Disclaimers: Los personajes son porpiedad de J.K. Rowling y son utilizados sin ánimo de lucro alguno.

Este drabble forma parte del Drinny-Con 2018 organizado por la página de Facebook "Drinny All The Way".


Felicidad.


Molly Weasley observó a su única hija, estaba de pie frente a ella sosteniendo la mano del hombre que para disgusto del resto de la familia sería su esposo, la mujer mayor evocó un débil recuerdo de su hija cuando salió de Hogwarts después de que fuese el lugar donde se llevó a cabo la batalla, el lugar donde uno de sus hijos había perdido la vida, todo eso había quedado atrás.

Sonrió porque sabía que era lo único que le quedaba, la mayoría de sus hijos se habían puesto de pie, marchándose por lo que consideraban una mala broma.

¿En qué momento Draco Malfoy había entrado a la vida de su hija? Tenía sus dudas, pero confiaba en que Ginny tenía un gran instinto que ni por muy enamorada que estuviese, se atrofiaría, ese rubio tendría que haber cambiado para lograr enamorar a alguien como ella, no había duda de eso.

Había guardado la esperanza de que en algún momento Ginny y Harry regresaran, pero ese pequeño deseo egoísta desapareció en cuanto notó como los dedos de Draco Malfoy disfrazaban las suaves caricias para tranquilizarla de aquél shock, nadie de ellos esperó terminar emparentados con los Malfoy.

—Mamá –suplicó su hija, aguardando su reacción –papá –llamó al hombre que seguía con la boca abierta y los ojos desorbitados por la sorpresa.

—Descompusimos a tus padres, al parecer –Molly observó cómo guardaba las palabras dulces para cuando estuviesen solos.

No había nada en el mundo más que ver a sus hijos felices, y eso no iba a terminar ahora, se aclaró la garganta, puso su cara de alegría y golpeó las costillas de su esposo.

—Ginny, cariño, no hay nada que nos dé más gusto que encontraras al amor de tu vida.

—Al que se suponía que ya habías encontrado y se llama Harry –soltó la voz de Ron a espaldas de su madre.

—Lo lamento –se disculpó la pelirroja con una sonrisa –no todos tenemos la fortuna de casarnos con nuestra primera ilusión, como tú, Ronald.

—Ya, pero ni creas que lo trataré como si fuese de la familia.

—No van a comenzar una discusión ahora –dijo la mujer, interrumpiendo a su futuro yerno.

—Agradece que tu madre está presente, Weasley –soltó Draco.

—Ja ¿acaso tienes miedo, Malfoy? –se burló George Weasley.

—Ya quisieras –hizo una mueca de fastidio.

Molly sonrió, conocía a los Malfoy, o al menos solía conocerlos, y sabía lo fríos que solían comportarse en público, así que tendría que estarle costando al chico comportarse amable con ellos, pero eso no significaba que por eso, Draco Malfoy quisiera menos a Ginny.

—Pues pronto serás parte de la familia, Draco –sonrió Molly.

—Eso creo –contestó con una mueca que intentó ser una sonrisa cordial.

—Es mejor que nos des de cenar, madre, o me desmayaré –argumentó Ron.

Todos avanzaron a la cocina, pero Molly se rezagó un poco, justo para escuchar como su hija le decía a su prometido que pronto se acostumbraría a estar con ellos.