamás se lo perdonaría ni su clan entero.

—Por cierto, Sakura. —llamó Kakashi. —Ayer vi esto. —le mostró un prendedor para el cabello con figuras de cerezas colgando. —Sentí que debía verse muy bien en ti.

—Sensei, eso es acoso. —respondió Sakura, alejándose de él. Sasuke y Naruto dieron un paso atrás.

—Ah, no soy de ese tipo. —dijo Kakashi de lo más natural. —A mí me interesan las novelas eróticas.

¡Ni siquiera le interesan las mujeres reales! —pensaron los tres con los ojos en blanco.

—Tómalo. —se lo lanzó y Sakura lo capturó en el aire, era un adorno muy bonito, pero no, debía sentir rechazo por ese tipo de cosas así que poniendo mala cara lo guardó en sus bolsillos.

Sakura centró sus ojos en Kakashi, buscando analizarlo; ella toda su vida había estado rodeada solo de su clan quienes con sus padres se encargaron de borrar todo rastro de que era mujer. Desde que era un bebé fue criado como hombre, ante esto, su madre tuvo que explicarle y obligarla a nunca revelar su identidad de mujer. Únicamente había dos personas que no eran de su clan las que conocían el secreto, Ino y el tercer Hokage.

Y se aseguraría de mantenerlo así.

Debo convencerlo, —pensó Sakura, colocándose en posición de batalla. —debo convencerlo de que soy un chico.

—Comiencen. —anunció Kakashi.


Sé que la trama es algo cliché pero realmente tenía muchas ganas de escribir esto desde hace mucho tiempo. Tanto así que tengo que verme de nuevo todo Naruto jajaja. Realmente Sakura no es tan poderosa, pero sí la pondré medio a la par de Naruto y Sasuke, que es ahí donde no me convence el personaje. Además, sobre la pareja aún no decido si lo haré NaruSaku o Sasusaku, así que habrá momentos de las dos.

¡Hasta la próxima!