La poderosa dinastía de la familia Bakugou era altamente reconocida por el poder abastecedor que tenían y las posesiones que habían adquirido a lo largo de los años, la familia era considerada como absoluta en cuanto al dominio de negocios se refería. El único primogénito de aquella familia se consideraba todo un genio; excelente en cuanto a su trabajo se refería y un amplio dominio de su profesión a pesar de su edad.

Y sin embargo, aquella familia necesitaba algo con urgencia: un futuro heredero de la compañía que manejaban. Debido al estado de salud del señor Masaru recientemente, se le complicaba realizar las labores correspondientes y por lo tanto, su hijo lo ayudaba cuantiosamente a pesar de que no objetaba absolutamente nada, vivía para trabajar y nada más.

Pero, las insistencias de Bakugou Mitsuki fueron más que claras: necesitaba que Bakugou se casara lo más pronto posible para crear una familia y comenzar a crecerla al paso del tiempo. Lógicamente el menor se opuso rotundamente, emitiendo más de mil palabras altisonantes y explotando deliberadamente. Era una idea ridícula, aunque no podía desobedecerla del todo debido a que su padre se encontraba enfermo, el hecho de hacer una familia le resultaba apresurado y algo que nunca planeó en su vida.

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Puede que Bakugou Katsuki fuese un desquiciado total al comportarse de forma arisca para con las personas que lo rodeaban y que, la mayoría del tiempo "osaban" invadir su propio espacio personal. Según él.

¡LÁRGATE INMEDIATAMENTE DE AQUÍ SI NO QUIERES QUE TE AHORQUE CON MIS PROPIAS MANOS, BASTARDA! —la estruendosa voz del rubio menor se hizo presente en casi todo Japón. Sus padres suspiraron cansinamente al ser la tercera chica que su hijo rechazaba contundentemente. Y naturalmente aquellas hermosas mujeres huían despavoridas gracias al comportamiento de mierda que poseía el chico de ojos rubís.

— ¿Te sientes orgulloso de ahuyentar a las candidatas que preparamos para ti con mucho esmero? —inquirió de mala gana la madre de Katsuki, una mujer decidida e imponente también, con un carácter fuerte y lo suficientemente bien llamada madre. Mitsuki.

— No necesito que busques mujeres estúpidas para mi, me siento bien solo —respondió su hijo de mala gana al cruzarse de brazos, presentando una actitud poco madura.

— Sin embargo lo necesitas —comentó su madre tras dar un largo suspiro, su hijo era demasiado difícil, no se rehusaba del todo a la idea de casarse, pero osaba disfrutar de hacer sentir mal a las personas que se encontraban supuestamente interesadas en él.

— Solamente se necesita por una estúpida razón sin sentido. Casarme es necesario para otorgar herederos a la familia y me importa una mierda todo lo demás.

— Es esencial —apuntó Mitsuki advirtiendo en las facciones desinteresadas de su propio hijo—. Y vaya que tú eres todo un idiota en cuanto a socializar se trata. Mi único hijo no puede darme nietos y eso es terrible, es una ofensa para nuestra dinastía.

Bakugou arrugó exageradamente la frente y bufó con molestia.

— Detesto que me den órdenes y más sin son una total y fantástica mierda.

Era increíble la cantidad de palabras obsenas que este podía decir en menos de un día. La madre del rubio comenzó a inquietarse, la edad de su primogénito era la ideal en esas cuestiones, poseía la mayoría de edad y bien podía... tomar sus desiciones.

Una gota de sudor resbaló lentamente su frente, si el tiempo seguía avanzando y seguían fallando con aquellos intentos su hijo probablemente se quedaría solo por una o dos eternidades, ciertamente nadie lo soportaba.

A continuación, diversas características las cuales describen el ser que Bakugou Katsuki es. Era un ser terriblemente destinado a no amar ni ser amado:

1: detestaba que le brindaran afecto. Nadie podía acercarse a él ni siquiera 5 centímetros, si alguien tenía la valentía de hacerlo podría jurar que estaría muerto. La última vez que alguien se había acercado a su persona, se supo muy poco de su caso, simplemente terminó en el hospital.

2: él defendía vorazmente sus ideales, era extremadamente orgulloso y no quería depender absolutamente de nadie en la vida. Siempre tuvo la idea de que los sentimientos eran cosas absurdas inventadas para personas que buscaban un pretexto para tener como finalidad contacto sexual con otras y para hacerse los tontos —en cuanto a sentimentalismo se refiere.

3: la incoherente actitud apática y desinteresada del chico alejaba totalmente a cualquier persona que intentase acercarse a él. Por lo tanto, resultaba sumamente agobiante conversar siquiera con el rubio, ya que la mayoría del tiempo se encontraba de mal humor y solía increpar ciertas cosas para lastimar cruelmente a los demás.

