Ay, me dio penita naruto en este capítulo… igual es cosa mía.


ADVERTENCIAS: Incesto. Aunque esto ya lo sabíais.


Letras sucias


Huecos del pasado

Te educaré y enseñaré

el éxito llegará solo.


Boruto tomó aire de llamar a la puerta.

Cuando descubrió que tenía un sinfín de mensajes por parte de Himawari en el móvil y llamadas perdidas a tutiplén, estaba paseando por las calles sin comprender bien del todo qué había pasado. Pero por más que quisiera buscar una respuesta diferente no había forma.

Su profesor y tutor, el hombre que admiraba y al que había considerado inalcanzable, el que resultó ser el hombre que había provocado jadeos vergonzosos en su padre; le había besado. Y no un beso simple que podrías llamar equivocación. No. De esos que te desarman y que hasta ahora sólo había recibido de Himawari.

Lo más extraño de todo es que le había correspondido. ¡Incluso le había dado vela a más! Y sí, automáticamente pensó en las diversas veces que había plasmado en líneas un beso que hasta ahora desconocía. La inexperiencia había quedado atrás. Aunque sabía que había más, que podía ser más intenso.

Quizás pudiera comprender mejor a su padre, que se había derretido en los brazos de Sasuke Uchiha.

La puerta se abrió para traerlo a la realidad. Himawari estaba tras esta y suspiró al verle.

—Te he llamado un montón de veces y dejado un montón de mensajes —regañó tomándolo de la mano—. ¿Dónde estabas?

—Paseaba —respondió sorprendiéndose por sus preguntas. Ella nunca había sido tan controladora con él—. ¿Qué ocurre?

—Bueno…

Se hizo a un lado para invitarle a entrar y él lo hizo. Nada más entrar vio a Hinata, quien le sonrió como siempre y lo saludó. Todo lo normal del mundo, hasta que vio la figura detrás de ella.

—¿¡Papá!? —exclamó atónito—. ¿Qué haces aquí?

—Yo… ahm —Naruto parecía haberse quedado sin palabras.

—Es culpa mía —interrumpió Hinata—. Le tiré el café encima, me ofrecí a pagarle la tintorería y luego le invité a cenar para disculparme. No sabía que era tu padre, Boruto.

—No, comprendo… —musitó más confundido.

—De todas maneras, teníamos que conocernos algún día. ¿Verdad? —puntualizó Hinata sonriéndoles—. Y mira, sucedió.

—Sí, claro, sí —aceptó.

Buscó la mirada de Himawari y ésta le sonrió también.

En un principio no había nada malo en que eso sucediera. Y sin embargo, estaba tan confundido y tan negativo que ni él mismo podía comprenderse. Notó que su padre se disculpaba con la mirada, pero lo ignoró.

—Iré al baño —dijo.

Necesitaba un respiro, echarse agua, intentar calmarse y refrescarse las ideas.

Cuando salió, Himawari le estaba esperando. Le tomó de la mano y lo llevó a su dormitorio.

—¿Qué ocurre? —preguntó sin más—. Pareciera que fueras a explotar.

Boruto se sentó en la cama, pasándose las manos por los cabellos.

—Sé con quién estuvo mi padre —confesó. Himawari le miró muy atenta, queriendo saber más—. Es mi profesor. Y me ha tomado también como su alumno privado. Tengo que presentarme a un concurso dentro de un año con mi mejor trabajo.

—Sinceramente, creo que el destino juega muy malas pasadas —reconoció Himawari.

—Sí…

Se lamió los labios, mirándola.

—Ese tío también me ha besado —soltó.

Ella abrió la boca con sorpresa.

—¿Te ha…?

—Sí —afirmó—. Dijo algo que es cierto: no tengo experiencia en lo que escribo. No conozco cómo es con un hombre pero sí con una mujer. Dijo que era muy diferente y que no podía escribir desde la inexperiencia siempre. Así que… me besó.

