Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Ok, les traigo un two shot, ya está terminado, voy a subir los dos capítulos juntos, no sean vagos y dejen los reviews correspondientes, eso es alimento y pago suficiente para las horas que le dedico a esto, jaja. De verdad, dejen sus comentarios o reviews o sino la gárgola come culos los visitará. Lo juro!
Disclaimer: Los nombres de los personajes no me pertenecen son de Isayama Hajime, pero la historia es original de mi invención.
Advertencias: Palabras altisonantes, lenguaje vulgar, futuro lemon en el segundo cap, infidelidad: NO LA APOYO, estoy escribiendo al respecto pero me parece horrible serle infiel a la pareja que uno tenga.
Dedicatoria: para Sakyulia que me hizo esta tremenda y bellísima portada, es una genia visiten su perfil en Tumblr e IG, para mi hermana del alma Nana Ral, y para Akalevy. Ahora sí, al fic.
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"No es el fin del mundo, es el inicio de algo nuevo".
Anónimo
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Agarraba la taza de té entre sus manos, sin valor suficiente para levantar la mirada. Escuchándolo como en la lejanía, como si estuviera debajo de capas y capas de acero blindado.
—¿Me estás escuchando Levi?
Parpadeó y asintió, sin poder replicar, él no era de hacer escenas innecesarias. Además dolía tanto que no quería flaquear y que Erwin lo viera llorar o algo como eso, antes muerto.
—Lo siento en verdad —continuó el rubio, muy serio y firme—. No quería alargar las cosas más de lo necesario, prefiero la honestidad, aunque duela, y lo sabes.
¿Aunque duela? No lo notaba dolido en absoluto, Erwin no tenía ni una pizca de tristeza en sus ojos, mientras que él tenía un tsunami destruyéndolo por dentro. No era idiota, había empezado a ver esos cambios en su actitud hacía meses. Esos pequeños cambios que significaban demasiado. Llegar más tarde, rehuirle en la cama, cancelarle planes, olvidarse su aniversario…
Levi no supo cómo revertir aquello, o como evitar perderlo. Nunca había estado en una relación tan seria antes, y aunque consultó con sus dos mejores amigos, intentó seguir sus consejos sin éxito. Ahora estaba desorientado, vivía con Erwin hacía tres años, pero en pareja estaban desde hacía siete. Nunca imaginó o siquiera creyó que un momento así llegaría. No se imaginaba una vida sin él, era el puto amor de su vida. Se había imaginado una vida juntos, incluso envejeciendo lado a lado.
—Si quieres te ayudo a buscar donde vivir —continuó Erwin impasible.
Habían tenido sus peleas, sus idas y vueltas, como cualquier pareja normal. Levi no se explicaba en qué había fallado. Ambos eran hombres trabajadores, honestos, buena gente, organizados, ¿en qué había fallado? No había terceros en discordia, no había circunstancias que impidieran que llevaran una relación, no había nada excepto, bueno… esto. Erwin estaba cortando todo unilateralmente.
—Que nuestra relación termine como pareja no significa que vaya a desaparecer todo lo que vivimos. Quiero ayudarte, deja al menos que me asegure que vas a estar bien.
—Erwin, ¿tal vez podríamos… no sé, hacer terapia? —habló muy bajito, casi que no se le escuchaba, mientras refregaba los dedos de sus manos que mantenía firmemente unidos.
—No.
Erwin siempre había sido así, claro, tajante, no tomaba una decisión si no había sopesado los pro y los contra concienzudamente.
Desesperado lo miró de nuevo en silencio como esperando que por alguna razón el hombre cambiara de opinión de la nada. Pero no había una pisca de amor dentro de sus celestes ojos, no había calidez en su expresión. Había luto. El hombre estaba dejando un enorme ramo de calas sobre la tumba de su recién difunto amor y Levi se negaba a enterrarlo.
—Oye, dame una oportunidad más, ¿no merezco una al menos?
No sabía por qué estaba asumiendo con todo el fracaso de aquello, pero pisoteó su orgullo una vez que la desesperación lo embargó, aunque no hubo una pizca de compasión de la otra parte. Levi entendía bien que si Erwin le mostraba la más mínima esperanza sería peor.
—Quiero que juntes tus cosas, toma —dijo colocando una revista y unos clasificados de un diario frente a él en la mesa ratona—. Busca un lugar donde vivir, te ayudaré con la renta los primeros seis meses.
Levi miró las publicaciones, aturdido, todavía sin poder asimilar lo que sucedía. Se sentía como un perro al cual lo estaban corriendo de su hogar. Esa sensación de abandono se apoderó de todo su cuerpo, sintió un vacío en la boca del estómago. Como si le estuvieran arrancando un hijo de las entrañas.
—Entonces… ¿no cambiarás de opinión?