En síntesis, era un hombre intratable. Una persona difícil de comprender con un exorbitante orgullo de por medio y un característico carácter explosivo. Mitsuki se preguntaba seriamente si su hijo merecería realmente ser querido por alguna persona más.

Él no poseía interés alguno en nadie. ¿Podría haber una mujer digna para su compleja categoría? No podía imaginarlo.

— ¿Qué tanto estás mirando vieja criticona? —. Éste la sacó abruptamente de sus pensamientos.

— Estoy segura que encontraremos a la persona indicada para ti —lo amenazó audazmente.

¡SIGUE SOÑANDO ESTUPIDECES! La verdad es que ni siquiera me importa lo que ustedes me digan y me quieran obligar a hacer.

Dicho esto desapareció sin mediar más, dejando en las mismas condiciones a Mitsuki. Ella no se daría por vencida, pondría empeño en encontrar a la persona indicada para su hijo.

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— ¡Ochako-chan! ¡Se nos hace tarde para ir a nuestra entrevista de trabajo! —avisaba una chica de facciones de anfibio a su amiga, los gritos y desorden del departamento debido a las prisas no les ayudaba en nada a coordinarse—. ¿Me has oído?

— ¡E-espera Tsuyu! —dijo asustada, buscando entre el montón de cosas del escritorio lo que ella necesitaba—. ¡No recuerdo donde deje mi papeleo!

— No sé por qué pero esto lo veía venir —opinó Tsuyu rascando su nuca—. Ochako-chan, eres demasiado despistada, ribbit.

— No es lo que tú piensas, pero creo que tengo mala suerte —se excusó al mismo tiempo que limpiaba gotitas de sudor de su pálida frente.

Ambas amigas habían buscado diversos empleos en la inmensa ciudad durante varios meses, ya que ninguna de las dos pertenecía a la ciudad desconocían enormemente cómo funcionaban las cosas en un lugar de semejante magnitud. Eran sumamente inocentes y en innumerables ocasiones les habían estafado, robado e incluso les habían prometido conseguir mucho más dinero del que podían imaginar. Ochako y Tsuyu poseían un alma inquebrantable, dispuestas a enfrentar los golpes de la vida, queriendo desaparecer su mala racha de empleos, decidieron acudir a uno de renombrado nombre en la ciudad y aunque a duras penas decidieron aceptarlas a otorgar la entrevista de trabajo, ellas se encontraban esperanzadas de conseguir dar un giro a sus vidas.

— ¿Estás lista Ochako-chan?

— Siempre estoy lista para cambiar mi vida —dijo sonriendo con valentía, antes de ingresar al gran edificio que tenían frente suyo.

4 horas después...

— Lo siento señoritas, pero lamentablemente no podemos aceptarlas aquí —mintió la trabajadora de la sala de espera, los requisitos para que alguien fuese contratado en ese lugar eran elevados y ella misma había decidido por su cuenta que no debía aceptarlas, por órdenes explicitas del jefe—. Al parecer no se está contratando a nadie.

Ochako quiso armar todo un alboroto, realmente necesitaban el empleo.

— ¡Pero podríamos trabajar en cualquier cosa, la que sea! —dijo intentando convencer a la chica, exageradamente maquillada—. Tenemos muchisímas ganas de trabajar.

— Lo lamento, pero es imposible.

— ¡No hay imposibles! —elevó la voz enérgicamente, quería hacer lo posible para persuadirla.

Incluso varias personas que estaban a la espera de ser llamadas para cualquier cosa observaban aquella escena poco común. Unos cuantos se reían de ellas y otros hablaban cosas poco agradables en murmullos.

— Por favor, guarde silencio. Este lugar siempre debe guardar el máximo silencio posible —reprendió la señorita, desesperándose de no poder hacer nada al respecto.

Tsuyu tenía que sujetar a su castaña amiga para poder controlarla en lo posible.

Sin embargo estaban siendo observadas atentamente por los ojos de una persona. Ésta sonrío victoriosa.

¡TÚ! —. La ruidosa voz proveniente de una mujer sacó de sus movimientos a ambas, incluso a la chica que trabajaba ahí, ésta simplemente palideció al ver de quién se trataba la susodicha e hizo una gran reverencia de bienvenida.

— ¿Y-yo? —dijo completamente nerviosa, ahora sí iban a expulsarla del recinto.

— Tengo una mejor tarea para ti —dijo la señora, sonriendo con malicia y con una enorme esperanza en sus ojos—. ¿La deseas?

¿De qué tarea se estaba refiriendo la mujer que tenía delante suyo? Por lo que pudo notar, se trataba de una persona sumamente importante ahí, solo podía atinar a que ella era la jefa de ese lugar. Y bueno, no importaba, si ella necesitaba algo haría lo que fuera para ser de utilidad y salir adelante de sus problemas.