—Pero tú sabes besar… A mí me gusta como besas —reconoció ella tocándole los labios. Boruto le besó los dedos antes de responder.

—No como lo hizo él, Hima —aseguró.

—No sé si sentirme ofendida por eso —bromeó ella.

—Entonces, yo también tendría que sentirme —añadió—. Pero en lugar de eso, siento como si me hubieran sacudido de mil formas y hubieran abierto los ojos de un mundo que desconozco por completo. Y que, curiosamente, a mi padre le gusta. ¿Desde cuándo? —preguntó mirándola. Por supuesto, ella no tenía las respuestas—. ¿Fue antes de tenerme?

—Eso sería indagar en su pasado y dudo que tu padre te lo cuente como si nada —reflexionó ella—. Espera. ¿No dijiste que tiene una amiga de la infancia?

—Sí, la tía Sakura.

—¿Y si le preguntas?

Boruto lo sopesó.

—Quizás podría preguntarle.

Alguien llamó a la puerta, interrumpiéndoles. La voz de su padre se escuchó a través de la puerta.

—Boruto. He pensado que sería mejor si nosotros nos fuéramos a casa juntos y cenamos allí. ¿Qué te parece?

Podía notar la preocupación y aunque estaba muy tentado a negarse, la mirada de Himawari le hizo recapitular.

—Voy —respondió poniéndose en pie.

Besó a Himawari y salió, encontrándose con él, nervioso y algo torpe.

Tanto, que cuando se despidió de Hinata le besó la mejilla y tomó unas llaves que ni eran suyas. Al final, tuvo que empujarlo para salir antes de que terminara creando un caos.

No abrieron la boca hasta que estuvieron en el coche, algo más alejados, en un semáforo.

—Qué casualidad conocer así a tu suegra —dijo su padre mostrando una tensa sonrisa—. Nunca me habría imaginado que lo era hasta que vi a Himawari.

—¿No te fijaste en las fotos que hay por la casa? —cuestionó irritado.

Naruto se rascó la nuca.

—La verdad, no. Yo…

Boruto entrecerró los ojos.

—No me jodas que te ha gustado su madre.

Naruto frunció el ceño y le miró.

—¿Qué tendría de malo? No lo digas como si eso fuera el fin del mundo.

—¡Es la madre de mi novia! —acusó—. ¿Tienes idea del caos que eso podría ocasionar si llegarais a algo serio? Se convertiría en mi hermanastra.

—Si no la reconozco no habría problema, podríais seguir. Anda que no se han casado hermanastros en la vida, ttebayo.

—¡Además tú…!

Apretó los labios, cambiando de postura para mirarle. Naruto enarcó las cejas, esperando un nuevo ataque.

El coche de atrás les tocó el claxon y él volvió a concentrarse en conducir. Boruto se preguntó si debería de continuar la frase o dejarla en el aire. Cuando se dio cuenta, llegaron a su casa. Su padre aparcó y nada más bajar, Boruto puso rumbo a la calle.

—¿No vas a entrar?

—No. Iré a casa de la tía Sakura —respondió marchándose antes de que le detuviera.

Sakura no vivía muy lejos y aunque siempre andaba ocupada con el hospital, a veces estaba en su casa. Le recibió ella misma, sonriéndole mientras sostenía una cuchara de mover entre sus manos.

—¿Has venido solo?

—Sí —respondió—. Digamos que he discutido con mi padre —confesó mirando a su alrededor—. ¿Y el tío Sasori?

—Está en el taller. Puedes ir a verle si quieres —propuso—. Ya que estás. ¿Te quedas a comer? —invitó.

—Claro —aceptó—. Pero quiero hablar contigo, no con el tío.

Sakura lo guio hasta la cocina, donde ya estaba la mesa puesta para dos. Añadió un servicio más para él y le miró fijamente.

—¿Qué ocurre? —cuestionó al notar que no hablaba.

Boruto chasqueó la lengua.

