III

SO KISS ME ON THIS COLD DECEMBER NIGHT

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–¿Aló?

–¡Brick! Qué bueno que atiendes…

–¿Te sucedió algo?

No, no, nada… Es solo que, necesito de tu ayuda, es urgente.

–¿Vida o muerte?

–Absolutamente…

–Okay, dime qué necesitas, voy a tu rescate.

¿Puedes venir a mi casa? –el cosquilleo en el estómago hizo que se incorporara rápidamente de la cama–. ¿Alrededor de las tres?

–Sí, no tengo problema, pero…

Quiero hacerle galletas a mi familia, y a ti te quedaron tan deliciosas que me gustaría que me dieras tu receta… Y de paso, pasamos parte de este 24 de diciembre juntos.

–De acuerdo –Brick alejó el móvil para poder ver la hora–, a las tres estaré allá.

¡Muchas gracias! Nos vemos pronto.

Una vez que colgaron la llamada, Brick abrió sus chats y le envió un mensaje a Buttercup.

Brick – 12:37pm

"Espero no verte cuando vaya para tu casa. Quiero ver si puedo intentar conquistar a tu hermana"

Buttercup – 12:38pm

"Ah, así que tú eres la visita…"

Brick – 12:38pm

"?"

Buttercup – 12:38pm

"Es que Bloss nos dijo que no nos quería en la casa, que nos haría una sorpresa"

"Quizás te presente como su novio"

–Maldita burlona –comentó negando con la cabeza, luego dejó el celular sobre la cama.

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Brick llegó a la casa de Blossom, ella le abrió y lo primero que hizo fue observar que ya estaban cayendo los primeros copos de nieve de la Nochebuena.

–¡Oh, Dios! –comentó, haciéndose a un lado para dejarlo pasar–. ¡Empezó a nevar!

Él ya había entrado, estaba muriendo de frío, por lo que al sentir el calor dentro de la casa de los Utonium, no pudo evitar suspirar aliviado. Blossom cerró la puerta tras ella y simplemente rio por lo bajo.

–Al parecer sí hace frío.

–Está nevando, mujer, ¿acaso piensas que podría estar cayendo nieve mientras la temperatura son veintidós grados? ¡En qué mundo!

–Ya, ya –palpó su brazo y lo condujo a la cocina–. Vamos a lo nuestro, por favor. Es una emergencia navideña.

–Solo tengo una pregunta –se quitó la mochila y la volvió a dejar sobre la mesa del comedor.

–¿Cuál?

–¿Encontraste…?

–Sí –se apresuró en responder–, incluso nos esperan para que empecemos a cortar.

–Bien, ahora sí serán unas buenas galletas de navidad.

Ambos se pusieron los delantales y, con las instrucciones de Brick, empezaron a buscar los ingredientes y utensilios.

–Espero que ahora no dejes todo hecho un desastre –advirtió él.

–No lo haré; seré la mejor de las aprendices, chef.

Brick asintió y empezaron.

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–¡Es una nevazón!

Ante la exclamación de Blossom, Brick dejó el plato con las decoraciones rojas, con las que imitaban los botones de la camisa del hombre de nieve, y se apresuró para llegar a la sala y mirar, junto a ella, por la ventana cómo caía la nieve.

–Esto sí que es inesperado –bufó–. Tendré problemas para irme, ¡incluso si vuelo!

En ese momento, fue abrazado por Blossom.

–¿Qué se supone que estás haciendo? –preguntó Brick, removiéndose al cabo de un par de segundos, al darse cuenta de que ella podría percatarse de sus acelerados latidos.

–No dejaré que te vayas, espera, al menos, que la intensidad baje un poco. Apenas eso ocurra, podrás irte –se separó, sonriéndole algo coqueta y caminando hacia la cocina–. ¡Ahora comamos!

–¿No querías que tu familia comiera de esas galletas? –arregló el delantal y pasó a atar mejor su coleta.

–Ah, sí –ya estaba junto a ella en cocina–, pero mira todas las que tenemos –abrió los brazos para hacer un énfasis en las siete bandejas con galletas–. Que saquemos una que otra no hará diferencia. ¿Chocolate?

