Edward POV

Después de obtener la resolución del Juez, James llevo a Alex a la casa de los Brandon, donde Bella se estaba quedando, ella estaba encantada de tener a su hijo de vuelta y podía ver como sus ojos volvían a tener ese brillo encantador del que me había enamorado sin remedio.

Durante esos días la investigación contra Carlisle comenzó con todo, llamando la atención de la prensa el hecho de que hubiera personal del gobierno entrando y saliendo de su empresa, todos querían la historia completa, pero Bella se había negado a dar entrevistas, ella quería enfocarse en Alex nada más.

Una semana después, Alice le informó a Bella que tendría que reunirse con su padre por asuntos de la empresa y que saldría del país unos cuantos días, la primera noche que paso sola en esa casa no pude dormir ni un poco, a pesar de que Bella estaba de mejor ahora, seguía preocupado de que no durmiera lo suficiente o que aplazara las comidas para cuidar sola al pequeño. Por lo que decidí invitarla a pasar unas cuantas noches en el apartamento, ella no comprendía del todo mi decisión, pero después de insistir lo suficiente y asegurarle que todos mis compañeros de apartamento estarían bien con ello, acepto.

Mi madre se volvió loca al tener al pequeño Alex en casa, amaba jugar con él y cuidarle como si fuera su abuela, cosa que a Bella parecía no importarle, Thomas encontraba divertido volver a ver a Esme con un bebé después de tantos años y Jasper rara vez se acercaba al niño.

Para poder darles una habitación tuvimos que acomodarnos en los tres cuartos que teníamos, Jasper compartía la recamara con su padre y Bella y yo compartíamos otra, era apretado, pero me sentía más cómodo con ella ahí, al menos con la ayuda de mi madre podía darse el tiempo de comer adecuadamente.

― ¿Edward? ―eran pasadas las tres de la mañana cuando Jasper bajo las escaleras y me encontró con Alex en brazos. ― ¿Qué haces? ―me encogí de hombros.

―Bella no ha dormido bien, apenas logro cerrar los ojos y él despertó. ―murmuré observando el pacifico rostro del bebé en mis brazos, no había sido fácil que se quedara dormido de nuevo, no me reconocía y sollozaba buscando a su madre, por ello lo había sacado de la habitación para llevarlo conmigo a la sala.

Después de unas cuantas vueltas a la sala empezó a quedarse dormido y suspiré satisfecho, pero cada que intentaba regresar al cuarto se movía molesto entre mis brazos.

―No creí que llegaría el día en que te vería desvelarte por un niño. ―susurró burlón, puse los ojos en blanco y Alex se movió frunciendo el ceño. ―Aunque tampoco creí que el día que decidieras sentar cabeza iniciarías con tu madre, mi padre y yo, viviendo en el mismo apartamento.

―Tampoco los imaginaba a todos ustedes metidos en mi casa el día que pudiera tener a Isabella en mi cama. ―murmuré irónico, había pensado seriamente en buscar un piso temporal para Esme, Thomas y Jasper, pues no el apartamento nos quedaba pequeño ahora que Isabella se estaba quedando con nosotros.

―Debiste dejar que se quedara con los Brandon, hay suficiente espacio en casa de Félix. ―sabía que era probable que estuvieran más cómodos en casa de Félix, pero cuando su amiga tuvo que acompañar a su padre en su viaje de negocios, no pude evitar ofrecerle quedarse con nosotros.

Estaba preocupado de que siguiera descuidando su salud si estaba sola al cuidado de Alex, así al menos podía asegurarme de que estuviera comiendo bien y que durmiera las horas necesarias durante la noche.

Jasper se tiro en el sofá y me senté en uno de los sofás individuales con la esperanza de no despertar al bebé.

―No quería que se quedara sola, ha estado enferma las últimas semanas. ―susurré mirando de reojo al pequeño que movía los labios como si estuviera comiendo.

―Buena amiga resulto la enana descarada. ―murmuró de mala gana, en realidad no pensaba que Alice hubiera hecho algo malo, incluso si se hubiera quedado en casa lo más seguro era que Isabella no la dejara ayudar en nada.

Si algo había aprendido en los últimos meses era que Bella era terca cuando decidía que tenía que hacer algo sola. Sin embargo, la curiosidad me inundo de nuevo, las peleas constantes entre ese par ya no eran simples tonterías, encontraban la forma de insultarse cada vez de peores maneras.

― ¿Algún día vas a explicarme porque Alice y tú no se soportan? ―levantó la mirada hasta el sofá donde estaba y soltó un largo suspiro.