—Es sobre mi padre —explicó—. Me gustaría saber cosas de cuando era más joven.

Sakura dudó.

—¿Por qué no se lo preguntas mejor a él? Tu padre no muerde tanto como parece —puntualizó—. Naruto es hiperactivo, algo cabezón, pero siempre tendrá su tiempo para ti.

—Es algo que no puedo preguntarle directamente —aclaró sentándose en el que sería su sitio para mirarla—. Su pasado sentimental.

Sakura le estudió con la mirada.

—Si lo que buscas es que tu madre esté entre sus conquistas o algo…

—No —negó—. Sé la verdad sobre mí desde hace tiempo —explicó—. No es acerca de mi madre de quien tengo curiosidad. No ahora mismo.

Sakura apagó la olla y se sentó frente a él.

—¿Entonces?

Boruto decidió no darle más vueltas.

—¿Quién fue Sasuke Uchiha para mi padre?

Sakura se echó hacia atrás, cruzó las piernas y suspiró.

—¿Sasuke está en tu universidad?

—Sí —respondió.

—Entiendo. Imagino que se han encontrado. Tarde o temprano iba a pasar. Esos dos pareciera que llevan un hilo rojo enganchado que siempre los hace unirse.

Boruto esperó a que continuara. Sakura le miró fijamente

—Sasuke Uchiha fue el primer y último novio de tu padre. Comenzaron a salir en la secundaria hasta que en bachillerato algo pasó y Sasuke tuvo que marcharse. Eso dejó a tu padre destrozado y aunque intentó convencerlo de que no se marchara y hasta lo siguió al aeropuerto, no sirvió de nada. Sasuke le rompió el corazón.

Boruto tragó, cerrando la boca que había abierto.

—Es decir… mi padre es Gay desde que era un adolescente —musitó.

—Creo que es bisexual —reflexionó Sakura—. Porque también le gustaban las chicas antes de comenzar a salir con Sasuke. Tuvo atracción fuerte por una compañera nuestra pero nunca se dio.

Boruto lo sopesó, recordó lo que dijo acerca de la madre de Himawari y suspiró, pasándose una mano por los cabellos.

—¿Le has conocido?

—¿A Sasuke? —cuestionó. Cuando asintió, la imitó—. Me ha tomado como su discípulo.

Sakura se levantó para empezar a servir.

—Será un poco duro, pero cuando él escoge a alguien, es porque ha visto talento. Te lo aseguro —garantizó.

—¿Y qué cosas podría hacer para que el alumno escogido llegue a ser el mejor? —inquirió obviando su beso y aceptando el plato que le ofreció.

—Eso no lo sé. Pero dudo que sean cosas sencillas. Valora el esfuerzo y la dedicación. Dame un momento.

Sakura salió para llamar a Sasori. Boruto se quedó mirando el plato mientras rumiaba todo. Sasori apareció poco después, saludándolo y la conversación sobre Sasuke Uchiha quedó en otro plano hasta que llegó la hora de marcharse.

—Cuando dices que valora el esfuerzo y dedicación…

—Sí —recapituló Sakura—. Pon por ejemplo que yo te enseñase cómo sacar sangre. Pues me encantaría ver que te has esforzaron en aprender cómo hacerlo. Que me demostrases la evolución.

—Comprendo.

Sakura le sonrió y antes de cerrar, lo animó.

—Si Sasuke te ha puesto un reto, es que te valora. No pienses en que por haber sido el ex de tu padre te lo va a poner más fácil o difícil. Él valora lo importante. No te cortes, y lánzate.

Boruto suspiró.

Si iba a querer eso, podría dárselo.

.

.

Hinata colocó el paño frío sobre su cabeza y le besó la mejilla. Himawari sonrió y parpadeó en un vano intento de disipar el dolor.

—Esta jaqueca no me deja ver bien —dijo tomándola de la mano—, pero juraría que te he visto muy feliz y contenta con el papá de Boruto.

