PRÓLOGO

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer y la historia es de mi completa autoría.

Londres, 1820

—¡No me lo puedo creer!, ¡No puede ser cierto, Emmet!

Edward, el nuevo Conde de Masen, paseaba furioso por el despacho que había pertenecido a su predecesor, su tío Anthony, titular del condado hasta su muerte tres meses atrás debido a una neumonía.

Anthony Cullen había sido el hermano mayor de su padre, Carlisle Cullen. Cómo heredero, estuvo sujeto a las obligaciones que el condado conllevaba permitiendo que su padre, exento de esa responsabilidad, pudiera cursar sus estudios en medicina mientras que su hermano se preparaba para llevar su título nobiliario de manera responsable.

Casado con Elisabeth, hija de un afamado lord inglés, disfrutó durante varios años de un matrimonio feliz o casi feliz. Su esposa sufrió tres abortos antes de poder llevar un embarazo a término y cuando esto sucedió, tanto la madre como el niño murieron durante el alumbramiento.

Este suceso marcó a su tío para siempre. Durante años estuvo sumido en una profunda depresión, pues se sentía culpable por la muerte de su esposa y su hijo.

Carlisle Cullen junto a su esposa Esme, acompañaron a Anthony durante ese amargo período de tiempo. Juntos, intentaron sacar del abismo en el que se encontraba el hombre, pues debido a la pena y el dolor, encontró en el alcohol su único refugio.

Con el tiempo, pareció mejorar, aunque desechó la idea de volver a casarse. El hecho de que su hermano hubiera tenido un hijo varón, aseguraba la continuidad del título.

Con el nacimiento de Edward y posteriormente el de su hermana Alice, su tío cambió. Su comportamiento hacia ellos siempre fue correcto pero frío. Ver como su hermano disfrutaba de una familia que a él le había sido negada volvió a reabrir viejas heridas y le hicieron volver al mal camino.

Su padre siempre intentó aconsejarlo y ayudarlo a gestionar los negocios, y aunque la decisión final siempre dependía del conde, el sabio consejo de Carlisle evitó en más de una ocasión grandes pérdidas de dinero.

—Siento no tener mejores noticias, Edward. —Habló su abogado y amigo, Emmet Mcarthy mientras continuaba mirando los libros de cuentas—. Las deudas son numerosas. Las cuentas bancarias están en números rojos y hay dos propiedades a punto de ser embargadas.

—¿Cómo puede ser posible? Mi tío jamás me comentó nada de eso. Las últimas veces que nos vimos antes de su enfermedad, presumía de los beneficios que estaba obteniendo a raíz de una inversión en una empresa relacionada con la red ferroviaria.

—Por lo que los libros reflejan, la inversión inicial fue fructífera pero las cosas se torcieron y el conde no supo retirar su capital a tiempo. La mayoría de los gastos descontrolados son de fechas posteriores a la muerte de tu padre.

Carlisle Cullen había fallecido cuatro años atrás a consecuencia de un infarto. Su muerte les sorprendió a todos, pues el hombre se había convertido en un afamado médico entre la nobleza y gozaba de una salud estupenda. Fue un duro golpe que afrontar, en especial para él, que pasó a convertirse en el cabeza de familia y tuvo que dejar de lado su vida de libertino para hacerse cargo de su madre y su hermana.

—Edward, —Continuó Emmet—. Cuando fui esta mañana al banco hice además una visita al antiguo asesor financiero de tu tío.

—Por el tono que estás usando me parece que no me va a gustar lo que vas a comentarme.

—Según Tyler Crowley, el conde, en más de una ocasión fue a visitarlo en estado ebrio. Al parecer, una situación que se repetía con demasiada frecuencia y en la cual él se negaba a seguir los consejos que le daban e imponía su autoridad, aunque la decisión no fuera de lo más acertada.

—¡¿Y por qué nadie nos dijo nada?! —Exclamó furioso.

Desde la muerte de su padre su tío se distanció de ellos. Se marchó de la ciudad y se recluyó en la finca familiar: Masen Manior. Aunque los visitaba asiduamente cada vez que algún asunto le hacía volver a Londres, jamás mostró signos ante ellos de haber vuelto a las viejas andadas.

—¿De verdad crees que Crowley iba a traicionar a tu tío? Sinceramente Edward, ese abogado es demasiado listo, tendría que haber estado loco para difamar al conde de Masen. Él, se aseguró su salario y cumplió con las órdenes que le fueron dadas. Ahora, con tu tío muerto, y perdona que sea tan frío, puede permitirse desvelar esa información y más.

—Entonces, Emmet, ¿Qué se supone que debo hacer? Sabes que lo mío es la arquitectura, esa es mi pasión, por eso la estudié, tú eres el experto en estos temas. —Preguntó Edward.

—Valorando la situación, creo que lo más lógico es que busques alguna fuente de ingresos rápida y cuantiosa.

—¿Estas sugiriendo algo como un préstamo bancario?

—¡¿Un préstamo?!, —Río Emmet—. ¡Estás loco, amigo! Ningún banco en su sano juicio te concedería un préstamo.

—Habla claro, Emmet, no estoy para tus bromas.

—Estaba pensando en algo así como…una dote.

—¿Una dote? —Preguntó confundido Edward—. Pero para eso es preciso realizar una boda…

—Exacto. Necesitas una esposa, Edward. —Afirmó McCarthy—. Más concretamente una esposa rica. Una heredera.

—¡Tienes que estar bromeando!, ¡Tiene que haber otra solución!, —Exclamó Edward, pues para él la opción del matrimonio era muy lejana.

—No es ninguna broma, Edward. —Emmet se levantó y con la confianza que le otorgaba el estar en casa de su amigo, que era casi como un hermano para él, se dirigió a la mesa donde reposaba una botella de bourbon y se sirvió un trago—. Y tengo a la candidata perfecta en mente.

Edward observó cómo su amigo saboreaba el licor que se había servido. Aunque su padre le había permitido cursar arquitectura, su gran pasión, de forma paralela se había estado preparando para su futuro papel como Conde de Masen. Estaba preparado para recibir el título, pero sin duda, para lo que no estaba preparado, era para unirse en matrimonio.

¡Hola! ¿Qué tal todo?

Aquí os presento mi nueva aventura. Es la primera vez que escribo algo de época por lo que si encontráis algún error en el lenguaje ruego que me perdonéis.

He intentado cuidarlo mucho, así como la ortografía, aunque seguramente algún detalle se me haya escapado.

Espero que le deis una oportunidad a esta historia y que disfrutéis con ella tanto o más que con las publicaciones anteriores.

Para mí es un placer escribir y poder compartir mis locas ideas en esta plataforma con todo aquel que quiera leerlo mucho más.

Las actualizaciones como siempre serán una vez a la semana todos los viernes.

Espero leer vuestros reviews e impresiones sobre la historia.

Participo en los martes de adelantos del grupo de Facebook Élite Fanfiction, por lo que cada semana tendréis un anticipo de lo que nos deparará esta historia.

Nos leemos el viernes.

Saludos.