—Levi, ¿escuchaste todo lo que estuvimos hablando desde hace dos días? No puedo seguir alargando esto, lo siento, no quisiera estar lastimándote de esta manera, pero no hay vuelta atrás.
—¿Realmente no la hay? ¿No te arrepentirás?
—No.
Erwin se puso de pie para ir a servirse el café que se estaba preparando momentos antes. Levi aprovechó para retirarse a su habitación, la que pronto debería abandonar. Puso seguro y se sentó en su cama, en la obscuridad de su cuarto. Le hubiera gustado no haber llorado, pero no pudo contenerse, al menos lo hizo en silencio y pudo responder "estoy bien" las dos veces que Erwin tocó para preguntarle. O tal vez había preguntado por la cena ¿Quién sabe?
En menos de una semana se estaba instalando en el departamento de su amigo Farlan.
El rubio le había donado una de las habitaciones del piso, casi nunca estaba debido a sus horarios laborales por lo que era un verdadero chiquero. Levi en silencio ordenó y limpió todo el lugar, lo que le llevó un par de días. En realidad estaba agradecido de tener la mente ocupada en algo, y en la soledad del departamento mientras refregaba los azulejos llenos de moho, podía permitirse una que otra lágrima.
Una vez que las instalaciones estuvieron decentes se dedicó a buscar trabajo. Estaba un poco molesto, hacía un año había tenido una brillante oportunidad de ir a trabajar en un laboratorio prestigioso, pero Erwin lo había convencido de que mejor se concentrara en sus estudios, ya que él podía mantenerlo y darle un buen pasar. No podía culpar a su ex, había sido su propia comodidad la que lo había terminado de convencer.
Actualmente le faltaban dos años para recibirse de ingeniero químico. Ahora tenía dos finales demasiados importantes en las próximas dos semanas, aunque había estado preparándose arduamente estaba tan devastado emocionalmente que le costaba concentrarse ¿Acaso ese mastodonte sin sentimientos no podía esperar siquiera a fin de mes antes de correrlo de esa manera? Como fuera, mejor sería hacer un esfuerzo o sería un año perdido y realmente no podía permitírselo.
Farlan le había dicho que no se preocupara ni de la comida, ni de los gastos, que rindiera tranquilo y luego buscara un trabajo para las vacaciones. Era su mejor amigo, una persona leal y honesta. Pensar que hacía por lo menos tres o cuatro años que casi ni se veían (desde que se fuera a vivir con Erwin más o menos), sin embargo apenas lo había llamado, estuvo allí para apoyarlo incondicionalmente.
Cuando abrió las dos cajas con sus libros, carpetas y apuntes notó una cosa, le faltaba el libro de Termofísica IV, que era indispensable para poder rendir Fisicoquímica. En el revuelo de dejar el departamento que compartía con Erwin tal vez había olvidado el libro, porque estaba seguro que no lo había prestado, ni de chiste, era un libraco enorme y bastante costoso. Como ya le había devuelto la llave a Erwin (de hecho se la había pedido el mismo día de la mudanza) no le quedó otra que preguntarle a su ex, pero se enteró que lo había bloqueado en whatsapp de manera que intentó llamarlo, pero al parecer también estaba bloqueado. Suspiró mirando con melancolía su teléfono. Decidió llamar a Hange, el compañero de oficina de Erwin (y digamos una especie de amigo en común entre ellos). Realmente necesitaba ese libro para rendir.
Hange atendió y lo saludó alegremente como siempre. Escuchó como de fondo Erwin le pedía que lo negara, por lo que le rogó a Hange que le pidiera el libro por él. El hombre anotó el nombre del mismo en un papel y le dijo que apenas tuviera novedades le avisaría.
Le dolía dentro del pecho otra vez, porque una cosa era la ruptura, pero que Erwin se anduviera "escondiendo" y "esquivándolo" como si tuviera la peste, eran cosas diferentes ¿Cuál era su culpa? ¿Qué le había hecho él? Ni siquiera había insistido en verlo o algo como eso. Ese repentino alejamiento dolía como un infierno. Suspiró y antes de permitir que la depresión lo asaltara por completo decidió que mejor se ponía a estudiar.
Al final no se comunicaron con él, y a una semana de rendir el final le empezó a entrar la desesperación. Hange le había escrito diciéndole que Erwin andaba muy ocupado y que había olvidado chequear lo del libro. Salió a tomar aire luego de ir a la biblioteca de la universidad para comprobar, de nuevo, que no tenían más copias disponibles de ese título. Sin darse cuenta terminó caminando frente al edificio donde antes vivía con el rubio. Miró a la construcción y le sorprendió encontrar las luces prendidas en el balcón, es decir, era temprano para que Erwin estuviera allí ¿Se habría pedido el día?
