¡Nueva historia!

Voy a dejar descansar Casualidad un poco en lo que me organizo con mis ideas.

Pero no podía dejar de pensar en esta trama y hacer un Syaoran adorable con una Sakura desastrosa jejeje.

Vamos a ver cómo me sale, tengo mas o menos todo armado así que espero subir de un capítulo a la semana.

Sin más, aquí voy:

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a CLAMP, menos los originales que se me vayan ocurriendo jajaja.

Sinopsis: Ser padre a los veintiuno es difícil. Ser padre soltero, desheredado, estudiante y trabajador de medio tiempo, lo es aún más.

No necesitaba complicar más su vida, quería sobrevivir a la paternidad de manera sencilla.

Pero la vida no siempre es lo que uno espera, y puede ser que un acto de bondad termine en algo más.


Ella, tu y yo.


El repetitivo sonido lo hizo sobresaltar de tal manera que terminó por rodar de la cama en medio de una maraña de cobijas.

—Rayos —murmuró somnoliento tratando de encontrar el maldito aparato antes de...

El llanto inició y no pudo evitar suspirar antes de desenredarse y tomar su celular —con pantalla estrellada—, del buró a su lado.

Silenció la alarma que olvidó quitar el día anterior, antes de asomarse a la pequeña cuna a su derecha.

Una bebé con apenas algo de cabello castaño, gritaba en medio de lágrimas y lo veía como si fuera el peor de los traidores por haber interrumpido su descanso.

Sayuri se había despertado gracias a la alarma, así que con mucho cuidado tomó a la pequeña de casi nueve meses en los brazos.

—Ya, ya, está bien —dijo entre bostezos buscando la mamila que seguramente ya estaba fría.

Se movió de un pie a otro en un aparente vaivén para imitar esos columpios que tanto le gustaban a su pequeña mientras trataba de encontrar la mamila de flores.

Cuando finalmente la levantó, frunció el ceño notando que estaba vacía. Suspiró antes de pegar a la pequeña a su pecho.

—Debo hacer más, espera —susurró poniendo a la bebé en la cama y rodeándola de almohadas para que no cayera.

Un acto que su hija no recibió muy bien, pues el llanto aumentó de manera escandalosa.

—Voy, espera —inisitió antes de salir a tropezones de la recámara para llegar a la diminuta cocina donde sirvió el agua hervida y puso las medidas necesarias de fórmula en la mamila rosa y floreada.

La agitó hasta deshacer el polvo y finalmente la puso en el calentador que su prima le había regalado meses atrás.

Sayuri aumentó el llanto y él bostezó antes de pasar una mano por su cabello castaño alborotándolo aun más de lo que ya estaba.

Cuando escuchó la campanita del calentador, tomó con cuidado la mamila y revisó la temperatura en su muñeca mientras caminaba de regreso a la habitación.

—Ya vine, ya está —dijo acomodando a la pequeña sobre el colchón anti-reflujo que tenía en su cama y orillando a la bebé hasta la pared.

Con una mano le dio la mamila que ella gustosamente aceptó y con la otra revisó que su pañal no estuviera lleno, todo parpadeando en exageración pues los ojos le picaban ante la falta de descanso.

Su hija era algo independiente, lograba sostener la mamila y él solo tenía que acomodar su cobija de tal manera que ésta se inclinara hacia adelante.

Puso un almohadón largo en la pared y acomodó a su nena de lado. Ella lo veía con interés a través de esos ojos ambarinos que había heredado.

Se recostó a su lado y esperó a que su hija saciara su hambre. Poco a poco la pequeña de cabello castaño claro fue cerrando los ojos hasta regresar a ese profundo sueño que agradecía que la invadiera por las noches.

Le removió la mamila con cuidado y luego la colocó en el buró donde estaba el celular. Bostezó de manera audible y puso un brazo sobre sus ojos.

Estaba realmente agotado.

Tomó su celular y parpadeó varias veces cuando el brillo lo deslumbró. Eran las cuatro de la mañana, en dos horas debía levantarse para empezar su rutina.

Estudiar, trabajar, cuidar a su hija y no morir en el intento.

Fácil, ¿no?

Suspiró mientras ponía el celular en su pecho y bostezó una vez más. Lo que daría por dormir seis horas seguidas sin parar.

Se giró de lado y observó a ese pequeño ser que a veces le costaba identificar como suyo. Sonrió a pesar de todo y acarició la cabeza castaña con suma ternura.

—Estamos bien, Sayuri —murmuró antes de cerrar los ojos para tratar de descansar esas dos horas—. Estamos bien.


Pequeña introducción :D

¿Como ven? Espero no hacer algo muy predecible jajaja y mantener el drama corta venas a raya.

Una pregunta, estoy reescribiendo "es difícil" pero solo en Wattpad, ¿les gustaría leerla?

La subiría como historia nueva, la original se quedará aqui por la posteridad :D

Espero sus opiniones, ¡saludos!