― ¿Tienes tiempo ahora? ―exclamó por lo bajo levantando una ceja y con una sonrisa sarcástica en el rostro, asentí y él quito la mirada preparándose para contarme su larga historia con Alice Brandon. ―Conozco a Alice desde los quince años, ella era una niña de cinco años y nunca tuvimos mucha relación, nuestros padres se reunían a menudo, pero nosotros teníamos intereses diferentes, yo quería salir de fiesta y ella jugaba con muñecas aún. ―sonreí a medias. ―En realidad no estábamos en el radar de ninguno hasta mi fiesta de veintiún años.

» Mi padre quería invitar a todo el mundo a la fiesta y acepté que lo hiciera, solo le pedí que en las invitaciones se pidiera que no llevaran niños, pero conoces a Thomas y cuando se dio cuenta que más de uno de sus amigos tenía hijos menores de edad quito eso de las invitaciones. Y terminamos con niños y adolescentes corriendo por la fiesta, es probable que ni las hayas notado, pero había un grupo de cinco niñas de unos diez y doce años, entre ellas estaba Alice. En ese entonces acababa de conocer a una chica llamada Clare y estábamos coqueteando en la fiesta, cuando me pidió que le llevara un trago, fui a conseguir una copa y me encontré con ese grupo de preadolescentes en la mesa de postres, todas ellas me reconocieron de inmediato.

Flash Back

Jasper POV

― ¡Jasper! ―di un saltó de sorpresa al escuchar la voz chillona detrás de mí gritando mi nombre, me giré confundido y cinco pares de ojos se clavaron en mí. ―Les dije que te conocía. ―reconocí esa voz chillona una vez pude ver su rostro, claro que nos conocíamos, éramos casi familia, sus padres eran primos de mi madre.

―Hola, Charlotte. ―exclamé con una falsa sonrisa, no era que no me agradara, simplemente la conocía lo suficiente para saber que esto no sería rápido. ―Niñas. ―murmuré mirando al resto sin reconocer uno solo de esos rostros.

―Feliz cumpleaños. ―exclamó Charlotte saliendo del grupo para darme un abrazo al cual correspondí con una sincera sonrisa.

―Gracias, Lottie. ―ella sonrió encantada y dio un paso atrás.

― ¿Ah que nos vemos bonitas hoy? ―exclamó señalando a sus amigas, Charlotte tenía un problema enorme para hablar y esto probablemente era solo el comienzo de una larga conversación.

―Claro. ―respondí mirando por encima a las niñas que sonrieron ante el cumplido. ―Escucha, Lottie, tengo que ir a…

―No, espera, te hemos traído regalos. ―gritó deteniéndome y solo sonreí, no iba a gritarles a un montón de niñas que una atractiva chica me esperaba al otro lado del jardín.

―Pueden ponerlos en la mesa de regalos. ―respondí tratando de ser paciente. ―En verdad tengo que irme.

―Oh, bueno. ―exclamó decepcionada. ―Te veré después entonces. ―sonreí satisfecho y me despedí del grupo entero para ir a buscar a Clare entre las personas.

Lamentablemente no pudimos pasar mucho tiempo juntos porque mi padre quería presentarme a todos sus amigos y lo que se suponía sería una fiesta para divertirse, se convirtió en una fiesta más de Thomas sobre negocios. Aún así junto a Edward y un grupo de amigos logramos divertirnos cuando los amigos de mi padre se fueron.

La mañana siguiente desperté con una fuerte resaca encima, estaba pensando en buscar algo para desayunar y regresar a la cama cuando la puerta de mi habitación se abrió de pronto dejando entrar a mi padre.

―Jasper, vendrán los Brandon, Esme y otros amigos a almorzar, así que debes levantarte ya. ―exclamó tan rápido que me costó comprender de que iba su locura, pero no me dio tiempo de preguntar cuando ya había salido del cuarto de nuevo.

A pesar de querer quedarme a dormir unas horas más, terminé tomando una ducha rápida y bajando a ver que sucedía en la casa, mi padre tenía a un grupo de gente en la cocina y habían acomodado dos largas mesas en el jardín, tome un jugo de naranja y un ibuprofeno para calmar el dolor de cabeza, había llamado a Clare antes de bajar para invitarla a venir, aún estábamos saliendo y nada era oficial entre nosotros, pero me gustaba pasar tiempo con ella y seguramente Edward se habría zafado para no tener que venir, así que prefería distraerme con Clare a tener que fingir poner atención a los negocios de mi padre.

Los invitados comenzaron a llegar cerca de las once, Esme fue la primera en aparecer y como había imaginado, Edward no vendría, los siguientes fueron los primos de mi madre acompañados de Charlotte, hubo un grupo de personas en medio que no reconocí y finalmente media hora más tarde llegaron los Brandon, Félix me felicito por mi cumpleaños diciendo que el día anterior no había tenido oportunidad de hacerlo, Margo, su esposa, me felicito también y menciono que le había gustado bastante la fiesta.

La niña frente a ellos me dedico una sonrisa sincera mientras sostenía una bolsa en sus manos con bastante fuerza.