Pudieron más las ganas de verlo, aunque fuera en la puerta, de paso tenía la excusa, que era importante después de todo, de buscar el dichoso libro. El portero lo reconoció y le abrió la puerta, por lo que a paso lento subió las escalas hasta el tercer piso. Estaba muy nervioso frente a la entrada, sintiendo que el corazón le latía raudo, tocó el timbre y pronto sintió pasos acercándose. Pero grande sería su sorpresa cuando lo atendió un chico alto, delgado, de tez morena y enormes ojos verdes. De hecho se quedó mudo un par de segundos.
—Hola, ¿sí? —el saludo del extraño lo despabiló un poco.
—Ah, ho-hola, mmm, ¿está Erwin?
—No, está trabajando —contestó el chico amablemente, ¿eres amigo de él?
Levi se volvió a quedar sin palabras, pero ante la mirada escrutadora del otro recobró el uso de sus cuerdas vocales.
—Claro, claro, sí, soy su… amigo.
—Oh, pasa entonces, mucho gusto, soy Eren —dijo el joven tendiendo su mano alegremente.
Levi la estrechó y aceptó ingresar. Se sorprendió de ver muchos cambios en la casa. Un juego de sillones nuevo, cortinas y pintura diferente, todo se veía más… brillante.
—¿Una taza de té? —ofreció el tal Eren muy cómodo en el lugar.
—S-sí, sin azúcar, por favor.
—Ya te traigo —dijo entrando en la cocina.
El más bajo sentía que apenas podía respirar. No había ya fotos, ni recuerdos de vacaciones, ni adornos, absolutamente nada de lo que ellos pudieran haber compartido antes. Se sintió extraño, como perdido ¿Quién era ese tal Eren? ¿Por qué estaba en el departamento de Erwin sin estar él ahí? ¿Cómo es que se manejaba tan a gusto? Más tiempo pasaba, más opresivo se le hacía su permanencia. Se sentó en el sofá nuevo e inspiró un par de veces para calmarse.
—Aquí tienes —dijo Eren trayéndole la taza roja que tantas veces hubiera usado antes—. Cuidado, está caliente. Estoy emocionado, hasta ahora nunca había conocido a ningún amigo de Erwin, ¿de dónde se conocen?
Levi lo miró sorprendido ante el planteamiento, mientras la taza le calentaba las manos.
—Joder, ¿dónde están mis modales? Dame tu campera, la colgaré.
—No, no hace falta, no me quedaré mucho.
—¿No? Pero Erwin llegará en una hora cuando mucho, e hice bastante lasaña para la cena, soy bueno cocinando.
—Disculpa la pregunta, pero… ¿tú eres…?
—Ah, no lo dije, claro no nos vimos antes, soy el novio de Erwin.
—Oh —Levi sintió que su corazón se detenía por algunos segundos, dejó la taza sobre una mesita de ratán frente al sofá y se puso de pie—. Yo me iré y eh… cualquier cosa le escribo a Er-tu novio. Un gusto —y se dirigió a la puerta.
—Oye, si quieres lo llamo, tal vez salió temprano y esté en camino —ofreció el joven tomando su celular.
—No, no, está bien, gracias por todo.
—Espera, ¿quién le digo que lo visitó?
—Nadie, ya lo contactaré yo, gracias.
—¿Nadie?
Cerró la puerta en las narices del joven, largándose veloz a bajar las escaleras. Ni saludó al portero y se hizo rápidamente con la calle. Se compró un café de camino al departamento de Farlan y cuando llegó su amigo le hizo notar que tenía los ojos terriblemente rojos.
—Tiene un nuevo novio —le confesó una vez que estuvo dentro y sentado en el sofá, mientras intentaba luchar contra su propia tristeza.
Su amigo le frotó la espalda mirándolo con seriedad.
—¿Estás seguro? Tal vez solo era un amigo.
—No, dijo que se llamaba Eren, al parecer está viviendo con él, digo por la familiaridad con que se movía por el lugar. Supongo que por eso Erwin estaba tan apresurado para que yo me fuera. Ahora hay muchas cosas que comprendo mejor. Por eso me ha bloqueado, estoy seguro que no le ha dicho a Eren sobre mí, o tal vez le dijo que hace rato ya no andábamos, quien sabe.
—Ya amigo, entiendo que debe doler, pero él no merece ni una sola de tus lágrimas.
—Realmente, nunca hubiera creído que me engañaría así. Yo nunca lo hubiera pensado siquiera.
—¿Saco las cervezas?
—No, tengo que estudiar.
—Levi, sabes tan bien como yo que con esos ánimos es imposible.
Esa noche se emborrachó como pocas veces lo hacía, se despertó enrollado en la cortina del baño dentro de la bañera con algo de vómito encima. La perfecta postal para terminar una de las peores semanas de mierda de su vida.