–Por favor.

–Ve a la sala, deja que te atienda.

–Uhm, ¿okay?

Blossom le pidió el delantal, él se lo entregó y luego lo echó de la cocina.

Se fue a la sala y tomó asiento en el sofá, desde donde tenía una vista privilegiada a la nieve que caía abundante y con una gran velocidad. Por un momento, se preguntó cómo lo haría la familia de la chica, considerando que les pidió que salieran… Acarició su barbilla un momento, luego negó con la cabeza. Bubbles y Buttercup podrían arreglárselas.

Blossom hizo aparición –con una rapidez que Brick no se la esperaba, así que asumió que utilizó un poco sus poderes– con una bandeja donde podían verse dos tazas de la temporada y, cuando la dejó sobre la mesa de centro, vio que hasta un plato de galletas traía.

–Es irónico que me estés ofreciendo las galletas que…

Shh –pidió–, solo come.

Arqueó una ceja, recibió la taza de chocolate, agradeció y dio un sorbo. Extremadamente dulce, tal y como le gustaba a la chica. No podía negar que sí, a sus papilas gustativas le agradaba el dulzor que tenía ese chocolate.

–Mientras esperamos a que la nieve cese un poco –empezó a decir ella–, ¿te parece si…? No, mejor, quiero hacerte una que otra pregunta.

–Uhm, bueno, adelante…

–¿Por qué es que nunca has tenido novia?

A Brick no le hizo gracia esa pregunta.

–¿Estás de broma?

–No, es que siempre he tenido la curiosidad. Sé que saliste un par de veces con algunas chicas, pero nada fue serio, ¿verdad?

–Verdad –asumió–, nada serio.

–¿Por qué?

–No había mayor interés… por ambas partes. Siempre era para pasar un rato.

Blossom lo observó con esa mirada desaprobadora que tanto la caracterizaba como la más mandona, y negó con la cabeza.

–¿Y tú? –preguntó él, ella se sobresaltó–. ¿Por qué nunca has tenido novio?

Se encogió de hombros, dio un sorbo y habló:

–Nunca me he interesado, de verdad, por alguien. Lo que más he tenido son crush, ya sabes, pero si se llega a dar la instancia para tener algo… Siento que pierde la magia.

–Ah –relamió sus labios, eso no se lo esperaba, creía que con eso, menos oportunidades tendría.

Al menos sé que su interés por Dexter puede caracterizarse como eso, pensó optimista.

–Aunque, últimamente –y el interés de Brick se agudizó–, no he dejado de pensar en alguien…

–¿Ah, sí? –dio un largo sorbo, pasando a quemarse internamente, pero no le dio importancia a aquel ardor–. ¿En quién?

–No vale la pena decirlo –sonrió encogiéndose de hombros–, es una ridiculez.

–Anda, dímelo.

–No –lo quedó mirando con el ceño fruncido, pasó a sonreír de nuevo.

Brick se preguntaba cómo podía alguien pasar de esa expresión de regaño a una expresión de felicidad en menos de un segundo y verse tan adorable.

Mierda.

–Puedo decirte algo, pero no quiero que me lo tomes a mal –Brick asintió, ansioso–. Es muy posible que tú estés dentro de los estándares de mi chico ideal.

–¿Yo? –su corazón estaba agitado, intentó relajarse para mantener su compostura, así que arqueó una ceja–. ¿Por qué?

–Porque… ¡No importa! Yo tendré mis razones –miró, sonriente, a la ventana–. ¡Oh! Ya no cae nieve tan fuerte.

"¡MALDITA SEAS, NEVAZÓN!"

–¿Me permites pasar al baño antes de irme?

–¡Por supuesto!

No tenía ninguna necesidad fisiológica, solo quería asegurarse de pasar un poco más tiempo en la residencia Utonium, así significaba más tiempo junto a ella. Se miró al espejo, y no pudo evitar pensar que era un tipo patético, a veces.