―Oh claro, ayer olvidamos el regalo en el hotel. ―exclamó Félix mirando de reojo a su hija, le sonreí divertido. ―Alice se encargó de traerlo.

―Mi madre y yo lo hemos elegido, seguro te gusta. ―murmuró la chiquilla estirando los brazos para entregármelo, tome la bolsa sonriéndole sinceramente y ella regreso al lado de su madre.

― ¿Le has deseado feliz cumpleaños, cariño? ―cuestiono su madre dándole un apretón en el hombre.

―Sí, ayer Lottie nos presento y le felicitamos. ―así que ella formaba parte del grupo de Charlotte.

Sus padres la llevaron con el resto al jardín y mientras yo aproveche para ir a buscar más jugo de naranja a la cocina, deje la bolsa en la barra y revisé mi teléfono al sentirlo vibrar en mi bolsillo, era un mensaje de Clare, estaba por llegar a la casa.

Decidí esperarla dentro mientras descansaba del alboroto que tenían en el jardín, revise las fotos de la noche anterior y bebí dos vasos más de jugo, recibí un segundo mensaje avisando que estaba frente a la casa y salí a buscarla.

―Hola. ―exclamó sonriéndome de lado, llevaba un modesto vestido rosa y el cabello en ondas, se veía preciosa, no como yo que seguramente me veía como un desastre después de la noche que habíamos pasado.

La presente con todos en la fiesta como una amiga, aún no le poníamos nombre a nuestra relación y no iba a ser el idiota que la presentara como mi pareja cuando ni siquiera se lo había pedido. Mientras servían la comida la charla se dio de manera natural, querían saber como iba la universidad y si me quedaría en el despacho familiar, preguntas que estaba acostumbrado a responder, después del almuerzo, comenzaron a hablar sobre cuestiones más técnicas y para evitar aburrir a Clare la invite a dar una vuelta por el jardín.

Antes de que mi madre muriera, ese jardín se había vuelto su lugar favorito en la casa, después de perderla mi padre se había prometido mantenerlo tan bello como una vez mi madre lo tuvo, quería que las flores que brotaran cada primavera le recordaran la sonrisa de mamá y que ella pudiera ver su bonita creación donde quiera que estuviera.

― ¿Jasper? ―estaba por lograr que Clare me siguiera a una parte más privada del jardín cuando la vocecita de Charlotte no interrumpió. ― ¿Clare es tu novia? ―Charlotte tenía un marcado acento español, su padre era de decendencia española y aunque ella nunca había vivido en esa parte del mundo, había decidido que tenía el mismo acento que su padre.

―Charlotte es de mala educación hacer esas preguntas. ―murmuré incomodo con la mirada de ambas niñas sobre mí, porque por supuesto que había llevado a Alice a seguirla en sus travesías.

― ¿Eres pelirroja de verdad? ―la pregunta de la hija de los Brandon me tomo por sorpresa, pero al verla note que ella ni siquiera se había inmutado, miraba a Clare verdaderamente curiosa.

―Ah, claro. ―murmuró Clare con una sonrisa incomoda.

―Ah, es que yo quería pintarme el cabello rojo para disfrazarme en noche de brujas, pero mi madre me ha dicho que no podía conseguir un rojo así de brillante. ―exclamó la chiquilla encogiéndose de hombres. ―Creí que sí tú te lo habías pintado podrías decirme cómo hacerlo.

―Charlotte, Alice. Deberían regresar con los demás. ―murmuré rodeando sutilmente la cintura de Clare.

― ¿Por qué? ¿Van a hacer cosas de adultos? ―Alice miró a Charlotte con el ceño fruncido y yo rogué para que uno de sus padres viniera a buscarlas.

― ¿Cosas de adultos? ―murmuró la chiquilla de los Brandon confundida.

―Son cosas que los niños no podemos ver, eso me dijo mi prima de España cuando se encerró en su habitación con su novio. ―Oh, Dios mío, lo último que quería era escuchar como los niños descubrían las "cosas de adultos" cuando tenía una resaca encima y una mujer preciosa a mi lado.

― ¿Por eso le has preguntado si era su novia? ―exclamó Alice mirándola realmente interesada, a lo que Charlotte asintió.

―Pues sí, no pueden hacer cosas de adultos si no son novios. ―Alice levantó las cejas asintiendo como si pudiera comprender perfectamente a lo que Charlotte se refería.

― ¡Alice, cariño es hora de irnos! ―la voz de Margo me hizo soltar un largo suspiró, al menos una de ellas se iría ahora, con algo de suerte, Charlotte la seguiría para despedirse.

―Oh, ya debo irme. ―murmuró apenada la pequeña castaña mirándonos a todos con los labios fruncidos. ―Bueno, adiós, Charlotte, Jasper, Clare. ―exclamó con una educada sonrisa antes de comenzar a caminar rumbo a sus padres.