Pero su calvario no terminaría ahí. Cuando llamó a Erwin (desde el celular de Farlan), no pudo evitar recriminarle sobre su nuevo novio, el rubio lo mandó a la mierda, le dijo que ya no eran nada y que no tenía por qué escuchar sus quejas, que nunca más se atreviera a pisar el edificio, ni a acercarse a su actual pareja. También le dijo que no tenía tiempo de buscar su libro, que se comprara otro y le cortó. Comprarlo de nuevo le salía ciento cincuenta dólares que no tenía.
Por lo que ese día se fue a la biblioteca y se apostó en la entrada esperando pacientemente a que alguien se apiadara y devolviera el tomo. Hacía frío, estaba con sus apuntes en la mano repasando, y de tanto en tanto se servía café de un termo que había llevado. De repente casi se atraganta al ver a ese tal Eren checando el pizarrón de novedades que estaba frente al lugar donde él se encontraba.
Sí, era bastante joven, pero su aspecto era tan descuidado, la remera arrugada al igual que los pantalones, el cabello semi largo y un tanto despeinado, masticando chicle ruidosamente y uno de los cordones de sus zapatillas desatados. Era un completo desastre, ¿qué le había visto Erwin?
Miró al joven de reojo, por lo visto estaba perdido y miraba en todas direcciones bastante preocupado. Suspiró y se acercó.
—Hola, Eren, ¿cierto?
—Hola, sí, ¡eres tú! El "nadie" del otro día —comentó jocosamente mostrando esa sonrisa deslumbrante que a veces dejaba ciego por su brillo abrumador.
—No sabía que estudiabas aquí.
—Sí, facultad de ciencias exactas, para profesorado de Matemáticas.
—Que bien, yo estoy en Ingeniería, para ingeniería química.
—La verdad me mandaron al aula 114B, pero no la encuentro y el mapa que está en la pizarra no parece muy actualizado —comentó suspirando.
—Es así, ese mapa es de la época de Matusalem, para llegar al aula 114B, tienes que subir dos pisos por esa escalera —le indicó a su izquierda—, vas a encontrar un cartel que dice "Salones de Ensayo", bueno te metes en ese pasillo y detrás del salón "C" vas a encontrar un puerta marrón oscuro con la letra "B" impresa y pegada, esa es el aula que buscas.
—¡Joder! Se escondieron bien, ¿eh? Bueno, muchas gracias, eh… ¿vas a decirme tu nombre o te sigo llamando nadie? Le comenté a Erwin sobre tu visita, pero dijo que no recordaba a ningún amigo con esas características que en todo caso esperaría que lo contactaras, no sé si pudieron hablar al final —le contó animado.
—Levi, mucho gusto —respondió mientras se estrechaban las manos, omitiendo responder sobre su contacto con el rubio en común.
—Por cierto Levi, ¿dónde puedo comprar un poco de café? —dijo señalando el vaso que sostenía el más bajo entre sus manos—. Me equivoqué pensando que mi clase empezaba a las nueve y no, empieza a las diez, así que salí de casa sin desayunar, si a eso le sumo dos horas de teoría de Física I, creo que no podré evitar dormirme y el profesor me regañará de nuevo.
Levi suspiró, tomó su termo, llenó el vasito y se lo ofreció al joven.
—Toma, lo siento pero no tengo otro vaso.
—Grandioso, no te preocupes no me molesta compartir, oye, tengo un trozo de panetón dulce, es casero, ¿quieres un poco?
De alguna extraña manera terminaron sentados en las escalinatas del edificio, mientras Eren tomaba el café colombiano que había preparado Levi, mordisqueando el panetón que estaba exquisito.
—¿Y qué estás haciendo aquí, Levi? ¿Estabas haciendo tiempo?
—No, en realidad voy a rendir en un par de días Fisicoquímica, y hay un libro muy importante que no me quieren devolver y en la biblioteca está prestado, así que estoy rogando que alguien lo devuelva para poder resolver dos temas que son demasiados importantes.
—¿Quién no te lo quiere devolver?
El más bajo sopesó un momento decirle o no decirle a Eren, pero de todas maneras, ¿por qué debería guardarse las cosas? Después de todo solo estaba diciendo la verdad
—Escucha Eren, yo… bueno yo salía con Erwin, es mi ex y, me olvidé ese libro que es costoso y muy importante para mi carrera en su departamento, pero él ya me dijo que no estaba allí, así que ni modo.
Eren se sorprendió y se quedó en silencio unos minutos, el ambiente se puso incómodo.
—¿Por eso fuiste el otro día? ¿A buscarlo?
—A buscar el libro, solo necesitaba eso.
—Mmm, sabes, hay una caja que Erwin me pidió que tirara el otro día —comentó rememorando—. Pero bueno, me puse a revisarla y eh, al final no lo hice, ahí está tu libro.
Levi tragó duro, concentrándose para no gruñir del coraje que lo asaltó de repente ¿qué le costaba a Erwin devolverle el maldito libro?
—No quiero ponerte en un compromiso —le contestó al más alto—, ¿pero crees que sería posible recuperar el libro? Realmente lo necesito.
