A primera hora de la mañana Ben había decidido ir a correr por el campus.

No es que estuviese ansioso de cruzarse con Mal, al menos no por el momento.

Sentía que había hecho el ridículo revelándole lo que sentía por ella y prefería evitar un nuevo momento bochornoso.

A estas alturas estaba seguro de que Mal ya le habría contado a sus amigos y que seguramente bromearían por ello a su costa.

Al fin y al cabo eran villanos después de todo, Mal lo había dejado claro la noche anterior.

Él era lo que era y Mal lo que era ella.

Eso era así aunque una pequeña parte de él seguía resistiéndose a creerlo.

Después de un largo rato corriendo, Ben apoyo la espalda de un árbol y se detuvo para conseguir algo de aliento.

Su respiración estaba algo agitada y su piel sudaba por el esfuerzo.

A sus oídos llegó una melodiosa voz que hizo que volviera la cabeza hacia los arboles. Evie estaba de rodillas junto a la orilla de la preciosa laguna que poseía el campus y estaba cortando algunas flores mientras tarareaba una canción la cual él jamas había oído antes.

Ben caminó con cautela entre los arbustos para verla mejor hasta que sin querer pisó una rama que crujió sobresaltando a Evie.

—¿Ben? —preguntó ella levantándose de inmediato pillada en falta—. ¿Me estabas espiando?

Ahora fue Ben el pillado en falta.

—Oh, no no —se apresuró a explicarse saliendo de entre la cuidada maleza—. Solo estaba por aquí y bueno te he oído cantar por casualidad. Una voz muy hermosa, por cierto.

Evie se sonrojó un poco y no supo ni que decir fijándose en como Ben la miraba y dirigía la mirada hacia las flores amontonadas en la orilla.

—Estaban así cuando las he encontrado —mintió ella nerviosa agachándose para recogerlas—. Iba a llevarlas a mi habitación para ponerlas en agua porque son tan hermosas que sería una pena que se marchitasen por serlo.

Ben supo que le estaba mintiendo pero no lo hizo notar, solo eran flores. Las había por doquier no es que fuera una tragedia internacional.

—Deberías hacerlo, si.

Evie forzó una pequeña sonrisa y se dispuso a marcharse de allí.

Creyó que al ser tan temprano aún todos seguirían durmiendo como Carlos y Jay.

—Has madrugado mucho —señalo Ben buscando la forma de que no se fuese aún queriendo tantear como iban a estar las cosas entre ellos después de lo de Mal.

Ella levantó la vista de las flores para mirarle deteniendo su paso con una débil sonrisa.

—Tú también.

—Si, bueno me... me apetecía correr un poco esta mañana.

—Así que además de guapo eres deportista —se sonrió ella coqueta jugando con las flores.

Ben que se miró no pudo evitar darle una sonrisa al ver lo que hacía.

—Imaginó que en la isla no practicaríais mucho deporte.

Evie se echo a reír sonriéndole instantes después.

—Oh, en la isla salir a la calle ya es de por si un deporte extremo —bromeo ella aunque Ben no encontró demasiada gracia a esa afirmación.

—Siento mucho que lo pasarais tan mal allí. Sé que no sirve de nada después de tantos años pero me gustaría que lo supierais.

Aquella disculpa pilló por sorpresa a Evie, ¿de verdad lamentaba que se hubiesen criado alli?

Ella siempre pensó como el resto que eran igual de odiados que sus padres, ¿cómo era posible que él se disculpase por ello?

Evie sonrió no creyendo del todo en la disculpa pero aceptándola de igual modo.

—Gracias, supongo y gracias también por traernos a todos aquí.

—No me lo agradezcas, sé que no todos estáis encantados con ello.

Ella le miro sin comprender y Ben se pasó la mano por el pelo incomodo.

—Imagino que Mal ya te habrá contado nuestra pequeña discusión de ayer.

¿Discusión? ¿Qué discusión?

Ni siquiera había visto a Mal desde la cena.

—Oh si, esa discusión —mintió ella para saber de que hablaba—. Si, Mal tiene un fuerte carácter a veces.

—La culpa fue mía —se lamentó él arrepentido mirando a Evie—. No debí besarla sin su permiso.

Los oscuros ojos Evie se abrieron con pura sorpresa. Habría esperado que él dijera cualquier cosa menos esa.

—¿Besaste a Mal?

Ben abrió la boca al darse cuenta de que ella no sabía nada de eso.

—Creía que habías dicho que te lo había contado.

—Besaste a Mal —repitió ella alucinada no dando crédito a lo que había oído.

—No le digas que te lo he contado —se apresuró a suplicar él ahora angustiado por el momento—. Creía que al ser amigas te lo había contado ella. He metido la pata.

Evie tenía mucha información que asimilar.

¿La había besado?

¿A Mal?

¿Por qué?

¿Cuándo?

¿Cómo?

—Yo he... bueno he de irme, hay... hay obligaciones que me reclaman y asuntos que atender que... que requieren mi presencia allí —señaló nervioso e inseguro Ben la alta torre del castillo a lo lejos. Había metido la pata pero bien esta vez—. Yo eh... que... que pases un buen día Evie.

—Si, tú también Ben —no pudo evitar sonreír ella viéndole alejarse torpemente entre las flores de allí.

Muy interesante, si.

¿Cómo es que Mal no la había buscado para contárselo? ¿cómo su mejor amiga había besado a un chico por primera vez y no le había dicho nada?

Debía encontrarla cuanto antes, quería saberlo todo, todo y vaya, si se lo sacaría.

Continuara...