―Voy contigo, Alice. ―exclamó Charlotte corriendo detrás de ella, Clare soltó una ligera carcajada y se soltó de mi agarré.

―Yo también debo irme.

― ¿Qué?

―Ya las has escuchado, no podemos hacer "cosas de adultos" si no somos novios. ―exclamó divertida alejándose por el jardín rumbo a las mesas para despedirse, bufé frustrado, esas niñas iban a colmarme la paciencia si continuaban siguiéndome.

Las siguientes semanas estuvimos ocupados con las clases y no tuve tiempo de regresar a casa o ver a Clare como quería, me pasaba los días corriendo de la biblioteca a los edificios donde debía presentar exámenes, hasta que finalmente las semanas de parciales terminaron y convencí a Edward de salir a festejar a un club nuevo en la ciudad, unos cuantos amigos aceptaron unírsenos también y por supuesto, Clare iría con nosotros.

Iniciamos la tarde en un bar para reunirnos todos, la reservación en la mesa del club estaba para las diez de la noche y era mejor si llegábamos todos juntos, así que comenzamos a beber y charlar desde las ocho en ese bar que ya conocíamos a la perfección, Edward llevaba con él a una preciosa rubia que estaba con nosotros en alguna clase, la chica tenía un carácter complicado, no era una mala persona o algo así, simplemente que esas pequeñas cosas que mi amigo hacia a veces, ella las potenciaba en sus comentarios.

Edward no era un fanático de los clubs, así que no iría a uno a menos que le obligáramos a hacerlo, generalmente comenzaba la noche algo incomodo con el volumen de la música y la cantidad de gente que tenía que pasar para conseguir una cerveza, pero después de un par de tragos su humor se relejaba y incluso lograba divertirse, aparte de que no se quejaba cada cinco minutos por nuestra elección, simplemente nos dejaba ser hasta que él mismo entraba en ambiente.

Pero no esta chica, ella había mencionado ya tres veces que preferiría ir a cenar a un bonito restaurante antes que tener que pasar la noche en un club, también nos había llamado la atención por beber más de la cuenta cuando apenas llevábamos tres rondas de cervezas y se había quejado con el mesero por la comida pues todo era demasiado grasoso, a ese punto incluso Edward tenía cara de fastidio cada que ella abría la boca, pero decidimos ignorarla y movernos al club.

Edward y su amiga subieron a la mesa junto a algunos de nuestros amigos, mientras que Clare y yo nos quedamos en la pista, el ambiente era divertido, tenían buena música y había el suficiente espacio para bailar sin tropezar una y otra vez con el resto de las personas. Cerca de la una de la mañana subimos a la mesa para descubrir que solo quedaban tres de nuestros amigos, según me explicó uno de ellos, Edward había terminado discutiendo con su amiga y ambos se habían ido media hora antes, el resto se había ido yendo con el paso de las horas.

Con Clare decidimos ir a casa, íbamos a ir a su habitación, pero una de sus compañeras de piso le hizo saber que estaba acompañada, la otra opción era mi cuarto en la universidad, pero si Edward había peleado con la preciosa rubia, seguramente estaría ahí ahora, pensé en pasar la noche en una habitación de hotel, pero entonces recordé que mi padre había salido de la ciudad por el fin de semana y no regresaría sino hasta el lunes.

Generalmente no llevaba mujeres a la casa de mis padres, pero suponía que por una vez no importaría.

Pasamos una noche bastante agradable en mi vieja habitación, pero al amanecer llamo mi atención el ruido en la cocina, cuando mi padre salía de la ciudad les daba vacaciones a los empleados, a menos que fuera a salir más tiempo del necesario, dejaba a alguien a cargo del jardín y los servicios, pero estaba seguro que por dos días no habría dejado a tales personas.

―Clare. ―susurré sacudiendo su cuerpo desnudo solo un poco, en el mejor de los casos solo sería una de las cocineras, en el peor, mi padre habría regresado antes de tiempo.

― ¿Qué pasa? ―murmuró con un bostezo y estirándose solo un poco, las sabanas resbalaron hasta sus caderas y sus senos quedaron frente a mí distrayéndome solo un segundo.

―Creo que mi padre está en la casa. ―susurré con la voz más grave de lo normal. ―Y no puede saber que te traje aquí. ―tenía el cabello revuelto y la mirada confundida.

― ¿Por qué no? ―murmuró sin molestarse en cubrirse.

―No creo que se tome bien el que use su casa para tener sexo. ―murmuré sin darme cuenta que había dicho justo aquello que estaba pensando, ella me recompenso con una ceja alzada y los labios fruncidos.

― ¿Usas la casa de tu padre para tener sexo? ―exclamó de mala gana.