—De acuerdo, te daré la caja, pero, promete que este será nuestro secreto —le pidió cómplice mientras le guiñaba un ojo. Levi sonrió tibiamente.
—Está bien, será nuestro secreto.
Levi no lo podía creer, para la noche de ese día al fin había conseguido su dichoso libro. Eren le había acercado la caja mencionada a una plaza cercana a su ubicación actual. Dejó la misma sobre su cama y se dispuso a estudiar arduamente, pero más pudo su curiosidad. La abrió y comenzó a sacar las cosas que había dentro. En su mayoría eran adornos, recuerdos de vacaciones donde ambos habían estado, había un poco de ropa, unas remeras suyas que a veces usaba para dormir, un buzo que le había regalado la navidad pasada y dos álbumes de fotos. Los sacó y los miró con tristeza, pero más se sorprendió al abrir una página y notar que en todas las fotos su rostro estaba cubierto de tachones con fibra negra, lo habían hecho con tanta fuerza que en algunos casos la foto estaba rota ¿Eso lo habría hecho Erwin? ¿O tal vez Eren? Como fuera se sentía feo.
Decidió guardar las cosas y no darle más vueltas al asunto, por muy difícil que fuera los exámenes eran más importantes. Esa semana estuvo viviendo prácticamente en la universidad, pero al estar en facultades que compartían algunas disciplinas similares comenzó a toparse cada vez más seguido con el novio pendejo de Erwin (así lo llamaba en su cabeza). La verdad era que el muchacho era irritante, siempre que lo veía se le acercaba de inmediato para saludarlo y cruzar algunas palabras. Al principio su trato fue un tanto cortante y tosco, pero cierta vez en que estaba limpiando baños en la terminal de ómnibus de su ciudad (el único empleo que había conseguido por el momento), se dijo que no era justo que él tuviera el corazón arruinado, estuviera limpiando la mierda de otros, mientras aquellos dos eran felices y comían perdices. Entonces ideó un malvado plan, ¿cómo no se le había ocurrido antes?
Se haría amigo del pendejo jirafón, y poco a poco le metería ideas en la cabeza en contra de Erwin, se haría el consejero pero en verdad lograría que hiciera cosas que provocarían una ruptura inmediata con su ex, y una vez que el mocoso de mierda desapareciera él tendría el camino libre para consolar a Erwin. Se sonrió malvadamente y se dijo que se pondría manos a la obra.
A pesar de que a Levi le costaba socializar, hizo todo lo posible para hacer buenas migas con el chico. Lo ayudaba con algunas cosas de física y química orgánica que él ya tenía más que claras, le prestó bibliografía y en poco menos de un mes tenía la completa confianza del altote. Esto era pan comido.
Se acostumbró a tenerlo dándole vueltas alrededor como un satélite. Al principio le costaba adaptarse a esa personalidad alegre y pizpireta del más joven, pero con el tiempo las conversaciones comenzaron a fluir naturalmente y sin tantas rigideces. Eren podía parecer ingenuo, pero no lo era, sus observaciones (cuando se ponía serio con algo) eran bastante profundas y reflexivas. Aunque la mayoría del tiempo estaba haciendo bromas o hablando de nimiedades. Levi aceptaba que al menos era divertido, cada conversación era un nuevo descubrimiento, realmente que nunca sabía con lo que podía salirle el muchacho.
—Y luego se llenó de ronchas —dijo el joven apesadumbrado—, no sabía que era alérgico a las nueces, tuvimos que ir a emergencias a que lo inyecten.
Levi se carcajeó internamente, de hecho él le había sugerido a Eren hacer una salsa pesto, aduciendo que a Erwin le gustaban en exceso las pastas, lo cual era cierto, pero sabía muy bien lo de su alergia, que no era una cosa para morirse, pero sí bastante molesta.
—Te dije que lo hicieras sin nueces —se expidió sin que se le moviera una pestaña.
—¿De verdad? No lo recuerdo —dudó el muchacho.
—Claro que sí, ¿cómo crees que te voy a mandar a hacerle una receta que le caiga mal? Tch, presta más atención a la siguiente vez —lo regañó golpeando con sus fotocopias la cabeza de Eren.
Lo siguiente fue una comida extra picante, bien sabía que Erwin odiaba las especias en exceso. Pero a pesar de que logró que Eren le siguiera el juego, Erwin había terminado botando la comida y cocinando otra cosa con el joven, aunque en verdad se olvidaron de la cena y terminaron follando en la mesada de la misma. Parecía que nada podía salirle bien.
—Bueno, bueno, lo importante es que fue un buen resultado —le decía sonriéndole falsamente al joven que asentía divertido, mientras por dentro de tragaba su propio veneno.