Hinata enrojeció sin poderlo evitar.

—¿Qué cosas dices? Yo estoy con Sasuke, lo sabes.

Himawari frunció el ceño y la miró fijamente.

—Mamá… ese hombre… es el profesor de Boruto. ¿Lo sabes?

—Algo me dijo, sí —recordó—. Y también conoce a su padre.

Su hija asintió. Se incorporó y la miró fijamente, con preocupación. Hinata se sentó a su lado.

—¿Ocurre algo, cariño? —preguntó—. ¿Con Boruto? ¿Crees que se ha enfadado mucho porque nos hayamos conocido?

—No, bueno… él es algo receloso de su padre —reconoció—. Lo que me preocupa es otra cosa.

—Dime.

—Mamá… ¿Está todo bien con Sasuke? —cuestionó—. Sé que no es de mi incumbencia y que seguramente pienses que es por algún rollo de hija mimada o algo así, pero… quizás haya cosas que no sabes de él.

Hinata se lamió los labios. Si hablaban de oscuros secretos ella no era mejor.

—¿A qué te refieres?

—Boruto me ha contado ciertas cosas… No vayas a decirle que te lo conté, por favor —suplicó—. Pero no me siento feliz si te va a hacer infeliz a ti —prometió—. Sasuke besó hoy a Boruto.

Hinata parpadeó, sorprendida.

Eso no se lo esperaba. Sí, Sasuke le había confesado acostarse con Naruto, justo al mismo hombre que había conocido hoy. No le culpaba por ello. Naruto era encantador. Tenía algo que atraía. Hasta a ella y acababa de conocerlo.

¿Boruto?

Vale, ya no era un menor, igualmente, era la pareja de su hija y Hinata lo consideraba como su hijo como para verle algún interés romántico. Claro que Sasuke no era ni su padre ni nada. No tenía por qué tener ese autocontrol hacia él.

—¿Mamá?

Hinata le acarició la mejilla y le sonrió.

—No te preocupes.

—¿Estás segura? —cuestionó Himawari.

—Sí, lo estoy. Sé que parece extraño visto desde fuera, pero las parejas tenemos muchas más cosas de las que parece. Y a veces, secretos que nos compartimos y entendemos. ¿O no te sucede eso con Boruto?

Himawari asintió y ella le sonrió.

—Ahora duerme. Mañana te sentirás mejor.

Besó de nuevo su mejilla y salió.

Justo cuando se preparaba para ir a dormir, la puerta sonó. Sasuke estaba tras ella.

—¡Oh! No esperaba que fueras a venir esta noche. ¿Ha ocurrido algo? —cuestionó invitándolo.

Sasuke asintió y entró, mirando a su alrededor con curiosidad.

—Está en su cuarto. Se quedó despierta para estudiar y tiene jaqueca.

Hinata cerró la puerta para unirse a él, siguiéndole hasta su dormitorio. Sasuke se quitó la chaqueta y tras dejarla a los pies de la cama, la miró. Hinata se acercó, preocupada.

—He besado al novio de tu hija —confesó.

Una vez más, abriendo su corazón a ella y una vez más, ella le perdonó.

¿Cuándo terminaría ese tipo de corrupción?

—He conocido a Naruto —le contó también—. Ha sido sin querer. Le tiré café por encima al pobre.

—¿Ha estado aquí?

—¿Cómo lo sabes? —exclamó sorprendida aceptando la mano que extendió hacia ella.

—Por su colonia. Sigue usando la misma desde que éramos críos. Y porque eres demasiado buena y terminarías seguramente, ofreciéndole hasta una cena.

Hinata enrojeció al ser descubierta.

—Sí, lo hice. Me pareció maravilloso y cuanto más le miraba, más pensaba en por qué te gusta.