―No me refiero a eso, pero ya no vivo aquí y dudo que me deje explicarle que tú y yo estamos saliendo, antes de que me grite por usar su casa como dormitorio universitario. ―por la cara que Clare hizo supuse que mi explicación no había sido la mejor, pero aún así ella salió de la cama para comenzar a vestirse.

Mientras Clare se metía en las bragas y yo me levantaba con la sabana enredada a la cintura, dos golpes en mi puerta detuvieron los movimientos de ambos, Clare jalo la sabana sin darse cuenta que yo la tenía agarra del otro lado y me resbale dando contra el completamente desnudo.

― ¿Jasper? Tu papá dijo que… ¡Ah! ―la mirada asombrada y el grito de la hija de los Brandon nos dejó a ambos pálidos. Jale mi pantalón rápidamente para cubrirme y evitar dejar traumatizada a la chiquilla que, tras gritar con todas sus fuerzas, cerró la puerta de un intenso golpe.

―Mi padre va a matarme. ―murmuré levantándome para meterme en los pantalones lo más rápido posible y busque la camisa que había estado usando la noche anterior. ―Vístete antes de que mi padre suba aquí. ―exclamé apresurado.

― ¡Jasper Whitlock más te vale que lo que esa niña vio haya sido un error! ―el grito de mi padre alerto a Clare y ésta tomo su ropa para meterse al baño y terminar de vestirse, para cuando Thomas abrió la puerta de mi habitación, no había forma de negar que lo que Alice había visto era una realidad.

Después de despedir a Clare, mi padre me llamo a su oficina, los Brandon habían intentado marcharse, pero mi padre insistió en que se quedaran a tomar el desayuno y que solo le tomaría un minuto hablar conmigo.

Desde que me había ido a vivir a la Universidad no había pasado por un regaño de este tipo, mi padre había aceptado que ahora era un ser independiente y yo hacía lo posible para que él no se enterara de las tonterías que podía llegar a hacer, pero sabía que usar la casa como hotel de paso estaba en los límites que mi padre estaba dispuesto a pasar por alto.

― ¿Quieres explicarme cómo se te ocurrió meter a una mujer a mi casa? ―la voz de mi padre debía escucharse fuera de la oficina, pero conociéndole, no le gustaría que lo interrumpiera para advertírselo.

―Creí que no estarías todo el fin de semana. ―admití avergonzado, aún llevaba puesta mi ropa arrugada y ahora en ese espacio cerrado podía sentir el olor a alcohol impregnado en ella.

―Así que cuando salgo de la ciudad utilizas mi casa como un motel. ―exclamó colérico, me sentía suficientemente humillado con que todos me hubieran visto en esta situación, no necesitaba también una reprimenda como si fuera un niño.

―Fue la primera vez, papá. ―murmuré fastidiado. ―Y ¿Por qué enviaste a esa niña a buscarme? Incluso si no hubiera estado acompañado, esa niña pudo encontrarme en cualquier posición. ―añadí tratando de darle la vuelta a la situación, pero por supuesto no funciono.

―No intentes darme la vuelta, Jasper. ―exclamó con seriedad. ―Desde que comenzaste con tu vida sexual, te advertí que mi casa merecía respeto y que no quería mujeres entrando y saliendo de este lugar. ―sabía que era así. ―Hubiera esperado esta clase de comportamiento cuando tenías dieciséis, no ahora que ni siquiera vives aquí. ―habíamos tenido esta conversación un centenar de veces, a Thomas no le gustaba que bebiera de más, ni que me comportara de manera "inmadura", sabía perfectamente que ahora vendría esa maldita frase. ― ¿Por qué no puedes comportarte un poco más como Edward?

―Ya te he dicho mil veces que no soy Edward, papá. ―respondí de inmediato, mi padre encontraba en Edward un modelo a seguir y sabía que mi amigo era más relajado que yo en muchos sentidos, pero odiaba que nos compararan, si Edward podía aceptar lo diferentes que éramos sin siquiera mencionarlo, mi padre debería hacerlo también. ―Escucha, lamento lo que paso, pero honestamente estás exagerando, Charlotte ya le había contado a Alice sobre todo lo que pudo llegar a ver en esa habitación. ―sin esperármelo Thomas me dio una bofetada, fue la primera y única vez en que llegó a golpearme.

―Es una niña, Jasper. Tiene once años y terminó llorando porque se asusto al ver a un hombre desnudo. ―no dije nada, estaba furioso con su maldito regaño y el golpe solo había empeorado las cosas. ―Vas a salir ahora y a disculparte con nuestros invitados.

―No. ―me miró furioso, eso probablemente se volvería una pelea enorme de una cosa que debería haber sido insignificante. ―Esa niña no debió abrir la puerta de mi habitación, no es mi culpa que sea una entrometida. Y lo único que voy a hacer ahora es largarme de esta casa y quizás puedas invitar a Edward a desayunar con tu grupo de amigos.