Cierta vez cayó Farlan al departamento justo en el momento donde Levi estaba con Eren, ayudándolo con un práctico que debía presentar. Levi se lo presentó, y entre charla y charla terminó dándose cuenta que era el nuevo novio de Erwin. El de cabello negro se hizo el desentendido ante las miradas de su amigo, y trató de alargar la estadía de Eren porque ya sabía lo que se venía una vez que el muchacho se fuera. Pero sus esfuerzos fueron en vano, porque apenas cerró la puerta al irse el más alto Farlan se le vino como abeja a la miel.
—¿Se puede saber qué se supone que estás haciendo? —lo regañó su amigo aventándole un almohadón del sofá, logrando golpearlo en la espalda.
—No entiendo de lo que hablas.
—¿Ese que estuvo aquí no es el novio de tu ex?
—Se llama Eren.
—Como sea, ¿qué estás tramando, pitufo del mal? A mí no me engañas, eres más difícil de relacionar que gato panza arriba ¿y ahora eres super amigo del chico bonito? ¿Qué te traes entre manos, Levi Ackerman?
—Nada, él se pegó a mí, para tu información. Y ahora hablamos un poco, a veces lo ayudo, ya ves, soy un ángel caído del cielo.
—Mentiroso, tienes segundas intenciones, lo sé, te conozco como la palma de mi mano.
—Tranquilízate, Far, no estoy haciendo nada malo. Solo un poco de investigación.
—¿Investigación?
—Necesito saber, ¿qué carajos tiene ese pendejo maltrecho que yo no tenga? Bueno, cocina bien, pero fuera de eso es desprolijo, distraído, si hasta olvidó el cumpleaños de Erwin (que dicho sea de paso, YO se lo recordé), es egoísta, malhablado, grosero y sin tacto para decir las cosas.
—Bueno, es exactamente lo opuesto a ti, excepto en lo de no tener tacto para decir las cosas —concluyó Farlan apoyándose en una pared y cruzando los brazos—. Tal vez Erwin buscaba alguien diferente, no lo sé.
—Joder, menos mal eres mi amigo, ¿cómo sería si fueras mi enemigo? —Se quejó Levi, mirándolo molesto.
—Escucha, sabes bien que tus intenciones no son nada sanas con ese chico, estás jugando con fuego amigo, y sabes que te lo estoy diciendo con las mejores intenciones, porque por mí que reviente el rubio ese de cejas enormes. Te quiero, Levi, pero vas a terminar arrepintiéndote. Tú no eres así. Pasaron apenas dos meses de su ruptura, aceptar estas cosas lleva su tiempo, pero mejor busca un terapeuta y resuélvelo, no metas a personas inocentes en tu venganza.
—Nadie se está vengando.
—Levi.
Su amigo suspiró y se dirigió a la cocina.
—Como sea, eres adulto, ya sabrás tú si está bien o mal lo que estás haciendo, pero como amigo tuyo que soy, me siento en el deber de decirte lo que realmente pienso, y la vas a cagar tarde o temprano. Eres mejor que eso, brother.
Levi hizo caso omiso de la advertencia de Farlan, siguió encontrándose con Eren por las tardes. Lo cierto era que tenían bastantes intereses en común y eso permitía que pudieran charlar a gusto sobre ellos.
Pasaron dos nuevos meses en los cuales todos sus intentos de boicotear la relación no rindieron ningún fruto. Que si le decía a Eren que se vistiera de maid (cosa que se suponía que Erwin odiaba) su ex disfrutaba a pleno, ¿cómo era posible? Pero poco a poco dejó de aconsejar al joven, porque el resultado siempre era bueno para esos dos, las cartas estaban echadas, el destino le odiaba horriblemente.
—Ugh, estoy tan harto de limpiar mierda —se quejó tirado en un pupitre.
A veces cuando no tenían clases, se iban a alguna aula vacía a matar el tiempo hasta que tenían que irse a otra o volverse a sus casas.
—Oye, tengo un amigo que abrió una cafetería a unas cuadras de aquí hace poco, ahora que recuerdo me dijo que estaba necesitando personal para atender las mesas. No sé si la paga sea mejor que la que tienes, pero estoy seguro que es mejor que limpiar baños. Podría recomendarte, de hecho le voy a escribir —dijo sacando su celular motivado, Eren tenía esos "arranques" impulsivos en los que no pensaba muy bien, solo actuaba.
Levi lo miró descrído, si eso era verdad le haría un favor muy grande. Luego de tipear un poco, Eren le dijo con una sonrisa triunfal:
—Dice que vayamos ahora, él está en el café, te quiere conocer, vamos.
—¿A-Ahora?
—Y sí, no tenemos nada para hacer, es aquí cerca, vamos.
Efectivamente a unos trescientos metros del ingreso a la universidad se alzaba un pintoresco y gran café-bar, "El salón del vaquero", rezaba el cartel y tenía un dejo a viejo oeste en la decoración. Eren le presentó a Jean, "un viejo amigo", un chico alto, tranquilo y agradable con el congeniaron de inmediato. Jean le hizo llenar algunos formularios, de hecho la paga era mejor que la de conserje en la terminal, además le quedaba muy cerca de la universidad, con lo cual el horario no era un problema. Comenzaría el lunes.