Llevó las manos hasta los botones de su camisa, quitándole los botones poco a poco, dejando su piel expuesta. La deslizó lentamente por sus hombros y vio las marcas de uñas sobre sus hombros. No eran suyas, desde luego. Hizo que se volviera para quitársela mejor y vio los arañazos frescos. Incluso el moretón de su rostro continuaba visible.

—Naruto es un tipo…

—¿Belleza exótica? —terminó ella por él, bajando sus manos hasta sus pantalones. Quitó el cinturón primero—. Así es como pensé que sería.

—Intenso —corrigió él ahuecándole los cabellos mientras se arrodillaba frente a él. Dejó que toda su ropa resbalara por sus piernas—. ¿Es del tipo que te comerías?

Hinata dudó mientras lo masturbaba.

—Probablemente, sí —reconoció.

Él gruñó satisfactoriamente y ella se lo metió en la boca.

—Bien. Porque quiero que te lo comas.


Naruto daba vueltas incómodas en la sala de estar. No sabía por dónde comenzar. Boruto llevaba un rato en el baño cuando él decidió que era mejor encarar los problemas. Pero empezaba a impacientarse porque tardara tanto.

Hasta el punto de entrar sin llamar.

Boruto justo salía de la bañera y levantó la cabeza para mirarle, con el cabello empapándole la cara. Sus ojos se encontraron por un instante, mientras que él, congelado, bajaba la vista por su cuerpo. Boruto era tan grande como él, no podía negarlo y también, había heredado hasta su tamaño en otras partes de su cuerpo.

Abrió la boca para decir algo, mientras que él, indiferente, salía de la bañera y se colocaba una toalla alrededor de la cintura y otra, para secarse la cabeza. Caminó hasta su altura y le miró.

—No me importa si estás con la madre de Himawari. No voy a dejarla —aseguró—. Ah, y también me ha besado el tipo con el que te acostaste el otro día en el despacho del director. Que, casualmente, es tu ex.

Naruto no había esperado todas esas palabras de golpe. Intentó ponerlas en orden con cierta torpeza, siguiéndole. Lo retuvo del codo.

—Espera. ¿Qué has dicho?

Boruto suspiró.

—He dicho que tu ex me ha besado —repitió más lento—. El hombre con el que te acostaste el otro día en el despacho del director.

Naruto enrojeció.

—¿Cómo sabes…?

—Os vi —respondió indiferente.

—Pero ¡cómo que te ha besado! —exclamó—. No, espera. ¿Cómo que nos vistes?

Empezó a llevarse las manos a la cabeza, justo cuando Boruto tiró del cuello de su camisa. Sus bocas se unieron y reconoció aquella forma retorcida de besar, cuando se separó, lo vio lamerse los labios y soltarle.

—Eso me ha enseñado —recalcó—. La próxima vez, asegúrate que la puerta está cerrada.

Luego, le cerró la puerta en las narices.

Naruto no supo si reír. Llorar. Gritar. Matar a Sasuke en el camino.

Levantó el puño para llamar. Lo bajó.

¿Qué carajos se le decía a un hijo que acababa de morrearte (1) con todas las de la ley? No lo sabía. No tenía respuesta ni como padre, ni como hombre.


Aquella noche se subió una actualización en la cuenta de uno de los escritores favoritos de mucha gente. Un nuevo capítulo.

Todos estaban con los ojos pegados a la historia.

El hombre misterioso había sido engañado por el hombre del espejo con otro hombre más joven y parecido a él. También, este mismo joven había besado al hombre misterioso, ignorando sus lazos sanguíneos.

Y le había gustado.

El comentario que más resaltaba era el siguiente:

La descripción de esos besos me ha sacado los colores. Casi podía sentir que me estaban besando a mí.

Continuará...

(1) Beso intenso.

No penséis que Himawari tiene una enfermedad mortífera, que sólo le duele la cabeza por estrés. Hay personas a las que le pasa.

Al final, Hima y Hina están cortadas por el mismo patrón y ambas aman hombres oscuros y corrompidos…