Salí de la oficina furioso, subí las escaleras apresurado y deseando irme lo antes posible, entré a mi habitación, terminé de vestirme y recoger mis cosas antes de volver abajo, recordé vagamente que había dejado mis llaves en la cocina y fui a buscarlas cerciorándome antes de que todos estuvieran en el jardín.

―Lamento que tu papá te haya gritado. ―murmuró la chiquilla parada en la puerta de la cocina, me giré lentamente a verla y vi que tenía la nariz roja y los ojos húmedos. ―No vi nada malo, solo me asuste. ―añadió bajando la mirada.

―No deberías entrar a las habitaciones de las personas sin antes preguntar. ―murmuré aún molesto.

―Lo sé, es solo que estaba emocionada de verte de nuevo. ―fruncí el ceño y entonces comprendí de dónde venía todo esto de seguirme para todos lados.

―Escucha niña, creo que hay una confusión aquí, tú y yo no somos amigos, no puedes venir a mi casa, entrar a mi habitación sin permiso o pegarte a mí como lapa cada que nos veamos. ―Alice me miró con el ceño levemente fruncido. ―Que nuestros padres sean amigos no nos convierte a nosotros en lo mismo.

―Pero me invitaste a tu fiesta y te traje un regalo, eso hacen los amigos. ―exclamó bastante segura de sus palabras, negué de inmediato.

―No, mi padre te invitó a mi fiesta, yo no quería niños aquí y si quieres la verdad, perdí tu maldito regalo. ―lo cierto era que no había sido a propósito, lo había dejado en la cocina el día después de la fiesta y me olvide por completo de él, pero estaba seguro que no le había vuelto a ver desde entonces. ―No somos amigos, porque tú eres una niña entrometida y yo soy un maldito adulto al que no le agradan las niñas como tú.

―No soy entrometida. ―exclamó cruzándose de brazos. ―Y que bueno que perdiste mi regalo, porque no te lo merecías de todas maneras.

Y con eso la chiquilla se dio la vuelta y se fue de regreso al jardín.

Fin del Flash Back

Edward POV

―No puedo creer que hayas discutido con una niña por algo así. ―exclamé divertido intentando no reírme porque despertaría a Alex.

―Tampoco me sentí muy orgulloso al respecto. ―admitió Jasper recargándose en el sillón. ―En especial cuando me enteré que se estaban quedando más tiempo en Boston porque a Margo acababan de detectarle cáncer y tenían citas con un doctor en la ciudad. ―añadió realmente apenado. ―En realidad esa fue la última vez que vi a Margo, murió el año siguiente y ni siquiera pude presentarme al funeral porque estaba fuera del país. ―su voz se volvió menos alegré y más sombría, como si no hubiera pensado en ella en mucho tiempo. ―Era una mujer encantadora, después de la muerte de mi madre me envió una caja de galletas el día de mi cumpleaños, justo como las que mi madre hacía y puso una tarjeta en ellas que decía "Tu madre me envió la receta desde el cielo para que supieras que ella aún recuerda tu cumpleaños" ―Jasper no hablaba mucho de su madre, sabía que había sido un duro golpe para él perderla siendo tan joven. ―Fue raro ver a Félix solo en la fiesta de navidad de mi padre.

― ¿Alice no fue con él? ―murmuré tratando de sacarlo de esos pensamientos, él me miró y negó con una sonrisa algo forzada.

―No vi a Alice de nuevo sino hasta diez años después. ―fruncí el ceño sorprendido.

― ¿Diez años?

―No sé que habría tenido ese regalo, ni como mi negativa a ser amigos la ofendió tanto, pero en cada fiesta a la que mi padre invitaba a los Brandon, la encantadora Alice se negaba a ir y yo tenía prohibida la entrada a sus fiestas de cumpleaños. ―explicó algo más tranquilo. ―Me disculpe con Félix la siguiente ocasión en que lo vi, pero por lo que sé, ella nunca le dijo lo que le dije en la cocina, Félix solo estaba molesto porque su hija me hubiera encontrado desnudo y con una mujer. ―añadió divertido.

―No tengo una hija y aun así comprendo a Félix, yo también te habría odiado un poco por dejar que mi hija te viera así. ―Jasper se rio por bajo. ― ¿Y que paso cuando se encontraron?