Levi no lo podía creer, estaba en verdad feliz, sosteniendo el nuevo uniforme que usaría contra su pecho.
—¡Esto es genial! —dijo Eren palmeando su espalda—. Ya no vas a tener que limpiar mierda, y la cafetería es muy acogedora.
—Oye, Eren, gr-gracias, de verdad, para mí significa mucho que me hayas ayudado.
—Y sí, ¿para qué están los amigos, sino?
El de cabello negro suspiró sintiéndose muy culpable en lo más profundo de su ser. Eren lo había ayudado bastante, nunca le había dado motivos para desquitarse, todo contrario. Farlan tenía razón, él no era así. Tal vez solo sería mejor aceptar que Eren había ganado, era una buena persona, además de lindo, no podía competir con eso.
—Bien, esto amerita un buen festejo con muchas cervezas —invitó el más bajo, Eren aceptó enseguida.
—Por cierto, Erwin se va de viaje a una convención de la empresa o algo así dijo, se va el jueves y vuelve el sábado por la tarde, ¿qué dices si nos juntamos el viernes en el departamento?
—Ah, bueno, pues, no lo sé, si Erwin se entera sería problemático.
—¿Por qué se enteraría? Yo no le voy a contar, ¿tú sí? Podrías invitar a Farlan también.
—Oh, bueno, tal vez sea buena idea —respondió algo más animado.
Pero cuando se lo planteó a su amigo su respuesta fue un rotundo NO.
—Levi, no vayas a ese lugar, aún no has superado la ruptura, y además sabes que está mal. Si quieres pueden juntarse aquí.
—Oh, vamos, tiene un televisor enorme, vamos a jugar ese juego nuevo que Eren dice.
—¿El Red Dead Redeption II? —Levi asintió, sabía que los videos juegos eran una de las debilidades del rubio—. Hostia, bueno, iremos, pero luego nos volvemos juntos, y nada de ponerse ebrios.
—Sí, cómo tú digas.
Ese sábado por la mañana Levi se despertó al medio de un apretado sándwich humano que le hacían Farlan y Eren sobre la mullida alfombra del living, los otros dos completamente noqueados y roncando a todo pulmón.
A Dios gracias estaban los tres semi vestidos, pero lo cierto es que no recordaba mucho de lo que había hecho en la noche. Había plumas (¿plumas?) desparramadas por todas partes, latas vacías, botellas alrededor, algunos flashes de la noche anterior le vinieron a la cabeza. Al parecer habían tenido una guerra de almohadas y habían destripado un par, recordaba haber perreado junto a Farlan mientras Eren los animaba y les ponía reggaetón a todo volumen, luego comieron tostadas francesas, a decir por la sartén que estaba tirada detrás del sofá, estaba acalorado y mojado por la transpiración; y cómo no, si el aire acondicionado estaba puerto en "calor" a 32°. De inmediato lo apagó. Fue al baño, hizo lo suyo y se lavó lo mejor que pudo, para volver y despertar a sus amigos.
Eran cerca de la una de la tarde y Erwin volvería como a las siete, por lo que luego de despabilarse todos se pusieron a ayudar a Eren a arreglar todo el desmadre de la noche anterior. Se despidieron a eso de las cuatro luego de comer unas pizzas de un delivery y se fueron a casa de Farlan completamente destruidos, no sin antes sacar una enorme bolsa con latas y botellas, colillas de cigarro (ninguno sabía de dónde habían salido ni quién los había fumado) y bolsas de frituras al tacho de la basura de afuera.
—Aaah, Eren es divertido —dijo Farlan apoyando su cabeza en el hombro de Levi mientras iban sentados en el transporte.
—Sí, lo es.
—Oye, tal vez sea mi idea pero… creo que le gustas a ese tío.
—No digas tonterías —respondió el de cabello negro mientras sonreía.
—En serio, ¿no lo notaste? Se te queda mirando.
—¿Celos? ¿Dónde?
—No me jodas, Levi —Farlan lo codeó—. Te hablo en serio, amigo.
—Ya corta con eso, no hay nada entre Eren y yo, solo somos buenos amigos, te lo dije, el chico es demasiado lindo para su propio bien y bueno como el pan, maldito sea por ser tan perfecto.
Ambos se rieron de lo dicho por el más bajo y luego se quedaron en silencio hasta llegar.
Al lunes siguiente Eren le contó a Levi que tenía un vídeo muy comprometedor suyo y se lo pasó por whatsapp mientras se descostillaba de risa a su lado. Levi se puso los auriculares y comenzó a mirarlo.
Había un primer plano de Farlan tirado en el piso, completamente inconsciente, mientras él estaba sentado en el sofá.