Salió del baño, se encaminó para tomar su mochila, pero Blossom la tenía entre sus manos, mientras le sonreía.

–Muchas gracias por tu ayuda –dijo–. Me hubiese gustado que te quedaras más, pero no me quiero arriesgar con que vuelva a nevar fuerte y no puedas pasar Nochebuena con tu familia.

–No te preocupes –le sonrió–. Vendré a molestar a tu hermana mañana, de paso, te nos unes y pasamos tiempo juntos.

–¡Me agrada la idea! –se puso de puntillas y besó su mejilla–. ¡Entonces nos vemos mañana!

–¡Nos vemos! –imitó la euforia de la chica para disfrazar la emoción que él mismo sentía a causa del beso.

Voló lo más rápido que pudo; en parte, porque estaba emocionado y quería gastar parte de su energía antes de que llegase a casa y tuviera que aguantar preguntas de sus hermanos, la otra parte, tenía que ver con que no quería toparse, nuevamente, con un nevazón.

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Despertó, aquel 25 de diciembre, con muchas ganas de seguir durmiendo. Hacía frío, demasiado frío. Nevó toda la noche y, la verdad, tuvieron que clausurar unas calles debido al fenómeno climático.

Tomó un suéter de su armario y fue cuando se dio cuenta de que sus hermanos no estaban. Probablemente ya se encontraban abajo abriendo los regalos.

Buscó su mochila, recordó que ahí fue dónde había guardado sus audífonos –lo que quedaba de ellos– y que, precisamente, debía ya tirar a la basura. Pero no la encontró.

Chasqueó la lengua y bajó las escaleras.

Ayer, cuando llegó, la lanzó tras el sofá, debido a que tuvo que ayudar a Boomer quien gritaba por ayuda, junto con Butch; estuvieron a poco de incendiar la cocina debido a la alta temperatura del horno.

–Feliz Navidad, Brick –dijeron sus hermanos a coro.

–Feliz Navidad, inútiles.

Ambos chicos recogían los papeles de regalos, pudo ver que Mojo mantenía la puerta de su habitación cerrada. No le dio importancia, el mono merecía descansar, sobre todo con todos los problemas que ellos mismos le daban.

–¿El regalo del mono sigue bajo el árbol?

–Sí –respondió Boomer–, creo que ni siquiera él notó que le compramos uno.

–Oye, Brick –llamó Butch–, en tu mochila hay un regalo, ¿para quién es?

Brick dejó el paquete que tenía su nombre y miró a su hermano, quien había dejado la bolsa de envoltorios a un lado del sofá y le extendía su mochila abierta. Efectivamente, pudo comprobar que en su interior había un paquete, parecía envuelto con suma delicadeza, por lo que supo de inmediato que ninguno de sus hermanos lo hizo.

Solo había una posibilidad.

Sacó el paquete y rasgó el papel inmediatamente. Era una caja transparente, donde podían verse unas galletas como las que hizo con Blossom, pero esas tenían otras formas, más navideñas y otros tipos de glaseados, muy distintos a los que hicieron ayer.

–¿Buttercup? –preguntó Butch.

–No –respondió, mirando por debajo de la caja, donde sentía un papel–, fue Blossom.

Mostró la firma rosa que tenía, no cabía duda que era ella.

Abrió la nota y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro. No cabía duda, en Navidad sí se cumplían los deseos.

"Brick: Hice estas galletas, guiándome por lo que recordaba de tu receta y con ayuda de mis hermanas. Según ellas, quedaron riquísimas, yo no quise probarlas porque, bueno, son para ti, con todo mi amor.

No es solo un presente de Navidad, con este gesto, también, quería decirte que ya sé que te gusto, Buttercup me lo dijo porque la forcé a hacerlo, ya sabes que no es la mejor mentirosa. De todos modos, yo ya me había dado cuenta, así que no te pelees con ella, por favor.

En fin, ¡feliz Navidad!

PD: Tú también me gustas, xx."

FIN


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Pollie T: ¡Gracias! Espero te haya gustado el final. :)

¡FELICES FIESTAS!