―Nos volvimos a ver en su cumpleaños veintiuno, finalmente salí de la lista negra y me invitó a su fiesta. ―comenzó de nuevo. ―Mi padre no pudo asistir por trabajo y yo planeaba zafarme también, pero él me pidió que fuera en su representación y terminé en volando a Los Angeles para asistir al cumpleaños de una chiquilla que ni me soportaba. ―sonreí con algo de burla. ―La fiesta fue divertida, su padre le permitió invitar a todos sus amigos y prohibir la entrada a menores de edad, fue en un enorme salón que gritaba lujo por donde mirabas, creo que la fiesta tenía una temática porque todos iban con ropa de gala y había una decoración bastante exagerada, Félix me saludo en algún punto de la noche y luego le perdí el rastro, no conocía a muchas personas en ese lugar, pero María y yo teníamos tres semanas sin haber hablado y creí que habíamos terminado de verdad, así que me acerqué a una chica que era atractiva en verdad, tenía el cabello en ondas y caía de manera encantadora por sus hombros, llevaba un ajustado vestido en color champaña, tenía un gran escote en la espalda y se ajustaba a su cuerpo de manera perfecta. Estuvimos hablando por casi una hora y la invite a ir a un lugar más privado.

― ¿Al menos era mayor de edad?

―Lo era, ese no fue el problema, ella me dijo que no podía irse porque todos notarían su ausencia. ―fruncí levemente el ceño y Jasper suspiró pesadamente. ― ¿Recuerdas que no había visto a Alice en diez años? ―tarde solo un segundo en unir los puntos y de no ser porque Alex dormía en mis brazos habría soltado una carcajada por el rostro de Jasper. ―Oh sí, estuve una hora tratando de convencer a Alice Brandon de acostarse conmigo y claro, ella me reconoció de inmediato, por eso me dejo pasarme la noche entera adulándola sin decirme siquiera su nombre.

» Supuse que ella habría dejado en el pasado lo ocurrido entre nosotros, pero luego su padre me invitó a un desayuno en su casa, ahí Alice me presento al niño con el que estaba saliendo y luego le dijo a su novio en turno que era yo quien había tratado de llevársela a la cama la noche anterior, el tipo se río por casi diez minutos y cada que me veía comenzaba a reírse de nuevo. No tengo idea que le dijo esa maldita enana, pero cada día que pase en Los Angeles me sentí como si todos sus conocidos supieran algo horrible de mí, porque tanto sus amigos, como su patético novio no dejaba de murmurar a mis espaldas.

―No puedes culparla, probablemente fuiste su primer amor y la trataste horrible. ―exclamé con una risa contenida.

―Claro que puedo culparla, yo no lo hice con la intención de avergonzarla, ella en cambio sí lo hizo. Y desde entonces se encarga de echarme en cara que intente seducirla. ―exclamó con el ceño fruncido.

― ¿Edward? ―la voz adormilada de Bella detuvo nuestra conversación, me levanté del sofá con Alex en brazos y me acerqué a ella.

― ¿Te despertamos? ―pregunté en un susurró, ya que el pequeño seguía durmiendo.

―No, me desperté para checar que Alex estuviera bien.

―Está perfecto, solo se despertó y decidí ayudarte un poco para que pudieras dormir unas horas más. ―expliqué, ella asintió antes de bostezar pesadamente.

―Lo llevaré a la cama. ―susurró tomándolo suavemente en su brazos, se paro de puntillas y dejo un delicado beso en mis labios. ―Gracias.

Bella regresó a la habitación y yo miré a Jasper que parecía perdido en sus propios pensamientos.

― ¡Hey! ¿Estás bien? ―murmuré llamando su atención, Jasper parpadeo un par de veces y asintió frunciendo levemente el ceño.

―Sí, solo tenía mucho tiempo sin pensar en mi madre. ―respondió con voz quedada, asentí y él se puso de pie. ―Iré por algo de beber y volveré a dormir, así que puedes regresar a dormir también. ―añadió con una sonrisa que no llego a sus ojos.

Conocía a Jasper lo suficiente para saber que no quería seguir hablando, solo había una cosa capaz de llevarse la energía entera de Jazz y eso era el recuerdo de su madre, pero siempre había sido celoso de sus memorias, prefería recordarla en soledad y evitar hablar de ello.

Se fue rumbo a la cocina sin esperar una respuesta y yo regresé a la cama, Bella estaba recostada del otro lado, con Alex en la cuna que había traído desde casa de Alice.

―Gracias por cuidar a Alex. ―susurró con los ojos cerrados, sonreí y me estire para dejar un beso en su frente.

―Descansa, cariño.

Jasper POV

Una vez estuve solo regresé a la sala para recostarme en el sofá, prefería dormir unas horas ahí a regresar a la habitación que compartía con mi padre, porque ahora que tenía a esa enana en la cabeza, no podría sacármela de la mente y mucho menos después de lo que había ocurrido la noche previa al juicio.

Flash Back

Los clubs en Los Angeles siempre eran más exuberantes de los que había Boston, era divertido el cambio y regresar a la vida de soltero después de casi tres años yendo y viniendo con María, así que estaba disfrutando mis improvisadas vacaciones, esa noche como muchas otras desde que había llegado a la ciudad, fui a uno de esos lujosos clubs, solo, porque Edward no quería acompañarme ahora que estaba enamorado de la castaña exesposa de su hermano.