—Te contraré un secreto —decía mientras se le trababa la lengua y tenía una botella de vodka vacía abrazada contra su pecho—. Después de follar, los pies de Erwin hieden a diablos.
La cámara se movía estruendosamente por las carcajadas de Eren que inundaban el lugar.
—¿De qué te ríes? Te estoy diciendo la verdad, ¿a poco no te diste cuenta, ah?
—Sí, sí, tienes razón en ese punto.
—Y nunca, nunca, nuuuuuuuuca, le des cebollines caramelizados, porque luego se tirará los pedos más ácidos, asquerosos y pesados que olerás en tu puta vida, te lo digo, te lo digo.
Se tapó la cara, pero sin poder evitar una sonrisa, Eren se revolcaba de la risa.
—Dime más, Li, anda, anda.
—No, no, ia basta… stap…
—Ooowww, vamos, vamos, cuéntame, no se lo diré, lo juro.
Levi observó horrorizado como su "yo borracho" hacía un puchero a la cámara y luego mecía la botella como si fuera un bebé,
—Era un consentido de mierda ¿Juedes creer? Se… se cansaba, ¿ves? Y yo tenía que montarlo todo el rato, ¿qué onda, tío? Me dejaba todo el trabajo pesado, cerdo desagradecido.
—Oh, sí, y, y, ¡y cuando hay que chupársela es tan desconsiderado! ¿Te cuento algo? El otro fin de semana estaba todo emocionado y me presionó tanto la cabeza contra sus caderas que yo terminé vomitándole la polla.
—¡Hostia puta! —soltó Levi completamente horrorizado, mientras abrazaba la botella con más fuerza, como si evitara que se fuera a escapar, y abría los ojos a su máxima expresión—. Yo tengo una peor, verás, casi no tengo reflejos de vómito, soy un caballero no como tú… bicho feo, pero, una vez fue tan brutal que quise vomitar, pero no le vomité encima, ya ves.
—¿No? ¿Qué hiciste? ¿Fuiste al baño?
—No, estaba muy caliente así que simplemente me tragué el vómito y seguí chupándosela.
—¡¿QUEEEEEEÉ?! ¡OH MY GOSH! ¡No jodas, Li!
—Ay, a la princesa está asustada —soltó burlonamente mientras pestañeaba exagerando—. ¿Cuál es el maldito froblema? En fin, ya me dio el mal del puerco, quiero dormir —dijo arrodillándose y poniendo el culo en alto sin soltar la botella—. Hasta mañ… ah, joder…
—No te duermas, estaba divertido, anda, no te duermas, ¡Liiiiiiii! Oye… —luego Eren le enfocó el trasero por un buen rato, solo se escuchaba su respiración pausada y constante. Levi, el que estaba viendo todo, enarcó una ceja—. Estás bien culón, ¿eh? —comentó jocosamente mientras le daba una palmada juguetona.
Levi agitó una mano desde la incómoda posición en la que se encontraba.
—Shuuuu, bicho, no molestes, tócate los juevos antes je mi… retraguardia… —y luego se oyó un sonoro ronquido seguido de una carcajada de Eren y ahí terminaba el vídeo.
El de cabello negro se sacó los auriculares y le lanzó una mirada ofendida a Eren.
—Me tocaste el trasero, cabrón atrevido.
—Toma, toma puedes desquitarte —respondió el otro poniéndole el suyo a la altura de su cara mientras se reía.
Levi le dio una palmada estruendosa que lo hizo chillar mientras pegaba un brinco del lugar.
—¡Hijo de…! —soltó Eren refregándose el lugar.
—Ese es el castigo para los bichos feos como tú.
—Bicho feo tu abuela.
—¿Qué dijiste? Mi abuela está muerta —soltó Levi completamente serio y molesto, Eren hizo una mueca de asombro mientras se ponía rojo hasta la coronilla.
—Jo-joder, lo siento, lo siento, no lo sabía.
—Relaja, te estoy gastando una broma, bicho feo —soltó Levi relajándose y carcajeándose de la cara de susto del otro.
—¡Levi! Eres tan malo, me hiciste sentir como si me hubieran dado una patada al hígado, diablos.
Sin darse cuenta seis largos meses habían pasado desde la ruptura, y ya empezaba a pesarle menos el asunto, de hecho estaba bastante contento con su situación actual, le pagaban bien por su nuevo trabajo, con lo cual ayudaba a Farlan con los gastos (había querido alquilar una habitación pero el rubio le rogó que se quedara), Jean dejaba que pudiera llevarse ciertas sobras así que siempre tenía para el almuerzo que a veces compartía con Eren y uno que otro amigo de la facultad. Venía aprobando unos parciales bastante pesados, por lo que podía decir que al fin la vida le estaba sonriendo.
Tal vez era cierto eso de que después de una feroz tormenta siempre sale el sol.
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By Luna de Acero