Pedí una cerveza en la barra y le sonreí a una preciosa rubia al otro lado de la barra, ella me respondió la sonrisa con una igual, pero antes de poder acercarme se perdió entre la gente, me giré lentamente observando cada espacio del club con la esperanza de descubrir donde estaba la mesa de la rubia, en su lugar me tope con una chica castaña bailando en mitad de la pista, su cabello caía grácilmente en ondas y sus caderas se movían al ritmo de la pegajosa melodía, la castaña giro sutilmente y me encontré con esa sonrisa que solía hervirme la sangre.

Alice Brandon.

Sonreí satisfecho, siempre era divertido poner de mal humor a la descarada hija de los Brandon, en especial ahora que no tenía a su exasperante novio alrededor, terminé mi cerveza y me acerqué a ella cuidando que no pudiera verme, había una luz azul sobre ella y las personas parecían evitar entrar a en su espacio, la observe por unos segundos antes de dar un paso más cerca y colocar mis manos en su cintura.

Antes de llegar a moverme, la enana se dio la vuelta con rapidez y su mano salió volando decidida a darme una bofetada, fue cuestión de un segundo y no pensé demasiado cuando alcance su muñeca en el aire.

Sus ojos brillaron sorprendidos con verme ahí y le dedique una sonrisa de lado.

―Suéltame. ―exclamó sacando su mano de mi agarré. ― ¿Qué crees que estás haciendo?

―Simple curiosidad. ―murmuré mirándola directamente a lo ojos, quizás había bebido de más porque en esa luz azul se veía incluso atractiva. ―Quería descubrir porque nadie se te acercaba.

―Pues ahora ya lo sabes, así que déjame tranquila. ―murmuró girándose y sin pensarlo la tome del brazo de nuevo atrayéndola hasta chocar con mi cuerpo, fruncí el ceño al darme cuenta de lo que había hecho. Sus ojos echaban chispas cuando nuestras miradas se encontraron y sentía su respiración acelerada contra mi cuerpo, su perfume era dulce, tan dulce. ―Peter va a partirte la cara cuando llegué. ―murmuró furiosa, pero sin hacer el intento de alejarse.

―Oh, Alice. Ambos sabemos que Peter no lo haría. ―susurré inclinándome hasta poder hablarle al oído. ―Dime que no te vuelve loca que sea un jodido adulador. ―la piel de su cuello se erizó y sonreí descaradamente. ―Apuesto que no importa lo que pidas, él dirá que sí y tú lo odias.

―Está claro que no me conoces. ―murmuró tratando de apartarse, pero pase un brazo por su cintura rápidamente.

―Te conozco lo suficiente para saber que estás tratando de atraer a un chico con este ajustado vestido para ver si tu patético novio reacciona con algo más que una estúpida sonrisa. ―murmuré moviendo nuestros cuerpos unidos bajo la luz que la rodeaba solo un minuto atrás. ―Pero los dos sabemos que Peter solo se acercaría a intentar arreglar las cosas de manera educada y tú lo odiarías por hacerlo.

―Peter es un gran sujeto y no estoy tratando de atraer a nadie. ―sentenció con una nota de inquietud al final.

― ¿Cuántas veces al día te repites eso, preciosa? ―murmuré metiendo una de mis piernas entre las suyas, cada milímetro de nuestros cuerpos estaba unido y con lo extraño que era, se sentía jodidamente bien. ―Creí que te gustaban los hombres con experiencia.

―No importan si tienen experiencia o no, siempre terminan siendo uno idiotas. ―murmuró de mala gana. ―Al menos Peter no va a culpar a una niña de sus propios errores. ―añadió resentida.

― ¿Quieres una disculpa? ―susurré acariciando el lóbulo de su oído con mis labios.

― ¿No deberías haber aprendido a no andar detrás de veinteañeras? ―exclamó burlona, sonreí y deje un delicado beso sobre su piel erizada, podía sentir su pulso acelerado.

― ¿Por qué no aceptas que no soportar que ese idiota solo sepa asentir y sonreír? ―susurré pasando la punta de mi nariz por el largo cuello. ―Te hago rabiar y apenas me soportas, pero te gusta nuestro juego.

― ¿Cómo estás tan seguro? ―murmuró mientras nos giraba lentamente en mitad de la pista.

― ¿Por qué me estás dejando hacer esto? ―susurré bajando sutil mente mi mano hasta tocar el inicio de su trasero y empujándola aún más contra mi cuerpo.

―Hago estupideces cuando estoy ebria. ―respondió con una risita al final, sonreí de vuelta y la tome del brazo haciéndola girar hasta regresarla a mi cuerpo, pegando su espalda a mi pecho.

―Ya somos dos, preciosa. ―susurré rodeándola con mis brazos.

Fin del Flash Back


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